Vísperas – Jueves V de Tiempo Ordinario

VÍSPERAS

JUEVES V TIEMPO ORDINARIO

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Éste es el tiempo en que llegas,
Esposo, tan de repente,
que invitas a los que velan
y olvidas a los que duermen.

Salen cantando a tu encuentro
doncellas con ramos verdes
y lámparas que guardaron
copioso y claro el aceite.

¡Cómo golpean las necias
las puertas de tu banquete!
¡Y cómo lloran a oscuras
los ojos que no han de verte!

Mira que estamos alerta,
Esposo, por si vinieres,
y está el corazón velando,
mientras los ojos se duermen.

Danos un puesto a tu mesa,
Amor que a la noche vienes,
antes que la noche acabe
y que la puerta se cierre. Amén.

 

SALMO 29: ACCIÓN DE GRACIAS POR LA CURACIÓN DE UN ENFERMO EN PELIGRO DE MUERTE

Ant. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por siempre.

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.

Señor, Dios mío, a ti grité,
y tú me sanaste.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.

Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo.

Yo pensaba muy seguro:
«no vacilaré jamás»
Tu bondad, Señor, me aseguraba
el honor y la fuerza;
pero escondiste tu rostro,
y quedé desconcertado.

A ti, Señor, llamé,
supliqué a mi Dios:
«¿Qué ganas con mi muerte,
con que yo baje a la fosa?

¿Te va a dar gracias el polvo,
o va a proclamar tu lealtad?
Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.»

Cambiaste mi luto en danzas,
me desataste el sayal y me has vestido de fiesta;
te cantará mi lengua sin callarse.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por siempre.

SALMO 31: ACCIÓN DE GRACIAS DE UN PECADOR PERDONADO

Ant. Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso e hombre a quien el Señor
no le apunta el delito.

Mientras callé se consumían mis huesos,
rugiendo todo el día,
porque día y noche tu mano
pesaba sobre mí;
mi savia se me había vuelto un fruto seco.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.

Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará.

Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación.

— Te instruiré y te enseñaré el camino que has de seguir,
fijaré en ti mis ojos.

No seáis irracionales como caballos y mulos,
cuyo brío hay que domar con freno y brida;
si no, no puedes acercarte.

Los malvados sufren muchas penas;
al que confía en el Señor,
la misericordia lo rodea.

Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: EL JUICIO DE DIOS

Ant. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.

LECTURA: Rm 8, 28-30

Alegraos de ello, aunque de momento tengáis que sufrir un poco, en pruebas diversas: así la comprobación de vuestra fe —de más precio que el oro, que, aunque perecedero, lo aquilatan a fuego— llegará a ser alabanza y gloria y honor cuando se manifieste Jesucristo. No habéis visto a Jesucristo, y lo amáis; no lo veis, y creéis en él; y os alegráis con un gozo inefable y transfigurado, alcanzando así la meta de vuestra fe: vuestra propia salvación.

RESPONSORIO BREVE

R/ El Señor nos alimentó con flor de harina.
V/ El Señor nos alimentó con flor de harina.

R/ Nos sació con miel silvestre.
V/ Con flor de harina.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ El Señor nos alimentó con flor de harina.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El Señor derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes.

PRECES

Invoquemos a Dios, nuestro refugio y nuestra fortaleza, y digámosle:

Mira a tus hijos, Señor.

Dios de amor, que has hecho alianza con tu pueblo,
— haz que recordemos siempre tus maravillas.

Que los sacerdotes, Señor, crezcan en la caridad
— y que los fieles vivan en la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.

Haz que siempre edifiquemos la ciudad terrena unidos a ti,
— no sea que en vano se cansen los que la construyen.

Manda, Señor, trabajadores a tu mies,
— para que tu nombre sea conocido en el mundo.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

A nuestros familiares y bienhechores difuntos dales un lugar entre los santos
— y haz que nosotros un día nos encontremos con ellos en tu reino.

Ya que por Jesucristo hemos llegado a ser hijos de Dios, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro…

ORACION

Tú, Señor, que iluminas la noche y haces que después de las tinieblas amanezca nuevamente la luz, haz que, durante la noche que ahora empieza, nos veamos exentos de toda culpa y que, al clarear el nuevo día, podamos reunirnos otra vez en tu presencia, para darte gracias nuevamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

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Lectio Divina – Jueves V de Tiempo Ordinario

1.-Introducción.

         Señor, en este rato de oración contigo quiero que me des la fe de esta mujer cananea, la fe de una mujer que nunca ha estado en el templo de Jerusalén, ni sabe nada de los libros de la Biblia. Una mujer que pone su corazón y todo su ser en la plegaria; una mujer que ha rezado poniendo delante de ti su vida desgarrada por el dolor de su hija gravemente enferma.  Dame, Señor, la gracia de rezar así, poniendo mi vida rota y maltrecha delante de ti.

2.- Lectura reposada del evangelio Marcos 7, 24-30

Y partiendo de allí, se fue a la región de Tiro, y entrando en una casa quería que nadie lo supiese, pero no logró pasar inadvertido, sino que, en seguida, habiendo oído hablar de él una mujer, cuya hija estaba poseída de un espíritu inmundo, vino y se postró a sus pies. Esta mujer era pagana, sirofenicia de nacimiento, y le rogaba que expulsara de su hija al demonio. Él le decía: «Espera que primero se sacien los hijos, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». Pero ella le respondió: «Sí, Señor; que también los perritos comen bajo la mesa migajas de los niños». El, entonces, le dijo: «Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija». Volvió a su casa y encontró que la niña estaba echada en la cama y que el demonio se había ido.

3.- Qué dice este texto bíblico.

Meditación- Reflexión

Se fue a la región de Tiro, es decir, fuera del territorio de Israel. ¿A qué se va? – Jesús, cansado de las minucias legalistas de los fariseos que le cansan, tiene necesidad de cambiar de aires.  Y ahí, precisamente en territorio pagano tiene la posibilidad de oir de labios de una mujer una palabra nueva.  Es curioso que, cuando Jesús llega a Tiro no se detiene a visitar el comercio de su puerto; ni los monumentos artísticos de la ciudad. Jesús no va a hacer turismo. Pero sí se interesa por el llanto de una madre que llora ante su hija enferma. Aparentemente da la sensación de estar preocupado por llevar adelante el plan de evangelizar primero al pueblo judío; incluso quiere razonar su manera de actuar. Pero sólo aparentemente, porque cuando entra en conflicto la razón y el corazón, Jesús opta siempre por el corazón. Es verdad que en su plan está primero su pueblo; es cierto lo que se dice de los infieles en Israel, “son como perros”; incluso es cierto que en las discusiones con varones siempre Jesús ha ganado hasta el punto de optar éstos por no hacerle más preguntas (Mt,22,22). Pero aquí Jesús se rinde ante esta madre. No importa que, al principio no le haya escuchado, ni importa que le haya dado razones de su obrar así, ni siquiera que le haya tratado como a un “perro”. Ella ha seguido insistiendo. También los perros tienen derecho a comer. Jesús descubre la fuerza, el coraje y el amor entrañable de una madre y realiza el milagro. Es el “milagro del corazón”. Jesús quiere dejar bien claro la fuerza que tiene la oración de una madre cuando reza por sus hijos. Y quiere también dejar muy claro que en la gran mesa del Padre caben todos sus hijos, aunque sean infieles; aunque sean mujeres.

Palabra del Papa 

Es una madre desesperada, y una madre que frente a la salud de su hijo, hace de todo. Jesús le explica que ha venido primero para las ovejas de la casa de Israel, pero se lo explica con un lenguaje duro: ‘Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perros’. Esta mujer, que ciertamente no había ido a la universidad, sabía cómo responder. Esta mujer no tuvo vergüenza y por su fe, Jesús, le hizo el milagro. Ella se había expuesto al riesgo de hacer el ridículo, pero ha insistido, y del paganismo y de la idolatría ha encontrado la salud para su hija y para ella ha encontrado al Dios viviente. Este es el camino de una persona de buena voluntad, que busca a Dios y lo encuentra. El Señor la bendice. ¡Cuánta gente hace este camino y el Señor la espera! Pero es el mismo Espíritu Santo que le lleva adelante para hacer este camino. Cada día en la Iglesia del Señor hay personas que hacen este camino, silenciosamente, para encontrar al Señor, porque se dejan llevar adelante por el Espíritu Santo. Ni desistir ni desanimarme cuando parezca que Dios no escucha mi oración.  (Cf Homilía de S.S. Francisco, 13 de febrero de 2014, en Santa Marta).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto. (Guardo silencio)

5.- Propósito: Tener una mirada cariñosa con el primer extranjero que me encuentre.

6.-Dios me ha hablado hoy a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, yo hoy quiero darte gracias por la acogida que diste a esta mujer cananea. No te importó saber perder para ganar. No te importó quedar mal ante la gente dejándote vencer por los argumentos del corazón de una madre que sufre. ¡Qué alivio para tantas mujeres! ¡Qué consuelo para tantas madres que sufren!

Oración en tiempo del coronavirus.

Señor Resucitado: Mora en cada uno de nuestros corazones, en cada enfermo del hospital, en todo el personal médico, en los sacerdotes, religiosos y religiosas dedicados a la pastoral de la salud,  en los gobernantes de las naciones y líderes cívicos, en la familia que está en casa, en nuestros abuelos, en la gente encarcelada, afligida, oprimida y maltratada, en personas que hoy no tienen un pan para comer, en aquellos que han perdido un ser querido a causa del coronavirus u otra enfermedad. Que Cristo Resucitado nos traiga esperanza, nos fortalezca la fe, nos llene de amor y unidad, y nos conceda su paz. Amén

Nuestro corazón está hecho para amar (Amor)

Este corazón nuestro ha nacido para amar. Y cuando no se le da un afecto puro y limpio y noble, se venga y se inunda de miseria. El verdadero amor de Dios -la limpieza de vida, por tanto- se halla igualmente lejos de la sensualidad que de la insensualidad, de cualquier sentimentalismo como de la ausencia o dureza de corazón (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios, 183).

Mi peso es el amor (SAN AGUSTÍN, Confesiones, 13).

Comentario – Jueves V de Tiempo Ordinario

(Mc 7, 24-30)

Jesús sigue molestando a los fariseos fanáticos, porque además de querer modificar sus normas, se atreve a entrar en un territorio pagano. Y este trato con paganos era considerado como una contaminación.

Jesús pone a prueba la confianza de la mujer cananea, pero se deja vencer por su humilde convicción y sana a su hija. Porque ella es capaz de ver más allá de las palabras aparentemente indiferentes de Jesús, y expresa una gran confianza en su misericordia. Jesús se deja cautivar por esa confianza y parece no poder resistirse a los deseos de los que se acercan a él con esa actitud.

Es bella esta actitud del que sabe colocarse en su lugar cuando está frente a Dios, con una humildad que no lo anula, sino que lo llena de confianza. Vale el ejemplo de Santa Catalina de Siena. Ella había tenido un encuentro místico con Jesús que le decía: “Yo soy el que soy, tú eres la que no es”. Pero esto, lejos de rebajarla o detenerla, la convirtió en una de las mujeres más fuertes, valientes y decididas de la historia.

La expresión “perros” era comúnmente usada por los judíos para referirse a los paganos. Jesús la suaviza diciendo “perritos”, pero no deja de mostrar la predilección por el pueblo judío; sin embargo, ya queda claro que el poder de Jesús comienza a romper las fronteras y su misión se abre al mundo pagano, a pesar del rechazo que esto provocaba en los poderosos judíos más fanáticos.

Oración:

“Señor, no permitas que la soberbia y la vanidad se apoderen de mí; no quiero sentirme digno de tus dones, sino acercarme a ti con la simple confianza de la mujer cananea, con un corazón humilde y pequeño ante tu grandeza”.

 

VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
El Evangelio de cada día

Sacrosanctum Concilium – Documentos Vaticano II

Uso del latín o de la lengua vernácula

101. §1. De acuerdo con la tradición secular del rito latino, en el Oficio divino se ha de conservar para los clérigos la lengua latina. Sin embargo, para aquellos clérigos a quienes el uso del latín significa un grave obstáculo en el rezo digno del Oficio, el ordinario puede conceder en cada caso particular el uso de una traducción vernácula según la norma del artículo 36.

 § 2. El superior competente puede conceder a las monjas y también a los miembros, varones no clérigos o mujeres, de los Institutos de estado de perfección, el uso de la lengua vernácula en el Oficio divino, aun para la recitación coral, con tal que la versión esté aprobada.

 § 3. Cualquier clérigo que, obligado al Oficio divino, lo celebra en lengua vernácula con un grupo de fieles o con aquellos a quienes se refiere el § 2, satisface su obligación siempre que la traducción esté aprobada.

Si quieres puedes curarme

1. – En aquel tiempo se acercó a Jesús un leproso suplicándole de rodillas:

–Si quieres, puedes limpiarme.

Y Jesús le contesto:

–Cumple ley de Moisés y no te acerques porque eres impuro…

Y el leproso se retiró lleno el corazón de tristeza

Esta escena pudo realizarse, porque Jesús no había venido a abolir la Ley, sino a cumplirla, pero si se hubiera realizado, Jesús habría hecho abortar el cristianismo, en su mismo nacimiento.

Y sin embargo vosotros y yo que por el bautismo nos hemos revestido de Cristo –somos Cristo–, con la ley en la mano marginamos a un sinfín de personas, cuando a su “si quieres” deberíamos haber contestado con un “Quiero” nacido como un grito salido del corazón.

–Con la Ley de Dios en la mano cerramos nuestras puertas al divorciado, a los casados por lo civil, a las madres solteras.

–Con la Ley de Dios en la mano repudiamos con asco y zaherimos cruelmente a los homosexuales

–Con la ley de la educación en la mano no admitimos como hermano al pobre sucio y maloliente, que tiende su mano hacia nosotros

Y es para nosotros ley de vida el desentendernos de nuestros ancianos a los que hay que cuidar día a día.

2. – Hermanos, si queremos ser como Jesús miremos a nuestro alrededor, ¿quién nos está diciendo “Si quieres”?

–Si quieres, puedes darme tu comprensión.

–Si quieres, puedes darme unos minutos de tu vida.

–Si quieres, harás que me sienta persona, objeto de cariño

–Si quieres, no me sentiré tan solo

–Si quieres, puedes encender la luz de la esperanza en mi corazón.

–Si quieres, puedes calmar mi hambre

3. – La gran marginación de nuestra sociedad actual es la pobreza de más de miles de millones de seres humanos. De cuatro sentados a la misma mesa mientras yo dejo comida porque si no me sube el colesterol o tengo que someterme a un régimen de adelgazar, el de mi derecha come la mitad que yo, y el de mi izquierda me mira con envidia porque come una cuarta parte. Y el que se sienta frente a mi me mira tal vez con odio porque no tiene qué comer. Esta es la realidad de nuestro mundo actual donde más de las tres cuartas partes de la población mundial pasan hambre.

“Toda persona tiene derecho a un nivel de vida que asegure su salud, su bienestar y el de su familia, especialmente en cuanto a alimentación, vestido, vivienda y atención médica y a los necesarios servicios sociales. Es el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, firmada por los que en el primer día –digo, dicen en una hora—de la Guerra del Golfo –hoy viva todavía en Iraq —gastaron en matar y destruir lo mismo que Naciones Unidas recoge para construir y dar vida en un año. ¡Qué caro es matar y qué barato es ayudar a vivir!

4.- Ya sé que la economía es muy complicada. Ya sé que la economía libre de mercado obliga muchas veces a premiar a los labradores que no siembren, a que se almacene la mantequilla y se la de a comer a los becerros. A comprar a los labriegos el arroz y tenerlo amenazado en silos (donde al fin se estropea) todo para mantener los precios dentro de unos límites.

Lo que no sabe uno es si el Señor, que no entiende de economía de libre mercado, que no sabe de derecho internacional y si sabe mucho del derecho a la vida y a la felicidad que tiene hasta el más pequeño de sus hijos… digo, si ese Señor lo entenderá.

No se que pensará ese Señor, que para hacernos olvidar leyes económicas pasa hambre con el pobre y nos tiende la mano: “porque tuve hambre y me disteis de comer”. No se cuando se decidirá a decir “tuve hambre y NO me disteis de comer”, con todas las consecuencias del “apartaos de mi malditos…” Ojo, que son palabras del Señor.

“Parte tu pan con el hambriento y tu luz iluminará como la aurora”. Ha habido hambre siempre. En la Edad Media era endémica. Y los monasterios eran la única seguridad social para los que ya no podían trabajar. La Iglesia, muy a pesar de lo que dice, ha sido siempre luz como de aurora para los necesitados. Manos Unidas, Cáritas y tantas otras instituciones atienden sin distinción de raza o de ideario político a todo aquel que tiene necesidad. Las Hermanas de la Caridad, las monjas que siguen las enseñazas de la Madre Teresa de Calcuta y muchas otras son verdadera luz en la tiniebla del abandono y del hambre.

Pero cada uno de nosotros, debemos ser dentro de la Iglesia luz de aurora. Todos somos ricos en comparación del que no tiene nada. “Parte tu pan con el hambriento”. No nos habla del pan que nos sobre, sino del pan que iba ya camino de nuestra boca. Da parte al que necesita más que tú.

¿No sería posible que todos viviéramos una vida más sencilla? ¿No seríamos todos más felices teniendo menos necesidades? ¿No está la felicidad en tener menos y dar más? Porque es más feliz el que da que el que recibe.

5.- La sangre de Abel llegó al cielo clamando venganza, el rumor pavoroso de los que tienen hambre desde luego llega a los oídos del Padre de todos nosotros.

Que al “si quieres” de estos millones de hermanos hambrientos, respondemos con un “Quiero eficaz”, como el de los quince niños de enseñanza primaria, de un colegio del sur de la provincia de Madrid, que hace solo unos días al escuchar una charla sobre el hambre en el mundo, entregaron una bolsa llena de dinero, la mayoría monedas, que iban reuniendo para hacer una excursión todos juntos. Estos niños supieron, como Jesús, extender la mano hacia el leproso, tocarle en señal de acogida, y dijeron un “Quiero” salido de su corazón inocente y bueno.

José María Maruri, SJ

Le desapareció y la lepra y quedó limpio

Se acercó a él un leproso, se puso de rodillas y le dijo: «Si quieres, puedes limpiarme». Él, compadecido, extendió la mano, lo tocó y le dijo: «Quiero, queda limpio». Y al instante quedó limpio de su lepra. Luego lo despidió, advirtiéndole severamente: «Mira, no se lo digas a nadie; pero anda, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que ordenó Moisés para que les conste tu curación». Mas él, en cuanto se retiró, comenzó a divulgar a voces lo ocurrido, de manera que ya no podía Jesús entrar públicamente en ciudad alguna, sino que andaba fuera de poblado, en lugares solitarios, y acudían a él de todas partes. 

Marcos 1, 40-45

 

COMENTARIO AL EVANGELIO

Se dice en el Evangelio de hoy que las personas acudían a ver a Jesús de todas partes. Y parece que todo tiene que ver con la sanación que Jesús hace a un leproso. Jesús le dice que no se lo cuente a nadie, pero hace justo lo contrario y se lo cuenta a todo el mundo.

Seguro que muchas de las personas acudían a Jesús porque estaban desesperadas y querían curarse. No debemos juzgar severamente a estas personas. Cuando uno se encuentra mal por una enfermedad, hace lo que sea por curarse. Lo que nos debe hacer pensar es como podemos hacer para que las personas de hoy necesiten de Jesús.

PARA HACER VIDA EL EVANGELIO

  • ¿Alguna vez has sentido que necesitabas la ayuda de Jesús? Escribe como fue…
  • ¿Podemos los cristianos vivir sin Jesús? ¿Cómo podemos despertar en las personas que no son creyentes la necesidad de conocer a Jesús, de descubrir la fe?
  • Piensa en algo que puedas hacer esta semana para que alguna persona cercana a ti pueda conocer alguna cosa sobre nuestra fe, sobre Jesús.

ORACIÓN

Tocaste al leproso que se te acercó porque tu compasión
se desborda al vernos
y lo tuyo no es poner trabas al amor.
No hiciste problema
de tal situación impuesta
ni te justificaste ante condiciones tan adversas,
sino que viviste la vida
con libertad y alegría.
Y nosotros tan preocupados
de nuestro nombre y familia,
de nuestros títulos e historia,
de nuestra dignidad y honra,
de nuestras buenas apariencias
y de quedar bien en la plaza pública.
¡Qué contraste de vidas!

Con libertad y coherencia

Tocaste al leproso que se te acercó
porque tu compasión

se desborda al vernos
y lo tuyo no es poner trabas al amor.

Y pronto empezó tu itinerario
por las afueras

sin poder entrar en ciudades
y poblados
ni dejarte ver en plazas y sinagogas.

Aceptaste la periferia sin temor
y sin queja

para poder acoger a los nadie
de la religión, sociedad y cultura.

No hiciste problema
de tal situación impuesta
ni te justificaste ante condiciones
tan adversas,

sino que viviste la vida
con libertad y alegría.

Y nosotros tan preocupados
de nuestro nombre y familia,
de nuestros títulos e historia,
de nuestra dignidad y honra,
de nuestras buenas apariencias
y de quedar bien en la plaza pública.

¡Qué contraste de vidas!

Florentino Ulibarri

Notas para fijarnos en el evangelio

• Jesús se pone al alcance de quienes viven al margen de la sociedad (40 y 45). El “leproso” (40) es un impuro, es decir, un excluido de la comunidad.

• El “leproso” era el herido por Dios; prácticamente quedaba excluido del pueblo elegido y le esperaba una vida miserable. Este hombre con fe no se resigna a su suerte y acude a Jesús.

• Jesús se compadece (41) de la persona oprimida por el mal. Algunos manuscritos del Evangelio de Marcos lo traducen por “indignación” en vez de “lastima” o de “compadecido”; en este caso haría falta entender que Jesús se indigna ante la presencia del mal; su acción, por lo tanto, es fruto de una “compasión” que de verdad es lo que significa la palabra: sufrir con el que sufre… hasta rebelarse contra la injusticia.

• Así se nos habla del corazón compasivo de Jesús. El amor no margina a nadie, sino que sale al encuentro del otro.

• Jesús “tocó” (41) a aquel a quien nadie quiere tocar por miedo a contaminarse, tanto físicamente como espiritualmente, puesto que es pecador.˝ 

• Afronta la problemática implicándose del todo en ella, no a distancia. Pero, sobre todo valora la persona por encima de cualquier consideración.

• La Acción –“extendió la mano y lo tocó”– y la Palabra –“le dijo”– (41) siempre van juntas en Jesús. Expresa, con su palabra, la voluntad que el leproso “quede puro” (41).

• Es la voluntad salvífica de Dios, el único que puede regenerarnos con su misericordia.

• Pero que nos regenera “tocándonos”, actuando con nosotros y haciéndonos actuar (43-45). Por esto podemos decir que su palabra es eficaz (Heb 4,12): hace lo que dice (42).

• Jesús ¿evita la publicidad? Jesús invita al hombre a hacer aquello que puede reincorporarlo a la sociedad según la Ley (44): cuando el sacerdote ratifique oficialmente que aquel hombre ya no tiene la lepra (Lv 14,2-32), podrá ser un ciudadano entre los demás.

• Según la Ley, es al sacerdote, al que le compete rehabilitarlo y readmitirlo en la comunidad.

• Lo que aquí se ha traducido diciendo “esto los servirá de prueba”, hay quien lo traduce diciéndolo como acusación contra ellos: “para que les sirva de condenación”.

• En todo caso tal declaración no sólo atestiguará la curación del leproso, sino también la autoridad y el poder salvador de Jesús (superior a la Ley mosaica).

• Si nos fijamos en “el leproso” (40), vemos que se acerca a Jesús con humildad: “de rodillas” (40). Su petición expresa la fe en el poder de Jesús: “si quieres puedes” (40). Y da testigo de Jesús, de lo que ha hecho con él (45). Su alegría y testimonio es señal viviente que la salvación de Dios ha llegado para todo el mundo.

Comentario al evangelio – Jueves V de Tiempo Ordinario

Hay un modo de situarse en la vida, en desnudez. Sin demasiadas defensas, a pecho descubierto. Un modo de afrontar la vida y un modo de relacionarnos con los demás. Como Adán y Eva antes de enredarse en líos: los dos estaban desnudos, pero no sentían vergüenza uno de otro. Es el modo de vivir de la gente libre.

Algo así me recuerda la llamada mujer sirofenicia, pagana (y por tanto fuera del ámbito de “los cercanos de Jesús”) rogando a Jesús que cure a su hija de un espíritu inmundo. Me encanta la libertad de esta mujer pero me asombra mucho más la de Jesús: pocos son capaces de cambiar el discurso o el modo de actuar cuando las circunstancias lo piden. Pocos saben reconducir sus propios planes y menos aún cuando lo hacen porque una extraña le hace salir de su zona de confort, como ahora se dice.

Mujer, madre, pagana y extranjera: no solo consigue que el mismísimo Hijo de Dios recapacite y cambie, sino que además, por su arrojo y libertad creyente, “el demonio salió de su hija”. Parece que uno de los modos más simples y directos para conseguir que “los demonios” salgan, sea ir por la vida más “desnudos”, sin defensas, sin ir por ahí “a piñón fijo”, capaces de cambiar, de rectificar el rumbo y el discurso. ¡Probemos!

Rosa Ruiz, rmi