Vísperas – Martes I de Adviento

VÍSPERAS

MARTES I ADVIENTO

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Mirad las estrellas fulgentes brillar,
sus luces anuncian que Dios ahí está,
la noche en silencio, la noche en su paz,
murmura esperanzas cumpliéndose ya.

Los ángeles santos, que vienen y van,
preparan caminos por donde vendrá
el Hijo del Padre, el Verbo eternal,
al mundo del hombre en carne mortal.

Abrid vuestras puertas, ciudades de paz,
que el Rey de la gloria ya pronto vendrá;
abrid corazones, hermanos, cantad
que vuestra esperanza cumplida será.

Los justos sabían que el hambre de Dios
vendría a colmarla el Dios del Amor,
su Vida en su vida, su Amor en su amor
serían un día su gracia y su don.

Ven pronto, Mesías, ven pronto, Señor,
los hombres hermanos esperan tu voz,
tu luz, tu mirada, tu vida, tu amor.
Ven pronto, Mesías, sé Dios Salvador. Amén.

SALMO 19: ORACIÓN POR LA VICTORIA DEL REY

Ant. El Señor da la victoria a su Ungido

Que te escuche el Señor el día del peligro,
que te sostenga el nombre del Dios de Jacob;
que te envíe auxilio desde el santuario,
que te apoye desde el monte Sión.

Que se acuerde de todas tus ofrendas,
que le agraden tus sacrificios;
que cumpla el deseo de tu corazón,
que dé éxito a todos tus planes.

Que podamos celebrar tu victoria
y en el nombre de nuestro Dios alzar estandartes;
que el Señor te conceda todo lo que pides.

Ahora reconozco que el Señor
da la victoria a su Ungido,
que lo ha escuchado desde su santo cielo,
con los prodigios de su mano victoriosa.

Unos confían en sus carros,
otros en su caballería;
nosotros invocamos el nombre
del Señor, Dios nuestro.

Ellos cayeron derribados,
nosotros nos mantenemos en pie.

Señor, da la victoria al rey
y escúchanos cuando te invocamos.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. El Señor da la victoria a su Ungido.

SALMO 20: ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA DEL REY

Ant. Al son de instrumentos cantaremos tu poder.

Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuanto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.

Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.

Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia;
porque el rey confía en el Señor,
y con la gracia del Altísimo no fracasará.

Levántate, Señor, con tu fuerza,
y al son de instrumentos cantaremos tu poder.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Al son de instrumentos cantaremos tu poder.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: HIMNO DE LOS REDIMIDOS

Ant. Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.

Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria, y la alabanza.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.

LECTURA: 1Co 1, 7b-9

Aguardamos la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él nos mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de qué acusarnos en el día de Jesucristo, Señor nuestro. Dios nos llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo, Señor nuestro. ¡Y él es fiel!

RESPONSORIO BREVE

R/ Despierta tu poder y ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
V/ Despierta tu poder y ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.

R/ Que brille tu rostro y nos salve.
V/ Señor Dios de los ejércitos.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Despierta tu poder y ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras está cerca. Aleluya.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras está cerca. Aleluya.

PRECES

Cristo, Palabra eterna, ha inaugurado un camino nuevo y vivo, a través del velo de su propia carne, para entrar en el santuario. Pidámosle, pues, con humildad:

Ven, Señor, y sálvanos.

Oh Dios, en quien vivimos, nos movemos y existimos,
— ven a revelarnos que somos estirpe ayuda.

Tú que no estás lejos de ninguno de nosotros,
— muéstrate en seguida a todos los que te buscan.

Padre de los pobre y consuelo de los afligidos,
— da la libertad a los cautivos y la alegría a los tristes.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que destruyes la muerte y haces brillar la vida,
— líbranos a nosotros y a todos los difuntos de la muerte eterna.

Con el gozo de sabernos hijos de Dios, acudamos a nuestro Padre:
Padre nuestro…

ORACION

Señor Dios nuestro, acoge favorablemente nuestras súplicas y ayúdanos con tu amor en nuestro desvalimiento; que la presencia de tu Hijo, ya cercano, nos renueve y nos libre de volver a caer en la antigua servidumbre del pecado. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

Lectio Divina – Martes I de Adviento

1.- Oración introductoria.

Señor Jesús, permite que hoy una mi oración a la tuya y diga contigo al Padre: ¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por este momento que me concedes para dialogar contigo! ¡Gracias, porque me revelas los misterios de tu Reino! Gracias porque te manifiestas a los pobres y sencillos.  Te amo, Señor. Ayúdame a ser hoy sencillo, manso y humilde de corazón.

2.- Lectura del evangelio. Lucas 10, 21-24

         En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron».

3.- Qué dice el texto.

Meditación-Reflexión

Nuestros ojos se van detrás de las personas importantes, de los que cada día salen en los medios, de los famosos de turno. Pero la mirada de Dios es distinta. Y eso lo ha mantenido a lo largo de 4000 años de historia Sagrada. Ha mirado a la viuda de Sarepta que sólo tenía “un poco de leña, un poco de harina, un poco de aceite”. Y, a la hora de buscar rey para su pueblo, Dios se acuerda de David el hermano más pequeño, el que está cuidando el rebaño, David. Y a la hora de elegir a su madre no va a buscarla ni a la sabia Grecia ni a la poderosa Roma sino a Nazaret un pueblo insignificante, sin historia “Y es que la mirada de Dios no es como la mirada de los hombres”. La sencillez conquista y «subyuga» a Dios. Él se enamora de quien es pobre, pequeño y humilde.

Palabra autorizada del Papa

“Dios ha escondido todo a aquellos que están demasiado llenos de sí mismo y pretenden saberlo ya todo. Están cegados por su propia presunción y no dejan espacio a Dios. Uno puede pensar fácilmente en algunos de los contemporáneos de Jesús, que Él mismo amonestó en varias ocasiones, pero se trata de un peligro que siempre ha existido, y que nos afecta también a nosotros. En cambio, los “pequeños” son los humildes, los sencillos, los pobres, los marginados, los sin voz, los que están cansados y oprimidos, a los que Jesús ha llamado “benditos”. Se puede pensar fácilmente en María, en José, en los pescadores de Galilea, y en los discípulos llamados a lo largo del camino, en el curso de su predicación.» (Papa Francisco, Mensaje del santo padre Francisco para la 88ª Jornada Mundial de las Misiones 2014)

4.- Qué me dice ahora a mí este texto que acabo de meditar. (Silencio)

5.-Propósito. Disfrutaré con las pequeñas cosas de este día.

Según Santa Teresa, la humildad es la verdad. Voy a ser humilde siendo sincero conmigo mismo, sin aparentar lo que no soy.

6.- Dos me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

                  Señor, la auténtica vida de oración es aquella que me lleva a conocerte, amarte, seguirte e imitarte. ¡Qué gran privilegio! ¡Qué inmensa alegría! No te pido una gran sapiencia, ayúdame a aceptar, con la sencillez de un niño, lo que quieres de mí. Sólo quiero crecer en mi amistad contigo y eso significa que necesito una confianza inquebrantable en tu infinito amor.

ORACIÓN EN TIEMPO DE LA PANDEMIA.

Señor Resucitado: Mora en cada uno de nuestros corazones, en cada enfermo del hospital, en todo el personal médico, en los sacerdotes, religiosos y religiosas dedicados a la pastoral de la salud,  en los gobernantes de las naciones y líderes cívicos, en la familia que está en casa, en nuestros abuelos, en la gente encarcelada, afligida, oprimida y maltratada, en personas que hoy no tienen un pan para comer, en aquellos que han perdido un ser querido a causa del coronavirus u otra enfermedad. Que Cristo Resucitado nos traiga esperanza, nos fortalezca la fe, nos llene de amor y unidad, y nos conceda su paz. Amén

Lectura continuada del Evangelio de Marcos

EL FINAL DE MARCOS

El rompecabezas más peliagudo del enigmático evangelio de Marcos se halla en su conclusión: ¿cómo terminaba originariamente? Casi todos los estudiosos convienen en que 16,9-20 no es marcano y suscriben una de estas tres teorías: la conclusión original se ha perdido; algo impidió a Marcos terminar su evangelio, o quiso concluir con las mujeres que huían de la tumba en la mañana de Pascua y que no dijeron nada a nadie por «miedo» (16,8). Esto último puede causar sorpresa a los lectores acostumbrados a ediciones en las que 16,8 va seguido de una serie de relatos de apariciones del Resucitado (16,9-20, el llamado «final largo»).

Marcos 16, 9-20

«9Y, tras haber resucitado temprano por la mañana en el primer día de la semana, se manifestó primero a María Magdalena, de la que había expulsado siete demonios.

10Esta, yendo, lo anunció a los que habían estado con él, que hacían duelo y lloraban. 11Al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron.

12Pero después de estas cosas, se manifestó con otra forma a dos de ellos yendo al campo. 13Yendo estos, lo anunciaron a los demás. Tampoco aquellos creyeron.

14Más tarde, se manifestó a los Once cuando estaban reclinados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto después de que él hubiera sido resucitado.

15Y les dijo: “Yendo al mundo entero, proclamad el evangelio a toda criatura. 16El que haya creído y haya sido bautizado será salvado, pero el que no haya creído será condenado. 17Y estos signos irán con los que hayan creído: expulsarán demonios en mi nombre, hablarán en lenguas nuevas, 18levantarán serpientes, incluso si bebieren cualquier veneno no les hará daño, pondrán las manos sobre lo enfermos, y quedarán sanos”.

19Así que el Señor Jesús, después de haberles hablado, fue asunto al cielo y se sentó a la diestra de Dios. 20Y ellos, saliendo, proclamaron [el evangelio] por todas partes, cooperando el Señor con ellos y confirmando la palabra por los signos que les seguían».

Estos versículos se encuentran en una mayoría aplastante de manuscritos y están atestiguados ya por San Ireneo en 185 d.C. y quizás, aún antes, por Justino. A pesar de todo es casi seguro que estos versículos no fueron compuestos por Marcos, y que no eran la conclusión original del evangelio. Mateo y Lucas siguen estrictamente el relato de Marcos hasta 16,8, mientras que más allá divergen radicalmente, lo que sugiere que su versión de Marcos no contenía nada después de 16,8. Los versículos 9-20, además, no existen en nuestros mejores y más antiguos manuscritos griegos, el Sinaítico y el Vaticano, que terminan los dos en 16,8.

En algunos manuscritos, además, el final largo no sigue inmediatamente a 16,8, sino que va precedido por otro final más breve:

Y anunciaron prontamente a los que estaban alrededor de Pedro todo lo que se les había ordenado. Y después de esto, Jesús mismo envió por medio de ellos, desde oriente a occidente, el sagrado e imperecedero anuncio de la salvación eterna.

Este final breve es demostrablemente tardío.

En general, 16,9-20 da la impresión de ser un resumen comprimido de apariciones del Resucitado relatadas en los otros evangelios (Jn 20,14-18; Lc 24,13-43; Jn 20,27-29; 28,18-20; Lc 24,50-51; Hch 1,9- 11).

Pero ¿es 16,8 el final? Numerosos exegetas, convencidos de que el evangelio no podía haber terminado con unas mujeres que huyen y permanecen calladas, han supuesto que Marcos se vio impedido de concluir su relato por enfermedad, prisión o alguna otra desgracia, o que se ha perdido la conclusión original que describía la aparición del Resucitado profetizada en 14,28 y 16,7. Una dificultad que aqueja a ambas teorías es que 16,8 parece ser la terminación de la perícopa que comenzaba en 16,1, donde las mujeres van al sepulcro para ungir el cadáver de Jesús; luego, en una conclusión simétrica, huyen de la tumba después de haber oído el mensaje de su resurrección. Parece demasiado oportuno que Marcos hubiera sido detenido o que hubiera caído enfermo inmediatamente después de acabar un pasaje, o que se le acabara la página o que hubiera sido arrancada precisamente en este punto conclusivo. Probablemente la cuestión del final del evangelio de Marcos no será nunca decidida con certeza.

Un final en 16,8 tiene sentido, porque ya han sucedido los acontecimientos decisivos de la historia de la salvación, y las apariciones profetizadas solo confirmarán lo que el ángel ya ha proclamado, que Dios ha resucitado a Jesús pero que este sigue siendo aún el Crucificado.

A pesar de la carencia de relatos de las apariciones del Resucitado, tales apariciones se evocan alusivamente en 16,7 («Allí lo veréis»). En verdad, la alusión puede ser un modo más poderoso de referencia que la descripción rotunda. El modo como opera tal alusión puede intuirse imaginando una película sobre la vida de John F. Kennedy que concluyera con la secuencia de su fatídica visita a Dallas el 22 de noviembre de 1963. La hilera de automóviles desfila por las calles de Dallas; el presidente Kennedy y su mujer están sentados en un descapotable abierto, moviéndose felizmente entre las muchedumbres bajo un sol radiante…, y la película termina en ese momento. No hay imagen alguna de los disparos que suenan de lejos, del presidente que cae hacia delante, de la limusina que acelera, de la primera dama que acuna la cabeza del presidente en su regazo. Pero todos estos acontecimientos se evocan aún con más fuerza precisamente porque no se representan, y porque cada uno sabe qué pasará después.

Puede ser que el final de Marcos tenga el propósito de operar de un modo similar. Todos en la audiencia marcana sabían que la reunión en Galilea profetizada en 14,28 y 16,7 había ocurrido en realidad. Las historias de las apariciones del Resucitado circulaban ya al menos desde cuando Pablo escribió 1Corintios 15 en los años cincuenta y eran seguramente muy conocidas cuando Marcos escribió su evangelio a finales de los sesenta o a principios de los setenta. Los lectores de Marcos habrían entendido que la aparición a Pedro y a otros miembros de los Doce los había mudado desde ser unos renegados pusilánimes hasta convertirlos en valerosos pregoneros del Evangelio; cuando se compuso Marcos, al menos dos de los Doce, Pedro incluido, habían muerto como mártires. La audiencia habría reconocido que la desobediencia humana y el miedo no habían tenido la última palabra en el tema de la relación de Jesús con sus discípulos.

De todos modos no podemos ser dogmáticos: no hay pruebas suficientes para afirmar definitivamente si Marcos quiso que su obra terminara en 16,8. Pero es así como concluye en nuestros manuscritos más primitivos y mejores; entonces nos conviene tratar de sacarle sentido a este final tal como está. Una analogía cinematográfica puede ser de nuevo provechosa. Si se hiciera una película del evangelio de Marcos, la cámara, al final, grabaría a las mujeres que huyen de la puerta del sepulcro presas del pánico. Sin embargo, entonces, permanecería fijada en la oscura abertura durante bastante tiempo antes del fundido en negro. Las mujeres huyen, desaparecen de la pantalla, y el sonido de sus rápidos pasos y de sus gritos aterrorizados se desvanece gradualmente; pero los espectadores quedan enfrentados al tremendo misterio del profundo y silencioso sepulcro. Su puerta abierta los enfrenta no con pruebas que exigen el veredicto, sino con preguntas. ¿Qué significa todo esto? ¿Por qué era necesario todo este sufrimiento? ¿Apunta la tumba vacía de Jesús hacia un triunfo sobre la muerte, incluso aunque se reconozca la terrible realidad de esa muerte? ¿Significa la ausencia de Jesús del sepulcro que está presente en otros lugares, quizás en cualquier parte donde se vuelva a contar su historia y se oiga con fe?

Ya que Marcos no liga todos los cabos sueltos, no tenemos otra alternativa que volver al inicio de su relato «Comienzo del evangelio de Jesús, Cristo, Hijo de Dios» (1,1), y empezar a leerlo de nuevo como nuestra historia. El evangelio de Marcos es solo el principio de la buena nueva, porque la historia de Jesús se ha convertido en la nuestra, y nosotros la tomamos en donde Marcos la deja.

Comentario – Martes I de Adviento

(Lc 10, 21-24)

La alegría es un tema típico del evangelio de Lucas, desde la anunciación hasta la Pascua, pasando por una especie de caravana de gente gozosa, entre los que se destaca María, que “se estremecía de gozo en Dios su salvador” (cf. Lc 2, 47).

Pero aquí es Jesús el que se llena de alegría; no una alegría mundana, o una euforia psicológica, sino el gozo que procede del Espíritu Santo.

Por eso nuestros corazones tristes necesitan invocar cada día al Espíritu Santo. Él es un verdadero manantial de alegría, que puede convertir en gozo nuestras amarguras más profundas.

Pero el motivo de la alegría de Jesús es muy particular, Jesús se alegraba contemplando cómo los más pequeños y sencillos recibían la Buena Noticia y captaban los misterios más profundos del amor de Dios.

Y Jesús se goza porque es su Padre amado el que manifiesta a los sencillos esas cosas profundas que permanecen ocultas para los sabios de este mundo.

Jesús es quien nos lo revela, porque sólo él conoce íntimamente al Padre y puede revelar sus misterios.

Todo el evangelio de Lucas es también un testimonio permanente de esta predilección del Padre y Jesús por los pequeños, los olvidados, los despreciados de la sociedad, pero que albergan en medio de la sencillez de sus vidas un tesoro divino. Ellos están llenos de una riqueza misteriosa que procede de la acción de la gracia divina en sus corazones abiertos.

Oración:

“Señor Jesús, que te alegrabas con los pobres, dame la gracia de contarme entre los simples de corazón, para que pueda recibir tu Palabra con docilidad y con gozo, para que no me resista a tu acción salvadora, aferrándome a las seguridades del mundo”.

 

VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
El Evangelio de cada día

Música – Domingo II de Adviento

Entrada: A ti Señor. CLN (Apéndice); El Dios de paz. CLN 1         
Ven, Ven, Señor, no tardes CLN 9; Vamos a preparar el camino, CLN  17;
Introito en Latín: Populus Sion.
Corona de Adviento: Ven, ven, Señor, CLN30;
Misa : de Adviento
Acto Penitenciál: Señor ten piedad. CLN B
Salmo Responsorial y Aleluya. Muestrános, Señor tu misericordia y danos..(Propio)
Ofertorio: Rorate Coeli;  CLN 32
Santo: de Manzano. CLN I 3
Aclamación al memorial: CLN-J 1.
Comunión: Preparemos los caminos CLN 6; Ven Señor CLN 15; Madre de los pobres CLN 318;    Palabra que fue luz CLN 18
Final: Un pueblo que camina   CLN 7; Alma redemptoris (Liturgia de las horas A)

Recursos – Ofertorio Domingo II de Adviento

PRESENTACIÓN DE LA SEGUNDA VELA DE LA CORONA DE ADVIENTO

(Como el domingo anterior, la corona debe estar situada delante del altar o en sitio bien visible. Una vez sentados todos y todas, en esta ocasión, es una persona adulta de la comunidad quien enciende la segunda de las velas de la Corona, y dice:)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Padre nuestro, el camino de Adviento se ha llenado, hoy, de sueños y bellas utopías, de esas que hacen avanzar a nuestro cansado pueblo. Al fondo de la historia, en tu Reino, hemos adivinado un mundo de paz y de justicia. Haz, Señor, que, al encender esta segunda vela de la Corona de Adviento, podamos ver que esos sueños se acercan a nuestra realidad y que van prendiendo, entre nosotros y nosotras, los valores que rigen tu Reino.

PRESENTACIÓN DE UN ALBUM DE FOTOGRAFIAS FAMILIARES

(Esta segunda ofrenda debiera presentarla una de las personas más mayores de la comunidad, con la cual habría que haber hablado previamente a la celebración. Tendría que aclarar este signo, diciendo:)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, dicen que por mis años ya no tengo motivos para la esperanza, que el horizonte se me cierra tan cerca que viene ya hacia mi encuentro la muerte, y puede ser verdad. Sin embargo, Señor, hoy te quiero ofrecer, con este álbum de fotografías, toda mi vida y la de los míos. Ahí está mi historia y mi pasado. Sin embargo, Señor, si lo que te traigo es mi ayer, es porque creo que está lleno de vida. Señor, aún hay lugar en mi corazón para la esperanza. Te siento cerca, y por eso sueño con verte cara a cara un día en tu cielo. Gracias por el don de la fe.

PRESENTACIÓN DE UNA MULTIOFRENDA DE NUESTROS CAMINOS

(Se abre desde el fondo del lugar celebrativo una procesión que muestra diversos carteles con señales de tráfico. Según van llegando al presbiterio, y antes de dejar la señal que porta cada uno, se dice el significado)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN:

– Yo traigo, Señor, la señal de STOP, y con ella queremos simbolizar nuestra decisión a que no pase entre nosotros y nosotras el egoísmo.

– Aquí tienes, Señor, la señal de CURVA PELIGROSA, que nos alerta del peligro de la violencia.

– Por mi parte, Señor, te traigo la señal de CEDA EL PASO, y con ella, tanto en mi nombre como en el de la comunidad, te queremos ofrecer nuestra decisión de poner en primer lugar a los más pequeños y pequeñas de entre nosotros.

– Con esta señal de DIRECCIÓN PROHIBIDA queremos simbolizar nuestra decisión contra el hedonismo, el consumismo, la cultura del tener, porque ellos se oponen frontalmente a tu Reino.

– La DIRECCIÓN ÚNICA, que yo traigo y te ofrezco, expresa nuestro aceptar, como únicos medios para el acercamiento de tu Reino a nosotros y nosotras, el amor y la justicia.

– Pero esos medios se han de producir a toda velocidad. Por eso, yo te traigo hoy esta señal de AUTOPISTA, la mejor carretera de la solidaridad.

– Y todo ello, Señor, porque la META, que yo te traigo y represento, es tu Reino de paz, con el que nos hemos de comprometer, ya ahora, y así hacerla el clima de cuanto emprendamos..

PRESENTACIÓN DE UN TELEVISOR

(Esta ofrenda la puede hacer un matrimonio o un padre y un hijo o hija, como símbolos de una familia)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, hoy te queremos ofrecer este televisor, como símbolo de las cosas que poseemos en nuestra familia y por las que luchamos y nos afanamos tanto. Además, este aparato es la ventana por la que se meten en nuestra casa los deseos y necesidades de tener, que nos confunden y nos hacen pensar que en las cosas está la felicidad. Hoy te lo traemos apagado, porque queremos ofrecerte su silencio y nuestra disponibilidad a hacer un uso racional y formativo de él. Queremos que él nos informe y nos conecte con el mundo, nos distraiga y nos haga crecer en nuestros conocimientos y nivel cultural. Pero nos comprometemos a que él no sea un obstáculo en nuestra convivencia cotidiana, en nuestro diálogo y conocimiento de unos/as y otros/as, así como de sus problemas y necesidades. Es, pues, nuestro signo de CONVERSIÓN hoy.

Oración de los fieles – Domingo II de Adviento

Una gran noticia aparece en el horizonte de nuestras vidas, un anuncio llega a nuestro corazón. Señor ayúdanos a preparar tu venida, con nuestras solas fuerzas no podemos:

MUÉSTRANOS, SEÑOR, TU MISERICORDIA.

1.- Señor, acompaña al Papa Francisco en el gobierno y dirección de tu Iglesia, a los obispos y sacerdotes en el cuidado de tu pueblo. OREMOS

2.- Señor, no ceses de llamar a los corazones de los hombres de todo el mundo, que cambien en sus actitudes y se vuelvan hacia ti fuente de verdadera felicidad. OREMOS

3.- Señor, manda tu sabiduría sobre los dirigentes de todas las naciones, que busquen puntos de encuentro y eviten las confrontaciones. OREMOS

4.- Señor, consuela a los pobres y afligidos de la tierra, ellos son tus favoritos, manda sobre ellos tus favores. OREMOS

5.- Señor, ayúdanos a prepararnos para tu venida, limpia nuestro corazón y hazlo receptivo a tu palabra. OREMOS

6.- Señor, acude presto a buscar aquellas ovejas descarriadas, que oigan tu voz y ante el anuncio de una nueva luz que nos viene, abandonen su etapa de tinieblas. OREMOS

Padre, en el recorrido de este Adviento te pedimos que acojas estas súplicas y concedas a tu pueblo lo que con afán te pide.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Amen.


Alegres por la próxima venida del Señor, oremos a nuestro Padre en la esperanza de nuestra total liberación y respondemos:

ESPERAMOS TU REINO, SEÑOR

1.- Para que el Papa Francisco, todos los Obispos de la Iglesia y los sacerdotes y ministros reciban en abundancia la alegría de Dios en el trabajo de cuidar al Pueblo Santo, ROGUEMOS AL SEÑOR

2.- Para que bajo la protección divina nuestros tiempos sean tranquilos y nuestra vida feliz, ROGUEMOS AL SEÑOR

3.- Para que el Señor a quien esperamos cure los dolores de enfermos, dé alegría a los tristes, pan a los hambrientos, esperanza a los desesperados y amor a los solitarios, ROGUEMOS AL SEÑOR

4.- Para que el Niño Dios, que va a venir, inspire a políticos, educadores e investigadores en los trabajos de la educación de los más pequeños y que estos niños puedan servir a los hermanos un día. ROGUEMOS AL SEÑOR

Te pedimos, Dios Todopoderoso y Eterno, que derrames tus dones sobre nosotros que esperamos confiados la venida de tu Hijo Jesús. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor

Amen

Comentario al evangelio – Martes I de Adviento

Las lecturas de hoy ponen en el centro de la escena al Espíritu Santo. O mejor aún, los efectos de vivir bajo su sombra.

Por un lado, para Isaías es la señal del Mesías: “sobre él se posará el Espíritu del Señor”. ¿Cómo lo notaremos?: por su sabiduría y ciencia (no acumulación de datos), entendimiento (no soberbia intelectual), consejo (no maledicencias), fortaleza (no cobardíaa)…

Los que viven a la sombra del Espíritu, dejándose llevar por él, no juzgan por apariencias ni colaboran en habladurías de oídas. Quizá por eso son personas justas, rectas en sus decisiones y nada tibias con los violentos y abusadores. Da gusto vivir cerca de gente así, a no ser que nosotros mismos andemos enredados en deslealtades, mentiras o ansias de notoriedad y poder.

Si nos molesta alguna persona llena de Espíritu Santo, preguntémonos si acaso no estamos yéndonos al otro lado. Porque los que viven desde la sabiduría de lo pequeño y simple, se alegran profundamente y sólo pueden dar gracias. Como Jesús en el Evangelio.

¡Dichosos nosotros si nos sentimos más cómodos, libres y seguros con aquellos que han elegido vivir según el Espíritu de Dios y, por eso, generan conflicto y rechazo a su alrededor!, ¡dichosos nosotros si los vemos y oímos y no nos ponemos en guardia, sino que sentimos que se nos esponja el alma y sólo deseamos dar gracias a Dios por mantenernos a su lado!

Rosa Ruiz