MIÉRCOLES. ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR, solemnidad
Misa de la solemnidad (blanco)
Misal: Antífonas y oraciones propias. Gloria. Credo (a las palabras «Y por obra…», todos se arrodillan), Prefacio Propio. No se puede decir la Plegaria Eucarística IV.
Leccionario: Vol. IV
- Is 7, 10-14; 8, 10b. Mirad. La virgen está encinta
- Sal 39. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
- Heb 10, 4-10. Así está escrito en el comienzo del libro acerca de mí: para hacer, ¡oh, Dios!, tu voluntad.
- Lc 1, 26-38. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo.
Antífona de entrada Cf. Heb 10, 5. 7
El Señor al entrar en el mundo dice: He aquí que vengo para hacer tu voluntad.
Monición de entrada y acto penitencial
Celebramos con gozo hoy la solemnidad de la Anunciación del Señor; el misterio de la encarnación del Hijo de Dios en las entrañas de la Virgen María; el momento cumbre de la historia en el que Dios Padre, que durante tantos siglos había manifestado de diversas maneras su amor al hombre, nos envió a su propio Hijo como culminación de su obra; el momento en el que María dijo “sí” a la voluntad de Dios, haciendo posible que la salvación llegase a toda la humanidad. Alegrémonos, pues, en el Señor también nosotros, y en unos momentos de silencio, acojamos al Señor que viene a salvarnos, reconociendo que estamos necesitados de su perdón y su misericordia.
• Tú que te hiciste en todo semejante a nosotros, excepto en el pecado. Señor, ten piedad.
• Tú que has venido a este mundo a salvarnos. Cristo, ten piedad.
• Tú el fruto bendito del vientre de María. Señor, ten piedad.
Gloria
Oración colecta
OH, Dios,
has querido que tu Verbo
asumiera la verdad de la carne humana
en el seno de la Virgen María,
concédenos
que cuantos confesamos a nuestro Redentor Dios y hombre
merezcamos ser partícipes también
de su naturaleza divina.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Se dice Credo.
Confesemos ahora todos juntos nuestra fe; y al proclamar el misterio de la encarnación del Hijo de Dios, expresaremos nuestra adoración arrodillándonos.
Oración de los fieles
Al celebrar hoy el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios en las entrañas de la Virgen María, proclamamos que para Dios nada hay imposible; por eso, haciendo nuestros los sufrimientos y anhelos de toda la humanidad, oremos por las necesidades de la Iglesia y del mundo entero.
1.- Para que, a imagen de la Santísima Virgen María, esposa del Espíritu Santo, la Iglesia, fecundada por el poder del mismo Espíritu, dé a luz a Cristo para el mundo. Roguemos al Señor.
2.- Para que el Sí de María avive en los jóvenes el deseo de vivir en fidelidad el don de la vocación. Roguemos al Señor.
3.- Para que, por intercesión de María, todos los pueblos de la tierra contemplen en Cristo la encarnación de la misericordia y fidelidad de Dios. Roguemos al Señor.
4.- Para que, por mediación de María, los pobres, los marginados, los que sufren en el alma o en el cuerpo, experimenten la fuerza de Dios y esperen contra toda esperanza. Roguemos al Señor.
5.- Para que, por intercesión de María, los creyentes en Cristo sepamos encontrarle y servirle en nuestros prójimos. Roguemos al Señor.
Señor, que escogiste a María, la Virgen de Nazaret, para que fuera madre de tu Hijo único; escucha nuestras oraciones y haz que, siguiendo su ejemplo de fidelidad y entrega, recibamos de Ti la gracia que necesitamos para no frustrar tu plan de salvación en nuestras vidas y en nuestra historia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas
DIOS todopoderoso, dígnate aceptar los dones de tu Iglesia,
para que se alegre al celebrar los misterios en esta solemnidad,
pues reconoce que ha tenido su origen
en la encarnación de tu Unigénito.
El, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Prefacio
EL MISTERIO DE LA ENCARNACIÓN
V/. El Señor esté con vosotros. R/.
V/. Levantemos el corazón. R/.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/.
EN verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
Porque la Virgen escuchó con fe,
del mensajero celeste,
que iba a nacer entre los hombres y en favor de los hombres,
por la fuerza del Espíritu Santo que la cubrió con su sombra,
aquel a quien llevó en sus purísimas entrañas,
para que se cumpliesen así, verdaderamente,
las promesas hechas a los hijos de Israel,
y se manifestara la esperanza de los pueblos
que debía realizarse de modo inefable.
Por él,
los coros de los ángeles
adoran tu gloria eternamente,
gozosos en tu presencia.
Permítenos asociarnos a sus voces
cantando con ellos tu alabanza:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
Antífona de comunión Is 7, 14
Mirad: la Virgen está encinta y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel.
Oración después de la comunión
TE pedimos, Señor, que confirmes en nuestros corazones
los sacramentos de la verdadera fe,
para que cuantos confesamos al Hijo concebido por la Virgen,
Dios y hombre verdadero,
merezcamos llegar a la alegría eterna
por la fuerza de su resurrección salvadora.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración del pueblo
Concede, Señor,
al pueblo cristiano madurar su conocimiento de la fe
que profesa y amar la Eucaristía que celebra.
Por Jesucristo, nuestro Señor.