Meditación – Jueves I de Cuaresma

Hoy es jueves I de Cuaresma.

La lectura de hoy es del evangelio de Mateo (Mt 7, 7-12):

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan! Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas».

Hoy consideramos dos expresiones de la oración. Por un lado, la presencia de Dios, este estar interiormente y continuamente con Dios de manera silenciosa, que, por otro lado, necesita un sustento: la oración vocal, que se expresa con palabras, imágenes y pensamientos.

Esta oración vocal debe brotar, sobre todo, de nuestro corazón, de nuestras penas, esperanzas, alegrías, sufrimientos; de la vergüenza por el pecado, así como de la gratitud por el bien, siendo así una oración totalmente personal. Pero necesitamos también el apoyo de esas plegarias en las que ha tomado forma el encuentro con Dios de toda la Iglesia (sin estas ayudas, nuestra plegaria personal y nuestra imagen de Dios se hacen subjetivas y terminan por reflejar más a nosotros que al Dios vivo).

— En las fórmulas de oración que han surgido primero de la fe de Israel y después de la fe de los que oran como miembros de la Iglesia, aprendemos a conocer a Dios y a conocernos a nosotros mismos: son una escuela de oración.

REDACCIÓN evangeli.net

Anuncio publicitario