Vísperas – Miércoles II de Cuaresma

VÍSPERAS

MIÉRCOLES II CUARESMA

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

¿Para qué los timbres de sangre y nobleza?
Nunca los blasones
fueron lenitivo para la tristeza
de nuestras pasiones.
¡No me des coronas, Señor, de grandeza!

¿Altivez? ¿Honores? Torres ilusorias 
que el tiempo derrumba.
Es coronamiento de todas las glorias
un rincón de tumba.
¡No me des siquiera coronas mortuorias!

No pido el laurel que nimba el talento,
ni las voluptuosas
guirnaldas de lujo y alborozamiento.
¡Ni mirtos ni rosas!
¡No me des coronas que se lleva el viento!

Yo quiero la joya de penas divinas
que rasga las sienes.
Es para las almas que tú predestinas.
Sólo tú la tienes.
¡Si me das coronas, dámelas de espinas! Amén.

SALMO 61: LA PAZ EN DIOS

Ant. Aguardamos la alegre esperanza, la aparición gloriosa de nuestro Salvador.

Sólo en Dios descansa mi alma,
porque de él viene mi salvación;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.

¿Hasta cuándo arremeteréis contra un hombre
todos juntos, para derribarlo
como a una pared que cede
o a una tapia ruinosa?

Sólo piensan en derribarme de mi altura,
y se complacen en la mentira:
con la boca bendicen,
con el corazón maldicen.

Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.

De Dios viene mi salvación y mi gloria,
él es mi roca firme,
Dios es mi refugio.

Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón,
que Dios es nuestro refugio.

Los hombres no son mas que un soplo,
los nobles son apariencia;
todos juntos en la balanza subirían
más leves que un soplo.

No confiéis en la opresión,
no pongáis ilusiones en el robo;
y aunque crezcan vuestras riquezas,
no les deis el corazón.

Dios ha dicho una cosa,
y dos cosas que he escuchado:

«Que Dios tiene el poder
y el Señor tiene la gracia;
que tú pagas a cada uno
según sus obras.»

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Aguardamos la alegre esperanza, la aparición gloriosa de nuestro Salvador.

SALMO 66: QUE TODOS LOS PUEBLSO ALABEN AL SEÑOR

Ant. Que Dios ilumine su rostro sobre nosotros y nos bendiga.

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Que Dios ilumine su rostro sobre nosotros y nos bendiga.

CÁNTICO de COLOSENSES: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CRIATURA

Ant. Por medio de él fueron creadas todas las cosas, y todo se mantiene en él.

Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Por medio de él fueron creadas todas las cosas, y todo se mantiene en él.

LECTURA: Flp 2, 12b-15a

Seguid actuando vuestra salvación con temor y temblor, porque es Dios quien activa en vosotros el querer y la actividad para realizar su designio de amor. Cualquier cosa que hagáis, sea sin protestas ni discusiones, así seréis irreprochables y límpidos, hijos de Dios sin tacha.

RESPONSORIO BREVE

R/ Yo dije: Señor, ten misericordia.
V/ Yo dije: Señor, ten misericordia.

R/ Sáname, porque he pecado contra ti.
V/ Señor, ten misericordia.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Yo dije: Señor, ten misericordia.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Entregarán al Hijo del hombre a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Entregarán al Hijo del hombre a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará.

PRECES

Demos gracias a Dios Padre, que estableció en la sangre de Cristo una alianza nueva y eterna con su pueblo y la renueva en el sacramento del altar, y supliquémosle, diciendo:

Bendice, Señor, a tu pueblo.

Dirige, Señor, por los caminos de tu voluntad, el sentir de los pueblos y la mente de sus gobernantes,
— para que procuren con empeño el bien común.

Aumenta el fervor de aquellos que, habiéndolo dejado todo siguieron a Cristo,
— para que manifiesten con su testimonio la vida de la Iglesia.

Tú que creaste a todos los hombres a imagen tuya,
— haz que sintamos horror de las injusticias y desigualdades entre los hombres.

Llama a tu amistad y a tu verdad a los que viven alejados de ti,
— y a nosotros enséñanos cómo podemos ayudarlos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Admite a los difuntos en tu gloria,
— para que te alaben eternamente

Llenos de fe, invoquemos juntos al Padre común, repitiendo la oración que Jesús nos enseñó:

Padre nuestro…

ORACION

Señor, guarda a tu familia en el camino del bien que tú le señalaste, y haz que, protegida por tu mano en sus necesidades temporales, tienda con mayor libertad hacia los bienes eternos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

Lectio Divina – Miércoles II de Cuaresma

1.- Introducción.

Quiero, Señor, que mi oración en este día me lleve a una actitud de humildad y de servicio desinteresado a mis hermanos. Si Tú, siendo Dios, no has querido venir a este mundo para ser servido sino para servir a otros, ¿Cómo puedo yo tener tanta cara que piense en otra cosa? Yo quiero ser tu discípulo, yo quiero vivir aprendiendo siempre de Ti. Y te suplico que en la oración de este día aprenda esta hermosa lección: mi vida sólo tiene sentido sirviendo a los demás.

2.- Lectura reposada de la Palabra del Señor. Mateo 20, 17-28

Cuando iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomó aparte a los Doce, y les dijo por el camino: «Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, para burlarse de él, azotarle y crucificarle, y al tercer día resucitará. Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como para pedirle algo. Él le dijo: «¿Qué quieres?» Dícele ella: «Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino». Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?» Dícenle: «Sí, podemos». Díceles: «Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre. Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».

3.- Qué dice el texto.

Meditación-Reflexión

Una vez más hay que decir con el profeta Isaías que “Los caminos de Dios no son nuestros caminos” (Is. 55, 8). Los caminos de Dios son de descenso: Del cielo a un pesebre, a un lavatorio de pies, a una Cruz, a un Altar. Parece que lo propio de Dios es bajar…En cambio el camino de los hombres es de “ascenso”.   Desde el principio, en el mismo Paraíso, el hombre quiere ser como Dios; después quiere levantar una torre que llegue al cielo. Si lo propio de Dios es “bajar” el hombre se empeña en “subir”.  Y esto está tan metido en nuestro corazón humano que hasta los mismos apóstoles que siguen a Jesús por el camino de la Cruz, van pensando en los primeros puestos. San Mateo, al escribir su evangelio, debió de sentir rubor al poner por escrito este hecho y trató de disimularlo metiendo a la madre por medio. Pero el evangelista Marcos, que había escrito su evangelio antes, dice con claridad que los propios discípulos iban pensando en quién de ellos sería el primero (Mc. 9,34). Lo peor es que, a más de veinte siglos de distancia, todavía en la Iglesia se piensa en cargos honoríficos, ascensos, lujosos ornamentos, dignidades etc. Hoy más que nunca la Iglesia necesita sacerdotes, religiosos y laicos que, ante la pregunta del Señor: ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber? puedan responder con humildad: Señor, nosotros con nuestras fuerzas, no; pero con tu gracia, ¡podemos!

Palabra del Papa

“La narración de san Marcos describe la escena de Jesús con los discípulos Santiago y Juan, los cuales –sostenidos por su madre– querían sentarse a su derecha y a su izquierda en el reino de Dios, reclamando puestos de honor, según su visión jerárquica del reino. El planteamiento con el que se mueven estaba todavía contaminado por sueños de realización terrena. Jesús entonces produce una primera “convulsión” en esas convicciones de los discípulos haciendo referencia a su camino en esta tierra: “El cáliz que yo voy a beber lo beberéis…, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado”. Con la imagen del cáliz, les da la posibilidad de asociarse completamente a su destino de sufrimiento, pero sin garantizarles los puestos de honor que ambicionaban. Su respuesta es una invitación a seguirlo por la vía del amor y el servicio, rechazando la tentación mundana de querer sobresalir y mandar sobre los demás. Frente a los que luchan por alcanzar el poder y el éxito, para hacerse ver, frente a los que quieren ser reconocidos por sus propios méritos y trabajos, los discípulos están llamados a hacer lo contrario. Por eso les advierte: “Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor”. Con estas palabras señala que en la comunidad cristiana el modelo de autoridad es el servicio” (Homilía de S.S. Francisco, 18 de octubre de 2015).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto. (Guardo silencio)

5.-Propósito: Hacer con gozo, en este día, algún servicio humilde.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, en tu Iglesia se habla mucho de amor, de trabajo, de castidad, pero muy poco de humildad, de últimos puestos, de servicios sencillos y desinteresados. La gente de Iglesia se deja fascinar por los escalafones y ascensos, pero poco por las palabras de Pablo a los cristianos primitivos: “Que os tire lo humilde”. Haz, Señor, que me tire, me arrastre, me seduzca lo pequeño, lo sencillo y lo humilde. Lo que sedujo a la Virgen, tu madre.

ORACIÓN EN TIEMPO DE PANDEMIA

Señor Resucitado: Mora en cada uno de nuestros corazones, en cada enfermo del hospital, en todo el personal médico, en los sacerdotes, religiosos y religiosas dedicados a la pastoral de la salud, en los gobernantes de las naciones y líderes cívicos, en la familia que está en casa, en nuestros abuelos, en la gente encarcelada, afligida, oprimida y maltratada, en personas que hoy no tienen un pan para comer, en aquellos que han perdido un ser querido a causa del coronavirus u otra enfermedad. Que Cristo Resucitado nos traiga esperanza, nos fortalezca la fe, nos llene de amor y unidad, y nos conceda su paz. Amén

Lectura continuada del Evangelio de Mateo

Mateo 4, 23-25

23Y recorría toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

24Y su fama llegó a toda Siria. Y le trajeron todos los que se encontraban mal con enfermedades y sufrimientos diversos, endemoniados, lunáticos y paralíticos, y los curó.

25Y le siguieron muchas muchedumbres de Galilea, de la Decápolis, de Judea y de allende el Jordán.

 

El versículo 23 se repite casi literalmente en 9,35. Mateo establece así una clara inclusión de los capítulos 5- 9. El v. 23 Conecta con 4,12.15.17 mediante las palabras «Galilea», «proclamar» y «reino». La palabra «enseñar» anticipa 5,1-2. Esta sección, el «título» de los capítulos 5-9, posee un carácter de enlace e ilustra la tendencia mateana a unir con perícopas de transición las partes principales. El texto es formalmente un sumario. En él ocupa la actividad curativa de Jesús el espacio principal. La construcción es desaliñada: a una frase genérica sobre la proclamación y las curaciones en Galilea (v. 23) sigue en el v. 24b una noticia sobre las curaciones de Jesús; el v. 24a queda un tanto suelto y se prestaba mejor como preparación del v. 25, donde se habla de muchas muchedumbres que siguen a Jesús.

 

  • Mateo compone un sumario sintético antes de referir detalles de la enseñanza y la actividad curativa de Jesús. Propone un cuadro general que particularizará después con ejemplos concretos. La enseñanza de Jesús «en sus sinagogas» sugiere dos cosas: Jesús se dirige a Israel y enseña como maestro de Israel en la sinagoga, al igual que aplica su actividad sanadora al pueblo elegido. Pero a la vez «sus sinagogas» pone de manifiesto que el evangelista y su comunidad poseen su propio lugar fuera de esas sinagogas. «Proclamar» y «enseñar» no designan dos acciones diversas si se considera el conjunto del evangelio de Mateo. Se había indicado ya en 3,2 y 4,17 el contenido de la proclamación: la conversión ante la proximidad del Reino. Los capítulos 5-7 desarrollan la «enseñanza» y los capítulos 8-9 harán lo mismo con la «curación». Pero el evangelista subraya ya ahora que llevaban todos los enfermos a Jesús y que él curaba toda enfermedad. Hace de los milagros curativos de Jesús su actividad «normal». Para él es importante la obediencia de Jesús a la misión del siervo de Dios (cf. 8,14-17) y su dedicación fundamental al ser humano. La afirmación de que Jesús cura las enfermedades «del pueblo», es decir, del pueblo de Dios, Israel, posee un acertado matiz bíblico.
  • En el v. 24 Mateo alude con los tres términos «endemoniados, lunáticos y paralíticos» a curaciones que narrará más adelante (cf. 8,28-34; 9,1-8; 17,14-21) en ejemplos concretos. Es significativo que Mateo anticipe la actividad curativa de Jesús al sermón de la montaña: es cierto que se preocupa primariamente por la enseñanza de Jesús y por eso coloca el contenido de los capítulos 5-7 antes de 8-9; pero el Jesús maestro no es sino el Hijo de Dios que asiste con su poder benéfico a los seres humanos; por eso le siguen las muchedumbres. De ese modo los vv. 23-24 sugieren una dimensión del «indicativo» de salvación, ausente tan a menudo en Mateo.
  • El seguimiento de la muchedumbre es ingrediente del cuadro de la actividad de Jesús. La muchedumbre y los discípulos de los vv. 18-22 no deben concebirse como dos grupos diferenciados; Mateo indica, más bien, de este modo que el discipulado debe prolongarse en la Iglesia.
  • Para Mateo es teológicamente decisivo que toda proclamación eclesial («evangelio») se oriente en el Jesús terreno y no tenga otro contenido que sus palabras y sus obras. La proclamación y las obras del Jesús terreno pasan a ser el único criterio y contenido de la proclamación cristiana.

Comentario – Miércoles II de Cuaresma

(Mt 20, 17-28)

Jesús quieren llevar a sus discípulos a tomar conciencia de que está marchando hacia el final de su vida terrena. Pero los discípulos piensan sobre todo en la gloria que Jesús alcanzará y la entienden como un reinado glorioso en la tierra. Por eso Santiago y Juan (los Zebedeos) piden un lugar destacado en ese nuevo Reino.

Jesús, con admirable paciencia, quiere hacerles notar que compartir su Reino implica también compartir los sufrimientos propios de la pasión, pero ellos responden que están dispuestos a acompañarlo en todo. Sin embargo, Jesús indica que eso no basta, porque el que asigna los puestos es el Padre, de manera que el creyente debe renunciar a reconocimientos públicos o lugares de dominio. Además, en la nueva comunidad la autoridad será más servicio que gloria, donde no se tratará de exigir obediencia, sino de usar la autoridad para servir, como un esclavo de los demás. Y al mismo tiempo que destaca ese nuevo estilo, Jesús lo contrapone a los poderes políticos paganos, donde la autoridad se imponía de maneras indeseables. Pero además ofrece como modelo de la verdadera autoridad su propia vida entregada hasta el fin por los demás.

Y este texto también nos invita a escuchar la pregunta que Jesús nos hace: “¿Estás dispuesto a beber el cáliz que yo beberé?” Pregunta molesta, porque nosotros desearíamos excluir de nuestra vida todo sufrimiento. El cáliz simboliza la sangre derramada, la entrega de la pasión, el dolor de la cruz, y la sola palabra “dolor” es como un aguijón en nuestro interior. Pero si no enfrentamos esos miedos oscuros y no miramos nuestra vida limitada tal cual es, viviremos engañándonos a nosotros mismos y rechazando la misión que Dios nos da, misión que siempre exigirá renuncias, cansancios y momentos difíciles. Santiago y Juan contestaron que sí, que podían beber su cáliz, aunque todavía no entendían lo que eso significaba y estaban apegados al deseo de poder. Sin embargo, el amor a Jesús los sostuvo, los purificó, y ellos fueron capaces de renunciar a sus proyectos.

Oración:

“Jesús, ayúdame a convencerme de que mi grandeza está en el servicio humilde y desinteresado; libérame de estar pendiente de puestos y lugares de gloria, para entregarme con un corazón despojado a servirte en los hermanos”.

 

VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
El Evangelio de cada día

Sacrosanctum Concilium – Documentos Vaticano II

Cualidades y misión de los compositores

121. Los compositores verdaderamente cristianos deben sentirse llamados a cultivar la música sacra y a acrecentar su tesoro.

Compongan obras que presenten las características de verdadera música sacra y que no sólo puedan ser cantadas por las mayores «Scholae cantorum», sino que también estén al alcance de los coros más modestos y fomenten la participación activa de toda la asamblea de los fieles.

Los textos destinados al canto sagrado deben estar de acuerdo con la doctrina católica; más aún: deben tomarse principalmente de la Sagrada Escritura y de las fuentes litúrgicas.

Comentario Domingo III de Cuaresma

Oración preparatoria

Señor Jesús:

Suscita en nuestros corazones una profunda sed del agua viva que eres Tú: calma y sacia nuestra sed. Haz que nos desengañemos de toda otra agua que no sacia el corazón humano.

Despierta en cada uno de nosotros lo mejor que anida en lo más hondo de nosotros, como en la samaritana.

Y concédenos adorarte a Ti y a tu Padre “en espíritu y en verdad” en todas las cosas.

AMEN.

 
Jn 2, 13-25

A) «13Y estaba próxima la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. 14Y encontró en el Templo (hieron) a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados.

15Y, haciendo un látigo de cuerdas, echó del Templo (hieron) a todos, con las ovejas y los bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; 16y a los que vendían palomas les dijo: “Quitad esto de aquí; no hagáis la casa de mi Padre casa de mercado”.

17Sus discípulos recordaron que está escrito: “El celo de tu casa me devora”.

B) 18Replicaron entonces los judíos y le dijeron: “¿Qué signo (semeion) nos muestras pues haces eso?”. 19Replicó Jesús y les dijo: “Destruid este templo (naos), y en tres días lo levantaré (egeiro)”. 20Entonces dijeron los judíos: “¿Cuarenta y seis años ha costado edificar este templo (naos) y tú en tres días lo vas a levantar (egeiro)?”.

21Pero él hablaba del templo (naos) de su cuerpo.

22Cuando fue levantado [resucitó] (egeiro) de entre los muertos, sus discípulos recordaron que había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había dicho Jesús.

C) 23Mientras estaba en Jerusalén, en la fiesta de la Pascua, muchos creyeron en su nombre, al ver los signos (semeia) que hacía.

24Pero Jesús no les creía, porque los conocía a todos.
25Y no tenía necesidad de ningún testimonio sobre lo humano, porque él conocía lo que hay dentro de lo humano.

PALABRA DE DIOS 

CONTEXTO

Para este tercer domingo de Cuaresma, la liturgia de la Iglesia nos propone la Palabra del evangelio de Juan, una profunda reflexión teológica sobre Jesús. El episodio anterior es el de la boda de Caná (Jn 2,1-12), el primer signo (“milagro”) de los 7 que Juan cuenta de Jesús. Los signos (semeia) tienen una gran dimensión simbólica, y revelan la identidad de Jesús y su íntima relación con el Padre. Todo para buscar la fe del lector, como ocurrió con los discípulos: “Tal comienzo de los signos hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos” (Jn 2,11.22). La fe significa primeramente confianza en Jesús y en su camino para llegar al Padre. Por eso, el episodio que sigue a nuestro evangelio es el del encuentro de Jesús con Nicodemo, un magistrado fariseo sincero al que Jesús invita a “nacer de nuevo”, es decir a vivir con fe-confianza en Jesús (Jn 3,1- 21).

 
TEXTO

Aunque el evangelio está formado por dos unidades textuales o perícopas (el gesto profético en el Templo: 2,13-22, AB; y la estadía en Jerusalén: 2,23-25, C), todo el conjunto puede estructurarse en tres partes, con un centro bien caracterizado: laresurrección de Jesús, presentada con el equívoco (una técnica retórica típica de Juan, que consiste en utilizar la misma palabra con dos sentidos diferentes; aquí, el templo). Así, tenemos:

A) Vv. 13-18: la llegada de Jesús a Jerusalén – la acción mesiánica-profética en el Templo – la reacción de los discípulos (centro de esta unidad: el gesto de Jesús);

B) Vv. 18-22: diálogo de Jesús con los judíos (un personaje colectivo del evangelio) – clave de explicación del evangelista – reacción de los discípulos (centro de esta unidad: la clave de explicación);

C) Vv. 23-25: falsa reacción de muchos – reacción de Jesús – explicación de la misma (centro de esta unidad: la reacción de Jesús frente a la fe por los signos). El incidente del Templo provoca la reacción de dos personajes: los discípulos y los judíos. Ambos creen, pero una fe (la de los signos, de los judíos) es rechazada por Jesús y otra fe (la de la memoria-recuerdo, de los discípulos) queda en pie.

 
ELEMENTOS A DESTACAR

• La referencia a la Pascua abre y cierra el evangelio. Los judíos celebraban la Pascua como memorial de la liberación de Egipto, hacían memoria de las grandes gestas a su favor del Dios liberador. De modo que la acción de Jesús en el Templo se presenta así como un paso (= pascua) de una forma de “gestionar” lo divino, basado en los “negocios”, a otra forma, basada en la persona de Jesús. ¿Nuestra experiencia de Dios es liberadora o más bien es una experiencia anquilosada en ritos?

• La imagen del Templo es decisiva: debería ser lugar de oración y de encuentro con Dios, pero Jesús encuentra a la gente ocupada en el comercio y en el cambio de dinero. En este tiempo de la “hegemonía de los mercados”, ¿cómo y en qué “purificar” nuestra militancia cristiana?

• La acción de Jesús, airada, es una muestra de amor y fidelidad a Dios y a la humanidad, puesto que lo sagrado, que debía servir al bien y a la vida de la gente, se ha utilizado para provecho propio y contra las necesidades de los pobres. ¿Es- taría airado Jesús con nuestra forma de vivir la religión, con nuestro modo de presentarla a los demás? ¿Por qué?

• Las reacciones de los discípulos: recordar (v. 17), recordar y creer (v. 22); pero en la tercera escena no aparece su reacción. Es el espacio para nuestra reacción. ¿Cuál será?

• El misterioso relato de la tercera parte nos muestra que no toda Fe es auténtica: en ese contexto, los signos (las “pruebas”) se contraponen a la fe verdadera, que se basa en la confianza, en la entrega confiada a la persona de Jesús. ¿Necesitamos pruebas para nuestra fe, o nos fiamos plenamente de Jesús? ¿En qué se manifiesta?

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.

Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

Para la catequesis – Domingo III de Cuaresma

Domingo III de Cuaresma

Éxodo 20:1-7; Salmo 18:8.9.10.11; 1Corintios 1:22-25; Juan 2:13-25

Jesús Purifica el Templo

Cuando se acercaba la pascua de los judíos, Jesús llegó a Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo un látigo de cordeles y los echó del templo, con todo y sus ovejas y bueyes; a los cambistas les volcó las mesas y le tiró al suelo las monedas; y a los que vendían palomas les dijo: “Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre”. En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo que estaba escrito: el celo de tu casa me devora. Después intervinieron los judíos para preguntarle: “¿Qué señal nos das de que tienes autoridad para actuar así?” Jesús les respondió: «Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré». Replicaron los judíos: “Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días? “Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho aquello y creyeron en la escritura y en las palabras que Jesús había dicho. Mientras estuvo en Jerusalén para las fiestas de Pascua, muchos creyeron en El, al ver los prodigios que hacía. Pero Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba que nadie le descubriera lo que es el hombre, porque él sabía lo que hay en el hombre.

Reflexión

En el templo judío se ofrecían sacrificios de animales y la gente tenía que ir a comprarlos allí mismo. ¿Por qué Jesús bota a los cambistas o financieros del templo? (Jesús se indigna porque solo están allí para hacerse ricos y no tienen devoción a Dios. Para Jesús lo más importante es que Dios reciba el honor que merece.) Los judíos le preguntan qué señal les da de que tiene autoridad para hacer esto, ¿qué contesta Jesús? («Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré».) ¿A qué se refiere Jesús? (La señal será cuando el templo de su cuerpo muera en la cruz y resucite en tres días, demostrando que es Dios.) Jesús conoce lo que hay en nuestro corazón. ¿Cómo podemos limpiar nuestro corazón de distracciones, odios, perezas, y todo que no le da gloria a Dios para adorarlo como lo merece? (Poner a Dios primero dándole tiempo suficiente a la oración diaria; participar con toda nuestra atención en la misa; reconciliar con los enemigos; ser amable a todos; ayudar en la casa y en el colegio; hacer nuestra tarea; ser honestos; ser obedientes a nuestros padres, a nuestros maestros, y a los mandamientos de Dios…)

Actividad

En la siguiente página, revisar las partes de la Iglesia. ¿Cuáles corazones más alegran a Jesús cuando entran a adorarle?

Oración

Señor, Tú eres el buen y amoroso Rey del Universo. Ayúdanos a limpiar el templo de nuestro corazón para que puedas sentirte feliz allí y para poder adorarte como te lo mereces. Amen.

¿Qué me quiere decir hoy Jesús?

La purificación del Templo – Juan 2, 13-25

En aquel tiempo se acercaba la Pascua de los Judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote con cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendías palomas les dijo: – Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre. Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora» Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: – ¿Qué signos nos muestras para obrar así? Jesús contestó: – Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Los judíos replicaron: – Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días? Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús. Mientras estaba en Jerusalén por la fiestas de la Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.

Explicación

Jesús se enfadó mucho con los que habían convertido el Templo de Jerusalén en una gran superficie de comerciantes, cambistas de monedas y aprovechados, y les dijo, arrojando por los suelos sus mostradores: Quitad todo esto de aquí, porque este es un lugar es de oración sencilla y confiada con Dios.

Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández

Comentario al evangelio – Miércoles II de Cuaresma

Jesús nos presenta hoy dos formas de situarnos en el mundo: dominar y servir. Los fuertes y poderosos disponen de sus súbditos como si fuesen sus amos. Jesús les propone a los suyos un estilo de vida marcado por el servicio y el dar la vida por los demás tal como Él ha hecho. Por eso choca la petición de la madre de los Zebedeos de que Jesús conceda los primeros puestos a sus hijos cuando está hablando de su pasión y explica también lo difícil que resulta seguir al Maestro tal como Él lo propone. No es fácil superar la tendencia a hacernos servir y tener poder sobre los demás. Necesitamos un camino de conversión para cambiar ese afán de dominar por el servicio y el dar la vida. El vía crucis que practicamos durante la Cuaresma es un buen ejercicio que nos pone en camino de conversión contemplando a Jesús en los diferentes pasos de su Pasión y Muerte.

Jeremías padeció persecución por ser fiel a la llamada profética. Y también la coherencia con los planes de Dios le llevó a Jesús hasta la cruz. La fidelidad a la vocación no es fácil de comprender, sobre todo cuando mantenerla lleva a la muerte. La incomprensión y la persecución han sido una constante a lo largo de la historia del cristianismo: ayer y hoy muchos hombres y mujeres fueron incomprendidos en su fidelidad a la vocación y sufrieron desprecios, humillaciones, calumnias e incluso la muerte. Nunca ha sido fácil seguir al Maestro. Y hoy también tenemos nuestras dificultades y muchas veces nos resulta complicado mantener nuestra opción por el servicio, incluso a quienes no nos comprenden. Esta fidelidad se aprende en la práctica de cada día, en las cosas pequeñas de todos los días “porque cada día trae su afán”, y “el que es de fiar en lo pequeño, será de fiar en las cosas importantes”, dice Jesús.

Cuando uno se decide a poner en práctica el servicio tal como Jesús nos lo propone, se da cuenta de que “el que no vive para servir, no sirve para vivir” y de que ha encontrado el sentido y la razón de su vida. Experimenta que “cuando tú amas y sirves a los demás… la vida te ama y te sirve a ti… pues todo se vuelve siempre multiplicado”. Con razón alguien ha dicho que “servir con amor es el boleto del cielo”. Y el Papa Francisco dice: “Quien quiera ser grande que sirva a los demás, NO que se sirva de los demás”.

José Luis Latorre, cmf