Lectio Divina – Miércoles XIII de Tiempo Ordinario

1.- Introducción 

Hoy, Señor, quiero comenzar mi oración dándote gracias por tu poder sobre los elementos de la naturaleza y, sobre todo, tu poder para liberar al hombre de todo lo que le oprime, le envilece, no le deja ser persona. Mucho te arriesgaste, Señor, al hacernos libres y qué caro has pagado el mal uso de nuestra libertad. La pagaste a precio de sangre. Si, a pesar de todo, nunca nos quitas la libertad, ¿no será por lo mucho que te agradan nuestras acciones, hechas con plena libertad y mucho amor? Ayúdame a obrar así.

2.- Lectura reposada del evangelio: Mateo 8, 28-34   

En aquel tiempo, llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gadarenos. Vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, y tan furiosos que nadie era capaz de pasar por aquel camino. Y se pusieron a gritar: – ¿Qué tenemos nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo? Había allí a cierta distancia una gran piara de puercos paciendo. Y le suplicaban los demonios: -Si nos echas, mándanos a esa piara de puercos-. Él les dijo: Id. Saliendo ellos, se fueron a los puercos, y de pronto toda la piara se arrojó al mar precipicio abajo, y perecieron en las aguas. Los porqueros huyeron, y al llegar a la ciudad lo contaron todo y también lo de los endemoniados. Y he aquí que toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, en viéndole, le rogaron que se retirase de su término.

3.- Qué dice el texto.

Meditación

En aquella época se creía que los espíritus malévolos manchaban, ensuciaban y contaminaban a las personas. Este endemoniado vivía junto a los sepulcros, es decir, en el reino de la muerte. Era como un ser muerto en vida y además contagiaba el mal a las personas y les privaba de libertad. Con este milagro, Jesús pretende devolver a las personas la dignidad perdida y devolverles el derecho a disfrutar de la vida. Hay que tener en cuenta el texto paralelo de Marcos 5, 1-20. Es mucho más largo y pintoresco y hay que considerar dos datos importantes:

  1. el endemoniado apareció “sentado, vestido y en su sano juicio” (v.15) Se habla explícitamente de la dignidad totalmente restaurada, aunque a los ricos (los porqueros) les importe poco esto y prefieran el negocio de los cerdos. El Papa Francisco ha hablado públicamente del sucio negocio de las drogas y de los fabricantes de armas que favorecen las guerras e incluso las provocan.
  2. “El endemoniado aparece haciendo propaganda por el territorio extranjero de lo que Jesús había hecho con Él (v.20). Jesús es universal. Es de todos los pueblos. ¿Por qué Mateo ha resumido el evangelio de Marcos? Ha querido dar importancia a los protagonistas: el endemoniado y Jesús. El único capaz de liberarnos de todo mal es Jesús

Palabra del Papa

“Desencuentros familiares, desencuentros testimoniales, desencuentros en el anuncio de la Palabra, y del mensaje, desencuentros de guerras, desencuentros de familias, o sea el desencuentro, la división, es el arma que el demonio tiene. Y entre paréntesis les digo que el demonio existe. Por si alguno tiene dudas, ¿no? Existe y se las trae. Y el camino es el desencuentro que lleva a la pelea, la enemistad. Babel, ¿no? Así como la Iglesia es ese templo de piedras vivas, que edifica el Espíritu Santo, el demonio edifica ese otro templo de la soberbia, del orgullo, que desencuentra, porque cada cual no se entiende, porque habla cosas distintas, que es Babel, ¿no? De ahí que tenemos que trabajar por una cultura del encuentro. Una cultura que nos ayude a encontrarnos como familia, como movimiento, como Iglesia, como parroquia. Siempre buscar cómo encontrarse” (S.S. Francisco, al Movimiento de Schoenstatt, 24 de octubre de 2014).

4.- Qué me dice hoy a mí este evangelio ya meditado. (Guardo silencio)

5.- Propósito. Acudir al Señor, sobre todo en la Eucaristía, y pedirle al Señor que me libere de mis ataduras internas.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Gracias, Dios mío, porque Tú sólo quieres mi bien, el que yo sea libre, disfrute de mi libertad y pueda vivir en este mundo como hijo y no como esclavo. Dame fuerza para propagar esta verdad no tanto como una doctrina sino como fruto de una experiencia.

ORACIÓN EN TIEMPO DE LA PANDEMIA.

Señor Resucitado: Mora en cada uno de nuestros corazones, en cada enfermo del hospital, en todo el personal médico, en los sacerdotes, religiosos y religiosas dedicados a la pastoral de la salud, en los gobernantes de las naciones y líderes cívicos, en la familia que está en casa, en nuestros abuelos, en la gente encarcelada, afligida, oprimida y maltratada, en personas que hoy no tienen un pan para comer, en aquellos que han perdido un ser querido a causa del coronavirus u otra enfermedad. Que Cristo Resucitado nos traiga esperanza, nos fortalezca la fe, nos llene de amor y unidad, y nos conceda su paz. Amén

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Comentario – Miércoles XIII de Tiempo Ordinario

(Mt 8, 28-34)

Dos hombres dominados por el mal, deteriorados y enfermos de violencia.

Habitaban entre los sepulcros, lo cual los muestra como muertos en vida, y aislados del mundo. Todos escapaban de ellos porque tenían temor a la violencia que los dominaba. Representan así la muerte y la soledad de los que caen bajo el dominio del mal.

La narración de los cerdos en realidad tiene un valor simbólico, porque los cerdos eran animales impuros para los judíos, considerados como peligrosos e inmundos. Los judíos no los comían porque estaba prohibido por la Ley, pero además sentían una espontánea aversión porque se temía que el contacto con los cerdos arruinara la propia vida.

Pero en esta escena se quiere expresar que el poder del mal que aqueja al hombre es superior a la temida impureza de esos animales, de tal manera que los cerdos, siendo impuros, no pueden contener ese horrible mal y por eso se precipitan desesperadamente al lago. Ni siquiera su impureza puede tolerar el horrendo mal que se apodera del corazón humano.

Jesús lo había expresado de otra manera al decir que no son las cosas externas las peligrosas, sino que lo que mancha al hombre es lo que él mismo lleva en su interior más profundo (Mt 15, 17-19).

Pero los habitantes del lugar se concentraron en el episodio de los cerdos, incapaces de valorar la preciosa obra restauradora y pacificadora que Jesús había hecho en los hombres violentos. Esa misma obra de arte puede hacer en nuestros corazones, que a veces se dejan esclavizar y atormentar por tantas cosas.

Oración:

«Señor, mira el mal y la violencia que llevo dentro de mí, mira todo lo que me separa de los hermanos y me hace desagradable para ellos. Y destruye ese mal de mi interior con tu poder sanador. Restáurame Señor, y a través de mí derrama tu paz en el mundo».

 

VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
El Evangelio de cada día

¿Qué me quiere decir hoy Jesús?

Visita a Nazaret – Marcos 6, 1-6

En aquel tiempo fue Jesús a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: – ¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? ¿Y sus hermanas no viven con nosotros aquí? Y desconfiaban de él. Jesús les decía: – No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa. No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extraño de su falta de fe

Explicación

La bondad y la sabiduría de Jesús eran tan grandes, que la gente de su pueblo se asombraba de lo que decía y hacía. Y desconfiaban de él. Pensaban que era un espíritu del mal quien actuaba por Jesús, en vez de su Padre Dios, a quien Jesús obedecía. Y se lamentaba de la desconfianza de sus paisanos.

Evangelio dialogado

Te ofrecemos una versión del Evangelio del domingo en forma de diálogo, que puede utilizarse para una lectura dramatizada.

DECIMOCUARTO DOMINGO ORDINARIO – CICLO “B” – (MARCOS 6, 1-6)

NARRADOR: En aquel tiempo fue Jesús a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga; todos los que le oían se preguntaban asombrados:

NIÑO 1: ¿De dónde saca éste estas cosas?

NIÑO 2: ¿Y qué sabiduría es ésta que le han enseñado?

NIÑO 3: ¿Y estos milagros hechos por sus manos?

NIÑO 4: ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón?

NIÑO 5: ¿Y sus hermanas no viven con nosotros aquí?

NARRADOR: Y desconfiaban de él. Pero Jesús les dijo:

JESÚS: No desprecian a un profeta más que en su propia tierra, entre sus parientes y en su casa.

NARRADOR: No pudo hacer allí ningún milagro. Sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe
 

Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández

Comentario al evangelio – Miércoles XIII de Tiempo Ordinario

Las lecturas de estos días parece que siguen una misma dirección. Todas de una manera o de otra hablan de salir y de lo que puede pasar en el camino. Salir es siempre arriesgado. El que sale se tiene que enfrentar a lo desconocido y eso siempre nos resulta difícil. Preferimos atenernos a lo conocido, al ámbito en el que nos sentimos seguros y a salvo. 

A veces las circunstancias de la vida nos empujan a salir de nuestro ámbito de seguridad, de nuestra casa. Es el caso de Agar y su hijo. Abraham se ve forzado, aunque eso no le exime de culpa, de su casa por los celos de Sara que quiere asegurar el futuro de su hijo: pretende que sea el único heredero. Situados en la perspectiva del Reino, quizá debamos pensar que se perdió en aquel momento una magnífica oportunidad para que los pueblos viviesen unidos. Quizá si Agar se hubiese quedado en la casa de Abraham con su hijo, que convivía normalmente con el hijo de Sara, hoy serían diferentes las relaciones entre los israelitas y los árabes. Quizá. Porque son dos pueblos que son hermanos (¡qué pueblos no son hermanos si partimos de la base que todos somos hijos de Dios!).

Pero eso es hacer política ficción. Lo cierto es que Agar se ve empujada al desierto con el agua justa para sobrevivir. Llega a una situación de desespero. Pero, como dice el refrán: “Cuando Dios cierra una puerta, abre una ventana.” En el mismo desierto en el que pensaba morir, se encuentra con un poco que le da la vida. Dios no deja que mueran ni ella ni el niño. En el camino ha encontrado la esperanza. Lo desconocido se torna amigable para ella. Se ha encontrado con el Dios de la vida donde ella esperaba ya sentada la muerte.

Claro que no siempre nos gusta que nos saquen de nuestra seguridad. Los gerasenos vivían muy tranquilos. Sus endemoniados eran un problema pero lo tenían localizado al haberlos encadenado en el cementerio. Los gerasenos vivían tranquilos. No habían pensado que para Jesús, el enviado de Dios, la salud, la vida, de aquellos endemoniados era más importante que todos los cerdos del pueblo. Quizá fuera posible que los gerasenos deseasen verse libres de los endemoniados. Pero no al precio de perder su riqueza, su comodidad, su seguridad. Era preferible que aquellos hombres sufriesen si ése era el precio a pagar por vivir bien. Lo que hace Jesús no les gusta. Por eso, le echan del país. Sin contemplaciones. Sería interesante examinar en qué zonas de nuestra vida no queremos que entre Jesús porque, aunque un poco endemoniados, preferimos no movernos de donde estamos.

Ciudad Redonda

Meditación – Miércoles XIII de Tiempo Ordinario

Hoy es miércoles XIII de Tiempo Ordinario.

La lectura de hoy es del evangelio de Mateo (Mt 8, 28-34):

En aquel tiempo, al llegar Jesús a la otra orilla, a la región de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, y tan furiosos que nadie era capaz de pasar por aquel camino. Y se pusieron a gritar: «¿Qué tenemos nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?». Había allí a cierta distancia una gran piara de puercos paciendo. Y le suplicaban los demonios: «Si nos echas, mándanos a esa piara de puercos». Él les dijo: «Id». Saliendo ellos, se fueron a los puercos, y de pronto toda la piara se arrojó al mar precipicio abajo, y perecieron en las aguas. Los porqueros huyeron, y al llegar a la ciudad lo contaron todo y también lo de los endemoniados. Y he aquí que toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, en viéndole, le rogaron que se retirase de su término.

Hoy Jesucristo nos desenmascara al «adversario» de Dios. La bestia, el poder adverso, no lleva un nombre, sino un número: «666 es su número», dice el vidente en el «Apocalipsis». En esta ocasión se presenta a sí mismo como «legión». Es un número y convierte a la persona en un número. 

¿Una señal? Si bien el demonio es «indemostrable», quienes han vivido el mundo de los campos de concentración saben a qué equivale eso: su horror se basa precisamente en que borra el rostro, en que cancela la historia, en que hace de los hombres números, piezas recambiables de una gran maquinaria. Uno es una función y nada más. Y, si sólo existen funciones, entonces el hombre no es tampoco nada más. Lo que no es función no es nada. La bestia es número y convierte en número.

—Señor, porque tienes un nombre y me das un nombre y me llamas por mi nombre, yo no soy para ti una función en una maquinaria cósmica. ¡Soy tu hijo!

REDACCIÓN evangeli.net

Liturgia – Miércoles XIII de Tiempo Ordinario

MIÉRCOLES DE LA XIII SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO, feria

Misa de la feria (verde)

Misal: cualquier formulario permitido. Prefacio común

Leccionario: Vol. III-impar.

  • Gén 21, 5. 8-20 No va a heredar el hijo de esa criada con mi hijo Isaac.
  • Sal 33. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
  • Mt 8, 28-34. ¿Has venido aquí a atormentar a los demonios antes de tiempo?

Antífona de entrada          Cf. Sal 27, 8-9
El Señor es fuerza para su pueblo, apoyo y salvación para su Ungido. Salva a tu pueblo, Señor, y bendice tu heredad, sé su pastor por siempre.

Acto penitencial
Vamos a comenzar la Eucaristía reconociendo que no respondemos a esta llamada a la santidad que Dios nos hace; y pidiendo por ello perdón de nuestros pecados.

Yo confieso…

Oración colecta
CONCÉDENOS tener siempre, Señor,
respeto y amor a tu santo nombre,
porque jamás dejas de dirigir
a quienes estableces
en el sólido fundamento de tu amor.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles
Dirijamos nuestras plegarias a Dios Padre, que quiere que en todas partes demos frutos de santidad y de buenas obras.

1.- Por el Papa, los obispos y los sacerdotes; para que sean siempre auténticos pastores del pueblo de Dios. Roguemos al Señor.

2.- Por los jóvenes; para que se abran a la llamada de Jesús y le sigan en la vida sacerdotal o religiosa. Roguemos al Señor.

3.- Por los pueblos de toda la tierra; para que vivan en concordia y paz verdadera. Roguemos al Señor.

4.- Por los que viven angustiados por distintas necesidades; para que encuentren ayuda en Dios. Roguemos al Señor.

5.- Por nosotros mismos; para que siempre y en todo lugar demos frutos de santidad. Roguemos al Señor.

Dios compasivo, pastor de tu pueblo, escucha la oración suplicante de tu Iglesia y haz que, dando siempre buenos frutos de bondad y de justicia, no nos dejemos engañar por falsos profetas. Por Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
ACEPTA, Señor,
este sacrificio de reconciliación y alabanza
y concédenos que, purificados por su eficacia,
te ofrezcamos el obsequio agradable de nuestro corazón.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión          Cf. Sal 144, 15
Los ojos de todos te están aguardando, Señor; tú les das la comida a su tiempo.

Oración después de la comunión
RENOVADOS por la recepción del Cuerpo santo
y de la Sangre preciosa,
imploramos tu bondad, Señor,
para obtener con segura clemencia
lo que celebramos con fidelidad constante.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Lectio Divina – San Pedro y san Pablo

1.- Oración introductoria.

Señor, en la fiesta de San Pedro me siento limitado como él; pecador como él; pero también muy querido de Ti como él. Haz que, como Pedro, yo también sepa superar mis pecados, mis deficiencias, mis negaciones, por la fuerza de mi sincero amor. Haz que, como Pedro, sienta de cerca tu perdón, tu fiel amistad, tu amor desbordado hacia mí. Y que, con la abundancia de tu amor, sepa yo también amarte con todo mi corazón.  

2.- Lectura reposada del Evangelio: Mateo 16, 13-19

Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».4Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».5Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». 16Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo». Jesús le respondió: «¡Bienaventurado tú, Simón, ¡hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».

3.- Qué dice el texto bíblico.

Meditación-reflexión

En el evangelio caemos en la cuenta de que a Jesús le interesa la opinión de la gente: lo que piensa, lo que dice, lo que acepta, también lo que no le gusta de Él.  Pero todavía le interesa más la opinión de los suyos, de los que están con Él, de los que le siguen cada día.  A esta pregunta no podemos responder con teorías ni con evasivas. Debemos responder con sinceridad. En este caso es el propio Pedro el que contesta.   Aparentemente Pedro da una buena respuesta: “Tú eres el Mesías, el hijo de Dios vivo”. Respuesta que recibe un elogio del mismo Jesús. Pero hay que seguir leyendo el evangelio y nos daremos cuenta de que esta respuesta es insuficiente ya que, cuando Jesús les dice que el Mesías debe padecer mucho y morir, San Pedro protesta enérgicamente: “De ninguna manera debe pasarte eso a ti”. Y Jesús le da una respuesta muy dura: “Apártate de aquí, Satanás”. Pedro se equivocó al pretender dar lecciones a Jesús marcándole el camino que debía seguir. El camino lo marco yo. Tú, ponte detrás de mí. En honor a Pedro, éste supo dar una buena respuesta cuando, después del anuncio de la Eucaristía, Jesús pregunta: ¿También vosotros queréis marchar? Y Pedro, en nombre de todos, contesta: Maestro, ¿adónde iremos? Tú tienes palabras de vida eterna (Jn. 6,68). Una respuesta válida para todos los tiempos: Sin Cristo estamos perdidos, no sabemos dónde ir. Sus palabras saben a vida eterna. Con Pedro, Cristo nos da también a nosotros las llaves para “abrir el libro de la vida” y descubrir el sentido de nuestra historia.

Palabra del Papa

En el Evangelio de hoy Jesús plantea dos preguntas a sus discípulos. La primera: “La gente, ¿quién dice que es el Hijo del hombre?” es una pregunta que demuestra en qué medida el corazón y la mirada de Jesús están abiertos a todos. A Jesús le interesa lo que piensa la gente no para complacerla, sino para poder entrar en comunicación en ella. Sin saber lo que la gente piensa, el discípulo se aísla y empieza a juzgar a la gente según sus pensamientos y convicciones. Mantener un sano contacto con la realidad, con lo que la gente vive, con sus lágrimas y sus alegrías, es la única forma de poder ayudarle, de poder formarla y comunicar con ella. Es el único modo de hablar al corazón de las personas tocando su experiencia cotidiana: el trabajo, la familia, los problemas de salud, el tráfico, la escuela, los servicios sanitarios, etc… Es el único modo de abrir su corazón a la escucha de Dios. En realidad, cuando Dios quiso hablar con nosotros se encarnó. Los discípulos de Jesús nunca deben olvidar de dónde fueron elegidos, es decir de entre la gente, y nunca deben caer en la tentación de asumir actitudes distantes, como si lo que la gente piensa y vive no les afectase y no fuese importante para ellos. (Homilía de S.S. Francisco, 10 de noviembre de 2015).

4.- Qué me dice hoy a mí este evangelio ya meditado. (Guardo silencio).

5.-Propósito: Hoy hago un ejercicio práctico: trato de descubrir la opinión de la gente sobre mí.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Gracias, Dios mío, porque hoy también me preguntas a mí: ¿Y tú qué piensas de mí? No caben respuestas teóricas. Yo me siento pobre, pequeño, limitado. pecador; pero soy sincero cuando afirmo que Tú Señor, eres mi pan y mi vino; mi aire y mi sol; mi suelo y mi cielo. Sin Ti yo no soy nada; sin Ti me siento totalmente perdido.

ORACIÓN EN TIEMPO DE LA PANDEMIA

Señor Resucitado: Mora en cada uno de nuestros corazones, en cada enfermo del hospital, en todo el personal médico, en los sacerdotes, religiosos y religiosas dedicados a la pastoral de la salud, en los gobernantes de las naciones y líderes cívicos, en la familia que está en casa, en nuestros abuelos, en la gente encarcelada, afligida, oprimida y maltratada, en personas que hoy no tienen un pan para comer, en aquellos que han perdido un ser querido a causa del coronavirus u otra enfermedad. Que Cristo Resucitado nos traiga esperanza, nos fortalezca la fe, nos llene de amor y unidad, y nos conceda su paz. Amén

El fundamento más sólido

1.- Ni san Pedro sin san Pablo, ni san Pablo sin hacer mención de san Pedro. La Iglesia ha considerado siempre a estos dos gigantes discípulos de Jesús como el fundamento sólido de la predicación cristiana. La creación de las primeras comunidades no se explica si no se habla del testimonio personal, continuo, decisivo, de Pedro y de Pablo. Nuestra fe como cristianos del siglo XXI está sólidamente fundamentada porque tiene como base el testimonio de vida y palabra de estos dos apóstoles.

Pedro toma la palabra, montones de veces, en nombre de todos los doce primeros seguidores; Pedro dirige, junto a Santiago, el pariente de Jesús, la primera comunidad cristiana en Jerusalén. Pero bien poco sabemos de lo que ocurrió con Pedro desde la asamblea de Jerusalén, hacia el año 49, hasta su muerte en Roma, capital del imperio, hacia los años 64-67. Se dedicó a dar testimonio de Jesucristo especialmente entre los judíos, sin descuidar a los paganos.

Continuó su trabajo, después de Jerusalén, en Antioquia y, luego, no sabemos en qué fecha exacta, fue a Roma, en donde murió mártir de Jesucristo, bajo el poder del emperador Nerón.

En el siglo II, nos lo cuenta el primer historiador de la Iglesia, se mostraba, con gran orgullo, su tumba en la colina Vaticana. Fue siempre venerado como el primer testigo de la resurrección de Cristo, confirmador de la fe de todos los seguidores de Jesús y se citaba, con gran respeto, que Jesús mismo lo había declarado la piedra sobre la que el mismo Jesucristo edificaría su comunidad de salvación. Pedro, que durante la pasión, había traicionado a su Señor, había recibido del mismo Jesús resucitado, el encargo de pastorear a todas las ovejas de Cristo. Para esas comunidades cristianas, Pedro podía ser la piedra o podía ser Satanás, pero Pedro había recibido el encargo de ser piedra esencial en la construcción de la fe cristiana y a ella había dedicado su vida toda, sellando con su sangre su testimonio de fidelidad a Cristo.

2.- Pablo, por otra parte, llevado por su mentalidad farisea, había sido perseguidor de los cristianos, fue, después, apóstol incansable de Jesucristo, a partir de un encuentro personal con el Señor resucitado en el camino de la ciudad de Damasco. De carácter fuerte decidido, era capaz de enfrentarse públicamente al mismo Pedro, al que respetaba como primer y esencial testigo de la resurrección de Jesús, cuando creía que el comportamiento de Pedro no era coherente con la fe que proclamaba.

Pablo sufrió por su Señor persecuciones de toda clase y fue azotado, encarcelado, apedreado y maltratado de muchas maneras y en muchos lugares por mantenerse fiel a su fe en Jesucristo. Escribió muchas cartas a las comunidades a las que había predicado personalmente su fe y a las que se atrevía a regañar con acritud porque todas ellas sabían que también era capaz de dar su vida por cada una y por todas. Estableció continuadores de su misión allí en donde no podía seguir presente porque la urgencia de anunciar el Reino de Dios lo arrastraba hacia otros lugares.

Llevado preso, por su fe, a la capital del imperio, según la tradición fue allí martirizado bajo el poder de Nerón, sellando también con su sangre su testimonio de vida y palabras, su magisterio y apostolado, su pastoreo de las ovejas del Señor Jesús. La Iglesia los venera juntos y celebra su memoria el mismo día porque, gracias a Pedro y Pablo, puede basar su fe sobre la resurrección de Jesucristo y mantener la misión de anunciar y hacer presente el Reino de Dios en la tierra.

3.- Jesús pregunta a sus seguidores qué pensaba de Él la gente. Que la gente lo tenía por profeta, por persona que hablaba en nombre de Dios, queda evidenciado por la respuesta que le dan. Jesús exige ahora a sus seguidores inmediatos que digan ellos quién es El. Ellos responden que el Cristo, el Mesías, el ungido, sacerdote, profeta y rey. La comunidad cristiana primitiva, a través de esta página evangélica, nos dice lo que toda ella pensaba acerca de Jesús.

Jesús rechaza toda vinculación entre el título que le dan sus seguidores y la familia de David, a eso se debe que no quiere que se lo digan a nadie; Jesús rechaza la instalación institucionalizante que David había significado para la fe nómada que era la fe de Abrahán.

Pedro toma la iniciativa, en nombre de todos, para responder. En la comunidad en la que Pedro era la figura clave para la fe, en la comunidad que expresa su fe con el evangelio según Mateo, Pedro recibe la promesa de que la fe y la comunidad basadas sobre esa confesión de fe no va a morir. Jesús no promete a Pedro edificarle a él una Iglesia, sino que Él, Jesús, edificará sobre Pedro, sobre su fe, una Iglesia para Cristo; por eso dice “mi Iglesia”.

Lo de “atar y desatar” tiene que ver con el bautismo, que era la única forma de perdón de los pecados que existía durante el siglo primero de la Iglesia; y la misma promesa que Cristo hace a Pedro, es hecha a todos los apóstoles en el evangelio según San Juan y en el mismo evangelio de Mateo. El Bautismo era para el perdón de los pecados, y todavía se dice así en nuestro credo católico: “Creo en un solo bautismo para el perdón de los pecados”.

La Iglesia nos dice que Pedro y Pablo sellaron el espléndido testimonio de su vida muriendo como Cristo; porque quien vive como Cristo va a morir como murió Cristo: Derramando su sangre al servicio de los demás, al servicio de su Iglesia, al servicio de la comunidad. Pedro y Pablo nos dicen hoy que el Señor Jesús está dispuesto a ayudarnos y a darnos fuerzas en esta misión que es tanto nuestra misión como de Pedro y de Pablo. ¿Seremos capaces de seguir su ejemplo?

Antonio Díaz Tortajada

Comentario – Martes XIII de Tiempo Ordinario

(Mt 8, 23-27)

Se nos ofrece aquí una de las escenas donde aparece la debilidad de los discípulos. Esos mismos discípulos serán los que luego se empeñarán valientemente en la predicación del evangelio, hasta dar la vida por Jesús. Pero aquí se los ve abrumados por el miedo, asustados, incrédulos.

En el lago de Galilea no eran poco frecuentes estas tormentas violentas y repentinas. Y algunos de los discípulos eran pescadores, ya habituados a lidiar con esos imprevistos. Sin embargo, esta tormenta era diferente, y los había vencido.

Jesús calma la tormenta en el mar ante la mirada asombrada de los discípulos. El mar simbolizaba las fuerzas ocultas del mal, ante las cuales el hombre se siente impotente, porque superan su capacidad de comprensión y de acción. Pero en toda la Biblia Dios aparece dominante por encima del mar. No hay poder que no pueda rendirse ante la majestuosa presencia de Dios.

Aquí Jesús duerme plácido en medio de la tormenta marina, y los discípulos lo despiertan llenos de temor. Pero Jesús con su sola palabra, dando una orden, se manifiesta como dominador de las fuerzas misteriosas. Sobrevino una calma perfecta, símbolo de la paz que trae el Mesías.

Jesús, tanto en el sueño como en la acción, aparece como el Señor, dueño de la situación, lo cual contrasta con la angustiosa impotencia y el tremendo miedo que experimentan los discípulos.

La reacción de admiración de los discípulos no perduró cuando, en la pasión, abandonaron a Cristo por temor. Pero en este texto la admiración los lleva a reconocer a Jesús como Señor, digno de obediencia, porque a él se someten hasta las fuerzas misteriosas e incontrolables de la naturaleza.

 

Oración:

«Señor, pongo mi vida en tus manos, porque yo solo con mi fragilidad no puedo enfrentar los misterios de la vida ni puedo dominar los males que me amenazan, pero contigo tengo la seguridad que me permite enfrentarlo todo».

 

VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
El Evangelio de cada día

Dos personas para Dios

Pedro, piedra sobre la que edificó el Señor
Pablo, altavoz por el que irrumpió el Señor
Pedro, piedra que se desgajó en tres negaciones
Pablo, piedra que se rompió camino de Damasco

Pedro, hombre primario, impetuoso y fiel
Pablo, hombre elocuente e inteligente
Pedro, pescador y hombre sencillo
Pablo, guerrero e incisivo

Pedro, arrepentido ante el Maestro
Pablo, convertido en un inolvidable camino
Pedro, enamorado de Cristo
Pablo, entusiasta de la expansión del Evangelio

Nunca, dos personas tan diferentes,
dieron tan afinado acorde a la vez: CRISTO
Por El, con El y en El sellaron sus vidas de idéntica manera
y en distinta forma: con el martirio
Por El, con El y en El depositaron sus esperanzas y sus esfuerzos
sus ilusiones y sus esperanzas
Por El, con EL y en El, estimaron todo basura comparado
con el secreto que habían descubierto

Nunca, dos personas tan diferentes,
se unieron con un mismo criterio y con un gran ideal: CRISTO
Desde entonces para los cristianos, Pedro y Pablo,
Son columnas de esa gran iglesia que, contra viento y marea,
sigue presentando al mundo lo que fue medular en ellos: CRISTO

Javier Leoz