Comentario – Día V de la Octava de Navidad

Hoy me limito a transcribiros el comentario que hace el papa a este pasaje de Lucas en su libro sobre la infancia de Jesús. Dice así: «En el cuadragésimo día hay tres acontecimientos: la purificación de María, el rescate del hijo primogénito Jesús (mediante un sacrificio prescrito por la Ley) y la presentación de Jesús en el templo».

En el Libro del Levítico se establece que una mujer, después de dar a luz un varón, es impura (es decir, excluida de las prácticas litúrgicas) durante 7 días; el octavo día el niño ha de ser circuncidado, y la mujer deberá quedarse en casa todavía treinta y tres días para purificar su sangre (Lv 12,1-4). Después debe ofrecer un sacrificio de purificación, un cordero como holocausto y un pichón o una tórtola como sacrificio expiatorio. Los pobres sólo tienen que ofrecer dos tórtolas o dos pichones.

María ofreció el sacrificio de los pobres (Lc 2,24). Lucas, cuyo Evangelio está impregnado todo él por una teología de los pobres y de la pobreza, nos da a entender aquí, una vez más de manera inequívoca, que la familia de Jesús se contaba entre los pobres de Israel; nos hace comprender que precisamente entre ellos podía madurar el cumplimiento de la promesa. También aquí nos percatamos nuevamente de lo que quiere decir: nacido bajo la Ley; y qué significa el que Jesús diga al Bautista que debe cumplirse toda justicia (Mt 3,15). María no necesita ser purificada por el parto de Jesús: este nacimiento trae la purificación del mundo. Pero ella obedece la Ley y sirve justamente así al cumplimiento de las promesas.

El segundo acontecimiento del que se trata es el rescate del primogénito, que es propiedad incondicional de Dios. El precio del rescate era de 5 siclos y se podía pagar en todo el país a cualquier sacerdote.

Lucas cita ante todo explícitamente el derecho a reservarse al primogénito: Todo primogénito varón será consagrado (es decir, perteneciente) al Señor (Lc 2,23; Ex 13,2; 13,12). Pero lo singular de su narración consiste en que luego no habla del rescate de Jesús, sino de un tercer acontecimiento, de la entrega (presentación) de Jesús. Obviamente, quiere decir: este niño no ha sido rescatado y no ha vuelto a pertenecer a sus padres, sino todo lo contrario: ha sido entregado personalmente a Dios en el templo, asignado totalmente como propiedad suya. La palabra paristánai, traducida aquí como presentar, significa también ofrecer, referido a lo que ocurre con los sacrificios en el templo. Suena aquí el elemento del sacrificio y el sacerdocio.

Sobre el acto del rescate prescrito por la Ley, Lucas no dice nada. En su lugar se destaca lo contrario: la entrega del Niño a Dios, al que tendrá que pertenecer totalmente. Para ninguno de dichos actos prescritos por la Ley era necesario presentarse en el templo. Para Lucas, sin embargo, es esencial precisamente esta primera entrada de Jesús en el templo como lugar del acontecimiento. Aquí, en el lugar del encuentro entre Dios y su pueblo, en vez del acto de recuperar al primogénito, se produce el ofrecimiento público de Jesús a Dios, su Padre.

A este acto cultual, en el sentido más profundo de la palabra, sigue en Lucas una escena profética. El viejo profeta Simeón y la profetisa Ana -movidos por el Espíritu de Dios- se presentan en el templo y saludan como representantes del Israel creyente al Mesías del Señor (Lc 2,26).

A Simeón se le describe con tres cualidades: es justo, es piadoso y espera la consolación de Israel. En la reflexión sobre la figura de san José hemos visto lo que es un hombre justo: un hombre que vive en y de la Palabra de Dios, vive en la voluntad de Dios, tal como está descrita en la Torá. Simeón es piadoso, vive en una íntima apertura personal hacia Dios. Está interiormente cerca del templo, vive en el encuentro con Dios y espera la consolación de Israel. Vive orientado hacia lo que redime, hacia quien ha de venir.

En la palabra consolación (paráklesis) resuena la palabra de Juan sobre el Espíritu Santo. Él es el Paráclito, el Dios consolador. Simeón es uno que espera y aguarda, y justamente así se posa ya ahora en él el Espíritu Santo. Podríamos decir que es un hombre espiritual y, por tanto, sensible a las llamadas de Dios, a su presencia. Por eso habla ahora también como profeta. En un primer momento toma al Niño Jesús en sus brazos y bendice a Dios diciendo: Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz (Lc 2,29).

En este himno se hacen dos afirmaciones cristológicas. Jesús es luz para alumbrar a las naciones, y existe para la gloria de tu pueblo, Israel (Lc 2,32). Ambas expresiones están tomadas del profeta Isaías; la de luz para iluminar a las naciones proviene del primer y del 2º canto del Siervo del Señor (Is 42,6; 49,6). Jesús es identificado así como el siervo de Dios, que en el profeta aparece como una figura misteriosa que remite al futuro. La esencia de su misión conlleva la universalidad, la revelación a las naciones, a las que el siervo lleva la luz de Dios.

Simeón, con el niño en brazos, tras haber alabado a Dios, se dirige con una palabra profética a María, a la que, después de las muestras de alegría por el niño, anuncia una especie de profecía de la cruz (Lc 2,34s). Jesús está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción. Al final le dirige a la madre una predicción muy personal: Y a ti, una espada te traspasará el alma. La teología de la gloria está indisolublemente unida a la teología de la cruz. Al siervo de Dios le corresponde la gran misión de ser el portador de la luz de Dios para el mundo. Pero esta misión se cumple precisamente en la oscuridad de la cruz.

Como trasfondo de la palabra sobre los muchos que caen y se levantan está la alusión a una profecía tomada de Is 8,14, en la cual se indica a Dios mismo como una piedra en la que se tropieza y se cae. Así, justamente en el oráculo sobre la Pasión, aparece la profunda relación de Jesús con Dios mismo. Dios y su Palabra -Jesús, la palabra viva de Dios- son signos e incitan a la decisión. La oposición del hombre contra Dios recorre toda la historia. Jesús se revela como el verdadero signo de Dios, precisamente tomando sobre sí, atrayendo hacia sí la oposición contra Dios hasta la oposición de la cruz.

Aquí no se habla del pasado. Todos nosotros sabemos hasta qué punto Cristo es hoy signo de una contradicción que, en último análisis, apunta a Dios mismo. Dios es considerado una y otra vez como el límite de nuestra libertad, un límite que se ha de abatir para que el hombre pueda ser totalmente él mismo. Dios, con su verdad, se opone a la multiforme mentira del hombre, a su egoísmo y a su soberbia.

Dios es amor. Pero también se puede odiar el amor cuando éste exige salir de uno mismo para ir más allá. El amor no es una romántica sensación de bienestar. Redención no es wellness, un baño en la autocomplacencia, sino una liberación del estar oprimidos en el propio yo. Esta liberación tiene el precio del sufrimiento de la cruz. La profecía de la luz y la palabra acerca de la cruz van juntas.

Como hemos visto, este oráculo sobre el sufrimiento se hace finalmente muy concreto; una palabra dirigida directamente a María: Y a ti, una espada te traspasará el alma (Lc 2,35). La oposición contra el Hijo afecta también a la Madre e incide en su corazón. La cruz de la contradicción, que se ha hecho radical, se convierte en ella en una espada que le traspasa el alma. De María podemos aprender la verdadera compasión, libre de sentimentalismo alguno, acogiendo el dolor ajeno como sufrimiento propio.

 

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID
Dr. en Teología Patrística

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Vísperas – Día V dentro de la Octava de Navidad

VÍSPERAS

DÍA V DENTRO DE LA OCTAVA DE NAVIDAD

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

El mal se destierra,
ya vino el consuelo:
Dios está en la tierra,
ya la tierra es cielo.

Ya el mundo es trasunto
del eterno bien,
pues está en Belén
todo el cielo junto.

Ya no habrá más guerra
entre cielo y suelo:
Dios está en la tierra,
ya la tierra es cielo.

Ya baja a ser hombre
porque subáis vos,
ya están hombre y Dios
en un solo hombre.

Ya muere el recelo
y el llanto se cierra:
Dios está en la tierra,
ya la tierra es cielo.

Ya el hombre no tiene
sueños de grandeza,
porque el Dios que viene
viene en la pobreza.

Ya nadie se encierra
en su propio miedo:
Dios está en la tierra,
ya la tierra es cielo. Amén.

SALMO 109: EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE

Ant. Eres príncipe desde el día de tu nacimiento entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora.

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.

Señor, mis ojos están vueltos a ti,
en ti me refugio, no me dejes indefenso;
guárdame del lazo que me han tendido,
de la trampa de los malhechores.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Eres príncipe desde el día de tu nacimiento entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora.

SALMO 129: DESDE LO HONDO, A TI GRITO, SEÑOR

Ant. Del Señor viene la misericordia y la redención copiosa.

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.

Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Del Señor viene la misericordia y la redención copiosa.

CÁNTICO del COLOSENSES: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CRIATURA

Ant. En el principio, antes de los siglos, la Palabra era Dios, y hoy esta Palabra ha nacido como Salvador del mundo.

Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de Él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por Él y para Él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en Él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en Él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por Él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. En el principio, antes de los siglos, la Palabra era Dios, y hoy esta Palabra ha nacido como Salvador del mundo.

LECTURA: 1Jn 1, 1-3

Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos: la Palabra de la vida (pues la vida se hizo visible), nosotros la hemos visto, os damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba con el Padre y se nos manifestó. Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos, para que estéis unidos con nosotros en esa unión que tenemos con el Padre y con su Hijo Jesucristo.

RESPONSORIO BREVE

R/ La Palabra se hizo carne. Aleluya, Aleluya.
V/ La Palabra se hizo carne. Aleluya, Aleluya.

R/ Y acampó entre nosotros.
V/ Aleluya, Aleluya.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ La Palabra se hizo carne. Aleluya, Aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El Rey del cielo ha querido nacer de una virgen para llevar a su reino al hombre, que se había extraviado.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Rey del cielo ha querido nacer de una virgen para llevar a su reino al hombre, que se había extraviado.

PRECES

Acudamos a Dios Padre, que ungió a su Unigénito con el Espíritu Santo para que anunciara la salvación a los pobres, y digámosle:

Dios de misericordia, ten piedad de nosotros.

Dios eterno y lleno de misericordia, que quieres que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, te damos gracias porque has enviado a tu Hijo al mundo
— y te pedimos que todos los hombres puedan alegrarse de su nacimiento.

Tú que has enviado a Cristo para anunciar la salvación a los pobres, la liberación a los oprimidos y para proclamar un tiempo de gracia,
— concede al mundo entero la liberad y la paz.

Tú que iluminaste a los sabios de Oriente y los encaminaste para que adoraran a tu Hijo,
— ilumina nuestra fe y acepta la ofrenda de nuestra oración.

Tú que convocas a todos los hombres y, sacándolos del dominio de las tinieblas, los trasladas al reino de tu Hijo querido, para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble,
— haz que demos siempre testimonio de tu Evangelio.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que quisiste que Cristo, nacido en Belén, fuera luz para alumbrar a las naciones,
— haz que la luz eterna brille sobre nuestros difuntos.

Confiemos nuestras súplicas a Dios, nuestro Padre, terminando esta oración con las palabras que el Señor nos enseñó:
Padre nuestro…

ORACION

Dios todopoderoso, a quien nadie ha visto nunca, tú que has disipado las tinieblas del mundo con la venida de Cristo, la luz verdadera, míranos complacido, para que podamos cantar dignamente la gloria del nacimiento de tu Hijo. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

Lectio Divina – Día V de la Octava de Navidad

1.-Oración introductoria.

Hoy quiero hacer mi oración muy cerca de María. Me impresionan mucho las palabras que le dijo Simeón: “Una espada atravesará tu alma”. María vivió siempre con el “alma atravesada”. Es la espada cruel de la “sospecha”. Sabe que su Hijo no va a terminar bien y sospecha que la muerte le puede venir en cualquier momento. Señor, hoy te pido por tantas madres que sufren en silencio los fines de semana, cuando los hijos están por la noche fuera de casa. Siempre sospechan lo peor. ¿Vendrá o no vendrá?  Acuértate, Señor, del sufrimiento de tantas madres.

2.- Lectura reposada del Evangelio. Lucas 2, 22-35

Cuando se cumplieron los días de la purificación de María, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor. Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel. Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de Él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción, y una espada te atravesará el alma a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.

3.- Lo que dice la Palabra.

Meditación-reflexión.

Una de las mejores alabanzas que le dice la Biblia a Simeón es que “En él estaba el Espíritu Santo”. Como estaba también en María, la madre de Jesús. Al Espíritu Santo se le compara con el viento.  Y el viento es “aire en movimiento”. El Espíritu no está parado, está siempre moviéndose, inspirando, sugiriendo, elevándonos hacia lo alto, lo bello, lo auténtico, lo maravilloso. Me imagino que el Niño Jesús pasaría por las manos de los sacerdotes y encargados del templo “como un niño más”. Pero al llegar a las manos de Simeón, este ancianito se estremece, se llena de gozo y hasta llega a perder el miedo a morir. “Ahora ya puedo morir tranquilo”. Todos los días Jesús en la Eucaristía pasa por nuestras manos, por nuestra garganta, y llega a nuestro corazón. ¡Y no pasa nada!…  Situviéramos la fe de Simeón nos llenaríamos de asombro, caeríamos de bruces ante esa “enormidad”. Y nos quedaríamos un buen rato “adorando” “amando” “alabando” “agradeciendo”.

Palabra autorizada del Papa Francisco

“El Pueblo de Dios es invitado en cada época histórica a contemplar esta luz. Luz que quiere iluminar a las naciones. Así, lleno de júbilo, lo expresaba el anciano Simeón. Luz que quiere llegar a cada rincón de esta ciudad, a nuestros conciudadanos, a cada espacio de nuestra vida. “El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz”. Una de las particularidades del pueblo creyente pasa por su capacidad de ver, de contemplar en medio de sus “oscuridades” la luz que Cristo viene a traer. Ese pueblo creyente que sabe mirar, que sabe discernir, que sabe contemplar la presencia viva de Dios en medio de su vida, en medio de su ciudad. Con el profeta hoy podemos decir: el pueblo que camina, respira, vive entre el “smog”, ha visto una gran luz, ha experimentado un aire de vida. […] ¿Cómo es esta luz que transita nuestras calles? ¿Cómo encontrar a Dios que vive con nosotros en medio del “smog” de nuestras ciudades? ¿Cómo encontrarnos con Jesús vivo y actuante en el hoy de nuestras ciudades pluriculturales? (Homilía de S.S. Francisco, 26 de septiembre de 2015).

4.- Qué me dice a mí este texto. (Silencio).

5.-Propósito. Celebrar hoy la Eucaristía como si fuera la última de mi vida.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, Simeón y Ana esperaron toda la vida para verte y yo tengo la suerte de tenerte presente cada día por la gracia y de una manera especial en la celebración de la Eucaristía.  Ayúdame a valorar esta presencia tuya de modo que cada mañana mi corazón quede estremecido y esta presencia tuya me acompañe a lo largo de todo el día.

ORACIÓN EN TIEMPO DE LA PANDEMIA

Señor Resucitado: Mora en cada uno de nuestros corazones, en cada enfermo del hospital, en todo el personal médico, en los sacerdotes, religiosos y religiosas dedicados a la pastoral de la salud,  en los gobernantes de las naciones y líderes cívicos, en la familia que está en casa, en nuestros abuelos, en la gente encarcelada, afligida, oprimida y maltratada, en personas que hoy no tienen un pan para comer, en aquellos que han perdido un ser querido a causa del coronavirus u otra enfermedad. Que Cristo Resucitado nos traiga esperanza, nos fortalezca la fe, nos llene de amor y unidad, y nos conceda su paz. Amén

Un año más, un año menos

1.- Hoy por el retrovisor del coche de la vida vemos alejarse el paisaje del año 2020 y se abre ante nosotros el 2021. En el año 2020 hemos corrido tanto sobre el césped de los campos de fútbol entre tarjetas amarillas y rojas… y broncas. Nos hemos traído un trajín tan grande yendo y viniendo de un tribunal a otro, citando y descitando a unos y a otros a declarar, que yo creo que la mayoría de nosotros sin habernos movido estamos a punto de desfallecer.

Y nos queda a todos la duda de si tenemos un año más o un año menos. Si hemos vivido el año 2020 o nos lo han hecho vivir con respiración asistida, entubados, atados a la cama.

Si hemos vivido energéticamente aun subiendo a contracorriente como los salmones o nos ha arrastrado corriente abajo como cantos rodados sin vida. ¿No habremos despachado el año 2020 como un asunto administrativo que con el último sello se archiva?

2.- Los políticos y los economistas miran al año 2021 con un optimismo que no comparten las amas de casa porque el recibo de la luz no les va a costar mucho más, solo un poquito más, que ya es algo en la llamada sociedad del bienestar. Pero lo importante no es lo que en la bruma del año 2020 nos espera, sino nuestra actitud ante lo que venga. Si vamos a continuar con el pasotismo del 2020 haciendo del 2021 una desvaída fotografía de otros años.

3.- ¿Y dónde vamos a encontrar luz y fuerzas para el año 2020 sea algo nuevo, algo original en nuestras vidas? Bueno estamos, aquí y ahora, en una clase de economía, ni de política, interior o exterior, no hemos venido a discutir los presupuestos de la Unión Europea. Estamos reunidos como hermanos ante Dios, ante una sencilla virgen nazaretana con el Niño Dios en los brazos.

¿Y que lecciones nos dan Él y Ella?… Que empecemos a levantarnos un poco de nuestra rastrera vida humana que vivimos. Y tratando de vivir en plenitud los valores espirituales tendremos que confesar lo que los obispos de España vienen diciendo desde hace tiempo y que pura verdad: que nos hemos paganizado.

Y la otra lección, que es la misma aunque parezca distinta, es que una sola cosa es necesaria: que con mucho menos de lo que cada uno tenemos se puede ser feliz, porque la felicidad no está en tener mucho, ni aspirar a mucho, sino en saber gozar con agradecimiento de lo poco que tengamos, de vivir con alegría el momento presente.

Y esto nos abre las puertas del corazón al único camino cristiano que es pasar por el año 2021 haciendo el bien a los demás. Siendo la sonrisa de Dios en el mundo, siendo las manos visibles de Dios en el mundo, siendo el corazón de Dios en el mundo.

4.- ¿Queréis saber por qué creo yo que estamos llevando un cristianismo tan debilucho y amodorrado? Porque no comemos. El Señor nos dejó dicho que su Cuerpo y su Palabra son pan. Era judío, si quería dar importancia a lo que decía nunca debió decir pan, sino cordero, el alimento más típico de su cultura. Pero lo llama pan porque el cordero era alimento de las grandes fiestas y el pan, de cada día.

¿Os imagináis cómo estaríamos vosotros y yo sin comer nada desde el domingo pasado? A gatas. Pues a gatas estamos llevando nuestro cristianismo por habernos empeñado en comer sólo los domingos. Necesitamos todos, un refuerzo espiritual grande, comulgando entre semana, leyendo meditativamente los evangelios. Eso es lo que necesitamos, más que uno de esos complejos vitamínicos que tan de moda están ahora.

José María Maruri, SJ

Comentario – Día V dentro de la Octava de Navidad

(Lc 2, 22-35)

La figura del anciano Simeón simboliza las esperanzas y los deseos más profundos del hombre que se realizan en el encuentro con la salvación. No se trata sólo del honor de ver la salvación. No se trata sólo del honor de ver la salvación que llega, sino del encuentro con alguien, que es el Salvador. Y no es sólo verlo, presenciar su llegada, sino también disfrutarlo, tenerlo entre los brazos, tocarlo.

Simeón esperaba el “consuelo” para su pueblo, y en su encuentro con Jesús alcanza el consuelo más profundo de su corazón. Y así como “nadie puede ver a Dios y seguir viviendo”, Simeón afirma que luego de haber visto la luz del Salvador, reflejo de la gloria divina, ya no tiene nada que esperar y puede morir en paz.

El anciano Simeón nos hace recordar que el paso de los años no es necesariamente un puro desgaste, porque puede darnos una sabiduría y una luz que nos permiten ver lo que otros no advierten. Con el paso del tiempo Simeón se fue dejando poseer por el Espíritu Santo “que estaba en él” (v. 25), y así el Espíritu Santo le dio el privilegio de ver lo que muchos quisieron ver y no pudieron.

Simeón se alegra por el niño, pero advierte que será “signo de contradicción”, y anuncia a María que “una espada atravesará su corazón” (2, 35). Porque ella, una mujer amante de su pueblo (1, 54-55), tendrá que sufrir el tremendo dolor de ver a su hijo querido asesinado, y no precisamente por los extranjeros, sino por ese mismo pueblo. Ella, una mujer piadosa y cumplidora de la ley (2, 22), deberá ver a su hijo perseguido por los sacerdotes y los jefes religiosos que ella respetaba religiosamente.

Oración:

“Señor, dame la gracia de gozar en tu presencia, de reconocer que estás, pero también de experimentar el consuelo y el gozo de tenerte. Concede a todos los cristianos reconocer que la salvación tan esperada ya ha llegado, está verdaderamente entre nosotros”.

 

VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
El Evangelio de cada día

Sacrosanctum Concilium – Documentos Vaticano II

Concelebración

57. § 1. La concelebración, en la cual se manifiesta apropiadamente la unidad del sacerdocio, se ha practicado hasta ahora en la Iglesia, tanto en Oriente como en Occidente. En consecuencia, el Concilio decidió ampliar la facultad de concelebrar en los casos siguientes:

1°  a) El Jueves Santo, tanto en la Misa crismal como en la Misa vespertina.
b) En las Misas de los concilios, conferencias episcopales y s
ínodos.

     c) En la misa de la bendición de un abad.

2° Además, con permiso del ordinario, al cual pertenece juzgar de la oportunidad de la concelebración.
a) En las Misa conventual y en la Misa principal de las iglesias, cuando la utilidad de los fieles no exija que todos los sacerdotes presentes celebren por separado.
b) En las Misas celebradas con ocasión de cualquier clase de reuniones de sacerdotes, lo mismo seculares que religiosos. 

§ 2.1° Con todo, corresponde al Obispo reglamentar la disciplina de la concelebración en la diócesis.
2° Sin embargo, quede siempre a salvo para cada sacerdote la facultad de celebrar la Misa individualmente, pero no al mismo tiempo ni en la misma Iglesia, ni el Jueves de la Cena del Señor.

El don precioso de la paz

1. – Hoy es un día de fiesta por muchos motivos: celebramos la maternidad divina de María, el comienzo del año civil y la Jornada Mundial de la Paz. El tema principal es el primero, pues estamos en ambiente navideño -octava de Navidad- y desde hace siglos honramos a María con su mejor título: Madre de Dios. Por eso ella tiene un papel fundamental en el misterio del nacimiento del Mesías. Ella y José, pues ambos estaban junto al Niño cuando llegaron corriendo los pastores. Todos -según los evangelios no había muchas personas en aquel establo de Belén- se admiraban de lo que se decía de aquel Niño. Al decir todos se referían, supongo, a José y María, quien conservaba todas estas cosas «meditándolas en su corazón». Una vez más se nos muestra la fe y la humildad de María, tal como se manifestó en el momento de la Anunciación y cuando entonó el Magnificat en la visita a su prima Isabel. Por eso le pedimos, con Juan Pablo II: «Tú maría, Virgen de la espera y del cumplimiento, que conservas el secreto de la Navidad, haznos capaces de reconocer en el Niño que estrechas en tus brazos al Salvador anunciado, que trae a todos la esperanza y la paz».

2. – El texto del evangelio de Lucas termina con el relato de la circuncisión. Es un rito que expresa las raíces judías de Jesús, el entronque con las promesas de los profetas del Antiguo Testamento. Jesús nació bajo la Ley, pero vino a rescatar a los que estaban bajo la Ley, para convertirles en hijos de adopción. Todos hemos sido rescatados por Jesús, pues El es nuestro hermano. Ahora ya podemos llamar a Dios «¡Abbá!», Padre. Confieso que es la mejor noticia que podía recibir: Dios es mi padre, que me quiere, me mima, me perdona, está pendiente de mí, me guía por el buen camino. ¿Por qué temer, si Dios me acompaña siempre? En una ocasión escuché de labios de un joven musulmán recién convertido que lo que más le había impresionado de la fe cristiana es el concepto de Padre, el poder dirigirse a Dios con la confianza de un hijo querido. Creo que no nos damos cuenta de la grandeza y el gozo que produce esta gran noticia, saber que Dios es mi Padre. Eliminemos de nuestras creencias el temor o el miedo, pues no tiene sentido en aquél que cree en el Dios revelado por Jesús. El nombre que recibe el Niño-Dios indica cuál es su misión; en aquel tiempo no se le ponía el nombre por casualidad o porque le gustase mucho al padre. Jesús significa «Dios salva», es decir Dios está a favor nuestro. La religión del miedo no es cristiana, sólo es verdadera la religión del amor.

3.- El mensaje de la Jornada Mundial de la Paz de este año es «En la verdad, la paz». Desde Pablo VI viene celebrándose esta Jornada el primer día del año. La cuestión de la verdad es muy importante para el Papa Benedicto XVI, que la recuerda constantemente en su magisterio. La verdad de la paz sigue estando en peligro y negada de manera dramática por el terrorismo que, con sus amenazas y acciones criminales es capaz de tener al mundo en estado de ansiedad e inseguridad. Las causas del terrorismo señala el Papa son «el nihilismo, por una parte, y el fundamentalismo fanático, por otra». Los nihilistas niegan la existencia de cualquier verdad, los fundamentalistas se creen los únicos poseedores de la verdad. El Papa propone la ayuda a los países pobres, en lugar de la entrega de armas. Sólo la justicia es el camino de la paz. Benedicto XVI está convencido que el diálogo y la moral son los medios adecuados para conseguir el precioso don de la paz. Sólo se puede conseguir si el centro del desarrollo económico, social y cultural de cada comunidad está en el respeto por la vida y por la dignidad de cada persona humana.

4- Este es un día para dar gracias a Dios. Gracias por todo lo que hemos vivido en este año que terminamos, gracias por lo que viviremos en el año que comienza, gracias por todo lo nuevo que aparece en nuestra vida. Le pedimos a Dios que todos los buenos deseos que tenemos y que nos decimos en el Nuevo Año sepamos hacerlos realidad. Hacemos nuestro propósito de favorecer todo lo que ayude a que haya más felicidad para todos, amigos y desconocidos. Hacemos nuestros los deseos de la bendición de la primera lectura: «Que el Señor te bendiga y te proteja, ilumine tu rostro y te conceda su favor; el Señor se fije en ti y te conceda la paz». Este es nuestro deseo: «Paz y bien para todos».

José María Martín OSA

Música – Domingo II de Navidad

Entrada: Hoy la paz bajó del cielo (Apendice) Adeste fideles: CLN 51; Queremos construir una ciudad en paz CLN-732; Madre del Salvador CLN-313­
Introito: (En latin) Salve sancta parens  
Gloria: De Palazón; Se podría cantar la Misa de la Virgen: Cum iubilo.
Salmo y Aleluya: El Señor tenga piedad y nos bendiga (Propio).
Ofertorio: Salve madre CLN 309; Santa Maria (Liturgia de las Horas) Navidad Nº 21;  
Santo de Palazon:
Comunión: Altísimo Señor (Cantos varios) ; Se alegra mi espiritu (Cantos varios) Noche de Dios CLN 53;
Final  Alma  Redemptoris(L de las Horas; Adviento: La  Virgen sueña caminos CLN 16

Recursos – Ofertorio Domingo II de Navidad

PRESENTACIÓN DE UN ELEMENTO SIGNIFICATIVO DE ACAMPAR

(Hace la ofrenda uno de los o las jóvenes de la comunidad. Si en la comunidad no hubiere una tienda de campaña, ésta podría ser sustituida por un saco de dormir, una cantimplora o cualquier objeto de los que se usan en una acampada)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, te traigo esta tienda de campaña, en nombre de cuantos formamos esta comunidad. Es símbolo más del estilo juvenil, acostumbrados y acostumbradas a las acampadas y colonias. Sin embargo, con ella queremos ofrecerte el talante de nuestra comunidad y de cada uno de nosotros y de nosotras. Sabemos que vivimos en tierra extraña y que caminamos hacia tu Reino. Pero sabemos también que, como tu Hijo que plantó su tienda entre nosotros, no caminamos por esta tierra sin que nos interese nada. Al contrario, los dolores, esperanzas y alegrías de los hombres y mujeres son, también, los nuestros, y queremos luchar con todos ellos por su liberación.

PRESENTACIÓN DE UNA LÁMPARA DE CAMPING

(Lo puede hacer cualquiera de las personas adultas de la comunidad. Debe estar encendida y se situará junto a las velas que lucen sobre el altar)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Yo te traigo, Señor, esta lámpara de camping que ha presidido más de una velada de nuestras vacaciones. Ha lucido en la noche para iluminar nuestra convivencia. Y ahora te la ofrezco como símbolo del deseo que tenemos, como comunidad y como individuos, de ser luz en medio de nuestra sociedad y nuestro mundo, tal como lo fue tu Hijo Jesucristo para todos nosotros y nosotras.

PRESENTACIÓN DE UNAS GAFAS

(Lo puede hacer una de las personas mayores de la comunidad, que las use habitualmente)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Mira, Señor, yo te traigo estas gafas, que me ayudan a leer y a ver, porque mi vista está ya, a causa de los años, cansada. Sin embargo, yo te las ofrezco ahora como compromiso del esfuerzo que hemos de hacer para fiarnos de la luz de tu Hijo Jesucristo. Aunque también, como recuerdo de que si Tú no nos regalas la fe, nos puede suceder lo que a tu antiguo pueblo que no reconoció al que vivió entre ellos. No permitas, Señor, que esto nos ocurra.

PRESENTACIÓN DE UN RECIPIENTE LLENO DE SAL

(Esta ofrenda la puede hacer una persona adulta de la comunidad)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te traigo, y lo hago en nombre personal y de la propia comunidad, este recipiente lleno de sal, como símbolo de nuestra presencia evangelizadora y transformadora del mundo. Igual que tantos hombres y mujeres evangelizadores a través de los tiempos, nosotros y nosotras queremos ser presencia misionera en este mundo, a pesar de las muchas dificultades con las que nos encontramos. Danos, sin embargo, tu gracia, porque sin ella nuestra sal se vuelve insípida.

PRESENTACIÓN DE UN RECIPIENTE CON LEVADURA

(Debe hacer la ofrenda un o una militante de la comunidad)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor y Padre nuestro, yo te traigo este pequeño recipiente lleno de levadura, una sustancia capaz de transformar una gran cantidad de masa. Y lo hago en nombre de los cristianos y cristianas militantes en esa lucha por crear una sociedad más humana, más igualitaria y más solidaria; esto es, más justa y para todos y todas. Muchos hombres y mujeres han sido un maravillo ejemplo de ese compromiso. Te volvemos a ofrecer sus vidas. Haznos a nosotros y a nosotras con capacidad de entrega y de servicio para seguir adelante en esa causa.

Oración de los fieles – Domingo II de Navidad

Llegan hasta hoy los ecos de la Navidad. La Palabra hecha carne, la Sabiduría eterna, se representan en ese Niño que crece en estatura, gracia y sabiduría. Por medio de Él te presentamos estas necesidades. Repetimos:

PADRE, SABIDURÍA ETERNA, ESCÚCHANOS.

1. – Por el Papa, los obispos, sacerdotes para que por medio de sus palabras, alcancemos a conocer a la Palabra. OREMOS

2. – Por los dirigentes de todas las naciones para que la Sabiduría de Dios guíe sus decisiones y así este mundo se asemeje cada vez más al Reino que Cristo vino a traernos. OREMOS

3.- Por los enfermos que sufren dolencias y enfermedades de larga duración, para que el Señor alivie sus males y recobren pronto la salud. OREMOS

4. – Por las familias, para el aquella familia de Belén les sirva de ejemplo de entrega y esperanza ante las adversidades de este mundo. OREMOS

5. – Por aquellos que, con motivo de estas fiestas, están entre nosotros para que su retorno a casa este acompañado por el Señor y lleguen con normalidad a sus lugares de origen. OREMOS

6.-Por todos los niños que en pocos días recibirán la visita de los Reyes Magos, para que la ilusión y la felicidad nunca se borre de sus caras. OREMOS

Padre, tu sabes mejor que nosotros nuestras necesidades, atiende con prontitud y largueza aquellas súplicas de tu pueblo. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor.

Amen.


Dios Padre Nuestro, en este Domingo Segundo después de Navidad te pedimos que el candor, la alegría y el amor del Niño Dios permanezcan en nosotros todo el año con nosotros. Y respondemos:

AYÚDANOS, SEÑOR, A QUE SIEMPRE SEA NAVIDAD

1.- Por el Papa Francisco, por el Obispo de nuestra diócesis (…) y todos los obispos de la Tierra para que al amor de la Navidad les guíe siempre. OREMOS

2.- Por nuestro párroco (…) y por todos los sacerdotes y diáconos del mundo para que atiendan a sus rebaños con solicitud total y sentido de servicio. OREMOS

3.- Por todos los consagrados y consagradas, por las monjas y los monjes, por los religiosos y religiosas para que crezcan en la fe, en la esperanza y en la caridad con la contemplación permanente de la Navidad. OREMOS

4.- Por los profesores, médicos, científicos que trabajen por el bien común y tampoco olviden al Niño de Belén. OREMOS

5.- Por los pobres, los enfermos, los desplazados y por aquellos que les domina la tristeza, para que sepan que el Niño Jesús ha venido a traer alegría a todos. OREMOS

6.- Por nosotros, presentes en esta Eucaristía, para que sepamos recodar la Navidad todos y cada uno de los días de nuestra existencia. OREMOS

Escucha Padre nuestras plegarias que con fe te presentamos

Por Jesucristo Nuestro Señor

Amén.