Marcos 13, 9-11
9Pero mirad a vosotros mismos; os entregarán a los sanedrines y seréis azotados en las sinagogas, y seréis llevados ante gobernadores y reyes por mi causa como testimonio para ellos.
10Y es necesario que primero sea anunciado el evangelio a todas las naciones.
11Y cuando os detengan y entreguen, no penséis de antemano qué hablaréis, sino lo que os sea dado en esa hora, eso hablaréis; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo.
• Tras bosquejar brevemente los «dolores de parto» preliminares de la nueva edad, los desastres que ocurrirán en la escena internacional, Jesús apunta directamente a los problemas que afligirán a la comunidad marcana en particular. El pasaje presenta un esquema alternante de profecía y estímulo:
13,9a: Exhortación a estar atentos
13,9b-10: Profecía sobre comparecer ante los mandatarios; testimonio universal
13,11: Exhortación a no planear antes la defensa en tales situaciones de testimonio
13,12-13a: Profecía sobre la traición y odio universal hacia los cristianos
13,13b: Exhortación a aguantar hasta el final.
Estructuralmente, por tanto, la perícopa se divide en dos partes principales: 13,9-11 y 13,12-13.
• 13,9-11: Mientras el pasaje anterior profetiza los desastres que afligirán el mundo entero, el presente describe las tribulaciones que atormentarán expresamente a los cristianos de la comunidad de Marcos; estos últimos por tanto, harán bien en mirar a sí mismos. Así pues, como con la frase «entiéndalo el lector» en 13,14, la obertura de nuestro pasaje está diseñada para dirigir la atención hacia los acontecimientos contemporáneos de importancia especial para la comunidad marcana, en este caso persecuciones por parte de los consejos, funcionarios sinagogales, mandatarios y reyes. La relación entre 13,5-8 y 13,9-13 insinúa que estas persecuciones procederán directamente de las agitaciones internacionales dibujadas en el pasaje anterior, y a su vez sugiere que hay quizás una referencia a los juicios contra los cristianos relacionados con la rebelión judía contra Roma («sanedrines» en 13,9).
La profecía de Jesús sobre las persecuciones comienza con el verbo «entregar», 13,9b. Esta palabra es significativa por dos motivos. El primero es su trasfondo de Is 52-53 versión griega-LXX, donde el siervo sufriente del Señor es «entregado» a una muerte ignominiosa, pero termina siendo exaltado y glorificado (Is 52,13; 53,12); el verbo insinúa ya así la salvación que Jesús profetiza al final de nuestro pasaje («Pero quien persevere hasta el final, ese será salvado», 13,13b). El segundo aspecto importante del verbo radica en su empleo en otros lugares del evangelio, donde se aplica a la detención de Juan Bautista (1,14), pero más a menudo a la propia traición a Jesús y a su muerte (3,19; 9,31; 10,33; 14,10- 11.18.21.41-42.44; 15,1.10.15). El vocablo mismo, pues, implica lo que Jesús dice explícitamente al final del versículo: la entrega de los discípulos en manos de sus enemigos será «por mí». Esta es solo la primera de una serie de correspondencias entre lo que Jesús pronostica aquí y lo que él mismo sufrirá pronto. Como sus seguidores, será traicionado por un «hermano» (14,10.11.43-45), detenido (14,46), entregado a un sanedrín (14,53.55), golpeado (14,65; 15,15.19), presentado ante un gobernante para ser juzgado (15,1-15), expuesto al desprecio de las masas (15,16-36) y asesinado (15,37). Al final, sin embargo, él, como ellos, será «salvado» (16,1-8).
Pero Dios puede hacer de la ira de los seres humanos un instrumento para su alabanza; aunque los enemigos de los cristianos deseen que sus acciones persecutorias sirvan para erradicar ese movimiento, Dios las usará como sistema para extender el evangelio hasta los confines de la tierra (13,9c-10), como pasa también en el caso de Jesús, cuya muerte producirá la conversión del centurión gentil (15,39). Los relatos antiguos de martirio muestran cómo los cristianos convirtieron sus juicios en ocasión para dar testimonio del mensaje cristiano, tanto por lo que dijeron como por lo que sufrieron.
El versículo 13,10 sitúa en un contexto escatológico la predicación de los cristianos «a todas las naciones»: es uno de los acontecimientos claves que deben pasar antes de que pueda llegar el final. Como miembro de la misión paulina, Marcos pensaba probablemente que este requisito previo escatológico de la evangelización mundial estaba casi cumplido (cf. Rom 15,23-24; Col 1,23), por lo que el final era inminente. Pero la proclamación del evangelio no es realmente una actividad humana, sino tarea del Espíritu. Los discípulos de Jesús, por tanto, no deben planear de antemano lo que deben decir, sino hablar lo que la divinidad les dé «en aquella hora» como testimonio ante las autoridades (13,11). Aquí, como a menudo en el Nuevo Testamento, la «hora» es un término técnico para el tiempo de escatológico de prueba (cf. Mc 14,41; Jn 16,21; Rom 13,11; 1Jn 2,18; Ap 3,10). Como a menudo en Marcos, van de la mano la angustia del tiempo final y el fortalecimiento divino en esos momentos.