Vísperas – Martes III de Pascua

VÍSPERAS

MARTES III DE PASCUA

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Quédate con nosotros;
la noche está cayendo.

¿Cómo te encontraremos
al declinar el día,
si tu camino no es nuestro camino?
Detente con nosotros;
la mesa está servida,
caliente el pan y envejecido el vino.

¿Cómo sabremos que eres
un hombre entre los hombres,
si no compartes nuestra mesa humilde?
Repártenos tu cuerpo,
y el gozo irá alejando
la oscuridad que pesa sobre el hombre.

Vimos romper el día
sobre tu hermoso rostro,
y al sol abrirse paso por tu frente.
Que el viento de la noche
no apague el fuego vivo
que nos dejó tu paso en la mañana.

Arroja en nuestras manos,
tendidas en tu busca,
las ascuas encendidas del Espíritu;
y limpia, en lo más hondo
del corazón del hombre,
tu imagen empañada por la culpa. Amén.

SALMO 124: EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO

Ant. Paz a vosotros, soy yo, no temáis. Aleluya.

Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.

Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.

No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.

Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Paz a vosotros, soy yo, no temáis. Aleluya.

SALMO 130: ABANDONO CONFIADO EN LOS BRAZOS DE DIOS

Ant. Espere Israel en el Señor. Aleluya.

Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad;
sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.

Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Espere Israel en el Señor. Aleluya.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: HIMNO DE LOS REDIMIDOS

Ant. Que te sirva toda la creación, porque tú lo mandaste, y existió. Aleluya.

Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria, y la alabanza.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Que te sirva toda la creación, porque tú lo mandaste, y existió. Aleluya.

LECTURA: 1P 2, 4-5

Acercándoos al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero escogida y preciosa ante Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo.

RESPONSORIO BREVE

R/ Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.
V/ Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/ Al ver al Señor.
V/ Aleluya, aleluya.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo. Aleluya.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo. Aleluya.

PRECES

Aclamemos alegres a Cristo, que después de ser sepultado en el seno de la tierra resucitó gloriosamente a vida nueva, y digámosle confiados:

Rey de la gloria, escúchanos.

Te rogamos, Señor, por los obispos, los presbíteros y los diáconos: que sirvan con celo a tu pueblo
— y lo conduzcan por los caminos del bien.

Te rogamos, Señor, por los que sirven a la Iglesia con el estudio de tu palabra:
— que escudriñen tu doctrina con pureza de corazón y deseo de adoctrinar a tu pueblo.

Te rogamos, Señor, por todos los fieles de la Iglesia: que combatan bien el combate de la fe,
— y, habiendo corrido hasta la meta, alcancen la corona merecida.

Tú que en la cruz clavaste y borraste el protocolo que nos condenaba,
— destruye también en nosotros toda clase de esclavitud y líbranos de toda tiniebla.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que al bajar al lugar de los muertos abriste las puertas del abismo,
— recibe a nuestros hermanos difuntos en tu reino.

Con el gozo que nos da el saber que somos hijos de Dios, digamos con plena confianza:
Padre nuestro…

ORACION

Señor, tú que abres las puertas de tu reino a los que han renacido del agua y del Espíritu, acrecienta la gracia que has dado a tus hijos, para que, purificados ya de sus pecados, alcancen todas tus promesas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

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Lectio Divina – Martes III de Pascua

1) Oración inicial

Señor, tú que abres las puertas de tu reino a los que han renacido del agua y del Espíritu, acrecienta la gracia que has dado a tus hijos, para que, purificados ya de sus pecados, alcancen todas tus promesas. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del Evangelio según Juan 6,30-35

Ellos entonces le dijeron: «¿Qué signo haces para que viéndolo creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Pan del cielo les dio a comer.» Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo.» Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan.» Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed.

3) Reflexión

• El Discurso del Pan de Vida no es un texto que hay que discutir o disecar, sino un texto que hay que meditar y rumiar. Por esto, si no se entiende todo, no hay porqué preocuparse. Este texto del Pan de Vida exige toda una vida para meditarlo y profundizarlo. Un testo así, la gente lo debe leer, meditar, rezar, pensar, leer de nuevo, repetir, rumiar, como se hace con un buen caramelo en la boca. Tenerlo en la boca, dándole vueltas, hasta que se acaba. Quien lee el Cuarto Evangelio superficialmente puede quedarse con la impresión de que Juan repite siempre la misma cosa. Leyendo con más atención, es posible percibir que no se trata de repeticiones. El autor del Cuarto Evangelio tiene su propia manera de repetir el mismo asunto, pero a un nivel cada vez más profundo. Parece como una escalera de caracol. Girando uno llega al mismo lugar pero a un nivel más profundo.

• Juan 6,30-33: ¿Qué señal realizas para que podamos creer? La gente había preguntado: ¿Qué debemos hacer para realizar la obra de Dios? Jesús responde “La obra de Dios es creer en aquel que le ha enviado”, esto es, creer en Jesús. Por esto la gente formula una nueva pregunta: “¿Qué señal realizas para que podamos ver y creer en ti? ¿Cuál es tu obra?” Esto significa que no entendieron la multiplicación de los panes como una señal de parte de Dios para legitimar la multiplicación de los panes como una señal de parte de Dios para legitimar a Jesús ante el pueblo como un enviado de Dios. Y siguen argumentando: En el pasado, nuestros padres comieron el maná que les fue dado por Moisés. Ellos lo llamaron “pan del cielo” (Sab 16,20), o sea, “pan de Dios”. Moisés sigue siendo un gran líder, en quien ellos creen. Si Jesús quiere que la gente crea en el, tiene que hacer una señal mayor que la de Moisés. “¿Cuál es tu obra?”

• Jesús responde que el pan dado por Moisés no era el verdadero pan del cielo. Venía de arriba, sí, pero no era el pan de Dios, pues no garantizó la vida para nadie. Todos murieron en el desierto. (Jn 6,49). El verdadero pan del cielo, el pan de Dios, es el pan que vence la muerte y trae vida. Es aquel que desciende del cielo y da la vida al mundo. ¡Es Jesús! Jesús trata de ayudar a la gente a liberarse de los esquemas del pasado. Para él, fidelidad al pasado no significa encerrarse en las cosas antiguas y no aceptar la renovación. Fidelidad al pasado es aceptar lo nuevo que llega como fruto de la semilla plantada en el pasado.

• Juan 6,34-35: Señor, ¡danos siempre de este pan! Jesús responde claramente: «¡Yo soy el pan de vida!» Comer el pan del cielo es lo mismo que creer en Jesús y aceptar el camino que él nos ha enseñado, a saber: «¡Mi alimento es hacer la voluntad del Padre que está en el cielo!» (Jn 4,34). Este es el alimento verdadero que sustenta a la persona, que da un rumbo a la vida, y que trae vida nueva. Este último versículo del evangelio de hoy (Jn 6,35) será retomado como primer versículo del evangelio de mañana (Jn 6,35-40).

4) Para la reflexión personal

• Hambre de pan, hambre de Dios. ¿Cuál de las dos predomina en mí?
• Jesús dijo: “Yo soy el pan de vida”. El sacia el hambre y la sed. ¿Qué experiencia tengo de esto?

5) Oración final

En ti, Yahvé, me cobijo,
¡nunca quede defraudado!
¡Líbrame conforme a tu justicia,
tiende a mí tu oído, date prisa!
Sé mi roca de refugio,
alcázar donde me salve. (Sal 31,2-3)

La Vida de Jesús – Fco. Fernández-Carvajal

4.- HACIA GALILEA

Jn 1, 43-44

Después de la vocación de Pedro, al día siguiente, concreta san Juan, Jesús decidió marchar al Norte, a Galilea, la patria de estos primeros discípulos que habían bajado para oír al Bautista. Y fue entonces, quizá al iniciar la marcha en la misma ribera del Jordán, cuando Jesús encontró a Felipe; se hizo encontradizo con él, viene a decir el texto sagrado. Felipe era de Bet-saida, ciudad de Andrés y de Pedro. Y Jesús le dijo: Sígueme. Era la invitación usual del Maestro a acompañarle, a escuchar su doctrina y a imitar su modo de vida…

La relación de los discípulos con Jesús tenía algo propio y distinto de la que existía entre otros maestros y sus seguidores. Para el seguimiento de Jesús lo determinante no era la decisión del discípulo, sino la voluntad de Jesús que llamaba a los suyos, que invitaba con autoridad. En segundo lugar, Jesús les enseñaba como quien tiene potestad y no como los escribas (Mc). Por último, los discípulos no se limitaban a aprender del Maestro, sino que recibían una misión: la de ser pescadores de hombres, transmisores de la doctrina y de la fe que ellos habían recibido.

Además, entre los que seguían a Jesús había también mujeres, puesto que estas le seguían y le servían cuando estaba en Galilea, y… habían subido con él a Jerusalén (Mc). Esto era insólito en aquella época y en aquel ambiente, y chocaba frontalmente con las costumbres de los judíos.

Comentario – Martes III de Pascua

De nuevo comparece el tema de la fe. ¿Y qué signo vemos que haces tú –le dice la gente a Jesús, para que creamos en ti? Se ve que quienes le dirigen esta pregunta no han sido testigos de los milagros que se le atribuyen. Es raro que no tuvieran noticia de tales milagros; puede suceder también que le exigieran un signo suficientemente significativo o extraordinario, un signo similar al de la multiplicación de los panes, poco antes narrado por el mismo evangelista, y tras el cual una multitud quiso proclamarlo rey. Parece que esto es lo que pretenden cuando le dicen: Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: «Les dio a comer pan del cielo». Para ellos, el maná, comido por sus padres en el desierto, era un signo digno de crédito, un signo que acreditaba al que había sido su líder, Moisés, como representante de un Dios providente que se ocupaba de su pueblo enviándole un pan celestial en tiempos de escasez. Como sus antepasados, también ellos veían en el maná un pan proporcionado por Moisés para saciar su hambre. No era un pan elaborado por la mano del hombre, sino venido del cielo, es decir, de Dios; Moisés se limitaba a distribuirlo de una manera racional.

Esto es precisamente lo que acentúa Jesús en su réplica: Os aseguro que no fue Moisés el que os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo. En realidad, les dice, el verdadero pan del cielo es otro distinto de aquel maná proporcionado por Moisés a un pueblo hambriento y sin recursos. El maná, siendo un pan providencial, no dejaba por eso de ser terreno. El verdadero pan de Dios que da vida al mundo –concluye Jesús- soy yo mismo: Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed.

Son palabras que parecen reflejar una conciencia muy viva de su procedencia divina y de su ineludible misión vivificante, palabras que dieron origen a reacciones muy diversas: desde el abandono masivo de muchos de sus seguidores hasta la adhesión más firme por parte de los menos. En comparación con el maná, que tanto apreciaban los judíos como signo de credibilidad, Jesús se presenta como el verdadero pan de Dios –porque viene de Él- que da realmente la vida al mundo: la vida que perdura, no la que perece. El pan de Dios es portador de la vida de Dios; proporciona, pues, vida divina, esa vida que, plenamente poseída, no está ya sujeta a ninguna carencia o deterioro, no padece hambre ni sed. Se trata, es verdad, de palabras misteriosas que nos dejan como perdidos ante lo inaferrable. Nos resulta muy difícil, quizá imposible, imaginar una vida sin hambre y sin sed, lo mismo que una vida sin tiempo, en la eternidad.

Lo único que los apóstoles pudieron ‘comprobar’ es que la vida presente en Cristo había escapado de la muerte y del sepulcro pasando a otra dimensión espaciotemporal. Pero su experiencia del encuentro con el Resucitado no dejaba de estar sujeta al espacio y al tiempo de sus apariciones. Era, por tanto, una manifestación de lo eterno en el tiempo. No era todavía una experiencia de vida eterna en la eternidad. Pero en nosotros, y quizá en toda vida, late un anhelo de perpetuidad que nos lleva a alimentarnos, a procrear, a dar continuidad a nuestros proyectos, a ensanchar nuestro futuro, a pugnar con la muerte, a nutrir deseos de inmortalidad. La vida que ya tenemos nos impulsa a desear más vida, mejor vida. Por eso, la oferta de un pan de vida eterna, a pesar de su carácter misterioso e inverificable, encontrará siempre resonancias en nuestro corazón, un corazón sediento de vida. Y el hecho de que esta vida sea inverificable no le quita nada de su coherencia. La vida de Dios no puede ser sino eterna, y en el pan vivo bajado del cielo se nos está ofreciendo una participación de esa misma vida divina, que no resplandecerá, como en el caso del grano de trigo sembrado, sino tras la muerte y la resurrección.

Aquí la fe es una firme adhesión a las palabras de Jesús que se autoproclama pan de Dios para la vida del mundo. Semejante autoproclamación no es, sin embargo, única ni aislada. También se presenta en otras formas y con otros títulos, como el de Hijo de Dios, que delatan su origen divino. Luego a pesar del impacto que pudo tener esta palabra, no es sin embargo una novedad inasimilable. El que viene de Dios, en el sentido más ontológico del término, puede traernos la vida –la palabra, el plan, la energía, el Espíritu- de Dios en las formas y medidas más variadas. Y con la recepción de esta vida sentiremos calmarse nuestra hambre y nuestra sed de vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed. Algo o mucho de lo que contienen estas palabras se puede experimentar ya en esta vida, de modo que esa experiencia pasará a ser un refrendo de la veracidad de las mismas palabras. Si las acogemos en toda su verdad, nos sentiremos impelidos a decir: Señor, danos siempre de este pan.

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID
Dr. en Teología Patrística

Directorio para el Ministerio Pastoral de los Obispos «Apostolorum Successores»

47. Las dotes humanas.

En el ejercicio de su potestad sagrada, el Obispo debe mostrarse rico en humanidad, como Jesús, que es perfecto hombre. Por eso, en su comportamiento deben brillar aquellas virtudes y dotes humanas que brotan de la caridad y que son justamente apreciadas en la sociedad. Tales dotes y virtudes humanas ayudan a la prudencia pastoral y hacen que se traduzca continuamente en actos de sabia cura de almas y de buen gobierno.(134)

Entre estas dotes se recuerdan: una rica humanidad, un ánimo bueno y leal, un carácter constante y sincero, una mente abierta y perspicaz, sensible a las alegrías y sufrimientos ajenos, una amplia capacidad de autocontrol, gentileza, paciencia y discreción, una sana propensión al diálogo y a la escucha, una habitual disposición al servicio.(135) El Obispo debe cultivar siempre y hacer crecer constantemente estas cualidades.


134 Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Constitución dogmática Lumen Gentium, 24-27; Decreto Christus Dominus 13; 16; 28.

135 Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Decreto Presbyterorum Ordinis, 3.

Recursos – Ofertorio Domingo IV de Pascua

PRESENTACIÓN DE UN CAYADO O UN BASTON

(Esta ofrenda la puede hacer el mismo Presidente o quien dirige el Consejo Pastoral)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te traigo hoy este bastón. Es el símbolo de la autoridad. Con él te quiero ofrecer mi disponibilidad de servicio, porque, como discípulo del Buen Pastor, sé que la única autoridad existente en tu familia es la de la entrega y el servicio incondicional. Dame fuerzas para crecer en mi capacidad de solicitud. En nombre del resto de la comunidad, te ofrezco también su disponibilidad de servicio, pues bien sabemos que somos pastores unos de otros, unas de otras. Trenza entre todos nosotros y todas nosotras esa red del amor y la caridad.

PRESENTACIÓN DE UN MEDICAMENTO

(Con el envoltorio sería suficiente, para tener el valor de símbolo. Y lo puede presentar alguien relacionado con la sanidad)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Mira, Señor, yo te traigo un medicamento, porque pensamos que es un buen signo de la misericordia, una de las cualidades fundamentales del Buen Pastor. Queremos ser eso: medicina para los otros, para las otras; bálsamo y aceite que curen las heridas de los y las demás. Mera capacidad de escucha, que alivie y aligere los problemas de los otros y de las otras. Y lo queremos hacer a imagen de tu Hijo Jesucristo, tal como Él lo hizo antes y lo hace ahora con nosotros y nosotras.

PRESENTACIÓN DE UN POSTER EN EL QUE VA ESCRITO: «SI»

(Hace la ofrenda una persona joven de la comunidad)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, en nombre mío y de los y las jóvenes y niños y niñas de la comunidad, yo te traigo este «Sí», expresión de nuestra disponibilidad a escuchar tu voz y tu llamada. No permitas que nuestros oídos se cierren a causa de las muchas voces y ruidos que se producen en nuestro mundo. Que nadie nos impida oír tu llamada. Danos a cada uno de nosotros y a cada una de nosotras la fortaleza necesaria para seguir tus pasos en la vocación a la que nos llames.

PRESENTACIÓN DE UN RELIGIOSO/A O DE UN LIBRO DE LAS HORAS

(Esta ofrenda es opcional, aunque dependiendo de si en esa comunidad alguno de sus miembros vive la vida religiosa consagrada. De no ser así, uno cualquiera de la comunidad, aunque preferentemente un o una joven, ofrece un Libro de las Horas, como signo de la vida consagrada)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Muchos de vosotros y de vosotras me conocéis. Sabéis mi nombre y mi dedicación. Si me permitís, os cuento brevemente mi historia y mi vocación…

Nada de lo que os he dicho es mérito mío. Todo y sólo es pura gracia de Dios, a quien estoy profundamente agradecido/a. Ante vosotros y vosotras, quiero ofrecerme a Dios, y me uno a la ofrenda de su Hijo Jesucristo, en quien mi entrega tiene sentido y mis debilidades se vuelven lucha por acercarme a su perfección.

(Por mi parte, Señor, te traigo este Libro de las Horas, como signo de la entrega en una vida consagrada a Ti de muchos hombres y mujeres en el seno de la Iglesia. Con este Libro recibe la vida de esos hombres y mujeres, gracias a los cuales tu Iglesia sabe de la existencia de tu Reino, ya presente en medio de nosotros y de nosotras. A la vez te pido que hagas surgir entre nosotros y nosotras vocaciones de especial consagración).

PRESENTACIÓN DE UN MINUSVALIDO O UNA MINUSVÁLIDA EN SU SILLA DE RUEDAS

(Con sumo respeto y siempre que no le resulte hiriente. Lo puede hacer también un sanitario o una persona que se dedique a su cuidado o lo haga en su familia)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: El pastor se preocupa por las ovejas más débiles y necesitadas. Por eso, Señor, a tu imagen, te traemos hoy una de las realidades de vida de nuestra comunidad, para expresar nuestros deseos de comprometernos con los y las que más lo necesitan entre nosotros. Ése queremos que sea nuestro talante individual y comunitario.

Oración de los fieles – Domingo IV de Pascua

Con la misma actitud de las ovejas ante su Buen Pastor, miramos tus ojos Señor y te pedimos humildemente que atiendas estas plegarias que te presentamos:

R.- SEÑOR, QUE ATENDAMOS TU VOZ.

1. – Padre te pedimos por los cardenales que se reúnen para elegir el próximo sucesor de Pedro, para que oigan nítida tu voz y la sigan sin titubeos.

OREMOS

2. – Por todos los que se dedican a la enseñanza para que tengan ante sus docentes la misma actitud de servicio que nos muestra Jesús el Buen Pastor.

OREMOS

3. – Por aquellos que reciben en estas fechas algún sacramento de iniciación cristiana, para que, como dice Jesús tengan vida y la tengan abundante.

OREMOS

4. – Por los enfermos crónicos, para que como ovejas de Cristo sientan la voz del Buen Pastor.

OREMOS

5. – Por todos los que andan extraviados para que vuelvan pronto al pastor y guardián de sus vidas.

OREMOS

6. – Por la paz en las familias y en todos los pueblos de la tierra.

OREMOS

7. –Por todos los que nos hemos reunido hoy en torno a la mesa del Señor, para que siguiendo su voz lleguemos un día a cruzar la puerta de la casa del Padre.

OREMOS

Señor, tú nos conoces y sabes de nuestras necesidades, atiende con tu infinita bondad las que aquí te presentamos y concédenos también todo aquello que tu sabes que nos falta.

Por Jesucristo nuestro Señor

Amen.


Pastor bueno que has dado la vida por todos los hombres, a ti recurrimos en tantas necesidades como nos acechan. Sabemos que tú tienes poder para transformarlas por eso venimos a ponerlas en tus manos.

R.- GUÍA A TU REBAÑO, SEÑOR.

1. – Por los obispos, los sacerdotes, para que el Señor les dé fuerza y valor para atraer con su testimonio a tantos alejados de la Iglesia. Y esperen, asimismo, con esperanza la proclmación del nuevo pontífice

OREMOS

2. – Por todos los divulgadores del mensaje de Cristo, para que el Señor los ilumine al proclamar su Palabra, a fin de que los que la escuchan encuentren en ella confianza, consuelo, cercanía, seguridad, compañía… amor.

OREMOS

3. – Por tantos como han huido desencantados para que reflexionen y vean que a Cristo no van a encontrarlo huyendo sino buscando y dejándose encontrar por Él.

OREMOS

4. – Para que el Señor dueño del universo guíe a todos los que todavía no han encontrado un trabajo estable, una vida digna, un puesto en la sociedad y les dé fuerza para no abandonar y seguir adelante.

OREMOS

5. – Por todos los que sufren: enfermos, solos, moribundos, afligidos, para que sepan que hay un Pastor que vela por ellos y nunca los va a abandonar.

OREMOS

6. – Por los padres de familia guías de sus hijos, para que no olviden sus obligaciones: hablar, conducir, escuchar, conocer, guardar y sobre todo amar.

OREMOS

7. – Por todos los que nos hemos reunido en esta celebración, para que el Señor nos bendiga, nos proteja y nos guarde, para que nosotros seamos su pueblo y Él nuestro único Pastor.

OREMOS

Padre, Tú sabes cuántas necesidades tiene la vida de tus hijos. Te pedimos que escuches nuestras peticiones.

Por Jesucristo Nuestro Señor.

Amén.

Comentario al evangelio – Martes III de Pascua

“Señor, danos siempre de ese pan”. Quizá ahora, como nunca en los últimos años, hay esa hambre del Pan de Vida. Con las iglesias cerradas, con muchas parroquias celebrando “virtualmente”, queda la Comunión espiritual, a la que están acostumbrados muchos ancianos y enfermos, que no pueden acudir a las iglesias. pero hay hambre de Eucaristía. Los contemporáneos de Cristo no tenían todas las claves para entender estas palabras. Nosotros, veintiún siglos después, sabemos que ese pan es el propio Cuerpo de Cristo. Gran milagro, el que se produce cada día, cuando se nos hace accesible el propio Hijo de Dios. Solo con este pensamiento se podría reflexionar largamente.

Decíamos ayer que la historia de Esteban no pintaba bien. Hoy asistimos a su lapidación. Como todos los mártires católicos, muere perdonando a sus enemigos. Y, a imitación de Jesús, pide que no se les tenga en cuenta ese pecado a sus asesinos. Muerte de profeta. Muerte martirial.

A todos nos molestan los profetas. Profeta no es la persona que adivina el futuro, sino el que nos pone ante la verdad, o mejor, la Verdad de nuestra vida. Lo que deberíamos hacer y no hacemos. O lo que hacemos, y no deberíamos hacer. Son incómodos. Las personas que viven cerca de un profeta deben estar siempre atentas, porque no hay mejor testimonio que el de la propia vida. No es muy difícil recordar a san Óscar Arnulfo Romero, mártir de América, o a santa Teresa de Calcuta, modelo viviente de entrega a los demás. “Admirables, pero no imitables”, dicen los escépticos, con una sonrisa torcida. Son personas que caen simpáticas, pero su estilo de vida “no es para mí”. Pues no. Todos estamos llamados a ese estilo de vida, en fidelidad, con alegría, en cada momento.

Esteban vivió su fe hasta el final, y vio los cielos abiertos, y a Cristo a la derecha del Padre. Como Cristo. No hace tanto que estábamos celebrando la Pascua, y nos alegrábamos de poder mirar la victoria sobre la muerte. Pero no todos viven así. Los hubo que se alegraron de la muerte de Esteban. Como hoy hay gente que sonríe cuando atacan a alguien que se destaca un poco entre la multitud. Que nos es incómodo, que no nos cae bien. Ojalá no nos den miedo. Que podamos dar testimonio de nuestra fe, siempre y en todo lugar.

“A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu”. “Señor, danos siempre de este pan”. Que, a lo largo del día, repitamos muchas veces estas frases, a modo de letanía, para recordarnos dónde está nuestra fuerza, y Quién nos acompaña a lo largo del camino. Quién nos da el pan nuestro de cada día.

Alejandro Carbajo, cmf