Nos envuelves con tu Espíritu
y superamos todas las inseguridades.
Estamos llenos de fallos
y nos entusiasman tus mandamientos.
Tenemos sentimientos contradictorios
y nos rebosa el amor.
Nos vemos pequeños ante los otros
y acompañamos con compasión.
Nos sentimos enfermos y nos haces ser
medicina para otros.
Tú, Señor, nos regalas tu fuerza
y nos vuelves como Tú.
Vivimos en un mundo
que no conoce a Dios,
que se inventa diosecillos extraños,
que adora todo lo adorable,
que busca ídolos y guías a quien seguir,
con tal de darte la espalda,
que reniega de lo que le contaron
de tu vida y de tu gente…
y a unos pocos nos tienes seducidos
por tu Espíritu.
Querríamos ser tu Buena Noticia,
nos gustaría contar a todos que existes,
que disfrutaran como nosotros de vivir
la vida en tu compañía,
que se sintieran salvados, dinamizados,
impulsados,
pero sólo podemos expresar
nuestra alegría, regalar nuestro amor,
ser buenos compañeros de camino,
contar lo que vas haciendo con nosotros…
y así intentar que te conozcan,
que te busquen,
que se dejen amar por Ti.
Gracias porque nos has hecho
el regalo de conocerte.
Gracias porque nos has salido
al encuentro y nos has seducido,
pero no entendemos por qué
muchos hermanos viven huérfanos de Ti.
Sal a buscarles, manifiéstate,
facilítales la vida, háblales al corazón.
No les dejes, Padre.
Mari Patxi Ayerra