Meditación – Sábado después de Ceniza

Hoy es sábado después de Ceniza.

La lectura de hoy es del evangelio de Lucas (Lc 5, 27-32):

En aquel tiempo, Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví, sentado en el despacho de impuestos, y le dijo: «Sígueme». El, dejándolo todo, se levantó y le siguió. Leví le ofreció en su casa un gran banquete. Había un gran número de publicanos, y de otros que estaban a la mesa con ellos. Los fariseos y sus escribas murmuraban diciendo a los discípulos: «¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores?». Les respondió Jesús: «No necesitan médico los que están sanos, sino los que están mal. No he venido a llamar a conversión a justos, sino a pecadores».

Hoy vemos cómo avanza la Cuaresma y la intensidad de la conversión a la que el Señor nos llama. La figura del apóstol y evangelista Mateo es muy representativa de quienes podemos llegar a pensar que, por causa de nuestro historial, o por los pecados personales o situaciones complicadas, es difícil que el Señor se fije en nosotros para colaborar con Él.

Pues bien, Jesucristo, para sacarnos toda duda nos pone como primer evangelista el cobrador de impuestos Leví, a quien le dice sin más: «Sígueme» (Lc 5,27). Con él hace exactamente lo contrario de lo que una mentalidad “prudente” pudiera considerar si quisiéramos aparentar ser “políticamente correctos”. Leví —en cambio— venía de un mundo donde padecía el rechazo de todos sus compatriotas, ya que se le consideraba, sólo por el hecho de ser publicano, colaboracionista de los romanos y, posiblemente, defraudador por las “comisiones”, el que ahogaba a los pobres para cobrarles los impuestos, en fin, un pecador público.

A los que se consideraban perfectos no se les podía pasar por la cabeza que Jesús no solamente le llamara a seguirlo, sino ni tan sólo a sentarse en la misma mesa.

Pero con esta actitud de escogerlo, Nuestro Señor Jesucristo nos dice que más bien es este tipo de gente de quien le gusta servirse para extender su Reino; ha escogido a los malvados, a los pecadores, a los que no se creen justos: «Para confundir a los fuertes, ha escogido a los que son débiles a los ojos del mundo» (1Cor 1,27). Son éstos los que necesitan al médico, y sobre todo, ellos son los que entenderán que los otros lo necesiten.

Hemos de huir, pues, de pensar que Dios quiere expedientes limpios e inmaculados para servirle. Este expediente sólo lo preparó para Nuestra Madre. Pero para nosotros, sujetos de la salvación de Dios y protagonistas de la Cuaresma, Dios quiere un corazón contrito y humillado. Precisamente, «Dios te ha escogido débil para darte su propio poder» (San Agustín). Éste es el tipo de gente que, como dice el salmista, Dios no menosprecia.

Rev. D. Joan Carles MONTSERRAT i Pulido

Liturgia – Sábado después de Ceniza

SÁBADO DESPUÉS DE CENIZA, feria

Misa de sábado (morado)

Misal: Antífonas y oraciones propias. Prefacio Cuaresma.

Leccionario: Vol. II

  • Is 58, 9b-14. Cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo, brillará tu luz en las tinieblas.
  • Sal 85. Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad.
  • Lc 5, 27-32. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan.

Antífona de entrada          Cf. Sal 68, 17
Respóndenos, Señor, con la bondad de tu gracia; por tu gran compasión vuélvete hacia nosotros.

Monición de entrada y acto penitencial
Hoy, con toda la Iglesia, pedimos al Señor que nos responda con la bondad de su gracia, y que por su gran compasión se vuelva hacia nosotros. Y lo hacemos ahora, al comenzar la celebración de la Eucaristía, pidiéndole perdón por nuestros pecados.

  • Señor, ten misericordia de nosotros.
    • Porque hemos pecado contra Ti.
  • Muéstranos, Señor, tu misericordia.
    • Y danos tu salvación.

Oración colecta
DIOS todopoderoso y eterno,
mira compasivo nuestra debilidad
y, para protegernos,
extiende sobre nosotros tu mano poderosa.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles
Con humildad y confianza, oremos a Dios, que es siempre misericordioso con los que le invocan.

1.- Para que la Palabra de Dios que resuena en la Iglesia estimule a todos los cristianos a ser plenamente fieles en el cumplimiento de los mandamientos del Señor. Roguemos al Señor.

2.- Para que el Espíritu haga resonar en el corazón de los jóvenes de nuestra diócesis la invitación de Jesús a seguirlo radicalmente. Roguemos al Señor.

3.- Para que los que ejercen algún poder o autoridad sobre los demás destierren lejos de sí toda forma de opresión, de amenaza o de injusticia. Roguemos al Señor.

4.- Para que los que disfrutan de los bienes de la tierra sepan compartir con los que padecen hambre o cualquier tipo de necesidad. Roguemos al Señor.

5.- Para que el Señor sea compasivo y misericordioso con nosotros, guarde nuestra vida y nos dé su fuerza para que no nos alejemos de sus caminos. Roguemos al Señor.

Dios y Padre nuestro, que has enviado a tu Hijo al mundo como médico de nuestras almas; escucha nuestra oración y, atendiendo a la voz de nuestra súplica, haz que correspondamos a tu bondad con una caridad generosa. Por Jesucristo, nuestro Señor.  

Oración sobre las ofrendas
RECIBE, Señor,
este sacrificio de reconciliación y de alabanza;
y haz que, purificados por su eficacia,
podamos ofrecerte el afecto de nuestro corazón
como ofrenda agradable a tus ojos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio de Cuaresma

Antífona de comunión          Cf. Mt 9, 13
Misericordia quiero y no sacrificios, dice el Señor; que no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.

Oración después de la comunión
TE pedimos, Señor,
que, alimentados con el don de la vida celestial,
lo que para nosotros es un sacramento en la vida presente
se convierta en auxilio de eternidad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre el pueblo
SEÑOR, hazte presente bondadosamente a tu pueblo
que ha participado en los santos misterios,
para que no se vean amenazados por peligro alguno
quienes confían en tu protección.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Santoral 29 de febrero

SAN DOSITEO, monje († siglo VI)

Las vidas de los Padre del Yermo son una maravilla. Es cierto que no todo cuanto ellos hacían se puede ahora sin más imitar, pero sí que hay una gran enseñanza en ellas para nuestra vida de hoy.

Un joven bien apuesto, elegante, rico, de sólida cultura, contemplaba en cierta ocasión un precioso cuadro en una de las Iglesias de Jerusalén que representaba una visión horripilante del infierno. Era en la iglesia devota de Getsemaní. Este mismo joven bien apuesto lo contaría después: “Mientras atónito contemplaba aquel cuadro, una dama de soberana belleza y majestad —que sin duda comprendí que era la Virgen María— se acercó a mi lado y empezó a explicarme, con patéticas palabras, el espectáculo que tenía ante mis ojos… Mi alma se turbó profundamente. La sangre parecía que me quemaba en las venas. Entonces me indicó el medio más seguro de evitar el infierno: ayunar, vigilar, orar sin desfallecimiento. Para esto vengo aquí, padre Abad, para que usted tenga la bondad de admitirme entre sus monjes sujetándome a cuantas reglas y preceptos tenga a bien obligarme…”.

Este joven elegante era Dositeo y el abad a quien dirigía tan emocionadas y sinceras palabras era el santo abad Seridio que también lo recordarán estas Vidas ejemplares como modelo de estas virtudes de oración, obediencia y humildad.

Era a mediados del siglo VI y uno de los Monasterios más famosos de Palestina donde esto sucedía: “Quiero salvarme, Padre. Quiero ser monje y la Virgen María me ha encaminado hacia este Monasterio para que vos me ayudéis a conseguir mi salvación que es el único negocio que ahora me interesa”… Aquel joven era sincero y había impresionado profundamente a aquel venerable Abad, ya maestro en recibir confidencias, pero ninguna le había parecido tan auténtica y tan tajante como ésta y más por proceder de un joven que tenía todo un mundo altamente subyugador por delante. San Seridio pensó: “Es un buen regalo el que hoy envía el Señor a este pobre Monasterio. Seremos responsables de que esta perla sea cultivada como se merece. ¿A quién encomendaremos que la vaya puliendo con maestría para que su valor acreciente?”… Y pensó que nadie mejor para tan delicada empresa que el experimentado y santo Doroteo.

Este gran maestro no pretende introducirlo de lleno en la práctica de la Regla como los demás monjes, que ya llevan varias decenas de años en el Monasterio. Va poco a poco: Hoy le prohíbe una cosa, mañana le manda otra. Antes le ha corregido en algo que no ha hecho. Ahora le premia un detalle en el que Dositeo no ha caído… Las raíces de la humildad como fundamento de aquel edificio de santidad que pretende edificar en él deben llegar muy hondas.

Le nombran enfermero del Monasterio. Allí se ejercita de lleno en su virtud preferida que es la caridad. La enfermería está siempre llena, a veces aun sin estar lo suficientemente enfermos, sino para tener la dicha de ser atendidos y aconsejados por aquel dulce enfermero que parece ser una auténtica copia del Divino Maestro.

San Doroteo intenta privarle hasta de las cosas más imprescindibles. De sus mismos instrumentos de trabajo para que su desprendimiento sea total. Le somete a las más duras pruebas de obediencia y anonadamiento. Hasta en las cosas más sencillas y vulgares debe procurar olvidarse de sí mismo y renunciar a ellas por voluntad de Dios… Aquel cuerpo antes tan delicado y hermoso está hecho ahora una piltrafa por sus severas mortificaciones y largas horas de plegaria… Va ya a morir y le pide permiso al nuevo abad que ahora es San Doroteo. Le contesta éste: “Vete ya, amado de mi alma, y ruega a su Majestad por todos nosotros…”.

 

Otros Santos de hoy: Teófilo, Alercio, Cereal, Cayo, Serapión, Hilario…

Justo y Rafael Mª López-Melús

Laudes – Sábado después de Ceniza

LAUDES

SÁBADO DESPUÉS DE CENIZA

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Señor, ábreme los labios.
R/. Y mi boca proclamará tu alabanza

INVITATORIO

Se reza el invitatorio cuando laudes es la primera oración del día.

SALMO 66: QUE TODOS LOS PUEBLOS ALABEN AL SEÑOR

Ant. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón».

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Dame tu mano, María,
la de las toscas moradas;
clávame tus siete espadas
en esta carne baldía.
Quiero ir contigo en la impía
tarde negra y amarilla.
Aquí, en mi torpe mejilla,
quiero ver si se retrata
esa lividez de plata,
esa lágrima que brilla.

¿Dónde está ya el mediodía
luminoso en que Gabriel,
desde el marco del dintel,
te saludó: «Ave, María»?
Virgen ya de la agonía,
tu Hijo es el que cruza ahí.
Déjame hacer junto a ti
ese augusto itinerario.
Para ir al monte Calvario,
cítame en Getsemaní.

A ti doncella graciosa,
hoy maestra de dolores,
playa de los pecadores,
nido en que el alma reposa,
a ti, ofrezco, pulcra rosa,
las jornadas de esta vía.
A ti, Madre, a quien quería
cumplir mi humilde promesa.
A ti, celestial princesa,
Virgen sagrada María. Amén.

SALMO 91: ALABANZA DEL DIOS CREADOR

Ant. Es bueno tocar para tu nombre, oh Altísimo, y proclamar por la mañana tu misericordia.

Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes,
sobre arpegios de cítaras.

Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.

Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.

Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos despreciarán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.

El justo crecerá como una palmera,
se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;

en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Es bueno tocar para tu nombre, oh Altísimo, y proclamar por la mañana tu misericordia.

CÁNTICO de EZEQUIEL: DIOS RENOVARÁ A SU PUEBLO

Ant. Os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo.

Os recogeré de entre las naciones,
os reuniré de todos los países,
y os llevaré a vuestra tierra.

Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará:
de todas vuestras inmundicias e idolatrías
os he de purificar;
y os daré un corazón nuevo,
y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne.

Os infundiré mi espíritu,
y haré que caminéis según mis preceptos,
y que guardéis y cumpláis mis mandatos.

Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo,
y yo seré vuestro Dios.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo.

SALMO 8: MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE

Ant. De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado tu alabanza.

Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!

Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.

Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder?

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:

rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar.

Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado tu alabanza.

LECTURA: Is 1, 16-18

«Lavaos, purificaos, apartad de mi vida vuestras malas acciones. Cesad de obrar mal, aprended a obrar bien; buscad el derecho, enderezad al oprimido; defended al huérfano, proteged a la viuda. Entonces, venid, y litigaremos —dice el Señor—. Aunque vuestros pecados sean como púrpura, blanquearán como nieve; aunque sean rojos como escarlata, quedarán como lana.»

RESPONSORIO BREVE

R/ Él me librará de la red del cazador.
V/ Él me librará de la red del cazador.

R/ Me cubrirá con sus plumas.
V/ Él me librará

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Él me librará de la red del cazador.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman.

Benedictus. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR. Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por la boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman.

PRECES

Demos gracias, siempre y en todo lugar, a Cristo, nuestro Salvador, y supliquémosle, diciendo:

Ayúdanos, Señor, con tu gracia.

Concédenos guardar sin mancha nuestros cuerpos,
— para que el Espíritu Santo pueda habitar en ellos.

Desde el comienzo del día, acrecienta en nosotros el amor a nuestros hermanos
— y el deseo de cumplir tu voluntad durante toda la jornada.

Danos hambre del alimento que perdura y da vida eterna,
— y que tú diariamente nos proporcionas.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Que tu Madre, refugio de pecadores, interceda por nosotros,
— para que obtengamos el perdón de nuestros pecados.

Con la misma confianza que nos da nuestra fe, acudamos ahora al Padre, diciendo, como nos enseñó Cristo:
Padre nuestro…

ORACION

Dios todopoderoso y eterno, mira compasivo nuestra debilidad y extiende sobre nosotros tu mano poderosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.