Vísperas – Miércoles de Ceniza

VÍSPERAS

MIÉRCOLES DE CENIZA

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

¿Para qué los timbres de sangre y nobleza?
Nunca los blasones
fueron lenitivo para la tristeza
de nuestras pasiones.
¡No me des coronas, Señor, de grandeza!

¿Altivez? ¿Honores? Torres ilusorias 
que el tiempo derrumba.
Es coronamiento de todas las glorias
un rincón de tumba.
¡No me des siquiera coronas mortuorias!

No pido el laurel que nimba el talento,
ni las voluptuosas
guirnaldas de lujo y alborozamiento.
¡Ni mirtos ni rosas!
¡No me des coronas que se lleva el viento!

Yo quiero la joya de penas divinas
que rasga las sienes.
Es para las almas que tú predestinas.
Sólo tú la tienes.
¡Si me das coronas, dámelas de espinas! Amén.

SALMO 138: DIOS ESTÁ EN TODAS PARTES Y LO VE TODO

Ant. Señor, tu saber me sobrepasa

Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.

No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.

¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;

si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.

Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí»,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Señor, tu saber me sobrepasa

SALMO 138

Ant. Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta.

Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.

Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro;
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.

¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los dos por terminados, aún me quedas tú.

Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta.

CÁNTICO de COLOSENSES: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CRIATURA

Ant. Por medio de él fueron creadas todas las cosas, y todo se mantiene en él.

Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Por medio de él fueron creadas todas las cosas, y todo se mantiene en él.

LECTURA: Flp 2, 12b-15a)

Seguid actuando vuestra salvación con temor y temblor, porque es Dios quien activa en vosotros el querer y la actividad para realizar su designio de amor. Cualquier cosa que hagáis, sea sin protestas ni discusiones, así seréis irreprochables y límpidos, hijos de Dios sin tacha.

RESPONSORIO BREVE

R/ Yo dije: Señor, ten misericordia.
V/ Yo dije: Señor, ten misericordia.

R/ Sáname, porque he pecado contra ti.
V/ Señor, ten misericordia.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Yo dije: Señor, ten misericordia.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha.

PRECES

Demos gracias a Dios Padre, que estableció en la sangre de Cristo una alianza nueva y eterna con su pueblo y la renueva en el sacramento del altar, y supliquémosle, diciendo:

Bendice, Señor, a tu pueblo

Dirige, Señor, por los caminos de tu voluntad, el sentir de los pueblos y la mente de sus gobernantes,
— para que procuren con empeño el bien común.

Aumenta el fervor de aquellos que, habiéndolo dejado todo, siguieron a Cristo,
— para que manifiesten con su testimonio la vida de la Iglesia.

Tú que creaste a todos los hombres a imagen tuya,
— haz que sintamos horror de las injusticias y desigualdades entre los hombres.

Llama a tu amistad y a tu verdad a los que viven alejados de ti,
— y a nosotros enséñanos cómo podemos ayudarlos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Admite a los difuntos a tu gloria,
— para que te alaben eternamente.

Llenos de fe, invoquemos juntos al Padre común, repitiendo la oración que Jesús nos enseñó:
Padre nuestro…

ORACION

Señor, fortalécenos con tu auxilio al empezar la Cuaresma, para que nos mantengamos en espíritu de conversión; que la austeridad penitencial de estos días nos ayude en el combate cristiano contra las fuerzas del mal. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

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Lectio Divina – Miércoles de Ceniza

El significado de la oración, de la limosna y del ayuno
Cómo utilizar bien el tiempo de la Cuaresma

1. Oración inicial

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.

Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén. 

2. Lectura

a) Clave de lectura:

El evangelio de este Miércoles de Ceniza está sacado del Sermón de la Montaña y quiere ofrecernos una ayuda para hacernos entender cómo practicar las tres obras de piedad: oración, limosna y ayuno y cómo utilizar bien el tiempo de Cuaresma. El modo de cumplir estas tres obras ha cambiado mucho a través de los siglos, según las culturas y costumbres de los pueblos y la salud de las personas. Hoy las personas más ancianas recuerdan el ayuno severo y obligatorio de cuarenta días durante toda la cuaresma. A pesar de los cambios en el modo de practicar las obras de piedad, queda la obligación humana y cristiana (i) de compartir nuestros bienes con los pobres (limosna), (ii) de vivir en contacto con el Creador (oración) y (iii) de saber controlar nuestro ímpetu y nuestros deseos (ayuno). Las palabras de Jesús que meditamos pueden hacer surgir en nosotros la creatividad necesaria para encontrar nuevas formas para vivir estas tres prácticas tan importantes de la vida cristiana.

b) Una división del texto para ayudarnos en su lectura:

Mateo 6,1: La clave general para entender la enseñanza que sigue
Mateo 6, 2: Cómo no hacer limosna
Mateo 6,3-4: Cómo hacer limosna
Mateo 6,5: Cómo no orar
Mateo 6,6: Cómo orar
Mateo 6,16. Cómo no hacer ayuno
Mateo 6,17-18: Cómo hacer ayuno

c) Texto:

«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

«Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

«Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

3. Un momento de silencio orante

para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.

4. Algunas preguntas

para ayudarnos en la meditación y en la oración.

a) ¿Cuál es el punto del texto que más te ha llamado la atención o que te ha gustado más?
b) ¿Cómo entender la advertencia inicial hecha por Jesús?
c) ¿Qué critica y qué enseña Jesús sobre la limosna? Haz un resumen para ti
d) ¿Qué critica y qué enseña Jesús sobre la oración? Haz un resumen para ti
e) ¿Qué critica y que enseña Jesús sobre el ayuno? Haz un resumen para ti

5. Para aquellos que quisieran profundizar más en el tema

a) Contexto:

Jesús habla de tres cosas: la limosna (Mt 6,1-6), la oración (Mt 6,5-15) y el ayuno (Mt 6,16-18). Eran las tres obras de piedad de los judíos. Jesús critica el hecho de que practican la piedad para ser vistos de los hombres (Mt 6,1). No permite que la práctica de la justicia y de la piedad se use como un medio de promoción social en la comunidad (Mt 6,2.5.16). En las palabras de Jesús aparece un nuevo tipo de relación con Dios que se abre para nosotros. Él dice: “Tu Padre que ve en el secreto te recompensará” (Mt 6,4). “Vuestro Padre que conoce vuestras necesidades antes de que le pidáis cualquier cosa” (Mt 6,8). “Si perdonáis a los hombres sus faltas, también vuestro Padre celestial os perdonará” (Mt 6,14). Jesús nos ofrece un nuevo camino de acceso al corazón de Dios. La meditación de sus palabras referentes a las obras de piedad podrá ayudarnos a descubrir este nuevo camino.

b) Comentario del texto

Mateo 6,1: La clave general para entender la enseñanza que sigue

Jesús dice: “Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos”. La justicia de la que habla Jesús consiste en conseguir el lugar donde Dios nos quiere. El camino para llegar allí está expresado en la Ley de Dios. Jesús avisa del hecho de que no se debe observar la ley para ser elogiados de los hombres. Antes había dicho: “Si vuestra justicia no supera la justicia de los doctores de la ley y de los fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos” (Mt 5,26). Cuando leemos esta frase, no debemos pensar sólo en los fariseos del tiempo de Jesús, sino más bien en el fariseo que duerme en cada uno de nosotros. Si José, esposo de María, hubiese seguido la justicia de la ley de los fariseos, hubiera debido denunciar a María. Pero él era “justo” (Mt 1,19), poseía ya la nueva justicia anunciada por Jesús. Por esto transgredió la antigua ley y salva la vida de María y de Jesús. La nueva justicia anunciada por Jesús reposa sobre otra base, sale de otra fuente. Debemos construir nuestra seguridad desde dentro, no en lo que nosotros hacemos por Dios, sino en lo que Dios hace por nosotros. Y esta es la clave principal para entender la enseñanza de Jesús sobre las obras de piedad. En todo lo que sigue, Mateo aplica este principio general a la práctica de la limosna, de la oración y del ayuno. Desde el punto de vista didáctico, primero dice cómo no debe ser, y luego enseguida enseña cómo debe ser.

Mateo 6,2: Cómo no hacer limosna

El modo errado de hacer limosna, sea en tiempos pasados como hoy, es el de usar un modo vistoso, para ser reconocido y aclamado por los otros. A veces sobre los bancos de la iglesia se ven escritas estas palabras: “Obsequio de la familia tal”. En televisión, a los políticos les gusta mostrarse como grandes benefactores de la humanidad en las inauguraciones de obras públicas al servicio de la comunidad. Jesús dice: “ Aquellos que así obran, ya han recibido su recompensa”.

Mateo 6,3-4: Cómo hacer limosna

El modo correcto de hacer limosna es éste: “Que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha”. O sea, debo dar limosna de tal modo que ni yo tenga la sensación de estar haciendo una cosa buena, que merece una recompensa por parte de Dios y elogio por parte de los hombres. La limosna es una obligación. Es una forma de compartir algo que tengo, con aquéllos que no tienen nada. En una familia, lo que es de uno es de todos. Jesús elogia el ejemplo de la viuda, que daba hasta lo que le era necesario (Mc 12,44).

Mateo 6,5: Cómo no orar

Hablando de algunos modos equivocados de orar, Jesús menciona algunos usos y costumbres raras de aquella época. Cuando se tocaba la trompeta para la oración de la mañana, del mediodía o de la tarde, había gente que le gustaba encontrarse en mitad de la calle para orar solemnemente con los brazos abiertos haciéndose así ver de todos y ser considerados, de esta forma, como gente piadosa. Otros en la sinagoga, asumían posturas extravagantes, para llamar la atención de la comunidad.

Mateo 6,6: Cómo orar

Para no dejarnos dudas, Jesús exagera sobre cómo orar. Dice que se necesita orar, en secreto, solo delante de Dios Padre. Ninguno te verá. Incluso, para los otros, tú serás alguien que no reza. ¡No importa! También de Jesús dijeron: “No es de Dios”. Y esto porque Jesús oraba mucho de noche y no le importaba la opinión de los demás. Lo que importa es tener la conciencia en paz y tener la certeza de que Dios es el Padre que me acoge y no a partir de lo que hago por Dios o a partir de la satisfacción que busco en el hecho de que otros me aprecian como una persona pía que ora.

Mateo 6,16: Cómo no ayunar

Jesús critica las prácticas equivocadas del ayuno. Había gente que se desfiguraban el rostro, no se lavaban, usaban vestidos rotos, no se peinaban, de modo que todos pudiesen ver que estaban ayunando y de un modo perfecto.

Mateo 6,17-18: Cómo ayunar

Jesús recomendaba lo contrario. Cuando tú ayunes derrama perfume sobre tu cabeza, lávate la cara, de modo que ninguno se dé cuenta de que estás ayunando, sino sólo tu Padre que está en los cielos. Como decíamos antes, se trata de un camino nuevo de acceso al corazón de Dios que se abre delante de nosotros. Jesús, para asegurarnos interiormente, no pide lo que nosotros hacemos por Dios, sino más bien lo que Dios hace por nosotros. La limosna, la oración y el ayuno no son dineros para comprar el favor de Dios, sino sólo la respuesta de gratitud al amor recibido y experimentado.

c) Ampliando conocimientos:

i) El contexto más amplio del Evangelio de Mateo

El Evangelio de Mateo ha sido escrito para una comunidad de judíos convertidos que estaban atravesando una crisis profunda de identidad, con relación a su pasado. Después de convertirse a Jesús, habían continuado viviendo según sus antiguas tradiciones y frecuentaban las sinagogas, junto con los parientes y amigos, como antes. Pero sufrían, a causa de una fuerte presión por parte de los amigos judíos que no aceptaban a Jesús como Mesías. Esta tensión aumentó después de los años setenta. Cuando, en el 66 d. de Cristo, explotó la revuelta de los judíos contra Roma, dos grupos no quisieron participar, el grupo de los fariseos y el grupo de los judíos cristianos. Ambos grupos sostenían que ir contra Roma no tenía nada que ver con la venida del Mesías, como otros defendían. Después de la destrucción de Jerusalén por parte de los romanos en el 70, los otros grupos judíos desaparecieron todos. Quedaron sólo los fariseos y los judíos cristianos. Ambos pretendían ser los herederos de las promesas de los profetas, y por esto, aumentaba la tensión entre los hermanos a causa de la herencia. Los fariseos reorganizaron el resto del pueblo y tomaron posición cada vez más encontrada contra los cristianos, que acabaron por ser excomulgados de la sinagoga. Esta excomunicación reabrió todo el problema de la identidad. Ahora los cristianos eran de modo oficial y formal separados del pueblo de las promesas. No podían frecuentar más sus sinagogas y sus rabinos. Y ellos se preguntaban: “¿Quién es el verdadero pueblo de Dios ellos o nosotros?” ¿Es Jesús verdaderamente el Mesías?

Mateo, por tanto, escribe su evangelio (1) para este grupo de cristianos, como un evangelio de consolación para aquéllos que estaban excomulgados y perseguidos por los judíos: ayudándoles a superar el trauma de la rotura; (2) como un evangelio de revelación, mostrando que Jesús es el verdadero Mesías, el nuevo Moisés, que cumple las promesas; (3) como un evangelio de nueva práctica, mostrando cómo deben hacer para llegar a la verdadera justicia, mucho mayor que la justicia de los fariseos.

ii) Una clave para el Sermón de la Montaña

El Sermón de la Montaña es el primero de los cinco discursos del Evangelio de Mateo. Describe las condiciones que permiten a una persona el poder entrar en el Reino de Dios: la puerta de entrada, la nueva lectura de la ley, el modo nuevo de ver y practicar las obras de piedad; el modo nuevo de vivir en comunidad. En una palabra, en el Sermón de la Montaña, Jesús comunica el modo nuevo de mirar las cosas de la Vida y del Reino. Se trata de una división que sirve de clave de lectura:

Mt 5,1-16: La puerta de entrada

Mt 5,1-10: Las ocho Bienaventuranzas ayudan a percibir donde el Reino está ya presente (Mt entre los pobres y perseguidos) y donde estará en breve (Mt entre los otros seis grupos).

Mt 5,12-16: Jesús dirige palabras de consuelo a los discípulos y avisa: aquél que viva las bienaventuranzas será perseguido (Mt 5,11-12), pero su vida tendrá un sentido, un significado, porque será sal de la tierra (Mt 5,13) y luz del mundo (Mt 5,14-16).

Mt 5,17 al 6,18: La nueva relación con Dios: Una nueva Justicia

Mt 5,17-48: La nueva justicia debe superar la justicia de los fariseos

Jesús radicalizaba la ley, o sea, la llevaba a su raíz, a su objetivo principal y último que es servir la vida, la justicia, el amor y la verdad. Los mandamientos de la ley indican un nuevo camino de vida, evitado por los fariseos (Mt 5,17-20).

De pronto Jesús presenta varios ejemplos de cómo deben ser entendidos los mandamientos de la Ley de Dios dada por Moisés: antiguamente se os dijo, pero yo os digo ((Mt 5,21- 48).

Mt 6,1-18: La nueva justicia no debe buscar recompensa o mérito (Es el evangelio de este Miércoles de Ceniza)

Mt 6,19-34: La nueva relación con los bienes de la tierra: una nueva visión de la creación

Afronta las necesidades primarias de la vida: alimentos, vestidos, casa, salud. Es la parte de la vida que produce más angustias en las personas. Jesús enseña cómo relacionarse con los bienes materiales y con las riquezas de la tierra: no acumular bienes (Mt 6,19-21), no mirar al mundo con mirada afligida (Mt 6,22-23), no servir a Dios y al dinero al mismo tiempo (Mt 6, 24), no preocuparse por lo que comeremos o beberemos (Mt 6,23-34).

Mt 7,1-29: La nueva relación con las personas: una nueva vida en comunidad

No buscar la paja en el ojo de tu hermano (Mt 7,1-15), no echar las perlas a los puercos (Mt 7,6); no tener miedo de buscar las cosas de Dios (Mt 7,7-11); la regla de oro (Mt 7,12); escoger el camino estrecho y difícil (Mt 7, 13-14) ; poner atención a los falsos profetas (Mt 7,15-20); no sólo hablar sino obrar (Mt 7,21-23); la comunidad construida sobre esta base estará segura, en pie, a pesar de la tempestad (Mt 7,24-27) . El resultado de estas palabras es una nueva conciencia delante de los escribas y fariseos (Mt 7,28-29).

6. Oración de un Salmo: Salmo 40 (39)

Dichoso será el hombre
que pone en Yahvé su confianza,
Anunciar la gran justicia de Dios
Yo esperaba impaciente a Yahvé:
hacia mí se inclinó
y escuchó mi clamor.
Me sacó de la fosa fatal,
del fango cenagoso;
asentó mis pies sobre roca,
afianzó mis pasos.
Puso en mi boca un cántico nuevo,
una alabanza a nuestro Dios;
muchos verán y temerán,
y en Yahvé pondrán su confianza.
y no se va con los rebeldes
que andan tras los ídolos.
¡Cuántas maravillas has hecho,
Yahvé, Dios mío,
cuántos designios por nosotros;
nadie se te puede comparar!
Quisiera publicarlos, pregonarlos,
mas su número es incalculable.
No has querido sacrificio ni oblación,
pero me has abierto el oído;
no pedías holocaustos ni víctimas,
dije entonces: «Aquí he venido».
Está escrito en el rollo del libro
que debo hacer tu voluntad.
Y eso deseo, Dios mío,
tengo tu ley en mi interior.
He proclamado tu justicia
ante la gran asamblea;
no he contenido mis labios,
tú lo sabes, Yahvé.
No he callado tu justicia en mi pecho,
he proclamado tu lealtad, tu salvación;
no he ocultado tu amor y tu verdad
a la gran asamblea.

Y tú, Yahvé, no retengas
tus ternuras hacia mí.
Que tu amor y lealtad
me guarden incesantes.
Pues desdichas me envuelven
en número incontable.
Mis culpas me dan caza
y ya no puedo ver;
más numerosas que mis cabellos,
y me ha faltado coraje.

los que me insultan: «Ja, ja».

¡En ti gocen y se alegren

¡Dígnate, Yahvé, librarme;
Yahvé, corre en mi ayuda!
¡Queden confusos y humillados
los que intentan acabar conmigo!
¡Retrocedan confundidos
los que desean mi mal!
Queden corridos de vergüenza
todos los que te buscan!
¡Digan sin cesar: «Grande es Yahvé»
los que ansían tu victoria!
Aunque soy pobre y desdichado,
el Señor se ocupará de mí.
Tú eres mi auxilio y libertador,
¡no te retrases, Dios mío!

7. Oración final

Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.

Lectura continuada del Evangelio de Marcos

Marcos 13, 12-13

12 Y el hermano entregará al hermano a la muerte, y el padre al hijo, y los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán.

13Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre. Pero el que persevere hasta el final, ese será salvado”».

13, 12-13: Los cristianos de la comunidad marcana no solo experimentarán la persecución por parte de gente de fuera (reyes, mandatarios, autoridades sinagogales, Sanedrín), sino que serán traicionados también por miembros de su propia familia. Esta traición aparece descrita en 13,12 con imágenes obtenidas en gran parte del Antiguo Testamento. Las profecías escatológicas de Is 19,2 y Ez 38,21, por ejemplo, pintan a hermanos que se matan entre sí (o sea, una guerra civil). La alienación respecto a la familia como consecuencia de la conversión era un rasgo que el cristianismo primitivo compartía con el judaísmo de la época. En una obra titulada José y Asenet, por ejemplo, una mujer convertida al judaísmo se queja emotivamente en términos muy similares a los que encontramos en Mc 13,12-13 sobre la hostilidad que ha experimentado por parte de su familia:

“Todo el pueblo ha llegado a odiarme, y al frente de ellos mi padre y mi madre, porque yo también he odiado a sus dioses… Por tanto mi padre y mi madre y mi familia entera han llegado a odiarme y han dicho: «Asenet no es nuestra hija, porque ha destruido nuestros dioses». Y todo el pueblo me odia… Y ahora, en mi humillación, todos han llegado a odiarme y a regocijarse en mi aflicción”.

Un trasfondo particularmente importante para la interpretación de nuestro pasaje acerca de la enajenación familiar se encuentra en Miq 7,1-7. En este pasaje el odio en la familia, como hermanos que entregan a otros hermanos a la muerte, o hijos que se rebelan contra los padres, es parte de la desintegración que caracteriza el tiempo final. Pero Miqueas exhorta también a sus lectores a resistir con paciencia durante este período de desintegración y a esperar al Señor, ya que de Él, al final, surgirá la salvación (cf. el pasivo divino «será salvado» en Marcos 13,13b).

La desintegración escatológica de la familia está descrita en Mc 13,12 como un crescendo del horror. El hermano que traiciona al hermano es una situación desagradable, pero no inesperada en un contexto bíblico (cf. Gn 4 y 37); el padre que traiciona al hijo es menos natural; lo peor de todo en una sociedad patriarcal es la perspectiva de los hijos que se alzan contra sus padres y los matan. Este tipo de rebelión no solo viola el quinto mandamiento, sino que invierte también Dt 21,18-21, donde un hijo que se amotina debe ser ejecutado por haber tenido tal idea. Pero el pasaje puede insinuar incluso una traición más inquietante aún, ya que «hermano» es un término común del cristianismo primitivo para designar a los compañeros cristianos, y sabemos que los apóstatas cristianos denunciaron realmente a sus «hermanos y hermanas» a las autoridades, lo que a veces conducía a estos a la persecución y la muerte.

Teniendo en cuenta la abrasadora naturaleza de estas traiciones, la conclusión en 13,13a parece psicológicamente justificada aunque pudiera ser exagerada desde el punto de vista objetivo: «Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre». Esta exageración, sin embargo, no carece de precedentes: el historiador romano Tácito, por ejemplo, escribe que los cristianos fueron culpados de causar el gran incendio en Roma en 64 d.C. odio humani generis, es decir, debido al «odio de la raza humana». En el contexto, esta frase significa probablemente «porque se creía que los cristianos odiaban a los extraños», pero Tácito da también la impresión de que los cristianos eran despreciados por la población. Estas dos reacciones estarían naturalmente relacionadas, ya que el pueblo percibía que los misántropos -y se creía comúnmente que judíos y cristianos lo eran- son a su vez odiados generalmente (cf. Jn 7,7; 15,18-25; 17,14; 1Jn 2,15; 3,13).

A pesar de esta triste imagen de enajenación social, Jesús concluye la sección con una promesa: «pero quien persevere hasta el final, ese será salvado» (13,13b). En el pasaje siguiente, Jesús aclara con precisión cuán terrible será el sufrimiento de la comunidad marcana y el del mundo entero, justo en los días antes del final, cuando se produzca un tiempo de tribulación como nunca hubo desde la creación (13,19). Sin embargo, las palabras pronunciadas en la conclusión sirven también como titular implícito de ese cuadro de angustia sin precedentes: «Pero quien persevere hasta el final, ese será salvado».

Comentario – Miércoles de Ceniza

Jesús previene a sus discípulos ante el riesgo de hacer ciertas cosas buenas delante de los demás con el único fin de ser vistos por ellos y obtener así la debida recompensa: Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. A esas prácticas en las que se pone de manifiesto la justicia (resp. bondad) de los hombres pertenecen la limosna, la oración y el ayuno. Nuestras prácticas cuaresmales eran ya observancias frecuentes en la tradición judía y, en general, en toda tradición religiosa. La limosna dice relación inmediata al prójimo al que se socorre; la oración está orientada al Dios a quien se ora; y el ayuno se presenta como una práctica ascética referida al sujeto que la lleva a cabo.

Jesús no desaprueba este tipo de prácticas, pero sí ciertos modos de ejecutarlas. Cuando hagas limosna –les dice-, no vayas tocando la trompeta por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga. Haz, por tanto, limosna; pero no la hagas como los hipócritas, convirtiendo este acto de misericordia –que es la limosna- en un acto de ostentación para enaltecimiento y gloria de la propia imagen. Obrar así es desvirtuar la limosna, puesto que el fin del acto ya no es socorrer al indigente, sino fomentar la propia gloria personal. Lo que se presuponía como un ejercicio de misericordia se ha convertido en un ejercicio de vanagloria. Para eso ha bastado con cambiar la finalidad, si se quiere oculta, de la acción. Pero la trompeta que encabeza el cortejo ya es suficientemente elocuente del fin que se pretende. Ha dejado de ser limosna para convertirse en otra cosa, en un acto de ostentación que persigue el encumbramiento personal o del estamento. Evidentemente, como refrenda Jesús, ya han recibido su paga, que no es otra que la gloria (vana) obtenida. También resulta manifiesta la hipocresía que esconde semejante comportamiento. Bajo capa de misericordia (la que se supone en la limosna) se oculta un refinado deseo de grandeza.

Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará. Es una buena medida para evitar intenciones taimadas. La limosna hecha en secreto queda libre del riesgo de buscar una recompensa ajena a la propia satisfacción de hacer el bien o de agradar a Dios. Normalmente es difícil que el que recibe la limosna no se entere de su procedencia, pero hasta al destinatario se le puede ocultar el origen de ese beneficio. Uno puede ocultar su acción bajo el manto del anonimato. Siempre ha habido donantes anónimos. En cualquier caso, parece muy conveniente que nuestra limosna permanezca lo más secreta posible; sólo así evitaremos tentaciones de vanidad y búsquedas solapadas de algún tipo de correspondencia o de paga. No por eso quedaremos sin recompensa. Jesús nos garantiza la paga del Padre que ve en lo secretoy que no dejará sin recompensa las buenas acciones de sus hijos. Esta paga divina no hay por qué descartarla ni ignorarla. Jesús la incluye siempre como promesa de salvación o de vida eterna. Nuestras buenas obras han de ser desinteresadas, pero no hasta el punto de renunciar a la promesa de felicidad que les es inherente. Despreciar esta recompensa sería un desprecio del don divino y, por tanto, del Donador de los dones, además de una pretensión contraria a la misma naturaleza humana que busca intrínsecamente la propia satisfacción en la posesión del Bien supremo.

Y lo que se dice de la limosna es aplicable también a la oración y al ayuno. Tampoco hay que rezar como los hipócritasde pie en las sinagogas y en las esquinas, para que los vea la gente. Si rezamos para que nos vea la gente, estamos haciendo de la oración un espectáculo. La oración es oración y sólo eso: plegaria, súplica, acción de gracias en la presencia del Señor. Para hacer oración sólo necesitamos de este interlocutor. Es verdad que en la oración comunitaria nos verán otros: los que oran con nosotros y los que nos ven reunirnos para la oración. Pero el fin de este acto comunitario no es que otros nos vean, sino presentar a Dios nuestras peticiones y alabanzas. También es verdad que la oración litúrgica puede convertirse en un espectáculo en el que se escenifican ciertos misterios y actúan ciertos personajes y coros; pero no deja de ser un espectáculo que invita a la participación a los mismos espectadores, que deben convertirse también en actores. Si es un espectáculo que invita a la oración, no pierde su finalidad que es precisamente la de orar; no deja, por tanto, de ser oración. Lo que hay que evitar es que la oración persiga un fin distinto del que tiene en cuanto tal. Si sucede esto dejaría de ser lo que es para convertirse en otra cosa, en un acto público en el que se busca el aplauso o la admiración de la gente, en un simple espectáculo.

Por eso es muy conveniente atender a la consigna de Jesús: Cuando tú vayas a rezar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará. El comportamiento al que invita Jesús a sus discípulos es radicalmente contrario al que adoptan los fariseos; y lo es, porque quiere evitar los vicios en que incurren los hipócritas. El modo de evitar la tentación de querer ser vistos por la gente es encerrarse en el propio cuarto para rezar al Padre que ve en lo escondido. De cualquier modo, lo que se busca es que se ore con la pretensión única y exclusiva de hacer oración, y no de obtener otros réditos asociados a esa práctica. No hemos de buscar otra recompensa que la que viene de Dios Padre.

Tampoco hemos de hacer del ayuno un espectáculo, como el de los farsantes que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Pero aquí lo que hay es una farsa o una demudación del rostro para aparentar algo que no se es, ni se hace. El ayuno hay que practicarlo, pero intentando evitar que la gente lo note, o mejor, procurando que la gente no lo note. De ahí que se aconseje «perfumarse la cabeza y lavarse la cara», precisamente para que la gente no lo note. Y ello para que en nuestra actuación no vivamos pendientes del juicio de los demás, sino sólo del juicio de Dios, que será quien recompense nuestros «méritos».

Luego si queremos evitar deformaciones, hemos de practicar la limosna, la oración y el ayuno no de cara a los hombres y pendientes de su juicio, aprobación o alabanza, sino de cara a Dios y pendientes exclusivamente de su juicio y recompensa. La Iglesia nos invita durante la cuaresma que iniciamos a mantener este tipo de prácticas que nos disponen a la obra de misericordia (limosna) desde la privación y el despojamiento (ayuno) y desde la motivación religiosa (oración). Para socorrer al prójimo hay que despojarse de aquello que está en nuestra posesión. Y tanto para una cosa como para la otra hay que tener motivos: hacer lo que Dios quiere o lo que le agrada; hacerlo por amor de Dios, con la certeza de que Él nos recompensará con una paga infinitamente superior a lo que se nos pide. Limosna, oración y ayuno están de tal manera entretejidos que no es posible su práctica individual e inconexa. Sólo el que ayuna puede hacer limosna y oración; sólo el que ora tiene fuerzas para ayunar y motivos sobrenaturales para hacer limosna; sólo el que hace limosna puede orar de verdad y sin avergonzarse de presentarse ante Dios. Pero para ayunar, orar y hacer limosna no hay que pretender otra cosa que eso: ayunar, orar y practicar la misericordia.

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID
Dr. en Teología Patrística

Christus Vivit – Francisco I

285. Cuando se trata de discernir la propia vocación, es necesario hacerse varias preguntas. No hay que empezar preguntándose dónde se podría ganar más dinero, o dónde se podría obtener más fama y prestigio social, pero tampoco conviene comenzar preguntándose qué tareas le darían más placer a uno. Para no equivocarse hay que empezar desde otro lugar, y preguntarse: ¿me conozco a mí mismo, más allá de las apariencias o de mis sensaciones?, ¿conozco lo que alegra o entristece mi corazón?, ¿cuáles son mis fortalezas y mis debilidades? Inmediatamente siguen otras preguntas: ¿cómo puedo servir mejor y ser más útil al mundo y a la Iglesia?, ¿cuál es mi lugar en esta tierra?, ¿qué podría ofrecer yo a la sociedad? Luego siguen otras muy realistas: ¿tengo las capacidades necesarias para prestar ese servicio?, o ¿podría adquirirlas y desarrollarlas?

Comentario Domingo I de Cuaresma

Oración preparatoria

Padre mío, te suplico que seas Tú mi alimento, mi comida, mi tesoro, mi Dios y mi Todo, como lo fuiste para Jesús. Así podré rechazar las voces tentadoras que ponen ante mis ojos la superioridad del poder y la riqueza frente a la debilidad y la pobreza que tienen como única Fuerza, Gozo y Bien a su Dios y Señor. Amén.

 

Mt 4, 1-11

«1Entonces Jesús fue conducido al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. 2Y después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, al final tuvo hambre.

3Y acercándose el tentador le dijo: “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes”.

4Pero él, respondiendo, dijo: “Está escrito: ‘No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios’”.

5Entonces el diablo lo lleva a la ciudad santa, y lo puso en el alero del templo, 6y le dice: “Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: ‘Encargará a los ángeles que cuiden de ti y te sostendrán en manos, para que tu pie no tropiece con la piedra’”.

7Jesús le dijo: “También está escrito: ‘No tentarás al Señor, tu Dios’”.
8De nuevo lo lleva el diablo a una montaña altísima y le muestra todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, 9 y le dijo:“Todo esto te daré si postrándote me adoras”.

10Entonces le dice Jesús: “Vete, Satanás, porque está escrito: ‘Al Señor, tu Dios, adorarás, y a él solo darás culto’”.

11 Entonces lo dejó el diablo, y he aquí que los ángeles se acercaron y lo servían.»

PALABRA DE DIOS

 

CONTEXTO

Nada más ocurrido su bautismo, donde Jesús es presentado por la voz celestial como Hijo amado (4,13-17), nos encontramos con este relato de las tentaciones de Jesús en el desierto. Después de este episodio, Jesús retornará a Galilea y comenzará su ministerio público (4,12-17). Estamos, pues, en los preparativos de Jesús, Hijo de Dios y Mesías, como heraldo del Reino de los cielos: una vez superadas las tentaciones, se encuentra ya a punto para desarrollar la misión.

 

TEXTO

Tiene una estructura tripartita (tres tentaciones), con una introducción (vv. 1-2) y una conclusión (v. 11). El texto central tiene, como decimos, tres partes: la primera tentación (vv. 3-4); la segunda tentación (vv. 5-7); la tercera tentación (vv. 8-10). La palabra “Espíritu” conecta esta perícopa con la anterior. En las tres tentaciones, el peso recae en las citas bíblicas centrales. Hay una gran simetría: tres veces responde Jesús al diablo con el “está escrito” más una cita bíblica del libro del Deuteronomio. Las tentaciones del diablo se escalonan: del desierto al alero del templo, y de aquí a un monte altísimo. Es un crescendo que alcanza el culmen en la petición de adoración por parte del diablo, el mayor de los despropósitos posible: ¡que el Hijo de Dios adore al mayor contrincante de Dios!

 

ELEMENTOS A DESTACAR

• Lo más llamativo de este sugerente episodio es el “encuentro” entre dos exegetas, dos interpretadores de la Escritura: el diablo y Jesús. Los dos acuden a la Escritura para defender sus postulados. El diablo es un exegeta malvado, porque pretende de Jesús que se sirva de Dios en su propio beneficio (en las dos primeras tentaciones); en cambio, Jesús acierta al ponerse al servicio de Dios, o bien, poner a Dios en el lugar que le corresponde. Así, se nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con Dios: si tratamos de aprovecharnos de él o bien si nos entregamos a él con toda confianza y con toda decisión.

• Los cuarenta días con sus noches son un repetido símbolo bíblico de la prueba y la tentación, un paso de la muerte a la vida, de lo antiguo a lo nuevo, un espacio de encuentro especial con Dios como el único Absoluto de la propia existencia. Israel realiza el éxodo, a través del desierto, durante cuarenta años (Ex 16,35); Moisés sube al monte durante cuarenta días y cuarenta noches (Ex 34,28); Elías viaja por el desierto hacia el Sinaí durante cuarenta días (1Re 19,8); Jesús mismo es conducido por el Espíritu al desierto y permanece cuarenta días con sus noches. Es el plan de Dios el que nos conduce al desierto para superar las pruebas, acrisolar la llamada y entregarse a la misión encomendada. ¿Qué te sugiere todo esto para esta Cuaresma?

• Dos tentaciones ponen a prueba nuestra confianza filial para sembrar la cizaña de la desconfianza y para utilizar a Dios en beneficio propio (vv. 3 y 6). ¿Nos resultan familiares? Las respuestas de Jesús abren la perspectiva al Señor nuestro Dios y su papel en nuestra vida.

• La tercera tentación es la del poder a cambio de perder nuestra integridad: Jesús nos da la clave: solo Dios es merecedor de adoración y culto. Solo Dios es el dueño de nuestra vida y misión. Esto supone renuncia (¿a qué?) y compromiso (¿con qué?): labor para la Cuaresma.

• Los ángeles toman el relevo al diablo (v. 11): ellos son la expresión de la presen- cia y ayuda de Dios para que el mal (el diablo) no ejerza su dominio en nosotros. El relato no aborda tentaciones humanas cotidianas, sino tentaciones radicales del Hijo de Dios; y nos plantea, en este comienzo de Cuaresma, una reflexión radical: la cuestión de quién/qué ejerce la soberanía en nuestra vida: el diablo/el mal, al que Jesús no se somete, o Dios, que envía a sus ángeles.

• El relato se convierte en un motivo de esperanza y en expresión de la confianza en el Hijo de Dios, que con su obediencia venció al diablo, y en Dios, cuyos ángeles asistieron al obediente.

 

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.

Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

Para la catequesis: Domingo I de Cuaresma

Domingo I de Cuaresma
1 de Marzo 2020

Lecturas: Génesis 2, 7-9. 3, 1; Salmo 50; Romanos 5, 12-19; Mateo 4, 1-11

Jesús es puesto a prueba

Luego el Espíritu llevo a Jesús al desierto, para que el diablo lo pusiera a prueba. Estuvo cuarenta días y cuarenta noches sin comer, y noches sin comer, y después sintió hambre. El diablo se acerco entonces a Jesús para ponerlo a prueba, y le dijo: Si de veras eres Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en panes. Pero Jesús le contesto: La escritura dice: ‘No solo de pan vivirá el hombre, sino también de toda palabra que salga de los labios de Dios.’ Luego el diablo lo llevo a la santa ciudad de Jerusalén, lo subió a la parte más alta del templo y le dijo: Si de veras eres Hijo de Dios, tírate abajo; porque la escritura dice: ‘Dios mandara que sus ángeles te cuiden. Te levantaran con sus manos, para que no tropieces con piedra alguna.’ Jesús le contesto: También dice la Escritura: ‘No pongas a prueba al Señor Tu Dios.’ Finalmente el diablo lo llevo a un cerro muy alto, y mostrándole todos los países del mundo y la grandeza de ellos, le dijo: Yo te daré todo esto, si te arrodillas y me adoras. Jesús les contesto: Vete, Satanás, porque la escritura dice: ‘adora al Señor tu Dios, y sírvele solo a él.’ Entonces el diablo se aparto de Jesús, y unos ángeles acudieron a servirle. 

Mateo 4, 1-11

Reflexión

Jesús pasa por todo lo que pasan los humanos, incluso la tentación. Al superar la tentación nos enseña a ser hijos de Dios. ¿Existen pandillas en sus barrios que los pudieran atraer al dinero fácil de la droga? ¿Qué ideas de éxito y poder se les transmite en la televisión? ¿Qué les importa más a los malos? ¿Alguna vez un personaje bueno se siente tentado a hacer algo malo como mentir, vengarse o venderse?

¿Qué suele ocurrir? Piensen en alguna vez que deseaban hacer algo bien pero se les hizo más fácil mentir o ser flojos en sus tareas. Cómo se sintieron al hacer lo malo. ¿Alguna vez se sintieron tentados pero lo superaron venciendo la tentación? Compartir

Actividad

Preparar varias tarjetas diferentes para cada miembro del grupo. Las tarjetas deben decir mucho dinero, buena educación, casa grande, gran fama, actividad sexual, ropa elegante, viajes, mejor posición social, cualidades personales, belleza, inteligencia, computadora, juegos digitales, aparatos musicales, celulares, etc. Sentarlos en circulo y entregar 4 tarjetas a cada uno.

Pedirle que escojan dos de ellas. La que representa lo que más necesita y otra la que representa lo que la aleja de Dios. Compartir las tarjetas que escogieron y porque.

Explicarles lo que es necesidad y lo que es tentación. Reflexionar en lo que pueden hacer para ser mejores y el apoyo que necesitan para hacerlo.

Oración

Ayúdame Señor a vencer mis tentaciones y a centrarme en lo grandioso de tu amor por nosotros. Quiero ser mejor cada día. Amen.

¿Qué me quiere decir hoy Jesús?

Las tentaciones en el desierto – Mateo 4, 1-11

En aquel tiempo Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al final sintió hambre. Y el tentador se le acercó y le dijo: -Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes. Pero el le contestó diciendo: -Está escrito: no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Entonces el diablo lo lleva a la Ciudad Santa, lo pone en el alero del templo y le dice: – Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: Encargará a los ángeles que cuiden de ti y te sostendrán en sus manos para que tu pie no tropiece en las piedras. Jesús le dijo: -También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios. Después el diablo lo llevó a una montaña altísima y mostrándole todos los reinos del mundo y su esplendor le dijo: -Todo esto te daré si te postras y me adoras. Entonces le dijo Jesús: -Vete Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás y a él solo darás culto. Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían.

Explicación

Después de su bautismo el Espíritu llevó a Jesús al desierto y allí ayunó durante cuarenta días y cuarenta noches. Jesús, con tan largo ayuno, sintió hambre y se le acercó Satánas y le dijo que convirtiese las piedras en pan. Pero Jesús le dijo: -No sólo se necesita el pan para vivir, también la Palabra de Dios. En otra ocasión el demonio puso a Jesús sobre las almenas del templo y le dijo: -Si eres el Hijo de Dios, tírate abajo, que no te pasara nada pues los ángeles cuidarán de ti. Pero Jesús respondió: -Está escrito No tentarás al Señor tu Dios. Por último el diablo mostró a Jesús todos los reinos de la Tierra y le dijo: -Póstrate ante mi y todo será tuyo Pero Jesús le dijo: -Vete Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios sólo adorarás. El demonio lo dejó y los ángeles le sirvieron con amor.

Evangelio dialogado

Te ofrecemos una versión del Evangelio del domingo en forma de diálogo, que puede utilizarse para una lectura dramatizada.

PRIMER DOMINGO DE CUARESMA – “A” (Mt 4, 1-11)

NARRADOR: En aquel tiempo, Jesús, que estaba lleno del Espíritu Santo, se retiró al desierto. Y después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, al final sintió hambre. Entonces se le acercó el diablo y le dijo:

DIABLO 1: ¡Hola! Jesús. Soy tu amigo. Sé que tienes mucha hambre. Mira. Aquí hay unas piedras. Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.

JESÚS: Está escrito: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.

NARRADOR: Después el diablo lo llevó a la Ciudad Santa. Se puso en el alero del templo y le dijo:

DIABLO 2: ¡Mira Jesús, mira cuánta gente nos contempla! Si eres Hijo de Dios, tírate y los ángeles te sostendrán.

JESÚS: Está escrito: “No tentarás al Señor tu Dios”.

NARRADOR: Después el diablo lo lleva a una montaña altísima. Le muestra todos los reinos del mundo y le dice:

DIABLO 1: Mira Jesús, mira cuántas riquezas, míralo bien y escucha atentamente: Todo esto te daré si te inclinas y me adoras.

JESÚS: Pero… ¿qué estás diciendo?

DIABLO 2: Sí, todo será tuyo si me adoras.

JESÚS: ¡Aléjate de mí Satanás, aléjate de mí! Porque está escrito: “Al Señor tu Dios adorarás y a Él sólo servirás”.

NARRADOR: Entonces lo dejó el diablo y se acercaron los ángeles y le servían.

Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández

Comentario al evangelio – Miércoles de Ceniza

El Miércoles de Ceniza se me asemeja al paso de una frontera, una puerta de embarque, un cambio de destino (para quienes por oficio o estado de vida nos toca de vez en cuando), si quieres hasta un agujero en el tiempo. Un antes y un después. Un acceso que nos empuja a un ámbito de la fe sin retorno al instante anterior; instante en el que nuestras rutinas, ataduras y aparentes albedríos sometidos a los criterios y valores del mundo que pisamos, nos tienen sumidos en el caos de cada jornada. Un antes y un después de la celebración de la ceniza.

Un antes que nos da pereza dejar: las calles de nuestra vida con sus recorridos habituales; nuestros escaparates de atractivo; nuestros ritmos de trabajo, ocio, pasión, indiferencia, tedio, ansiedad, palabrería, orden y desorden… pero es el mundo que conozco y que creo dominar a mi antojo, que recorremos a diario tú y yo bajo el principio de “sacar el máximo placer a la vida”.

No quisiéramos llegar a esa puerta de embarque en que la nostalgia de los recuerdos de lo vivido se agolpan en el sentimiento de abandono de las propias seguridades; dejar atrás todo aquello que acaparó nuestra dedicación y esfuerzo a cambio de comenzar un tiempo nuevo de la vida, es siempre incómodo e incierto. Las despedidas se alargan inútilmente, las lágrimas si las hubiere, remedian poco la soledad de la decisión por hacerse al necesario embarque en la respuesta a la llamada que se nos hace. Y la puerta, el paso, el instante, el cambio de vida… El MIÉRCOLES DE CENIZA están ahí de manera irremediable.

La llamada para embarcar en una conversión y cambio reales, interiores, transformadores de tu mundo, significativos en tu vida… está ahí de manera ineludible.

Puedes escenificar todo lo que quieras la batalla entre don carnal y doña Cuaresma, pero el momento y la toma de decisión no tienen vuelta. Prepara el visado de tu “Limosna, Oración y Ayuno”. No valen falsificaciones, apariencias, fingimientos ni obras de mala calidad; en la puerta de acceso está ese Padre que sin “escáner” ve en lo escondido de cada corazón.

¡Ánimo! Comienza la gran aventura de la Cuaresma.

Pepe Lillo, cmf