Vísperas – San Francisco de Sales

VÍSPERAS

SAN FRANCISO DE SALES, obispo y doctor de la Iglesia

 

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Cantemos al Señor con alegría
unidos a la voz del pastor santo;
demos gracias a Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de su rebaño.

Es su voz y su amor el que nos llama
en la voz del pastor que él ha elegido,
es su amor infinito el que nos ama
en la entrega y amor de este otro cristo.

Conociendo en la fe su fiel presencia,
hambrientos de verdad y luz divina,
sigamos al pastor que es providencia
de pastos abundantes que son vida.

Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,
manda siempre a tu mies trabajadores;
cada aurora, a la puerta del aprisco,
nos aguarde el amor de tus pastores. Amén.

SALMO 114: ACCIÓN DE GRACIAS

Ant. Arranca, Señor, mi alma de la muerte, mis pies de la caída.

Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.

Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida.»

El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó.

Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.

Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Arranca, Señor, mi alma de la muerte, mis pies de la caída.

SALMO 120: EL GUARDIÁN DEL PUEBLO

Ant. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.

El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.

El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: HIMNO DE ADORACIÓN

Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

LECTURA: 1P 5, 1-4

A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a manifestarse, os exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, gobernándolo no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con generosidad; no como déspotas sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.

RESPONSORIO BREVE

R/ Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.
V/ Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.

R/ El que entregó su vida por sus hermanos.
V/ El que ora mucho por su pueblo.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Éste es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que le reparta la ración a sus horas.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Éste es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que le reparta la ración a sus horas.

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice a favor de los hombres, en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente diciendo:

Salva a tu pueblo, Señor.

Tú que, por medio de pastores santos y eximios, has hecho resplandecer de modo admirable a tu Iglesia,
— haz que los cristianos se alegren siempre de ese resplandor.

Tú que, cuando los santos pastores te suplicaban, con Moisés, perdonaste los pecados del pueblo,
— santifica, por su intercesión, a tu Iglesia con una purificación continua.

Tú que, en medio de los fieles, consagraste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los dirigiste,
— llena del Espíritu Santo a todos los que rigen a tu pueblo.

Tú que fuiste el lote y la heredad de los santos pastores
— no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre esté alejado de ti.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que, por medio de los pastores de la Iglesia, das la vida eterna a tus ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,
— salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.

Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos al Padre común:

Padre nuestro…

ORACION

Señor, Dios nuestro, tú has querido que el santo obispo Francisco de Sales se entregara a todos generosamente para la salvación de los hombres; concédenos, a ejemplo suyo, manifestar la dulzura de tu amor en el servicio a nuestros hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

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Lectio Divina – Viernes II de Tiempo Ordinario

1) Oración

Dios todopoderoso, que gobiernas a un tiempo cielo y tierra, escucha paternalmente la oración de tu pueblo, y haz que los días de nuestra vida se fundamenten en tu paz. Por nuestro Señor. 

2) Lectura

Del Evangelio según Marcos 3,13-19
Subió al monte y llamó a los que él quiso; y vinieron junto a él. Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios. Instituyó a los Doce y puso a Simón el nombre de Pedro; a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso por nombre Boanerges, es decir, hijos del trueno; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo y Judas Iscariote, el mismo que le entregó. 

3) Reflexión

• El evangelio de hoy describe la acogida y la misión de los doce apóstoles. Jesús comienza con dos discípulos a los que añade otros dos (Mc 1,16-20). Poco a poco el número fue creciendo. Lucas informa que llamó a los 72 discípulos para que fueran con él en misión (Lc 10,1).
•  Marcos 3,13-15: El llamado para una doble misión. Jesús llama a los que él quiere y se van con él. Luego, “Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios”. Jesús los llama para una doble finalidad, para una doble misión: (a) Estar con él, esto es, formar la comunidad de la que él, Jesús, es el eje. (b) Rezar y tener poder para expulsar los demonios, esto es, anunciar la Buena Nueva y luchar en contra del poder del mal que arruina la vida de la gente y aliena a las personas. Marcos dice que Jesús subió al monte y, estando allí, llamó a los discípulos. La llamada es una subida. En la Biblia subir al monte evoca el monte al que Moisés subió y tuvo un encuentro con Dios (Ex 24,12). Lucas dice que Jesús subió al monte, rezó toda la noche y, al día siguiente, llamó a los discípulos. Rezó a Dios para saber a quién escoger (Lc 6,12-13). Después de haber llamado, Jesús oficializa la elección hecha y crea un núcleo más estable de doce personas para dar mayor consistencia a la misión. Y también para significar la continuidad del proyecto de Dios. Los doce apóstoles del NT son los sucesores de las doce tribus de Israel.
•  Nace así la primera comunidad del Nuevo Testamento, comunidad modelo, que va creciendo alrededor de Jesús a lo largo de los tres años de su actividad pública. Al comienzo, no son nada más que cuatro (Mc 1,16-20). Poco después la comunidad crece en la medida en que va creciendo la misión en las aldeas y poblados de Galilea. Llega hasta el punto de que no tienen tiempo ni para comer ni para descansar (Mc 3,2). Por esto, Jesús se preocupaba de proporcionar un descanso a los discípulos (Mc 6,31) y de aumentar el número de los misioneros y misioneras (Lc 10,1). De este modo, Jesús trata de mantener el doble objetivo de la llamada: estar con él y enviarlos. La comunidad que así se forma alrededor de Jesús tiene tres características que pertenecen a su naturaleza: es formadora, es misionera y está inserta en medio de los pobres de Galilea.  
•  Marcos 3,16-19:  La lista de los nombres de los doce apóstoles. En seguida, Marcos dice los nombres de los doce: Simón, a quien dio el nombre de Pedro; Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, a los que dio el nombre de Boanerges, que quiere decir «hijos del trueno»;  Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, Hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananeo, Judas  Iscariotes, aquel que lo entregó. Gran parte de estos nombres vienen del Antiguo Testamento. Por ejemplo, Simeón es el nombre de uno de los hijos del patriarca Jacob (Gén 29,33). Santiago es el mismo que Jacob (Gén 25,26). Judas es el nombre del otro hijo de Jacob (Gén 35,23). Mateo también tenía el nombre de Levi (Mc 2,14), que es el otro hijo de Jacob (Gén 35,23). De los doce apóstoles, siete tienen un nombre que viene del tiempo de los patriarcas. Dos se llaman Simón;  dos  Santiago;  dos Judas;  uno Levi.   Solamente hay uno con un nombre griego: Felipe. Sería como hoy en una familia donde todos tienen nombres del tiempo antiguo, y uno sólo tiene un nombre moderno. Esto revela el deseo que la gente tiene de rehacer historia ¡desde el comienzo! Merece la pena pensar en los nombres que hoy damos a los hijos. Como ellos, cada uno de nosotros está llamado por Dios por el nombre. 

4) Para la reflexión personal

• Estar con Jesús e ir en misión es la doble finalidad de la comunidad cristiana. ¿Cómo asumes tú este compromiso en la comunidad a la que perteneces?
• Jesús llamó a los discípulos por el nombre. Tú, yo, todos nosotros existimos, porque Dios nos llama por el nombre. ¡Piensa en esto! 

5) Oración final

¡Muéstranos tu amor, Yahvé,
danos tu salvación!
Su salvación se acerca a sus adeptos,
y la Gloria morará en nuestra tierra. (Sal 85,8.10)

Comentario – Viernes II de Tiempo Ordinario

El evangelista san Marcos, en el pasaje de hoy, nos habla de la constitución de los Doce por parte de Jesús: un acto constituyente que dará rango de institución al grupo constituido, un acto que tiene carácter fundacional y dotará de estructura jerárquica al movimiento de los seguidores de Jesús, un acto que aspira a instalar en la historia, más allá de sus concreciones personales y temporales, el núcleo de esa Iglesia que tendrá como tarea prolongar la misión de Jesús, o mejor, hacerlo sacramentalmente presente en el mundo. La narración da a conocer los nombres y sobrenombres de los integrantes del grupo; pero, por encima de tales nombres, está su condición de miembros conformantes del grupo o “colegio apostólico”, como se ha dado en llamar. Ellos, con sus nombres y sobrenombres, dieron forma concreta a esta congregación, los Doce, que tantas resonancias tenía en su ya larga tradición: si doce eran las tribus que habían conformado el pueblo de Israel, doce serán también los miembros que conformen el nuevo pueblo de Israel, el salido de la nueva Alianza de Dios con los hombres, la congregación (=Iglesia) de los creyentes en Cristo.

Entre esos doce encontramos afinidades y divergencias. Algunos, como Andrés y Pedro o Santiago y Juan, están unidos por lazos de sangre; también les une el oficio (eran pescadores) y el lugar de nacimiento (si no la localidad, sí la región); a otros, en cambio, les separa el oficio (Mateo era publicano) y quizá la ideología o las tendencias políticas; algunos, como Simón el Celotes y Judas Iscariote, parecían sacados de grupos nacionalistas e incluso revolucionarios; uno de ellos, el Judas citado, se revelará finalmente traidor a la causa iniciada y promotor de la dispersión de los seguidores del Maestro de Nazaret. Pero ni la familiaridad de unos, ni la diversidad ideológica o actitudinal de los otros serán óbice para el sostenimiento del grupo o el mantenimiento de la institución, es decir, para que esta sociedad así constituida cumpla su función en la historia que no es otra que mantener viva de generación en generación la memoria de su fundador, pues el “colegio apostólico” se prolongará en el “colegio episcopal”, dando continuidad a la misión que Cristo había traído a este mundo.

El acto fundacional se inicia con una llamada que se hace depender ante todo de la voluntad del que llama y que mira en primer término al acompañamiento y en segundo lugar al envío y a la misión. Así nos lo hace saber el texto evangélico: Mientras subía a la montaña, Jesús fue llamando a los que él quiso, y se fueron con él. Quien llama, sin previa consulta, a los que quiere es Jesús; pero los que se van con él, una vez llamados, lo hacen porque quieren. Confluyen, por tanto, dos voluntades: la del que llama (y tiene la iniciativa) y la del llamado que, tras percibir la llamada, decide irse con él para formar parte de su compañía; pues a estos doce los hizo sus compañeros con la intención de enviarlos más tarde a predicar, no sin antes capacitarles para esta misión que implicaba también la expulsión de demonios.

Ambas tareas, la de predicar (el Reino) y la de expulsar demonios parecen íntimamente unidas: el anuncio y la implantación del Reino llevan asociada la acción de expulsar demonios, al menos la llevaron en la actividad mesiánica de Jesús. Éste les llama para incorporarlos a su compañía, como compañeros de aventuras y desventuras, pero no es éste el fin último de la llamada: que permanezcan a su lado sin más. Les llama para que, estando en su compañía, puedan ser capacitados para la misión, que consiste fundamentalmente en predicar el evangelio y hacer frente al espíritu del mal expulsándole de sus dominios. Ésta es la tarea para la que son capacitados no solamente ellos, sino también todos aquellos que hayan sido llamados a prolongar su misión en la historia o a colaborar en esta misión que es tarea eclesial de cuantos hemos sido incorporados a la Iglesia en el acto constitutivo de nuestro bautismo. Si tomamos conciencia de nuestra condición de bautizados podremos sentir la urgencia de esta llamada que nos lanza al mundo con esta misión encomendada a los Doce y a sus sucesores.

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID
Dr. en Teología Patrística

Christus Vivit – Francisco I

252. Porque «la vida que Jesús nos regala es una historia de amor, una historia de vida que quiere mezclarse con la nuestra y echar raíces en la tierra de cada uno. Esa vida no es una salvación colgada “en la nube” esperando ser descargada, ni una “aplicación” nueva a descubrir o un ejercicio mental fruto de técnicas de autosuperación. Tampoco la vida que Dios nos ofrece es un “tutorial” con el que aprender la última novedad. La salvación que Dios nos regala es una invitación a formar parte de una historia de amor que se entreteje con nuestras historias; que vive y quiere nacer entre nosotros para que demos fruto allí donde estemos, como estemos y con quien estemos. Allí viene el Señor a plantar y a plantarse»[138].


[138] Discurso en la Vigilia con los jóvenes en la XXXIV Jornada Mundial de la Juventud en Panamá (26 enero 2019):L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (1 febrero 2019), p. 12.

La misa del domingo

“Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres”

Los cristianos de Jerusalén, la comunidad Apostólica, configuró un modelo de Comunidad Cristiana que sigue siendo inspirador: Alejandría, Antioquía, Efeso, Corinto, Roma… y todas las demás, hasta hoy, vuelven una y otra vez la mirada a Jerusalén… Aunque la cosa empezó en Galilea.  Lo primero de todo el seguimiento y confesión de quien es Jesús. Jesús no es un simple aglutinador de la comunidad, es su razón de ser. La experiencia Pascual iluminó toda la vida de aquel Jesús que vieron nacer y crecer, que vieron ya adulto iniciando una misión que a todos sorprendió y a nadie dejó indiferente. Juan Bautista ya definió, al inicio de todo, el cambio radical: El Verbo se hizo carne y habita entre nosotros. La fiesta judía de Hanukkah, la fiesta de las luces, les ayudó a visualizar y verbalizar su experiencia e identidad: todo era Epifanía (manifestación del Señor). Los atemorizados testigos de la vida, pasión y muerte del Señor comprendieron que estaban revestidos de Jesús. El es la luz… y sus discípulos los portadores de esa luz. Jesús había creado una comunión única. Ese es el segundo gran rasgo del modo de ser de la comunidad de Jesús. Es en el seno de la Comunidad Cristiana donde, configurada por la acción del Espíritu Santo, se conoce personalmente a Jesús. Es en el seno de la Comunidad Cristiana, iluminada por el Espíritu Santo, donde se discierne sobre la voluntad del Padre manifestada en Jesús. Es desde la Comunidad Cristiana, verdaderamente configurada con Jesucristo, desde donde los discípulos se saben elegidos y enviados a prestar un servicio luminoso, en el nombre del Señor. La Comunidad Cristiana se edifica como Cuerpo de Cristo para la implantación del Reino de Dios, no existe otra prioridad… y no se trata de una misión ideológica o mundanizante. San Mateo, Isaías y San Pablo, lo tienen claro: el Señor es mi luz y mi salvación.

D. Juan José Llamedo González, OP

Misa del domingo: misa con niños

1.- MONICIÓN DE ENTRADA

Buenos días a todos. ¡Qué alegría tan grande que, un nuevo día, vengamos delante del Señor! ¿Os imagináis un domingo sin la Eucaristía? ¿No os parece que nos faltaría algo muy importante que os da vida y que nos llena de Dios?

Ahora, con este domingo, comenzamos ya a caminar detrás de Jesús. El nos va a invitar: ¡VENID Y SEGUIDME! Para ello, y no lo olvidemos, es necesario que dejemos algunas cosas. Que cambiemos a mejor. Por eso, y es bueno tenerlo en cuenta, que no pongamos nada por encima de la Eucaristía. Que el domingo lo reservemos para el descanso, para Dios y para la familia. Nos ponemos de pie.

2.- PENITENCIAL

1 Decimos que seguimos a Jesús pero, tenemos que reconocer, que lo hacemos de lejos. Que no rezamos lo suficiente. Que, por ejemplo, entre semana no le hacemos una visita en la Iglesia. Señor ten piedad

2. El Señor, hoy, nos va a invitar a seguirle. ¿Le seguimos contentos? ¿Leemos su Palabra? ¿Hacemos el bien a los demás? Cristo ten piedad

3. Jesús, que empieza su misión como Hijo de Dios, quiere que además de seguirle estemos orgullosos y contentos de ser cristianos. ¿Por qué nos cuesta decir a los demás que lo somos y animarles a que también ellos lo sean? Señor ten piedad

3.- MONICIÓN A LAS LECTURAS

Nunca, aunque nos vayan mal las cosas, tenemos que ser pesimistas. Al contrario; las lecturas de hoy nos invitan a descubrir la presencia de Dios. ¡El siempre nos sorprende! Y, por cierto, a pesar de nuestras diferencias nunca hemos de olvidar lo más importante: AL SEÑOR. Que nos animemos a ser amigos de Jesús para llevar su mensaje de fe y de esperanza a nuestro mundo. ¡Escuchemos con atención!

4.- ORACIÓN DE LOS FIELES

1. Por la Iglesia. Por el Papa Francisco y por nuestro Obispo (xxx) Para que nos animen a cultivar nuestra fe. Para que nos indiquen los caminos por dónde y cómo seguir más y mejor a Cristo. Roguemos al Señor.

2. Por los sacerdotes. Por los catequistas. Por nuestros padres. Por los niños que se preparan a la Primera Comunión. Roguemos al Señor.

3. Pidamos por los que se preparan para ser sacerdotes. ¿Hemos pensado alguna vez ser sacerdotes? ¿Os imagináis seguir a Jesús consagrando el pan y el vino y, además, haciendo el bien a los demás? Que nunca nos falten sacerdotes. Roguemos al Señor.

4. Hay muchos oídos sordos. Personas que, cuando se les invita a que sirvan al Señor, sacan muchas excusas. Para que como cristianos digamos siempre “SI” a la Iglesia. “SI” a Jesús. “SI” a colaborar en lo que haga falta para que nuestra fe sea verdadera. Roguemos al Señor.

5. ¡Cuántas cosas hacemos los domingos! ¡Que no olvidemos la Santa Misa! Las campanas, todos los domingos, nos dicen “VENID Y SEGUIDME”. Para que nuestros padres no olviden que, ser cristianos, es ser bautizados y conocer y seguir a Jesús. Roguemos al Señor.

5.- OFRENDAS

1. Con estos peces queremos reflejar la vida de tantas personas que siguieron a Jesús y dieron su vida por El. Son unos pocos de los miles y millones que le han seguido y lo siguen haciendo en nombre del Evangelio.  (Salen por ejemplo 12 niños con 12 peces recortados en colores y con los nombres de: Juan Pablo II; Teresa de Calcuta; Hermano Roger; San Francisco Javier; Familia; Sacerdotes; Catequistas; Padres; Religiosos/as; Teresa de Jesús; San Francisco de Asís; Mártires; Virgen María; Evangelistas; (Se puede añadir por supuesto el santo mas conocido en la parroquia o el patrón del pueblo, etc) Conviene, que los peces, sean grandes y sostenidos con unos pequeños listones finos)

2. En esta cartulina negra, hemos querido escribir las excusas que ponemos para no seguir a Jesús. Ojala nuestros padres, sacerdotes y catequistas nos ayuden a superarlas (Con tiza se pueden señalar: pereza, la cama, comodidad, deporte, falta de oración, juegos, cine, entretenimiento, televisión, etc)

3. Con esta caña de pescar traemos hasta el altar nuestro deseo de ser AMIGOS Y PESCADORES de Jesús. Que nunca nos falten las ganas de hacer algo por El, por su Iglesia, por la Parroquia y por nuestra fe. (Se acercan dos niños con una gran caña de pescar: al final un gran pez donde ponga “HOMBRES”)

 

6.- ORACION FINAL

QUIERO SER DE LOS TUYOS, SEÑOR
Para ver dónde y cómo vives
Para enseñarnos el camino de la verdad
Para que seamos profundamente felices
QUIERO SER DE LOS TUYOS, SEÑOR
Y que me enseñes a pescar la alegría
Y que me empujes a pescar personas para Ti
Y que me dejes a mirarte a los ojos
QUIERO SER DE LOS TUYOS, SEÑOR
Y escuchar tu Palabra para saber qué quieres de mí
Y participar de tu Eucaristía para ser fuerte
Y rezar junto a Ti para no sentirme sólo
QUIERO SER DE LOS TUYOS, SEÑOR
Y que me cambies  en aquello que no soy  bueno
Y que me cambies mi corazón duro
Y que me cambies si estoy equivocado
¡GRACIAS, SEÑOR!

Jesús y sus amigos (Oración)

JESÚS Y SUS AMIGOS

Para la oración de hoy, vas a necesitar papel y bolígrafo.

Hola amigo. Hola amiga mía. Hoy me gustaría que pudieras entender un poquito mejor por qué elegí a los apóstoles. Además quiero que sepas por qué te elijo a ti también como amigo o amiga. Lo primero que voy a pedirte es que cierres los ojos y escuches la lectura. Intenta imaginarte que eres uno de aquellos pescadores, que estás en tu barca y ves como les pido, a Simón y Andrés, que sean mis amigos.

El texto es una adaptación de Mt 4, 12-23:

Herodes mandó arrestar a Juan y meterlo en la cárcel, porque le molestaba lo que decía. Cuando Jesús se enteró, se marchó de la zona y se fue a Galilea. Vivía junto al lago. Era lo que habían anunciado los profetas.

Entonces empezó a predicar, y le decía a la gente: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos». Un día, junto al lago, vio a dos hermanos, Simón y Andrés, que estaban preparándose para pescar. Les dijo: «Venid conmigo, y seréis pescadores de hombres». Ellos se miraron, y no lo dudaron. Bajaron de la barca y se fueron con él. Y lo mismo pasó con Santiago y Juan, otros dos hermanos.

Así, Jesús iba juntando un grupo de amigos que iban con él. Y anunciaba el reino de Dios y curaba las enfermedades y dolencias de la gente.

  • Menuda suerte tuvieron los apóstoles de tenerte como amigo.
  • La suerte la tuve yo por encontrar personas como aquellas.
  • Pero te resultaría complicado encontrar amigos así.
  • No lo creas, no me resultó tan difícil. Es bastante fácil encontrar amigos y amigas como tú.

Piensa en un momento a quién elegirías de las personas que tienes a tu alrededor, para que fueran tus amigos. Escribe en el papel sus nombres en una columna.

Ahora, escribe al lado de cada nombre, por qué los has elegido. ¿Qué tienen esas personas de particular para que tú desees que sean tus amigos?

¡Cuántos amigos! ¿Quieres saber por qué he escogido a los míos? Los elegí no porque fueran los mejores, los más altos, los más guapos. Los elegí porque vi en ellos personas buenas, fieles, personas que deseaban amar a Dios y a los demás. Y aunque tuvieran sus fallos, como todos, tenían el deseo de seguirme y querer ayudar a los más necesitados.

Ahora, mientras escuchas la canción, cierra los ojos y da gracias por los amigos que tienes.

Los amigos de Jesús eran
Pedro, Juan, Tomás,
dos Santiagos y un Andrés,
un Mateo y cinco más.

Jesús llamó a los Doce
en el monte y en el mar:
«Venid con muchas ganas, tendréis que predicar.
Venid todos conmigo, que vamos a viajar
llevando por el mundo un mensaje de paz».

Los amigos de Jesús interpretado por Grupo Compasión

Para terminar, repite al final de cada frase: Gracias, Jesús.

Gracias, Jesús

Porque nos quieres con tanto amor… Gracias, Jesús.
Porque quieres que seamos tus amigos a pesar de nuestros errores…
Gracias, Jesús.
Porque nos llamas a trabajar por un mundo más justo…
Gracias, Jesús.
Porque nos tratas con dulzura, con cariño, con sencillez…
Gracias, Jesús.
Porque nos enseñas a elegir a los amigos con el corazón…
Gracias, Jesús.
Porque con tu ejemplo nos muestras cada día quién es Dios…
Gracias, Jesús.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Comentario al evangelio – Viernes II de Tiempo Ordinario

Llamados y enviados

Marcos nos narra hoy que Jesús escogió entre sus discípulos a un grupo de doce para que estuvieran con Él y enviarlos a anunciar el Reino de Dios. Es un grupo bastante plural por lo que podemos saber, pero unido por una misma llamada y una misma misión recibidas de Jesús. Recibieron una invitación a dejar un estilo de vida y elegir otro; tuvieron que dar un paso adelante y desprenderse de una vida hecha, confortable y cómoda. Pasaron de ser simples discípulos a vivir la maravillosa experiencia de estar siempre en la compañía de Jesús, vivir la cercanía continua con el Maestro y experimentar la ternura y amistad del amigo que está totalmente pendiente de ellos.

La comunión en el grupo de los Doce seguramente no debió ser nada fácil. Tuvieron que aprender del Maestro el respeto, el amor desinteresado, el perdón, el servicio, la aceptación mutua. Para los apóstoles el compartir la vida con Jesús día a día fue la escuela donde fueron profundizando e interiorizando el sentido de sus vidas; la experiencia del día a día fue el aprendizaje donde los Doce fueron descubriendo a qué les había llamado el Maestro. En el contacto personal con Jesús los apóstoles se fueron afianzando en su seguimiento y en qué consistía la misión a la que les había llamado. Esta experiencia de los Doce con Jesús es un modelo excelente para los cristianos de todos los tiempos: vivir la comunión en la diversidad y construirla día a día, vivir la propia vocación como una llamada de Jesús a la misión de anunciar el Evangelio en el día a día y en la situación concreta que vive cada uno, darse cuenta de que la comunión y la amistad con Jesús es imprescindible para luego poder hablar de Él; reconocer que hay que evangelizar “con autoridad”, es decir desde el testimonio de una vida vivida con coherencia y honestidad, y en comunión con los hermanos. Allí donde no hay unidad y comunión no puede fructificar la Palabra de Dios que se anuncia; los cristianos hoy tenemos que actualizar las palabras del libro de los Hechos: “en el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo; no había más que un solo corazón y un alma sola”.

El Señor nos invita a redescubrir nuestra vocación cristiana y la belleza de haber comprometido toda la vida por Él y por los valores que nos propone en el Evangelio. Pero es muy importante que no olvidemos que el encuentro con Él es fundamental pues nadie da lo que no tiene. Sentir y experimentar la presencia de Jesús en nuestra vida nos impele a compartir con los demás lo vivido. Como dice San Juan en su primera carta: “lo que hemos visto, lo que hemos oído, lo que palparon nuestras manos acerca del Verbo de la vida, os lo damos a conocer para que vuestra alegría sea completa”. Como nos recuerda el Papa Francisco “cristianos con Espíritu”, hombres y mujeres con profunda experiencia de Jesús, hombres y mujeres de oración, de Eucaristía, de lectura orante de la Palabra; personas forjadas junto al Sagrario y en horas de Adoración.

José Luis Latorre, mcf