Vísperas – Jueves V de Tiempo Ordinario

VÍSPERAS

JUEVES V TIEMPO ORDINARIO

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Éste es el tiempo en que llegas,
Esposo, tan de repente,
que invitas a los que velan
y olvidas a los que duermen.

Salen cantando a tu encuentro
doncellas con ramos verdes
y lámparas que guardaron
copioso y claro el aceite.

¡Cómo golpean las necias
las puertas de tu banquete!
¡Y cómo lloran a oscuras
los ojos que no han de verte!

Mira que estamos alerta,
Esposo, por si vinieres,
y está el corazón velando,
mientras los ojos se duermen.

Danos un puesto a tu mesa,
Amor que a la noche vienes,
antes que la noche acabe
y que la puerta se cierre. Amén.

 

SALMO 29: ACCIÓN DE GRACIAS POR LA CURACIÓN DE UN ENFERMO EN PELIGRO DE MUERTE

Ant. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por siempre.

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.

Señor, Dios mío, a ti grité,
y tú me sanaste.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.

Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo.

Yo pensaba muy seguro:
«no vacilaré jamás»
Tu bondad, Señor, me aseguraba
el honor y la fuerza;
pero escondiste tu rostro,
y quedé desconcertado.

A ti, Señor, llamé,
supliqué a mi Dios:
«¿Qué ganas con mi muerte,
con que yo baje a la fosa?

¿Te va a dar gracias el polvo,
o va a proclamar tu lealtad?
Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.»

Cambiaste mi luto en danzas,
me desataste el sayal y me has vestido de fiesta;
te cantará mi lengua sin callarse.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por siempre.

SALMO 31: ACCIÓN DE GRACIAS DE UN PECADOR PERDONADO

Ant. Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso e hombre a quien el Señor
no le apunta el delito.

Mientras callé se consumían mis huesos,
rugiendo todo el día,
porque día y noche tu mano
pesaba sobre mí;
mi savia se me había vuelto un fruto seco.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.

Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará.

Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación.

— Te instruiré y te enseñaré el camino que has de seguir,
fijaré en ti mis ojos.

No seáis irracionales como caballos y mulos,
cuyo brío hay que domar con freno y brida;
si no, no puedes acercarte.

Los malvados sufren muchas penas;
al que confía en el Señor,
la misericordia lo rodea.

Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: EL JUICIO DE DIOS

Ant. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.

LECTURA: Rm 8, 28-30

Alegraos de ello, aunque de momento tengáis que sufrir un poco, en pruebas diversas: así la comprobación de vuestra fe —de más precio que el oro, que, aunque perecedero, lo aquilatan a fuego— llegará a ser alabanza y gloria y honor cuando se manifieste Jesucristo. No habéis visto a Jesucristo, y lo amáis; no lo veis, y creéis en él; y os alegráis con un gozo inefable y transfigurado, alcanzando así la meta de vuestra fe: vuestra propia salvación.

RESPONSORIO BREVE

R/ El Señor nos alimentó con flor de harina.
V/ El Señor nos alimentó con flor de harina.

R/ Nos sació con miel silvestre.
V/ Con flor de harina.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ El Señor nos alimentó con flor de harina.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El Señor derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes.

PRECES

Invoquemos a Dios, nuestro refugio y nuestra fortaleza, y digámosle:

Mira a tus hijos, Señor.

Dios de amor, que has hecho alianza con tu pueblo,
—haz que recordemos siempre tus maravillas.

Que los sacerdotes, Señor, crezcan en la caridad
—y que los fieles vivan en la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.

Haz que siempre edifiquemos la ciudad terrena unidos a ti,
—no sea que en vano se cansen los que la construyen.

Manda, Señor, trabajadores a tu mies,
—para que tu nombre sea conocido en el mundo.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

A nuestros familiares y bienhechores difuntos dales un lugar entre los santos
—y haz que nosotros un día nos encontremos con ellos en tu reino.

Ya que por Jesucristo hemos llegado a ser hijos de Dios, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro…

ORACION

Tú, Señor, que iluminas la noche y haces que después de las tinieblas amanezca nuevamente la luz, haz que, durante la noche que ahora empieza, nos veamos exentos de toda culpa y que, al clarear el nuevo día, podamos reunirnos otra vez en tu presencia, para darte gracias nuevamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

Anuncio publicitario

Lectio Divina – Jueves V de Tiempo Ordinario

1) Oración

Vela, Señor, con amor continuo sobre tu familia; protégela y defiéndela siempre, ya que sólo en ti ha puesto su esperanza. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del Evangelio según Marcos 7,24-30
Y partiendo de allí, se fue a la región de Tiro, y entrando en una casa quería que nadie lo supiese, pero no logró pasar inadvertido, sino que, en seguida, habiendo oído hablar de él una mujer, cuya hija estaba poseída de un espíritu inmundo, vino y se postró a sus pies. Esta mujer era griega, siro fenicia de nacimiento, y le rogaba que expulsara de su hija al demonio. Él le decía: «Espera que primero se sacien los hijos, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos.» Pero ella le respondió: «Sí, Señor; que también los perritos comen bajo la mesa migajas de los niños.» Él, entonces, le dijo: «Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija.» Volvió a su casa y encontró que la niña estaba echada en la cama y que el demonio se había ido.

3) Reflexión

• En el Evangelio de hoy, veremos cómo Jesús atiende a una mujer extrajera de otra raza y de otra religión, lo cual estaba prohibido por la ley religiosa de aquella época. Inicialmente, Jesús no quería atenderle, pero la mujer insistió y consiguió lo que quería: la curación de la hija.
• Jesús trata de abrir la mentalidad de los discípulos y de la gente más allá de la visión tradicional. En la multiplicación de los panes, había insistido en el compartir (Mc 6,30-44). En la discusión sobre lo que es puro e impuro, había declarado puros todos los alimentos (Mc 7,1-23). Ahora, en este episodio de la Mujer Cananea, supera las fronteras del territorio nacional y acoge a una mujer extranjera que no pertenece al pueblo y con la que estaba prohibido conversar. Estas iniciativas de Jesús, nacidas de su experiencia de Dios como Padre, eran extrañas para la mentalidad de la gente de la época. Jesús ayuda a la gente a abrir su manera de experimentar a Dios en la vida.
• Marcos 7.24: Jesús sale del territorio. En el evangelio de ayer (Mc 7,14-23) y de antes de ayer (Mc 7,1-13), Jesús había criticado la incoherencia de la “Tradición de los Antiguos” y había ayudado a la gente y a los discípulos a salir de la prisión de las leyes de la pureza. Aquí, en Mc 7,24, sale de Galilea. Parece querer salir de la prisión del territorio y de la raza. Está en el extranjero, y parece que no quiere ser conocido. Pero su fama había llegado antes que él. La gente sabe y le busca.
• Marcos 7.25-26: La situación. Una mujer llega cerca y empieza a pedir por la hija enferma. Marcos dice explícitamente que era de otra raza y de otra religión. Esto es, era pagana. Ella se lanza a los pies de Jesús y empieza a suplicar para que cure a su hija poseída por un espíritu impuro. Los paganos no tenían problema en recorrer a Jesús. Los judíos ¡sí que tenían problemas en convivir con los paganos!
• Marcos 7.27: La respuesta de Jesús. Fiel a las normas de su religión, Jesús dice que no conviene tirar el pan de los hijos y darlo a los cachorros. Frase dura. La comparación está sacada de la vida familiar. Hasta hoy, niños y cachorros es lo que más hay en los barrios pobres. Jesús afirma una cosa que es cierta: ninguna madre saca el pan de la boca de los hijos para darlo a los cachorros. En este caso, los hijos eran los judíos y los cachorros, los paganos. En la época del AT, por causa de la rivalidad entre los pueblos, un pueblo acostumbraba llamar a otro “cachorro” (1Sam 17,43). En los otros evangelios Jesús explica el porqué de su rechazo: “No fui enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel” (Mt 15,24). Es decir: “El Padre no quiere que yo me ocupe de esta mujer”
• Marcos 7,28: La reacción de la mujer. Ella concuerda con Jesús, pero amplía la comparación y la aplica a su caso: “Sí, Señor; que también los perritos comen bajo la mesa migajas de los niños.” Es como si dijera: “Si soy perrito, entonces tengo los derechos de los perritos, es decir, ¡las migajas me pertenecen!” Ella sencillamente sacó las conclusiones de la parábola que Jesús contó y, mostró que, hasta en la casa de Jesús, los perritos comían las migajas que caían de la mesa de los niños. Y en la “casa de Jesús”, esto es, en la comunidad cristiana, la multiplicación del pan para los hijos fue tan abundante que estaban sobrando doce cestos (Mc 6,42) para los “cachorros”, esto es, para ella, ¡para los paganos!
• Marcos 7,29-30: La reacción de Jesús: “Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija.” En los otros evangelios se explicita: “¡Grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!” (Mt 15,28). Si Jesús atiende la súplica de la mujer es porque comprende que, ahora, el Padre quiere que él escuche su petición. Este episodio ayuda a percibir algo del misterio que envolvía a la persona de Jesús y como él convivía con el Padre. Era observando las reacciones de las personas y las actitudes de las personas, que Jesús descubre la voluntad del Padre en los acontecimientos de la vida. La actitud de la mujer abre un nuevo horizonte en la vida de Jesús. A través de ella, él descubre mejor que el proyecto del Padre es para todos los que buscan la vida y quieren liberarse de las cadenas que aprisionan su energía. Así, a lo largo de las páginas del evangelio de Marcos, hay una apertura creciente hacia los demás pueblos. De este modo, Marcos lleva a los lectores y a las lectoras a abrirse, poco a poco, a la realidad del mundo de alrededor y a superar ideas preconcebidas que impiden la convivencia pacífica entre la gente. Esta apertura hacia los paganos aparece de forma muy clara en la orden final que Jesús da a los discípulos, después de su resurrección: ”Id por el mundo, proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16,15).

4) Para la reflexión personal

• Tú, ¿qué haces concretamente, para convivir en paz con personas de otras iglesias cristianas? En el barrio donde vives ¿hay gente de otras religiones? ¿Cuáles? ¿Hablas normalmente con personas de otras religiones?
• ¿Cuál es la apertura que este texto nos pide hoy a nosotros, en familia y en comunidad?

5) Oración final

¡Dichosos los que guardan el derecho,
los que practican siempre la justicia!
¡Acuérdate de mí, Yahvé,
hazlo por amor a tu pueblo,
ven a ofrecerme tu ayuda. (Sal 106,3-4)

El «camino de Dios» es un camino alegre (Alegría)

El camino de Diso es de renuncia, de mortificación, de entrega, pero no de tristeza o de apocamiento (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios, 128).

No hay cosa que necesite más de la moderación y del freno de la razón que las lágrimas: por quiénes se debe llorar, y cuánto y cuándo, y cómo (SAN BASILIO, Hom. sobre la alegría).

La alegría cristiana es una realidad que no se describe fácilmente, porque es espiritual y también forma parte del misterio. Quien verdaderamente cree que Jesús es el Verbo Encarnado, el Redentor del Hombre, no puede menos de experimentar en lo íntimo un sentido de alegría inmensa, que es consuelo, paz, abandono, resignación, gozo… ¡No apaguéis esta alegría que nace de la fe en Cristo crucificado y resucitado! ¡Testimoniad vuestra alegría! ¡Habituaos a gozar de esta alegría! (JUAN PABLO II, Aloc. 24-III-1979).

La alegría espiritual es el principal remo en esta navegación nuestra (SAN PEDRO DE ALCÁNTARA, Trat. de la oración y meditación, 11, 4, aviso 1º).

Antes te divertías mucho… -Pero ahora que llevas a Cristo en ti, se ha llenado tu vida entera de sincera y comunicativa alegría. Por eso atraes a otros. -Trátale más, para llegar a todos (SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ, Surco, n. 673).

Comentario – Jueves V de Tiempo Ordinario

Después de haber elegido de entre sus discípulos a Doce para que estuvieran con él, ahora designa a setenta y dos para enviarlos por delante a esos lugares y pueblos adonde pensaba ir él. Luego les envía para que preparen de algún modo su llegada a tales lugares. Y les envía como obreros: pocos para una mies tan abundante; y con una petición a quien es Dueño de todo, incluida la mies: que mande obreros a su mies, puesto que el envío de tales obreros depende esencialmente de Él, aunque también de quienes han de estar dispuestos a poner sus manos, su boca y su inteligencia al servicio de esta misión. En cuanto obreros, merecerán su salario, pero éste no rebasa los límites de la subsistencia diaria: la comida y la bebida que tengan en la casa que les haya acogido. No se hace referencia a otro tipo de salario que el que da para el sustento diario.

Y al tiempo que les envía: ¡Poneos en camino!, les da ciertas instrucciones: Mirad que os mando como corderos en medio de lobosNo llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Han de ir con la conciencia de ser sólo corderos, aunque se hallen en medio de lobos y sientan las garras y fauces de esos lobos muy cerca de ellos. Nunca deben perder la mansedumbre propia de los corderos, por muy hostil que se les presente el ambiente que les rodee. El cordero ha de estar dispuesto a ser llevado al matadero. Pero han de saber que en los lugares a que son enviados se encontrarán con lobos que les enseñarán los dientes. No por eso deben detenerse ni dejar de anunciar que el Reino de los cielos está cerca.

Jesús entiende que la misión de tales discípulos no requiere de otros medios: ni talega, ni alforja, ni sandalias de repuesto. Todo eso acabaría estorbándolos. ¿Para qué quieren talega alforja si la casa que les acoja les proporcionará lo necesario para ese día: techo y comida? Les prohíbe incluso que se detengan a saludar a nadie por el camino. El anuncio del Reino no permite «detenciones» ni distracciones en su ejercicio. Su único objetivo debe ser llegar cuanto antes a esos lugares que se les ha asignado para la misión. No debe haber otras paradas con otros objetivos que les desviarían de esta finalidad: anunciar la cercanía del Reino.

Nada más llegar a su destino han de dar (y, por tanto, también desear) la paz, y esa paz o conjunto de bienes mesiánicos, descansará sobre todos los hombres y mujeres de paz que habiten en esa casa o lugar. Sólo la gente de paz recibirá la paz que ellos portan. Si allí no hubiera gente de paz, se produciría un efecto-rechazo y la paz que ellos intentaban darles volvería a sus donantes. En el pueblo en que sean bien recibidos, han de aceptar con gratitud la comida que les ofrezcan (porque el obrero merece su salario), pero sin olvidar aquello para lo que han llegado a ese lugar: para anunciar que el Reino de los cielos está cerca y para significarlo en la curación de los enfermos que haya. Pero cuando no los reciban deberán hacer un acto público de desagravio. Saldrán a la plaza y dirán: Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros, como haciendo ver que no quieren nada con aquellos ingratos que han rechazado el don de Dios que les llega por su medio. Pero deben saber, a pesar de su persistente sordera, que, lo quieran o no lo quieran admitir, el Reino de Dios está cerca. Semejante rechazo no quedará sin consecuencias: aquel día le será más llevadero a Sodoma que a ese pueblo. Y todos sabían lo que le había ocurrido al pueblo de Sodoma.

¿Por qué concede Jesús tanta importancia a este anuncio que tiene el tono de un pregón? ¿Por qué deben saber esos pueblos que el Reino de Dios está cerca? ¿Qué puede significar para sus vidas la aceptación de semejante noticia? La cercanía del Reino no puede desconectarse de la actividad mesiánica del mismo Jesús en medio de su pueblo. La implantación del Reino no es otra cosa que la presencia benéfica (salvífica) del Salvador que hace sentir su efecto salvífico ya en el mundo. La cercanía del Reino de Dios es la cercanía del mismo Dios en su Hijo encarnado, la cercanía de Dios en la humanidad de Jesucristo. Acoger este anuncio es acogerle a él y acoger su mensaje, su perdón y su salvación. Y acoger el don salvífico de Dios que se hace presente en su humanidad es muy importante. Ese don transformará al hombre, le convertirá en habitante del Reino y le hará vivir en la paz, el amor, la justicia, la misericordia, la fraternidad y el gozo que imperan en ese Reino.

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID
Dr. en Teología Patrística

Christus Vivit – Francisco I

272. No siempre un joven tiene la posibilidad de decidir a qué va a dedicar sus esfuerzos, en qué tareas va a desplegar sus energías y su capacidad de innovar. Porque además de los propios deseos, y aún más allá de las propias capacidades y del discernimiento que uno realice, están los duros límites de la realidad. Es verdad que no puedes vivir sin trabajar y que a veces tienes que aceptar lo que encuentres, pero nunca renuncies a tus sueños, nunca entierres definitivamente una vocación, nunca te des por vencido. Siempre sigue buscando, al menos, modos parciales o imperfectos de vivir lo que en tu discernimiento reconoces como una verdadera vocación.

Ante todo, el amor

1.- El amor por encima de la ley. Jesús nos llama hoy a ir más allá del legalismo: «Os digo que si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos». La Ley de Moisés apunta al mínimo necesario para garantizar la convivencia, pero el cristiano ha de procurar superar este mínimo para llegar al máximo posible del amor. Lo que hoy nos enseña Jesús es a no creernos seguros por el hecho de cumplir esforzadamente unos requisitos con los que podemos reclamar méritos a Dios, como hacían los maestros de la ley y los fariseos. Más bien debemos poner el énfasis en el amor a Dios y los hermanos, amor que nos hará ir más allá de la fría ley y a reconocer humildemente nuestras faltas en una conversión sincera. El evangelista pone en boca de Jesús un repaso rápido de cuanto la ley exigía a sus contemporáneos. El no ha venido a destruirla sino a darla su cumplimiento. No bastará no matar. Será necesario no enfadarse con el hermano, no boicotearle, no pisarle, no ignorarle, no olvidarle, no despreciarle. ¿Y las relaciones con la mujer? El evangelio de Mateo pone de relieve el deseo de Jesús de dignificar a la mujer de su tiempo. Entre los judíos la mujer apenas era una cosa. A través de la historia y durante mucho tiempo apenas ha sido más que cosa. La división de la humanidad en hombres y mujeres ha dado una terrible consecuencia: la discriminación irritante de la mujer. El cristiano tiene ante sí otro reto puesto por Jesucristo: el de considerar a la mujer como persona con la que compartir un proyecto de vida, el de dar una espléndida lección al mundo, mostrar qué maravilla son capaces de forjar dos seres que, considerándose iguales, viven fundados en Cristo.

2.- Aprender la lección del perdón. Hay quien dice: ‘Yo soy bueno porque no robo, ni mato, ni hago mal a nadie’; pero Jesús nos dice que esto no es suficiente, porque hay otras formas de robar y matar. Podemos matar las ilusiones de otro, podemos menospreciar al prójimo, anularlo o dejarlo marginado, le podemos guardar rencor; y todo esto también es matar, no con una muerte física, pero sí con una muerte moral y espiritual. El Señor nos llama a ser personas consecuentes: «Deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano», es decir, la fe que profesamos cuando celebramos la Liturgia debería influir en nuestra vida cotidiana y afectar a nuestra conducta. Por ello, Jesús nos pide que nos reconciliemos con nuestros enemigos. Un primer paso en el camino hacia la reconciliación es rogar ellos, como Jesús nos pide. Si se nos hace difícil, entonces, sería bueno recordar a Jesucristo muriendo por todos. En palabras de Benedicto XVI, «si queremos presentaros ante Él, también debemos ponernos en camino para ir al encuentro unos de otros. Por eso, es necesario aprender la gran lección del perdón: no dejar que se insinúe en el corazón la polilla del resentimiento, sino abrir el corazón a la magnanimidad de la escucha del otro, abrir el corazón a la comprensión, a la posible aceptación de sus disculpas y al generoso ofrecimiento de las propias».

3.- El culto verdadero no olvida la solidaridad. Tal vez sería oportuno que nuestras catequesis incluyeran entre las condiciones para participar válidamente en la eucaristía la de trabajar por la justicia. Sin tensión hacia la justicia no puede haber eucaristía. Pablo negaba la posibilidad de celebrar verdaderamente la cena del Señor a quienes estaban hartos y se desentendían de los que pasaban hambre. La primitiva comunidad cristiana exigía, apoyándose en las palabras del Señor, estar en paz con los hermanos antes de ofrecer el sacrificio. No existe en la realidad el peligro de olvidarnos de Dios por amar al prójimo. Sin embargo, es tristemente habitual que olvidemos al prójimo pretendiendo amar a Dios. Confundimos el mensaje de Jesús con el comportamiento religioso corriente, con ser «gente de orden». Abandonamos así las actitudes más características y nuevas del evangelio. La fraternidad -solidaridad- constituye lo más típico del culto cristiano. No olvidemos que la palabra «liturgia» se deriva de un verbo griego que significa «servir». Si lo tenemos en cuenta, estaremos haciendo “la voluntad del Señor” como nos recuerda la lectura del Eclesiástico y el Salmo 118.

4.-“Su mañana es hoy”. Podemos decir que el mundo es un pañuelo, sobre todo si contemplamos en nuestros televisores a personas geográficamente distantes, pero cercanas en nuestro corazón. Esto quiere decir que el círculo de responsabilidad se ha ampliado a tamaño mundial. Hemos de vivir una tensión hacia la paz con todos los hombres. El Tercer y Cuarto mundo existen. Nos lo hace ver hoy Manos Unidas con su Campaña contra el Hambre. La mortandad infantil, por causas que se podrían evitar, es un escándalo. El lema de la campaña “Su mañana es hoy” y la imagen del plato vacío representan la preocupación diaria de una gran parte de la población, que no puede acceder a una alimentación necesaria para vivir. Hay en el póster un niño que se encuentra en un paisaje vacío, sin recursos, solo ante su realidad. Resuenan ahora las palabras del Evangelio: “Si vas a presentar tu ofrenda ante el altar….”

José María Martín OSA

Se dijo a los antiguos… pero yo os digo…

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: – «No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno sólo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.

Os lo aseguro: Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “renegado”, merece la condena del fuego.

Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.

Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto.

Habéis oído el mandamiento “no cometerás adulterio”. Pues yo os digo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior. Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno. Si tu mano derecha te hace caer, córtasela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno. Está mandado: “El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio.

Pues yo os digo: El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza, la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.

Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus votos al Señor”. Pues yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo pelo. A vosotros os basta decir “si” o “no”. Lo que pasa de ahí viene del Maligno.»

Mateo 5, 17-37

PARA MEDITAR

La libertad no es hacer lo que nos da la gana. Jesús no dice que todo vale, sino que debemos buscar la libertad para decidir por nosotros mismos, pero teniendo presente que debemos buscar el bien de todas las personas. En el Evangelio de hoy queda muy claro.

PARA HACER VIDA EL EVANGELIO

  • ¿Recuerdas alguna ocasión que hayas incumplido una norma? Escribe tu experiencia.
  • ¿Cómo te has sentido? ¿Qué normas debemos respetar los cristianos?
  • Toma un compromiso para ser una persona que respeta a los demás.

 

ORACIÓN

Has venido, Señor…
a traer plenitud a las vidas mediocres,
a traer libertad a los que estamos atados,
a traer ilusión a las vidas cansadas,
a traer sorpresa a la gris rutina,
a traer descanso a los agobiados.
Has venido, Señor…
a traer sabiduría a los pequeños,
a levantar a los encorvados,
a perdonar una y mil veces,
a liberarnos de los compromisos,
a enseñarnos a ser los últimos.
Has venido, Señor…
a demostrarnos el valor de la pobreza
y del compartir,
a construir tu Reino de justicia,
a sacarnos de la esclavitud del poder,
del dinero y del prestigio,
a cambiarnos el corazón de piedra,
a revitalizar nuestra historia personal.

No he venido a abolir

Has venido, Señor…
a traer plenitud a las vidas mediocres,
a traer libertad a los que estamos atados,
a traer ilusión a las vidas cansadas,
a traer sorpresa a la gris rutina,
a traer descanso a los agobiados.

Has venido, Señor…
a traer sabiduría a los pequeños,
a levantar a los encorvados,
a perdonar una y mil veces,
a liberarnos de los compromisos,
a enseñarnos a ser los últimos.

Has venido, Señor…
a demostrarnos el valor de la pobreza
y del compartir,
a construir tu Reino de justicia,
a sacarnos de la esclavitud del poder,
del dinero y del prestigio,
a cambiarnos el corazón de piedra,
a revitalizar nuestra historia personal.

Has venido, Señor…
a contagiarnos la misericordia,
a potenciar lo mejor de nosotros mismos,
a dinamizar nuestra existencia,
a poner a las personas
por encima de las normas,
a despertar nuestra coherencia y fraternidad.

Has venido, Señor…
a entusiasmarnos con tu Reino,
a hablarnos al corazón a cada uno,
a llenar nuestra vida de sentido y de tu Espíritu
a hacernos grandes en el Reino de los cielos,
has venido y vienes siempre, Señor.

Mari Patxi Ayerra

Notas para fijarnos en el evangelio – Domingo VI Tiempo Ordinario

• La primera cuestión que plantea Jesús puede parecer que es sobre el valor de «la Ley y los Profetas» (17), es decir, el valor del Antiguo Testamento. Nos conviene que Él mismo, que a veces parece que lo relativice mucho, nos diga que «no he venido a abolirlos» (17).

• Que Jesús «da plenitud» al Antiguo Testamento (17) no significa simplemente que en Él se cumple todo lo que la Escritura anunciaba. Tampoco significa que Él lo perfeccione. Más bien nos está diciendo que la Escritura es significativa cuando se convierte en vida. Él es la Palabra hecha carne (Jn 1, 14).

• Lejos, pues, de desautorizar a la Escritura, Jesús la valora insistentemente. En lo que va diciendo en los vv. 18-19 podemos encontrar semejanzas en otros lugares del Evangelio de Mateo o del conjunto del Nuevo Testamento: Lc 16, 17; Mt 24, 34-35; Sant 2, 10; Ga 3, 10. pero lo que Jesús pretende no es ni cuestionar ni sobrevalorar la Escritura sino plantear qué hacemos con la vida: «Si no sois mejores…» o, literalmente, «si vuestra justicia no sobrepasa…» (20). Ser justo quiere decir cumplir fielmente la voluntad de Dios (Mt 3, 15; 5, 6-10). De lo que se trata es de hacer la voluntad de Dios. La Escritura nos ha sido dada para ayudarnos a descubrirlo. Pero no basta con cumplirla en la letra: hay que discernir, leyendo la letra y leyendo la vida, qué es lo que Dios quiere que yo haga.

• Anunciado este planteamiento, el Sermón de la Montaña plantea seis antítesis (vv. 21-47), cuya culminación propone que seamos perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto (Mt 5, 48) y así indica claramente el objetivo de Jesús, del Evangelio. O, dicho de otro modo, el Padre del cielo es la referencia para la vida de todo discípulo de Jesús: los hijos e hijas de Dios deben ser y obrar tal como es y obra el Padre.

• En las antítesis Jesús contrapone algunas sentencias significativas de la Ley de Moisés con normas de actuación. De este modo pretende ayudarnos a descubrir cuál es el contenido de fondo de la Ley.

• La sentencia sobre el homicidio (21) cita Ex 20, 13 y Dt 5, 17, por lo que respecta al «no matarás» y Ex 21, 12; Lv 24, 17 y Nm 35, 16-18, por lo que respecta a la «condena».

• El v. 22, con los casos concretos que pone, quiere mostrar la gravedad del odio y de las desavenencias. Y los vv. 23-26 urgen a resolver los conflictos, a «hacer las paces», a «llegar a acuerdos» antes de que la situación no sea mucho peor y no tenga retorno. La reconciliación es muy importante, y urgente. La oración -la personal y la litúrgica- no será agradable a Dios si no sale de un corazón reconciliado.

• Sobre el adulterio (27) se cita Ex 20, 14; Dt 5, 11. Más explícitamente que en el caso del homicidio, Jesús sitúa la cuestión en el corazón (28). Es decir, no basta con la ley.

• En la mentalidad bíblica, el corazón no es tan sólo el lugar de los sentimientos, sino sobre todo del pensamiento y de la voluntad, y a menudo se identifica con la persona. Del corazón pueden salir sentimientos de alegría, de coraje, de angustia; puede plantear una acción y promoverla. Por eso Dios quiere poner su alianza en el corazón de la persona (Jr 31, 33). La rectitud del obrar sale del corazón (Mt 15, 18). Tanto el amor como el pecado, pues, radican en el corazón. Es Dios quien de verdad conoce el corazón de las personas (Lc 16, 15; Rm 8, 27; 1Te 2, 4).

• Jesús no propone la mutilación del cuerpo como solución a nada (29-30). Es evidente que si el pecado radica en el corazón, arrancando el ojo no extirpamos el pecado. Más bien, con una imagen fuerte y provocadora, quiere que nos demos cuenta de la gravedad del adulterio. Y, sobre todo, nos está diciendo que hay que ir a la raíz del pecado y tener la voluntad de extirparlo.

• Sobre el divorcio (31), Jesús cita Dt 24, 1. Se trata del derecho que tenía el marido de repudiar a la mujer, es decir, de hacerla marchar de casa y oficializar el divorcio. En cambio, según la Ley de Moisés, la mujer no tiene derecho a divorciarse de su marido.

• Jesús quiere ir a la raíz, no se contenta con resolver las cuestiones importantes de la vida por la vía legal, por más que la legislación también sea necesaria: Por lo tercos que sois os permitió Moisés divorciarnos de vuestras mujeres… (Mt 19, 8).

• La interpretación del v. 32 es muy discutida. En cualquier caso, Jesús antepone a todo la importancia del hecho y no deja de recordar las responsabilidades de los hombres, no tan contempladas en la Ley como las de las mujeres.

• La antítesis sobre los juramentos (33) hace referencia a Nm 30, 3; Dt 23, 22; Ex 20, 7 y Lv 19, 12.

• Los juramentos pretenden implicar a Dios en nuestras afirmaciones. Pueden ser, pues, una manipulación de Dios, cosa que la humanidad ha hecho y hace a menudo. Si se dice la verdad, el juramento es innecesario. Y las obras, el conjunto de la vida de la persona, son la verificación de lo que se dice. Malo cuando hemos de dar demasiadas explicaciones de lo que hacemos. La vida canta.

• Respecto a esta afirmación de Jesús, «lo que pasa de ahí…» (37), nos tiene que hacer pensar en el uso que hacemos del habla. Podemos ser factores de bendición -decir-el-bien o de maldición -decir-el-mal. Hacer el bien o hacer el mal. Igualmente hay que considerar lo que llamamos tirar de la lengua de alguien: podemos inducirle a decir-hacer mal. El Evangelio, la Buena Nueva, es bendición.

• En Jesús la palabra y los hechos siempre van unidos, indisolublemente. En Él contemplamos la Verdad que es Dios mismo (Jn 14, 6).

Comentario al evangelio – Jueves V de Tiempo Ordinario

Seguro que no era fácil estar al lado de Jesús. Los Discípulos estaban acostumbrados a vivir según unas normas claras. Pero para Él no había nada sagrado, sino Dios. Antes que la norma muerta, lo primero, la persona. Sobre todo, los más débiles.

Incluso después de la muerte y resurrección de Jesús, cuando la Iglesia daba sus primeros pasos, eran frecuentes las discusiones sobre lo que se podía o no se podía hacer. Para eso se celebró el Concilio de Jerusalén (Hechos de los apóstoles, cap. 15), para decidir cómo debían vivir los cristianos. Sin imponer más normas que las estrictamente necesarias. En diálogo y escuchando a todos. Buen ejemplo para resolver las nuevas situaciones.

En tiempos de Jesús también había problemas territoriales. No se llevaban bien entre sí los vecinos, y no parecía fácil que se pudieran arreglar las cosas. Con esta situación se enfrentó la mujer sirofenicia. Sabiendo que Jesús puede curar a su hija, se acerca a Él, para implorarle. Y la respuesta de Jesús hubiera bastado para desanimar a cualquiera. Pero no a una madre desesperada. Tan bien argumentó, que a Jesús no le quedó más remedio aceptar sin discusiones. Porque la fe todo lo puede, sobrepasa barreras, fronteras y prejuicios.

Nosotros quizá todavía estamos limitados por nuestra percepción del mundo, a veces demasiado estrecha. Los discípulos de Jesús estamos llamados a ser continuadores de su modo de vida. A “revolucionar” nuestras relaciones humanas. Dar pasos concretos hacia los otros, hacia los que tenemos más cerca, pero también hacia aquellos nuevos horizontes que nos dan miedo. Animarse a hacer algún voluntariado, colaborar con alguna asociación, ayudar a alguna persona con problemas de movilidad, por ejemplo. Porque la fe ha de vivirse en un marco concreto, cercano, y a la vez universal. Ecuménico. Católico. Como Jesús.

Alejandro Carbajo Olea, C.M.F.