Vísperas – San Antonio abad

VÍSPERAS

SAN ANTONIO, abad

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Cuando, Señor, el día ya declina,
quedaos con el hombre, que la noche
del tiempo y de la lucha en que camina
turba su corazón con su reproche.

Disipad nuestras dudas, hombres santos,
que, en el alto glorioso del camino,
ya dejasteis atrás temores tantos
de perder vuestra fe en el don divino.

Perdonad nuestros miedos, seguidores
del camino en la fe que os fue ofrecido,
hacednos, con vosotros, confesores
de la fe y del amor que habéis vivido.

Que tu amor, Padre santo, haga fuerte
nuestro amor, nuestra fe en tu Hijo amado,
que la hora suprema de la muerte
sea encuentro en la luz, don consumado.

SALMO 40: ORACIÓN DE UN ENFERMO

Ant. Sáname, señor, porque he pecado contra ti.

Dichoso el que cuida del pobre y desvalido;
en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.

El Señor lo guarda y lo conserva en vida,
para que sea dichoso en la tierra,
y no lo entrega a la saña de sus enemigos.

El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,
calmará los dolores de su enfermedad.

Yo dije: «Señor, ten misericordia,
sáname, porque he pecado contra ti.»

Mis enemigos me desean lo peor:
«A ver si se muere, y se acaba su apellido.»

El que viene a verme habla con fingimiento,
disimula su mala intención,
y, cuando sale afuera, la dice.

Mis adversarios se reúnen a murmurar contra mí,
hacen cálculos siniestros:
«Padece un mal sin remedio,
se acostó para no levantarse.»

Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba,
que compartía mi pan,
es el primero en traicionarme.

Pero tú, Señor, apiádate de mí,
haz que pueda levantarme,
para que yo les dé su merecido.

En esto conozco que me amas:
en que mi enemigo no triunfa de mí.

A mí, en cambio, me conservas la salud,
me mantienes siempre en tu presencia.

Bendito el Señor, Dios de Israel,
ahora y por siempre. Amén, amén.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.

SALMO 45: DIOS, REFUGIO Y FORTALEZA DE SU PUEBLO

Ant. El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.

Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar.

Que hiervan y bramen sus olas,
que sacudan a los montes con su furia:

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.

Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora.

Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su trueno, y se tambalea la tierra.

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:

Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.

«Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos, más alto que la tierra.»

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: HIMNO DE ADORACIÓN

Ant. Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.

LECTURA: Rom 8, 28-30

Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien; a los que ha llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, par que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.

RESPONSORIO BREVE

R/ El Señor es justo y ama la justicia.
V/ El Señor es justo y ama la justicia.

R/ Los buenos verán su rostro.
V/ Y ama la justicia.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ El Señor es justo y ama la justicia.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Siervo bueno y fiel, pasa al banquete de tu Señor.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Siervo bueno y fiel, pasa al banquete de tu Señor.

PRECES

Pidamos a Dios, de toda santidad, que, con la intercesión y el ejemplo de los santos, nos impulse a una vida santa, y digamos:

Haznos santos, Señor, porque tú eres santo.

<

p style=»text-align:justify;»>Padre santo, que has querido que nos llamemos y seamos hijos tuyos,

— haz que la iglesia santa, extendida por los confines de la tierra, cante tus grandezas.

Padre santo, que deseas que vivamos de una manera digna, buscando siempre tu beneplácito,
— ayúdanos a dar fruto de buenas obras.

Padre santo, que nos reconciliaste contigo por medio de Cristo,
— guárdanos en tu nombre, para que todos seamos uno.

Padre santo, que nos convocas al banquete de tu reino,
— haz que, comiendo el pan que ha bajado del cielo, alcancemos la perfección del amor.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Padre santo, perdona a los pecadores sus delitos,
— y admite a los difuntos en tu reino, para que puedan contemplar tu rostro.

Con el gozo que nos da el saber que somos hijos de Dios, digamos con plena confianza:

Padre nuestro…

ORACION

Señor y Dios nuestro, que llamaste al desierto a san Antonio, abad, para que te sirviera con una vida santa, concédenos, por su intercesión, que sepamos negarnos a nosotros mismos par amarte a ti siempre sobre todas las cosas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

Anuncio publicitario

Lectio Divina – Viernes I de Tiempo Ordinario

1) Oración inicial

Muéstrate propicio, Señor, a los deseos y plegarias de tu pueblo; danos luz para conocer tu voluntad y la fuerza necesaria para cumplirla. Por nuestro Señor. Amen. 

2) Lectura

Del santo Evangelio según Marcos 2,1-12
Entró de nuevo en Cafarnaún; al poco tiempo había corrido la voz de que estaba en casa. Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y él les anunciaba la palabra. Y le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro. Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo encima de donde él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados.» Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus corazones: «¿Por qué éste habla así? Está blasfemando.¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo?» Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior, les dice: «¿Por qué pensáis así en vuestros corazones?¿Qué es más fácil, decir al paralítico: `Tus pecados te son perdonados’, o decir: `Levántate, toma tu camilla y anda?’ Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados -dice al paralítico-: `A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.’» Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios, diciendo: «Jamás vimos cosa parecida.» 

3) Reflexión

• En Mc 1,1-15, Marcos nos hace ver cómo hay que preparar y divulgar la Buena Nueva de Dios. En Mc 1,16-45, nos ha hecho ver cuál es el objetivo de la Buena Nueva, y cuál es la misión de la comunidad. Ahora, en Mc 2,1 hasta 3,6, aparece el efecto del anuncio de la Buena Nueva. Una comunidad fiel al evangelio vive valores que contrastan con los intereses de la sociedad que la rodea. Por eso, uno de los efectos del anuncio de la Buena Nueva, es el conflicto con aquellos que defienden los intereses de la sociedad. Marcos habla de cinco conflictos que el anuncio de la Buena Nueva causa a Jesús.
• En los años 70, época en la que escribe su evangelio, había muchos conflictos en la vida de las comunidades, pero no siempre sabían cómo comportarse ante las acusaciones que venían de parte de las autoridades romanas y de los líderes judíos. Este conjunto de cinco conflictos de Mc 2,1 a 3,6 servía como una especie de abecedario para orientar a las comunidades, tanto de ayer como de hoy. Porque el conflicto no es un incidente de recorrido, sino que forma parte integrante del camino.
• He aquí el esquema de los cinco conflictos presentes en el evangelio de Marcos:
Textos
1º conflicto: Mc 2,1-12
2º conflicto: Mc 2,13-17
3º conflicto: Mc 2,18-22
4º conflicto: Mc 2,23-28
5º conflicto: Mc 3,1-6
                Adversarios de Jesus
                escribas
                escribas y fariseos
                discípulos de Juan y fariseos
                fariseos
                fariseos y herodianos
                                Causa del conflicto
                                Perdón de los pecados
                                comer con los pecadores
                                práctica del ayuno
                                observancia del sábado
                                sana en día de sábado
• La solidaridad de los amigos hace que el paralítico obtenga el perdón de los pecados. Jesús está de vuelta a Cafarnaún. Se reunió mucha gente ante la puerta de casa. Acoge a todos y empieza a enseñar. Enseñar, hablar de Dios, era lo que Jesús más hacía. Llega un paralítico, cargado por cuatro personas. Jesús es su única esperanza. Ellos no dudan en subir al tejado y abrir un boquete en el techo. Tenía que ser una casa pobre, una chabola cubierta de hojas. Bajan al hombre y lo ponen ante Jesús. Jesús, viendo la fe de esta gente, dice al paralítico: ¡Tus pecados te son perdonados! En aquel tiempo, el pueblo pensaba que los defectos físicos (paralítico) fuesen un castigo de Dios por algún pecado. Los doctores enseñaban que esa persona impura se volvía incapaz de acercarse a Dios. Por esto, los enfermos, los pobres se sentían rechazados por Dios. ¡Pero Jesús no pensaba así! Aquella fe tan grande era una señal evidente de que el paralítico estaba siendo acogido por Dios. Por eso, declaró: ¡Tus pecados te son perdonados! Es decir: “¡Dios no te aleja de él!” Con esta afirmación Jesús niega que la parálisis fuese un castigo debido al pecado del hombre.
• Jesús es acusado de blasfemia por los dueños del poder. La afirmación de Jesús era contraria al catecismo de la época. No combinaba con la idea que tenían de Dios. Por eso reaccionan y acusan a Jesús diciendo: ¡Este se burla de Dios! Para ellos, sólo Dios podía perdonar los pecados. Y sólo el sacerdote podía declarar que alguien había sido perdonado y purificado. ¿Cómo es que Jesús, hombre sin estudios, seglar, un sencillo carpintero, podía declarar a las personas perdonadas y purificadas de los pecados? Y había, además, otro motivo que los llevaba a criticar a Jesús. Ellos probablemente estarían pensando: “Si fuera verdad lo que Jesús está diciendo, ¡vamos a perder todo nuestro poder! Y vamos a perder la fuente de nuestra renta”.
• Curando, Jesús demuestra que tiene poder de perdonar los pecados. Jesús percibe la crítica. Por eso pregunta: ¿Qué es más fácil decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o levántate, toma tu camilla y anda? Es mucho más fácil decir: “Tus pecados te son perdonados”. Pues nadie puede comprobar si de hecho el pecado fue o no perdonado. Pero si digo: “¡Levántate y anda!”, allí todos pueden comprobar si tengo o no ese poder de curar. Por esto, para mostrar que tenía el poder de perdonar los pecados en nombre de Dios, Jesús dijo al paralítico: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa! El hombre se curó. Así, mediante un milagro demostró que la parálisis del hombre no era un castigo de Dios, y mostró que la fe de los pobres es una prueba de que Dios los acoge en su amor.
• El mensaje del milagro y la reacción de la gente. El paralítico se levanta, toma la camilla, empieza a andar y todos dice: ¡Nunca vimos cosa igual! Este milagro reveló tres cosas muy importantes: 1) las enfermedades de las personas no son un castigo por sus pecados. 2) Jesús abre un nuevo camino para llegar hasta Dios. Aquello que el sistema llamaba impureza no era impedimento para que las personas se acercaran a Dios. 3) El rostro de Dios revelado a través de la actitud de Jesús no es el rostro severo de Dios revelado por la actitud de los doctores.
• Esto recuerda lo que dijo un drogadicto que se recuperó y que ahora es miembro de una comunidad en Curitiba, Brasil. Dijo: “Me crié en la religión católica. Dejé de participar. Mis padres eran muy practicantes y querían que los hijos fuesen como ellos. La gente era obligada a ir a la iglesia siempre, todos los domingos y las fiestas. Y cuando no iba, decían: «¡Dios castiga!” Yo no iba a gusto, y cuando crecí, poco a poco fui dejando. El Dios de mis padres no me gustaba. No lograba entender cómo Dios, creador del mundo, se convirtiera en un juez para mí, niño del campo, amenazándome con el castigo y con el infierno. ¡Me gustaba más el Dios de mi tío, que no pisaba la iglesia, pero que todos los días, sin falta, compraba el doble de pan que necesitaba, para darlo a los pobres!» 

4) Para la reflexión personal

 ¿Te ha gustado el Dios del tío o el Dios de los padres del ex-drogadicto?
• ¿Cuál es el rostro de Dios que revelo a los demás a través de mi comportamiento? 

5) Oración final

Lo que hemos oído y aprendido,
lo que nuestros padres nos contaron,
no lo callaremos a sus hijos,
a la otra generación lo contaremos:
Las glorias de Yahvé y su poder,
todas las maravillas que realizó. (Sal 78,3-4)

Comentario – Viernes I de Tiempo Ordinario

San Marcos sitúa a Jesús en uno de sus escenarios habituales: Cafarnaúm; y en su espacio más familiar: en casa. Pero aquí el lugar es lo que menos cuenta. Cualquier lugar en el que Jesús se encuentre se convierte de inmediato en centro de peregrinación y convocación que atrae a todo tipo de personas en busca de cosas que no les ofrecen otros maestros y letrados. Tantos eran los que acudieron que no quedaba sitio ni a la puerta. Jesús aprovecha la ocasión para dirigirles la palabra. Entretanto, un grupo de personas llegan con un paralítico en una camilla, y como no pueden meterlo entremedias del gentío que rodeaba al predicador, deciden levantar unas losetas del tejado e descolgarlo hasta colocarlo delante de él. Jesús, que se da cuenta de la fe que les mueve, le dice al paralítico: Hijo, tus pecados quedan perdonados.

Seguramente que aquella reacción dejó perplejo tanto al enfermo como a sus acompañantes. Si le habían llevado hasta él era para que le curase, no para que perdonase sus pecados. Pero la frase pronunciada por Jesús provocó inmediatamente el escándalo de unos letrados que eran testigos presenciales de la acción, que piensan para sus adentros: ¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados fuera de Dios? La sentencia absolutoria de Jesús les resulta blasfema; pues se arroga un poder que sólo a Dios corresponde. Sólo Dios puede perdonar pecados. Los hombres podremos disculpar, exculpar, excusar, exonerar, disimular, dispensar del pecado, pero perdonarlo propiamente, hacerlo desaparecer, destruirlo por entero, sólo Dios puede. De ahí que la frase les suene a blasfemia. Jesús, haciendo gala de una arrogancia irreverente, pretende conceder lo que sólo a Dios compete. Se estaría arrogando, pues, un poder divino.

Pero Jesús, que lee sus pensamientos, se dirige a ellos y les dice: ¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico: «Tus pecados quedan perdonados», o decirle: «Levántate, coge tu camilla y echa a andar»? Pues para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados…, entonces le dijo al paralítico: Contigo hablo: Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa. Y el paralítico así lo hizo ante el asombro de todos los presentes: Se levantó, cogió su camilla y salió. ¿Qué es más fácil? ¿Perdonar los pecados del paralítico o devolver la movilidad a sus miembros inmovilizados? ¿Curar la enfermedad moral o la física?

Ambas cosas son difíciles para el que carece de poder, y fáciles para el que tiene poder, aunque entre una cosa y otra hay diferencia. La curación física es más fácil de verificar que el perdón de los pecados. Por eso Jesús se sirve de aquélla, la que puede verificarse empíricamente, para certificar ésta, es decir, su potestad para perdonar pecados. Ya había dado suficientes muestras de su poder de sanación; ahora quiere emplear este poder como muestra (signo) de un poder aún mayor, que sólo a Dios compete, el poder divino de perdonar pecados o poder de sanar espiritualmente al hombre en la tierra. Se trata de un poder ejercido sobre otro poder. Tanto la enfermedad como el pecado se apoderan del hombre sin que éste pueda hacer mucho para evitarlo. Algo puede hacer, pero no lo puede todo. Ni puede mantenerse incólume de toda enfermedad, ni puede mantenerse impecable. En el caso del pecado, interviene más la voluntad; aún así, se trata de una voluntad ordinariamente débil asociada a un entendimiento fácilmente seducible. De ahí que difícilmente pueda evitar ser presa del poder del pecado.

Pues bien, Jesús demuestra en este modo tener poder para doblegar ambos poderes, el de la enfermedad y el del pecado, aunque el poder sobre la primera sea evidente y sobre el segundo sólo sea creíble; pero razonablemente creíble por razón del poder manifestado en la curación de la enfermedad corporal. Jesús cura la parálisis de aquel hombre para hacer ver a los que se resisten a creer que tiene realmente poder para curar (=perdonar) su pecado. A la perplejidad de los testigos, atónitos ante el suceso, siguió la alabanza; pues daban gloria a Dios diciendo: Nunca hemos visto una cosa igual. Esta sensación de estar ante algo extraordinario e incomparable –nada igual– es lo que les hace elevar su mirada a Dios que ha facultado a un hombre para obrar en este modo. Las obras de Jesús recondujeron a muchos hacia la glorificación de Dios; pero no a todos. Seguramente que aquellos letrados que habían pensado que se encontraban ante un blasfemo arrogante, siguieron pensándolo tras el suceso milagroso. Y es que la incredulidad obstinada del hombre no es fácil de derribar ni siquiera con hechos extraordinarios. Semejante incredulidad, de ordinario, suele exigir más signos, signos más patentes; nunca se da por satisfecha con las pruebas presentadas; siempre pide más; pero (a esta generaciónno se le dará –nos advierte Jesús- más signo que el signo de Jonás; como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, así el Hijo del hombre…

Jesús obra tales signos porque quiere nuestra fe; pero si lo que quiere es nuestra fe en su poder y en su bondad, no podrá darnos más que signos; no podrá darnos las evidencias que hagan imposible nuestra fe. También nos piden esa fe nuestros padres, nuestras mujeres o nuestros amigos, y se la damos. ¿Por qué no dársela a Jesús cuando él está dispuesto a darnos el ciento por uno después de habernos dado la vida?

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID
Dr. en Teología Patrística

Christus Vivit – Francisco I

246. Los mismos jóvenes nos describieron cuáles son las características que ellos esperan encontrar en un acompañante, y lo expresaron con mucha claridad: «Las cualidades de dicho mentor incluyen: que sea un auténtico cristiano comprometido con la Iglesia y con el mundo; que busque constantemente la santidad; que comprenda sin juzgar; que sepa escuchar activamente las necesidades de los jóvenes y pueda responderles con gentileza; que sea muy bondadoso, y consciente de sí mismo; que reconozca sus límites y que conozca la alegría y el sufrimiento que todo camino espiritual conlleva. Una característica especialmente importante en un mentor, es el reconocimiento de su propia humanidad. Que son seres humanos que cometen errores: personas imperfectas, que se reconocen pecadores perdonados. Algunas veces, los mentores son puestos sobre un pedestal, y por ello cuando caen provocan un impacto devastador en la capacidad de los jóvenes para involucrarse en la Iglesia. Los mentores no deberían llevar a los jóvenes a ser seguidores pasivos, sino más bien a caminar a su lado, dejándoles ser los protagonistas de su propio camino. Deben respetar la libertad que el joven tiene en su proceso de discernimiento y ofrecerles herramientas para que lo hagan bien. Un mentor debe confiar sinceramente en la capacidad que tiene cada joven de poder participar en la vida de la Iglesia. Por ello, un mentor debe simplemente plantar la semilla de la fe en los jóvenes, sin querer ver inmediatamente los frutos del trabajo del Espíritu Santo. Este papel no debería ser exclusivo de los sacerdotes y de la vida consagrada, sino que los laicos deberían poder igualmente ejercerlo. Por último, todos estos mentores deberían beneficiarse de una buena formación permanente»[134].


[134] Ibíd., 10.

Misa del domingo: misa con niños

19 de ENERO del 2020

II DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO

1.- ACOGIDA

Hermanos y hermanas: Aún queda, en nuestro recuerdo, el Bautismo de Jesús en el Jordán. Aquel Niño que, siendo joven, inició su misión como Hijo de Dios al ser bautizado por Juan Bautista.

Hoy de nuevo, Juan, señala a Jesús como aquel que nos va a mostrar el camino hacia Dios porque es la Luz, el que quita el pecado del mundo. Nosotros hemos sido elegidos por Dios y por su Espíritu Santo para ser testigos de su amor a todos los que nos encontremos, sirviendo, sanando, curando, hablando de él, dándole a conocer a los demás.

Estamos en la semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, pedimos para que las distintas iglesias y comunidades cristianas lleguemos a unirnos en una única Iglesia como quiere Jesús. Pedimos también por la Unión de todas las Iglesias, de todos los cristianos.

SALUDO: En el nombre del Padre…  La “gracia y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo” esté con vosotros.

 

2.- CELEBRACIÓN DEL PERDÓN /RENUNCIAS BAUTISMALES

Reconociendo que Jesús es el enviado de Dios, el cordero que se ofrece por nosotros y que quita el pecado del mundo, nos reconocemos pecadores.

 – Tú, que eres el Dios de la fiesta, de la luz, de la salvación. Señor, ten piedad.

 – Tú, que nos cuidas dándonos todo lo que necesitamos para la vida. Cristo, ten piedad.

– Tú, que nos haces testigos de tu entrega y amistad. Señor, ten piedad.

Que el Señor tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

 

3.- PALABRA DE DIOS

Isaías La primera lectura y el evangelio de hoy, son todavía como un eco del tiempo de Navidad. El profeta Isaías, sigue presentándonos al Mesías como luz de las naciones. El evangelio nos narra el encuentro entre Juan y Jesús, y cómo Juan le señala como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, indicando así la misión de su vida.

 

4.- RENOVACION PROMESAS BAUTISMALES

En esta fiesta del Bautismo del Señor, renovemos el compromiso de nuestra fe bautismal. Digamos: -Sí, creo.

Celebrante: ¿Creéis en Dios, Padre creador del cielo y de la tierra?

Celebrante: ¿Creéis en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre?

 Celebrante: ¿Creéis en el Espíritu Santo, en la Iglesia Católica, la Comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos y en la vida eterna?

 Celebrante: Esta es nuestra fe y es una alegría poder proclamarla a viva voz y todos juntos.

 

5.- PETICIONES

Como comunidad reunida, expresemos nuestras necesidades a Dios nuestro Padre.

 –Haznos tus testigos, Señor. –Que todos seamos uno, Señor. –Cordero de Dios, ten piedad de nosotros.

1.- Por la Iglesia, para que siga ofreciendo el perdón y la reconciliación con Dios. Oremos.

2.- Por los que viven sin encontrar sentido a sus vidas, por los bautizados que han perdido la fe en Jesús. Oremos.

3.- Por todos los aquí reunidos para que demos testimonio renovado del amor de Dios con nuestras palabras y con nuestra vida. Oremos.

4.- Por la unidad de todos los cristianos, para que todas las comunidades cristianas lleguemos a unirnos en una única Iglesia. Oremos.

5.- Por nuestra parroquia para que esté abierta a las nuevas realidades sociales, religiosas, y haga suya la tarea de llevar a Jesús al encuentro de todos. Oremos.

6.- Por las vocaciones al matrimonio, para que muchas parejas se sientan atraídas al amor de Dios en este sacramento. Oremos.

En Ti, Señor, confiamos aunque nuestra fe es débil y vacilante; danos la fuerza de tu Espíritu para que seamos testigos de tu amor. Por JCNS….

 

6.- OFRENDAS

  • UN CORDERO: Jesús, tu eres el cordero de Dios que quitas el pecado del mundo. Gracias por venir a sanar la humanidad, por dar la vida por nosotros.
  • UN ALTAVOZ O MEGÁFONO: Juan Bautista señala a Jesús para le sigan, se vayan con él, le conozcan y le amen. Que también nosotros, seamos tus testigos para que con nuestras palabras y obras llevemos a otros hacia ti.
  • PAN Y VINO: Finalmente con el pan y el vino, te pedimos que nos fortalezcas en cada eucaristía. Estamos débiles. Nos caemos frecuentemente. Levántanos cuando nos alejemos de ti.

7.- ANTES DE LA COMUNIÓN

Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, el que nos marca el camino para seguirle y amarle. Que esta comunión que vamos a recibir sea un aliciente para dar testimonio de Jesús. Dichosos los invitados a la cena del Señor…

 

8.- SUGERENCIAS:

– No olvides que Jesús te da una tarea o misión: señalar a Jesús, llevarle a los demás, como Juan Bautista.

-Debes transmitir y hacer visible y creíble el amor de Dios. ¿Cómo? Sirviendo, ayudando, consolando, siendo testigo de Jesús.

-Cuentas no sólo con tus fuerzas sino con la gracia del Espíritu recibido en el bautismo. Baja la aplicación del bautismo dando tu respuesta así: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”.

-Puntúate como testigo de Jesús del 1 al 10.

-Haced para la misa un escrito firmado por todos: “Quiero ser testigo de Jesús dándolo a conocer a todos. Yo me comprometo a contar a los demás lo que sé de Jesús para que lo conozcan y le quieran”.

-Rezad por la Unidad de los cristianos, haced algún gesto o poner el cartel.

-Cantad Alma misionera o Somos misioneros.

 

9.- VÍDEOS PARA ESTE DOMINGO: Ord-2ºA (Juan 1, 29-34 Este es el cordero de Dios).

-Testimonio de Juan, película: https://www.youtube.com/watch?v=rDV2jAYPCcM&t=62s     http://youtu.be/rDV2jAYPCcM

-Juan 1, 29-34, película: https://www.youtube.com/watch?v=AtGDD0HyguM

-Testimonio de Juan, dibujos: http://youtu.be/JbDdnimOPB8

-Canta y camina, canto: http://www.youtube.com/watch?v=s1oMliuN-Cw&list=UUQL-txRIGWd2bOyA9B5KNdg

-Jesús, ¿quién eres tú?, Brotes de Olivo, canto: http://www.youtube.com/watch?v=MG3SVXG2L6k

-El Hijo de Dios, canto del evangelio: https://www.youtube.com/watch?v=Zf36iCEleQc

-Este es el Cordero, reflexión: https://www.youtube.com/watch?v=piVmxKIWiuA

-Canción del cordero, Luis Mellado:  http://youtu.be/xDn6y9qGdWc

-El GR – Verbo Divino-2011: http://www.youtube.com/watch?v=elnKfouXEVg

-¿Te apuntas al camino?-VD-2014:  https://www.youtube.com/watch?v=YlWKrA0IX_8)

-Hambre de espiritualidad–VD-2017:  https://www.youtube.com/watch?v=6K0QTZRUAVE

-Cambiando el rumbo–VD-2019: https://www.youtube.com/watch?v=yqcTJ-Z_WKg

-Lecturas en lenguaje de signos: https://www.youtube.com/watch?v=pNwwTPtPVPY

La misa del domingo

ÉL OS BAUTIZARÁ EN ESPÍRITU Y VERDAD
DOMINGO II DEL TIEMPO ORDINARIO

Isaías 49,3.5-6; 1 Corintios 1,1-3; Juan 1,29-34

19 de enero de 2020

OBSERVACIONES PREVIAS

Con el Dios-con-nosotros, se nos han abierto los cielos, y, desde ese momento, ya nada puede ser de la misma manera, con todo lo que esto puede significar. Este Dios- con-nosotros, encarnado en Jesús, «pasó por la vida haciendo el bien» (Hch 10,38), marcando así el proyecto de vida de todo creyente.

• Lo señala la profecía del Siervo de Yahvé que se cumple en Jesús quien, a través del sufrimiento y de la muerte, asume la misión de ser “luz de las naciones” (Is 49,6).

  • Lo confirma el saludo de Pablo que llega a los bautizados de todos los tiempos, porque hemos sido salvados por Cristo, sin importar el lugar y la época (1 Cor 1,2).
  • Lo ratifica el anuncio de la llegada del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn 1,29). El camino de nuestra salvación ha comenzado.

PARA REFLEXIONAR

El bautismo de Jesús y nuestro bautismo

Las primeras generaciones cristianas sabían muy bien que “bautizarse” significa literalmente sumergirse en el agua, bañarse o limpiarse. Por eso, diferenciaban muy bien el “bautismo de agua” que impartía el Bautista en las aguas del Jordán y el “bautismo de Espíritu Santo” que reciben de Jesús.

Por eso, los primeros cristianos bautizaban invocando el nombre de Jesús sobre cada bautizado. Pablo de Tarso dice que los cristianos están bautizados en “Cristo” y, por eso, han de sentirse llamados a “vivir en Cristo”, animados por su Espíritu, interiorizando su experiencia de Dios y sus actitudes más profundas.

Signos y deseos de profunda espiritualidad

No es difícil observar en la sociedad moderna signos que manifiestan hambre de espiritualidad. Está creciendo el número de personas que buscan algo que les dé fuerza interior para afrontar la vida de manera diferente. La existencia termina haciéndose insoportable cuando todo se reduce a pragmatismo y frivolidad.

Otros sienten necesidad de paz interior y de seguridad para hacer frente a sentimientos de miedo y de incertidumbre que nacen en su interior. Hay quienes se sienten heridos, maltratados por la vida, desvalidos, necesitados de sanación interior.

Son cada vez más los que buscan algo que no es técnica, ni ciencia, ni ideología religiosa. Quieren sentirse de manera diferente en la vida. Necesitan experimentar una especie de “salvación”, entrar en contacto con el misterio que intuyen en su interior.

Bautizarse en el Espíritu es comulgar con la causa de Jesús

Nos inquieta mucho que algunos padres no bauticen ya a sus hijos. Muchos se van de nuestra Iglesia sin haber oído hablar del “bautismo del Espíritu” y sin haber podido experimentar a Jesús como fuente interior de vida.

Los seguidores de Jesús no podemos vivir una espiritualidad seria y responsable sino está inspirada por su Espíritu. Nada más importante podemos hoy ofrecer a las personas que una ayuda a encontrarse interiormente con Jesús. Jesús a Nicodemo: “Te aseguro que si el hombre no renace del agua y del Espíritu Santo no puede entrar en el Reino”(Jn 3,5).

El bautismo es más que el agua que echa el cura sobre un bebé que los padres traen a bautizar, a cristianizar, a crismar… La fe de los padres se revela en la vida de los hijos.

PARA COMPROMETERSE

Hoy, nuestros compromisos se expresan en bienaventuranzas:

  • Dichosos los que son capaces de reconocer al Cordero que quita el pecado del mundo, porque ya están siendo salvados, liberados…
  • Dichosos los bautizados en el Espíritu que con su vida dan testimonio de que este es el Hijo de Dios, porque también ellos son hijos/as de Dios.
  • Dichosos los que comulgan con la causa de Jesús, porque tendrán la vida para siempre.

PARA REZAR

¡Jesús, tú eres el cordero de Dios!
Has venido por mí, Señor,
para que, conociéndote, ponga el cimiento de mi vida en ti;
para que, viéndote, te ame y me fíe de ti
y para que, amándote, ame y me ponga al servicio de los que me necesitan.
¡Has venido por mí, Señor!

Y yo te doy las gracias
y pido que tu Reino se haga presente en mí.

¡Jesús, tú eres el cordero de Dios,
que quita el pecado del mundo!
Me llamas a pasar por el mundo haciendo el bien,
siendo obediente al Espíritu que marcó el camino de tu vida.
Hazme capaz de mostrar a mis hermanos

la mansedumbre y la ternura de Dios.
Ayúdame a ser testigo de la fuerza de la fraternidad
y de tu afán por sentar a los pobres en un trono de gloria.

¡Jesús, tú eres el cordero de Dios,
que quita el pecado del mundo, el Hijo del Padre!
Gracias por tu Palabra que está viva

y que la van diciendo, como pueden, nuestros labios.
Gracias porque eres Dios y hablas a Dios

de nuestra soledades, de nuestros llantos…
Gracias, Padre, porque nos llamas a seguir tu camino:
nosotros, contigo de la mano, seguiremos caminando.

¡Gracias, Señor, cordero de Dios, Hijo del Padre!

Isidro Lozano

El regalo de Dios (Oración)

EL REGALO DE DIOS

Nos preparamos para un nuevo rato con Jesús. Respiramos profundamente y sentimos nuestro corazón latir. Para ello ponemos la mano en él y contamos los latidos en nuestra cabeza.

El texto es una adaptación de Jn 1, 29-34:

Juan estaba en el desierto, como siempre hacía. Era un profeta y allí hablaba de las cosas de Dios.

Un día, vio que Jesús venía hacia él, y no se pudo contener y gritó a todo pulmón: «Este es el cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo». Al decir lo de ‘cordero’ no estaba metiéndose con él; lo que quería decir es que, del mismo modo que los pastores regalaban los corderos a la hora del sacrificio, Jesús era como un regalo de Dios al mundo.

Entonces Juan continuó: «Jesús va muy por delante de mí, porque ya existía antes que yo. Cuando yo bautizo, es para que descubramos a Dios. Pues bien, mirad a Jesús, y veréis a Dios». Entonces se puso a contarles a todos lo que había ocurrido en el bautismo, y cómo había bajado el Espíritu sobre Jesús. Y como Juan era un profeta, y los profetas hablaban con Dios de una manera especial, Juan les contó a todos que ya Dios le había avisado: «Tú bautizas con agua. Pero aquel sobre quien se pose el Espíritu, ese bautizará con el Espíritu Santo».

Así que, a cualquiera que quería oírle, Juan le decía que Jesús es el Hijo de Dios.

Vamos a volver a poner la mano en nuestro corazón y a pensar en el día en el que nos hicieron el mejor regalo de nuestra vida. Seguro que solo con recordarlo el corazón se acelera un poco y nos sale una sonrisa en la cara.

Así de contento estaba Juan cuando les contaba a todos que Jesús es el regalo que Dios nos hizo al mundo. Un regalo muy grande y que quiere compartir con todos.

Tú, yo, cada uno de nosotros somos un regalo de Dios para el mundo. Un gran regalo para nuestros padres, amigos, familia. Vamos a intentar ser alegría para cuantos nos rodean. Ser sembradores de paz a nuestro alrededor, repartir cariño y mucho amor a todos. De esa manera conseguiremos ser el mejor regalo de Dios, siempre alegres para los que tenemos a nuestro lado.

Una llamada sencilla, una respuesta valiente,
una sonrisa mueve otra sonrisa
y huele a ese olor que huele la alegría.

Un reto para tus días, una opción diferente
con todo que eres y lo que quieres,
quieres algo más de vida en tu vida.
Esta es tu casa, y el lugar donde la gente
vive esperanzada y confía y está siempre.

Siempre alegres, siempre…

Qué esperas y en qué confías,
qué desesperas, qué temes…
si ya se asoman días de luz y sol
ya viene el sueño de soñarnos siempre alegres.
Esta es tu casa, y el lugar donde la gente
vive esperanzada y confía y está siempre.

Siempre alegres, siempre…

Siempre Alegres interpretado por Álvaro Fraile «Sol Fe Ando.»

Dios Padre bueno, gracias por las personas que has puesto en nuestras vidas. Cada una de ellas son el mejor regalo. Gracias por mamá, gracias por papá, gracias por los abuelos.

<

p style=»text-align:justify;padding-left:40px;»>Padre nuestro,

que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.
Amén.

Comentario al evangelio – Viernes I de Tiempo Ordinario

“Hay que tener amigos hasta en el infierno”, dice el refrán. Y el paralítico de la historia de hoy nos lo confirma. Y es mucho mejor si tus amigos comparten tu fe. Quieren que Jesús se compadezca de su amigo, porque saben que Él lo puede todo. No les importa que la multitud no les permita el paso. Había muchos deseosos de ver, escuchar y ser sanados por Jesús. Pero nada les detiene.

¡Qué amor más grande se necesita para arriesgar la vida por un amigo! Bien nos lo demostró Jesús. Estas cuatro personas se suben al tejado, abren un agujero y descuelgan al amigo paralítico. Todo por la fe.

Y fe no le faltaba tampoco al mismo enfermo. Que, seguro, miraba con los llenos de esperanza al Maestro, en cuanto le dejaron con la camilla a los pies de Cristo. Y recibe no solo la sanación física. Antes de eso, le son perdonados sus pecados. Todo por la fe que tenían. La fe es la clave de todo.

Como siempre, algunos reaccionan mal ante Jesús. A pesar de que ven con sus propios ojos lo que ha sucedido, no acaban de creer. Les falta fe. Porque la fe es la clave de todo.

El exparalítico se levantó, cogió su camilla, y se fue, dando gloria a Dios. Seguro que él y sus amigos fueron magníficos heraldos del Evangelio. Otros, no solo los escribas, rechazan ese testimonio. Porque, como hemos escuchado en las recién terminadas Navidades, “la Luz vino a los suyos, y los suyos no la recibieron”. Ahí entra nuestra tarea. Decidir si queremos ver a Jesús a toda costa, o si nos dejamos vencer por las dificultades, y nos quedamos a la puerta. La clave es la fe.

Que nuestra fe nos lleve a superar todas las dificultades para ver a Jesús. Que sepamos encontrar un resquicio para colarnos, y que podamos sentir la mirada compasiva de Jesús. Lo decíamos ayer, y se puede repetir hoy. Si hace mucho que no te acercas al sacramento de la Penitencia, hazlo hoy. Coge tu camilla, donde yaces con tus pecados, y sal andando, erguido, como un verdadero hijo de Dios. Pues lo eres. Y que el Señor sea el Rey de tu vida.

Alejandro Carbajo Olea, cmf