Notas para fijarnos en el evangelio – Domingo III de Tiempo Ordinario

• Encarcelado Juan Bautista, hace que Jesús tome un nuevo rumbo. Jesús, que había salido de Nazaret hacia el Jordán, vuelve a su región de Galilea, de la que no saldrá –según San Mateo – hasta que decida subir a Jerusalén (19,1) donde vivirá la última semana de su vida.

• Jesús retoma otro rumbo al de Juan Bautista, no desde el desierto, sino en medio de la sociedad. No se instala en Nazaret, sino en Cafarnaún (capital judía de Galilea), situada en la orilla del mar de Tiberíades, en el territorio de las tribus antiguas de Zabulón y Neftalí. Aquí, en casa de Pedro, hará el centro irradiante de su predicación y de su obra.

• Jesús anuncia que Dios, el Señor «de los cielos» y de la tierra, ha empezado a instaurar su «reino» en medio del mundo (17). La presencia de Dios es visible en la persona de Jesús, en sus palabras y en sus acciones – «curando»- (23), y en los que se reúnen a su alrededor respondiendo a su llamada como pueblo.

• Esta presencia del «Reino» (17) pide «conversión» (17). Pero la pide a todos, no sólo a los «paganos». Porque la «conversión» es un cambio de actitud, de vida. La «conversión» no se reduce a cambiar un dios por otro en el aspecto cultual sino a adorar a Dios con la vida, a adorarlo en los demás. Invitación a volverse sinceramente hacia Dios y a acogerlo en los otros.

• Son “pescadores”, unos están en la tarea-acción de pescar; otros preparando las cosas… los llama para confiarles otra tarea-misión (“pescadores de hombres”), misión universal (cf Ez 43,8ss). Dos grupos sociales dentro del ambiente judío: el primero, representado por Simón y Andrés, sin patronímico y con nombres griegos (en acción); el segundo, por Santiago y Juan, nombres hebreos, sometidos al padre y deseosos de actividad (poniendo a punto las redes). Abandonan todo y se constituyen en grupo (el grupo de discípulos). Con ellos se inicia una nueva familia espiritual, una fraternidad… En lo sucesivo no deberán reconocer más que al Padre del cielo (6,9; 23,9).

• «Venid y seguidme» (19) es, propiamente, ‘venid detrás de mí’. Es decir, ‘sed mis discípulos’. La respuesta a la llamada, la «conversión», pasa por ponerse en movimiento, pasa por «dejar» (20.22) una vida y empezar otra. Es una verdadera transformación, un crecimiento desde la propia realidad: «pescar» de otra manera (19).

• Esta llamada de Jesús siempre es personal: es a Simón, a Andrés, a Santiago, a Juan… (18-22).

• Y es una llamada del Maestro a los discípulos (19, 21). Esto es sorprendente: lo normal era que los discípulos eligieran a su maestro. Lo que aprenderán de Él, pues, lo reciben gratuitamente. Así ellos, como apóstoles (=militantes), cuando hagan la llamada a otros en nombre de Jesús, darán gratuitamente lo mismo que han recibido.

El Evangelio en medio de la vida
(Domingos y fiestas del ciclo A)

Josep María Romaguera
Colección Emaús
Centro de Pastoral Litúrgica