Oración preparatoria
Muéstrame, Señor, tus caminos, instrúyeme en tus sendas” (Sal 25,4). Señor, tu llamada es siempre nueva. Yo experimento dolorosamente que, a menudo, mis caminos no son los tuyos, y que mis pensamientos no son según la mentalidad de Dios. Te pido, Señor, un corazón pobre y humilde que se deje guiar y enseñar. Haz que cada día retome, con nuevo impulso, el camino de discipulado en tu escuela y, con gratitud, sepa acoger la medida de la luz que viene de Ti. Señor, abre mi oído, para que aprenda a escuchar como un/a verdadero/a discípulo/a. AMEN.
Mc 1, 14-20
«14Después de ser entregado Juan, [Jesús] fue a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios, 15diciendo: “El tiempo ha sido cumplido y está cerca el Reino de Dios; convertíos y creed en el Evangelio”.
16Y pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, porque eran pescadores. 17Y les dijo Jesús: “Venid detrás de mí y haré que lleguéis a ser pescadores de hombres”. 18E, inmediatamente, dejando las redes, le siguieron.
19Y yendo un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. 20E, inmediatamente, los llamó. Y, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, fueron detrás de él».
CONTEXTO
Este evangelio nos sitúa en los comienzos del ministerio de Jesús en Galilea. Tras el arresto de Juan Bautista, Jesús viene a proclamar la Buena Noticia del Reino de Dios, del Evangelio. Así se cumple la misión que Dios ha confiado a Juan. Él ha preparado el camino para la venida del Señor. Ahora se inicia el ministerio de Jesús. Después de su “arranque” en el bautismo, y su “confirmación” superando las tentaciones del desierto, Jesús comienza su proclamación (1,14-15) y, como primera señal de la cercanía del Reino, la llamada a los primeros discípulos (1,16-20). Después de nuestro texto sigue, en el evangelio de Marcos, una frenética actividad liberadora, evangelizadora, de Jesús.