Vísperas – Martes IV de Cuaresma

VÍSPERAS

MARTES IV de CUARESMA

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Libra mis ojos de la muerte;
dales la luz que es su destino.
Yo, como el ciego del camino,
pido un milagro para verte.

Haz de esta piedra de mis manos
una herramienta constructiva;
cura su fiebre posesiva
y ábrela al bien de mis hermanos.

Que yo comprenda, Señor mío,
al que se queja y retrocede;
que el corazón no se me quede
desentendidamente frío.

Guarda mi fe del enemigo
(¡tantos me dicen que estás muerto!…).
Tú que conoces el desierto,
dame tu mano y ven conmigo. Amén.

SALMO 136: JUNTO A LOS CANALES DE BABILONIA

Ant. Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha.

Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
en los cauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras.

Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirnos:
«Cantadnos un cantar de Sión.»

¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha;

que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha.

SALMO 137: ACCIÓN DE GRACIAS

Ant. Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre:

por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.

Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra,
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.

El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.

Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida;
extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo,
y tu derecha me salva.

El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: HIMNO DE LOS REDIMIDOS

Ant. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.

Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria, y la alabanza.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.

LECTURA: St 2, 14.17.18b

¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar? La fe, si no tiene obras, por sí sola está muerta. Enséñame tu fe sin obras, y yo, por las obras, te probaré mi fe.

RESPONSORIO BREVE

R/ Yo dije: Señor, ten misericordia.
V/ Yo dije: Señor, ten misericordia.

R/ Sáname, porque he pecado contra ti.
V/ Señor, ten misericordia.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Yo dije: Señor, ten misericordia.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor.

PRECES

Oremos a Jesús, el Señor, que, levantado en la cruz, atrae a todos hacia él, y digámosle:

Atrae, Señor, a todos los hombres hacia ti.

Señor, que la luz con que resplandece el misterio de la cruz atraiga a todos los hombres,
— para que te reconozcan como camino, verdad y vida.

Da tu agua viva a todos los sedientos de verdad,
— para que su sed quede eternamente saciada.

Ilumina a los científicos y a los artistas,
— para que el progreso sea también camino de salvación.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Mueve los corazones de los que se apartaron de ti a causa del pecado o del escándalo,
— para que se conviertan a ti y permanezcan en tu amor.

Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos al Padre común de todos:
Padre nuestro…

ORACION

Te pedimos, Señor, que las prácticas santas de esta Cuaresma dispongan el corazón de tus fieles para celebrar dignamente el misterio pascual y anunciar a todos los hombres la grandeza de tu salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

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Lectio Divina – Martes IV de Cuaresma

1.-Oración introductoria.

Señor, me impresiona la paciencia y la tenacidad de ese hombre que llevaba 38 años enfermo y no había perdido la esperanza. Treinta y ocho años esperando a un hombre que le bajara a la piscina. Me da vergüenza decir que yo llevo más de esos años con el alma enferma y no he sentido necesidad de buscar en ti, al hombre que necesito.  Pero hoy quiero cambiar. Quiero que seas Tú ese hombre que me diga: !levántate, y anda!

2.- Lectura reposada de la Palabra del Señor.  San Juan 5, 1-16

Después de esto, se celebraba una fiesta de los judíos y Jesús subió a Jerusalén, junto a la puerta de las Ovejas, en Jerusalén, hay una piscina llamada en hebreo Betsata, que tiene cinco pórticos. Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, paralíticos y lisiados, que esperaban la agitación del agua. Había allí un hombre que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años. Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó: «¿Quieres curarte?». El respondió: «Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende antes». Jesús le dijo: «Levántate, toma tu camilla y camina». En seguida el hombre se curó, tomó su camilla y empezó a caminar. Era un sábado, y los Judíos dijeron entonces al que acababa de ser curado: «Es sábado. No te está permitido llevar tu camilla». Él les respondió: «El que me curó me dijo: «Toma tu camilla y camina». Ellos le preguntaron: «¿Quién es ese hombre que te dijo: «Toma tu camilla y camina?». Pero el enfermo lo ignoraba, porque Jesús había desaparecido entre la multitud que estaba allí. Después, Jesús lo encontró en el Templo y le dijo: «Has sido curado; no vuelvas a pecar, de lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía». El hombre fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado. Ellos atacaban a Jesús, porque hacía esas cosas en sábado.

3.- Qué dice el texto.


Meditación-reflexión

Se cuenta que el cínico Diógenes que vivió en el s. V antes de Cristo, salió a las doce del día por las calles de Atenas con un candil en la mano, diciendo: “Busco un hombre”. Hombres había muchos, pero “un hombre bueno y honesto” no lo encontró. El paralítico de la piscina se pasó 38 años buscando un hombre que lo metiera en la piscina. Por fin se encontró no con un hombre sino ¡El hombre!  El hombre cabal, el hombre perfecto, el canon y modelo de hombre: ¡Jesús! Se acercó a él y le dijo: ¿quieres curarte? En aquellas circunstancias, la pregunta es obvia. Lleva ya enfermo 38 años. No tiene un hombre que le meta en la piscina. Lo lógico es que ya hubiera perdido todas las esperanzas. Con esta pregunta Jesús pretende movilizar no sólo su cuerpo sino también el alma. También a nosotros, con el tiempo, se nos paraliza el alma: no pensamos, no crecemos, no evolucionamos, no estamos dispuestos a cambiar.

“Levántate, toma tu camilla y camina”.  Ese hombre, tendido en el suelo, enfermo, limitado, frágil y necesitado, eres tú y soy yo. Y ese otro Hombre que pasa a tu lado y se te acerca, te levanta y te hace caminar es Jesús. Qué distinto el comportamiento de los judíos y el de Jesús. Los judíos tenían que celebrar el sábado, era fiesta para ellos. Y uno se pregunta: Estando rodeados de gente enferma, que lo está pasando mal, ¿todavía tienen ganas de fiesta? Para Jesús, la fiesta es precisamente eso: sanar las dolencias, curar las enfermedades, ayudar al que lo necesita, hacer el bien a todos.  Esa debería ser nuestra fiesta de Domingo.

Palabra del Papa

“Sobre la Iglesia que el papa sueña: Veo con claridad que la Iglesia hoy necesita con mayor urgencia la capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles, cercanía, proximidad. Veo a la Iglesia como un hospital de campaña tras una batalla. ¡Qué inútil es preguntarle a un herido si tiene altos el colesterol o el azúcar! Hay que curarle las heridas. Ya hablaremos luego del resto. Curar heridas, curar heridas… Y hay que comenzar por lo más elemental”. Yo sueño con una Iglesia madre y pastora. Los ministros de la Iglesia tienen que ser misericordiosos, hacerse cargo de las personas, acompañándolas como el buen samaritano que lava, limpia y consuela a su prójimo. Esto es Evangelio puro. Dios es más grande que el pecado. Las reformas organizativas y estructurales son secundarias, es decir, vienen después. La primera reforma debe ser la de las actitudes. Tenemos que anunciar el Evangelio en todas partes, predicando la buena noticia del Reino y curando, también con nuestra predicación, todo tipo de herida y cualquier enfermedad.» (Entrevista a S.S. Francisco, 19 de septiembre de 2013).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto. (Guardo silencio).

5.- Propósito. Hoy me comprometo a ayudar o acompañar a una persona que lo esté pasando mal.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, te agradezco este rato de oración, de diálogo, de encuentro. Porque siempre que me encuentro contigo tengo ganas de ser mejor, me animas, me ayudas, y, como al paralítico de la piscina, me empujas a caminar. Sí, quiero caminar, pero no de cualquier modo ni por cualquier camino. Quiero caminar como lo hacías Tú “fijándote en el que sufre y se lo pasa mal”.

                              ORACIÓN EN TIEMPO DE LA PANDEMIA.

Señor Resucitado: Mora en cada uno de nuestros corazones, en cada enfermo del hospital, en todo el personal médico, en los sacerdotes, religiosos y religiosas dedicados a la pastoral de la salud,  en los gobernantes de las naciones y líderes cívicos, en la familia que está en casa, en nuestros abuelos, en la gente encarcelada, afligida, oprimida y maltratada, en personas que hoy no tienen un pan para comer, en aquellos que han perdido un ser querido a causa del coronavirus u otra enfermedad. Que Cristo Resucitado nos traiga esperanza, nos fortalezca la fe, nos llene de amor y unidad, y nos conceda su paz. Amén

La Vida de Jesús – Fco. Fernández-Carvajal

XVIII. LAS PARÁBOLAS DEL REINO 

Una «parábola» es sencillamente una «comparación». El Señor explicaba verdades profundas comparándolas con sucesos de la vida ordinaria: unas veces tenían un cierto argumento, como las parábolas del buen samaritano o del hijo pródigo; otras narran un simple hecho, como pescar o sembrar; y algunas se basan en un proceso natural, como el de la levadura en la masa o el crecimiento de la semilla. Todas se caracterizan por estar basadas en la vida real. No encontraremos en ellas –como en las fábulas– árboles que hablan o peces que vuelan. La enseñanza espiritual propuesta se relaciona con la comparación; el hecho de que esta fuera familiar a quienes le escuchaban les ayudaba a sentirse cerca de verdades más profundas. Se trataba normalmente de comparaciones muy plásticas, y aquel pueblo –como todos los orientales– estaba más acostumbrado a pensar con imágenes que con ideas.

En las parábolas aflora la pequeña vida cotidiana de Palestina: las faenas del campo, las mujeres en las labores domésticas, el modo de vivir, de pleitear, etc. En su conjunto nos dan a conocer las costumbres de los pastores, la profesión del tratante en perlas finas, el modo de actuar de los malos jueces, de los administradores… Todo un mundo vivo y verdadero.

Es muy significativo que, aun tratándose de narraciones típicas de Palestina y del mundo oriental, enseñen verdades nucleares que son entendidas por hombres de diversas culturas y de todas las épocas.

En esta nueva etapa, Jesús enseñaba a las multitudes solo en parábolas, y las explicaba a veces a los apóstoles en la intimidad, cuando ya se habían marchado las muchedumbres[1].


[1] «A través de lo cotidiano Jesús quiere indicarnos el verdadero fundamento de todas las cosas y así la verdadera dirección que hemos de tomar en la vida de cada día para seguir el recto camino. Nos muestra a Dios, no como un Dios abstracto, sino el Dios que actúa, que entra en nuestras vidas y nos quiere tomar de la mano. A través de las cosas ordinarias nos muestra quiénes somos y qué debemos hacer en consecuencia; nos transmite un conocimiento que nos compromete, que no solo nos trae nuevos conocimientos, sino que cambia nuestras vidas. Es un conocimiento que nos trae un regalo: Dios está en camino hacia ti. Pero es también un conocimiento que plantea una exigencia: cree y déjate llevar por la fe. Así, la posibilidad de rechazo es muy real, pues la parábola no tiene fuerza coercitiva… Las parábolas son la expresión del carácter oculto de Dios en este mundo y del hecho de que el conocimiento de Dios requiere la implicación del hombre en su totalidad; es un conocimiento que forma un todo único con la vida misma, un conocimiento que no puede darse sin conversión». BENEDICTO XVI, Jesús de Nazaret I, pp. 233 y 234.

Comentario – Martes IV de Cuaresma

(Jn 5, 1-16)

«Una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos», un espectáculo triste y desolador: en esta escena está representado el hombre débil, disminuido, necesitado, está reflejada la fragilidad de la condición humana. Frente a ellos Jesús aparece en este texto como el que da vida, el que levanta el nivel de nuestras existencias sumergidas en el límite y el dolor.

Pero como contrapartida aparecen los fariseos, celosos defensores de las leyes, más preocupados por el cumplimiento de la ley que por el bien del hermano. Por eso, cuando el paralítico dice a Jesús: «Señor, no tengo a nadie», se puede descubrir lo poco que se interesaban por los enfermos los creyentes de esa época. Sólo Jesús se acerca, se hace presente en esa dolorosa y amarga soledad.

Cuando Jesús pide al paralítico que no vuelva a pecar para que no le suceda algo peor, está haciendo notar que hay otros males peores que la enfermedad del cuerpo y que son producidos por el pecado. Así lo invita a que no se conforme con poder caminar, sino que busque también los bienes más profundos.

A veces puede sucedemos que, en medio de mucha gente, nos sentimos solos, y es como si el corazón dijera «Señor, no tengo a nadie». Parece que en el fondo cada uno buscara su propio interés y nadie fuera capaz de ofrecer una amistad sincera y generosa. Pero eso sucede porque les exigimos a las criaturas algo que no nos pueden dar. Sólo el Señor puede estar siempre presente, sólo él tiene la capacidad de estar permanentemente atento a nuestras palabras, escuchando nuestros reclamos más profundos; sólo él es compañía segura, que puede liberarnos de la soledad sin cansarse de nosotros, sin sentirse absorbido, y sin que nosotros podamos dominarlo. Por eso, cada vez que el corazón grita «Señor, no tengo a nadie», él está, invitándonos a descubrir que es el único que nunca se va, el único fiel, cuando parece que todo el mundo nos ha abandonado.

Oración:

Señor, hazte presente en mi profunda soledad interior, allí donde nadie puede llegar, y con tu poder cura todo lo que me detiene, lo que no me deja avanzar, todo lo que no me deja andar por tu camino de salvación».

VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
El Evangelio de cada día

Gaudium et Spes – Documentos Vaticano II

Al servicio del hombre

3. En nuestros días, el género humano, admirado de sus propios descubrimientos y de su propio poder, se formula con frecuencia preguntas angustiosas sobre la evolución presente del mundo, sobre el puesto y la misión del hombre en el universo, sobre el sentido de sus esfuerzos individuales y colectivos, sobre el destino último de las cosas y de la humanidad. El Concilio, testigo y expositor de la fe de todo el Pueblo de Dios congregado por Cristo, no puede dar prueba mayor de solidaridad, respeto y amor a toda la familia humana que la de dialogar con ella acerca de todos estos problemas, aclarárselos a la luz del Evangelio y poner a disposición del género humano el poder salvador que la Iglesia, conducida por el Espíritu Santo, ha recibido de su Fundador. Es la persona del hombre la que hay que salvar. Es la sociedad humana la que hay que renovar. Es, por consiguiente, el hombre; pero el hombre todo entero, cuerpo y alma, corazón y conciencia, inteligencia y voluntad, quien será el objeto central de las explicaciones que van a seguir.

Al proclamar el Concilio la altísima vocación del hombre y la divina semilla que en éste se oculta, ofrece al género humano la sincera colaboración de la Iglesia para lograr la fraternidad universal que responda a esa vocación. No impulsa a la Iglesia ambición terrena alguna. Sólo desea una cosa: continuar, bajo la guía del Espíritu, la obra misma de Cristo, quien vino al mundo para dar testimonio de la verdad, para salvar y no para juzgar, para servir y no para ser servido.

Misa de la familia

DOMINGO V DE CUARESMA

SALUDO
La gracia y la paz de Dios Padre manifestada en Jesús, y la comunión de su Espíritu que nos ayuda a vivir y a seguirle, estén con todos nosotros.

ENTRADA
Estamos terminando el tiempo de cuaresma, en el que nos hemos pre­parado para celebrar la muerte y resurrección de Jesús. Si este tiempo ha sido de verdad un empuje en nuestra vida, si hemos sentido la llamada de Dios y de los hermanos, si nos hemos dejado afectar por cuanto nos rodea… habrá sido un espacio de Gracia; si, por el contrario, seguimos en todo igual y creemos que la llamada a la conversión es sólo para los demás, habremos perdido una nueva oportunidad. Pero aún así Dios seguirá apostando por todos y cada uno de nosotros, como Padre bueno e infatigable, como lo ha hecho siempre, hasta conseguir meter su Ley en el pecho de todos hasta que, abiertos a la esperanza, hagamos nuestra la Alianza que nos ofrece y le reconozcamos cercano en la vida, a nuestro lado; hasta que todos dejemos crecer esa semilla de divinidad que lleva­mos dentro. Toda nuestra vida cristiana es esto: dejarnos llevar de la mano, dejarnos llenar del amor de Dios, servir al Señor en los hermanos, sentir como siente Dios cuando ve sufrir a uno de sus hijos.

En camino hacia la Pascua, hermanos, celebramos la Eucaristía. Bienvenidos.

ACTO PENITENCIAL
Reconozcamos ahora nuestras faltas de entrega y de amor, pidiendo perdón:

– Tú, que en tu Amor entrañable olvidas siempre nuestros pecados. SEÑOR, TEN PIEDAD.

– Tú, que nos muestras un estilo de vida y de entrega a los demás. CRISTO, TEN PIEDAD.

– Tú, que en medio de las dificultades nos muestras el camino y nos ayudas a seguir. SEÑOR, TEN PIEDAD.

Señor, danos tu perdón pues sabemos que nunca defraudas a quien confia en tu misericordia. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION COLECTA
Dios Padre nuestro, que no cesas de darnos tu amor para que vivamos en plenitud; que la celebración de la Eucaristía nos haga valientes para acoger tu salvación y que, viviendo entregados a las personas, reconozcamos así tu bondad y seamos en verdad seguidores de Jesús, nuestro camino. Te lo pedimos por Él, que vive y reina.

LECTURA PROFETICA
Como siempre, el profeta llama al pueblo a vivir con esperanza; una esperanza que hay que retomar y ayudar a que crezca, puesto que el pue­blo se ha apartado de su Dios y sufre pesar y desolación. Pero Dios no se cansa nunca, y para que no se olvide su amor hará una nueva Alianza, escrita en el corazón de las gentes.

LECTURA APOSTOLICA
Cristo es Dios, pero no escapa con ningún artificio de la realidad humana del miedo, de la soledad o del sentirse abandonado. Su identidad con lo humano es total, hasta presentar súplicas al Padre para que le evi­te el sufrimiento y la muerte. Y es escuchado por el Padre, que le conce­de algo mayor: ser causa de salvación eterna porque nos lleva a la Pascua.

LECTURA EVANGELICA
Jesús sabe que apostar por la causa de Dios ha de llevarle hasta dar la vida. E1 verdadero discípulo suyo ha de saber también las exigencias de su misión. Pero la muerte no es la última palabra, ni el vacío, ni lo infe­cundo. Si queremos ganar la Vida hemos de vivir entregando la vida.

ORACION DE LOS FIELES
Jesús es nuestra resurrección y nuestra vida. Por eso le presentamos nuestra oración cantando: KYRIE, ELEISON.

  1. Por toda la Iglesia, por cada uno de los cristianos. Que la celebración de la Semana Santa y de la Pascua nos haga crecer en la fe, la esperanza y el amor. KYRIE, ELEISON. R/ KYRIE, ELEISON.
  2. Por el Seminario, donde se preparan los futuros sacerdotes de nuestra diócesis, y por sus responsables y formadores. Que Dios les acompañe con su amor. KYRIE, ELEISON.
  3. Por las vocaciones sacerdotales. Que no falten jóvenes que se sientan llamados y estén dispuestos a seguir al Señor en este camino de servicio. KYRIE, ELEISON.
  4. Por los pobres y los enfermos, y por todos los que viven más de cerca, en su cuerpo, la pasión de Cristo. Que no les falte la ayuda que necesitan en su dolor. KYRIE, ELEISON.
  5. Por nosotros, por los que hoy nos hemos reunido aquí para celebrar la Eucaristía. Que sepamos prepararnos con espíritu de oración para los días santos que se acercan. KYRIE, ELEIS

Escúchanos, Señor Jesús, y transforma nuestro corazón para hacerlo semejante al tuyo. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Escúchanos, Padre, tu que nos has hecho hijos tuyos, y ya que nos das este pan y este vino para que alimenten nuestro cuerpo y nuestro espíritu, haz que sepamos mostrarte nuestra gratitud con una vida dedica a servir a los hermanos. Por Jesucristo.

Prefacio de Cuaresma I y plegaria eucarística de la reconciliación

PREFACIO
Terminando, Señor, la Cuaresma, te damos gracias, ahora y siempre, por llevarnos de la mano en el camino de la vida, tratando de que descu­bramos que la convivencia es posible, que la justicia es garantía de paz, y que los hombres somos hermanos y estamos llamados a formar una úni­ca familia.

Te damos gracias, Señor, por esta Cuaresma, tiempo de preparación para celebrar el Misterio de la muerte y resurrección de Jesús. Que haya­mos dejado sitio a la misericordia y al amor desbordante que de Ti pro­ceden; que la conversión anunciada y esperada haya sido una realidad en cada uno de nosotros, y que el rencor y la incomprensión no sigan ani­dando en la vida de las personas.

Unidos a tantos hombres y mujeres que viven en tu presencia, Señor, te glorificamos con este himno en tu honor: Santo, Santo, Santo…

ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Al darte gracias, Señor, por esta eucaristía que hemos celebrado, queremos renovar también nuestro deseo de vivir sirviendo y siguien­do a Jesús, que tiene palabras de vida eterna; que cada uno de noso­tros, mirándote a Ti, estemos dispuestos a buscar con los hermanos una vida más plena y auténtica. Por Jesucristo.

DESPEDIDA
Lo que acabamos hacer aquí, partir y repartir el pan y el vino, es un gesto que significa nuestra voluntad de partir y repartir nuestra vida, dándola por los hermanos. Hagamos realidad más allá de la eucaristía este gesto de fraternidad.

Música – Domingo V de Cuaresma

Entrada:  Me invocará (Apendice); Te ensalzaré Señor CLN 506; Danos, Señor, un corazón nuevo CLN 718;   
Sube el Nazareno  CLN 169
Introito en latín: Iudica me, Deus.
Misa de Cuaresma: (Canto Gregoriano)
Rito Penitencial: CLB  17
Salmo y Versiculo antes del Evangelio: Oh  Dios crea en mí un corazón puro  (propio)
Ofertorio: Attende Domine. CLN 101
Santo:  CLN I 3  de Manzano                                                                                                                                                                                   Comunión: Un mandamiento nuevo (Cantos varios)Señor no soy digno (Cantos varios)
 Yo soy el pan de vida CLN 038Oh rostro ensangrentado CLN 102.                                            
Final: En silencio termina la celebración. Victoria, tú reinarás  CLN 106

Recursos – Ofertorio Domingo V de Cuaresma

PRESENTACIÓN DE UN PUÑADO DE GRANOS DE TRIGO

(Un agricultor o una campesina -si lo hubiere en la comunidad- coge del recipiente situado en la parte de atrás del lugar de la celebración un puñado de granos de trigo, que lleva con cuidado hasta depositarlo en otro nuevo recipiente que le ofrece el que preside)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Con las mismas manos con las que trabajo la tierra, te ofrezco hoy, Señor, este puñado de granos de trigo, como símbolo de la vida y de la resurrección. Tú propio Hijo lo empleó como metáfora, para enseñarnos que no hay resurrección sin muerte, ni espiga sin grano muerto en la tierra. Nosotros y nosotras hoy nos unimos a la comparación que utilizó tu Hijo, para ofrecerte nuestras vidas, que esperamos conquistar en la plenitud de tu Vida.

PRESENTACIÓN DE UNAS FLORES O UNAS PLANTAS NATURALES

(Otro miembro cualquiera de la comunidad presenta ahora unas flores o unas plantas, que han debido ser recogidas en el campo, como primicias de la nueva primavera. Dice:)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te traigo hoy, con este fruto de nuestros campos, nuestra esperanza. Esta esperanza se apoya en la entrega y la muerte de Jesús, que le valió para que Tú le rescataras de sus garras para su glorificación. Por eso, nosotros y nosotras ahora te ofrecemos nuestros sufrimientos, dolores y toda nuestra vida, en la esperanza de nuestra glorificación en tu Hijo resucitado. No permitas que nuestros corazones se inunden de tristeza y desolación. Danos, con tu gracia, la esperanza del triunfo en tu Reino.

PRESENTACIÓN DE UN PERIÓDICO

(Lleva el periódico uno de los miembros de la comunidad, mientras otro hace la ofrenda:)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, nosotros y nosotras te traemos hoy un periódico. Es el resumen de la vida de una jornada a nivel local, provincial, regional, nacional e internacional. Son pocas las noticias buenas que nos ofrece. Es más numerosa la información de signo negativo. Hay guerras, injusticias, corrupción, sucesos. Son un resumen de cómo somos los hombres y las mujeres. Pero son también un signo de TU PRESENCIA entre nosotros y nosotras, si somos capaces de agudizar nuestra vista y ver bajo la pesada realidad cómo Tú nos hablas. Señor, no permitas que se embote la sensibilidad de nuestra fe para reconocer tu presencia entre nosotros.

PRESENTACIÓN DE UNA COPA

(Un miembro cualquiera de la comunidad hace esta ofrenda, consistente en una copa de cristal bien limpia. Tras dársela al Presidente, dice:)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te ofrezco hoy, en nombre de toda la comunidad y de cada uno de nosotros y de nosotras, esta copa bien limpia, que transparenta su fondo. Con ella va nuestro deseo de ser coherentes y rechazar cuanto signifique fariseísmo o apariencias, porque así reflejaremos mejor la VIDA NUEVA del Resucitado en nuestras vidas.

PRESENTACIÓN DE UN SALERO

(Uno de los militantes de la comunidad ofrece un puñado de sal o un salero. Después dice:)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Mira, Señor, yo te ofrezco hoy este salero. La sal es signo de la transformación de la realidad. Con esta ofrenda, yo te traigo mis ánimos y los de la comunidad entera, de ser agentes de cambio de cuanto nos rodea. Que, con nuestro empeño, seamos capaces de convertir el mundo en tu casa y a la humanidad en tu familia.

PRESENTACIÓN DE UN FRASCO DE COLONIA

(Sería preferible que lo ofreciera una mujer, aunque sin interpretarlo como síntoma machista)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te traigo hoy este sencillo frasco de colonia y perfumo el lugar de nuestra celebración. Es el olor de la vida, el olor de la resurrección. Y te pido en nombre de toda la Comunidad que todos y cada uno de nosotros y de nosotras, a través de nuestras palabras, nuestra vida y comportamiento, seamos olor y señal de la nueva vida del Resucitado.

Oración de los fieles – Domingo V de Cuaresma

El ayuno, la oración y la limosna nos acompañan en este desierto. A veces las fuerzas nos han fallado y pero hemos vuelto a mirar a Cristo y hemos seguido la marcha. Presentamos estas necesidades y dificultades que se nos presentan en el camino.

Oremos diciendo:

ACOMPÁÑANOS AL CAMINAR.

1. – Por el Papa, obispos y sacerdotes para que sigan dando mucho fruto. OREMOS

2. – Por los que dirigen las naciones para que velen por la Paz y la seguridad de sus pueblos. OREMOS

3. – Por los judíos y musulmanes hijos también de Abraham. OREMOS

4. – Por los que vacilan en su fe, para que meditando la Pasión de Jesús mueran al hombre viejo y den mucho fruto. OREMOS

5. – Por los frutos del trabajo bien hecho. OREMOS

6. – Por los que compartimos tu Pan alrededor de tu mesa, para que vivamos como verdaderos hijos de Dios. OREMOS

Señor, tu pueblo camina siguiendo los pasos que tu marcaste primero, atiéndenos y concédenos lo que confiados te pedimos. Por Jesucristo Nuestro Señor

Amen.


Con nuestra mirada fija en Cristo crucificado, oremos por todos nuestros hermanos, en especial por los que más necesitados estén de su gracia.

DANOS TU FUERZA, SEÑOR.

1. – Para que el Señor, que por nosotros se entregó a la muerte, tenga misericordia de toda su Iglesia y le conceda el perdón. OREMOS

2. – Para que el Señor, que derramó su sangre por todos nosotros, se acuerde de todos los maltratados, de todos los que andan perdidos, por todos los que encuentran cerradas las puertas a las que llamaron. OREMOS

3. – Para que Cristo que vino a traer la paz, destruya todos esos muros que separan esposos, padres, hijos, hermanos… para que llegue al mundo la amistad y el amor que todos deseamos y terminen todas las guerras. OREMOS

4. – Por la unidad de todas las iglesias: para que todos los creyentes en Cristo, orando ante el Señor Crucificado, tomen la decisión de vivir unidos en la fe. OREMOS

5. – Por nuestra comunidad que se ha reunido para compartir el Pan de la Eucaristía, para que aprenda a vivir como cristiano comprometido, perteneciente a la familia de Dios. OREMOS

Señor, Padre nuestro, que te apiadas de toda la humanidad, ayúdanos por mediación de tu Hijo entregado para salvarnos.

Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

Amén.

Comentario al evangelio – Martes IV de Cuaresma

Estar enfermo no le gusta a nadie. Un simple catarro nos altera el ritmo de vida, no nos deja respirar, no podemos hablar y no apetece rezar. A veces ni dormir podemos. Yo mismo tuve que estar casi cinco meses en la cama, después de un accidente en Siberia. No puedo siquiera imaginarme treinta y ocho años paralizado.

Por supuesto que yo quería quedar sano. Y muchas veces me imaginaba a mí mismo, volviendo a casa, subiendo por las escaleras, andando. Muchos rosarios recé, mientras yacía. No podía hacer más que eso. No quedaba más que confiar en Dios. Y todo salió bien.

El paralítico del Evangelio de hoy tuvo un encuentro con Jesús que le cambió la vida. Pero no todo fue fácil. Recuperó la salud, y se tuvo que enfrentar con las autoridades religiosas. Se levantó y anduvo con la dignidad de un verdadero hijo de Dios, pero le pusieron en el centro de atención. No fue fácil.

Había muchos enfermos en esa piscina, pero Jesús miró al paralítico en particular. Y éste respondió rápidamente. Con el ansia acumulada durante treinta y ocho años. Consiguió ser sanado. Comenzó una nueva vida.

Jesús sabía que ese hombre llevaba mucho tiempo allí, esperando la sanación. Le miró con ojos llenos de amor, y le tendió la mano. Con esa mirada nos mira a cada uno de nosotros. Sabe que nos hace falta una sanación radical, para liberarnos de nuestras parálisis, que desde hace poco o mucho tiempo nos impiden seguirle con libertad.

De ti depende aceptar o no esa sanación. En esta Cuaresma, acércate al sacramento de la Reconciliación, y siente que, de nuevo, puedes caminar con total libertad. Será para ti más fácil que para el paralítico del Evangelio. Nadie te va a mirar mal, y tú te sentirás mejor. Como nuevo. Como Dios quiere.

Alejandro Carbajo, C.M.F.