I Vísperas – La Sagrada Familia

I VÍSPERAS

LA SAGRADA FAMILIA: JESÚS, MARÍA Y JOSÉ

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Temblando estaba de frío
el mayor fuego del cielo,
y el que hizo el tiempo mismo
sujeto al rigor del tiempo.

Su virgen Madre le mira,
ya llorando, ya riendo,
que, como es su espejo el Niño,
hace los mismos efectos.

No lejos el casto esposo;
y de los ojos atentos
llueve al revés de las nubes,
porque llora sobre el cielo. Amén.

SALMO 112

Ant. Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

SALMO 147

Ant. José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo.

Glorifica al Señor, Jerusalén:
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;

hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo.

CÁNTICO de EFESIOS: EL DIOS SALVADOR

Ant. Los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante Él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Este es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.

LECTURA: 2Co 8, 9

Ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para enriqueceros con su pobreza.

RESPONSORIO BREVE

R/ La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
V/ La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.

R/ De su plenitud todos hemos recibido.
V/ Y acampó entre nosotros.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos.

PRECES

Adoremos a Cristo, Hijo del Dios vivo, que quiso ser también hijo de una familia humana, y aclamémosle, diciendo:

Tú eres, Señor, el modelo y el salvador de los hombres.

Oh Cristo, por el misterio de tu sumisión a María y a José,
— enséñanos el respeto y la obediencia a los que nos gobiernan legítimamente.

Tú que amaste a tus padres y fuiste amado por ellos,
— afianza a todas las familias en el amor y la concordia.

Tú que estuviste siempre atento a las cosas de tu Padre,
— haz que Dios sea honrado en todas las familias.

Tú que quisiste que tus padres te buscaran durante tres días,
— enséñanos a buscar siempre primero el reino de Dios y su justicia.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que has dado parte en tu gloria a María y a José,
— admite también a nuestros difuntos en la familia de los santos.

Unidos entre nosotros y con Jesucristo, y dispuestos a perdonarnos siempre unos a otros, dirijamos al Padre nuestra súplica confiada:
Padre nuestro…

ORACION

Dios, Padre nuestro, que has propuesto a la Sagrada Familia como maravilloso ejemplo a los ojos de tu pueblo, concédenos, te rogamos, que, imitando sus virtudes domésticas y su unión en el amor, lleguemos a gozar de los premios eternos en el hogar del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.


CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

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Lectio Divina – San Esteban

1.- Oración introductoria.

         Señor, me emociona el testimonio de Esteban, el primero que dio la vida por Jesús. Pedro puede presumir de haber sido el primer papa.  Y Esteban el primero que, entregando la vida, le demostró a Jesús todo lo que le quería. Se jugó la piel, se jugó el tipo, se jugó la vida por Él. Fue el primero porque tenía prisa por imitarte en todo, también en tu muerte. Que mi vida, Señor, sea un testimonio auténtico de fe.  

2.- Lectura reposada del Evangelio. Mateo 10, 17-22

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: No os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros. Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará.

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión

A San Esteban se le llama proto-mártir, es decir, el primero que, después de la Muerte y Resurrección de Jesús, entregó la vida por Él. Es el primero que rubricó con sangre el testimonio de su fe. El primer cristiano auténtico. En su muerte quiere hacer presentes los gestos de Jesús a quien quiere imitar. Por eso muere perdonando “no les tengas en cuenta este pecado” y muere entregando su espíritu en manos del Padre. “Recibe mi espíritu”. El mismo Espíritu que habita en el corazón, hablará desde el corazón, como se dice de san Esteban: «Y no eran capaces de hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba» (Act 6,10). Esteban, antes de morir, vio el cielo abierto y a Jesús a la derecha del Padre. ¡Bonito testimonio! Mientras que a nosotros la muerte nos cubre de tinieblas, nos llena de tristeza y nos cierra las puertas de la vida, Esteban nos dice que en esos momentos se nos abren los cielos y ya, antes de morir, podemos ver a Jesús. Esa sangre derramada no va a ser estéril. Es Tertuliano el que nos dice estas bellas palabras a propósito de los primeros cristianos que daban la vida por Jesús: “nosotros nos multiplicamos cada vez que vosotros segáis nuestras vidas. La sangre de los cristianos es una semilla”.

Palabra autorizada del Papa

“Hoy la liturgia recuerda el testimonio de san Esteban. Elegido por los Apóstoles, junto con otros seis, para la diaconía de la caridad -es decir, para asistir a los pobres, los huérfanos, las viudas- en la comunidad de Jerusalén, se convirtió en el primer mártir de la Iglesia. Con su martirio, Esteban honra la venida al mundo del Rey de reyes, da testimonio de Él, ofreciéndole el don de su propia vida al servicio de los más necesitados. Y así nos muestra cómo vivir plenamente el misterio de la Navidad. […]Seguir el Evangelio es ciertamente un camino exigente -pero bello, ¡bellísimo!- y el que lo recorre con fidelidad y valentía recibe el don prometido por el Señor a los hombres y a las mujeres de buena voluntad. Como cantaban los ángeles el día de Navidad: ¡paz, paz! Esta paz donada por Dios es capaz de serenar la conciencia de todos los que, a través de las pruebas de la vida, saben acoger la Palabra de Dios y se comprometen en observarla con perseverancia hasta el final”. (Homilía de S.S. Francisco, 26 de diciembre de 2014).

4.- Qué me dice a mí este texto ya meditado. (Guardo silencio

5.- Propósito: Si en este día tengo alguna dificultad, miraré al cielo donde está Jesús y recibiré su fuerza.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, te agradezco la muerte de Esteban. Es como el primer maestro cristiano que quiere enseñarnos el camino de Jesús. No es un camino fácil ni teórico; es un camino difícil, incluso sangriento.  A pesar de todo, Jesús guía y acompaña a Esteban en este camino de sufrimiento, abriéndole, de par en par, las puertas del Paraíso. La muerte no puede frustrar las esperanzas de una vida entregada por amor. No frustró a Jesús ni frustrará a nadie que le siga a través de los tiempos.  El amor es más fuerte que la muerte.

ORACIÓN EN TIEMPO DE LA PANDEMIA

Señor Resucitado: Mora en cada uno de nuestros corazones, en cada enfermo del hospital, en todo el personal médico, en los sacerdotes, religiosos y religiosas dedicados a la pastoral de la salud,  en los gobernantes de las naciones y líderes cívicos, en la familia que está en casa, en nuestros abuelos, en la gente encarcelada, afligida, oprimida y maltratada, en personas que hoy no tienen un pan para comer, en aquellos que han perdido un ser querido a causa del coronavirus u otra enfermedad. Que Cristo Resucitado nos traiga esperanza, nos fortalezca la fe, nos llene de amor y unidad, y nos conceda su paz. Amén

La Sagrada Familia

1.- En la distribución de los mandamientos, nosotros, los católicos occidentales, lo hacemos en dos compartimentos. En el primero ponemos 3 y decimos que son los mandamientos referidos a Dios. En el otro ponemos 7 y decimos que son los referentes al prójimo y, entre estos ponemos el mandamiento de honrar a los padres. En la distribución que hacen los judíos a este último lo ponen en la primera tabla, porque dicen que honrar a los padres es un precepto que pertenece a Dios.

Padres e hijos juntos, forman una familia. A veces se añaden a ellos los abuelos y es una buena práctica, si ellos lo necesitan. A esto, frívolamente, muchos le llaman la familia tradicional, como si se debiera actualizar, modernizar y modificar esta manera de vivir.

2.- Es bueno que hoy nos preguntemos ¿Cómo debe ser una familia? En este terreno nosotros los cristianos no debemos buscar inventos. Es preciso aprender de Dios mismo, pues, al venir al mundo, lo hizo perteneciendo a una familia y pasando la mayor parte de su vida en vida familiar. José, seguramente, murió cuando Jesús era joven. María quedo viuda, sin desamparar nunca a su hijo. Lo acompañó, al principio de su vida apostólica, en aquellas bodas de Caná y, sabiendo ya la categoría que tenia, intercedió a favor del honor de los recién casados. Lo defendió cuando los parientes creían que estaba loco y por encima de todo lo acompañó en el momento de su muerte. Esta familia a la que llamamos sagrada, ha de ser ejemplo para todos nosotros. Que los demás llamen familia a lo que quieran, las nuestras han de ser imitación de la de Nazaret. Y cualquiera de vosotros, cuando no sepa que decisión tomar, ha de imaginarse que está allí y preguntarse ¿Qué haría Jesús, si se encontrara en mi situación? Imaginarse y rezar para obtener ayuda ha de ser nuestra costumbre. Los ordenadores evolucionan de tal manera que al poco de comprar uno ya sale otro modelo. Pero los ordenadores son fruto de la técnica, la familia en cambio un querer de Dios. Si esto lo tuvieran siempre presente los hijos, si esto lo tuvieran presente los esposos, no habría tantos disgustos, ni tantos divorcios. Pueden cambiar los domicilios, puede cambiar la manera de vestir o los horarios, pero el amor filial, el maternal y el paternal, no debe cambiar. Hoy vosotros, aunque seáis jóvenes, debéis preguntaros ¿Cómo quiero que sea la familia que yo formaré? Y aprovechad el día para pedir ya ahora al Señor que cuando os caséis seáis muy fieles a su ejemplo.

3.- En el evangelio se nos cuenta que fueron los padres con su hijo a ofrecerlo al Templo. La distancia no era grande, unos 10 Km., con seguridad la harían muy emocionados. Como no eran ricos, ofrecieron un par de tórtolas o dos pichones, y cuando marchaban satisfechos, por aquella gran explanada se encontraron a dos viejecitos. La gente dice riéndose, que los ancianos son como niños, y no les hace caso. Pero los abuelitos de Jerusalén tenían una larga vida de fidelidad a Dios y por eso en aquel momento se convirtieron en los primeros profetas del Nuevo Testamento en Jerusalén. Uno le hablo con mucha seriedad a la joven madre, de los sufrimientos que le ocasionaría su hijo. Se atrevió a evangelizar a la Virgen, ¡ya es valentía hacerlo! Pero si así fue es porque había pasado su vida siendo fiel a Dios y había recibido con confianza las confidencias que el Espíritu Santo le había hecho. La otra, sin sentir vergüenza, continuó lo que habían iniciado los ángeles en Belén y se puso a anunciar las maravillas de aquella Criatura, la primera mujer apóstol, como más tarde lo sería Maria Magdalena.

4.- Con estos inicios, no es extraño que esta menudita familia fuera creciendo y fueran un ejemplo para todos los creyentes de todas las épocas. No os dejéis engañar. Los grandes deportistas, los mayores ricos, los más poderosos políticos, pueden hacerse famosos un momento, pero pronto la gente se olvida de ellos y son superadas sus conquistas. Y lo que hicieron pronto deja de ser importante. Han pasado 2000 años y todavía la vida de la Sagrada Familia, es un ejemplo que nos sirve para imitarlos y lograr ser felices.

Pedrojosé Ynaraja

Comentario – San Esteban

(Mt 10, 17-22)

Jesús anuncia los conflictos que deberán sufrir los discípulos porque el mensaje del evangelio no siempre es bien recibido, provoca resistencia en los corazones aferrados al mal y a sus propios proyectos egoístas.

En el v. 16 usa símbolos de animales para indicar la actitud de los cristianos en medio del mundo hostil. Deben reconocer que son como ovejas en medio de lobos, por lo cual deben estar atentos, pero no reaccionar respondiendo al mal con mal. Él no les pide que, frente a los lobos, actúen también ellos como lobos y se arriesguen a ser destruidos. Algo semejante se quiere expresar en la invitación a ser astutos como las serpientes pero sencillos como las palomas.

El creyente que está convencido profundamente del mensaje del evangelio debe jugarse por él, debe estar dispuesto a reconocerlo públicamente aun en medio de burlas, oposiciones y reacciones negativas. Pero eso no significa que deba colocarse frente a los demás con la actitud de un guerrero, ni que deba buscar la manera de adquirir poder para destruir a los enemigos de la fe. Debe vivir en medio del mundo adverso con la sencillez de una paloma y la mansedumbre de una oveja, sin aferrarse a poderes terrenos.

De todos modos, la sencillez y la mansedumbre no implican que debe exponerse innecesariamente. Debe ser astuto, estar atento, debe usar su inteligencia y la luz que Dios le da para saber dónde y cuándo no es conveniente perder el tiempo para no “echar perlas a los cerdos” y arriesgarse sin necesidad.

Sin embargo, la astucia nunca debe convertirse en falsedad o en ocultamiento. San Esteban, el primer mártir, se presenta como modelo de los que deben llegar hasta dar la sangre a causa de la oposición del mundo (Hech 7, 51-60).

Oración:

“Señor, que quisiste que diera testimonio de ti en medio de un mundo que a veces rechaza tu mensaje y prefiere que todos vivan según sus criterios. Concédeme la astucia necesaria para no caer en las redes del mundo, pero también un corazón sereno que no responde con violencia.”

 

VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
El Evangelio de cada día

Sacrosanctum Concilium – Documentos Vaticano II

Lengua vernácula y latín

54. En las Misas celebradas con asistencia del pueblo puede darse el lugar debido a la lengua vernácula, principalmente en las lecturas y en la «oración común» y, según las circunstancias del lugar, también en las partes que corresponden al pueblo, a tenor del artículo 36 de esta Constitución.

Procúrese, sin embargo, que los fieles sean capaces también de recitar o cantar juntos en latín las partes del ordinario de la Misa que les corresponde.

Si en algún sitio parece oportuno el uso más amplio de la lengua vernácula, cúmplase lo prescrito en el artículo 40 de esta Constitución.

La familia de Nazaret, nuestra familia

1.- El calendario de este año, en los postreros días de 2005, este viernes, día 30, y dentro de la octava navideña, celebramos la fiesta de la Sagrada Familia. Otros años dicha fiesta se celebra en domingo y también en la cercanía del Primero de Año. Hoy, la Iglesia y su liturgia quieren que vayamos a la intimidad familiar en que se desarrolló humanamente el Salvador del Mundo. Siendo Jesús auténtico hombre –al mismo tiempo que era Dios– creció con características idénticas a como lo hace cualquier niño. Y para los pequeños, la familia –y, sobre todo, su padre y su madre– son un universo total y muy significativo. La fiesta de la Sagrada Familia es de reciente creación y su finalidad es, como se ha dicho, recrear el ambiente hogareño de Jesús, Maria y José. El último párrafo del Evangelio de San Lucas que leemos hoy marca perfectamente esa normalidad en el hogar. Dice Lucas: «Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba». Nos ha contado antes el rito de la purificación y la ofrenda de gente pobre –eso era la Sagrada Familia– ofrecida en el templo. Tras la incorporación oficial de Jesús a la religión el texto parece indicar que volvieron a Nazaret, sin más. Pero no sería así.

2.- Y es que no iba a ser fácil la vida de Jesús en la Tierra. No se habían apagado los ecos maravillosos del quehacer de los ángeles sobre el cielo de Belén y, asimismo, la presencia de los Reyes Magos –personajes importantes y misteriosos, que venían de lejos para adorar al Hijo de Dios– cuando Herodes inicia una cobarde persecución contra los niños menores de dos años, para así terminar con su presunto «competidor» en el trono. San José, que iba a ejercer con eficacia la paternidad terrena del Niño Jesús, tenía ante sí un nuevo desafío. Es de suponer habrían sido para él muy difíciles los días en los que dudaba de su esposa. Un ángel le contó la verdad y le entregó la responsabilidad de custodiar del Hijo de Dios. La primera prueba era terrible: emigrar al extranjero al amparo de la noche para proteger la vida del pequeño. Nada sabemos del tiempo que la Sagrada Familia pasó en Egipto. Probablemente, José mejoraría su oficio de artesano, pues los egipcios tenían técnicas muy adelantadas. Pero, por supuesto, no tuvo que ser fácil. Ahí vemos el reflejo de la actividad difícil de los emigrantes. España se ha transformado de país de emigrante a nación que recibe mucha emigración. Debemos de tenerlo en cuenta y ser muy solidarios con aquellos que se ven obligados a llegar a nuestra tierra para sobrevivir. Pero, asimismo, hemos de recordar siempre la condición de Jesús emigrante, pero que no se nos olvide la necesidad de ayudar a nuestros prójimos que vienen de países lejanos. En este ciclo B se lee el Evangelio de San Lucas sobre la presentación en el templo de Jesús. El episodio de la huida a Egipto, de San Mateo, es propio el ciclo A, pero es importante reseñarlo hoy aquí, para tener una impresión mas completa de como fueron los primeros años de esa Familia Sagrada.

3.- Hay otro reflejo interesante y es meditar pausadamente sobre la familia de Nazaret, sobre el crecimiento de Jesús y sobre su aprendizaje profesional y vital. Tampoco hay muchos datos sobre la larga estancia de la Sagrada Familia en Nazaret. Los Evangelios solo hablan de la subida a Jerusalén, de la desaparición de Jesús y de su estancia en el Templo. Durante un tiempo esas jornadas familiares en Nazaret fueron suplidas por los piadosos relatos de los evangelios apócrifos. No es posible establecer su verosimilitud y tampoco es importante que no sean hoy conocidos. Es fácil pensar, con nuestra propia imaginación, el tiempo maravilloso de la infancia, adolescencia y primera juventud del Salvador. La ventaja es que, sobre la base del amor y de la adoración al Salvador, podemos «construir» nuestro propio relato. Durante muchos años la preocupación por lo ocurrido en esos tiempos de Nazaret produjo, como decíamos, una enorme cantidad de textos apócrifos, sin duda muy piadosos y bellamente ingenuos, pero sin rigor documental, canónico o histórico.

4.- La importancia del Evangelio de Lucas es tanta que el parlamento expresado ante la Virgen por Simeón, el «Nunc Dimitis», se constituyó en uno de los primeros himnos litúrgicos de la Iglesia y es utilizado por millones de cristianos –consagrados o no– que siguen la Liturgia de las Horas como oración final del Oficio de Completas, la plegaria que se hace poco antes de iniciar el sueño. Simeón exclama, lleno del Espíritu Santo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel». Pero también va a dar conocer, proféticamente, a la Virgen Maria la contradicción de la vida de Jesús. Viene a salvar al mundo, pero una parte de ese mundo declinará dicha gracia y dirá a Maria que su Hijo «está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma». La escena del Gólgota, la crucifixión del Salvador, será la espada que atravesará el alma de Maria. Es obvio que en la vida familiar existen luces y sombras. No hay familia que no tenga sufrimientos, como asimismo goza de las alegrías de una vida en común.

6.- Tanto la primera lectura como la segunda de este domingo son comunes en todos los ciclos litúrgicos. El texto que hemos oído en primer lugar es del Libro del Eclesiástico y son consejos para la armonía familiar. Ya el pueblo judío reconoció desde históricamente muy temprano la importancia de la familia. Los consejos que nos da este texto son perfectamente aplicables a nuestro tiempo y debemos de tenerlos muy en cuenta. En el fragmento de la Carta de Pablo a los Colosenses da consejos para conseguir la concordia entre los primeros cristianos. Dichos consejos no «superaban» el ámbito familiar porque la vida de las primitivas iglesias era como la de una familia santa. No es mal «espejo» para hoy. Hace falta en nuestras comunidades religiosas una mayor hermandad, una vida de familia que hoy no existe. Las recomendaciones de Pablo de Tarso incluye en dicha «actividad familiar» la Liturgia con la alusión a la Acción de Gracias. Finalmente, da algunos consejos muy oportunos para estos tiempos, pero que, tal vez, son poco apreciados por las familias, las parejas o las mujeres de hoy. Dice Pablo: «Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos». Pablo tenia un sentido de la familia basada en la propia estructura de la Iglesia. Cristo era la cabeza de ella, lo mismo que el marido era la cabeza de la familia. No se trata de que la mujer no acceda a sus derechos de igualdad. El mensaje de hoy es que la familia necesita amor y armonía. Y esa armonía se consigue con un cierto orden. Haría falta, pues, un núcleo coherente en el interior de la familia que evitase cualquier dispersión. ¿A quien le toca hoy ser cabeza de familia? Pues a quien pueda acometer esa labor o tenga vocación por ella. Da igual que sea la mujer o el hombre. La oración dirigida a la Familia de Nazaret, que es nuestra Familia, nos servirá para conseguir nuestros propósitos de paz y amor en el entorno familiar.

Ángel Gómez Escorial

Comunidad de vida y amor

1.- Jesús nace en el seno de la familia humana, como hijo de la familia de José y María. El mensaje de este domingo es un verdadero Evangelio de la familia: Anuncio de la presencia de Dios en esta realidad humana. Comunidad de vida y amor, la familia cristiana debe encontrar en la Sagrada Familia de Nazaret el modelo a imitar y debe constituirse en Iglesia doméstica. Eso supondrá para cada uno de los cristianos y cristianas un compromiso por realizar su propia vocación cristiana en familia y extender esta vivencia a toda la gran familia de los hijos de Dios. Teniendo de trasfondo la difícil situación de la familia en el mundo de hoy, las lecturas de esta fiesta destacan el designio de Dios sobre la familia.

La primera lectura está tomada del libro de Ben Sirá o «Sirácida» (llamado antiguamente «Eclesiástico») y es un estupendo comentario al cuarto mandamiento del decálogo: « Honra a tu padre y a tu madre». Ya que el individuo recibe la vida de su padre y de su madre (y de Dios a través de ellos), debe asumir la actitud de respeto y obediencia hacia ellos (y a Dios a través de ellos); si lo hace, garantiza vida y felicidad para sí. Jesús seguramente amó, respetó y obedeció a sus padres como se nos enseña en la lectura. La mayor parte de su vida la pasó en compañía de los suyos, aunque no sepamos las circunstancias concretas. Los judíos en la época de Jesús no conocían las actuales dificultades y crisis por las que atraviesa en nuestra época la institución familiar. Lo normal era que la familia permaneciera unida, que los vínculos entre sus miembros fueran muy estrechos y positivos.

2.- La segunda lectura está tomada de la carta a los Colosenses y es una exhortación a la vida de amor en el seno de una comunidad cristiana. En ella se hace la aplicación de cuanto hemos dicho hasta ahora, mostrando que las relaciones familiares son una consecuencia de la vida creyente. La identidad de los «elegidos y amados de Dios» comporta el máximo de humildad y el máximo de respeto por los otros. De allí que la reciprocidad necesaria en las relaciones familiares debe estar animada por la caridad (comportarse con los otros como el Señor se comporta con nosotros). Es más, la Iglesia tiene que ser como una gran familia que vive en la presencia del Padre Dios con los sentimientos tan elevados y nobles que San Pablo enumera en su carta: misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión, perdón mutuo, paz.

3.- Las reflexiones anteriores nos permiten iluminar con la Palabra de Dios las variadas realidades familiares que vivimos y reflexionar en las principales orientaciones del magisterio acerca de la familia. Comunidad de personas, la familia nace del matrimonio, sacramento de la unión de Cristo con su Iglesia. La misión de la familia cristiana ha de realizarse tanto en la formación de una comunidad de amor entre sus miembros como en el servicio de transmisión de la vida y de educación en los valores esenciales de la vida humana. Siendo célula primera y vital de la sociedad, la familia ha de participar en el desarrollo de la sociedad y de la Iglesia, constituyéndose en comunidad creyente y evangelizadora, en diálogo con Dios y al servicio del prójimo. La familia cristiana no debe ser como cualquier familia, debe vivir abierta a la entera comunidad eclesial, de suyo debe ser como una especie de «Iglesia doméstica» que se integra a la gran Iglesia constituyendo uno de sus pilares fundamentales. Las relaciones entre los esposos cristianos no están regidas por un simple contrato civil de matrimonio; entre ellos se realiza el misterio del amor de Dios significado en el sacramento del matrimonio y, junto con sus hijos e hijas, deben vivir los mismos ideales que la Escritura muestra para la Iglesia entera.

4.- Sin embargo, al mirar las familias de nuestras comunidades, viene espontánea la pregunta: ¿Por qué nuestras familias no son así? A este punto, convendría resaltar las dificultades que atraviesan las familias y los núcleos familiares en nuestra realidad, especialmente en las áreas rurales y marginales. La violencia intrafamiliar, el machismo, el abandono de cónyuge e hijos, el divorcio, son todas realidades que enfrentamos y que se explican porque falta una apropiada educación para el amor que permita entrar en el proyecto de Dios para la familia. El papa Juan Pablo II habla de la familia como del «santuario de la vida». Eso fue la Sagrada Familia. ¿Porqué nuestras familias no podrían también serlo? ¿Qué actitudes de las señaladas en las lecturas de hoy podrían ayudarnos para lograrlo?

5.- Nosotros podemos transformar concretamente nuestras actitudes y, por tanto, las variadas situaciones familiares que vivimos para acoger el anuncio de la Palabra. Se trata de hacer presentes aquellas actitudes muy humanas que pueden hacer la vida familiar más conforme al plan de Dios: gratitud, lealtad, obediencia, generosidad, afabilidad, etc. Actitudes que deben ser asumidas por todos los miembros de la familia, especialmente hacia las personas más necesitadas de amor activo en el núcleo familiar. Los ejemplos dependerán de las circunstancias de los oyentes, pero han de llevar a un compromiso real de cambio.

Antonio Díaz Tortajada

Navidad es familia

1.- Cuando, mucho se habla de algo, es porque se valora. La Sagrada Familia, escasamente suscitaría interés alguno en aquel momento histórico donde la situamos. ¿A quién iba afectar tres personajes pobres y humildes, sin más trascendencia que unos signos que, unos simples pastores o unos legendarios reyes, decían haber oído o visto?

Siglos después, aún siendo bandera discutida por algunos, vemos que, la familia, aporta –además de amor- seguridad y paz a nuestra sociedad, equilibrio a las personas, transmisión de valores a los que la cuidan la alimentan y la potencian.

Algo de bueno tiene que tener la familia cuando, hasta el mismo Dios, decidió nacer en medio de ella.

No nacemos aprendidos. Todos necesitamos de unos puntos que den consistencia a nuestra madurez afectiva, social, económica y también religiosa. Precisamente por ello, la Sagrada Familia, se convirtió en ese lugar idóneo donde Jesús –además de la inspiración divina- bebería los primeros sorbos del amor a Dios; sentiría los primeros coletazos de la muerte de los más allegados a su familia; aportaría su trabajo y su dinamismo para que, aquella singular y sagrada casa, siguiera adelante.

A Jesús lo vemos tan perfecto y tan “señor” que, sin darnos cuenta, podemos correr el riesgo de desgajarlo o separarlo de una bonita realidad: nació, creció, vivió, trabajó y perteneció a una familia formada por José, María y El mismo.

Y, entre Navidad y Año Nuevo, puede que esta fiesta pase desapercibida. Pero, en muchos hogares cristianos, es la estampa más codiciada, querida y expuesta con motivo de la Navidad: en Belén no puede faltar Jesús, José y María.

Eran tres pero, en el amor, eran todo uno. Ese es el secreto que le hace a una familia salir de sí misma y triunfar: el amor.

Eran tres pero, desde el amor, formaban una sola realidad. Esa es la grandeza del Misterio de Belén. El amor es capaz de fusionarlo todo.

Eran tres pero, por amor, supieron dar cabida a una mano misteriosa que guió desde el principio hasta el fin, las aventuras y desventuras, avatares y gozos, idas y venidas de esta familia.

2.- Hoy, al divisar a la Sagrada Familia, tenemos que reconocer que supone una interpelación, una denuncia seria a nuestra sociedad y a nuestro mundo. No estamos acostumbrados a cimentarlo todo en el amor; los intereses y los individualismos, los caprichos y el deseo de conocer “algo más”, el afán de tener o la impaciencia, la falta de amplitud de miras o el salvaguardar la fidelidad son aspectos, entre otros, que ponen en peligro muchas parejas que decidieron unirse para siempre pero que se quedaron a mitad de camino.

Por ello mismo, la Sagrada Familia, es un ejemplo para animar a tantos amigos nuestros, a tantos vecinos y conocidos nuestros para que sigan progresen en ese empeño. Por más que se empeñen en vender lo contrario, son muchos más los jóvenes, los mayores, los matrimonios que siguen adelante que –aquellos otros- que han visto truncado su amor. Pero, la familia feliz, por lo visto no interesa. O, tal vez, la familia feliz “no vende” primeras páginas en los periódicos, televisión, revistas de corazón o radio. Esto, de todas formas, no es nuevo. Tampoco, la Sagrada Familia, interesó en su momento.

La Sagrada Familia es un ejemplo de cómo hay que enfrentarse a las dificultades, a las soledades, a las pruebas, a los sufrimientos.

3.- La Sagrada Familia es un canto a la sencillez y la confianza en el otro. José se fió de María; María confió en José y Jesús se fió y confió en los dos.

Una de las cosas que más me impresionan de esta “original familia” es que se dejaron guiar al cien por cien por Dios.

Los que estamos, día a día, en la primera línea de la evangelización, vemos el drama que supone detectar como, la familia, no es cadena de transmisión del valor de la fe.

La asignatura pendiente de la coyuntura actual, por lo menos a nivel pastoral, es el despertar en nuestras familias el gusto, el apetito, el orgullo por las cosas de Dios. Con razón, alguien ha dicho, que o la familia interviene en el futuro de la fe, o será difícil que las generaciones del mañana conozcan a ese Jesús que nació en Belén y que tantas pasiones, música, escritos, arte y poemas, en su nombre, han salido a la luz.

Javier Leoz

Educar en la fe en nuestros días

El pasaje de Lucas termina diciendo: «El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él».

Cuando hablamos hoy de «educar en la fe», ¿qué queremos decir? En concreto, el objetivo es que los hijos entiendan y vivan de manera responsable y coherente su adhesión a Jesucristo, aprendiendo a vivir de manera sana y positiva desde el Evangelio.

Pero hoy día la fe no se puede vivir de cualquier manera. Los hijos necesitan aprender a ser creyentes en medio de una sociedad descristianizada. Esto exige vivir una fe personalizada, no por tradición, sino fruto de una decisión personal; una fe vivida y experimentada, es decir, una fe que se alimenta no de ideas y doctrinas, sino de una experiencia gratificante; una fe no individualista, sino compartida de alguna manera en una comunidad creyente; una fe centrada en lo esencial, que puede coexistir con dudas e interrogantes; una fe no vergonzante, sino comprometida y testimoniada en medio de una sociedad indiferente.

Esto exige todo un estilo de educar hoy en la fe donde lo importante es transmitir una experiencia más que ideas y doctrinas; enseñar a vivir valores cristianos más que el sometimiento a unas normas; desarrollar la responsabilidad personal más que imponer costumbres; introducir en la comunidad cristiana más que desarrollar el individualismo religioso; cultivar la adhesión confiada a Jesús más que resolver de manera abstracta problemas de fe.

En la educación de la fe, lo decisivo es el ejemplo. Que los hijos puedan encontrar en su propio hogar «modelos de identificación», que no les sea difícil saber como quién deberían comportarse para vivir su fe de manera sana, gozosa y responsable.

José Antonio Pagola

Comentario al evangelio – San Esteban

Estamos de lleno en la llamada “octava de navidad”: siete días para seguir celebrando el Misterio… para no hacer duelo (¡litúrgicamente no se permiten las misas de difuntos estos días!) Y sin embargo la Iglesia quiere recordar justamente hoy a san Esteban protomártir (primero de los mártires), es decir: alguien que llegó a entregar la vida por este Jesús que hoy nace en Belén. Poco que ver con adornos navideños huecos y cantos bobalicones. La cosa es seria, muy seria…

El “valor” no está solo en que entregó la vida, sino que dicen de él que vivía “lleno de gracia y poder del Espíritu de Dios”. Cuando las cosas iban tan mal que todos le rodeaban para apedrearlo, fue capaz de fijar su mirada en Cristo, entregarle su espíritu (lo más profundo de sí mismo) y perdonar a los enemigos. Actitudes muy navideñas o al menos, muy evangélicas. Actitudes que no se improvisan si no van cuajando día a día en una vida cotidiana “llena de gracia y de poder del Espíritu de Dios”.

La fiesta de hoy nos invita a pensar una vez más en quién y en qué hemos puesto nuestra confianza… pero de verdad, no sólo de palabra. Preguntémonos a quién acudimos cuando estamos en apuros (rodeados de gente que quiere apedrearnos), en quién nos apoyamos cuando no podemos más, a quién volvemos la mirada en busca de luz… Ojalá, en alguna medida, Cristo El Señor, el Niño de Belén, el Dios de nuestra historia y nuestra vida, se encuentre también ahí y no sólo en las tarjetas navideñas de estos días…