Comentario – Jueves III de Cuaresma

Recuerdo haber comentado ya este pasaje evangélico. Me ciño a una sola frase: Pero si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el Reino de Dios ha llegado a vosotros. La conclusión remata los argumentos empleados por Jesús contra los fariseos que atribuían sus milagros y exorcismos a la alianza con el príncipe de los demonios o al uso de artes ligadas a la magia. Jesús desmonta la interpretación de los fariseos haciendo ver lo ilógico de su razonamiento. Es ilógico pensar que los demonios se hagan la guerra a sí mismos. Son malvados, pero no idiotas.

Jesús no actúa como aliado del demonio en contra del hombre poseído por el demonio, sino como aliado del hombre sometido al demonio de parte de Dios. Por tanto, si él «echa los demonios», es decir, libera de la enfermedad, del maleficio diabólico y del pecado, cura y perdona, es que el Reino de Dios ha llegado al hombre enfermo u oprimido. Esta «llegada» no es sino el comienzo de la salvación para una humanidad necesitada de la misma. Jesús entiende, pues, que sus acciones liberadoras representan ya la incoación de ese Reino que él ha venido a traer a un hombre que aspira a esa meta de felicidad y de vida desde su situación de pecado y de muerte.

Cualquier experiencia de liberación que podamos tener en virtud de la acción de Dios (el dedo de Dios) en el mundo –una curación, la liberación de cualquier forma de esclavitud, la remisión de una culpa que nos oprime, el perdón- será una expresión de la presencia efectiva de ese Reino que, como todo, comienza siendo una semilla llamada a crecer o una levadura llamada a transformar.

Así obra Dios, adecuándose a la condición progresiva del hombre, ajustándose a su modo de ser temporal. Ello explica que la salvación del hombre tenga su recorrido en el tiempo, su proceso de maduración, su tránsito hacia lo más perfecto. También explica la paciencia de Dios con nosotros; una paciencia que nos enseña a ser pacientes con los demás, a saber esperar el fruto de las cosechas por venir. Que el Señor nos dé capacidad para ver su dedo en las acciones que anuncian la llegada de su Reino a nosotros.

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID
Dr. en Teología Patrística

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Vísperas – Jueves III de Cuaresma

VÍSPERAS

JUEVES III DE CUARESMA

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Te damos gracias, Señor,
porque has depuesto la ira
y has detenido ante el pueblo
la mano que lo castiga.

Tú eres el Dios que nos salva,
la luz que nos ilumina,
la mano que nos sostiene
y el techo que nos cobija.

Y sacaremos con gozo
del manantial de la Vida
las aguas que dan al hombre
la fuerza que resucita.

Entonces proclamaremos:
«¡Cantadle con alegría!
¡El nombre de Dios es grande;
su caridad, infinita!

¡Que alabe al Señor la tierra!
Contadle sus maravillas.
¡Qué grande, en medio del pueblo,
el Dios que nos justifica!» Amén.

SALMO 131: PROMESAS A LA CASA DE DAVID

Ant. Que tus fieles, Señor, vitoreen al entrar en tu morada.

Señor, tenle en cuenta a David
todos sus afanes:
cómo juró al Señor
e hizo voto al Fuerte de Jacob:

«No entraré bajo el techo de mi casa,
no subiré al lecho de mi descanso,
no daré sueño a mis ojos,
ni reposo a mis párpados,
hasta que encuentre un lugar para el Señor,
una morada para el Fuerte de Jacob.»

Oímos que estaba en Efrata,
la encontramos en el Soto de Jaar:
entremos en su morada,
postrémonos ante el estrado de sus pies.

Levántate, Señor, ven a tu mansión,
ven con el arca de tu poder:
que tus sacerdotes se vistan de gala,
que tus fieles vitoreen.
Por amor a tu siervo David,
no niegues audiencia a tu Ungido.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Que tus fieles, Señor, vitoreen al entrar en tu morada.

SALMO 131

Ant. El Señor ha elegido a Sión, ha deseado vivir en ella.

El Señor ha jurado a David
una promesa que no retractará:
«A uno de tu linaje
pondré sobre tu trono.

Si tus hijos guardan mi alianza
y los mandatos que les enseño,
también sus hijos, por siempre,
se sentarán sobre tu trono.»

Porque el Señor ha elegido a Sión,
ha deseado vivir en ella:
«Ésta es mi mansión por siempre,
aquí viviré, porque la deseo.

Bendeciré sus provisiones,
a sus pobres los saciaré de pan,
vestiré a sus sacerdotes de gala,
y sus fieles aclamarán con vítores.

Haré germinar el vigor de David,
enciendo una lámpara para mi Ungido.
A sus enemigos los vestiré de ignominia,
sobre él brillará mi diadema.»

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. El Señor ha elegido a Sión, ha deseado vivir en ella.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: EL JUICIO DE DIOS

Ant. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.

LECTURA: Sant 4, 7-8. 10

Someteos a Dios y enfrentaos con el diablo, que huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y Dios se acercará a vosotros. Pecadores, lavaos las manos; hombres indecisos, purificados el corazón. Humillaos ante el Señor, que él os levantará.

RESPONSORIO BREVE

R/ Yo dije: Señor, ten misericordia.
V/ Yo dije: Señor, ten misericordia.

R/ Sáname, porque he pecado contra ti.
V/ Señor, ten misericordia.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Yo dije: Señor, ten misericordia.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo: «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron». Pero Jesús repuso: «Mejor, dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen».

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo: «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron». Pero Jesús repuso: «Mejor, dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen».

PRECES

Oremos a Cristo, el Señor, que nos dio el mandamiento nuevo de amarnos los unos a los otros, y digámosle:

Acrecienta, Señor, la caridad de tu Iglesia.

Maestro bueno, enséñanos a amarte en nuestros hermanos
— y a servirte en cada uno de ellos.

Tú que en la cruz pediste al padre el perdón para tus verdugos,
— concédenos amar a nuestros enemigos y orar por los que nos persiguen.

Señor, que la participación en el misterio de tu cuerpo y de tu sangre acreciente en nosotros el amor, la fortaleza y la confianza,
— y dé vigor a los débiles, consuelo a los tristes, esperanza a los agonizantes.

Señor, luz del mundo, que, por el agua, concediste al ciego de nacimiento que pudiera ver la luz,
— ilumina a nuestros catecúmenos por el sacramento del agua y de la palabra.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Concede la plenitud de tu amor a los difuntos
— y haz que un día nos contemos entre tus elegidos.

Y ahora, poniendo en práctica el mandato del Señor, digamos:
Padre nuestro…

ORACION

Invocamos humildemente, Señor, tu grandeza para que, a medida que se acerca la fiesta de nuestra salvación, vaya creciendo en intensidad nuestra entrega para celebrar dignamente el Misterio pascual. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

Lectio Divina – Jueves III de Cuaresma

1.- Introducción.

Señor, en este rato de oración quiero que me escuches, quiero dialogar contigo. No podría soportar a un Dios mudo, que no me hablara, que no se comunicara conmigo. Te necesito como el aire para respirar, no puedo vivir sin tu palabra, sin tu comunicación de cada día. Gracias, Señor, por este encuentro.

2.- Lectura reposada de la Palabra del Señor Lucas 11, 14-23

En aquel tiempo, Jesús estaba expulsando un demonio que era mudo; sucedió que, cuando salió el demonio, rompió a hablar el mudo, y las gentes se admiraron. Pero algunos de ellos dijeron: Por Beelzebul, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios. Otros, para ponerle a prueba, le pedían una señal del cielo. Pero Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y casa contra casa, cae. Si, pues, también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo va a subsistir su reino?… porque decís que yo expulso los demonios por Beelzebul. Si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces. Pero si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios. Cuando uno fuerte y bien armado custodia su palacio, sus bienes están en seguro; pero si llega uno más fuerte que él y le vence, le quita las armas en las que estaba confiado y reparte sus despojos. El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama.

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión.

Dios es comunión, diálogo, apertura. Y nosotros estamos hechos a imagen de ese Dios. Por eso necesitamos comunicarnos con los demás. Al demonio que más debemos temer es al demonio “mudo” al que rompe nuestro diálogo, nuestra comunicación. Y este demonio existe ahora más que nunca, precisamente en la época en que las noticias las recibimos al instante, como pan caliente salido del horno. Es verdad que estamos bien informados, pero ¿estamos mejor comunicados? Todos llevamos en nuestros bolsillos un móvil que casi se nos hace imprescindible. Tenemos una comunicación “digital” de dedos, de piel, es decir, superficial, meramente tangencial. Pero nos falta esa comunicación profunda, de corazón a corazón. En la época de la información se nos ha colado el “demonio de la incomunicación”. En una reunión familiar en torno a una mesa, es posible que, durante la comida, cada uno se comunique con personas que están fuera. Y uno se pregunta; ¿Para eso nos hemos reunido? Y si esto nos pasa a nivel humano ¿qué diremos de nuestra comunicación con Dios? Es necesario que hoy Jesús nos libere de ese demonio y podamos disfrutar de una gozosa y gratificante conversación con Dios y con los hermanos.

         Palabra del Papa

“Hay que saber discernir las situaciones: es decir, lo que viene de Dios y lo que viene del maligno que siempre trata de engañar, de hacernos elegir un camino equivocado. El cristiano no puede estar tranquilo con que todo va bien, debe discernir las cosas y mirar bien de dónde vienen y cuál es su raíz. En un camino de fe las tentaciones vuelven siempre, el mal espíritu no se cansa nunca. Cuando el demonio ha sido expulsado tiene paciencia, espera para volver y si lo dejas entrar se cae en una situación peor. De hecho, antes se sabía que era el demonio que atormentaba. Después, el Maligno se ha escondido, viene con sus amigos muy educados, llama a la puerta, pide permiso, entra y convive con el hombre, su vida cotidiana y, juega y juega, da las instrucciones. Con esta modalidad educada el diablo convence para hacer las cosas con relativismo, al tranquilizar la conciencia. Anestesiar la conciencia. Y esto es un gran mal. Cuando el mal espíritu consigue anestesiar la conciencia, se puede hablar de una verdadera victoria suya, se convierte en propietario de esa conciencia.” (Cf Homilía de S.S. Francisco, 9 de octubre de 2015, en Santa Marta).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto. (Guardo silencio)

5.- Propósito. Hago el propósito de apagar el móvil siempre que esté hablando con una persona.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, te doy gracias porque he caído en la cuenta de lo peligroso que es el “diablo de la incomunicación”. Eso es precisamente el infierno: falta total de diálogo con Dios y con los hermanos. Yo te pido que me hagas el milagro de liberarme de ese diablo peligroso. Haz que me llene de tu diálogo, de tu conversación, y así pueda dar contenido a mis palabras.


ORACIÓN MIENTRAS DURA LA PANDEMIA.

Señor Resucitado: Mora en cada uno de nuestros corazones, en cada enfermo del hospital, en todo el personal médico, en los sacerdotes, religiosos y religiosas dedicados a la pastoral de la salud,  en los gobernantes de las naciones y líderes cívicos, en la familia que está en casa, en nuestros abuelos, en la gente encarcelada, afligida, oprimida y maltratada, en personas que hoy no tienen un pan para comer, en aquellos que han perdido un ser querido a causa del coronavirus u otra enfermedad. Que Cristo Resucitado nos traiga esperanza, nos fortalezca la fe, nos llene de amor y unidad, y nos conceda su paz. Amén

Felicidad y amor (Amor)

No puede llamarse feliz quien no tiene lo que ama, sea lo que fuere; ni el que tiene lo que ama si es pernicioso; ni el que no ama lo que tiene, aun cuando sea lo mejor (SAN AGUSTÍN, Sobre las costumbres de la Iglesia, 1).

El amor conduce a la felicidad. Sólo a los que lo tienen se les promete la bienaventuranza eterna. Y sin él, todo lo demás resulta insuficiente (SANTO TOMÁS, Sobre la caridad, 1. c., 204).

El amor produce en el hombre la perfecta alegría. En efecto, sólo disfruta de veras el que vive en caridad (SANTO TOMÁS, Sobre la caridad, 1. c., 205).

Comentario – Jueves III de Cuaresma

(Lc 11, 14-23)

Los que envidiaban a Jesús y querían manchar su imagen para evitar la admiración de la gente, ya no sabían qué decir frente a los prodigios que Jesús realizaba, sobre todo porque liberaba de los males más profundos, que para los judíos eran «demonios». Llegaban a decir que Jesús expulsaba esos demonios con el poder del jefe de todos los demonios. Pero Jesús indica que si fuera así, entonces los demonios estarían en guerra unos con otros, y ningún reino puede subsistir en la división. Es el poder de Dios el que actúa en Jesús para liberar a la gente de sus demonios.

Luego Jesús hace una advertencia a los que han sido liberados del mal, y los invita a estar atentos y vigilantes, porque cuando el hombre es libera- do de un mal puede poco a poco ser nuevamente dominado por ese mal, y de una manera peor todavía. En Hebreos 6, 4-8 hay una dura advertencia sobre este punto, diciendo que cuando alguien se ha liberado y ha gustado la buena nueva de Dios, pero se deja seducir nuevamente, difícilmente podrá volver a levantarse, porque el mal lo toma con mayor fuerza y ha perdido el entusiasmo de los primeros tiempos. Por eso mismo en el Apocalipsis hay un reproche para los que han perdido el «primer amor» (2, 4), el amor fervoroso, alegre y feliz de los comienzos, del noviazgo, del primer enamoramiento; porque cuando se deja enfriar ese fervor, estamos más expuestos a dejarnos dominar por el atractivo del mal.

Esto significa que, cuando hemos sido liberados, nuestra actitud no debe ser la de dejarnos estar, con una confianza ingenua. Una vez libera- dos por el Señor, tenemos que alimentar el fuego con nuestra entrega, con nuestra oración, con el apoyo de los hermanos, con las obras de amor. El corazón ocioso se expone a volver a caer, y tiene que estar siempre en camino, siempre mirando hacia delante, siempre buscando más. Porque en la vida espiritual no hay un punto muerto; o se avanza o se retrocede.

Oración:

Señor, no dejes de cautivarme con tu Palabra, con la fuerza de tu amor, con la hermosura de tu gracia, no permitas que el mal vuelva a dominar mi vida, que me confunda creyendo que después de conocerte a ti encontraré vida en las cosas que abandoné».

 

VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
El Evangelio de cada día

Sacrosanctum Concilium – Documentos Vaticano II

Formación artística del clero

129. Los clérigos, mientras estudian filosofía y teología, deben ser instruidos también sobre la historia y evolución del arte sacro y sobre los sanos principios en que deben fundarse sus obras, de modo que sepan apreciar y conservar los venerables monumentos de la Iglesia y puedan orientar a los artistas en la ejecución de sus obras.

Mirar a Jesucristo en la cruz

1.- El juicio de Dios es para la salvación no para la condenación porque «la misericordia se ríe del juicio». En el segundo Libro de las Crónicas recuerda la deportación de Babilonia a causa de los crímenes abominables y de las infidelidades del pueblo. El Señor les mandó mensajeros para que cambiasen porque tenía compasión hacia ellos. Pero no hicieron caso y mataron a los profetas. Así vino el desastre inevitable….Pero el amor apasionado de Dios por su pueblo, por el hombre, es a la vez un amor que perdona. El papa Benedicto XVI nos lo recuerda: «Es un amor tan grande que pone a Dios contra sí mismo, su amor contra su justicia. El cristiano ve perfilarse ya en esto, veladamente el misterio de la Cruz: Dios ama tanto al hombre que, haciéndose hombre él mismo, lo acompaña incluso en la muerte y, de este modo, reconcilia la justicia y el amor». Pero ya antes Dios muestra el poder de la misericordia al enviar a Ciro, como si fuese el Ungido, para devolver la libertad al pueblo de Israel. Se hace realidad la promesa de Jeremías y la esperanza mantenida por Ezequiel de que llegaría un día en que volverían a su tierra si renovaban su fidelidad a la Alianza. Junto a los canales de Babilonia lloraban y se lamentaban por la lejanía, pero no quieren olvidarse de Jerusalén (salmo 136). Pero ha llegado la hora de volver y Dios les muestra una vez más que no se ha olvidado de su pueblo.

2.- Jesucristo, el Hijo de Dios, vino a salvar el mundo. En el diálogo con Nicodemo le dice que «hay que nacer de nuevo». Nicodemo se extraña de esta afirmación y no entiende qué es eso de nacer de nuevo. Jesús le explica que hay que «nacer del agua y del Espíritu». Hay aquí una alusión clara al Bautismo. El que cree en El tiene vida eterna. Dios ama con un amor tan grande las cosas que ha hecho y al hombre en particular, que cuando ve cómo la corrupción y la tiniebla del pecado ha entrado en ellos, quiere salvarnos. Y lo hace enviando a su propio Hijo, que muere en la cruz por todos los hombres. En su muerte en la cruz se realiza ese ponerse Dios contra sí mismo, al entregarse para dar vida al hombre y salvarlo. Como ha subrayado el Papa poner la mirada en el costado traspasado de Cristo ayuda a comprender hasta qué punto Dios nos ama: «es allí en la cruz, donde puede contemplarse esta verdad. Y a partir de allí se debe definir ahora qué es el amor. Y, desde esta mirada, el cristiano encuentra la orientación de su vivir y de su amar».

3.- Hay algo muy importante que nos enseña la Palabra de Dios de este domingo. Cristo no vino a condenar. Tampoco a «separar» los dos «mundos». Viviremos rodeados del mal, como el trigo y la cizaña. Pero Cristo vino a salvar. Creer en El es empezar a vivir. Rechazar libremente la luz es rechazar la salvación, es escoger las tinieblas a la luz, juzgarse a sí mismo y firmar la propia condena. El evangelista Juan insiste en que no es necesaria una sentencia condenatoria de Dios. Tampoco la niega e incluso habla de ella en alguna ocasión. Pero es el mismo hombre quien por su obstinación en rechazar la Verdad y cerrarse a la salvación está ya juzgado. No obstante siempre nos quedará la oportunidad de mirar y admirar el amor manifestado por Jesucristo en la Cruz. De El nos viene la salvación.

José María Martín OSA

Dios mandó a su Hijo para que el mundo se salve por Él

«Como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así será levantado el hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna».

«Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su hijo único, para que quien crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Pues Dios no envió a su hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será condenado; pero el que no cree ya está condenado, porque no ha creído en el hijo único de Dios. La causa de la condenación consiste en que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz porque sus obras eran malas. En efecto, el que obra mal odia la luz y no va a la luz, para que no se descubran sus obras. Pero el que practica la verdad va a la luz, para que se vean sus obras, que están hechas como Dios quiere». 

Juan 3, 14-21.

 

COMENTARIO AL EVANGELIO

¿Quiénes son las personas que más te aman?
¿Por qué lo sabes?
¿Qué crees que estarían dispuestos a hacer por ti?

Vamos a escuchar lo que nos dice Jesús con su Palabra: Jn 3, 14-21.
• ¿Cuánto dice Jesús que nos ama?

PARA HACER VIDA EL EVANGELIO

  • Esta semana vamos a hacer una CRUZ para que la coloques en tu rincón de oración y que te ayude a recordar lo grande que es el Amor de Jesús por nosotros. Por eso, colocaremos en ella un corazón..
  • Descubre y decora la palabra clave de hoy (Descargar). Después colócala en tu RINCÓN DE ORACIÓN

ORACIÓN

Creo, Señor,
que Tú eres la luz del mundo.
me enseñas a ser tu amigo,
a querer a todos, a ser generoso
y a estar con quien lo necesita.

Dame tu luz para que me ayude
a ser mejor cada día.
Que yo también sepa ofrecérsela,
con sencillez de corazón, a los demás,
para que te conozcan y puedan seguirte.

¡Tanto amó Dios al Mundo!

Más de lo que podemos soñar y desear,
más de lo que podemos anhelar y esperar,
nos amas Tú.

Más de lo que nadie nos ha amado y amará,
más de lo que somos capaces de amar,
nos amas Tú.

Nuestra vida, desde el vientre materno,
es una historia de amor

que penetra y fecunda
todos los rincones de nuestro ser
haciéndonos vivir, crecer y madurar
a ritmo de más humanidad.

Y, día a día, el manantial de tu amor
se desborda y riega nuestro espíritu,
nuestros sueños y proyectos,
nuestros sentidos y tiempo,
manteniéndonos lúcidos

en la travesía del desierto.

La creación entera siente tu amor
y, a veces, gime y, otras, canta agradecida
porque en sus dolores de parto

se siente acompañada y realizada,
con luz en su horizonte

y esperanza renovada en tus brazos.

Las cruces que encontramos en el camino,
a lo largo de las estaciones y años,
nos ofrecen luz y vida,

nos liberan de cárceles y condenas,
de desengaños y tinieblas,
porque Tú estás en ellas.

Tanto nos amas Tú
que, a pesar de las noches y oasis,
somos personas que alzamos la vista
y miramos con esperanza,

fijos los ojos en Jesús,
iniciador y meta de nuestra aventura.

Y nuestro caminar, hasta llegar a tu regazo,
será una historia de amor

llena de sorpresas y encuentros,
de lágrimas, dudas y gozos
que nos harán madurar
como hij@s con espíritu
para vivir liberad@s la fraternidad.

¡Cómo brilla tu luz en nuestra oscuridad
al amarnos como nadie sabe amar!

Florentino Ulibarri

Notas para fijarnos en el Evangelio

• Juan 3,1-21 cuenta el diálogo de Jesús con Nicodemo sobre el nuevo nacimiento, el envío del Mesías y la respuesta del hombre. El texto desarrolla el último punto como momento donde se hace realidad el hecho sal-vador. Claramente revela que la salvación es iniciativa divina que se ha realizado por medio de Jesús, y que el hombre se la apropia o rechaza por la fe o la incredulidad respectivamente.

• Nicodemo representa al judaísmo culto. Tiene simpatía por Jesús; pero, a la vez, miedo a los dirigentes. Por eso se acerca a Jesús “de noche”. Representa así a los creyentes de todos tiempos que tienen prejuicios “vergonzantes” para aceptar el Evangelio.

• La “serpiente” es figura de la muerte de Jesús en cruz y de la salvación que viene de Él. La “elevación” (14) del “Hijo del hombre” es la crucifixión y la resurrección de Jesús.

• Quien mire (Nm 21,9) con fe a Cristo glorificado en la Cruz recibe la vida “eterna” (15). Mirar con fe es lo mismo que decir “creer”, en el sentido expresado antes, de acogerlo a Él, su Palabra y su estilo de vida.

• El designio de Dios es, exclusivamente, la salvación y la vida (16); este designio salvador de Dios, además, es universal, es para todo el mundo. Nadie queda excluido de su amor (16).

• Que Dios dé a “su Hijo único” (16) por “amor al mundo”, quiere decir que lo ofrece Él mismo, que da su propia vida (Rm 5,8; 1Jn 4,9- 10). Nos recuerda otros textos: Abraham– Isaac, figura del amor que lo da todo (Gn 22,16); la parábola de Mt 21,33-46, que describe la disposición de Dios a darlo todo por los pecadores, por quien lo rechazan (Mt 21,37).

• El “juicio” (o “condena”) significa que la presencia de Jesucristo como luz del mundo hace que debamos decidir si acogemos o rechazamos su salvación, su amor, su persona, su estilo y el Reino que anuncia. Es este el juicio: no que Él haga de juez sino que nos provoca porque nosotros mismos decidimos. Algo de esto tiene el “juzgar” de la Revisión de Vida, dónde no es ningún juicio a nadie sino que es el espacio en el cual somos urgidos por “la luz” de Jesucristo a decidir, a concretar, a actuar.

• Por otra parte, la presencia luminosa de Jesús hace que quede al descubierto la propia vida, y se ponga de manifiesto quiénes somos, cuál es la realidad del mundo, etc.

• Quien no está dispuesto a cambiar nada en su vida, no se acerca a Jesús (20), no se arriesga. Quien, al contrario, está dispuesto a cambiar, a dejarse cambiar, se acerca –o no se aparta– (21): esta persona será, ella misma, “luz” para las otras, es decir, militante (Mt 5,14).