Meditación – Viernes V de Pascua

Hoy es viernes V de Pascua.

La lectura de hoy es del evangelio de Juan (Jn 15, 12-17):

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Éste es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros».

Hoy contemplamos a Jesucristo dando las últimas «instrucciones» a los Apóstoles, poco antes de su «partida». La enseñanza y el mandato son claros: debemos amarnos como Él mismo nos amó. ¿Hasta qué punto? Hasta la muerte, entregándolo todo por los hermanos: así es el amor de caridad.

La caridad sería como la «ética divina», el amor al estilo divino. Para nosotros es una «novedad». Antes de Cristo ya existían diversos sistemas éticos (la ética aristotélica…) y jurídicos (el Derecho Romano…). Pero Dios va más allá: nos destina a amar tal como las Personas Divinas —Padre, Hijo y Espíritu Santo— se aman y nos aman. Un amor que —sin anularlos— apunta mucho más allá de lo útil y de lo placentero: es la búsqueda del bien y de la perfección del otro.

—Jesús, tú eres Dios y te has hecho Hombre «para mí». Enséñame a amar hasta «existir para los otros», hasta poder decir al hermano: soy feliz porque te hago feliz.

Rev. D. Antoni CAROL i Hostench

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Liturgia – Sábado V de Pascua

SÁBADO DE LA V SEMANA DE PASCUA

Misa de sábado (blanco)

Misal: Antífonas y oraciones propias. Prefacio pascual

Leccionario: Vol. II

  • Hch 16, 1-10. Pasa a Macedonia y ayúdanos.
  • Sal 99.Aclama al Señor, tierra entera.
  • Jn 15, 18-21.No sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo.

Antífona de entrada           Col 2, 12
Por el bautismo, fuisteis sepultados con Cristo, y habéis resucitados con él por la fe en la fuerza de Dios, que lo resucitó de entre los muertos. Aleluya.

Monición de entrada y acto penitencial
Hermanos, reunidos para recordar en la Eucaristía que por el Bautismo, fuimos sepultados con Cristo y hemos resucitado con Él, porque hemos creído en la fuerza de Dios que lo resucitó; comencemos la celebración de los sagrados misterios reconociendo que estamos necesitados de la misericordia del Padre para morir al pecado y resucitar a la vida nueva.

• Tú, que eres bueno. Señor, ten piedad.
• Tú, cuya misericordia es eterna. Cristo, ten piedad.
• Tú, que mantienes tu fidelidad por todas las edades. Señor, ten piedad.

Oración colecta
DIOS todopoderoso y eterno,
que, por la regeneración bautismal,
te has dignado comunicarnos la vida del cielo,
ayuda a llegar, conducidos por ti, a la plenitud de la gloria
a quienes has santificado y hecho capaces de la inmortalidad.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles
Reunidos ante Jesús, exaltado por el Padre como jefe y salvador, presentémosle nuestros anhelos y pidámosle que lleve su salvación hasta los confines del mundo.

1.- Por la Iglesia, para que anuncie con valentía la salvación que nos viene de la muerte y resurrección de Jesús de Nazaret. Roguemos al Señor.

2.- Por las vocaciones sacerdotales; para que siempre haya en nuestras diócesis un número suficiente de sacerdotes que prediquen el Evangelio con convicción, autoridad, entrega y alegría. Roguemos al Señor.

3.- Por los que sirven a los pueblos ejerciendo el poder; para que lo hagan con honestidad, sentido de justicia y anhelos de paz. Roguemos al Señor.

4.- Por quienes sufren el paro o cualquier tipo de explotación, para que encuentren en el Señor resucitado la esperanza y la dignidad de ser hijos de Dios. Roguemos al Señor.

5.- Por todos los que participamos en esta Eucaristía, para que, unidos a Jesucristo, gustemos ya las delicias de la salvación y nos comprometamos a ser sus testigos en nuestros ambientes. Roguemos al Señor.

Te lo pedimos, Señor Jesús, a Ti, que nos mereciste el don de la salvación, y que resucitado, vives y reinas por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas
ACOGE, Señor, en tu bondad
las ofrendas de tu familia,
para que, bajo tu protección,
no pierda los dones ya recibidos
y alcance los eternos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio Pascual

Antífona de comunión          Cf. Jn 17, 20-21
Padre, por ellos ruego, para que todos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado, dice el Señor. Aleluya.

Oración después de la comunión
G
UARDA, Señor, con tu amor constante

a los que has salvado,
para que los redimidos por la pasión de tu Hijo
se alegren con su resurrección.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Oración sobre el pueblo
TE pedimos, Señor,

que vengas en ayuda del pueblo fiel,
y en tu bondad sostengas la humana fragilidad,
para que, entregada a ti con sincero corazón,
goce de los auxilios de la vida presente y de la futura.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Liturgia – Viernes V de Pascua

VIERNES V DE PASCUA, feria

Misa de feria (blanco)

Misal: Antífonas y oraciones propias. Prefacio Pascual

Leccionario: Vol. II

  • Hch 15, 22-31. Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables.
  • Sal 56.Te daré gracias ante los pueblos, Señor.
  • Jn 15, 12-17.Esto os mando: que os améis unos a otros.

Antífona de entrada           Ap 5, 12
Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor. Aleluya.

Monición de entrada y acto penitencial
Hermanos, reunidos para la celebración de la Eucaristía, en la que proclamaremos que digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor; dispongámonos a ello reconociendo que estamos necesitados de la misericordia del Padre para morir al pecado y resucitar a la vida nueva.

• Tú, que nos mandas que nos amemos los unos a los otros. Señor, ten piedad.
• Tú, que nos llamas tus amigos. Cristo, ten piedad.
• Tú, que nos has elegido y destinado a dar fruto. Señor, ten piedad.

Oración colecta
DANOS, Señor, una plena vivencia de los misterios pascuales,
para que, celebrándolos con alegría,
nos protejan continuamente y nos salven.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles
Invoquemos ahora a Dios Padre, y confiando en la presencia entre nosotros de Jesucristo resucitado y con la fuerza que nos da su Espíritu, oremos por todos los hombres.

1.- Por la Iglesia, para que el Espíritu Santo la renueve y fecunde, y sea para todos los hombres un testimonio de amor y de servicio, como las primeras comunidades cristianas. Roguemos al Señor.

2.- Por los jóvenes que en seminarios, noviciados o centros de estudio se preparan para consagrarse al Señor; para que vivan con decisión su respuesta de amor al Señor, y nunca falten quienes elijan seguir este camino. Roguemos al Señor.

3.- Por nuestro país, para que sepamos vivir en paz, buscando un mejor bienestar para todos por caminos de justicia y liberta, de respeto y de ayuda. Roguemos al Señor.

4.- Por los enfermos y todos los que sufren; para que descubran a Jesús, el amigo fiel, y encuentren consuelo y ayuda en sus hermanos. Roguemos al Señor.

5.- Por todos nosotros, para que la celebración de la Pascua sea en verdad un paso adelante en nuestro seguimiento de Jesucristo, en todo lo que somos y buscamos. Roguemos al Señor.

Señor, Dios, amigo de los hombres y Padre misericordioso; escucha nuestras oraciones y mantén nuestro corazón firme en Ti para que vivamos en tu gracia y tu verdad. Por Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
TE pedimos, Señor,
que, en tu bondad, santifiques estos dones,
aceptes la ofrenda de este sacrificio espiritual
y nos transformes en oblación perenne.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio pascual

Antífona de comunión
El Crucificado resucitó de entre los muertos y nos redimió. Aleluya.

Oración después de la comunión
S
EÑOR, después de recibir el don sagrado del sacramento,

te pedimos humildemente
que nos haga crecer en el amor
lo que tu Hijo nos mandó realizar
en memoria suya.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Oración sobre el pueblo
S
EÑOR,

los corazones sumisos de tus fieles imploran tu ayuda,
y ya que sin ti no pueden llevar a cabo nada de lo que es justo,
que por el don de tu misericordia conozcan lo que es recto
y valoren cuanto les será provechoso.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Santoral 7 de mayo

SAN ESTANISLAO, Obispo de Cracovia, Mártir (1079 d.C)

El culto de San Estanislao está muy extendido en Polonia, sobre todo en la sede episcopal de Cracovia, donde se le honra como patrono principal y se conservan sus reliquias en la catedral. La biografía que escribió el historiador Juan Dlugosz, tutor de San Casimiro, unos cuatrocientos años después de la muerte de San Estanislao, parece ser una compilación de diferentes documentos antiguos y tradiciones orales, hecha con poco espíritu crítico, pues contiene varias afirmaciones contradictorias y muchos datos claramente legendarios.

Estanislao Szczepanowski nació el 26 de julio del año 1030, en Szczepanow. Sus padres, que eran nobles, habían vivido muchos años sin hijos, hasta que el cielo les concedió a Estanislao, en respuesta a sus oraciones. Consagraron a su hijo a Dios desde el día de su nacimiento y fomentaron ardientemente la piedad que Estanislao mostró desde niño. El joven se educó primero en Gnesen y después «en la Universidad de París», según cuenta la leyenda; pero la Universidad de París no existía todavía. Fue ordenado sacerdote por Lamberto Zula, obispo de Cracovia, quien le hizo canónigo de la catedral y más tarde le nombró predicador y archidiácono suyo. La elocuencia y el ejemplo del joven sacerdote produjeron grandes frutos de reforma de costumbres entre sus penitentes, así clérigos como laicos. El obispo Lamberto intentó cederle el gobierno de la sede, pero San Estanislao se negó a ello. Sin embargo, a la muerte de Lamberto, las súplicas del pueblo y una orden del Papa Alejandro II le obligaron a aceptar la sucesión y fue consagrado obispo en 1072. Fue un celoso apóstol, infatigable en la predicación, estricto en el mantenimiento de la disciplina y muy cumplido en las visitas pastorales. Los pobres invadían constantemente la casa del santo obispo, quien tenía una lista de las viudas y de los necesitados, para socorrerles constantemente.

En aquella época, gobernaba Polonia el rey Boleslao II, monarca de grandes cualidades, pero extremadamente disoluto y cruel. San Estanislao era el único que se atrevía a enfrentarse al tirano y reprocharle el escándalo que daba. Al principio, el rey trató de defenderse, pero finalmente dio ciertas señales de arrepentimiento. Sin embargo, pronto olvidó los reproches del obispo y cayó nuevamente en las mismas faltas. Sus actos de vandalismo y sus injusticias políticas le hicieron chocar repetidas veces con San Estanislao. Pero la indignación pública llegó al colmo, cuando Boleslao cometió uno de los actos más viles de su vida. La esposa de uno de los nobles era extraordinariamente bella. Boleslao se dejó llevar por sus malos deseos y trató de conquistarla; como la fiel esposa le respondiese con el desprecio, el rey mandó raptarla y llevarla a su palacio. Los nobles polacos convocaron al arzobispo de Gnesen y a los prelados de la corte para que amonestasen al monarca; pero el miedo les impidió enfrentarse con el rey y el pueblo los acusó de connivencia con Boleslao. Cuando los nobles acudieron a San Estanislao, éste se presentó valientemente ante el rey y le echó en cara su pecado; terminó su exhortación diciéndole que, si persistía en su crimen, la Iglesia fulminaría contra él la pena de excomunión.

Esta amenaza enfureció al monarca, quien declaró que una persona que se atrevía a hablar en esos términos a su soberano, debía ser más bien pastor de puercos que de almas y puso fin a la entrevista amenazando a San Estanislao. La primera arma que empleó contra él fue la calumnia. San Estanislao había comprado unas tierras para la Iglesia a un tal Pedro, quien murió poco después de la transacción. El rey hizo correr la voz de que los sobrinos de Pedro podían recobrar las tierras, porque el obispo no las había pagado. Cuando el caso fue llevado ante el rey, éste no quiso oír a los testigos de la defensa. La sentencia condenatoria parecía inevitable, cuando el santo obispo invocó al muerto, quien apareció vestido con las mismas ropas con que fue enterrado y dio testimonio en su favor. La leyenda, de dudosa veracidad, añade que el hecho no convirtió al rey, cuya ferocidad no hizo sino aumentar con los años.

Al ver que todos los medios resultaban inútiles, San Estanislao excomulgó al monarca. El tirano, haciendo caso omiso, se presentó en la catedral de Cracovia; pero el obispo mandó interrumpir los oficios. Furioso, el rey se dirigió a la capillita de San Miguel, en las afueras de la ciudad, donde el santo estaba celebrando la misa, y mandó a sus guardias que entrasen a asesinarle; pero éstos volvieron a decir a Boleslao que el santo estaba rodeado por una luz misteriosa que les impedía darle muerte. Echándoles en cara su cobardía, el monarca entró en la capilla y mató con su propia mano a San Estanislao. Los guardias se encargaron de despedazar el cadáver y de esparcir los restos para que las fieras los devorasen. Según la leyenda, las águilas protegieron los restos del santo, hasta que, tres días más tarde, los canónigos los recogieron y les dieron sepultura frente a la capilla de San Miguel.

Hasta aquí no hemos hecho sino resumir la versión más conocida del martirio de San Estanislao. La obra crítica que publicó en 1904 el profesor Wojchiechowski, fue muy discutida en Polonia. Dicho autor sostenía que San Estanislao era reo de traición, pues había tratado de deponer al monarca, y que por ello había sido condenado a muerte. El profesor Miodonski y otros historiadores respondieron vigorosamente a estas acusaciones. Sin embargo, esta fuera de duda que en el asesinato de San Estanislao intervinieron las consideraciones políticas, aunque se trata de un punto extremadamente oscuro. Es falso que el asesinato de San Estanislao haya provocado un levantamiento que arrojó del trono a Boleslao, aunque ciertamente apresuró su caída. El Papa San Gregorio lanzó el entredicho contra Polonia. San Estanislao fue canonizado casi dos siglos más tarde, en 1253, por el Papa Inocencio IV.

La larga biografía de San Estanislao escrita por Juan Dlugosz se halla en Acta Sanctorum, mayo, vol. n. Más tarde se descubrieron dos biografías más breves y mas antiguas. Cf. Poncelet, BHL., nn. 7832-7842. Sobre la reacción del Papa San Gregorio VII, ver Gfrorer, Kirchengeschichte, vol. VII, p. 557 ss. Cf. igualmente la Cambridge History of Poland, vol. I (1950). Existen numerosas biografías del santo, en polaco, pero muy pocas en otros idiomas.

Alban Butler

Laudes – Viernes V de Pascua

LAUDES

VIERNES V DE PASCUA

 

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Señor, ábreme los labios.
R/. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

INVITATORIO

Se reza el invitatorio cuando laudes es la primera oración del día.

Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

SALMO 66: QUE TODOS LOS PUEBLOS ALABEN AL SEÑOR

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

HIMNO

La bella flor que en el suelo
plantada se vio marchita
ya toma, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo.

De tierra estuvo cubierto,
pero no fructificó
del todo, hasta que quedó
en un árbol seco injerto.
Y, aunque a los ojos del suelo
se puso después marchita,
ya toma, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo.

Toda es de flores la fiesta,
flores de finos olores,
mas no se irá todo en flores,
porque flor de fruto es ésta.
Y, mientras su Iglesia grita
mendigando algún consuelo,
ya toma, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo.

Que nadie se sienta muerto
cuando resucita Dios,
que, si el barco llega al puerto,
llegamos junto con vos.
Hoy la cristiandad se quita
sus vestiduras de duelo.
Ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo. Amén.

 

SALMO 50: MISERICORDIA, DIOS MÍO

Ant. Acuérdate de mí, Señor, cuando llegues a tu reino. Aleluya.

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti sólo pequé,
cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mi toda culpa.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

¡Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío!
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Acuérdate de mí, Señor, cuando llegues a tu reino. Aleluya.

 

CÁNTICO de ISAÍAS: QUE LOS PUEBLOS TODOS SE CONVIERTAN AL SEÑOR

Ant. Es verdad: tú eres un Dios escondido, el Dios de Israel, el Salvador. Aleluya.

Es verdad: tú eres un Dios escondido,
el Dios de Israel, el Salvador.
Se avergüenzan y se sonrojan todos por igual,
se van avergonzados los fabricantes de ídolos;
mientras el Señor salva a Israel
con una salvación perpetua,
para que no se avergüencen ni se sonrojen nunca jamás.

Así dice el Señor, creador del cielo
-él es Dios-,
él modeló la tierra
la fabricó y la afianzó;
no la creó vacía,
sino que la formó habitable:
«Yo soy el Señor, y no hay otro».

No te hablé a escondidas,
en un país tenebroso,
no dije a la estirpe de Jacob:
«Buscadme en el vacío».

Yo soy el Señor que pronuncia sentencia
y declara lo que es justo.
Reuníos, venid, acercaos juntos,
supervivientes de las naciones.
No discurren los que llevan su ídolo de madera
y rezan a un dios que no puede salvar.

Declarad, aducid, pruebas,
que deliberen juntos:
¿Quién anunció esto desde antiguo,
quién lo predijo desde entonces?
¿No fui yo, el Señor?
-No hay otro Dios fuera de mí-.

Yo soy un Dios justo y salvador,
y no hay ninguno más.

Volveos hacia mí para salvaros,
confines de la tierra,
Pues yo soy Dios, y no hay otro.

Yo juro por mi nombre,
de mi boca sale una sentencia,
una palabra irrevocable.
«ante mí se doblará toda rodilla,
por mí jurará toda lengua»;
dirán: «Sólo el Señor
tiene la justicia y el poder».

A él vendrán avergonzados
los que se enardecían contra él;
con el Señor triunfará y se gloriará
la estirpe de Israel.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Es verdad: tú eres un Dios escondido, el Dios de Israel, el Salvador. Aleluya.

 

SALMO 99: ALEGRÍA DE LOS QUE ENTRAN EN EL TEMPLO

Ant. Servid al Señor con alegría. Aleluya.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades».

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo

Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Servid al Señor con alegría. Aleluya.

 

LECTURA: Hch 5, 30-32

El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios los exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.

 

RESPONSORIO BREVE

R/ El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
V/ El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.

R/ El que por nosotros colgó del madero.
V/ Aleluya, aleluya.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Aleluya.

Benedictus. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por la boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Aleluya.

 

PRECES

Dirijamos nuestra oración a Dios Padre, que por la resurrección de Jesucristo nos ha dado vida nueva, y digámosle:

Ilumínanos, Señor, con la claridad de Jesucristo

Señor, tú que nos has revelado tu plan de salvación proyectado desde antes de la creación del mundo y eres fiel en todas tus promesas,
— escucha con amor nuestras plegarias.

Purifícanos con tu verdad y encamina nuestros pasos por las sendas de la santidad,
— para que obremos siempre el bien según tu agrado.

Ilumina tu rostro sobre nosotros,
— para que, libres de todo mal, nos saciemos con los bienes de tu casa.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que por Cristo nos reconciliaste contigo,
— danos la paz a nosotros y a todos los hombres del mundo.

 

Empleando el modelo de oración propuesto por Cristo, nuestro Señor, digamos: Padre nuestro…

 

ORACION

Danos, Señor, una plena vivencia de los misterios pascuales, para que, celebrándolos con alegría, nos protejan continuamente y nos salven. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.