Vísperas – Viernes después de Ceniza

VÍSPERAS

VIERNES DESPUÉS DE CENIZA

V/. Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Libra mis ojos de la muerte;
dales la luz que es su destino.
Yo, como el ciego del camino,
pido un milagro para verte.

Haz de esta piedra de mis manos
una herramienta constructiva;
cura su fiebre posesiva
y ábrela al bien de mis hermanos.

Que yo comprenda, Señor mío,
al que se queja y retrocede;
que el corazón no se me quede
desentendidamente frío.

Guarda mi fe del enemigo
(¡tantos me dicen que estás muerto!…)
Tú que conoces el desierto,
dame tu mano y ven conmigo. Amén.

SALMO 114: ACCIÓN DE GRACIAS

Ant. Día tras día, te bendeciré, Señor, y narraré tus maravillas.

Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.

Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida.»

El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó.

Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.

Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Día tras día, te bendeciré, Señor, y narraré tus maravillas.

SALMO 120: EL GUARDIÁN DEL PUEBLO

Ant. Los ojos de todos te están aguardando, Señor; tú estás cerca de los que te invocan.

Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.

El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.

El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Los ojos de todos te están aguardando, Señor; tú estás cerca de los que te invocan.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: HIMNO DE ADORACIÓN

Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

LECTURA: St 5, 16. 19-20)

Confesaos los pecados unos a otros, y rezad unos por otros, para que os curéis. Mucho puede hacer la oración intensa del justo. Hermanos míos, si alguno de vosotros se desvía de la verdad y otro lo encamina, sabed que uno que convierte al pecador de su extravío se salvará de la muerte y sepultará un sinfín de pecados.

RESPONSORIO BREVE

R/ Yo dije: Señor, ten misericordia.
V/ Yo dije: Señor, ten misericordia.

R/ Sáname, porque he pecado contra ti.
V/ Señor, ten misericordia.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Yo dije: Señor, ten misericordia.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Cuando les sea arrebatado el novio, entonces ayunarán los invitados a bodas.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Cuando les sea arrebatado el novio, entonces ayunarán los invitados a bodas.

PRECES

Adoremos al Salvador de los hombres, que, muriendo, destruyó nuestra muerte y, resucitando restauró la vida, y digámosle humildemente:

Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.

Redentor nuestro, concédenos que, por la penitencia, nos unamos más plenamente a tu pasión,
— para que consigamos la gloria de la resurrección.

Concédenos la protección de tu Madre, consuelo de los afligidos,
— para que podamos confortar a los que están atribulados, mediante el consuelo con que tú nos confortas.

Haz que tus fieles participen en tu pasión mediante los sufrimientos de su vida,
— para que se manifiesten en ellos los frutos de tu salvación.

Tú que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz,
— enseña a tus fieles a ser obedientes y a tener paciencia.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Haz que los difuntos sean transformados a semejanza de tu cuerpo glorioso,
— y a nosotros danos un día parte en su fidelidad.

Fieles a la recomendación del Salvador, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro…

ORACION

Confírmanos, Señor, en el espíritu de penitencia con que hemos empezado la Cuaresma, y que la austeridad exterior que practicamos vaya siempre acompañada por la sinceridad de corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

Anuncio publicitario

Lectio Divina – Viernes después de Ceniza

1) Oración inicial

Confírmanos, Señor, en el espíritu de penitencia con que hemos empezado la Cuaresma; y que la austeridad exterior que practicamos vaya siempre acompañada por la sinceridad de corazón. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del santo Evangelio según Mateo 9,14-15

Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme.» Él se levantó y le siguió.

Entonces se le acercan los discípulos de Juan y le dicen: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?» Jesús les dijo: «¿Pueden acaso los invitados a la boda ponerse tristes mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán.»

3) Reflexión

• El evangelio de hoy es una versión abreviada del evangelio que ya meditamos en enero, donde se nos proponía el mismo asunto del ayuno (Mc 2,18-22), pero con una pequeña diferencia. La liturgia de hoy omite todo lo relativo al remiendo nuevo en trapo viejo y sobre el vino nuevo en pellejos viejos (Mt 9,16-17), y concentra su atención en el ayuno.

• Jesús no insiste en la práctica del ayuno. El ayuno es una costumbre muy antigua, practicada en casi todas las religiones. Jesús mismo lo practicó durante cuarenta días (Mt 4,2). Pero él no insiste con los discípulos para que hagan lo mismo. Les deja libertad. Por esto, los discípulos de Juan Bautista y de los fariseos, que eran obligados a ayudar, quieren saber por qué Jesús no insiste en el ayuno.

• En cuanto al novio, cuando está con ellos no precisan ayunar. Jesús responde con una comparación. En cuanto el novio está con los amigos del novio, esto es, durante la fiesta de bodas, no precisan ayunar. Jesús se considera el novio. Los discípulos son los amigos del novio. Durante el tiempo en que él, Jesús, está con los discípulos, hay fiesta de bodas. Llegará el día en que el novio no estará. En ese tiempo, si ellos quieren, podrán ayunar. En esta frase Jesús alude a su muerte. Sabe y siente que, si continúa por este camino de libertad, las autoridades religiosas querrán matarlo.

• El ayuno y la abstinencia de la carne son prácticas universales y bien actuales. Los musulmanes tienen el ayuno del mes de Ramadán, durante el cual no comen ni beben, desde el amanecer hasta el anochecer del sol. Cada vez más, las personas, por motivos diversos, se imponen a sí mismas alguna forma de ayuno. El ayuno es un medio importante para llegar a un dominio de sí mismo, a un autocontrol, como existe en casi todas las religiones y como es apreciado por todo los deportistas.

• La Biblia hace mucha referencia al ayuno. Era una forma de hacer penitencia y provocar la conversión. A través de la práctica del ayuno, los cristianos imitaban a Jesús que ayunó cuarenta días. El ayuno apunta a alcanzar la libertad de mente, el control de sí, una visión crítica de la realidad. Es un instrumento para mantener libre la mente y para no dejarse llevar por cualquier viento. A través del ayuno, la claridad de mente aumenta. Y es, además, una forma para cuidar mejor la salud. El ayuno puede ser una forma de identificación con los pobres que están forzados el año entero y raramente comen carne. Existe el ayuno como protestación.

• A pesar de que hoy no se practica el ayuno ni la abstinencia, el objetivo que estaba en la base de esta práctica continúa inalterada como fuerza que debe animar nuestra vida: participar en la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Dar la vida para poder poseerla en Dios. Tomar conciencia de que el compromiso con el Evangelio es una viaje sin retorno, que exige perder la vida para poderla poseer y reencontrar todo en total libertad.

4) Para la reflexión personal

• ¿Qué formas de ayunos practica usted? Y si no lo hace ¿de qué forma podría hacerlo?

• El ayuno ¿cómo puede ayudarme a prepararme mejor para la fiesta de pascua?

5) Oración final

Piedad de mí, oh Dios, por tu bondad,
por tu inmensa ternura borra mi delito,
lávame a fondo de mi culpa,
purifícame de mi pecado. (Sal 51,3-4)

Comentario – Viernes después de Ceniza

Mateo introduce la temática del ayuno en un marco de controversia. El evangelista nos dice que en cierta ocasión se acercaron a Jesús los discípulos de Juan el Bautista con una pregunta, que en realidad era una recriminación: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan? Entienden que ellos, lo mismo que los fariseos, hacen lo correcto; en cambio, los discípulos de Jesús no. Hay que suponer que han podido observar el comportamiento descuidado o transgresor de estos discípulos a quienes censuran como poco respetuosos de las observancias religiosas tradicionales. Y la censura alcanza al mismo Jesús, su Maestro, que les consiente este modo de actuar.

La respuesta de Jesús, aunque significativa, tuvo que generar cierta perplejidad: ¿Es que pueden guardar luto los amigos del novio mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio y entonces ayunarán? Jesús parece relacionar el ayuno con el duelo o con el luto (πενθειν), como si fuera una expresión de ese estado luctuoso y resultara incompatible con los tiempos festivos. Mientras el novio está con sus amigos no hay espacio ni para el duelo, ni para el ayuno, porque la amistad debe festejarse, y en este contexto celebrativo no cabe el llanto; tampoco cabe el ayuno. Pero Jesús anuncia un día no muy lejano en que a los amigos les sea arrebatado el novio y entonces ayunarán, ayunarán porque se verán privados de una presencia tan querida y celebrada. Jesús está aludiendo seguramente a su muerte próxima y al estado de orfandad en que quedarán sus discípulos: literalmente, una situación de duelo, porque habrán perdido a su Maestro y Señor y no sabrán cómo consolarse. Esa ausencia que deja en situación de orfandad es equiparable a un verdadero ayuno: ayuno de presencia y proximidad del amigo y esposo. Y con ese ayuno, vendrán otros, ligados a esa amistad o a la misión asumida en razón de esa amistad y discipulado.

A Jesús no parece importarle demasiado que sus discípulos no cumplan con la observancia del ayuno. Lo que le interesa es que se afiance su unión con él; porque de esta relación de amistad brotarán todas las renuncias o privaciones exigidas por ella. Lo escuchábamos en el evangelio de ayer: El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. ¿No hay en esta negación de sí mismo una exigencia de ayuno de efectos incalculables? De hecho, los discípulos de Jesús ya habían tenido que ayunar de muchas cosas: todas esas cosas que dejaron (familia, trabajo, status social, afincamiento) por seguir a alguien que no tenía dónde reclinar la cabeza. ¿O es que no eran ayunos sus muchas renuncias? Finalmente, llegarán a perder –no hay mayor ayuno que éste- la propia vida por causa de Cristo y su evangelio. ¿Para qué conceder tanta importancia a esos ayunos propios de la observancia religiosa judía cuando en el seguimiento de Jesús estaban implicando la entera vida?

Era esta relación la que habría de marcar por completo su existencia de discípulos ganados para la causa, de modo que en adelante su vida llevaría los rasgos y las huellas, las heridas incluso, de la vida del Crucificado. De aquí, de esta amistad y seguimiento renovados con la Resurrección y el envío del Espíritu Santo, brotará una vida entregada a la causa del Evangelio y dispuesta a las mayores renuncias (resp. ayunos), una vida martirial. Y no hay vida mejor dispuesta para el ayuno que la vida del mártir. Realmente, cuando se llevaron al novio, ayunaron, porque lloraron su muerte; y cuando el novio les fue devuelto por la resurrección, recuperaron la alegría, pero teniendo que aceptar la despedida implicada en la Ascensión, una despedida sin embargo que no impidió la llegada del Espíritu consolador y con ella el consuelo de su presencia espiritual. En medio de este consuelo llevaron a cabo entre privaciones, ayunos y persecuciones la misión encomendada hasta la hora suprema del martirio: ayuno (=pérdida) de la propia vida por causa del Novio y a la espera de su encuentro definitivo con él.

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID
Dr. en Teología Patrística

Christus Vivit – Francisco I

El llamado del Amigo

287. Para discernir la propia vocación, hay que reconocer que esa vocación es el llamado de un amigo: Jesús. A los amigos, si se les regala algo, se les regala lo mejor. Y eso mejor no necesariamente es lo más caro o difícil de conseguir, sino lo que uno sabe que al otro lo alegrará. Un amigo percibe esto con tanta claridad que puede visualizar en su imaginación la sonrisa de su amigo cuando abra su regalo. Este discernimiento de amistad es el que propongo a los jóvenes como modelo si buscan encontrar cuál es la voluntad de Dios para sus vidas.

La misa del domingo

Domingo I de Cuaresma
1 de marzo de 2020

UNA LECTURA DIFERENTE DEL EVANGELIO DE HOY

El simbolismo bíblico del número cuarenta ha pasado a nuestra cultura dando origen a la palabra cuarentena. Precisamente estos días la estamos oyendo continuamente a propósito de la epidemia de `Coronavirus ́ que se extiende por muchos países desde China hasta Europa.

Así se denomina al espacio de tiempo en el que el sujeto ha de demostrar una determinada cualidad cuestionada: salud, resistencia, buen funcionamiento del tratamiento, etc.

Trasladando esta significación, la cuaresma es para el cristiano un simbólico tiempo «de prueba».

Tiempo de prueba como el que vivió Jesús en el desierto poniendo “a prueba” su fidelidad a Dios.

El símbolo del desierto evoca la experiencia de nuestra vida: soledad, llamada a lo verdadero, tierra sin caminos, silencio…

Todos estamos en el desierto, pero no lo aceptamos o no lo sabemos. Y tenemos que descubrirlo y aceptarlo. Quien no sufre la experiencia del desierto y siente la sed no puede comprender el valor del «agua»; quien no camina largamente con un sol abrasador no puede gozarse con la «sombra». El desierto lo verifica todo: la mentira, la vanidad, la inconsistencia de la vida que llevamos. En el desierto nada nos separa de Dios, descubrimos la realidad de nuestra frágil condición humana. Por el desierto el hombre busca, peregrina, espera, decide su camino, prepara el futuro, se encuentra delante de sí mismo sin posibilidad de hacer trampa. en el desierto el hombre se pone ante el espejo de sí mismo.

Jesús también lo hizo; también caminó por el desierto para escuchar la voz de Dios. Pero si no vamos al desierto… ¿a dónde vamos?

Del desierto a la ciudad: ¿Es la ciudad nuestro desierto?

Lo sabemos. El hombre actual del siglo XXI siente el atractivo de la «urbe». Lo muestra claramente eso que hoy se llama en nuestro país “la España vacía o vaciada”. Como dice algún autor: «Algún mal espíritu le ha conducido a la gran ciudad seguramente para ser tentado por el diablo de las aglomeraciones». ¡Y bien que está sufriendo la prueba! Camina entre muchedumbres; trabaja en grandes empresas cuyos trabajadores son «fichas» más que personas con nombre y apellido; se divierte masivamente en playas, estadios y discotecas; vive en torres inmensas, modernos enjambres en los que se amontonan las personas sin apenas conocerse ni saludarse. ¿La «gran urbe» ha mejorado al hombre? ¿Lo ha hecho más humano? Y, en nuestro caso, ¿mejor cristiano? ¿Le ha acercado más a Dios o, por el contrario, lo ha alejado de Dios y de sí mismo? Contestemos a esas preguntas cada uno personalmente.

El evangelio de hoy nos dice que «Jesús fue conducido al desierto para ser tentado por el diablo». Y Jesús salió confortado de la prueba. Desde ahí arrancó el itinerario que iba a cumplir. Dos alternativas, pues: el clima de «ciudad» y el clima de «desierto». ¿Por cuál nos decidimos?

Agustín Fernández, sdb

La misa del domingo: misa con niños

DOMINGO I de CUARESMA (A)
“Tentaciones”

1 de marzo de 2020

(Preparados por la imposición de la ceniza, comenzamos a recorrer el camino que nos llevará hasta el Domingo de Pascua. Serán varios los elementos que nos ayudarán a vivir este tiempo con más profundidad: la Palabra de Dios, la conversión, la privación de algo, la limosna, la referencia al Bautismo, la luz, la eucaristía… de una u otra manera irán apareciendo estos signos y referencias en la celebración de las eucaristías dominicales.

Inculcar que la Cuaresma no es “tristeza”, sino “crecimiento en la fe”.

Convendría una ambientación sobria del lugar de la celebración, con carteles muy claros o frases alusivas a la Pascua.

  • Un signo para la celebración: Un libro digno de la Biblia. Abierto. Destacado. Visible. Acompañado de alguna vela. Quizás con algún motivo en color morado. Se trata de inculcar que queremos tomar la Palabra de Dios, de una manera especial, en este tiempo de Cuaresma.
  • “Hacer un desierto en la ciudad”, procurarse un espacio para rezar o leer el evangelio cada domingo, o cada día, en la propia casa.
  • En la “Procesión de Entrada” se podría destacar este hecho haciendo una entrada más preparada, procesional, portando dignamente el libro del Leccionario o la Biblia que se colocará en lugar visible.
  • Una canción para la celebración: “Que tu Palabra nos cambie el corazón” (Misa Joven). “Enséñanos a orar” (Kairoi). Se puede cantar, recitar o escuchar).

1.- MOTIVACIÓN

Amigos: ¡Ya sabéis que hemos comenzado el Tiempo de Cuaresma! Ya desde hoy queremos fijar nuestra mirada en Cristo Resucitado. Las lecturas que vamos a ir haciendo en las eucaristías y las catequesis que vamos a tener nos van a ayudar mucho en nuestro camino cuaresmal. Por eso hoy hemos querido colocar como signo destacado el libro de la Biblia. Amigos, vamos a celebrar. Vamos a participar. Comenzamos.

2.- SALUDO DEL SACERDOTE

3. PETICIÓN DE PERDÓN (Se podría resaltar este momento cantando algún canto penitencial, con una motivación previa del sacerdote o estas frases leídas por un lector).

  • A ti, Señor, que nos quieres.
  • A ti, Señor, que nos proteges.
  • A ti, Señor, que nos perdonas…
  • Te cantamos…

4. PRIMERA LECTURA (Adaptación del Libro del Génesis 2, 7-9; 3, 1-7)

Ambientación: Con esta lectura del libro del Génesis se nos quiere explicar que la tentación está unida a la persona desde los primeros momentos de la creación.

Lectura del Libro del Génesis:

El Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, le dio un aliento de vida y el hombre se convirtió en un ser vivo. Colocó al hombre en un jardín en Edén. También creó a la mujer.

La serpiente dijo a la mujer: ¿Cómo es que os ha dicho Dios que no comáis de ningún árbol del jardín?

La mujer contestó: Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; solamente del fruto del árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho Dios: “No comáis de él ni lo toquéis”.

Entonces dijo la serpiente a la mujer: “No hagáis caso. No moriréis. Seréis como dioses”.

Cayeron en la tentación, comiendo del fruto de aquel árbol, y comenzaron a sentir todos los límites, males y preocupaciones que tiene la humanidad.

Palabra de Dios

5.- CANTO ENTRE LECTURAS: “Que tu Palabra”

Que tu Palabra nos cambie el corazón,
que tu Palabra nos cambie el corazón,
transforma en nieve el carbón de nuestro gris corazón,
que tu palabra nos cambie el corazón.

1. Que tu Palabra sea como la linterna
que nos enseñe por dónde caminar,
y transformar el dolor en una suave canción,
para llevar al mundo tu calor.

2. Que tu palabra sea como la comida
que nos sostenga y nos haga vivir,

el pan para compartir, la fuerza para vivir,
palabra, pan que Dios va a repartir.

6.- EVANGELIO (Mateo 4, 1-11). “Jesús fue llevado al desierto” Lectura del santo evangelio según san Mateo:

NARRADOR:

En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo.

TENTADOR:

Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes.

NARRADOR:

Jesús le contestó:

JESÚS:

No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

NARRADOR:

Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en el alero del templo y le dijo.

TENTADOR:

Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: “Encargará a los ángeles que cuiden de ti, y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”.

NARRADOR:

Jesús contestó:

También está escrito: «No tentarás al Señor, tu Dios”.

NARRADOR:

Después el diablo lo llevó a una montaña altísima y, mostrándole los reinos del mundo y su gloria, le dijo:

TENTADOR:

Todo esto te daré, si te postras y me adoras.

NARRADOR:

Jesús le contestó:
Apártate. Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto. NARRADOR:
Entonces lo dejó el diablo.
Palabra del Señor.

7.- COMENTARIO

  • Cuaresma no es tristeza, sino tiempo para crecer, para avanzar.
  • Jesús, en el desierto, se da cuenta de la misión que le espera y la acepta.
  • Es tentado. Se le presentan caminos más fáciles para llevar su misión: el poder, el dinero, las posesiones…
  • La Palabra de Dios nos ilumina en tantos temas de nuestra vida.
  • Buscar momentos para rezar, para leer el Nuevo Testamento.
  • Iniciamos un camino hacia la Pascua.
  • Acercarnos más a la Palabra de Dios en este tiempo de Cuaresma.

8.- PETICIONES

1. Por los que formamos la Iglesia, por el Papa y nuestros Pastores, para que nos sintamos verdadero “Pueblo de Dios”. Roguemos al Señor.

2. Por los que desean encontrarse más de cerca con Jesús en este tiempo de Cuaresma y Pascua. Roguemos al Señor.

3. Por los jóvenes que se preparan para recibir el sacramento de la Confirmación o colaboran como voluntarios en actividades de Iglesia. Roguemos al Señor.

4. Por los niños y niñas y por los adultos que van a ser bautizados en Pascua, para que se preparen con alegría a este acontecimiento. Roguemos al Señor.

9.- CANTO COMUNIÓN: “Enséñanos a orar” (Kairoi)

Señor, enséñanos a orar,
a hablar con nuestro Padre Dios.
Señor, enséñanos a orar,

a abrir las manos hacia ti.

Orar con limpio corazón,
que sólo cante para ti,
con la mirada puesta en ti,
dejando que hables, Señor.
Orar buscando la verdad,
cerrar los ojos para ver,
dejarnos seducir, Señor,
andar por tus huellas de paz.

10.- ACCIÓN DE GRACIAS. Oración para vivir la Cuaresma

Padre, ayúdame en esta Cuaresma
a caminar hacia la Pascua,
a hacerlo con humildad,
desprendiéndome de todo aquello
que me impide encontrarme contigo.
Ayúdame a caminar hacia la Pascua.
Ayúdame a vivir la vida con alegría,
la alegría que nos da la presencia de Jesús resucitado.

11.- PARA LA VIDA

(Se inculca el compromiso de una mayor cercanía con el libro del “Nuevo Testamento”).

Iñaki Lete, sdb

Contigo en el desierto (Oración)

CONTIGO EN EL DESIERTO

El Miércoles de Ceniza comenzamos el camino de la Cuaresma. Seguro que te has levantado estos días con ganas de hacer cosas buenas. Empieza este ratito con Jesús, cerrando los ojos, como haces siempre que quieres hablar con él. Estás tranquilo y le saludas.

Hola Jesús, estoy preparado para escuchar tu voz y sentirte. Me pongo delante de ti. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

La lectura es una adaptación del evangelio de Mateo (Mt 4, 1-11):

Jesús se marchó un tiempo al desierto. Allí estaba lejos de la gente, porque necesitaba pensar, bien qué iba a hacer. Pasó cuarenta días rezando. Y entonces el diablo le puso tres pruebas.

Primero le colocó unas piedras delante. El diablo sabía que Jesús tenía hambre, porque llevaba semanas ayunando. Y le dijo: «Anda, si eres tan poderoso, ¿por qué no haces que se conviertan en pan? Y así puedes acabar con el hambre». Pero Jesús le contestó: «No solo de pan vive el hombre, sino de las palabras que salen de la boca de Dios».

Después el diablo le llevó al edificio más alto de Jerusalén. Y le dijo: «Tírate desde aquí y haz que te salven los ángeles». Pero Jesús le contestó: «Anda, no me intentes engañar». Porque sabía que si empezaba a hacer ese tipo de cosas, la gente le seguiría por miedo o por poder, pero no por fe en el Dios del amor.

Al final, el diablo le llevó al monte más alto de la región, le enseñó todo lo que se veía y le dijo: «Te haré el dueño de todo, si te arrodillas y me adoras». Y Jesús le contestó: «Está escrito que solo hay que adorar a Dios».

El diablo se marchó, fastidiado porque no había conseguido hacer que Jesús cayese en sus tentaciones.

¡Qué curioso! Viendo a Jesús en el desierto, me doy cuenta de cuánto me parezco a él. Incluso le pasan las mismas cosas que a mí cuando algo me empuja a hacer lo que me apetece. Pienso en las veces en que me alejo de Dios por desobedecer, mentir o no cumplir con hacer algo que no debo hacer.

Estoy sorprendido por la respuesta que da Jesús al diablo. Que para librarse de él no utiliza armas, ni gritos, ni se enfada. Y mucho menos cae en sus trampas. Sino que siempre le contesta lo mismo. Le responde con la Palabra de Dios y hace lo que quiere su Padre. ¿Podré hacer yo lo mismo?

Mientras escuchas la canción, piensa cómo vas practicar en estos días, la respuesta de Jesús. Por ejemplo, cada vez que sientas ganas de hacer algo mal, puedes buscar un lugar tranquilo y rezar un poco. Así tendrás fuerza para vencer la tentación. Seguro que sabes muchas cosas que puedes hacer para seguir pareciéndote a Jesús.

Señor, aquí estoy,
preparada para darme un nuevo corazón
con latidos de tu amor.
Dame agua verdadera que calme mi sed,
quiero escuchar tu voz y sentir que estás en mí.

Desprenderme de todo lo que no quiero ser,
sentirme a tu lado cuando ya no pueda más,
tender mi mano junto a la tuya
y formar un puente de amor que nada pueda romper.

Señor, aquí estoy,
preparada para hacer de mi sencillo
hogar tu nueva casa donde estar.
Dame fe firme y entera para caminar,
que mueva las montañas, que mi tierra tenga sal.

Señor, aquí estoy interpretado por Assisi, «Misa Joven 3. En Familia.»

Querido Jesús, hoy hemos aprendido de ti. Que también nosotros podamos vencer las dificultades. Como dice la canción, quiero desprenderme de todo lo que no quiero ser, pero necesito que me ayudes.

Repite después de cada frase: ¡Ayúdame, Jesús!

Ayúdame, Jesús

Cuando sienta ganas de desobedecer… …¡Ayúdame, Jesús!
Cuando la mentira me llame…
…¡Ayúdame, Jesús!
Cuando sea egoísta…
…¡Ayúdame, Jesús!
Cuando pase por alguna dificultad y sienta que no puedo más…
…¡Ayúdame, Jesús!

Gloria al Padre,
y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Comentario al evangelio – Viernes después de Ceniza

Miramos la cuaresma con un colorido peculiar, y que en no pocas ocasiones proyectamos a nuestro alrededor contagiando a la vida misma con un tinte triste, apesadumbrado, doloso, negativo…. victimista. “Oración, ayuno, limosna” es la triple invitación cuaresmal que frecuentemente asumimos como una imposición del tiempo litúrgico, una sobrecarga de la “religiosidad tradicional” para nuestras apretadas agendas personales y sociales; en consecuencia alzamos la mirada al cielo haciendo observar la inutilidad del sacrificio realizado y argumentamos en el entorno sobre la ineficacia del empeño, el atavismo cultural; al tiempo que clamamos en el lamento de un duelo lleno de envidia por quienes no cargan con nuestra penitencia. Somos la viva imagen de aquel cofrade que cargando con su cruz iba echando juramentos a todo el que se asomaba a contemplar la belleza del paso del calvario.

Una espiritualidad y ascéticas vividas como imposición, son inútiles para quien las practica y antitestimoniales para quien las contempla, ¡Auténtica carga de costalero desmotivado y depresivo! ¿Cómo no nos van a echar en cara a muchos de los que nos decimos creyentes ese aire funesto con el que teñimos nuestra vida y pretendemos decolorar la de los otros?

Desde luego, “los amigos del novio” llevan un aire distinto: jovial, entusiasta, rebosante de alegría, gozoso por poder participar de la fiesta a que han sido invitados.

¿Y si diéramos un giro a nuestras oraciones, ayunos y penitencias?

De una oración entendida como tiempo intransigente del rezo obligatorio y de devociones marcadas y labios que pronuncian rutinas para pretender dejar bendito todo lo que vemos y tocamos…A una ORACIÓN que suponga rescatar un breve tiempo para el encuentro personal y con el Padre, sin muchas palabras pero con un deseo enorme de hacerle partícipe de mi vida. Incluyendo en ese encuentro a las personas que amo o digo amar.

Un AYUNO que más allá de alimentario entienda que no puedo dejar mi vida en un frenético pasar los días sin ningún tipo de exigencia personal en provecho propio y ajeno. Ayuno de: apatía, de todo vale a cualquier coste, de derrotismo barato y palabrería para justificarme. A cambio una “DIETA” de austeridad, contra-consumista, que me permita ver dónde están los valores fundamentales; de cercanía a personas a quienes trato con dureza e indiferencia, ayunando de palabras duras e hirientes. …

LIMOSNA que se aleja de la mirada miserable que impongo al mundo a cambio de la acogida en mi vida de la persona del otro, con todos sus problemas -y también sus alegrías-. La auténtica limosna lejos de suponer pérdida de lo mío, significa la ganancia en la riqueza personal del otro.

ORACIÓN, AYUNO, LIMOSNA lejos de ser un castigo porque ha llegado la cuaresma, son una gran oportunidad para descubrir la alegría del Evangelio y disfrutar de la Bienaventuranza del Reino.

Te deseo toda la felicidad del mundo.

Pepe Lillo, cmf