Vísperas – Jueves después de Ceniza

VÍSPERAS

JUEVES DESPUÉS DE CENIZA

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Te damos gracias, Señor,
porque has depuesto la ira
y has detenido ante el pueblo
la mano que lo castiga.

Tú eres el Dios que nos salva,
la luz que nos ilumina,
la mano que nos sostiene
y el techo que nos cobija.

Y sacaremos con gozo
del manantial de la Vida
las aguas que dan al hombre
la fuerza que resucita.

Entonces proclamaremos:
«¡Cantadle con alegría!
¡El nombre de Dios es grande;
su caridad, infinita!

¡Que alabe al Señor la tierra!
Contadle sus maravillas.
¡Qué grande, en medio del pueblo,
el Dios que nos justifica!» Amén.

SALMO 143: ORACIÓN POR LA VICTORIA Y LA PAZ

Ant. Tú eres, Señor, mi bienhechor, mi refugio donde me pongo a salvo.

Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea;

mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos.

Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?;
¿qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa.

Señor, inclina tu cielo y desciende;
toca los montes, y echarán humo;
fulmina el rayo y dispérsalos;
dispara tus saetas y desbarátalos.

Extiende la mano desde arriba:
defiéndeme, líbrame de las aguas caudalosas,
de la mano de los extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Tú eres, Señor, mi bienhechor, mi refugio donde me pongo a salvo.

SALMO 143

Ant. Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.

Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo.

Defiéndeme de la espada cruel,
sálvame de las manos de extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.

Sean nuestros hijos un plantío,
crecidos desde su adolescencia;
nuestras hijas sean columnas talladas,
estructura de un templo.

Que nuestros silos estén repletos
de frutos de toda especie;
que nuestros rebaños a millares
se multipliquen en las praderas,
y nuestros bueyes vengan cargados;
que no haya brechas ni aberturas,
ni alarma en nuestras plazas.

Dichoso el pueblo que esto tiene,
dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: EL JUICIO DE DIOS

Ant. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.

LECTURA: St 4, 7-8.10

Someteos a Dios y enfrentaos con el diablo, que huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y Dios se acercará a vosotros. Pecadores, lavaos las manos; hombres indecisos, purificados el corazón. Humillaos ante el Señor, que él os levantará.

RESPONSORIO BREVE

R/ Yo dije: Señor, ten misericordia.
V/ Yo dije: Señor, ten misericordia.

R/ Sáname, porque he pecado contra ti.
V/ Señor, ten misericordia.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Yo dije: Señor, ten misericordia.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. «El que pierda su vida por mí, la encontrará para siempre», dice el Señor.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. «El que pierda su vida por mí, la encontrará para siempre», dice el Señor.

PRECES

Celebremos la misericordia de Dios, que nos ilumina con la gracia del Espíritu Santo para que nuestra vida resplandezca con obras de fe y santidad, y supliquémosle, diciendo:

Renueva, Señor, al pueblo redimido por Cristo.

Señor, fuente y autor de toda santidad, haz que los obispos, presbíteros y diáconos, al participar de la mesa eucarística, se unan más plenamente a Cristo,
— para que vean renovada la gracia que les fue conferida por la imposición de manos.

Impulsa a tus fieles para que, con santidad de vida, participen activamente de la mesa de la palabra y del cuerpo de Cristo
— y vivan lo que han recibido por la fe y los sacramentos.

Concédenos, Señor, que reconozcamos la dignidad de todo hombre redimido con la sangre de tu hijo
— y que respetemos su libertad y su conciencia.

Haz que todos los hombres sean moderar sus deseos de bienes temporales
— y que atiendan a las necesidades de los demás.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Acuérdate, Señor, de todos los que has llamado hoy a la eternidad
— y concédeles el don de la eterna bienaventuranza.

Ya que por Jesucristo hemos llegado a ser hijos de Dios, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro…

ORACION

Señor, que tu gracia inspire, sostenga y acompañe nuestras obras, para que nuestro trabajo comience en ti, como en su fuente, y tienda en ti, como a su fin. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

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Lectio Divina – Jueves después de Ceniza

1) Oración inicial

Señor, que tu gracia inspire, sostenga y acompañe nuestras obras, para que nuestro trabajo comience en ti, como en su fuente, y tienda siempre a ti, como a su fin. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del santo Evangelio según Lucas 9,22-25
Dijo: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día.» Decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina?»

3) Reflexión

• Ayer hemos empezado la Cuaresma. Hasta ahora la liturgia diaria seguía el evangelio de Marcos, paso a paso. A partir de ayer y hasta el día de Pascua, la secuencia de las lecturas diarias será dada por la tradición antigua de la cuaresma con sus lecturas propias, ya fijas, que nos ayudarán a entrar en el espíritu de la cuaresma y en la preparación de la Pascua. Ya desde el primer día, la perspectiva es la Pasión, la Muerte y Resurrección y el significado de este misterio para nuestra vida. Es lo que nos propone el texto bien breve del evangelio de hoy. El texto habla de pasión, muerte y resurrección de Jesús y afirma que el seguimiento de Jesús implica cargar con la cruz detrás de Jesús.

• Poco antes en Lucas 9,18-21, Jesús había preguntado: “¿Quién dice la gente que soy?”. Ellos respondieron relatando las diversas opiniones: “Juan Bautista, Elías o uno de los antiguos profetas”. Después de oír las opiniones de los demás, Jesús pregunta: “Y vosotros ¿quién decís que soy?” Pedro respondió: “¡El Cristo de Dios!”, es decir, el señor es aquel que el pueblo ¡está esperando! Jesús concordó con Pedro, pero prohibió de hablar sobre esto a la gente. ¿Por que Jesús lo prohíbe? Es que en aquel tiempo todos esperaban al mesías, pero cada uno a su manera: algunos como rey, otros como sacerdotedoctorguerrerojuez, o profeta. Jesús piensa de forma distinta. Se identifica como el mesías servidor y sufriente, anunciado por Isaías (Is 42,1-9; 52,13-53,12).

• El primer anuncio de la pasión. Jesús comienza a enseñar que él es el Mesías Servidor y afirma que, como Mesías Servidor anunciado por Isaíasserá preso y morirá en el ejercicio de su misión de justicia (Is 49,4-9; 53,1-12). Lucas acostumbra seguir el evangelio de Marcos, mas aquí omite la reacción de Pedro que desaconsejaba a Jesús pensar en el mesías sufriente y omite también la dura respuesta: “¡Lejos de mí, Satanás, porque no piensas las cosas de Dios, sino de los hombres!” Satanás es una palabra hebraica que significa acusador, aquel que aleja a los demás del camino de Dios. Jesús no permite que Pedro lo aleje de su misión.

• Condiciones para seguir a Jesús. Jesús saca las conclusiones que valen hasta hoy: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y me siga. En aquel tiempo, la cruz era la pena de muerte que el imperio romano castiga a los criminales marginales. Tomar la cruz y cargarla en pos de Jesús era lo mismo que aceptar ser marginado por el sistema injusto que legitimaba la injusticia. Era lo mismo que romper con el sistema. Como decía Pablo en la carta a los Gálatas: “El mundo quedó crucificado para mí y yo para el mundo” (Gl 6,14). La Cruz no es fatalismo, ni es exigencia del Padre. La Cruz es la consecuencia del compromiso libremente asumido por Jesús de revelar la Buena Nueva de que Jesús es Padre y que, por tanto, todos y todas deben ser aceptados y tratados como hermanos y hermanas. Por causa de este anuncio revolucionario, fue perseguido y no tuvo miedo a dar su vida. No hay mayor amor que dar la vida por los hermanos.

4) Para la reflexión personal

• Todos esperaban al mesías, cada uno a su manera. ¿Cuál es el mesías que yo espero o que la gente espera?
• La condición para seguir a Jesús es la cruz. ¿Cómo me sitúo ante las cruces de la vida?

5) Oración final

Feliz quien no sigue consejos de malvados
ni anda mezclado con pecadores
ni en grupos de necios toma asiento,
sino que se recrea en la ley de Yahvé,
susurrando su ley día y noche. (Sal 1,1-2)

Alegría y dolor (Alegría)

Vuestras pequeñas cruces de hoy pueden ser sólo una señal de mayores dificultades futuras. Pero la presencia de Jesús con nosotros cada día hasta el fin del mundo (Mt 28, 20) es la garantía más entusiasta y, al mismo tiempo, más realista de que nos estamos solos, sino que Alguien camina con nosotros como aquel día con los dos entristecidos discípulos de Emaús (cfr. Lc 24, 13 ss) (Juan Pablo II, Disc. IIII-1980).

El amor trae consigo la alegría, pero es una alegría que tiene sus raíces en forma de cruz. Mientras estemos en la tierra y no hayamos llegado a la plenitud de la vida futura, no puede haber amor verdadero sin experiencia del sacrificio, del dolor (J. Escrivá de Balaguer, Es Cristo que pasa, 43).

Comentario – Jueves después de Ceniza

Jesús habla de un futuro próximo y anuncia tiempos de pasión. Previendo el ya cercano desenlace de su vida, dice de sí mismo: El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar al tercer día. Jesús enuncia los acontecimientos previstos en tono de obligatoriedad (dei = «tiene que», «es preciso que», «conviene que»), como si formaran parte de un designio superior irreformable, de una voluntad que estuviera por encima de la suya. El Hijo del hombre padecerá porque tiene quepadecer. Este padecimiento será consecuencia de un rechazo –por ser considerado indigno de la sociedad que le había acogido- en el que confluirán las voluntades de todos los mandatarios sociales de la nación: ancianos, sumos sacerdotes y letrados, y de una ejecución o consumación del rechazo –fuera de las murallas de Jerusalén- en la que también intervendrán el magistrado y los brazos ejecutores del imperio extranjero. Pero el anuncio del desenlace, que es mortal, no se clausura con la consumación del rechazo. Hay alguien que no lo rechazará, sino que lo levantará (egercenai) de su postración y su sepulcro al tercer día, otorgándole la corona de la victoria. Ese alguien es su Padre, Dios. Resucitará al tercer día porque Dios Padre así lo quiere, porque no puede permitir que su Hijo, el desechado por los hombres, pero el Ungido del Espíritu, permanezca yacente (cadavérico) en un sepulcro. Tal sería el signo más flagrante de su derrota.

Del anuncio de su próximo desenlace terreno, Jesús saca de inmediato una enseñanza; pues, dirigiéndose a todos, dijo: El que quiera seguirme que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigoPues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. Jesús saca a la luz lo que de por sí resulta evidente. El seguimiento cristiano –quizá todo seguimiento comprometido- implica una negación de sí mismo. ¿Cómo podría uno seguir a alguien con todas sus consecuencias si no estuviera dispuesto a renunciar a sus propios proyectos, a su propia independencia, a la propia voluntad incluso? Seguir a alguien como discípulo es iniciar un camino vital trazado por las huellas de ese alguien que va por delante como maestro y guía. Y este seguimiento implica necesariamente la renuncia a trazar el propio camino como pionero de la vida. Pero sólo el que pone su confianza en aquel a quien sigue encontrará motivos para negarse a sí mismo. Es la fe (confianza) que Jesús pide a sus seguidores la que les permitirá negarse a sí mismos, renunciar a sus propios planes y proyectos en la vida, para asumir el proyecto existencial implicado en este seguimiento.

Pero el seguimiento es siempre voluntario: el que quiera seguirme, que me siga. A Jesús, como a cualquier otro, le siguieron porque encontraron motivos para seguirle, a pesar de la negación de sí mismos que ello implicaba. Pero nada valioso se alcanza sin coste y sin riesgo. En el seguimiento de Cristo había costes (renuncias) y riesgos, pero también una promesa de vida sin parangón. Por otro lado, la cruz es un ingrediente tan presente en la vida humana, que es imposible pasar sin ella. ¿Quién no tiene su cruz, que puede ser un rasgo del carácter, un defecto físico o psíquico, una deficiencia de cualquier tipo, una enfermedad congénita, una compañía difícil de tolerar, un complejo educacional? Pues bien, Jesús invita a sus seguidores a cargar con su cruz cada día, la cruz que le haya tocado en suerte por razón de su nacimiento, educación, elección o accidente, y a irse con él, formando parte de su compañía y compartiendo su propio destino, que ya ha dicho que será sufriente (pasión, rechazo y ejecución) y glorioso (resurrección), aunque no a partes iguales. Sólo se accederá a la gloria pasando por el padecimiento y el rechazo. La gloria se presenta como una fase que sucederá al sufrimiento y que se alcanzará sólo a través del sufrimiento y la muerte.

Por eso no es extraño que diga a continuación: el que pierda su vida por mi causa, la salvará. Jesús está proponiendo a sus seguidores una vida martirial: no sólo propia de testigos, sino de testigos dispuestos a perder la vida de la que están en posesión por su causa, que es la misma causa por la que él perderá la vida. En cambio, los que no le sigan por no arriesgar su vida, acabarán perdiendo, como todos, esa vida que tanto quieren proteger de riesgos, pero además perderán también la vida que se les ofrece en forma de promesa. «Salvar la vida» no es mantenerla preservada de todas las acechanzas, incluida la muerte. Ni siquiera el mismo Cristo pudo preservar la vida del impacto de la muerte. Salvar la vida es obtener como premio la inmortalidad que brota del sepulcro con la resurrección, como él mismo había previsto para sí. Se trata de una promesa de vida (eterna) ligada a su seguimiento y a su causa. Porque ¿de qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se perjudica a sí mismo? ¿Qué podrá hacer uno con el mundo si no se tiene a sí mismo? ¿Qué podrá hacer con el mundo entero un condenado a muerte o un desahuciado? Para disfrutar del mundo uno tiene que disponer de salud y vigor. ¿De qué le sirve, por tanto, tener el mundo entero como ganancia si no se tiene a sí mismo porque carece del vigor (=vida) necesario para vivir? Pero «perderse a sí mismo» puede significar incapacitarse para vivir la vida plena y verdadera. Pidamos al Señor una fe tal en él que nos permita arriesgar la vida en su seguimiento.

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID
Dr. en Teología Patrística

Christus Vivit – Francisco I

286. Estas preguntas tienen que situarse no tanto en relación con uno mismo y sus inclinaciones, sino con los otros, frente a ellos, de manera que el discernimiento plantee la propia vida en referencia a los demás. Por eso quiero recordar cuál es la gran pregunta: «Muchas veces, en la vida, perdemos tiempo preguntándonos: “Pero, ¿quién soy yo?”. Y tú puedes preguntarte quién eres y pasar toda una vida buscando quién eres. Pero pregúntate: “¿Para quién soy yo?”»[159]. Eres para Dios, sin duda. Pero Él quiso que seas también para los demás, y puso en ti muchas cualidades, inclinaciones, dones y carismas que no son para ti, sino para otros.


[159] Discurso en la Vigilia de oración en preparación para la XXXIV Jornada Mundial de la Juventud, Basílica de Santa María la Mayor (8 abril 2017): AAS 109 (2017), 447.

La línea de la voluntad de Dios

1.- Con dificultad nos contentamos con lo que somos o lo que tenemos. Luchamos por ser más, por tener más y, sobre todo, por aparentar más. Nuestro inconformismo llega a querer vencer el paso de los años y se arreglan las arrugas la nariz, la piel, todo lo que muestra la vejez real, que debajo de todos esos parches queda siempre latente como bomba de relojería dispuesta a explotar.

No es malo querer ser más y tener más, mientras que cada uno se queda en su puesto sin pasar esa línea que de una manera o de otra, Dios ha marcado. Y el desarrollo de la persona humana está precisamente en caminar por esa línea, que en definitiva es la voluntad de Dios, sin torcer ni a derecha ni a izquierda.

2.- Esto es lo que de una manera alegórica nos pinta la primera lectura del Génesis. Los primeros hombres lo tenían todo. Y ellos mismos eran algo muy grande, nada menos que imagen viva del mismo Dios… Pero no les bastó eso y quisieron ser ellos mismos Dios. No supieron ser vicedioses, colaboradores del Señor en la creación y desarrollo del mundo. No supieron quedarse en su puesto. Y con eso el comienzo de la humanidad fue un comienzo desgraciado. No supieron preguntarse cual era su puesto, sino que se dejaron llevar por el deseo de ser más.

3.- Jesús sabía cual era el Mesías que el Pueblo esperaba, rodeado de portentos, lleno de gloria y poder, que vencería a los opresores y devolvería al pueblo judío su fuerza y poder, milagros y fuerza y abundancia, ¿qué medios mejores para reunir al todo el pueblo?

Pero Jesús en el silencio del desierto, en el trato íntimo con su Padre durante toda su vida pública supo indagar cuál era su puesto. Dentro de que límites debería quedarse y aun sudando sangre aceptó la línea marcada por Dios. Venció la tentación que le vino de los más íntimos suyos. Como en el caso de Adán que fue su misma mujer quien le tentó

A Jesús le tentó Pedro al quererle apartarle del camino de la cruz. Le tentaron Juan y Santiago cuando pedían fuego del cielo sobre los que no le querían recibir. Le tentaron sus familiares que querían llevárselo a casa por el camino de loco que había emprendido. Le tentó el pueblo que quería hacerle Rey porque les había dado de comer. Más le tentaron a Jesús los suyos que sus enemigos.

Pero nada ni nadie le pudieron apartar de la voluntad del Padre. Jesús supo preguntarse por su puesto en el plan de Dios. Y obtuvo la respuesta. Lo que Adán no supo preguntarse lo supo Jesús. Y el comienzo de Jesús fue difícil pero victorioso. Supo ser lo que tenia que ser.

4.- Junto a la escena del paraíso, y a la escena del desierto, hay un tercer escenario que es mitad paraíso y mitad desierto. Y es el escenario donde se desarrolla la pantomima de nuestras vidas. Desierto porque viviendo entre multitudes muchas veces estamos solos, sin apoyo para representar bien nuestro papel. Y paraíso porque no sólo tenemos lo necesario, sino tan en abundancia que ya no sabemos qué elegir.

¿En este paraíso-desierto nos preguntamos nosotros lo que Adán y Eva no se preguntaron? ¿Hemos indagado del Señor cual es nuestro puesto? ¿Cuál es su voluntad?

Somos capaces de vencer las tentaciones no de los enemigos, sino de los más cercanos, tal vez parientes y amigos que no entienden que en el ambiente en que vivimos busquemos la realización de nuestra personalidad

— no en tener sino en ser

— no en recibir sino en dar

— no en ser servidos sino en servir

— no en gozar sino en hacer gozar

— no en vengarse sino en perdonar

— no en abundar sino en ser austeros

— no en tratar de palpar y ver sino en creer.

Mantengamos esta línea que Jesús nos ha marcado caminando delante. Línea a veces absurda y escandalosa a los ojos humanos. ¿Sabéis cual debió ser el mayor escándalo de Satanás? El ver que Jesús que no se arrodilló delante de él para obtener el mundo entero y su gloria, se puso de rodillas ante sus discípulos, no para ganar sino para servir.

José María Maruri, SJ

Jesús ayuna cuarenta días y es tentado

Luego el Espíritu llevó a Jesús al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, al fi – nal tuvo hambre. El tentador se acercó y le dijo: «Si eres hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes». Pero él respondió: «Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios». Luego el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo subió al alero del templo y le dijo: «Si eres hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: Ordenará a sus ángeles que cuiden de ti, que te lleven en las manos para que no tropiece tu pie con ninguna piedra». Jesús le dijo: «También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios». De nuevo el diablo lo llevó a un monte muy alto, le mostró todos los reinos del mundo y su esplendor, y le dijo: «Todo esto te daré si te pones de rodillas y me adoras». Jesús le dijo: «Retírate, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás». Entonces el diablo lo dejó, y los ángeles llegaron y se pusieron a servirle.

Mateo 4, 1-11

PARA MEDITAR

Si os dais cuenta, el demonio intenta siempre tentar a Jesús de la misma forma. Pretende que Jesús demuestre su poder. Le tienta para que al demostrar que es muy poderoso, pueda hacerse dueño de todo dejando a una lado a Dios, su Padre.

Nosotros a veces también vivimos las mismas tentaciones que Jesús. Dejamos a un lado a Dios y queremos hacer las cosas por nosotros mismos, con nuestra propia fuerza, como si fuésemos capaces de todo.

 

PARA HACER VIDA EL EVANGELIO

  • ¿Alguna vez te has sentido mejor que otras personas o superior a otras personas? Cuéntanos cuando te pasó.
  • ¿Qué nos pasa a los cristianos cuando nos olvidamos de Dios y queremos hacer las cosas sin contar con Él?
  • Toma un compromiso para ser una persona humilde y sencilla con los demás.

ORACIÓN

Hoy te pedimos que acompañes
nuestro caminar para que no caigamos en:
la tentación de sentirnos superiores a nadie,
la tentación de querer tener de todo,
la tentación de saber de todo,
de estar «a la última»,
la tentación de acumular, de tener
«por si acaso», de que nos sobren cosas,
la tentación de defender nuestro prestigio
con uñas y dientes,
la tentación de vivir únicamente centrados
en nuestro propio ombligo,
la tentación de sestear la vida en vez
de vivirla con intensidad e ilusión,
la tentación de dejarnos buscar,
esperar a que salgan a nuestro encuentro,
la tentación de dejar el mundo como está,
sin comprometernos en su transformación,
la tentación de no pedir favores,
para no sentirnos necesitados de los demás.

No nos dejes caer en la tentación

Hoy te pedimos que acompañes
nuestro caminar para que no caigamos en:
la tentación de sentirnos superiores a nadie,
la tentación de querer tener de todo,

la tentación de saber de todo,
de estar «a la última»,
la tentación de acumular, de tener
«por si acaso», de que nos sobren cosas,
la tentación de defender nuestro prestigio
con uñas y dientes,

la tentación de vivir únicamente centrados
en nuestro propio ombligo,

la tentación de sestear la vida en vez
de vivirla con intensidad e ilusión,
la tentación de dejarnos buscar,
esperar a que salgan a nuestro encuentro,
la tentación de dejar el mundo como está,
sin comprometernos en su transformación,
la tentación de no pedir favores,

para no sentirnos necesitados de los demás,
la tentación de no reutilizar lo propio y ajeno,
para ser más austeros,

la tentación de las conversaciones triviales,
de los ocios basura,

la tentación de no interesarnos por los otros
con empatía y ternura,

la tentación de preocuparnos demasiado
por las cosas, en vez de ocuparnos,

la tentación de vivir una vida sosa, rutinaria
y mediocre, en vez de vivirla a tu manera,
la tentación de no crecer, no madurar,

no cambiar, no evolucionar,
la tentación de querer ser como todo el mundo
intentando agradar a todos,
la tentación de la superficialidad, de la trivialización,
de la falta de espiritualidad,
la tentación del poder, del querer manipular,
de controlar la vida de otros,
la tentación de no vivir la Vida en abundancia
que Tú nos ofreces,
la tentación del estrés, las prisas y el activismo
sin contemplar, sin rezar, sin descansar en Ti,
la tentación de ser más Martas que Marías,
más acción que contemplación,
la tentación de vivir sin Ti, de olvidarte,
de no incluirte en nuestro día…
Señor, vivimos como Tú, tentados,
pero ayúdanos para que no caigamos
en las tentaciones
o sepamos levantarnos y volver a empezar,
hasta que contigo lleguemos a la total liberación.

Mari Patxi Ayerra

Notas para fijarnos en el evangelio – Domingo I de Cuaresma

* “El desierto” (1), en la Biblia, es una zona con poca vegetación, poco habitada y con animales peligrosos. Allí viven los desterrados y perseguidos (Gn 21,14; 1Mac 2,29s) y el diablo y los malos espíritus (Mt 12,43). Es también lugar de prueba, de corrección, de reflexión y de diálogo-encuentro con Dios, como se puede ver en esta escena del desierto de Jesús (así como también a Dt 8,2-6).

* El términos “diablo” y “Satanás” (1.5.8.10.11) significaban originariamente “adversario” y “acusador” o fiscal en un juicio. El Antiguo Testamento imagina que a la corte celestial hay un “acusador” que presenta a Dios las infidelidades de los hombres (Za 3,1-5; Job 1,6.9) y que ejerce al mismo tiempo el papel de “tentador” (3) (1Cr 21,1). Después pasa a designar la personificación de las fuerzas del mal y la sabiduría la identifica con la serpiente del Edén (Gn 3,15; Sabiduría 2,24).

* La cifra «cuarenta» (2) en la Biblia equivale a un periodo de tiempo largo (en este sentido, estos cuarenta días podrían hacer referencia a toda la misión de Jesús). Tiempo que puede ser de opresión, de seducción, de camino hacia la libertad, de crisis. Puede hacer alusión a la estancia de Moisés en la montaña (Éx 34, 28), al camino que recorrió Elías por llegar a la montaña de Dios (1Re 19, 8) y a los cuarenta años de peregrinaje de Israel por el desierto (Num 14, 34). También fueron cuarenta los días del Diluvio (Gn 7, 17). El ministerio de Jesús es camino que pasa por la prueba y va a la Pascua.

* Hay otros elementos del Antiguo Testamento que Mateo hace resonar en esta página: “el templo” (5), “la montaña” (8) y los “ángeles” (6.11). El evangelista pone así en relación a Jesús y su misión con la historia del pueblo de Israel que experimenta las dificultades del camino por el desierto, las dificultades de hacerse responsable del don de la libertad, la tentación de romper la Alianza y de ir a lo suyo, adorando a otros dioses.

• En la escena anterior (Mt 3, 16-17), el evangelista Mt nos acaba de decir que «el Espíritu de Dios… se posaba sobre Jesús» y que el Padre proclamaba que Jesús es «el Hijo, amado». Ahora el evangelista nos dice que el mismo «Espíritu conduce Jesús al desierto» (1) con una finalidad muy concreta: «para que el diablo lo tentara». «El Espíritu» es quien conduce toda la vida y misión de Jesús, de principio a final (Mt 12, 18ss). Como toda vida humana, la de Jesús está marcada por la prueba (la tentación), la tarea de decidir en cada momento entre decir sí o decir no a Dios, que invita todos sus hijos y hijas a vivir en libertad su camino. El relato de las tentaciones describe de forma gráfica toda la lucha que Jesús tuvo que mantener por ser fiel a la voluntad del Padre.

• La primera de las tentaciones (3) es la de vivir y actuar según una idea no-humana del que es ser “Hijo de Dios”. Jesús expresa (citando Dt 8,3) cómo lo vive Él: ser Hijo es hacer la voluntad del Padre (4). Y el que el Padre quiere es que Jesús haga el camino de los hombres y mujeres que se tienen que ganar el pan con el trabajo. Una voluntad que Jesús encuentra expresada en la Palabra (4), verdadero alimento para los hijos y hijas de Dios.

• La segunda tentación -en boca del diablo que manipula palabras bíblicas (Sal 91, 11-12)- consiste en exigir de Dios una señal espectacular. Tentación de toda persona religiosa que duda de si Dios es o no es. Jesús responde (7) con la referencia a la Escritura” (Dt 6,16), afirmando que Dios no puede ser utilizado ni manipulado. Su presencia es un don totalmente gratuito que se manifiesta sobre todo en la pobreza. “Los ángeles” (6) no le ahorrarán a Jesús ningún sufrimiento sino que, “sirviéndolo” (11), aparecen como signo de la fidelidad de Jesús en el servicio a los más pobres.

• La tercera tentación (8-9) pasa por ponerse por encima de todo y a consta de lo que sea. Esto es dar al diablo la adoración que tan sólo Dios merece. Dios, por su parte, enviando su Hijo hecho hombre, se ha puesto por debajo, al servicio de toda la creación y de todos los hombres y mujeres. Este Dios que se abaja es el que Jesús adora (10) todo citando, una vez más, la Escritura (Dt 6,13).

Comentario al evangelio – Jueves después de Ceniza

Si has decidido emprender el itinerario de la Cuaresma pasando el umbral de la Ceniza, no está de más acoger con atención las instrucciones que dan las lecturas de hoy, comenzando por el Deuteronomio: “Pongo ante ti vida y bien, muerte y mal; … si eliges … tendrás…”. Cuando nuestros padres nos educan en los primeros pasos de la libertad suelen decirnos con frecuencia ante elecciones absurdas: “luego no digas que….” o “atente a las consecuencias…. y cuando vengan los resultados no te quejes…”

Es lo lógico, si pones tus ahorros y esfuerzos en una buena empresa, lo normal será obtener beneficios, tranquilidad, prosperidad, dicha y felicidad o por lo menos así nos lo prometen. Pero si te gusta arriesgar en negocios y asuntos poco fiables…. “atente a las consecuencias” muerte y mal son inherentes a tu elección y a los devaneos en que te prodigaste.

Sin embargo el evangelio de Jesús rompe esta lógica y nos invita a poner en práctica las reglas inversas: Si quieres vida, escoge muerte; porque quien se agarra a la ficha de su vida, pierde la partida y a sí mismo.

Parecen dos maneras muy distintas de ver y valorar la vida -en realidad iguales, aunque la literalidad haya podido llevar a lecturas antagónicas en la historia- : Comodidad, tranquilidad, bienestar, placer, seguridad, ser bueno para sí mismo y ante el espejo…como ideal de vida. Por otro lado y con mirada evangélica: Esfuerzo por el cambio interior, inquietud ante las dolencias del mundo y las carencias de los otros -a quienes me “aprojimo” y de quienes me hago cargo, más allá del cansancio, hasta la cruz-, aprender a disfrutar la vida en la felicidad, los logros e incluso los dolores de los otros. Fuera envidia, competitividad, afán de poder y deseo de tener más….

La propuesta de Jesús es clara y la hemos escuchado muchas veces de una u otra manera, ¡cargar cada jornada con la vida!, la de los demás, desviviéndome en ellos, pronunciando sus nombres en el corazón para amarlos al modo en que Dios los ama, vivir en actitud de servicio constante ante las precariedades que se presentan y afrontar los retos por mejorar la realidad en la que estamos sumergidos, tratando de liberar ataduras y esclavitudes propias y ajenas.

Para quien desde la fe no entiende otra autoridad que el servir hasta dar la vida por amor, cargar cada jornada con la cruz de la vida es auténtica fuente de vida y dadora de sentido en la búsqueda de realización humana. y jamás entendida como castigo, como la entendieron los poderosos al cargarla sobre Jesús.

“AVE CRUX, SPES UNICA”, reza el lema que resuena desde los primeros siglos y se plasma en el pedestal de multitud de calvarios e iconografías diversas.

Pepe Lillo, cmf