Vísperas – Martes X de Tiempo Ordinario

VÍSPERAS

MARTES X de TIEMPO ORDINARIO

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

La noche no interrumpe
tu historia con el hombre;
la noche es tiempo
de salvación.

De noche descendía tu escala misteriosa
hasta la misma piedra donde Jacob dormía.

La noche es tiempo
de salvación.

De noche celebrabas la Pascua con tu pueblo,
mientras en las tinieblas volaba e exterminio.

La noche es tiempo
de salvación.

Abrahán contaba tribus de estrellas cada noche;
de noche prolongabas la voz de la promesa.

La noche es tiempo
de salvación.

De noche, por tres veces, oyó Samuel su nombre,
de noche eran los sueños tu lengua más profunda.

La noche es tiempo
de salvación.

De noche, en un pesebre, nacía tu Palabra;
de noche lo anunciaron el ángel y la estrella.

La noche es tiempo
de salvación.

La noche fue testigo de Cristo en el sepulcro;
la noche vio la gloria de su resurrección.

La noche es tiempo
de salvación.

De noche esperaremos tu vuelta repentina,
y encontrarás a punto la luz de nuestra lámpara.

La noche es tiempo
de salvación. Amén.

SALMO 48: VANIDAD DE LAS RIQUEZAS

Ant. No podéis servir a Dios y al dinero.

Oíd esto, todas las naciones;
escuchadlo, habitantes del orbe:
plebeyos y nobles, ricos y pobres;

mi boca hablará sabiamente,
y serán muy sensatas mis reflexiones;
prestaré oído al proverbio
y propondré mi problema al son de la cítara.

¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas,
si nadie puede salvarse
ni dar a Dios un rescate?

Es tan caro el rescate de la vida, 
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente
sin bajar a la fosa.

Mirad: los sabios mueren,
lo mismo que perecen los ignorantes y necios,
y legan sus riquezas a extraños.

El sepulcro es su morada perpetua
y su casa de edad en edad,
aunque hayan dado nombre a países.

El hombre no perdura en la opulencia,
sino que perece como los animales.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. No podéis servir a Dios y al dinero.

SALMO 48

Ant. «Atesorad tesoros en el cielo», dice el Señor.

Éste es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:
son un rebaño para el abismo,
la muerte es su pastor,
y bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura,
y el abismo es su casa.

Pero a mí, Dios me salva,
me saca de las garras del abismo
y me lleva consigo.

No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.

Aunque en vida se felicitaban:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz.

El hombre rico e inconsciente
es como un animal que perece.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. «Atesorad tesoros en el cielo», dice el Señor.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: HIMNO DE LOS REDIMIDOS

Ant. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.

Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria, y la alabanza.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.

LECTURA: Rm 3, 23-25a

Todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios, y son justificados, gratuitamente por su gracia, mediante la redención de Cristo Jesús, a quien Dios constituyó sacrificio de propiciación mediante la fe en su sangre. Así quería Dios demostrar que no fue injusto.

RESPONSORIO BREVE

R/ Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.
V/ Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.

R/ De alegría perpetua a tu derecha.
V/ En tu presencia, Señor.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Haz con nosotros, Señor, obras grandes, porque eres poderoso, y tu nombre es santo.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Haz con nosotros, Señor, obras grandes, porque eres poderoso, y tu nombre es santo.

PRECES

Alabemos a Cristo, pastor y guardián de nuestras vidas, que vela siempre con amor por su pueblo, y, poniendo en él nuestra esperanza, digámosle suplicantes:

Protege a tu pueblo, Señor.

Pastor eterno, protege a nuestro obispo (…)
— y a todos los pastores de la Iglesia.

Mira con bondad a los que sufren persecución
— y líbralos de todas sus angustias.

Compadécete de los pobres y necesitados
— y da pan a los hambrientos.

Ilumina a los cuerpos legislativos de las naciones,
— para que en todo legislen con sabiduría y equidad.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

No olvides, Señor, a los difuntos redimidos por tu sangre
— y admítelos en el banquete de las bodas eternas.

Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos al Padre común de todos:
Padre nuestro…

ORACION

Dios todopoderoso y eterno, Señor del día y de la noche, humildemente te pedimos que la luz de Cristo, verdadero sol de justicia, ilumine siempre nuestras vidas, para que así merezcamos gozar un día de aquella luz en la que tú habitas eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

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Lectio Divina – Martes X de Tiempo Ordinario

1.- Introducción.

Señor, hoy vengo a pedirte lo que Tú quieres que seamos cada uno de nosotros: sal y luz. Y te lo pido con todo mi corazón. ¿Por qué? Porque me asusta mi vida en la más angustiosa oscuridad: sin saber dónde voy, ni donde estoy, ni qué soy. Y me entristece una existencia insípida, sin saborear lo grande y hermoso de la vida y, sobre todo, el estar condenado a no poder gustar lo suave y dulce que eres Tú, Señor.

2.- Lectura reposada del evangelio. Mateo 5, 13-16

«Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres. «Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión

Vosotros sois la sal. Vosotros sois la luz. No se trata de tener sino de ser. No dice que, como discípulos, debemos acumular montoncitos de sal en la bodega interior y, después, repartir a los demás para que el mundo no sea tan soso, tan aburrido. Es algo más. Debemos “ser sal”. Toda nuestra vida debe estar anclada en Cristo y desde Él descubrir el sentido de la vida, disfrutar de las cosas por pequeñas que sean, descubrir que con Jesús la vida cambia y tiene otro color y otro sabor. Y lo mismo ocurre con la luz. No nos dice Jesús que seamos “acumuladores de energía” “baterías invisibles” sino que “seamos luz”. Todo nuestro ser debe estar impregnado de esa luz que es Cristo. Allá   donde hay un cristiano hay una antorcha que “arde y alumbra” como Juan Bautista. No se trata de “fuegos artificiales” que brillan con mil colores y enseguida desaparecen. Se trata de personas que son luz y “arden” ante las cosas de Dios e” iluminan” a los que están todavía en la oscuridad de la fe.

Palabra del Papa.

“¿Quiénes eran aquellos discípulos? Eran pescadores, gente sencilla… Pero Jesús los mira con los ojos de Dios, y su afirmación se entiende precisamente como consecuencia de las Bienaventuranzas. Él quiere decir: si fuerais pobres de espíritu, si fuerais mansos, si fuerais puros de corazón, si fuerais misericordiosos… ¡Ustedes serán la sal de la tierra y la luz del mundo! Para comprender mejor estas imágenes, tengamos en cuenta que la ley judía prescribía poner un poco de sal sobre cada oferta presentada a Dios, como un signo de alianza. La luz, entonces, para Israel era el símbolo de la revelación mesiánica que triunfa sobre las tinieblas del paganismo. Los cristianos, el nuevo Israel, reciben, entonces, una misión para con todos los hombres: con la fe y la caridad pueden orientar, consagrar, hacer fecunda la humanidad. Todos los bautizados somos discípulos misioneros y estamos llamados a convertirnos en un Evangelio vivo en el mundo: con una vida santa daremos «sabor» a los diferentes ambientes y los defenderemos de la corrupción, como hace la sal; y llevaremos la luz de Cristo a través del testimonio de una caridad genuina. Pero si los cristianos perdemos sabor y apagamos nuestra presencia de sal y de luz, perdemos la efectividad.» (Ángelus de S.S. Francisco, 9 de febrero de 2014).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto que acabo de meditar. (Silencio)

5.- Propósito. Vivir este día sabiendo que soy “sal y luz”. En este día algo tiene que ser sazonado; algo debe quedar iluminado por mí.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Gracias, Dios mío, porque me has hecho descubrir en este día la hondura y profundidad de tu evangelio. Me creía buen cristiano con un baño de cristianismo, simplemente cumpliendo algunas de tus enseñanzas. Pero hoy he comprendido que ser cristiano no es cualquier cosa. Lo comprendió muy bien el apóstol Pablo cuando decía:” Yo ya no vivo. Es Cristo quien vive en mí”. Sólo si vivo en Ti puedo ser luz y sal.

ORACIÓN EN TIEMPO DE LA PANDEMIA

Señor Resucitado: Mora en cada uno de nuestros corazones, en cada enfermo del hospital, en todo el personal médico, en los sacerdotes, religiosos y religiosas dedicados a la pastoral de la salud, en los gobernantes de las naciones y líderes cívicos, en la familia que está en casa, en nuestros abuelos, en la gente encarcelada, afligida, oprimida y maltratada, en personas que hoy no tienen un pan para comer, en aquellos que han perdido un ser querido a causa del coronavirus u otra enfermedad. Que Cristo Resucitado nos traiga esperanza, nos fortalezca la fe, nos llene de amor y unidad, y nos conceda su paz. Amén

La Vida de Jesús – Fco. Fernández-Carvajal

11.- LA RED BARREDERA

Mt 13, 47-52

La red barredera es una red de arrastre. Se echa en el mar y recoge toda clase de peces, unos buenos y otros malos. Al final se reúnen los buenos en un cesto y los malos se tiran. Esta red echada en el mar es imagen de la Iglesia, en cuyo seno hay justos y pecadores. En otros lugares el Señor enseña esta misma realidad: en su Iglesia, hasta el fin de los tiempos, habrá santos y quienes se han marchado de la casa paterna, malgastando la herencia recibida en el Bautismo; y todos pertenecen a ella, aunque de diverso modo.

A modo de conclusión dijo el Señor que sus discípulos han de ser como un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas[1].


[1] El apóstol es como un padre de familia que cuida de los suyos, y da a cada uno lo que necesita. La doctrina que ha de enseñar es la que los demás precisan, no la más popular, o la más fácil, o la que vaya más en consonancia con los gustos de una época. Por eso, el que predica a Cristo tendrá que acostumbrarse en ocasiones a ser impopular, a ir contracorriente. «¿Desde cuándo un médico da medicinas inútiles a sus pacientes, porque tiene miedo de prescribir las que son provechosas?» (Enc. Humani generis, 15- VI-1917). Mucho más grave sería si receta medicamentos nocivos para la salud del enfermo.

Comentario – Martes X de Tiempo Ordinario

(Mt 5, 13-16)

Luego de las bienaventuranzas, San Mateo nos presenta estas palabras de Jesús sobre la sal y la luz, y así vemos que la sal y la luz que los discípulos deben ofrecer al mundo son ese testimonio de un estilo de vida diferente, el estilo de las bienaventuranzas.

Al invitarnos a ser sal para el mundo, Jesús nos muestra que debemos ofrecerle algo al mundo, que debe preocuparnos aportarle un poco de sabor a esta tierra, que no nos puede ser indiferente la sociedad, que la fe no puede vivirse en el aislamiento, el resentimiento y la huida del mundo.

Al invitarnos a ser una luz que brille para todos, una luz que no pretenda ocultarse, una luz que sea visible como una ciudad sobre una montaña, nos está diciendo que nuestra vida cristiana no puede reducirse a un pequeño grupo escondido y aislado del mundo y nos exhorta a no avergonzarnos de nuestra fe.

De hecho, los que están sumergidos en el pecado, en la injusticia y en el odio, prefieren que los creyentes no los cuestionen con su estilo de vida, prefieren un cristianismo encerrado en los templos, que no moleste ni interpele; y una manera de perseguir la fe es pretender relegarla a la oscuridad, al encierro. Porque impedir que la fe tenga influencia en la sociedad es la mejor manera de debilitarla. Pero la sal y la luz no se inventan, se reciben del encuentro con Cristo.

Por eso mismo, el testimonio de vida y de fe en medio de la sociedad no tiene como finalidad alcanzar poder, ganarle una batalla a los opositores, demostrar que somos más; la finalidad es darle gloria al Padre, permitir que su gracia y su luz se difundan en el mundo, lo iluminen y lo transformen. Decía también Tomas. Merton: «No se trata de ganar el mundo, sino de sumirnos en las profundidades de nuestra humildad con el fin de hallar a Cristo en todas partes y amarlo en todas las criaturas».

Oración:

«Señor, no dejes que pierda el sabor de tu evangelio, no dejes que esconda la luz que me regalas. Tú has salvado mi vida, tú me has iluminado, pero te ruego que me impulses para que pueda comunicar a los demás tu amor y tu luz».

 

VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
El Evangelio de cada día

Gaudium et Spes – Documentos Vaticano II

Cooperación internacional en lo tocante al crecimiento demográfico

87. Es sobremanera necesaria la cooperación internacional en favor de aquellos pueblos que actualmente con harta frecuencia, aparte de otras muchas dificultades, se ven agobiados por la que proviene del rápido aumento de su población. Urge la necesidad de que, por medio de una plena e intensa cooperación de todos los países, pero especialmente de los más ricos, se halle el modo de disponer y de facilitar a toda la comunidad humana aquellos bienes que son necesarios para el sustento y para la conveniente educación del hombre. Son varios los países que podrían mejorar mucho sus condiciones de vida si pasaran, dotados de la conveniente enseñanza, de métodos agrícolas arcaicos al empleo de las nuevas técnicas, aplicándolas con la debida prudencia a sus condiciones particulares una vez que se haya establecido un mejor orden social y se haya distribuido más equitativamente la propiedad de las tierras.

Los gobiernos respectivos tienen derechos y obligaciones, en lo que toca a los problemas de su propia población, dentro de los límites de su específica competencia. Tales son, por ejemplo, la legislación social y la familiar, la emigración del campo a la ciudad, la información sobre la situación y necesidades del país. Como hoy la agitación que en torno a este problema sucede a los espíritus es tan intensa, es de desear que los católicos expertos en todas estas materias, particularmente en las universidades, continúen con intensidad los estudios comenzados y los desarrollen cada vez más.

Dado que muchos afirman que el crecimiento de la población mundial, o al menos el de algunos países, debe frenarse por todos los medios y con cualquier tipo de intervención de la autoridad pública, el Concilio exhorta a todos a que se prevenga frente a las soluciones, propuestas en privado o en público y a veces impuestas, que contradicen a la moral. Porque, conforme al inalienable derecho del hombre al matrimonio y a la procreación, la decisión sobre el número de hijos depende del recto juicio de los padres, y de ningún modo puede someterse al criterio de la autoridad pública. Y como el juicio de los padres requiere como presupuesto una conciencia rectamente formada, es de gran importancia que todos puedan cultivar una recta y auténticamente humana responsabilidad que tenga en cuanta la ley divina, consideradas las circunstancias de la realidad y de la época. Pero esto exige que se mejoren en todas partes las condiciones pedagógicas y sociales y sobre todo que se dé una formación religiosa o, al menos, una íntegra educación moral. Dése al hombre también conocimiento sabiamente cierto de los progresos científicos con el estudio de los métodos que pueden ayudar a los cónyuges en la determinación del número de hijos, métodos cuya seguridad haya sido bien comprobada y cuya concordancia con el orden moral esté demostrada.

Misa de la familia – Domingo XI de Tiempo Ordinario

ENTRADA

El Reino de los Cielos es una realidad misteriosa, a veces pare­ce pequeña, con dificultades para crecer; el Reino está acosado, cer­cado, amenazado.

Pero nuestra más firme convicción es que ese Reino se va abrien­do camino poco a poco entre los hombres, y que un día Dios lo hará revelarse en toda su plenitud. En nuestra esperanza, nuestra convicción, nuestra seguridad. Y esta esperanza la celebramos en la Eucaristía, porque Jesucristo, hecho aquí pan de vida para no­sotros, es el comienzo de ese Reino entre nosotros y la garantía de su triunfo.

 

SALUDO

Hermanos, el amor de Dios Padre nuestro, que nos mantiene firmes en la fe y seguros en la esperanza, esté siempre con vosotros.

 

ACTO PENITENCIAL

A pesar de todo lo que Dios ha hecho por nosotros, a veces flaqueamos, dudamos, vacilamos y nos dejamos llevar por el pesi­mismo y el sentimiento de fracaso. Pidámosle perdón a Dios por caer en el desaliento y dejemos que El nos devuelva la paz y la ilu­sión perdidas:

• Tú, que miras con amor a quien reconoce su pequeñez y confía en tu apoyo. SEÑOR, TEN PIEDAD.
• Tú, que eres el primer interesado en que el Reino de Dios sea una realidad entre nosotros. CRISTO, TEN PIEDAD.
• Tú, que derribas del trono a los poderosos y enalteces a los hu­mildes. SEÑOR, TEN PIEDAD.

 

ORACION COLECTA

Dios, Padre nuestro, fuerza de los que en ti esperan: escucha nuestras oraciones y, ya que somos débiles y pequeños, concéde­nos tu ayuda para que nuestra vida sea siempre agradable a tus ojos. Por nuestro Señor.

 

LECTURA PROFETICA

Las esperanzas de los pueblos, como la del judío, quedan de­fraudadas porque los dirigentes no se han preocupado de defender a los hombres sino de sus intereses personales; pero no hay que per­der el tiempo con lamentos, un nuevo esqueje está brotando, que trae al hombre ilusión y vida, y Dios protege ese retoño.

 

LECTURA APOSTOLICA

La tensión entre el presente y el futuro, Aludida en este texto  de San Pablo, se resuelve recordando que el futuro no está desconectado del presente: estamos empezando a vivir ahora lo que alcanzará su plenitud en el futuro. Este es el motor de nuestra esperanza, ésta es nuestra más firme convicción.

 

LECTURA EVANGELICA

Jesús describe con dos breves y sencillas parábolas algo esencial en el Reino de Dios: un Reino universal  de los pequeños y para los pequeños de todos los tiempos y todos los pueblos que saldrán  adelante a pesar de todas las fuerzas hostiles, porque Dios está con ellos.

 

ORACION DE LOS FIELES

  Presentemos ahora nuestras plegarias a Dios, pidiéndole que haga crecer su Reino en medio de nosotros. Oremos diciendo: ESCÚCHANOS, PADRE.

1.- Por la Iglesia católica, y por las demás Iglesias y comunidades cristianas. OREMOS: 2. Por la catequesis de nuestra parroquia: los y las catequistas, los niños y niñas que participan en ella y sus familias. OREMOS:

2.- Por los refugiados, por sus países de origen de los que han tenido que huir, y por los países que los acogen. OREMOS:

3.- Por los ecologistas, por todos aquellos que dedican tiempo y esfuerzos a trabajar por la preservación de la naturaleza y el medio ambiente. OREMOS

4.- Por… OREMOS:

5.- Por los que estamos aquí reunidos celebrando la Eucaristía, y por toda nuestra parroquia. OREMOS:

Escucha, Padre, nuestra oración, y llénanos con tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, por medio de este pan y este vino que ahora te presentamos nos has dado el alimento del cuerpo y el pan de vida; que el repartirlos entre nosotros nos ayuden a vivir en verdadera comunidad de fe, esperanza y amor. Por Jesucristo.

 

 Plegaria eucarística IV con su prefacio

PREFACIO

De verdad, Padre bueno, que es justo y necesario admitir tu bondad y tu grandeza y ser testigos de tu amor ante todos los hombres, pues tú no te fijas en la apariencia exterior sino que ves nuestros corazones, conoces nuestras verdaderas inquietudes y socorres a todos, especialmente a quienes más sufren.

Por eso nos llenamos de alegría al cumplir con la tarea de alabarte, proclamando que eres: Santo, Santo, Santo.

 

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Dios, Padre nuestro, que la celebración de la  Eucaristía, expresión de nuestra unión contigo, haga real la fraternidad entre todos tus hijos. Por Jesucristo.

Música – Domingo XI de Tiempo Ordinario

Entrada- Acuerdate, Señor, de tu Iglesia. CLN A18;  Al Reunirnos CLN A7; Alrededor de tu mesa. CLN A4.
Introito: En latin: Exaudi nos Domine
Salmo responsorial y AleluyaEs bueno dar gracias al Señor. (Propio)
Comunión: Yo soy el pan de vida CLN 038;  Gustad y ved. (Cantos varios) Donde hay caridad CLN 026
Final: Cantad para el Señor (Cantos varios)

Recursos – Ofertorio Domingo XI de Tiempo Ordinario

PRESENTACIÓN DE LA PLANTA DE LA COMUNIDAD

(Este signo tendrá su “fuerza” el día que “oficialmente” termina el curso Pastoral de la Comunidad. Es necesario, pues, adecuarlo al día concreto. Lo ofrece un Agente adulto de la Comunidad)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, te volvemos a presentar esta hermosa PLANTA que te ofrecimos al comienzo del Curso Pastoral. Tú sabes que nos comprometíamos a cuidarla con mimo como expresión de toda nuestra vida comunitaria, de nuestro SER y de nuestro HACER; de nuestros “sueños” y de nuestras realidades. Hoy, al volver a ofrecértela, te pedimos que la acojas con cariño y ternura: es nuestra ofrenda. Y lo que no hemos conseguido nosotros y nosotras, complétalo con tu amor de Padre.

PRESENTACIÓN DE LAS ACTAS DE EVALUACIÓN DEL CURSO PASTORAL

(Conviene que las presente el secretario del Consejo, haciendo un RESUMEN de los diversos grupos de pastoral. O, también, lo podría presentar cada grupo, pero sin caer en una exposición larga y pesada)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, aquí te presentamos un RESUMEN de cuanto hemos trabajado y llevado a cabo a lo largo de estos meses del curso pastoral, que vamos ya finalizando. Acepta cuanto de bueno hemos llevado a cabo; bendícelo con tu amor y llévalo a la plenitud. Y cuanto no hemos conseguido realizar, corrígelo tú mismo para que vaya madurando de cara al nuevo curso. Gracias por todo.

PRESENTACIÓN DE LA CARTILLA DE LAS NOTAS ESCOLARES

(Lo debiera presentar alguna persona implicada, preferentemente adolescente o joven, por lo que pueda suponer de motivación)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, también con este signo, te ofrecemos el esfuerzo de todos y de todas los y las que se encuentran en período de formación y de estudios. Han sido meses prolongados de entrega de tantas personas que se dedican a la enseñanza; meses de dedicación de nuestras familias, apoyando esa labor; y muchas horas de estudio de nuestros niños y niñas, adolescentes, jóvenes y adultos/as. Aquí te expresamos toda esta ofrenda. Bendice Tú mismo todo ese esfuerzo y toda la dedicación. Nos alegramos que sea agradable a tus ojos y corazón de Padre.

PRESENTACIÓN DE ALGÚN PROYECTO PARA EL VERANO

(Se trataría de presentar alguna actividad infantil o juvenil con vistas a estos meses, llámese “colonias”, “campamentos” o similares. Lo podría presentar algún Monitor/a participante o responsable de la actividad misma)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Aunque sea con otra dinámica diferente a la que se lleva durante el curso, queremos, Señor, seguir ayudando a nuestros niños y niñas y a nuestros jóvenes en el proceso de maduración desde los valores humanos y cristianos. Te ofrecemos esta actividad (colonia infantil, campamento juvenil…) para que Tú bendigas este esfuerzo y se desarrolle todo con normalidad, de manera que se puedan realizar los objetivos marcados, y todo sea en bien de las familias y de las personas de nuestra Comunidad.

PRESENTACIÓN DE ALGUNA ACTIVIDAD PARA ADULTOS

(Lo puede presentar algún miembro de la Comunidad que piense participar en algún Encuentro, Cursillo, Ejercicios Espirituales, etc. en estos meses de verano)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, aprovechando alguna de las oportunidades que se nos ofrecen en está época, te queremos presentar esta acción (un ENCUENTRO, un CURSO de FORMACIÓN, o unos EJERCICIOS ESPIRITUALES…); sabemos que nos cuesta dedicar tiempo y dinero a estas cosas, aunque luego quedamos satisfechos de los resultados obtenidos. Te lo ofrecemos porque seguro que a Ti también te interesa. Bendice a quienes lo organizan y ayuda a todos cuantos van a participar, y que les sirva realmente a madurar en su fe y compromiso cristianos.

Oración de los fieles – Domingo XI de Tiempo Ordinario

Padre, Cristo nos enseña como es el Reino que quieres para nosotros, un Reino desde la humildad y la confianza en Ti, por eso hoy te pedimos:

PADRE, ENSEÑANOS A SER HUMILDES.

1. – Te pedimos por el Papa, los obispos y sacerdotes para que a través de sus acciones dejen traslucir que la verdadera fuerza viene de lo alto. OREMOS

2. – Te pedimos por todas las naciones de la tierra para que puedan progresar en paz y concordia. OREMOS

3. – Te pedimos por todos los enfermos y los necesitados para que ese sufrimiento se convierta en salud y prosperidad. OREMOS

4. – Te pedimos por los que se alejaron de la Iglesia para que descubran que la luz del Bautismo aún vive en su interior y la hagan crecer de nuevo. OREMOS

5.- Te pedimos por las familias para que sea la humildad la que guie las acciones de cada uno de sus miembros. OREMOS

6. – Te pedimos que hagas crecer la humildad de todos aquellos que nos acercamos a tu altar para que así se extienda con la fuerza del Espíritu el Reino que tu Hijo nos proclamó. OREMOS

Padre atiende estas necesidades que tu pueblo, confiado, te presenta por mediación de Jesucristo Nuestro Señor.

Amén


Hoy, sabemos especialmente que tenemos a un Dios preocupado por su pueblo. Con esa ilusión presentamos estas súplicas al Señor, diciendo:

SEÑOR, ACOMPÁÑANOS EN LA VIDA

1. – Por el Papa, los obispos, sacerdotes, diáconos y fieles de la Iglesia para que escuchemos la voz de Dios y guardemos su alianza. OREMOS

2. – Por los que gobiernan las naciones para que imitando y siguiendo la voz de Cristo, vayan a atender toda dolencia y enfermedad de sus pueblos. OREMOS

3. – Por aquellos que dejando todo fueron a proclamar el reino de los cielos y a atender a los necesitados. OREMOS

4. – Por todos aquellos que sufren en el cuerpo o en el alma, para que sientan cercana la labor sanadora de Cristo a través de su Iglesia. OREMOS

5. – Por aquellas ovejas descarriadas, para reciban la ayuda de aquellos que vienen en nombre de Dios. OREMOS

6.- Por todos nosotros –presentes en esta Eucaristía– para que seamos siempre conscientes del gran amor que nos tiene Cristo que murió por nosotros y correspondamos llevando ese amor a los más necesitados. OREMOS

Señor, haz que, con la escucha frecuente de tu Palabra y el continuo alimento de tu Cuerpo sigamos con rectitud tus caminos; ayúdanos y concédenos lo que verdaderamente necesitamos

Por Jesucristo nuestro Señor.

Amen.

Comentario al evangelio – Martes X de Tiempo Ordinario

La bienaventuranza proclamada por Jesús para sus discípulos es la plenitud de la salvación, la felicidad ya incoada en esta vida, aunque en medio de dolores y persecuciones. Pero esto no debemos entenderlo como un privilegio concedido a algunos, y del que los demás quedan excluidos. La fe es la puerta de entrada a esta bienaventuranza, en la que participamos al aceptar a Jesús como nuestro Mesías y Salvador. Pero el don de la fe nos abre a los demás sin exclusiones, en los que vemos “prójimos”, hermanos e hijos del mismo Padre. Por eso la fe no puede (no debe) ocultarse, sino que su dinamismo propio es el testimonio, la proclamación, la comunicación. Si hemos experimentado la felicidad (la bienaventuranza) de ser hijos de Dios en el Hijo Jesucristo, no podemos no sentir el impulso de contagiar de esta felicidad a los que todavía no la conocen. Y es que, en verdad, el amor y la felicidad son difusivos por su propia naturaleza.

Tras declarar bienaventurados a sus discípulos, Jesús les recuerda la responsabilidad aparejada al don recibido. La luz de la fe debe brillar, la alegría de la nueva vida de la salvación debe generar vida nueva. La sal conserva la vida y la libera de la podredumbre. La luz da orientación y sentido. No es que los creyentes en Cristo “tengan que ser” (así, como un deber moral) sal y luz. Jesús nos dice que ya lo somos: es un don ya recibido. Nuestra responsabilidad consiste en no estropear esos dones con nuestra desidia: que la sal no se vuelva insípida, que no ocultemos la luz. Si dejamos que esto suceda, nuestra fe se vuelve estéril, la bienaventuranza desvirtuada deja de serlo. No hemos de tener miedo de manifestar nuestra fe, ni avergonzarnos de seguir a Jesús. Es absurdo sentir miedo o avergonzarse de ser feliz. Pero somos felices y bienaventurados, porque hemos conocido a Jesús y lo seguimos. Y ello se traduce en obras buenas a favor de nuestros hermanos, y por las que ellos mismos dan gloria a Dios y, de este modo, empiezan también a participar de esa felicidad a la que todos están llamados, y a la que nosotros, por nuestras buenas obras, les estamos invitando.

Ciudad Redonda