Vísperas – Jueves X de Tiempo Ordinario

VÍSPERAS

JUEVES X TIEMPO ORDINARIO

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Tras el temblor opaco de las lágrimas,
no estoy yo solo.
Tras el profundo velo de mi sangre,
no estoy yo solo.

Tras la primera música del día,
no estoy yo solo.
Tras la postrera luz de las montañas,
no estoy yo solo.

Tras el estéril gozo de las horas,
no estoy yo solo.
Tras el augurio helado del espejo,
no estoy yo solo.

No estoy yo solo; me acompaña, en vela,
la pura eternidad de cuanto amo.
Vivimos junto a Dios eternamente.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
por los siglos de los siglos. Amén.

SALMO 71: PODER REAL DEL MESÍAS

Ant. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el fin de la tierra.

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.

Que los montes traigan paz,
y los collados justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre
y quebrante al explotador.

Que dure tanto como el sol,
como la luna, de edad en edad;
que baje como lluvia sobre el césped,
como llovizna que empapa la tierra.

Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran río al confín de la tierra.

Que en su presencia se inclinen sus rivales;
que sus enemigos muerdan el polvo;
que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.

Que los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el fin de la tierra.

SALMO 71

Ant. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre, rescatará sus vidas de la violencia.

Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres;
él rescatará sus vidas de la violencia,
su sangre será preciosa a sus ojos.

Que viva y que le traigan el oro de Saba;
que recen por él continuamente
y lo bendigan todo el día.

Que haya trigo abundante en los campos,
y susurre en lo alto de los montes;
que den fruto como el Líbano,
y broten las espigas como hierba del campo.

Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso;
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén!

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre, rescatará sus vidas de la violencia.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: EL JUICIO DE DIOS

Ant. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.

LECTURA: 1P 1, 22-23

Ahora que estáis purificados por vuestra obediencia a la verdad y habéis llegado a quereros sinceramente como hermanos, amaos unos a otros de corazón e intensamente. Mirad que habéis visto a nacer, y no de una semilla mortal, sino de una inmortal, por medio de la palabra de Dios viva y duradera.

RESPONSORIO BREVE

R/ El Señor es mi pastor nada me falta.
V/ El Señor es mi pastor nada me falta.

R/ En verdes praderas me hace recostar.
V/ Nada me falta.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ El Señor es mi pastor nada me falta.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. A los hambrientos de justicia, el Señor los sacia y colma de bienes.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. A los hambrientos de justicia, el Señor los sacia y colma de bienes.

PRECES

Elevemos nuestros corazones agradecidos a nuestro Dios y Salvador, que ha bendecido a su pueblo con toda clase de bienes espirituales, y digámosle con fe:

Bendice a tu pueblo, Señor.

Dios todopoderoso y lleno de misericordia, protege al papa y a nuestro obispo,
— a los que tú mismo has elegido para guiar a la Iglesia.

Protege, Señor, nuestros pueblos y ciudades
— y aleja de ellos todo mal.

Multiplica, como renuevos de olivo alrededor de tu mesa, hijos que se consagren a tu reino,
— siguiendo a Jesucristo en pobreza, castidad y obediencia.

Conserva el propósito de las que han consagrado a ti su virginidad,
— para que sigan al Cordero divino adondequiera que vaya.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Haz que los difuntos descansen en tu paz eterna
— y que se afiance nuestra unión con ellos por la comunión de los santos.

Ya que por Jesucristo hemos llegado a ser hijos de Dios, acudamos confiadamente a nuestro Padre:
Padre nuestro…

ORACION

Al ofrecerte, Señor, nuestra alabanza vespertina, te pedimos humildemente que, meditando tu ley día y noche, consigamos un día la luz y el premio de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

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Lectio Divina – Jueves X de Tiempo Ordinario

1.-Oración introductoria

Hoy, Señor, vengo a la oración a pedirte que no me conforme con cualquier cosa, que no me limite a hacer lo que hace todo el mundo, aunque esté mal. Me pides que supere el borreguísimo y me distinga por mi afán de superación, de ser distinto, de estrenar un camino nuevo, el camino iniciado por Jesús. Jesús, te pido parecerme cada día un poquito más a ti, seguirte y poner mis pies en las huellas que Tú dejaste mientras caminaste por los caminos de Palestina. 

2.- Del santo Evangelio según san Mateo 5, 20-26

Porque os digo que si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.1Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio. Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la gehenna del fuego. Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo.

3.- Qué me dice el texto.

Meditación-reflexión

Nos hemos acostumbrado a una moral de mínimos. Y cuando queremos probar lo buenos que somos, decimos: “Yo ni robo ni mato” En la ley de Jesús, uno no es bueno simplemente por evitar el mal. Dios no se conforma con que dejemos de ser malos. Quiere de nosotros algo más. Uno de los elogios más bellos que se han dicho de Jesús es éste: “Pasó por la vida haciendo el bien” (Hch. 10,38). Qué bella sería mi vida si, desde que me levanto hasta que me acuesto sólo tuviera una preocupación, es más, una obsesión: “hacer el bien”.  Hacer el bien a todo el que se me ponga por el camino: sea blanco o negro; sea hombre o mujer; sea cristiano o no lo sea. El sol no sale sólo para los buenos, sino también para los malos. La lluvia no cae sólo sobre los campos de los que alaban al Señor; también sobre los campos de los que le blasfeman. En el A.T. estaba prohibido presentar a Dios para el sacrificio “víctimas defectuosas” (Lev. 22,20). Allí se trataba de defectos físicos. En la Nueva Ley, no se puede ofrecer a Dios nada “si carece de amor”. La falta de amor es un defecto sustancial. 

Palabra del Papa

“A los que están heridos por divisiones históricas, les resulta difícil aceptar que los exhortemos al perdón y la reconciliación, ya que interpretan que ignoramos su dolor, o que pretendemos hacerles perder la memoria y los ideales. Pero si ven el testimonio de comunidades auténticamente fraternas y reconciliadas, eso es siempre una luz que atrae. Por ello me duele tanto comprobar cómo en algunas comunidades cristianas, y aun entre personas consagradas, consentimos diversas formas de odio, divisiones, calumnias, difamaciones, venganzas, celos, deseos de imponer las propias ideas a costa de cualquier cosa, y hasta persecuciones que parecen una implacable caza de brujas. ¿A quién vamos a evangelizar con esos comportamientos? Pidamos al Señor que nos haga entender la ley del amor. ¡Qué bueno es tener esta ley! ¡Cuánto bien nos hace amarnos los unos a los otros en contra de todo! Sí, ¡en contra de todo! A cada uno de nosotros se dirige la exhortación paulina: “No te dejes vencer por el mal, antes bien vence al mal con el bien”. Y también: “¡No nos cansemos de hacer el bien!”. Todos tenemos simpatías y antipatías, y quizás ahora mismo estamos enojados con alguno. Al menos digamos al Señor: “Señor yo estoy enojado con éste, con aquélla. Yo te pido por él y por ella”. Rezar por aquel con el que estamos irritados es un hermoso paso en el amor, y es un acto evangelizador. ¡Hagámoslo hoy! ¡No nos dejemos robar el ideal del amor fraterno!  (S.S. Francisco, Exhortación apostólica Evangelii gaudium, n. 100-101).

4.- 4.- Qué me dice hoy a mí este texto evangélico ya meditado. (Guardo silencio)

5.- Propósito. Durante todo el día me comprometo a hacer el bien a todos que me encuentre en mi camino.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Hoy, al terminar mi oración, quiero salir convencido de que no puedo ser buen cristiano simplemente por evitar el mal. El no hacer el bien ya es un mal. Por eso me comprometo a ser un cristiano de verdad. No quiero ser cristiano de medio pelo, cristiano de apariencia, cristiano de buenas formas, sino cristiano de los pies a la cabeza. Por eso, Señor, te quiero imitar haciendo como norma de mi vida PASAR POR LA VIDA HACIENDO SIEMPRE EL BIEN,

ORACIÓN EN TIEMPO DE LA PANDEMIA.

Señor Resucitado: Mora en cada uno de nuestros corazones, en cada enfermo del hospital, en todo el personal médico, en los sacerdotes, religiosos y religiosas dedicados a la pastoral de la salud, en los gobernantes de las naciones y líderes cívicos, en la familia que está en casa, en nuestros abuelos, en la gente encarcelada, afligida, oprimida y maltratada, en personas que hoy no tienen un pan para comer, en aquellos que han perdido un ser querido a causa del coronavirus u otra enfermedad. Que Cristo Resucitado nos traiga esperanza, nos fortalezca la fe, nos llene de amor y unidad, y nos conceda su paz. Amén

Veneración, devoción y confianza con el Ángel Custodio (Ángeles Custodios)

A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Estas palabras deben inspirarte una gran reverencia, deben infundirte una gran devoción y conferirte una gran confianza. Reverencia por la presencia de los ángeles, devoción por su benevolencia, confianza por su custodia. Porque ellos están presentes junto a ti, y lo están por tu bien. Están presentes para protegerte, lo están en beneficio tuyo. Y, aunque lo están porque Dios les ha dado esta orden, no por ello debemos dejar de estarles agradecidos, pues cumplen con tanto amor esta orden y nos ayudan en nuestras necesidades, que son tan grandes (SAN BERNARDO. Sermón 12, sobre el Salmo «Qui habitat»).

Aunque somos menores de edad y aunque nos queda por recorrer un camino tan largo y tan peligroso, nada debemos temer bajo la custodia de unos guardianes tan eximios. Ellos, los que nos guardan en nuestros caminos, no pueden ser vencidos ni engañados, y menos aún pueden engañarnos. Son fieles, son prudentes, son poderosos: ¿por qué espantarnos? Basta con que los sigamos, con que estemos unidos a ellos, y viviremos así a la sombra del Omnipotente (SAN BERNARDO, Sermón 12, sobre el Salmo «Qui habitat»).

Esta protección es, en la práctica de la vida cristiana, una devoción que ocupa en el ánimo de quien sabe profundizar en ella un puesto de especial honor y es motivo de dulzura y de ternura (JUAN XXIII, Aloc. 9-8-1961).

Ten confianza con tu Angel Custodio.–Trátalo como un entrañable amigo –lo es– y él sabrá hacerte mil servicios en los asuntos ordinarios de cada día (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 562).

Comentario – Jueves X de Tiempo Ordinario

La frase que introduce el pasaje evangélico de este día nos sirve de clave para interpretar el resto, quizá incluso para entender las enseñanzas de Jesús en todo el evangelio. El promotor del Reino de los cielos–eso es lo que viene a traer el Mesías- no quiere para sus moradores una actitud –fruto a su vez de una mentalidad- como la de los escribas y fariseos. Si no sois mejores –les decía Jesús a sus discípulos- que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. No podremos entrar en el reino de los cielos si no superamos o nos liberamos de la mentalidad legalista de los fariseos; pues es esta mentalidad la que les lleva a adoptar determinadas actitudes ante Dios –autoenaltecimiento- y ante los demás –desprecio de publicanos y pecadores- y a centrar su conducta en el cumplimiento de lo mandado –normas-, pero descuidando al mismo tiempo lo más importante, el derecho y la justicia, o también la misericordia.

Entre las cosas mandadas a los antiguos, y que en consecuencia había que cumplir, estaba el mandamiento que dice: No matarás, y el que mate será procesado. Esta norma de conducta seguía vigente, puesto que Jesús no había venido a abolir la Ley, sino a llevarla a plenitud. Con esta intención perfectiva añade: Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado.

Jesús incorpora aquí un modo de interpretar el mandamiento, un modo más radical de entender la ley, su modo, que debe ser el modo cristiano –y no el farisaico- de entenderla. El no matarás no obliga únicamente a no atentar contra la vida humana (en cualquier estado o edad en que se encuentre) como si fuéramos sus dueños absolutos; obliga incluso a no encolerizarse contra el hermano, y a no herir o rebajar su dignidad; obliga a no deteriorar la vida del otro (o la propia) con el afrenta, el daño, la mutilación, la agresión; obliga a no difamarla con la ofensa, la calumnia, la maledicencia; obliga a no despreciarla o avergonzarla, a no arruinarla física o mentalmente, a no escandalizarla o inducirla a hacer el mal; y obliga a prestarla el auxilio debido, a protegerla y cuidarla en situación de debilidad o desamparo. Esto es llevar la ley que dice no matarás a su plenitud. Esto es entenderla al modo cristiano y no farisaico. Y sólo entendiéndola así seremos mejores que los escribas y fariseos y tendremos opción a entrar en su reino.

Además, el precepto referido al prójimo va de tal manera ligado a la obligación religiosa de dar culto a Dios, que no es separable de éste, es decir, que condiciona el valor de nuestra misma ofrenda cultual. Por eso, si cuando vas a poner tu ofrenda ante el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda y ve primero a reconciliarte con tu hermano.

¡Cuántas ofrendas de fariseos tenían que haber esperado, puesto que salían de manos manchadas o de corazones necesitados de reconciliación! La ofrenda puede esperar; el hermano, quizá no. Y a Dios no le agradan ciertas ofrendas: las manchadas, las que no son signo o expresión de amor y obediencia, las que no brotan de corazones reconciliados. Tales ofrendas, por no tener su fuente inspiradora en la unión con Dios y con los hermanos, no pueden ser ofrendas de comunión. El culto que no está inspirado en la misericordia y del que no brota la misericordia no puede ser agradable a Dios, que es misericordia. Ello explica que se diga que Dios quiere misericordia y no sacrificios. Y si quiere sacrificios –como el de Cristo- son los llevados a cabo por misericordia. Si el objetivo de la ofrenda es la reconciliación, ¿cómo va a agradar a Dios la ofrenda que no persigue la reconciliación o que no le presenta un corazón –al menos intencionalmente- reconciliado?

Examinemos, pues, nuestras ofrendas y veamos si merecen el calificativo de cristianas; porque, para entrar en el Reino de los cielos, no basta con que sean como las de los letrados y fariseos. Tampoco es suficiente con que nos abstengamos del asesinato para cumplir el mandamiento que dice: no matarás; es preciso que cuidemos de la vida desprotegida que está al alcance de nuestros cuidados, pues también ésta es una exigencia del mismo mandamiento, que en su vertiente positiva podría formularse así: la vida que no debes matar, debes cuidarla, protegerla y fomentarla.

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID
Dr. en Teología Patrística

Comentario – Jueves X de Tiempo Ordinario

(Mc 5, 20-26)

El evangelio de Mateo-muestra con claridad que Jesús exigía a sus discípulos un determinado comportamiento, un estilo de vida que era más simple, pero no menos exigente que el de los fariseos. Al contrario, el estilo de vida que Jesús espera de sus discípulos es más exigente que el de los fariseos: «Si la justicia de ustedes no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos» (v. 19). ¿En qué sentido Jesús es más exigente que los fariseos legalistas? Porque Jesús espera que nuestro comportamiento no sea un cumplimiento exterior, sino que brote del corazón

Aunque Jesús anula muchas normas del Antiguo Testamento, no elimina las exigencias esenciales; y esta simplificación tampoco implica que el seguimiento de Jesús sea menos comprometedor, ya que invita a poner todo nuestro ser, a empeñar todas nuestras fuerzas para vivir como a él le agrada. Cuando Jesús critica el legalismo de los fariseos, no está diciendo que sus discípulos se despreocupen de las exigencias del evangelio. Y particularmente en las exigencias con respecto al prójimo, Jesús espera que sus discípulos se destaquen más que los fariseos, y no se contenten sólo con no matar. Tratar a otro con ira, llamarlo inútil o loco (5, 22), bastaría para dejar sin sentido la propia existencia (para ser quemados). Porque insultar y maldecir a otro en realidad es una manera de querer anular su existencia y eliminarlo de nuestras vidas, contradiciendo así al Dios que lo ama y lo hace existir por amor. Y siguiendo la línea de los grandes profetas del Antiguo Testamento, Jesús indica que el culto a Dios pierde todo valor cuando el creyente está enemistado con un hermano, cuando ha hecho daño a un hijo de Dios («si tu hermano tiene algo contra ti»).

Oración:

«Te entrego mi vida Señor, tú puedes renovarla con tu gracia para que te agrade más. Impúlsame con tu poder Señor, y no dejes que caiga en la mediocridad, que me conforme sólo con no matar y no sea capaz de vivir como hermano de todos».

 

VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
El Evangelio de cada día

Gaudium et Spes – Documentos Vaticano II

Presencia eficaz de la Iglesia en la comunidad internacional

89. La Iglesia, cuando predica, basada en su misión divina, el Evangelio a todos los hombres y ofrece los tesoros de la gracia, contribuye a la consolidación de la paz en todas partes y al establecimiento de la base firme de la convivencia fraterna entre los hombres y los pueblos, esto es, el conocimiento de la ley divina y natural. Es éste el motivo de la absolutamente necesaria presencia de la Iglesia en la comunidad de los pueblos para fomentar e incrementar la cooperación de todos, y ello tanto por sus instituciones públicas como por la plena y sincera colaboración de los cristianos, inspirada pura y exclusivamente por el deseo de servir a todos.

Este objetivo podrá alcanzarse con mayor eficacia si los fieles, conscientes de su responsabilidad humana y cristiana, se esfuerzan por despertar en su ámbito personal de vida la pronta voluntad de cooperar con la comunidad internacional. En esta materia préstese especial cuidado a la formación de la juventud tanto en la educación religiosa como en la civil.

Lo nuestro es sembrar; Dios da el incremento

1.- El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. No podemos decir que este mundo en el que vivimos nosotros ahora sea el reino de Dios. Pero sí podemos decir que, gracias a Dios, hay personas que son, ya en este mundo, piedras vivas del reino de Dios. Son personas llenas de amor, pacíficas, que luchan con todas sus fuerzas contra la injusticia y contra el mal del mundo. Cada día siembran semillas de amor, de paz, de justicia. Estas semillas no todas caen en tierra buena; la maldad de los hombres las pisotea, las oculta, trata de anularlas para que no puedan crecer. Pero hay semillas de bondad que sí arraigan y, lentamente, la gracia de Dios las va nutriendo, las va engordando, las va haciendo germinar. Todos los cristianos tenemos la obligación, el mandato de Jesús, de ser sembradores de buenas semillas, de seguir sembrando cada día, aunque no veamos germinar la semilla. El buen labrador es una persona paciente, constante, humilde y luchadora. No debemos desanimarnos porque no vemos crecer la semilla; lo nuestro es sembrar, sabiendo que los tiempos de Dios no son nuestros tiempos. Sembrar con la palabra, con el ejemplo, con el testimonio diario de nuestra vida. Y confiar en Dios, sí, confiar en Dios, que muchas veces por caminos torcidos ara derecho. El discípulo de Jesús debe ser una persona optimista, no ingenua, pero sí optimista, sabiendo que al final de la historia triunfará el amor, viviremos en un cielo nuevo y en una tierra nueva. Sembremos con amor el pequeñísimo grano de mostaza; ya llegará el día en que este pequeñísimo grano llegue “a echar ramas tan grandes que los pájaros puedan cobijarse y anidar en ellas”.

2.- Arrancaré una rama del alto cedro y la plantaré en la cima de un monte elevado. El profeta Ezequiel es el profeta de la esperanza, mientras su pueblo estaba en el destierro. La población judía estaba desolada y pensaba que Dios la había abandonado. El profeta les dice que no, que será el mismo Dios el que plante una ramita de un alto cedro y que esa ramita echará brotes, dará fruto y se hará un cedro noble. Será el mismo Dios el que salvará al pueblo de Israel. También nosotros nos vemos muchas veces desolados y nos parece que Dios nos ha dejado de su mano. En esos momentos debemos agrandar nuestra esperanza en Dios y acudir a nuestro Dios, como a un Dios liberador y salvador que es. Nosotros, por nuestra parte, lo que tenemos que hacer es trabajar con humildad y constancia en la edificación de nosotros mismos y en ayudar a los demás. Ahora nosotros todos los días nos levantamos y nos acostamos oyendo noticias de crisis y descalabros dentro y fuera de nuestro país. Vamos a trabajar con humildad y constancia, y no perdamos la fe y la confianza en Dios, que nos ayudará, a través de la crisis, a purificar nuestra vida personal y a purificar las estructuras sociales y económicas en las que estamos envueltos.

3.- En destierro o en patria nos esforzamos en agradar al Señor. Para San Pablo el destierro es esta vida, porque, mientras vivimos en el cuerpo, vivimos alejados del Señor. Es la fe la que nos guía en nuestro caminar hacia Dios. Lo que tenemos que hacer nosotros, mientras vivimos desterrados en este cuerpo mortal, es vivir según el espíritu, guiados por el Espíritu de Jesús. San Pablo piensa, como dirá, siglos después, nuestro poeta Jorge Manrique, que este mundo es sólo un camino para el otro, que es morada sin pesar; por eso, cumple tener buen tino, para andar este camino sin errar. Porque, como les dirá el Apóstol a los Corintios, “todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo para recibir premio o castigo por lo que hayamos hecho mientras teníamos este cuerpo”.

Gabriel González del Estal

Era la semilla más pequeña, pero se hace más alta que las demás hortalizas

Jesús dijo también: “Con el reino de Dios sucede como con el hombre que siembra en la tierra: que lo mismo si duerme que si está despierto, lo mismo de noche que de día, la semilla nace y crece sin que él sepa cómo. Y es que la tierra produce por sí misma: primero brota una hierba, luego se forma la espiga y, por último, el grano que llena la espiga. Y cuando el grano ya está maduro, se siega, porque ha llegado el tiempo de la cosecha.” También dijo Jesús: “¿A qué se parece el reino de Dios, o con qué podremos compararlo?

Es como una semilla de mostaza que se siembra en la tierra. Es la más pequeña de todas las semillas del mundo; pero, una vez sembrada, crece y se hace mayor que cualquiera otra planta del huerto, y echa ramas tan grandes que hasta los pájaros pueden anidar a su sombra.”

De esta manera les enseñaba Jesús el mensaje, por medio de muchas parábolas como estas y hasta donde podían comprender. No les decía nada sin parábolas, aunque a sus disci´pulos se lo explicaba todo aparte.

Marcos 4, 26-34

 

COMENTARIO AL EVANGELIO

Fijaos como Jesús les contaba a las personas lo que era la fe o el Reino de Dios con ejemplos sencillos que todas las personas podían entender. No era necesario haber estudiado no ser muy inteligente para entender a Jesús, porque la fe es para todos, para los más sencillos.

Nosotros, los creyentes de hoy en día, debemos hacer un esfuerzo para ser capaces de contar lo que es para nosotros la fe y lo que puede suponer para una persona que no es creyente. Esta es una tarea fundamental para comunicar nuestra fe a los demás.

 

PARA HACER VIDA EL EVANGELIO

  • ¿Les cuentas a tus amigos con naturalidad que participas en la parroquia? Cuéntanos alguna situación en la que lo haces.
  • ¿Por qué es necesario que hablemos de nuestra fe a los demás? ¿Podemos ser creyentes y mantenerlo como en secreto a las personas que no son creyentes?
  • Piensa en alguien a quien le puedas contar cosas que haces en la parroquia y toma un compromiso para hacerlo esta semana.

 

ORACIÓN

A veces, Señor, cuando dudo,
cuando no siento nada,
cuando la vida no avanza
y me percibo escéptico,
cuando no veo resultados…
todavía sé pararme
y coger un grano de mostaza
en el cuenco de mi mano,
y mirarlo y mirarlo,
acordándome de tu parábola.
Y en algunas ocasiones también me siento hortelano
en medio de un gran campo,
con el zurrón lleno de granos;
pero parecen tan pequeñas las semillas
que dudo en esparcirlas y perderlas.
Entonces, levanto los ojos,
miro tu rostro que me está mirando,
escucho nuevamente tu parábola,
y vuelvo a ser labrador y hortelano.

Como el grano de mostaza

A veces, Señor, cuando dudo,
cuando no siento nada,
cuando la vida no avanza
y me percibo escéptico,
cuando no veo resultados…
todavía sé pararme
y coger un grano de mostaza
en el cuenco de mi mano,
y mirarlo y mirarlo,
acordándome de tu parábola.

Y a veces, cuando todo va bien,
cuando la vida me sonríe,
cuando no tengo problemas
para creer en Ti,
ni para creer en los hombres y mujeres,
ni para creer en mí…,
también me atrevo a coger
un grano de mostaza
en el cuenco de mi mano,
y lo miro y miro
acordándome de tu parábola.

Y en algunas ocasiones
también me siento hortelano
en medio de un gran campo,
con el zurrón lleno de granos;
pero parecen tan pequeñas las semillas
que dudo en esparcirlas y perderlas.
Entonces, levanto los ojos,
miro tu rostro que me está mirando,
escucho nuevamente tu parábola,
y vuelvo a ser labrador y hortelano.

Florentino Ulibarri

Notas para fijarnos en el Evangelio

• La parábola de la semilla que crece por ella sola (26-29) muestra la fuerza del Reino: Jesús la siembra con su acción evangelizadora, y Dios le abre paso de modo oculto y paradójico. Esta convicción se añade a otra: el Reino llegará a su plenitud (29).

• Tanto la iniciativa como el cumplimiento del Reino están en manos de aquel «hombre» (26.29). La realización concreta, sin embargo, pasa por cada persona que va creciendo y dando frutos (27-28). Es una realización que se da en un proceso.

• La parábola del grano de mostaza (31-32) -como la de la levadura, que Marcos omite (Mt 13,33 y Lc 13,20-21)-, acentúa el contraste entre la pequeñez de los inicios del Reino de Dios y la grandeza que vendrá. Expresa lo que ya están viviendo los discípulos: la actividad de Jesús ha empezado de modo muy sencillo, pero en ella ya se encuentra el vigor del Reino, presente en sus hechos y en sus palabras. Y eso llena a los discípulos de la esperanza de que llegará un momento en que Dios establecerá plenamente su Reino.

• El descubrimiento de la fuerza actual del Reino de Dios en acciones concretas, en la sencillez de actitudes llenas de humanidad, en palabras que hacen bien a quienes las escuchan… es la experiencia que realizamos en la Revisión de Vida o en la práctica de escribir en el Cuaderno de Vida. Es decir, mirando con los ojos de la fe la vida de las personas que nos rodean, convencidos de que el Reino ya está entre nosotros (Lc 17,21). Yo era racista y ahora estoy dando clases de lengua a los trabajadores inmigrantes que llegan, constataba un joven al hacer balance de su paso por la JOC (Juventud Obrera Cristiana). A él, la fe le había abierto los ojos para mirar a las personas de un modo distinto. Los demás de su grupo, en este hecho experimentaban que el Reino de Dios está aquí y tiene la fuerza de un árbol que «echa ramas tan grandes que los pá- jaros pueden cobijarse y anidar en ellas» (32).

• Esta parábola del grano de mostaza, a cualquier judío que orase habitualmente con los salmos y conociese bien a los profetas, le recordaría varios textos del Antiguo Testamento. Por ejemplo, la frase relativa a los pájaros que anidan en las ramas del árbol nos conduce al libro de los Salmos. En él encontramos este versículo: junto a ellos habitan las aves del cielo, y entre sus frondas se oye su canto (Sal 104(103],12). Si leemos el salmo entero, descubriremos una preciosa página de alabanza a Dios que tiene mucho en común con himnos de alabanza a las divinidades de otros pueblos vecinos de Israel.

• También hay paralelos en los profetas. Y es interesante detenerse en ellos, porque nos confirman en la esperanza del Reino de Dios que Él mismo planta, que Él hace crecer. Por ejemplo, Ezequiel presenta la restauración de Israel como el comienzo de la era mesiánica, y lo hace con la imagen de un cedro que Dios ha plantado: Echará ramas, se pondrá frondoso y llegará a ser un cedro magnífico; anidarán en él todos los pájaros, y a la sombra de su ramaje anidarán todas las aves (Ez 17,22-23). Lo mismo hallamos en el profeta Daniel (Dn 4,9.18). Jesús, para decir la parábola, toma una planta mucho más pequeña, que no se impone por su presencia como se puede imponer un gran cedro. El Reino de Dios no se impone por la fuerza ni se impone por tener una imagen (sea una imagen de poder, o de fidelidad a las esencias culturales… o, al contrario, imagen de simpatía, de modernidad…).

• El texto termina con un resumen de la actividad de Jesús (33): evangelizar, es decir, anunciar la buena nueva de que Dios sigue actuando, dando vida, venciendo sobre el pecado y la muerte. Invitando, por ello mismo, a unirse a su dinámica, a poner la propia vida al servicio del Reino.

• Sin embargo, al hacer este resumen de la acción evangelizadora de Jesús, el texto acaba recordando la constatación que ya había hecho anteriormente (Mc 4,12): que no todos son capaces de escuchar (34). «A sus discípulos», aquellos que quieren escuchar, Jesús se lo explica todo (34).

• Este detalle nos muestra la importancia de ser «discípulo» de Jesús: ser discípulo de Jesús es escucharlo. Escuchar y acoger. Se trata de actitudes humanas básicas, sin las que Jesús no puede ser comprendido. Una vez más hay que decirlo: ser cristiano no es una cuestión ideológica, es seguir a una persona. Quizá tenemos que releer y dejarnos cuestionar por lo que Jesús ha dicho un poco antes: Atención a lo que estáis oyendo (Mc 4,24).