Vísperas – Jueves II de Cuaresma

VÍSPERAS

JUEVES II CUARESMA

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Te damos gracias, Señor,
porque has depuesto la ira
y has detenido ante el pueblo
la mano que lo castiga.

Tú eres el Dios que nos salva,
la luz que nos ilumina,
la mano que nos sostiene
y el techo que nos cobija.

Y sacaremos con gozo
del manantial de la Vida
las aguas que dan al hombre
la fuerza que resucita.

Entonces proclamaremos:
«¡Cantadle con alegría!
¡El nombre de Dios es grande;
su caridad, infinita!

¡Que alabe al Señor la tierra!
Contadle sus maravillas.
¡Qué grande, en medio del pueblo,
el Dios que nos justifica!» Amén.

SALMO 71: PODER REAL DEL MESÍAS

Ant. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el fin de la tierra.

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.

Que los montes traigan paz,
y los collados justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre
y quebrante al explotador.

Que dure tanto como el sol,
como la luna, de edad en edad;
que baje como lluvia sore el césped,
como llovizna que empapa la tierra.

Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran río al confín de la tierra.

Que en su presencia se inclinen sus rivales;
que sus enemigos muerdan el polvo;
que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.

Que los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el fin de la tierra.

SALMO 71

Ant. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre, rescatará sus vidas de la violencia.

Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres;
él rescatará sus vidas de la violencia,
su sangre será preciosa a sus ojos.

Que viva y que le traigan el oro de Saba;
que recen por él continuamente
y lo bendigan todo el día.

Que haya trigo abundante en los campos,
y susurre en lo alto de los montes;
que den fruto como el Líbano,
y broten las espigas como hierba del campo.

Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso;
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén!

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre, rescatará sus vidas de la violencia.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: EL JUICIO DE DIOS

Ant. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.

LECTURA: St 4, 7-8. 10

Someteos a Dios y enfrentaos con el diablo, que huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y Dios se acercará a vosotros. Pecadores, lavaos las manos; hombres indecisos, purificaos el corazón. Humillaos ante el Señor, que él os levantará

RESPONSORIO BREVE

R/ Yo dije: Señor, ten misericordia.
V/ Yo dije: Señor, ten misericordia.

R/ Sáname, porque he pecado contra ti.
V/ Señor, ten misericordia.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Yo dije: Señor, ten misericordia.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Aquel rico que negó las migajas de pan a Lázaro pidió luego una gota de agua.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Aquel rico que negó las migajas de pan a Lázaro pidió luego una gota de agua.

PRECES

Celebremos la misericordia de Dios, que nos ilumina con la gracia del Espíritu Santo, para que nuestra vida resplandezca con obras de fe y santidad, y supliquémosle, diciendo:

Renueva, Señor, al pueblo redimido por Cristo.

Señor, fuente y autor de toda santidad, haz que los obispos, presbíteros y diáconos, al participar de la mesa eucarística, se unan más plenamente a Cristo,
— para que vean renovada la gracia que les fue conferida por la imposición de manos.

Impulsa a tus fieles para que, con santidad de vida participen activamente de la mesa de la palabra y del cuerpo de Cristo
— y vivan lo que han recibido por la fe y los sacramentos.

Concédenos, Señor, que reconozcamos la dignidad de todo hombre redimido con la sangre de tu Hijo
— y que respetemos su libertad y su conciencia.

Haz que todos los hombres sepan moderar sus deseos de bienes temporales
— y que atiendan a las necesidades de los demás.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Acuérdate, Señor, de todos los que has llamado hoy a la eternidad
— y concédeles el don de la eterna bienaventuranza.

Ya que por Jesucristo hemos llegado a ser hijos de Dios, nos atrevemos a decir:

Padre nuestro…

ORACION

Señor, Dios nuestro, tú has querido que el santo obispo Francisco de Sales se entregara a todos generosamente para la salvación de los hombres; concédenos, a ejemplo suyo, manifestar la dulzura de tu amor en el servicio a nuestros hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

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Lectio Divina – Jueves II de Cuaresma

1.- Introducción.

Señor, hoy vengo a la oración a pedirte que cambies mi corazón de piedra en un corazón de carne. A veces yo también me hago insensible ante tantos hermanos nuestros que mueren en el mar o en las playas; que van huyendo del infierno de sus países de origen y van buscando simplemente “poder vivir”. Yo quiero ser más sensible a estos problemas humanos, que sepa vivirlos en mi propia piel.  Haz que se me rompa el corazón ante tantos dramas tan duros de mis hermanos.

2.- Lectura reposada de la palabra del Señor. Lucas 16, 19-31

En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: Había un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y uno pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico… pero hasta los perros venían y le lamían las llagas. Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado. Estando en el infierno entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Y, gritando, dijo: «Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama». Pero Abraham le dijo: «Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí consolado y tú atormentado. Y además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí puedan pasar donde nosotros». Replicó: «Con todo, te ruego, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio, y no vengan también ellos a este lugar de tormento». Le dijo Abraham: «Tienen a Moisés y a los profetas; que les oigan». Él dijo: «No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los muertos va donde ellos, se convertirán». Le contestó: «Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán, aunque un muerto resucite».

3.- Qué dice el texto.

Meditación-Reflexión.

Una de las consecuencias más terribles del dinero es que “endurece el corazón de las personas”. Según los comentaristas, en aquella época las comidas se servían en un solo plato y éste se limpiaba con la miga del pan, de modo que pudiera servir para el resto de la comida. Pues bien, esas migas sucias, que habían servido para limpiar el plato, se tiraban al suelo para que las comieran los perros. Y aquel ricachón ni siquiera eso le daba al pobre Lázaro.  Me impresionan mucho las palabras de este evangelio: “Entre vosotros y nosotros se abre un gran abismo”. Ese abismo existe entre el primer mundo y el tercer mundo. Ese abismo existe cuando según las estadísticas, los ricos son cada vez más ricos y los pobres son más pobres. Y lo más grave es que ese abismo que comienza en este mundo se prolongará para siempre en el otro. Y es que, cuando el hombre endurece su corazón, ya no hace caso a nadie ni siquiera a un muerto que vuelva de otro mundo. Jesús no ha venido a este mundo para abrir fosos que nos separan sino para tender puentes que nos unen. El evangelio nos pide un cambio. Es pecado el dejar todo como está sin intentar mejorar este mundo. El pobre fue llevado por los ángeles sin más título que su pobreza y sufrimiento. Y yo, ¿con qué credenciales pienso presentarme delante de Dios?

Palabra del Papa.

“Tal vez ese rico era un hombre religioso, a su manera. Rezaba, quizás, alguna oración y dos o tres veces al año seguramente iba al Templo a hacer sacrificios y daba grandes ofrendas a los sacerdotes, y ellos con aquella pusilanimidad clerical se lo agradecían y le hacían sentarse en el lugar de honor. Pero no se daba cuenta de que a su puerta estaba un pobre mendigo, Lázaro, hambriento, lleno de llagas, símbolo de tanta necesidad que tenía. El hombre rico tal vez el vehículo con el que salía de casa tenía los cristales polarizados para no ver fuera… tal vez, pero no sé… Pero seguramente, sí, su alma, los ojos de su alma estaban oscurecidos para no ver. Solo veía dentro de su vida, y no se daba cuenta de lo que había sucedido a este hombre, que no era malo: estaba enfermo. Enfermo de mundanidad. Y la mundanidad transforma las almas, hace perder la conciencia de la realidad: viven en un mundo artificial, hecho por ellos… La mundanidad anestesia el alma. Y por eso, este hombre mundano no era capaz de ver la realidad. Muchas personas que llevan la vida de modo difícil; pero si tengo el corazón mundano, nunca entenderé eso. Con el corazón mundano no se puede entender la necesidad y lo que hace falta a los demás. Con el corazón mundano se puede ir a la iglesia, se puede rezar, se pueden hacer tantas cosas. Pero Jesús, en la Última Cena, en la oración al Padre, ¿qué ha rezado? ‘Pero, por favor, Padre, custodia a estos discípulos para que no caigan en el mundo, que no caigan en la mundanidad’. Es un pecado sutil, es más que un pecado: es un estado pecador del alma”. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 5 de marzo de 2015, en Santa Marta).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto. (Guardo silencio).

5.-Propósito: Haré un rato de oración para que nunca se me endurezca el corazón.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Hoy quiero acabar esta oración dándote gracias por haber comprendido las graves consecuencias que se derivan de tener el corazón endurecido.  Las personas, dejamos de ser personas, cuando en vez de un corazón de carne ponemos en el pecho un corazón de piedra. Una persona sin emociones, sin sentimientos, sin capacidad de cambio, ha dejado de ser persona. Lázaro era pobre, pero era una persona con toda su dignidad y con todos sus derechos. Epulón era un rico tan pobre que dejó de ser persona. Sólo tenía dinero.

ORACIÓN EN TIMEPO DE PANDEMIA

Señor Resucitado: Mora en cada uno de nuestros corazones, en cada enfermo del hospital, en todo el personal médico, en los sacerdotes, religiosos y religiosas dedicados a la pastoral de la salud, en los gobernantes de las naciones y líderes cívicos, en la familia que está en casa, en nuestros abuelos, en la gente encarcelada, afligida, oprimida y maltratada, en personas que hoy no tienen un pan para comer, en aquellos que han perdido un ser querido a causa del coronavirus u otra enfermedad. Que Cristo Resucitado nos traiga esperanza, nos fortalezca la fe, nos llene de amor y unidad, y nos conceda su paz. Amén

El amor pide correspondencia (Amor)

Esto es lo primero en la intención del amante: que sea correspondido por el amado. A esto tienden, en efecto, todos los esfuerzos del amante, a atraer hacia sí el amor del amado, y si esto no ocurre, es preciso que el amor se disuelva (SANTO TOMÁS, Suma contra los Gentiles, 3, 151).

Dice Aristóteles que «amar es querer el bien para alguien», y siendo esto así, el movimiento del amor tiene dos términos: el bien que se quiere para alguien […] y ese alguien para quien se quiere aquel bien. (SANTO TOMÁS, Suma Teológica, 12, q, 26, a. 4).

Nada hay que mueva tanto a amar como el pensamiento, por parte de la persona amada, de que aquel que la ama desea en gran manera verse correspondido (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía sobre la 2ª Epístola a los Corintios, 14).

El verdadero amor crece con las dificultades; el falso, se apaga. Por experiencia sabemos que, cuando soportamos pruebas difíciles por alguien a quien queremos, no se derrumba el amor, sino que crece. Aguas torrenciales (esto es, abundantes tribulaciones) no pudieron apagar el amor (Ct 8, 7). Y así los santos, que soportan por Dios contrariedades, se afianzan en su amor con ello; es como un artista, que se encariña más con la obra que más sudores le cuesta (SANTO TOMÁS, Sobre la caridad, 1. c., p. 212).

Todo lo duro que puede haber en los mandamientos lo hace llevadero el amor… ¿Qué no hace el amor…? Ved cómo trabajan los que aman: no sienten lo que padecen, redoblan sus esfuerzos a tenor de las dificultades (SAN AGUSTÍN, Sermón 96).

No es posible separar el amor del dolor ni el dolor del amor; por esto, el alma enamorada se alegra en sus dolores y se regocija en su amor doliente (SAN PABLO DE LA CRUZ, Carta 1).

[…] el amor se adquiere en la fatiga espiritual. El amor crece en nosotros y se desarrolla también entre las contradicciones, entre las resistencias que se le oponen desde el interior de cada uno de nosotros, y a la vez «desde fuera», esto es, entre las múltiples fuerzas que le son extrañas e incluso hostiles (JUAN PABLO II, 3 II 1980).

Comentario – Jueves II de Cuaresma

(Lc 16, 19-31)

Este episodio del rico y el pobre Lázaro es uno de los textos típicos del evangelio de Lucas, con un fuerte acento en la misericordia, donde aparece también la predilección de Dios ir los pobres.

De hecho, el único motivo que se da para que Lázaro sea llevado por los ángeles a un lugar de consuelo son los males que soportó durante su pobre vida, es decir, simplemente su pobreza.

El evangelio invita a prestar atención a esas personas sumisas en la miseria y la angustia mientras estamos felices en nuestras comodidades y tratamos de no dejarnos cuestionar por su presencia. Y este texto nos muestra el lugar peculiar de la ayuda al hermano pobre en el camino de purificación y crecimiento. Aunque todo parezca estar bien, la indiferencia ante las necesidades del pobre nos coloca en un camino que lleva a la oscuridad y a la ruina.

También es detestable en ese texto la importancia que se da a la Palabra de Dios, ya que si no le prestamos atención a sus exigencias, ni siquiera la resurrección de un muerto nos hará renunciar a nuestros apegos y a nuestra indiferencia. No se trata entonces de esperar que Dios haga algo prodigioso para que cambiemos de vida. Se trata de detenerse a ver la realidad: la propia vida, el sentido de lo que estamos haciendo, las necesidades que hay a nuestro alrededor. De ese modo podremos reconocer que la vida cómoda y egoísta que llevamos es verdaderamente desagradable. De hecho, hay personas que luego de disfrutar varios días de comodidad y de confort, comienzan a recordar el sufrimiento de los demás y entonces surge en sus corazones la pregunta: “¿Para qué estoy viviendo? ¿Qué estoy haciendo con mi vida?” De esa manera, el corazón se abre a la Palabra de Dios que le pide un compromiso de amor. Pero la persona que se evade en las distracciones y escapa de las preguntas y de su propio corazón, no cambia de vida aunque vea resucitar a un muerto.

Oración:

“Ilumíname Señor y toca mi corazón para que pueda descubrirte en aquellos que pasan a mi lado y sólo se encuentran con mi indiferencia. Purifícame del egoísmo y de la comodidad que me encierran en mi pequeño mundo”.

 

VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
El Evangelio de cada día

Sacrosanctum Concilium – Documentos Vaticano II

CAPÍTULO VII

EL ARTE Y LOS OBJETOS SAGRADOS

Dignidad del arte sagrado

122. Entre las actividades más nobles del ingenio humano se cuentan, con razón, las bellas artes, principalmente el arte religioso y su cumbre, que es el arte sacro.

Estas, por su naturaleza, están relacionadas con la infinita belleza de Dios, que intentan expresar de alguna manera por medio de obras humanas. Y tanto más pueden dedicarse a Dios y contribuir a su alabanza y a su gloria cuanto más lejos están de todo propósito que no sea colaborar lo más posible con sus obras para orientar santamente los hombres hacia Dios.

Por esta razón, la santa madre Iglesia fue siempre amiga de las bellas artes, buscó constantemente su noble servicio, principalmente para que las cosas destinadas al culto sagrado fueran en verdad dignas, decorosas y bellas, signos y símbolos de las realidades celestiales. Más aún: la Iglesia se consideró siempre, con razón, como árbitro de las mismas, discerniendo entre las obras de los artistas aquellas que estaban de acuerdo con la fe, la piedad y las leyes religiosas tradicionales y que eran consideradas aptas para el uso sagrado.

La Iglesia procuró con especial interés que los objetos sagrados sirvieran al esplendor del culto con dignidad y belleza, aceptando los cambios de materia, forma y ornato que el progreso de la técnica introdujo con el correr del tiempo.

En consecuencia, los Padres decidieron determinar, acerca de este punto, lo siguiente:

Desde lo alto de la torre Antonia

1. – Desde lo alto de la Torre Antonia un centinela romano mira, el Templo de Jerusalén, el llamado Atrio de los Gentiles, que está abarrotado de mercaderes, cambistas y peregrinos. Le ha llamado la atención un pequeño revuelo allá en un rincón, unas ovejas balando se han dispersado, un par de cambistas andan recogiendo monedas del suelo, y un hombre con unas cuerdas en la mano les dice algo a los que rodean. El pequeño tumulto pasa pronto. No es necesario llamar al Centurión para que apacigüe el alboroto. Tal vez, algún peregrino, que se ha sentido timado por los cambistas, se ha encolerizado demasiado. Y el centinela romano sigue la guardia, tranquilo.

Más o menos así sería la escena que narra el Evangelio, porque de haber sido un alboroto generalizado entre los miles de peregrinos del Atrio de los Gentiles, las cohortes romanas no se hubieran estado quietas. Y el haber promovido ese alboroto hubiera sido una acusación bien clara durante la Pasión de Jesús.

¿Qué quiso Jesús enseñar a sus discípulos con este acto simbólico? Jesús va contra el mercantilismo religioso. Y no precisamente contra si se venden en –por ejemplo—en Roma, o en Lourdes, Fátima o Guadalupe, estampas y medallas, aunque eso hiera la sensibilidad de no pocas personas. La enseñanza de Jesús es más profunda. O, al menos, así lo creo yo.

2. – Dios, su Padre, ha dado una ley al hombre que es ley de amor. Amor a Dios, Padre de todos los hombres, y amor a esos hombres que por ser hijos del mismo Padre son hermanos entre sí. Y Jesús se encuentra con un pueblo atado a 643 preceptos religiosos, que da culto al Padre sacrificando miles de machos cabríos, como si la sangre de esas ofrendas pudieran satisfacer a Dios. “El culto que yo quiero es que socorráis a viudas y huérfanos, que deis libertad al preso, que os améis unos a otros. Jesús nos enseña que Dios quiere un culto de amor, amor a un Padre Dios y por tanto a nuestros hermanos hijos del mismo Padre.

3. – En el mercantilismo religioso caemos todos. Qué son si no esas promesas que hacemos de dar una limosna, de comulgar todos los días una temporada, de dejar de fumar, SI… nos sale bien un examen, un negocio, aun asunto cualquiera. Y a que vienen nuestros enfados con Dios cuando no nos concede lo que le pedimos. Enfados que mostramos en esas frases tan repetidas: “con lo que se lo he pedido al Señor y no me oye”. Y esos enfados nos separan del Señor. En otra forma más infantil e inocente es el poner de espaldas a la imagen de San José cuando no traía la ayuda económica al asilo de ancianos.

No está mal pedir –“pedida y recibiréis—pero no podemos convertir a Dios en El Corte Inglés (*), que en cada piso encontramos lo que buscamos. Si fuéramos a visitar a nuestros padres sólo cuando vamos a pedirles dinero, seríamos unos peseteros y poco amor verdadero habría allí.

4. – Hay otro mercantilismo mucho peor que es cuando acudimos a la religión, o para engañarnos a nosotros mismos, o para engañar a los demás, ¡tal vez sin darnos cuenta del engaño, claro!

Cuando hay un hondo rencor en nuestro corazón, o una situación irregular en nuestra vida, o una injusticia en nuestros negocios, o una precisión absoluta de los demás en nuestras relaciones humanas… acudimos a la misa y a la comunión algo así como a un sedante, algo que adormezca nuestra conciencia y no nos deje ver el verdadero problema que tenemos.

Y peor aún cuando tratamos de hacer de Dios nuestro “compinche”, cuando tratamos de ocultar baja capa de religión nuestra soberbia, nuestras injusticias, dándole a Dios una pesetas para sus templos o para sus pobres, para poder continuar nuestros trapicheos humanos.

Un buen católico es uno que va a misa cuando sabe que la Eucaristía sólo será el banquete que nos da el Padre Dios cuando todos nosotros seamos hermanos. No vengamos a estar con nuestro Padre Dios a darle el disgusto de nuestras desavenencias de hermanos. Vamos a tratar vivir una religión de amor a los demás.

José María Maruri, S J.

Destruid este templo y en tres días lo levantaré

Se acercaba la pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén, y halló en el templo vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y cambistas en sus puestos. Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del templo, con las ovejas y los bueyes; esparció por el suelo las monedas de los cambistas y volcó las mesas. dijo a los vendedores de palomas: «Quitad esto de aquí; no hagáis de la casa de mi Padre un mercado». Sus discípulos se acordaron que está escrito: El celo de tu casa me devora. Entonces los judíos dijeron: «¿Qué señal nos das para obrar así?». Jesús les respondió: «Destruid este templo y en tres días lo levantaré». Los judíos replicaron: «Cuarenta y seis años se tardó en construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?». Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que ya lo había dicho, y creyeron en la Escritura y en la palabra de Jesús.

Mientras estaba Jesús en Jerusalén en la fiesta de la pascua, muchos creyeron en él al ver los milagros que hacía; pero Jesús no se fiaba de ellos, pues los conocía a todos. No necesitaba que le informasen de nadie, pues él conocía muy bien el interior del hombre.

Juan 2, 13-25

COMENTARIO AL EVANGELIO

¿Qué Iglesias o templos conoces?
¿Para que sirve el templo?
¿Qué se suele hacer en él?

Vamos a escuchar lo que nos dice Jesús con su Palabra: Jn 2, 13-25.
• ¿Por qué se enfada tanto Jesús?
• ¿Qué es lo que se debería hacer en un templo?

PARA HACER VIDA EL EVANGELIO

  • Esta semana piensa qué puedes hacer tú para ayudar a que el templo sea un lugar de oración.
  • Descubre y decora la palabra clave de hoy (Descargar). Después colócala en tu RINCÓN DE ORACIÓN

ORACIÓN

Jesús, te enfadaste mucho
con los vendedores del templo
porque no respetaban la casa de tu Padre.

Que cuando vaya a la Iglesia
esté atento a tu Palabra.
Enséñame, sobre todo,
a respetar a todas las personas,
a quererlas como Tú las quieres
y a cuidar la naturaleza
para alabarte también en ella.

Los ritos verdaderos

Señor, ¿por qué los cristianos
ponemos el acento en los ritos religiosos
más que en los pobres y la justicia?
Tú eras un judío piadoso que ibas al templo;
pero tus ritos principales fueron la justicia,
el amor y la solidaridad.

¿Por qué tus discípulos
hablamos de seguirte
y luego nos encerramos
en las celebraciones

y en la ética privada?

Levántate, Señor, y denúncianos.
Denuncia la insuficiencia

de tantos seguimientos
carentes de dimensión social.
Denuncia la hipocresía

de tantas «vidas cristianas»
que, con un cumplimiento perfecto
del «deber»,
apuntalan la injusticia con su forma de vida,
sus opciones y sus inhibiciones.

Dinos hoy a los cristianos,
lo que dijiste entonces a los judíos:
«Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí».

Denúnciame también a mí;
pero a la vez, Señor, te lo suplico,
abrázame y abrásame,
enséñame, transfórmame

y llévame contigo
al altar de los ritos verdaderos,
el amor, la justicia y los pobres.

Patxi Loidi

Notas para fijarnos en el evangelio

• El cuarto Evangelio sitúa los sucesos al inicio de la vida pública de Jesús, mientras que los sinópticos lo hacen en la última semana de su vida (Mt 21,12- 13; Mc 15b-17; Lc 19,45-46). Entre otras cosas, esta divergencia es debida principalmente a la estructura literaria diferente que existe entre ambos. Mientras los sinópticos siguen un trazado literario común que hace concluir el itinerario de Jesús en una única subida a Jerusalén, el cuarto Evangelio presenta como mínimo tres subidas diferentes de Jesús a Jerusalén. Lo histórico y lo teológico se entremezclan en ambas estructuras narrativas, y no hay una prueba concluyente a favor de ninguna de las dos, aunque existen datos que tienden a dar más credibilidad histórica a los hechos narrados por el cuarto Evangelio, aunque aparezcan mucho más reelaborados teológicamente.

• El gesto de Jesús (15-16) es una acción simbólica al estilo de los profetas. Expresa su desacuerdo con el abuso de los comerciantes y los cambistas instalados en el atrio de los gentiles (Za 14,21). Y recuerda que el «templo» tenía que ser el lugar de una verdadera relación con Dios (16) y que no puede ser manipulado por los intereses económicos de nadie. Este gesto profético, no se lo perdonaron nunca quienes se habían apoderado del templo para convertirlo en un «mercado». Fue causa de su condena (Mt 26,61).
• Pero el gesto de Jesús no se refiere sólo al aspecto mercantil que ha adquirido la religión. Es «signo» (18) de la novedad que viene de Dios: el viejo sistema sacrificial se ha terminado. A partir de ahora bastará con el único sacrificio de su muerte y resurrección. El mismo evangelista nos ha dicho antes que Jesús es el «Cordero de Dios» (Jn 1,29.36).
• «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré» (19): se refiere su muerte y resurrección (22). Por tanto, desde ahora el verdadero «templo» de Dios es Jesús, la presencia de Dios en el mundo se da en Él, es «el camino» (Jn 14,4-6) hacia el “Padre» (16).
• «Dieron fe» (22): parece claro que sólo después de la glorificación de Jesús se puede hablar de fe. El Evangelio según San Juan lo subraya de varias formas (Jn 12,16; 13,719; 14,29; 20,9). Pero, por encima de todo, lo enseña mediante la promesa del Espíritu (Jn 7,39; 14,16.26; 15,26-27; 16,7-15): sólo después de la venida del Espíritu será posible creer en Jesús, porque sólo entonces se podrá conocer su misterio. Creer y conocer van unidos (Jn 4,42; 6,69; 10,38; 16,30; 17,7-8).

Comentario al evangelio – Jueves II de Cuaresma

El Evangelio de hoy es una dura crítica de Jesús a los ricos que banquetean opíparamente mientras a su puerta los pobres malviven aprovechando las migajas.  Parábola para el primer mundo opulento que vive de espaldas y explotando a un tercer y cuarto mundo que se alimentan de las migajas que tiramos. Ante esta injusticia tan patente Jesús dice claramente de parte de quién está Dios. Ciertamente el Señor hará justicia en el mundo futuro, pero ya ahora envía su Espíritu para que nos impulse a luchar contra este tipo de desigualdades.

El Papa Francisco comentando este Evangelio dice: “Excluyendo a Lázaro el rico no ha tenido en cuenta al Señor ni a su ley, pues ¡ignorar al pobre es despreciar a Dios! Lázaro representa bien el grito silencioso de los pobres de todos los tiempos y la contradicción de un mundo en el cual las inmensas riquezas y recursos están en las manos de pocos… El rico será condenado no por sus riquezas, sino por haber sido incapaz de sentir compasión por Lázaro y socorrerlo… La misericordia de Dios está vinculada a nuestra misericordia hacia el prójimo; cuando falta esta, también aquella no encuentra espacio en nuestro corazón cerrado, no puede entrar… Si yo no abro la puerta de mi corazón al pobre, aquella puerta permanece cerrada también para Dios y esto es terrible… Podemos cantar con María: derribó a los poderosos de su trono, elevó a los humildes; colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías”.

Con esta parábola Jesús enseñó a sus discípulos lo esencial de la compasión para llegar al Reino de Dios y el peligro de las riquezas que cierran los ojos y el corazón hacia las necesidades del hermano. Los que vivimos estamos a tiempo de convertirnos y mirar a todos los Lázaros que nos esperan y reclaman ayuda. ¡Cuidado con la indiferencia que cierra el corazón a tanta situación de pobreza y marginalidad! ¡Cuidado con cerrar la puerta del corazón a tanto sufrimiento ajeno, pues las únicas credenciales ante Dios serán nuestras obras de misericordia con los pobres! Pues “aprender a mirar al pobre desde su pobreza, al enfermo desde su enfermedad o al marginado desde su marginación es el objetivo de una caridad bien entendida” (Luis Carlos Aparicio Mesones).

Y como final dos pensamientos: “Era tan pobre que solo tenía dinero”. Y “Al hambriento pertenece el pan que tú retienes; al hombre desnudo el manto que tú guardas, celoso, en tus arcas” (San Basilio Magno).

José Luis Latorre, cmf