Vísperas – Jueves después de Ceniza

VÍSPERAS

JUEVES DESPUÉS DE CENIZA

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Te damos gracias, Señor,
porque has depuesto la ira
y has detenido ante el pueblo
la mano que lo castiga.

Tú eres el Dios que nos salva,
la luz que nos ilumina,
la mano que nos sostiene
y el techo que nos cobija.

Y sacaremos con gozo
del manantial de la Vida
las aguas que dan al hombre
la fuerza que resucita.

Entonces proclamaremos:
«¡Cantadle con alegría!
¡El nombre de Dios es grande;
su caridad, infinita!

¡Que alabe al Señor la tierra!
Contadle sus maravillas.
¡Qué grande, en medio del pueblo,
el Dios que nos justifica!» Amén.

SALMO 143: ORACIÓN POR LA VICTORIA Y LA PAZ

Ant. Tú eres, Señor, mi bienhechor, mi refugio donde me pongo a salvo.

Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea;

mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos.

Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?;
¿qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa.

Señor, inclina tu cielo y desciende;
toca los montes, y echarán humo;
fulmina el rayo y dispérsalos;
dispara tus saetas y desbarátalos.

Extiende la mano desde arriba:
defiéndeme, líbrame de las aguas caudalosas,
de la mano de los extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Tú eres, Señor, mi bienhechor, mi refugio donde me pongo a salvo.

SALMO 143

Ant. Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.

Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo.

Defiéndeme de la espada cruel,
sálvame de las manos de extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.

Sean nuestros hijos un plantío,
crecidos desde su adolescencia;
nuestras hijas sean columnas talladas,
estructura de un templo.

Que nuestros silos estén repletos
de frutos de toda especie;
que nuestros rebaños a millares
se multipliquen en las praderas,
y nuestros bueyes vengan cargados;
que no haya brechas ni aberturas,
ni alarma en nuestras plazas.

Dichoso el pueblo que esto tiene,
dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: EL JUICIO DE DIOS

Ant. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.

LECTURA: St 4, 7-8.10

Someteos a Dios y enfrentaos con el diablo, que huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y Dios se acercará a vosotros. Pecadores, lavaos las manos; hombres indecisos, purificados el corazón. Humillaos ante el Señor, que él os levantará.

RESPONSORIO BREVE

R/ Yo dije: Señor, ten misericordia.
V/ Yo dije: Señor, ten misericordia.

R/ Sáname, porque he pecado contra ti.
V/ Señor, ten misericordia.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Yo dije: Señor, ten misericordia.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. «El que pierda su vida por mí, la encontrará para siempre», dice el Señor.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. «El que pierda su vida por mí, la encontrará para siempre», dice el Señor.

PRECES

Celebremos la misericordia de Dios, que nos ilumina con la gracia del Espíritu Santo para que nuestra vida resplandezca con obras de fe y santidad, y supliquémosle, diciendo:

Renueva, Señor, al pueblo redimido por Cristo.

Señor, fuente y autor de toda santidad, haz que los obispos, presbíteros y diáconos, al participar de la mesa eucarística, se unan más plenamente a Cristo,
— para que vean renovada la gracia que les fue conferida por la imposición de manos.

Impulsa a tus fieles para que, con santidad de vida, participen activamente de la mesa de la palabra y del cuerpo de Cristo
— y vivan lo que han recibido por la fe y los sacramentos.

Concédenos, Señor, que reconozcamos la dignidad de todo hombre redimido con la sangre de tu hijo
— y que respetemos su libertad y su conciencia.

Haz que todos los hombres sean moderar sus deseos de bienes temporales
— y que atiendan a las necesidades de los demás.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Acuérdate, Señor, de todos los que has llamado hoy a la eternidad
— y concédeles el don de la eterna bienaventuranza.

Ya que por Jesucristo hemos llegado a ser hijos de Dios, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro…

ORACION

Señor, que tu gracia inspire, sostenga y acompañe nuestras obras, para que nuestro trabajo comience en ti, como en su fuente, y tienda en ti, como a su fin. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

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Lectio Divina – Jueves después de Ceniza

1.- Oración introductoria.

Señor, siempre que me asomo a este evangelio me asusta. Hay que tomar la cruz. No puede haber cristianismo sin cruz. Es lo que nos dices. Pero en este evangelio de Lucas, esa cruz a la que tú te refieres no es esa Cruz tuya tan pesada, sino la cruz de cada día. Dame tu gracia para cargar con ella, sin olvidar tu promesa de: “resucitar al tercer día”. Es verdad que no hay Resurrección sin Cruz, pero no es menos verdad que no hay Cruz que no termine en Resurrección. Haz, Señor, que la luz de la Pascua ilumine mi camino en esta cuaresma.

2.- Lectura sosegada de la Palabra. Lucas 9, 22-25

En aquel tiempo, dijo Jesús: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día». Decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina?».

3.- Qué dice el texto bíblico.

Meditación

Este primer anuncio de la Pasión debió de impresionar mucho a las primeras comunidades. Aparece en los tres evangelios sinópticos. Los tres insisten en la paradoja de que para ganar hay que saber perder. El que vive sólo para conservar su vida, la estropea, la malogra. Vivir es más vivir. La existencia es una pro-existencia, un vivir para dar vida a los demás. Jesús no quiere otro sufrimiento que aquel que   nace de luchar contra el sufrimiento. Hay un detalle en el Evangelista Lucas que no está ni en Marcos ni en Mateo. Dice que hay que llevar la cruz “cada día”. La Cruz no es un episodio de la vida. Toda la vida debe quedar impregnada del sentido de la Cruz. Aquí no se nos pide que carguemos con la Cruz pesada de Jesús, pero sí debemos construir la Cruz con las mil y mil astillas de cosas que nos molestan, que nos hacen sufrir cada día. Por otra parte, Jesús jamás ha hablado de la Cruz sin hablar, al mismo tiempo, de la Resurrección. No se trata de dar todo sin recibir nada; se trata de ser “sobrepasados” por el don. Al final triunfará el bien sobre el mal. Y el sufrimiento y la muerte serán derrotados.

Palabra del Papa

Este misterio de comunión, que hace de la Iglesia signo del amor del Padre, crece y madura en nuestro corazón, cuando el amor, que reconocemos en la Cruz de Cristo y en el cual nos sumergimos, nos hace amar del mismo modo que nosotros somos amados por Él. Se trata de un Amor sin fin, que tiene el rostro del perdón y la misericordia. Pero la misericordia y el perdón no deben quedarse en palabras bonitas, sino realizarse en la vida cotidiana. Amar y perdonar son el signo concreto y visible que la fe ha transformado nuestro corazón y nos permite expresar en nosotros la vida misma de Dios. Amar y perdonar como Dios ama y perdona. Este es un programa de vida que no puede conocer interrupciones o excepciones, sino que nos empuja a ir siempre más allá sin cansarnos nunca, con la certeza de ser sostenidos por la presencia paterna de Dios. (Homilía de S.S. Francisco, 16 de diciembre de 2015).

4.- Qué me dice hoy a mí esta palabra. (Guardo silencio)

5.-Propósito
Intentaré superar las contrariedades y dificultades que forman mi cruz de este día.

6.- Dios me ha hablado hoy a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Jesucristo, hoy he aprendido que debo llevar la cruz “cada día”. En este día que comienza quiero aceptar todo lo que tenga de negativo, de limitado o adverso en este empeño de hacer un mundo mejor, un mundo de hermanos. Es una manera de llevar la cruz. Y para que ésta no se me haga demasiado difícil, voy a recordar que Tú la llevaste primero, mucho más grande y pesada, y la llevaste por amor. Así quedaba todavía más claro el inmenso amor que nos tenías.  Gracias, Señor, por querernos tanto.

ORACIÓN MIENTRAS DURA LA PANDEMIA.

Señor Resucitado: Mora en cada uno de nuestros corazones, en cada enfermo del hospital, en todo el personal médico, en los sacerdotes, religiosos y religiosas dedicados a la pastoral de la salud,  en los gobernantes de las naciones y líderes cívicos, en la familia que está en casa, en nuestros abuelos, en la gente encarcelada, afligida, oprimida y maltratada, en personas que hoy no tienen un pan para comer, en aquellos que han perdido un ser querido a causa del coronavirus u otra enfermedad. Que Cristo Resucitado nos traiga esperanza, nos fortalezca la fe, nos llene de amor y unidad, y nos conceda su paz. Amén

El amor a Dios hace posible y fortalece el amor humano (Amor)

No es el amor pasional y sensible, sino la caridad que viene de Dios, la que afianza las buenas relaciones entre los casados (SAN AGUSTÍN, Sermón 51).

Puede parecer difícil, incluso imposible, atarse para toda la vida a un ser humano. Por ello es tanto más importante anunciar la buena nueva de que Dios nos ama con un amor definitivo e irrevocable, de que los esposos participan de este amor, que les conforta y mantiene, y que por su fidelidad se convierten en testigos del amor fiel de Dios. Los esposos que, con la gracia de Dios, dan este testimonio, con frecuencia en condiciones muy difícil, merecen la gratitud y el apoyo de la comunidad eclesial (cfr. FC, 20) (Catecismo de la iglesia Católica, n. 1648).

El Señor, por un don especial de su gracia y de su caridad, se ha dignado sanar, perfeccionar y elevar este amor (humano). Tal amor, que junta al mismo tiempo lo divino y lo humano, conduce a los esposos a un libre y mutuo don de sí mismos, demostrado en la ternura de obras y afectos, y penetra toda su vida. De ahí que sea algo muy superior a la mera inclinación erótica que, cultivada en forma egoísta, desaparece pronto y miserablemente (CONCILIO VATICANO II, Constitución Gaudium et Spes, 49).

El amor que tiene por motivo a Cristo es firme, inquebrantable e indestructible. Nada, ni las calumnias, ni los peligros, ni la muerte ni cosa semejante será capaz de arrancarlo del alma. Quien así ama, aun cuando tenga que sufrir cuanto se quiera, no dejará nunca de amar si mira el motivo por el que ama. El que ama por ser amado terminará con su amor apenas sufra algo desagradable; pero quien está unido a Cristo jamás se apartará de ese amor (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía sobre S. Mateo, 60).

 

Comentario – Jueves después de Ceniza

(Lc 9, 22-25)

Luego de anunciar su pasión y su resurrección Jesús pide a los discípulos que acepten reproducir ese misterio en las propias vidas, cargando con la cruz. En las molestias, cansancios y renuncias de la vida se está compartiendo la pasión del Señor, pero de ese modo la vida no se arruina, sino que se salva, se la vive con mayor profundidad, con un gozo y un sentido más hondo.

Aquí no se trata de buscar el dolor por el dolor mismo, como si Dios se complaciera en vernos sufrir. Se trata de aceptar la misión que nos toque cumplir en la vida aceptando las incomodidades que la acompañan; y se trata también de dar testimonio de nuestra fe aunque nos traiga problemas.

De hecho, Jesús se refiere sobre todo a la cruz de la incomprensión y de las burlas del mundo; por eso pide a los discípulos que no se avergüencen de él y de sus palabras, sino que se identifiquen públicamente con él y con su mensaje a pesar del desprecio y del rechazo del mundo.

Esta actitud de desprendimiento que viven los que se han dejado cautivar por Jesús, es lo que hermosamente expresaba San Pablo: “Todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él he sacrificado todas las cosas, a las que considero como un desperdicio, con tal de ganar a Cristo y estar unido a él” (Flp 3, 8-9).

Pero en el evangelio de Lucas este texto tiene una característica peculiar que no aparece en Mateo, porque aquí se habla de cargar con la cruz “cada día”, y eso significa que no se trata de buscar cruces llamativas o extraordinarias, sino de aceptar y cargar las cruces cotidianas, esas que nunca faltan; se trata de vivir cada día esa unión mística con Cristo en su pasión asumiendo cotidianamente las renuncias al propio yo.

Oración:

“Señor, concédeme la gracia de aceptar la entrega que me pides cada día. No quiero ser esclavo de la comodidad y de la vanidad. Libérame Señor, para que pueda unirme a ti en las asperezas de cada día y no pretenda una vida sin límites o sin dificultades”.

 

VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
El Evangelio de cada día

Sacrosanctum Concilium – Documentos Vaticano II

Orientación de los fieles

108. Oriéntese el espíritu de los fieles, sobre todo, a las fiestas del Señor, en las cuales se celebran los misterios de salvación durante el curso del año. Por tanto, el cielo temporal tenga su debido lugar por encima de las fiestas de los santos, de modo que se conmemore convenientemente el ciclo entero del misterio salvífico.

Un Dios comprometido con el hombre

1. – En ambiente de flores y con el nerviosismo propio de la ocasión, el novio dice a la novia: “recibe esta alianza en señal de mi amor y fidelidad a ti”. Y la novia le contesta con las mismas palabras: “recibe esta alianza en señal de mi amor y fidelidad a ti” Alianza matrimonial, promesa matrimonial, contrato matrimonial… alianza que compromete en el amor y por el amor. No es alianza entre naciones interesadas por ambas partes y tal vez engañosa. No es un toma y daca. Es compromiso de fidelidad entre dos personas que quieren.

2. – El Señor, desde que el hombre le fue infiel, ha querido atraerse al hombre cambiando con él promesas de alianza y fidelidad, para que el hombre crea en su amor, y crea que le trata como persona en la que confía y a la que se entrega por amor, y de la que espera confianza, amor y fidelidad.

Y una de las primeras alianzas de las que nos queda constancia es la alianza de Dios con Noé, de que nos habla hoy la primera lectura de una forma arcaica y hasta infantil, si queréis; pero con todo el trasfondo maravilloso de un Dios comprometiéndose con el hombre.

A través de Abraham y de Moisés, vuelve el Señor a comprometerse en amor y fidelidad con el hombre.

3. – Y nosotros estamos viviendo nuestra vida cristiana dentro del último, nuevo y eterno compromiso de Dios con el hombre. En la Eucaristía, en la fórmula de la consagración del vino repetimos las palabras del Señor: “este es mi cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna”. Y son palabras que conservan los tres evangelistas y San Pablo. Es decir, que el Señor en cada Eucaristía nos repite que su juramento de amor y fidelidad con nosotros es tan verdadero, que no lo sella con el símbolo de un anillo, sino que lo refrenda con Su propia Sangre, con su propia vida.

El Señor se compromete a estar a nuestro lado “en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad… todos los días de nuestra vida”. Nuestra vida cristiana está fundada en un mutuo compromiso de amor y fidelidad entre el Señor y nosotros, como la vida de cada matrimonio está fundada en un compromiso de fidelidad y amor.

Todos necesitamos alguien en quien confiar y a quien confiarnos por entero. Y alguien que confíe con cariño en nosotros. Y es el Señor que intercambia con nosotros esta promesa de fidelidad. Promesa que por parte de Dios es eterna, porque no puede negarse a Sí mismo.

¿No creéis que ya en cada Eucaristía, el Señor renueva su compromiso de fidelidad con nosotros y que, entonces, deberíamos nosotros renovar con Él nuestro compromiso de fidelidad cristiana con Él?

4. – La Alianza del Señor con Noé, como habéis oído es al tiempo una alianza con el universo entero. Por eso como Oración de los Fieles vamos a leer con sencillez el poema al hermano Sol.

José María Maruri, S J

Se dejaba tentar por Satanás, y los ángeles le servían

Luego el Espíritu lo llevó al desierto. Y estuvo en él durante cuarenta días, siendo tentado por Satanás; y vivía entre las bestias salvajes, pero los ángeles le servían.

Después de ser Juan encarcelado, Jesús fue a Galilea a predicar el evangelio de Dios; y decía: «Se ha cumplido el tiempo y el reino de Dios está cerca. Convertíos y creed en el evangelio».

Marcos 1, 12-15

COMENTARIO DEL EVANGELIO

Jesús fue tentado por el demonio. A veces nos cuesta hablar del demonio porque sabemos que es algo malo y no nos gusta hablar de cosas así.

Pero el mal existe y debemos darnos cuenta. A lo largo de la Historia los seres humanos hemos hecho cosas maravillosas, pero también hemos hecho y seguimos haciendo cosas muy malas, como matarnos entre nosotros.

De nosotros depende del lado que queremos estar, del lado de Dios o del lado del demonio. Es nuestra decisión; somos libres, como libre fue Jesús.

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PARA HACER VIDA EL EVANGELIO

• A veces somos tentados como Jesús: sabemos que tenemos que hacer una cosa, pero hacemos la contraria. Escribe alguna situación de tu vida en la que te haya pasado esto.

• ¿Cómo sabemos cuál es nuestro deber? ¿Qué podemos hacer para vencer nuestras tentaciones?

• Escribe un compromiso que te ayude a hacer lo que debes en los momentos importantes de la vida.

ORACIÓN

Tú nos invitas a ser los dueños
de nuestra vida,
a no dejarla en manos de cualquiera,
a no gastarla tontamente en lo que no llena,
a volcarnos del todo en el momento presente,
con toda nuestra capacidad de amar,
y toda nuestra posibilidad
de crear y de gozar.
Hemos sido tentado como Tú,
y nos hemos dejado seducir, hasta hoy…
pero estamos a tiempo de pedirte ayuda,
para seguir tu camino, y vivirlo contigo,
para elegir la Vida, el detalle, la sonrisa,
la oración el apoyo, la justicia y tu Amor.
Hoy comienzo contigo… no me dejes, Señor.

Para anunciar la Cuaresma

Éste es un tiempo para convertidos.
Tiempo de entrenamiento, ejercicio y lucha;
de mochila ligera y paso rápido.

Tiempo de camino y discernimiento,
de conversión y compromiso,

de prueba y encuentro
en el desierto, en la estepa, en el silencio.

Es tiempo de los proyectos de vida,
de las decisiones y desmarques;
a veces, de las transfiguraciones.

Tiempo de humanidad rota y divida
que anhela el paraíso o la tierra prometida.
Tiempo de tentaciones, tabores y conversiones,
traspiés, heridas y cegueras,
perdones, restauraciones y agua viva.
¡Todo en sólo cuarenta días!

Éste es el tiempo de las personas nuevas,
de las que han soltado el lastre

de ídolos secretos y falsas vanidades
y ya sólo anhelan misericordia
y abrazos del Padre.
Amén.

Florentino Ulibarri

Notas para fijarnos en el evangelio

• El “Espíritu” de Dios “bajaba hacia Jesús” en el bautismo del Jordán (Mc 1,10). Ahora, tras el bautismo, este mismo “Espíritu” es quien “empuja a Jesús al desierto” (12): Dios quiere rehacer la Alianza con su pueblo, como lo había intentado con Moisés y Elías.

• Aquí (12) se expresa, también, que toda la acción y predicación de Jesús es conducida e impulsada por el Espíritu. Es el Espíritu quien le envía “a anunciar la Buena Nueva de Dios” (14).

• El evangelista Marcos nos dice que Jesús es «tentado» por el diablo en el desierto (13), pero, a diferencia de Mateo y Lucas, Marcos no se extiende en ello. Da por entendido que Jesús supera todas las pruebas y muestra su fidelidad absoluta a Dios (Heb 4,1 5). Así la Creación («alimañas», el paraíso) volverá al proyecto de Dios.

• El tema de la tentación, en Marcos, vuelve a aparecer en Getsemaní, cuando Jesús mismo exhorta a los discípulos a rogar a no caer en ella (Mc 14,32-42). (La Cuaresma apunta a la Pascua).

OTRAS NOTAS

• Que Marcos no insista en las tentaciones de Jesús nos va bien para que no insistamos nosotros. No es que no sea un tema importante. Pero a menudo nos centramos en esto y en nosotros mismos en lugar de contemplar a “Cristo, Hijo de Dios” (Mc 1,1), que viene “a anunciar –a proclamar- la Buena Nueva” (Mc 1,1.14).

• Igualmente nos pasa con el tema de la “conversión” (15). El llamamiento de Jesús a la conversión, que Marcos transmite, no es un llamamiento a la penitencia –la cual no se excluye–. No es un esfuerzo por ser mejores. No es una cuestión ética o moral. No se trata de los “pecados” –aun cuando esta cuestión tan importante también entra–. Se trata de un cambio de vida. Cambiar dejando otros “reinos” por el “Reino de Dios” que “está cerca” (15). Acoger el Reino exige un cambio, romper con cosas que nos determinan la vida y dejarnos marcar por Dios. No es suficiente, pues, con dejar ‘de pecar’ pero continuar viviendo como siempre, acomodados a un sistema de vida injusto con la mayor parte de los hijos y hijas de Dios, acomodados a aquello que tenemos, a unos bienes que nos cierran y que nos alejan de los otros –y, por lo tanto, de Dios–.

• La Cuaresma, pues, antes de que un examen de conciencia sobre los propios pecados con ánimo fiero de dar pasos para mejorar –cosa buena de hacer y necesaria–, es un tiempo para dejarse conducir por “el Espíritu”. Y esto es muy arriesgado. Nos puede llevar a lugares insospechados, nos puede hacer cambiar muchas cosas.

Comentario al evangelio – Jueves después de Ceniza

El pasado 11 de febrero celebramos en la Iglesia la 29ª Jornada Mundial del Enfermo, con el lema “La relación de confianza, fundamento del cuidado del enfermo.”  En este año tan duro donde tantas vidas se nos están yendo antes de tiempo por la pandemia y el consiguiente sufrimiento que esta peste está generando, me gustaría que nuestra oración fuera dirigida a los enfermos que no tienen recursos, que viven sin la atención sanitaria y humana básicas, que se sienten solos a la hora de enfrentar su enfermedad. De alguna manera ellos se identifican muy bien con la profecía de Jesús en el evangelio de hoy: El Hijo del hombre tiene que padecer mucho. Ellos cargan con cruces muy pesadas. Oración dirigida también a todos los profesionales de la sanidad que trabajan desde una vocación de entrega, en condiciones muy duras y con escasez de medios, en muchas ocasiones, para hacer la vida de los pacientes más agradable.

Sin embargo, bien sabemos que la enfermedad no sólo es física. Todos padecemos enfermedades “del alma”, heridas del corazón que de alguna u otra manera nos han tocado en la línea de flotación y todavía están sin cicatrizar. Heridas ocasionadas en el camino de la vida.

La Cuaresma que acabamos de inaugurar nos propone, a través de la oración y la revisión sincera y pacífica de nuestra vida, poner nombre a estas heridas o, en lenguaje evangélico, poner nombre a las cruces que llevamos a cuestas. Poner nombre significa ser consciente de ellas, aceptarlas, pedirle al sanador de Nazaret que cure las que sean curables, y que nos ayude a llevar con dignidad cristiana aquellas que nos acompañarán hasta los últimos días de nuestra vida. Él, que cargó con la cruz, nos ayuda a llevar la nuestra. No estamos solos.

Jesús atendió a los enfermos. No vemos en el evangelio ningún caso de indiferencia o desatención por su parte. Lamentablemente sí los vemos en nuestro entorno, enfermos que sufren en soledad su dolor. No permitas que ninguna persona enferma cercana a ti esté sola; puede tener todo lo material, pero lo que más necesita es tu compañía, tu cariño, tu comprensión, el regalo de tu persona; esta es la mejor medicina que puedes darle. Que en este tiempo de Cuaresma seamos, Señor, buenos cuidadores de los que más nos necesitan.

Juan Lozano, cmf.