Tú que quitas el pecado del mundo

Porque la humanidad gime
con dolores de parto,
porque la vida que hemos inventado
no nos satisface,
porque las tres cuartas partes de nosotros
pasan hambre,
porque la soledad y la incomunicación
nos invaden,
necesitamos que nos llenes de tu Espíritu.

Tú que quitas el pecado del mundo,
libéranos de la prisa,
del pasar por las cosas, las situaciones
y las personas sin gozarlas,
sin encontrarnos los unos con los otros.
Líbranos, Señor, de la rutina
que nos hace repetir sin sentir,
de un corazón que no se inmuta
ante el dolor de los otros
que llega por la prensa y los medios
de comunicación.

Tú que quitas el pecado del mundo,
envuelve con tu amor y tu frescura
a los políticos que llevan los destinos de la tierra
a los artistas que alimentan nuestras
formas de pensamiento,
a los creyentes que distraen de tu Amor
con mucha norma,
a los maestros que enseñan conocimientos
sin alma,
a los investigadores que sirven más
a la economía que al ser humano,
a los padres que gastan más energía
en su realización profesional
que en gozar de su amor y transmitirlo,
a cada ser humano que no sabe vivir
con gozo y en comunicación
y está envuelto en soledad o desencanto…

Llénanos a todos de tu Espíritu.
Libéranos de toda servidumbre
que nos esclaviza.

Mari Patxi Ayerra