IV Domingo del Tiempo Ordinario
2 febrero 2020
Malaquías 3, 1-4; Salmo 23, 7.8.9.10; Hebreos 2, 14-18; Lucas 2, 22-32
La Presentación del Jesús en el Templo
Trascurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito varón será consagrado al Señor, y también para ofrecer, como dice la ley, un par de tórtolas o dos pichones. Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en el moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entraban con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo: “Señor ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me habías prometido, porque mis ojos han visto a tu Salvador, al que has preparado para bien de todos los pueblos; Luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel. “
Reflexión
¿Por qué fueron Maria y José al templo en Jerusalén? (Para presentar a Jesús y consagrarlo al Señor y también para ofrecerle un par de tórtolas o pichones como pedía la ley de Moisés.) La ley pedía que una madre que daba luz a un varón tenia que purificarse durante 40 días y después ofrecerle a Dios un par de tórtolas o pichones como sacrificio por el pecado. (Lev. 12, 1-8) ¿La Virgen Maria tenía pecado? (No, Maria nació sin pecado original y nunca pecó; pero ella siempre fue obediente a la Ley de Dios.) Dios también pidió que todos los primogénitos sean consagrados a Él. (Ex. 13,1-2) José y María siempre obedecían la Ley de Moisés y además sabían que Jesús pertenencia totalmente a Dios y tenía una misión especial. ¿Qué pasó cuando salieron del templo? (Simeón, un hombre justo, lleno del Espíritu Santo que esperaba la venida del Mesías del Señor, reconoció a Jesús el Salvador con la ayuda del Espíritu Santo y lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios.) ¿Cómo describe Simeón a Jesús? (Salvador de todos los pueblos; luz que alumbra a las naciones; gloria de Israel) ¿De qué nos salva Jesús? (del pecado que nos separa de Dios así uniéndonos de nuevo con El) ¿Como es Jesús luz para las naciones? (Con sus palabras y con su vida, Jesús ilumina el camino enseñándonos cómo amar a Dios, a nuestros hermanos y a así llegar al Cielo. Su presencia en la Eucaristía nos une a Dios, y su Espíritu Santo llena nuestro corazón con el calor de su amor.) ¿Cómo podemos llevar esa luz a todos en nuestra vida? (Compartir)
Actividad
En la siguiente página, colorear la escena con Simeón. Sentar a los niños en un círculo y darles una vela. Poner la siguiente canción mientras los niños pasan la vela de uno a otro. Se apaga la música y el niño que tiene la vela tiene que decir como puede ser luz para otros en el mundo. Así seguir hasta que todos tengan un chance. También pueden imprimir un dibujo de una vela y que cada niño escriba como puede ser luz para otros y presentarlo al altar con la siguiente oración.
Oración
Jesús mi Salvador, luz del mundo y gloria de Israel, ayúdame a ser luz en este mundo. Quiero obedecer como José y María, quiero amar como Tu amas. Amen