MARTES. BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA DE LOS DOLORES, memoria obligatoria
Misa de la memoria (blanco)
Misal: Antífonas y oraciones propias, Prefacio I de la Bienaventurada Virgen María (en la fiesta) o II-V.
Leccionario: Vol. III-par para la primera lectura y vol. IV para el Evangelio.
- 1Cor 12, 12-14. 27-31a. Vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro.
- Sal 99. Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
- Secuencia (Opcional): La Madre piadosa.
- Jn 19, 25-27.Triste contemplaba y dolorosa miraba del Hijo amado la pena (Stabat Mater)
Antífona de entrada Cf. Lc 2, 34-35
Simeón dijo a María: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten, y será como un signo de contradicción: y a ti misma una espada te traspasará el alma».
Monición de entrada y acto penitencial
Después de haber celebrado ayer la fiesta de la exaltación de la Santa Cruz, hoy nuestra mirada se dirige hacia la Santísima Virgen María, la Virgen de los Dolores, a la que contemplamos a los pies de la cruz de su Hijo en su dolor, pero al mismo tiempo, la contemplamos en su fe; pues Ella nos da a todos, al pie de la cruz, un ejemplo de entrega ante el sufrimiento, y nos anima a vivir la vida cristiana con igual fortaleza de ánimo.
Confiando por tanto en la salvación que brota de la Cruz de Jesucristo, reconozcamos nuestros fallos y errores y pidamos perdón a Dios por nuestros pecados.
• Tú que clavado en la cruz eres signo de fe y esperanza. Señor, ten piedad.
• Tú que clavado en la cruz nos mostraste un amor infinito. Cristo, ten piedad.
• Tú que clavado en la cruz nos llenas de vida para siempre. Señor, ten piedad.
Oración colecta
OH, Dios,
junto a tu Hijo elevado en la cruz
quisiste que estuviese la Madre dolorosa;
concede a tu Iglesia,
que, asociándose con María a la pasión de Cristo,
merezca participar en su resurrección.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Oración de los fieles
Oremos, hermanos, a Dios nuestro Padre, que quiso que la Madre compartiera junto a la cruz los dolores de la pasión de su Hijo, y supliquémosle por todos los hombres, nuestros hermanos.
1.- Por la Iglesia; para que el Señor le conceda anunciar desde la vida sencilla, abierta y fraternal lo que Dios tiene preparado para sus hijos. Roguemos al Señor.
2.- Por las vocaciones sacerdotales; para que Jesús, que llamó a los que quiso, haga resonar su invitación en el corazón de los jóvenes y éstos le sigan con generosidad y sin condiciones. Roguemos al Señor.
3.- Por nuestros gobernantes; para que el Señor infunda en ellos sentimientos de honestidad, anhelos de paz y voluntad para promover la justicia. Roguemos al Señor.
4.- Por los que sufren; para que María, que permaneció firme en la hora de la prueba de su Hijo amado, haga sentir su presencia maternal a los que sufren la cruz de la enfermedad, la incomprensión, la guerra, la miseria, el desamor. Roguemos al Señor.
5.- Por los que hemos recibido el don de la fe y celebramos a Jesucristo, luz de nuestras vidas; para que con su claridad penetremos en el conocimiento y amor de Dios y lo transmitamos a nuestros hermanos. Roguemos al Señor.
Señor Dios nuestro, que quisiste que la Madre de tu Hijo cooperara generosamente en la obra de la redención humana, escucha las oraciones de tu pueblo y haz que los frutos de la redención alcancen abundantemente a todos los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas
DIOS misericordioso,
recibe las plegarias y los dones
que presentamos para alabanza de tu nombre,
al venerar a santa María Virgen,
a quien tú nos entregaste generosamente,
como piadosísima Madre,
cuando estaba de pie junto a la cruz de Jesús.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Prefacio I de la bienaventurada Virgen María: en la fiesta o II-V.
Antífona de comunión Cf. 1 Pe 4, 13
Estad alegres en la medida que compartís los sufrimientos de Cristo, de modo que, cuando se revele su gloria, gocéis de alegría desbordante.
Oración después de la comunión
DESPUÉS de recibir los sacramentos de la redención eterna,
te pedimos, Señor,
que, al recordar los dolores de santa María Virgen,
completemos en nosotros, en favor de la Iglesia,
lo que falta a la pasión de Cristo.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.