Nuestras casas pequeñas iglesias

Desde el lunes 16 de que tal y como dicen los prelados, marzo, las campanas de están haciendo que experimentemos las parroquias, iglesias una «singular y dolorosa experiencia y catedrales de España ciudadana y eclesial, a la que nos ha suenan a las 12 horas para recordarnos que no estamos solos y que el Señor nos sostiene. En una situación sin precedentes que mantiene a la población en sus casas, los obispos españoles invitaron «a todas las diócesis que lo consideren oportuno a que a la hora del Ángelus suenen las campanas de nuestros templos para invitar a orar a quienes permanecen en casa y hacer llegar, a quienes sirven y trabajan, la ayuda del Señor y el agradecimiento de la Iglesia».

Una iniciativa «sonora» que se une a los cientos de muestras de apoyo, que, por ejemplo, los españoles realizan a las 20 horas cuando se asoman a las ventanas y se unen en un caluroso aplauso que agradece la labor de todo el personal sanitario. Unos días, que tal y como dicen los prelados, están haciendo que experimentemos una «singular y dolorosa experiencia ciudadana y eclesial, a la que nos ha llevado la pandemia de coronavirus, y donde la Iglesia católica está llamada a ofrecer sus recursos en favor de los afectados». Los obispos españoles ya habían publicado el viernes 13 de marzo unas indicaciones ante esta emergencia sanitaria, poniendo en primer plano la preocupación máxima por la gravedad de la situación creada en todos los lugares. Junto a esta «razonable preocupación», los obispos indicaron las medidas necesarias, algunas de carácter extraordinario, «siguiendo los consejos y las decisiones que desde el Gobierno, el Ministerio de Sanidad y las comunidades autonómas se están indicando».

Además, quisieron agradecer en su misiva «la entrega generosa de tantas personas que están ayudando en esta crisis, cada cual desde su responsabilidad». Unos momentos excepcionales que los pastores de las diócesis españolas aconsejan vivir «con toda nuestra responsabilidad ciudadana, con la solidaridad fraterna hacia las personas afectadas, y con la confianza en el Señor que sostiene nuestra esperanza y nos invita a la conversión».

Además, advierten de que las medidas que debemos poner en práctica han de ayudarnos «a no contraer la enfermedad» y así no ser la causa de que otros cercanos a nosotros se contagien. «Por ello, estamos llamados a realizar esfuerzos y renuncias aunque resulten dolorosas», y en este marco hacen un llamamiento especial a los jóvenes a los que piden «colaboración y testimonio de fraternidad».

Medidas extraordinarias

Las diócesis españolas se han ido sumando a las medidas en sus iglesias tras el Real Decreto del Gobierno para frenar la expansión del COVID-19. Y aunque en el mismo se permite la asistencia a los lugares de culto «evitando aglomeraciones de personas», todos los obispos han aprobado la dispensa del precepto dominical para sus fieles, las demás medidas se han adoptado de forma libre.

La recomendación general dice que se deben suspender las catequesis presenciales, aunque anima a continuar la catequesis en familia para lo cual las parroquias han de ofrecer «orientaciones y recursos».

Y si los españoles han mostrado su ingenio a través de memes y vídeos en redes sociales, los católicos han puesto todo su empeño para retransmitir a través de los canales como YouTube, Instagram, FacebookLive y demás plataformas, las meditaciones, Ejercicios Espirituales, charlas de Cuaresma, la Liturgia de las Horas, rezo del Rosario y otras muchas iniciativas para estar unidos en oración. Incluso los músicos católicos se han organizado para retransmitir conciertos en streaming que hagan más amena la cuarentena en la que todos estamos confinados.

De esta forma, mientras dure esta situación, los obispos recomiendan seguir la celebración de la Eucaristía en familia a través de estos nuevos canales y también de la televisión y la radio, convirtiendo nuestras casas «en pequeñas iglesias».

De las 70 diócesis españolas, 59 han decidido que suprimirán todas las celebraciones eucarísticas (a fecha del cierre de esta edición) y las que no, «deben mantenerse con la sola presencia del sacerdote y un posible pequeño grupo convocado por el celebrante». De hecho, en algunas ciudades, los templos pueden permanecer abiertos «para la oración personal e invocar al Señor los dones de la sabiduría y fortaleza para vivir este momento».

¿Y los sacramentos?

Con respecto a la celebración de funerales y exequias, también se recomienda que participen únicamente los familiares y personas más allegadas manteniendo las mismas prevenciones que en los apartados anteriores y se pospongan en la medida de lo posible las demás celebraciones.

De manera extraordinaria, «se recomienda recibir la Comunión en la mano». Los celebrantes y quienes distribuyen la Comunión y preparan los objetos litúrgicos deben extremar el cuidado en la desinfección de las manos. También aconsejan omitir el rito de la paz y sustituirlo por un gesto que evite el contacto físico.

El sacramento del perdón podría celebrarse en espacios o ámbitos que aseguren la intimidad y la distancia de seguridad recomendada por las autoridades sanitarias. «Los presbíteros estamos llamados a ofrecer medios para preparar la celebración en casa, tiempo y espacios adecuados para ofrecer la Misericordia a quien la solicite en este singular tiempo cuaresmal», han recomendado los obispos.

 

La Semana Santa

Y la temida decisión que llevaban días barruntando en las distintas diócesis se ha hecho realidad. Las medidas de prevención contra el coronavirus y la necesidad de preservar la salud de los ciudadanos han llevado a todas las provincias eclesiásticas a suspender las procesiones de Semana Santa. Ante esta medida tan dolorosa para tantos españoles comprometidos con sus hermandades, los obispos animan a «a cultivar la cercanía de la oración». Tal y como ha expresado también el Papa Francisco: «Que el Pueblo de Dios se sienta acompañado por los pastores y el consuelo de la Palabra de Dios, los sacramentos y la oración».

Además invitan a que «los esfuerzos realizados para contener la propagación del coronavirus se acompañen del compromiso de cada fiel para el bien mayor: el cuidado de la vida, la derrota del miedo, el triunfo de la esperanza».

Y así, unidos en oración, invitan a rezar juntos, tras el rezo del Ángelus, la oración del Papa Francisco específica para estos días:

«Oh María, Tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y esperanza. Nosotros nos encomendamos a Ti, salud de los enfermos, que ante la Cruz fuiste asociada al dolor de Jesús manteniendo firme tu fe. Tú, Salvación de todos los pueblos, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda regresar la alegría y la fiesta después de este momento de prueba

Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos. Y ha tomado sobre sí nuestros dolores para llevarnos, a través de la Cruz, al gozo de la Resurrección. Amén.

Bajo tu protección, buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies las súplicas de los que estamos en la prueba y líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!».

 

Rezamos por…

√ Los enfermos contagiados por el virus, por sus familiares, por quienes están en cuarentena y por otros enfermos que ven afectada su atención por la prioridad de atajar la pandemia.

√ Los trabajadores de todos los Centros y Servicios Sanitarios y todos los servicios públicos.

√ Los equipos de Emergencias, por los de Protección Civil y por las Fuerzas de Seguridad del Estado.

√ Los Equipos de Pastoral de la Salud y por los voluntarios.

√ Las personas de riesgo: niños, mayores y enfermos crónicos.

√ Los padres, madres, abuelos y educadores.

√ Los que están viviendo esta situación de emergencia en soledad.

√ Quienes carecen de hogar o de lo imprescindible para vivir.

√ Las diversas autoridades públicas.

√ Los sacerdotes, los monasterios de vida contemplativa y la vida consagrada, que con su oración y entrega siguen dando esperanza a todos los ciudadanos.

Revista Ecclesia