II Vísperas – Anunciación del Señor

II VÍSPERAS

LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR, Solemnidad

Fiesta de origen oriental, que pasó a Roma en el siglo VII.

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Dios te salve, anunciación,
morena de maravilla,
tendrás un Hijo más bello
que los tallos de la brisa.

Mensaje de Dios te traigo.
Él te saluda, María,
pues Dios se prendó de ti,
y Dios es Dios de alegría.

Llena de gracia te llamo
porque la gracia te llena;
si más te pudiera dar,
mucha más gracia te diera.

El Señor está contigo
aún más que tú estás con Dios;
tu carne ya no es tu carne,
tu sangre ya es para dos.

Y bendita vas a ser
entre todas las mujeres,
pues, si eres madre de todos,
¿quién podría no quererte?

SALMO 109: EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE

Ant. El ángel el Señor anunció a María, y concibió por obra del Espíritu Santo.

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.

Señor, mis ojos están vueltos a ti,
en ti me refugio, no me dejes indefenso;
guárdame del lazo que me han tendido,
de la trampa de los malhechores.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. El ángel el Señor anunció a María, y concibió por obra del Espíritu Santo.

SALMO 129: DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR

Ant. No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz, y se llamará Hijo del Altísimo.

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela a la aurora.

Aguarde Israel al Señor,
como el centinela a la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz, y se llamará Hijo del Altísimo.

CÁNTICO de COLOSENSES: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CRIATURA

Ant. Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.

Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.

LECTURA: 1Jn 1, 1-2

Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos: la Palabra de la vida (pues la vida se hizo visible), nosotros la hemos visto, y os damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba con el Padre.

RESPONSORIO BREVE

R/ La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
V/ La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.

R/ La Palabra en principio estaba junto a Dios.
V/ Y acampó entre nosotros.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El ángel Gabriel habló a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres».

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El ángel Gabriel habló a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres».

PRECES

Oremos con confianza al eterno Padre, que, por medio del ángel, anunció hoy a María nuestra salvación, y digámosle:

Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros.

Tú que elegiste a la Virgen María para ser madre de tu Hijo,
— ten piedad de todos los que esperan su redención.

Tú que por boca de Gabriel anunciaste a María el gozo y la paz,
— otorga al mundo entero el gozo de la salvación y la paz verdadera.

Tú que, con la aceptación de tu esclava y con la acción del Espíritu Santo, hiciste que la palabra acampase entre nosotros.
— dispón nuestros corazones para que reciban a Cristo como la Virgen María lo recibió.

Tú que miras a los humildes y colmas de bienes a los hambrientos,
— da ánimos a los abatidos, socorre a los necesitados y ayuda a los moribundos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Oh Dios, para quien nada hay imposible, el único que haces obras maravillosas,
— sálvanos, cuando resucites a los muertos en el último día.

Fieles a la recomendación del Salvador, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro…

ORACION

Señor, tú has querido que la Palabra se encarnase en el seno de la Virgen María; concédenos, en tu bondad, que cuantos confesamos a nuestro Redentor, como Dios y como hombre verdadero, lleguemos a hacernos semejantes a él en su naturaleza divina. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

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Lectio Divina – Anunciación del Señor

1.- Oración introductoria.

Señor, en este bonito día de la Anunciación, yo quiero estar cerca del corazón de la Virgen María y escuchar allí sus sentimientos más hondos, sus emociones más profundas. Por un momento el cielo y la tierra estaban pendientes de una palabra. Dios ya estaba decidido a hacerse hombre, a vivir entre nosotros, pero esperaba el consentimiento de una mujer. Y María dijo SÍ.  Gracias. Señor, por tu gran amor. Y gracias María por haber dicho que sí.

2.- Lectura sosegada de la Palabra del Señor. Lucas 1, 26-38

Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios». Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel dejándola se fue.

3.- Qué dice el texto.

Meditación-Reflexión

Los que hemos tenido la suerte de estar en Tierra Santa, conservamos una emoción contenida al visitar la preciosa Basílica de Nazaret y, sobre todo, al hincar nuestras rodillas ante la gruta en la que, según la tradición, tuvo lugar el misterio de la Encarnación.  Nadie como San Bernardo ha sabido captar ese momento sublime, Dice así:” “El ángel espera tu respuesta, Oh María. También nosotros estamos esperando. En tus manos está el precio de nuestro rescate: responde pronto, Oh Virgen. Pronuncia la palabra que el cielo, la tierra y hasta los infiernos esperan de ti.… Mira, es el deseo de todas las gentes el que está ahí fuera y llama a tu puerta…Levántate, corre, abre. Levántate con la fe, corre con tu afecto, abre con tu consentimiento”. El saludo del Ángel hace vislumbrar a María que Dios la quiere sencilla, humilde, servidora, alegre, cerca de la gente. María dijo sí. En la vida es bonito decir sí, estar disponibles a los requerimientos de los demás. Cuando dos jóvenes se dicen que sí en el amor, Dios les regala un Sacramento. Pero decir sí a una persona comporta un riesgo porque toda persona es un misterio. ¿Qué diremos de María que supo decir sí al Misterio de Dios? En varias ocasiones María no entendió a Dios. Pero no quiso abrir el misterio porque lo hubiera estropeado. Prefirió cargar con él durante toda la vida. Y fiarse plenamente de Dios.

Palabra del Papa

La voluntad de Dios es la ley suprema que establece la verdadera pertenencia a Él. María instaura un vínculo de parentesco con Jesús antes aún de darle a luz: se convierte en discípula y madre de su Hijo en el momento en que acoge las palabras del Ángel y dice: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra». Este «“hágase» no es sólo aceptación, sino también apertura confiada al futuro. ¡Este «hágase» es esperanza! María es la madre de la esperanza, la imagen más expresiva de la esperanza cristiana. Toda su vida es un conjunto de actitudes de esperanza, comenzando por el «sí» en el momento de la anunciación. María no sabía cómo podría llegar a ser madre, pero confió totalmente» (Papa Francisco, 21 de noviembre de 2013).

4.- Qué me dice hoy a mí esta palabra (guardo silencio).

5.-Propósito. Decir sí a todo lo que me pidan en este día.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Gracias, Dios mío, por el Misterio de la Encarnación. Gracias porque has querido venir a nuestro mundo para compartir con nosotros las penas y las alegrías; nuestras sonrisas y nuestras lágrimas. Así eres nuestro hermano. Gracias porque has trabajado con manos de hombre; has mirado con mirada de hombre; has amado con corazón de hombre.

ORACIÓN MIENTRAS DURA LA PANDEMIA.

Señor Resucitado: Mora en cada uno de nuestros corazones, en cada enfermo del hospital, en todo el personal médico, en los sacerdotes, religiosos y religiosas dedicados a la pastoral de la salud,  en los gobernantes de las naciones y líderes cívicos, en la familia que está en casa, en nuestros abuelos, en la gente encarcelada, afligida, oprimida y maltratada, en personas que hoy no tienen un pan para comer, en aquellos que han perdido un ser querido a causa del coronavirus u otra enfermedad. Que Cristo Resucitado nos traiga esperanza, nos fortalezca la fe, nos llene de amor y unidad, y nos conceda su paz. Amén

Amor y esperanza (Amor)

El que alguien nos ame hace que nosotros esperemos en él; pero el amor a él es causado por la esperanza que en él tenemos (SANTO TOMÁS, Suma Teológica, 12, q. 40, a. 7).

El amor a Dios es el amor por excelencia. Es, como he dicho, amor sin interés propio; todo lo que desea y quiere es ver al alma que ama rica de los bienes del cielo. Esta sí es voluntad, y no estos quereres desastrados de por acá, y aún no digo de los malos, que de ésos Dios nos libre (SANTA TERESA, C. de perfección 7, 1).

¡No hay más amor que el Amor! (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, 417).

La humildad, necesaria para amar. Cuanto más vacíos estamos de la hinchazón de la soberbia más llenos estamos de amor (SAN AGUSTÍN, Tratado sobre la Santísima Trinidad, 8).

Comentario – La Anunciación del Señor

(Lc 1, 26-38)

Nada es imposible para Dios. Y este texto nos habla del poder de Dios que se manifestó en el seno de María cuando concibió a Jesús. Momento sublime en que el Hijo de Dios tomó un minúsculo pedacito de este mundo y se hizo verdaderamente hombre.

Es cautivante detenerse a contemplar este misterio del amor divino que llega a la misteriosa decisión de unirse al hombre, pero con un deseo tan grande que termina entrando en esta historia como verdadero hombre, haciéndose pequeño en el seno de una mujer de esta tierra.

El anuncio del ángel muestra la delicadeza de Dios con María, como la tiene con todos sus hijos, ya que quiso prepararla para su maternidad y quiso contar con su respuesta libre.

En este texto bíblico se destaca la figura de la mujer, ya que Dios no quiso prescindir de su maternidad para realizar su plan de salvación, y en el diálogo del ángel con María se muestra la delicadeza de Dios con su criatura elegida.

En la primera respuesta de María se advierte que había en ella una opción por la virginidad (v. 34).

En la segunda respuesta (v. 38), donde María no dice «cumpliré» sino «que se cumpla», se ve la convicción de que aquí todo depende de la iniciativa divina, de su plan y de su poder, ya que el niño que nacerá estará por excelencia «consagrado» a los planes del Padre Dios.

Oración:

Señor, déjame admirar el momento de tu encarnación, el instante en que tú elevaste este mundo cuando tomaste nuestra carne humana. Y permite Señor, que mi corazón te adore por esa admirable pequeñez que hiciste tuya».

VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
El Evangelio de cada día

Gaudium et Spes – Documentos Vaticano II

CAPÍTULO I

LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA

El hombre, imagen de Dios

12. Creyentes y no creyentes están generalmente de acuerdo en este punto: todos los bienes de la tierra deben ordenarse en función del hombre, centro y cima de todos ellos.

Pero, ¿qué es el hombre? Muchas son las opiniones que el hombre se ha dado y se da sobre sí mismo. Diversas e incluso contradictorias. Exaltándose a sí mismo como regla absoluta o hundiéndose hasta la desesperación. La duda y la ansiedad se siguen en consecuencia. La Iglesia siente profundamente estas dificultades, y, aleccionada por la Revelación divina, puede darles la respuesta que perfile la verdadera situación del hombre, dé explicación a sus enfermedades y permita conocer simultáneamente y con acierto la dignidad y la vocación propias del hombre.

La Biblia nos enseña que el hombre ha sido creado «a imagen de Dios», con capacidad para conocer y amar a su Creador, y que por Dios ha sido constituido señor de la entera creación visible para gobernarla y usarla glorificando a Dios. ¿Qué es el hombre para que tú te acuerdes de él? ¿O el hijo del hombre para que te cuides de él? Apenas lo has hecho inferior a los ángeles al coronarlo de gloria y esplendor. Tú lo pusiste sobre la obra de tus manos. Todo fue puesto por ti debajo de sus pies (Ps 8, 5-7).

Pero Dios no creó al hombre en solitario. Desde el principio los hizo hombre y mujer (Gen l,27). Esta sociedad de hombre y mujer es la expresión primera de la comunión de personas humanas. El hombre es, en efecto, por su íntima naturaleza, un ser social, y no puede vivir ni desplegar sus cualidades sin relacionarse con los demás.

Dios, pues, nos dice también la Biblia, miró cuanto había hecho, y lo juzgó muy bueno (Gen 1,31).

Cumplir todo lo anunciado

1. La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén marca, el comienzo de la Semana Santa, la semana de la pasión del Señor. Hoy Jesús hace su entrada en la ciudad santa para cumplir todo lo que había sido anunciado por los profetas. Jesús entra sentado sobre un asno que le habían prestado, para que se cumpliera la profecía de Zacarías: “Digan a la hija de Sión, Mira que tu rey viene hacia ti, humilde y montado sobre un asno, sobre la cría de un animal de carga”.

Entonces la gente que también se traslada a Jerusalén con motivo de las fiestas, y que había escuchado las palabras de Jesús y había visto los milagros que realizaba manifiesta su fe mesiánica gritando: “¡Hosanna al hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!”

2. Este día, llegaron a su punto culminante las expectativas de Israel con respecto al Mesías. Eran expectativas alimentadas por las palabras de los antiguos profetas y confirmadas por Jesús de Nazaret con su enseñanza y, especialmente, con los signos que había realizado.

A los fariseos, que le pedían que hiciera callar a la multitud, Jesús les respondió: «Si estos callan, gritarán las piedras». Se refería, en particular, a las paredes del templo de Jerusalén, construido con vistas a la venida del Mesías y reconstruido con gran esmero después de haber sido destruido en el momento de la deportación a Babilonia. El recuerdo de la destrucción y reconstrucción del templo seguía vivo en la conciencia de Israel, y Jesús hacía referencia a ese recuerdo, cuando afirmaba: “Destruid este templo y en tres días lo levantaré”

3. Al entrar en Jerusalén, Jesús sabe, sin embargo, que el júbilo de la multitud lo introduce en el corazón del «misterio» del dolor y la muerte. Es consciente de que va al encuentro de la muerte y no recibirá una corona real, sino una corona de espinas. Misterio, en cristiano, no quiere decir desasosiego y negrura, sino un desbordar inabarcable de realidad y de luz.

Ciertamente, el dolor y la muerte ponen de manifiesto una esclavitud radical, un límite imposible de sobrepasar. Es un límite que lo cuestiona todo, al que es imposible mirar de frente sin que el corazón se llene de preguntas. Incluso cuando no se piensa en él, su horizonte está siempre ahí: también, si el hombre conserva su razón, en el éxtasis del amor, del hallazgo de la verdad o del encuentro con la belleza.

Sólo el grito, o el quejido, o el silencio, son adecuados a su herida. Y a veces sólo la caricia puede expresar todavía un deseo de compañía, dolorosamente consciente de su impotencia. Porque en esa caricia puede estar todo el amor del mundo –y todo el amor del mundo es lo que más se necesita en esos momentos–, pero todo el amor del mundo no es capaz de acompañar realmente, o de devolver la vida o la salud.

4. Aunque no todos los hombres conozcan una muerte como la de Cristo, la pasión, como peripecia humana, es en cierto modo la historia de todo hombre. Es igual a la historia de millones de hombres. Y es inevitable. Por ese lado, no habría nada que celebrar. Pero en ese mundo, opaco y duro, ha entrado libremente Jesucristo. Y ha entrado hasta la soledad del sufrimiento, hasta la traición y el abandono de los amigos, hasta el juicio con testigos falsos, la condena y el suplicio, injustos, la fiebre de la tortura y el frío de la muerte. Así consumó la Encarnación, abrazando hasta el final la condición humana, sin condiciones y sin límites.

La entrada en Jerusalén fue una entrada triunfal no sólo porque las masas, al igual que cada uno de nosotros y casi por definición, son volubles, manipulables, arbitrarias. La entrada en Jerusalén fue triunfal también porque desde aquella pasión del Hijo de Dios, la pasión del hombre ya no es la hora de la derrota, sino la hora paradójica y misteriosa del triunfo: el triunfo del amor infinito de Dios sobre el infierno y la soledad del hombre.

Este inefable misterio de dolor y de amor lo proponen el profeta Isaías, considerado como el evangelista del Antiguo Testamento, y el apóstol Pablo en la carta a los Filipenses: «Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz». Y en la vigilia pascual añadiremos: “Por eso, Dios lo levantó sobre todo, y le concedió el nombre sobre todo nombre”.

Antonio Díaz Tortajada

¡Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor»

Al acercarse a Jerusalén, cerca de Betfagé y Betania, junto al monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: «Id a la aldea de enfrente, y a la entrada encontraréis un pollino atado, que nadie ha montado aún; soltadlo y traedlo. Y si alguien os dice: ¿Por qué hacéis eso?, decid-le: El Señor lo necesita, y en seguida os lo devolverá». Ellos fueron, encontraron el pollino atado a la puerta, afuera, en la calle, y lo desataron. Algunos de los que estaban allí les dijeron: «¿Por qué desatáis el pollino?». Ellos respondieron lo que les había dicho Jesús, y los dejaron. Llevaron el pollino a Jesús, pusieron encima sus mantos y Jesús se montó en él. Muchos alfombraban el camino con sus mantos, y otros con ramas que cortaban en los campos. Los que iban delante y detrás gritaban: ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, de nuestro padre David! ¡Viva Dios altísimo!-

Mc 11, 1-10

COMENTARIO AL EVANGELIO

¿Qué expresiones sueles usar cuando estás muy contento? ¿O cuándo has recibido una noticia muy alegre?

Vamos a escuchar lo que nos dice Jesús con su Palabra: Mc 11,1-10.
• Fíjate especialmente en lo que dice la gente a Jesús para expresar su alegría.

PARA HACER VIDA EL EVANGELIO

  • Esta semana vamos a hacer un RAMO para colocarlo en nuestro rincón de oración y recordar que estos días acompañaremos a Jesús en su Pasión, pero siempre con alegría. Puede ser algo así: https://youtu.be/sw5LqO1vwys
  • Descubre y decora la palabra clave de hoy (Descargar). Después colócala en tu RINCÓN DE ORACIÓN

ORACIÓN

Jesús, el Domingo de Ramos
celebramos tu entrada en Jerusalén.
Quiero unirme a todos los cristianos
y cantar el Aleluya.

Te alabo, Señor,
Porque eres bueno,
porque tu ternura y tu misericordia
nos acompañan siempre.

Que nunca deje de cantar
para darte gracias y recordar a todos tu amor.

Pregón para la Semana Santa

Si te dicen que no estoy, recuerda.
Si te dicen que me he ido, pregunta sin miedo.
Si te dicen que nunca he estado, sonríe.
Si te dicen que no sirvo, muestra tus anhelos.

Si adviertes que me ausenté, llora los porqués.
Si no me encuentras, busca.
Si dudas y desesperar, camina.
Si la vida se hace dura y sangra, mira mis entrañas.

Si te avisan que no siento, acércate.
Si te atemorizan porque no llamo, escúchame.
Si te aseguran que estoy perdido, sigue mis huellas.
Si te sugieren que ya no sirvo, descubre tu alianza conmigo.

Si te dicen que me fui, persígueme.
Si te aseguran que he perdido, proclama mi triunfo.
Si te dicen que he muerto, busca entre los vivos.
Si te dicen que soy un fantasma, palpa mis llagas.

Si te dicen que vuelvo,
no te detengas.
Si te pregunta si perdoné,
di que sí.
si te dicen que me has perdido,
háblales de tus encuentros conmigo.
Si te sugieren que fracasé,
diles que el ser humano es lo que importa.

Y si te reclaman mi cadáver, Di que estoy vivo en Ti.

Florentino Uribarri

Notas para fijarnos en el Evangelio

* El Evangelio que encontramos en esta ficha es el que se lee en la conmemoración de la entrada de Jesús en Jerusalén (Mc 11,1-10).

* Es un texto que, bien seguro, asociamos al acto popular de la bendición de Ramos, aparentemente sólo cargado de tradición y vacío de contenido para mucha gente que asiste. Y nos puede parecer que es un texto sin ningún contenido especial, que se lee por dar sentido a la tradición de bendecir los ramos. Nos equivocaríamos: es una página del Evangelio cargadas de simbolismo. Y podemos encontrar resumidos muchos puntos de la misión de Jesús. Y condensados muchos episodios de su recorrido desde Galilea a Jerusalén.

* “Betfagé” (1) se encontraba probablemente a la vertiente occidental del monte de los Olivos, delante de Jerusalén, la ciudad símbolo de la presencia de Dios en medio del pueblo. Betania (1) está a la vertiente oriental de dicho monte, a 3 km al este de la ciudad.

* El “borrico” (2-7) es considerado un animal característico del Mesías-Rey de paz. El caballo, por el contrario, se asocia al príncipe guerrero. Es una alusión a Za 9,9, donde el profeta anuncia en Jerusalén que su rey entrará a la ciudad montado en un borrico.

* «El Señor»(3): En el AT, el título «el Señor» era reservado a Dios. En el NT se lo aplica a menudo a Jesús, sobre todo tras su resurrección. Pero aquí, de manera excepcional en el Evangelio según San Marcos, Jesús se aplica este título a sí mismo.

* Haciendo que Jesús se monte en el “borrico” (7), lo reconocen como Rey, un Rey que trae la paz, según la simbología bíblica.

* También es signo de aclamación al Rey el hecho de “extender los mantos por el camino” (8): 2Re 9,13.

* La palabra “hosanna” (9) era originariamente una petición de ayuda: “¡sálvanos!” (Sal 118[117],25). Más tarde se convirtió en una aclamación mesiánica, que es el sentido que tiene aquí.

* “Nuestro padre David” (10): es una exclamación mesiánica y real. Toda la escena recuerda la entronización de un rey de Israel (1Re 1,38-40).

* “Hosanna en el cielo” (10): expresión que nos conduce al Sal 118[117],25-26 y al Sal 148,1. Ocasión para orar con estos dos salmos, enteros.

Comentario al evangelio – La Anunciación del Señor

El Señor está con nosotros

Contemplamos en esta fiesta la actitud permanente de Dios hacia la humanidad, y la actitud que el ser humano debería tener hacia Dios. Porque las palabras del Ángel a María expresan con transparencia cómo Dios nos mira y cómo se dirige a nosotros. Mientras que la reacción de María ante el anuncio del Ángel contrasta con fuerza con el modo en que los seres humanos nos relacionamos con Dios.

Muchas son las imágenes falsas de Dios, incluso dentro de nuestra tradición cristiana, que inspiran temor, que nos hablan de un Dios juez, amenazador, castigador. En el encuentro de Gabriel con María descubrimos que nada de eso es así. No hay ni reproches, ni amenazas de castigos, sólo piropos, bendiciones, halagos, en sobreabundancia: “alégrate”, “agraciada” (“hermosa”), “el Señor está contigo”. Y si aún quedara algún resquicio para el temor, el Ángel insiste para disiparlo del todo: “no temas”, “la vida florece en ti, y con esa vida la salvación para muchos”… Sólo buenas noticias, sólo motivos para la alegría. Podría pensarse que esto es así, porque Dios, por medio del Ángel, se dirige precisamente a María, un ser especial, distinto de todos nosotros. Pero en ella, en realidad, está representada la humanidad entera. Este encuentro lleno de luz es el culmen y la cima de un largo camino, en el que Dios ha buscado al hombre, ha preparado este momento. En María Dios pide permiso a la humanidad para entrar en nuestra historia y habitar entre nosotros. Ha sido un camino largo y tortuoso precisamente porque el ser humano ha sido incapaz de acoger la llamada de Dios, lo ha rehuido, se ha escondido, o ha pretendido, de múltiples formas, dominar y manipular a Dios.

Y aquí viene el contraste entre esas reacciones y la actitud de María. Ella, es, en primer lugar, la que vive en un lugar abierto, la que no se esconde. Es verdad que las palabras del Ángel la turban, y que no lo entiende todo de entrada, pero ella es la que acoge y confía. Por fin, María es la que, en vez de exigir o pedir, se ofrece y colabora. María, Inmaculada y llena de gracia, representa ese núcleo del ser humano no contaminado por el pecado, su capacidad para abrirse a la llamada de Dios, para acoger su palabra y ponerse a su disposición. Por eso, no vemos en ella un ser extraño y lejano: María de Nazaret es un ser humano, es de nuestra carne, de nuestro pueblo, habla en nuestro dialecto. De ahí que, en una profunda intuición del pueblo de Dios, casi cada lugar, región y nación cristiana la reclame como suya en esa multiplicación de advocaciones de la única María de Nazaret. Ella dijo sí por todos nosotros, para que el Señor pueda estar también con nosotros. Y nosotros, contemplándola hoy en esta escena, cumbre de la historia de la humanidad convertida en historia de salvación, podemos adoptar sus mismas actitudes, salir al lugar abierto, despejar el temor y la desconfianza, acoger la Palabra, llena de bendiciones y promesas, hacernos disponibles para que esa Palabra que salva pueda seguir encarnándose hoy en nuestro mundo.

José María Vegas, cmf