Vísperas – Viernes IV de Tiempo Ordinario

VÍSPERAS

VIERNES IV DE TIEMPO ORDINARIO

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Te damos gracias, Señor,
porque has depuesto la ira
y has detenido ante el pueblo
la mano que lo castiga.

Tú eres el Dios que nos salva,
la luz que nos ilumina,
la mano que nos sostiene
y el techo que nos cobija.

Y sacaremos con gozo
del manantial de la Vida
las aguas que dan al hombre
la fuerza que resucita.

Entonces proclamaremos:
«¡Cantadle con alegría!
¡El nombre de Dios es grande;
su caridad, infinita!

¡Que alabe al Señor la tierra!
Cantadle sus maravillas.
¡Qué grande, en medio del pueblo,
el Dios que nos justifica!» Amén.

SALMO 144: HIMNO A LA GRANDEZA DE DIOS

Ant. Día tras día, te bendeciré, Señor, y narraré tus maravillas.

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.

Día tras día te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.

Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza;
una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.

Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas;
encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandezas acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas;

explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Día tras día, te bendeciré, Señor, y narraré tus maravillas.

SALMO 144

Ant. Los ojos de todos te están aguardando, Señor; tú estás cerca de los que te invocan.

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.

Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente.

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.

Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados.

Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Los ojos de todos te están aguardando, Señor; tú estás cerca de los que te invocan.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: HIMNO DE ADORACIÓN

Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

LECTURA: Rm 8, 1-2

Ahora no pesa condena alguna sobre los que están unidos a Cristo Jesús, pues, por la unión con Cristo Jesús, la ley del Espíritu de vida me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

RESPONSORIO BREVE

R/ Cristo murió por los pecados, para conducirnos a Dios.
V/ Cristo murió por los pecados, para conducirnos a Dios.

R/ Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida.
V/ Para conducirnos a Dios.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Cristo murió por los pecados, para conducirnos a Dios.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Acuérdate de tu misericordia, Señor, como lo habías prometido a nuestros padres.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Acuérdate de tu misericordia, Señor, como lo habías prometido a nuestros padres.

PRECES

Invoquemos a Cristo, en quien confían los que conocen su nombre, diciendo:

Señor, ten piedad.

Señor Jesucristo, consuelo de los humildes,
— dígnate sostener con tu gracia nuestra fragilidad, siempre inclinada al pecado.

Que los que por nuestra debilidad estamos inclinados al mal
— por tu misericordia obtengamos el perdón.

Señor, a quien ofrece el pecado y aplaca la penitencia,
— aparta de nosotros el azote de tu ira, merecido por nuestros pecados.

Tú que perdonaste a la mujer arrepentida y cargaste sobre los hombros la oveja descarriada,
— no apartes de nosotros tu misericordia.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que por nosotros aceptaste el suplicio de la cruz,
— abre las puertas del cielo a todos los difuntos que en ti confiaron.

Siguiendo las enseñanzas de Jesucristo, digamos al Padre celestial:
Padre nuestro…

ORACION

Dios omnipotente y eterno, que quisiste que tu Hijo sufriese por la salvación de todos, haz que, inflamados en tu amor, sepamos ofrecernos a ti como hostia viva. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

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Lectio Divina – Viernes IV de Tiempo Ordinario

1) Oración inicial

¡Oh Dios!, que unes los corazones de tus fieles en un mismo deseo; inspira a tu pueblo el amor a tus preceptos y la esperanza en tus promesas, para que, en medio de las vicisitudes del mundo, nuestros corazones estén firmes en la verdadera alegría. Por nuestro Señor.

2) Lectura del Evangelio

Del santo Evangelio según san Marcos 6, 14-29
En aquel tiempo como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de Él: unos decían: «Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos y por eso actúan en él fuerzas milagrosas». Otros decían: «Es Elías»; otros: «Es un profeta como los demás profetas». Al enterarse Herodes, dijo: «Aquel Juan, a quien yo decapité, ése ha resucitado». Es que Herodes era el que había enviado a prender a Juan y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, con quien Herodes se había casado. Porque Juan decía a Herodes: «No te está permitido tener la mujer de tu hermano». Herodías le aborrecía y quería matarle, pero no podía, pues Herodes temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía; y al oírle, quedaba muy perplejo, y le escuchaba con gusto. Y llegó el día oportuno, cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea. Entró la hija de la misma Herodías, danzó, y gustó mucho a Herodes y a los comensales. El rey, entonces, dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te lo daré». Y le juró: «Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino». Salió la muchacha y preguntó a su madre: «¿Qué voy a pedir?» Y ella le dijo: «La cabeza de Juan el Bautista». Entrando al punto apresuradamente adonde estaba el rey, le pidió: «Quiero que ahora mismo me des, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista». El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del juramento y de los comensales. Y al instante mandó el rey a uno de su guardia, con orden de traerle la cabeza de Juan. Se fue y le decapitó en la cárcel y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre. Al enterarse sus discípulos, vinieron a recoger el cadáver y le dieron sepultura.

3) Reflexión

• Hoy conmemoramos el martirio de San Juan Bautista. El evangelio describe cómo murió el Bautista, sin proceso, durante un banquete, víctima de la prepotencia y de la corrupción de Herodes y de su corte.
• Marcos 6,14-20. La causa de la prisión y del asesinato de Juan. Herodes era un empleado del imperio romano. Quien mandaba en Palestina, desde el año 63 antes de Cristo, era César, el imperador de Roma. Herodes, para no ser depuesto, trataba de agradar a Roma en todo. Insistía sobre todo en una administración eficiente que diera lucro al Imperio y a él mismo. La preocupación de Herodes era su propia promoción y seguridad. Por esto, reprimía cualquier tipo de subversión. A él le gustaba ser llamado bienhechor del pueblo, pero en realidad era un tirano (cf. Lc 22,25). Flavio José, un escritor de aquel época, informa que el motivo de la prisión de Juan Bautista era el miedo que Herodes tenía a un levantamiento popular. La denuncia de Juan Bautista contra la moral depravada de Herodes (Mc 6,18), fue la gota que hizo desbordar el vaso, y Juan fue llevado a la cárcel.
• Marcos 6,21-29: La trama del asesinado. Aniversario y banquete de fiesta, con danzas y orgías. Era un ambiente en que los poderosos del reino se reunían y en el cual se hacían las alianzas. La fiesta contaba con una presencia “de los grandes de la corte y de las personas importantes de Galilea”. En este ambiente se trama el asunto de Juan Bautista. Juan, el profeta, era una denuncia viva de ese sistema corrompido. Por eso fue eliminado bajo pretexto de un problema de venganza personal. Todo esto revela la debilidad moral de Herodes. Tanto poder acumulado en mano de un hombre sin control de sí. En el entusiasmo de la fiesta y del vino, Herodes hizo un juramento liviano a una joven bailarina. Supersticioso como era, pensaba que tenía que mantener el juramento. Para Herodes, la vida de los súbditos no valía nada. Disponía de ellos como de la posición de las sillas en su sala. Marcos cuenta el hecho tal y cual y deja a las comunidades y a nosotros la tarea de sacar conclusiones.
• Pero entre líneas, el evangelio de hoy trae muchas informaciones sobre el tiempo en que Jesús vivió y sobre la manera en qué era ejercido el poder por los poderosos de la época. Galilea, tierra de Jesús, era gobernada por Herodes Antipas, hijo del rey Herodes, el Grande, desde el 4 antes de Cristo hasta el 39 después de Cristo. En todo ¡43 años! Durante todo el tiempo en que Jesús vivió, no hubo mudanza en el gobierno en Galilea. Herodes era dueño absoluto de todo, no daba cuenta a nadie, hacía lo que le pasaba por la cabeza. ¡Prepotencia, falta de ética, poder absoluto, sin control por parte de la gente!
• Herodes construyó una nueva capital, llamada Tiberíades. Sefforis, la antigua capital, había sido destruida por los romanos en represalia por un levantamiento popular. Esto aconteció cuando Jesús tenía quizás siete años. Tiberíades, la nueva capital, fue inaugurada trece años más tarde, cuando Jesús tenía 20 años. Era llamada así para agradar a Tiberio, el emperador de Roma. Tiberíades era un lugar extraño en Galiela. Allí vivían el rey, “los grandes, los generales y los magnates de Galilea” (Mc 6,21). Allá moraban los dueños de las tierras, los soldados, los policías, los jueces muchas veces insensibles (Lc 18,1-4). Hacia allí se llevaban los impuestos y el producto de la gente. Era allí donde Herodes hacia sus orgías de muerte (Mc 6,21-29). No consta en los evangelios que Jesús hubiese entrado en la ciudad.
A lo largo de aquellos 43 años de gobierno de Herodes, se crió toda una clase de funcionarios fieles al proyecto del rey: escribas, comerciantes, dueños de tierras, fiscales del mercado, publicanos y recaudadores de impuestos, promotores, jefes locales. La mayor parte de este personal moraba en la capital, gozando de los privilegios que Herodes ofrecía, por ejemplo, exención de impuestos. La otra parte vivía en las aldeas. En cada aldea o ciudad había un grupo de personas que apoyaban al gobierno. Varios escribas y fariseos estaban ligados al sistema y a la política del gobierno. En los evangelios, los fariseos aparecen junto con los herodianos (Mc 3,6; 8,15; 12,13), lo cual refleja la alianza que existía entre el poder religioso y el poder civil. La vida de la gente en las aldeas de Galilea era muy controlada, tanto por el gobierno como por la religión. Era necesario tener mucho valor para comenzar algo nuevo, como hicieron Juan y Jesús. Era lo mismo que atraer sobre sí la rabia de los privilegiados, tanto del poder religioso como del poder civil, tanto a nivel local como estatal.

4) Para la reflexión personal

• ¿Conoces casos de personas que han muerto víctima de la corrupción y de la dominación de los poderosos? Y aquí entre nosotros, en nuestra comunidad y en la iglesia, ¿hay víctimas de desmando y de autoritarismo? Un ejemplo.
• Superstición, cobardía y corrupción marcaban el ejercicio del poder de Herodes. Compara con el ejercicio del poder religioso y civil hoy en los varios niveles tanto de la sociedad como de la Iglesia.

5) Oración final

A ti me acojo, Yahvé,
¡nunca quede confundido!
¡Por tu justicia sálvame, líbrame,
préstame atención y sálvame! (Sal 71,1-2)

Comentario – Viernes IV de Tiempo Ordinario

No es la primera vez que el evangelio alude a la fama de Jesús, que, en la medida en que éste extendía el radio de sus actuaciones, se iba acrecentando. Jesús y sus milagros han adquirido ya tal notoriedad (y sonoridad) que han llegado a oídos de los grandes jerarcas de la nación, concretamente del rey Herodes, sucesor de aquel otro Herodes que provocó la matanza de los Inocentes. Pero en la corte del rey había diferentes opiniones acerca del afamado. Unos decían que era Juan el Bautista redivivo –puesto que había sido decapitado no mucho tiempo atrás por orden del mismo Herodes-; otros decían que era una reencarnación o representación de Elías –del cual se decía que estaba para venir-; y otros, que era simplemente un profeta equiparable a los antiguos profetas de la tradición judaica. Herodes, al oír semejantes opiniones, decía: Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado.

La expresión del rey es significativa. Revela en él una herida nunca cerrada, un sentimiento de culpabilidad respecto de Juan el Bautista, ese profeta cuya voz él había silenciado porque le estaba acusando continuamente, pero con justicia, de una conducta reprobable. Pero el rey era consciente de haber dado muerte a un inocente, más aún, a un verdadero profeta del Altísimo, llevado por el deseo de congraciarse con sus invitados, siendo incapaz de enfrentar las exigencias vengativas de una mujer que aborrecía al acusador y juez de sus desmanes y caprichos. Mas como no soportaba la verdad que brillaba en las ardientes palabras del profeta, decidió cerrarle la boca para siempre. Por eso, a la primera ocasión que tuvo, pidió su cabeza, y además en bandeja de plata. No le bastaba con verle encarcelado; pues, incluso en la cárcel, la palabra de Juan, más aún, su misma presencia encarcelada, seguía siendo molesta, ya que seguía censurando su conducta ilícita o adulterina. Pero el verdadero profeta nunca se doblega a los deseos de los poderosos, porque no está a su servicio, sino al servicio de alguien que está por encima de ellos, al servicio de Dios y de su ley. Y en semejante situación no es extraño que surja un conflicto de intereses que es conflicto de poderes. El interés del poderoso no suele detenerse ante la injusticia ejercida sobre los más débiles; pero Dios no puede tolerar semejante quebrantamiento de la justicia.

Por eso, el profeta, que sirve a los intereses de Dios, tiene que levantar su voz contra ese crimen aunque en ello le vaya la vida. Esto es lo que le sucedió a un mártir de la verdad, como Juan el Bautista, cuya palabra resultó intolerable para los poderosos de este mundo. Primero lo encerraron en la cárcel y después lo mandaron decapitar, porque ni siquiera encarcelado podían doblegarlo. Su alma era tan libre que no había manera de encadenarla sino desterrándola de este mundo. La tristeza de Herodes, que era consciente de su cobardía, se había convertido en una enfermedad crónica. No es extraño que los remordimientos de conciencia no le dejaran dormir o que muchas noches se le apareciera el fantasma de aquel hombre decapitado o de su cabeza removiéndose sobre la bandeja. No sorprende que ahora dijera: Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado para pedirme cuentas de lo que hice. El fantasma de Juan lo perseguía. Sucede que los poderosos son más débiles y pusilánimes de lo que aparentan ser en todo su esplendor palaciego. Y cuando les falla el más mínimo resorte en el que apoyan su poder, se desmoronan. Son ídolos con pies de barro. Sin embargo, el profeta, cuanto más débil y debilitado parece, cuando dispone de menos recursos o libertad de acción, más se acrecienta su figura y más crece su dignidad; y más se afianza su misión, porque tendrá continuadores que tomen el relevo. Es verdad, los profetas resucitan porque nunca acaba su dinastía, porque siempre tienen seguidores, porque el mismo Dios está detrás de ellos garantizando su continuidad, porque la misión de Dios no puede fracasar y la verdad no puede agonizar.

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID
Dr. en Teología Patrística

Christus Vivit – Francisco I

266. Los Obispos de Colombia nos enseñaron que «Cristo sabe que los esposos no son perfectos y que necesitan superar su debilidad e inconstancia para que su amor pueda crecer y durar. Por eso, concede a los cónyuges su gracia que es, a la vez, luz y fuerza que les permite ir realizando su proyecto de vida matrimonial de acuerdo con el plan de Dios»[147].


[147] Conferencia Episcopal de Colombia, Mensaje Cristiano sobre el matrimonio (14 mayo 1981).

La misa del domingo

Domingo Tiempo Ordinario 5 (A)
9 de febrero de 2020

En estos primeros domingos del año litúrgico estamos leyendo el capítulo quinto del evangelio de San Mateo. En este importante capítulo encontramos dos textos cumbres en la espiritualidad cristiana. El primero es el relato de las bienaventuranzas, donde San Mateo hace un retrato del cristiano de todos los tiempos. El segundo es la parábola de la sal y la luz, donde se responde la pregunta cómo estar presente en este mundo.

Sal y luz

San Mateo proponía a los primeros cristianos, y a los cristianos de todas las épocas de la historia, que deben estar en el mundo como sal y como luz. No una cosa o la otra, sino ambas cosas a la vez.

¿Cómo ser sal del mundo? La palabra sal sugiere que los cristianos tenemos que estar metidos en las cosas del mundo. Porque somos sal podemos entender las preguntas, los deseos, las ganas de progreso, de justicia, la búsqueda de un mundo mejor que hay en el corazón de nuestros conciudadanos. A los cristianos no nos son extrañas las cosas del mundo.

¿Cómo ser luz del mundo? La palabra luz sugiere que tenemos que estar en el mundo de una manera propositiva, ofreciendo una vida mejor, iluminando la realidad, abriendo una puerta a Dios y una ventana al cielo, encaminando hacia Dios. Porque somos luz no son extrañas las cosas de Dios.

Honrados ciudadanos y buenos cristianos

El evangelista invita a las dos cosas: ser sal y ser luz, metidos en el mundo, pero con algo que ofrecer. Hay que reconocer que muchos cristianos son con sus buenas obras y con su testimonio un gran foco de luz para este mundo. Don Bosco diría que son “honrados ciudadanos y buenos cristianos”.

Este es el Aguinaldo del Rector Mayor de los salesianos para este año. ¿Cómo podemos ser de esta manera? Estando muy unidos a Jesús. Hay que recordar que Jesús es ese puente que conecta el cielo y la tierra. En este sentido para ser “sal y luz”, para ser “buenos cristianos y honrados ciudadano” necesitamos poner a Dios en el centro de nuestra existencia. Debemos volver a partir de Dios porque tan solo somos mendigos del cielo.

Koldo Gutiérrez, sdb

La misa del domingo: misa con niños

DOMINGO V ORDINARIO (A)
“Campaña contra el hambre”

9 de febrero de 2020

(Dentro de la celebración litúrgica del domingo se celebra, socialmente, la Campaña contra el hambre, a la cual es sensible la iglesia. Por eso se puede hacer algún gesto alusivo a es este motivo. El lema de este año es: “Quien más sufre el maltrato al planeta no eres tú”. En el evangelio se nos animará a “sal y luz”.

En el ofertorio se puede hacer una presentación de ofrendas: diversos alimentos (alubias, arroz, fruta…) y la colecta que se haya recaudado para entregar a “Manos Unidas”.

Un signo para la celebración: una bandeja con unos trozos de pan, o una cesta con alimentos. También se puede colocar en lugar destacado el cartel de la Campaña de este año.

Canciones para la celebración: “Amar es entregarse”. En el ofertorio: “Por los niños que empiezan la vida”. “La sal y la luz”. “Pon tu mano”.

1. MOTIVACIÓN

Amigos: En el mes de febrero vemos carteles que nos recuerdan la “Campaña contra el hambre”, de Manos Unidas. Por ese motivo vamos hoy a rezar. Y Jesús nos va a invitar a ser “luz” en la vida. Vamos a celebrar, vamos a sentirnos familia de Jesús. Vamos a cantar con ganas.

2. CANTO: “El Señor me amó” (A. Luna)

El Señor me amó por su gran bondad,
El Señor es bueno para mí (bis).

Tú, con tu voz, cántale, él es tu Dios.
Él es bueno con nosotros.

Él “es Jesús”, ámale con tu corazón,
Él es joven con nosotros.

3. SALUDO DEL SACERDOTE

4. PETICIÓN DE PERDÓN:

1. Por las veces que no sabemos encontrarte en nuestro mundo de hoy. Señor, ten piedad.

2. Por las veces que no sabemos mirar las cosas que suceden en el mundo con tu mirada. Cristo, ten piedad.

3. Por las veces que no sabemos animar y ayudar a las personas. Señor, ten piedad.

5. PRIMERA LECTURA. Del Libro del profeta Isaías (58, 7-10)

Lectura del libro del profeta Isaías:

Esto dice el Señor:
Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que va desnudo, y no te cierres a tu propia carne.
Entonces romperá tu luz como la aurora, clamarás al Señor y te responderá. Gritarás y te dirá: “Aquí estoy”.
Cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía.

Palabra de Dios

6. CANTO: “Danos un corazón grande para amar”. O el salmo responsorial.

7. EVANGELIO (Mateo 5, 13-16). “Vosotros sois la sal de la tierra” Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?

No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una vela para ocultar la llama, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Alumbre así vuestra luz a los hombres para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.

Palabra del Señor.

8. COMENTARIO

  • Campaña contra el hambre. Al menos que sepamos que hay personas que pasan hambre en el mundo.
  • ¿Y nosotros despreciamos a veces el bocadillo del almuerzo?
  • Yo he visto a una persona necesitada buscar un bocadillo en una papelera sabiendo que otra persona lo había dejado allí.
  • También en nuestra ciudad o pueblo hay gente necesitada.
  • Y tanta enfermedad en el mundo. El “corona virus”.
  • Y algunos enfermos muy cerca de tu casa. En tu misma familia.
  • ¿Los visitas alguna vez? ¿Les llamas por teléfono?
  • Jesús se preocupaba por ellos. Los curaba.
  • Motivar la colecta, si es que se hace, por la intención de “Manos unidas”.

9. PETICIONES – OFRENDAS (Se pueden presentar diversos alimentos y un lector lee el motivo de ofrenda y petición).

Lector:

Señor, hoy te presentamos estos alimentos. Son signo de lo que quisiéramos que llegara a todo el mundo que pasa hambre. Ayúdanos a ser más cuidadosos con la comida que tenemos, y menos egoístas en casa. Ayuda a todos los niños necesitados del mundo. Y a nosotros haznos más solidarios. Por todo ello, ROGUEMOS AL SEÑOR, TE ROGAMOS ÓYENOS.

10. CANTO DE OFERTORIO: “Por los niños que empiezan la vida…”

11. PLEGARIA EUCARÍSTICA. Se puede usar una de las que vienen en el Misal, para “Misas con niños”.

12. CANTO DE LA PAZ. Se puede resaltar este momento cantando con alegría y sentido de cercanía la canción “Pon tu mano” (se repite varias veces).

Pon tu mano en la mano de aquel que te da la mano, Pon tu mano en la mano de aquel que te dice “ven”. Él será tu amigo hasta la eternidad.
Pon tu mano en la mano de aquel que te dice “ven”

13. ACCIÓN DE GRACIAS. CANTO: “La sal y la luz” (Brotes de Olivo). Se canta o recita.

El que me sigue en la vida sal de la tierra será,
mas si la sal se adultera, los hombres la pisarán.

Que sea mi vida la sal. Que sea mi vida la luz.
Sal que sala, luz que brilla. Sal y fuego es Jesús.

Sois como la luz del mundo, que a la ciudad alumbra,
ésta se pone en la cima donde el monte se encumbra.

Que brille así vuestra luz ante los hombres del mundo,
que palpen las buenas obras de lo externo a lo profundo.

14. PARA LA VIDA

(Dar una cantidad de tus ahorros para la Campaña contra el hambre)

Iñaki Lete, sdb

Sal y luz (Oración)

SAL Y LUZ

Hola Jesús. Otro día más respondo a tu llamada y me siento a tu lado para escucharte. ¿Qué cosas me enseñará tu palabra hoy? A mí me encanta cuando me explicas las cosas a través de ejemplos, de parábolas. Así lo entiendo todo mucho mejor. Porque reconozco que a veces me cuesta un poco. Con ejemplos todo es más sencillo.

La lectura es una adaptación del evangelio de Mateo (Mt 5, 13-16):

Lo bueno de Jesús es que hablaba con ejemplos que todos podían entender. Como cuando les dijo: «Vosotros sois la sal de la tierra. Imaginad que la sal pierde el sabor; entonces ¿cómo iba a servir para cocinar? Pues vosotros igual. Tenéis que ser sal que de sabor al mundo».

También les puso el ejemplo de la luz. Les decía: «Vosotros sois la luz del mundo. Para que todo se vea bien. Si tienes una linterna en la oscuridad, no es para dejarla apagada, sino para encenderla, porque así, con ella encendida, ves y te puedes mover. Pues vosotros, igual. Tenéis que ser luz». Claro, no significaba que fueran a brillar, sino que la luz eran las palabras buenas, las buenas obras, y la fe de cada uno.

Jesús no trae hoy dos ejemplos de la vida cotidiana. La sal y la luz. Pero, ¿qué tendrán en común estos dos elementos? Piénsalo por unos instantes y toma nota si es necesario.

¿Sabías que la sal era un bien caro y escaso en tiempos de Jesús? A muchas personas se les pagaba con sal en vez de dinero. De ahí proviene la palabra “salario”. Hoy en día todos tenemos sal en casa y es algo barato y cotidiano. Pero cuando Jesús dijo a sus amigos que eran la sal de la tierra, estaba pensando en esas cualidades extraordinarias de la sal. Única, preciada, exclusiva. Así eres tú para Jesús. Eres único y maravilloso.

La sal, además, es lo que da sabor. Da ese toque a los platos. Sin la sal las cosas son insípidas, sosas, sin encanto. Tú das sabor a la vida de los demás. Piensa qué harían tus amigos, tu familia, tus compañeros sin ti. Sus vidas no tendrían gracia. Jesús, que yo dé sabor a la vida de los que me rodean.

Ahora, cierra los ojos. piensa por unos instantes cómo sería vivir todo el tiempo así. A oscuras. Sin ver a nuestros seres queridos. Sin disfrutar del cielo azul. Todo sería mucho más triste. ¿verdad? Además seguramente te sentirías asustado, desorientado. Porque sin luz no sabemos hacia donde ir.

Por eso Jesús nos dice que somos la luz del mundo. Porque nos da la tarea de alegrar y guiar la vida de los demás. Jesús que mis obras y mis palabras iluminen mi camino y el de los que me acompañan.

Eso es, seguro que lo has pensado. La sal y la luz tienen algo en común. Y es que ambas pueden producir un gran cambio. Tan sólo unos granitos de sal vuelven sabrosa una comida. Y con tan sólo encender una linterna, todo se ve más claro. Jesús, haz que seamos capaces de cambiar las vidas de quienes me rodean con pequeños gestos. Que seamos capaces de alegrar al triste. De enseñar a quien no sabe. De acompañar a quien está solo. Y así estar, cada día, más cerca de ti.

Quisiera un corazón bueno con el sabor del buen pan,
que esté en la mesa de todos, que solo sepa a fraternidad.

Dámelo, dame un nuevo corazón
y en la palma de tu mano guárdalo y repártelo.

Quisiera un corazón limpio como un pozo de verdad,
que ni se cierre ni aturda, que no pretenda nunca engañar.

Quisiera un corazón libre sin atarse y sin atar,
que deje atrás lo que pesa, que nunca busque hacerse notar.

Quisiera un corazón pobre que no intente acumular,
que luche y tenga esperanza, que esté dispuesto siempre a arriesgar.

Dame un nuevo corazón interpretado por Al-Haraca, «Palabras de vida.»

Sé Tú mi luz, Jesús, sé Tú mi sal

Cuando todo a mi alrededor parezca oscuro,
Cuando me falten las ganas de brillar,
Cuando sin guía ni faro pierda el rumbo,
Sé Tú mi luz, Jesús, sé Tú mi sal…

Cuando los días, tristes, no tengan sabor,
Cuando la gente ya no sepa disfrutar,
Cuando nos falten el cariño y el amor,
Sé Tú mi luz, Jesús, sé Tú mi sal…

Y sabré al final, Señor, que eres Tú
Quien todo con su amor puede cambiar,
Quien cambia la noche por el día con su luz,
Quien da sabor y sentido a nuestra vida con su sal.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Comentario al evangelio – Viernes IV de Tiempo Ordinario

Por primera vez Jesús está solo y no es el protagonista de la narración. El tetrarca Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande, confunde a Jesús con Juan Bautista resucitado. Muchos dirigentes en el mundo siguen confundiendo a Jesús con un dios hecho a la medida de sus intereses.

La descripción del martirio de Juan muestra la crueldad a la que llegan los poderosos para hacer callar la conciencia crítica de los profetas de todos los tiempos. También esta macabra crueldad es un signo premonitorio de lo que les espera a Jesús, a los discípulos y a todos los que se tomen en serio la opción por la vida como base fundamental del reinado de Dios.

Jesús se ha vuelto un personaje famoso y cada cual da su opinión sobre él según sus expectativas.

Y esas opiniones llegan hasta el rey Herodes, que, como muchos, piensa que es Juan Bautista resucitado. La muerte violenta del pariente de Jesús se convierte en un aviso de lo que va a ocurrir con el mismo Jesús y sus discípulos. Su misión les acarreará la hostilidad, la persecución y la cárcel e incluso la muerte violenta.

El Papa Francisco hace referencia con frecuencia a los mártires cristianos de hoy día y afirma que son más numerosos que en los primeros siglos del cristianismo.

¿Por qué hay tanta intolerancia en el mundo? ¿A quién hacen daño los cristianos al practicar su fe rezando y siendo caritativos con los pobres?

Hay muchas clases de martirio, empezando por la incomprensión y crítica de quienes están más cerca de nosotros como son nuestros parientes, amigos y hasta los propios padres. Qué hacer ante quien nos critica o se burla de nosotros. Ciertamente no siempre el plantarles cara y empezar a discutir es lo mejor, pues todos queremos tener razón y saber más que el otro. Como ya nos advierte el mismo Jesús: “por sus frutos los conoceréis”.

Hemos de ser coherentes con lo que decimos, no hablar de una cosa y después hacer lo contrario. Ese es el primer paso que hay que dar. Evangelizar no quiere decir tener éxito, sino dar testimonio y sembrar. Algún día la verdad saldrá a flote y dará su fruto. El amor nunca es estéril. El día y la hora de recoger los frutos sólo Dios la sabe.

Carlos Latorre, cmf