Lectio Divina – Martes XI de Tiempo Ordinario

1.- Oración introductoria.

Señor, hoy no vengo a pedirte que me hagas más fácil lo difícil; ni más dulce lo amargo; ni más sabroso lo soso; te pido que me hagas posible lo imposible. Porque amar al enemigo humanamente es imposible. Si, a pesar de todo, me lo pides y me lo exiges, es para que caiga en la cuenta de la necesidad que tengo de rezar. Ya nos habías dicho que “sin Ti no podemos hacer nada”. Y hoy vengo a Ti convencido de que yo no puedo perdonar a mi enemigo. Si un día puedo, te daré gracias por el milagro que has hecho en mí.

2.- Lectura reposada del Evangelio Mateo 5, 43-48

Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial.

3.- Qué dice este texto bíblico.

Meditación-reflexión

En este evangelio el Señor nos manda “hacer lo posible y pedir lo imposible”. Lo posible es ir avanzando, con esfuerzo, en el terreno de nuestros comportamientos. Y, dentro de ellos, está el intentar no hacer daño a nadie, y el ayudar al que se encuentra en una situación límite y necesita nuestro apoyo. Pero no está en nosotros controlar nuestros sentimientos. Por eso es imposible el amar a nuestros enemigos. Si un día resulta que nos sale del corazón el quererlos es por puro don, por puro regalo de Dios. Y la oración llega hasta eso. Y es entonces cuando se nos concede la gracia de imitar a nuestro Padre Dios que manda el sol y la lluvia para todos. No puede haber satisfacción mayor que la de ver marcadas en nuestros rostros “las huellas del Padre”. El rostro de nuestro Padre Dios rezuma bondad, paz, ternura, serenidad, confianza. Con sólo mirarle nos hace buenos. Ojalá que, al tener en nosotros sus huellas, la gente se sienta incentivada a ser buena.

Palabra del Papa.

“Jesús nos dice dos cosas: primero, mirar al Padre. Nuestro Padre es Dios: hace salir el sol sobre malos y buenos; hace llover sobre justos e injustos. Su amor es para todos. Y Jesús concluye con este consejo: “Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial”. Por lo tanto, la indicación de Jesús consiste en imitar al Padre en la perfección del amor. Él perdona a sus enemigos. Hace todo por perdonarles. Pensemos en la ternura con la que Jesús recibe a Judas en el huerto de los Olivos, cuando entre los discípulos se pensaba en la venganza. Jesús nos pide amar a los enemigos. ¿Cómo se puede hacer? Jesús nos dice: rezad, rezad por vuestros enemigos. La oración hace milagros; y esto vale no sólo cuando tenemos enemigos; sino también cuando percibimos alguna antipatía, alguna pequeña enemistad (Cf Homilía de S.S. Francisco, 21 de junio de 2013, en Santa Marta).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto evangélico ya meditado. (Guardo silencio)

5.- Propósito: Reflejar en este día el rostro apacible del Padre Dios.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, te agradezco que hoy, a través de tu palabra, me hayas hecho caer en la cuenta de una cosa muy sencilla: la oración no es una obligación, ni una norma, ni una manera de perder el tiempo, ni siquiera un lujo. La oración es una necesidad. De la misma indigencia que tengo para cumplir tus mandatos, nace en mí la necesidad de la oración. 

ORACIÓN EN TIEMPO DE LA PANDEMIA

Señor Resucitado: Mora en cada uno de nuestros corazones, en cada enfermo del hospital, en todo el personal médico, en los sacerdotes, religiosos y religiosas dedicados a la pastoral de la salud, en los gobernantes de las naciones y líderes cívicos, en la familia que está en casa, en nuestros abuelos, en la gente encarcelada, afligida, oprimida y maltratada, en personas que hoy no tienen un pan para comer, en aquellos que han perdido un ser querido a causa del coronavirus u otra enfermedad. Que Cristo Resucitado nos traiga esperanza, nos fortalezca la fe, nos llene de amor y unidad, y nos conceda su paz. Amén

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Comentario – Martes XI de Tiempo Ordinario

(Mt 5, 43-48)

Jesús completa su profundización de la Ley de Dios con el precepto del amor a los enemigos. Si Dios hace salir su sol sobre todos, el cristiano no debe negar su amor a nadie.

Amar sólo a un grupo selecto de amigos y de personas cercanas y no amar a los que nos desagradan o nos hacen daño es reducir el estilo de vida cristiano a la «normalidad», y quitarle lo que más debe distinguirlo: la capacidad de amar por encima de todo y más allá de todo, superando las normas de la conveniencia personal y mirando a todos con los ojos del Padre Dios.

El texto concluye con la invitación a ser perfectos como el Padre celestial, mostrando así que la perfección está, sobre todo, en el amor al otro. San Lucas lo expresa modificando la expresión y diciendo sencillamente «sean compasivoscomo el Padre celestial es compasivo» (Lc 6, 36).

Vale el testimonio de Martin Luther King. El, cuando llegó a su casa y la encontró destruida por los que lo odiaban, sólo reaccionó diciendo: «Vamos a amarlos de tal manera que les dé vergüenza habernos hecho esto».

En los que reaccionan de esa manera está la profunda convicción de que sólo las luchas que se emprenden con amor -amor a pesar de todo y amor en contra de todo son las que dan frutos profundos y duraderos; porque sólo esas luchas amantes están de acuerdo con lo que Dios espera de nosotros, están de acuerdo con la realidad de Dios, que «es» amor (1 Jn 4, 8).

Oración:

«Jesús, tú que eres modelo perfecto de amor que se entrega a todos y que perdona, dame la gracia de desear la perfección del amor para ser capaz de superar los rencores y los conflictos poniendo amor en contra de todo, respondiendo al mal con el bien».

 

VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
El Evangelio de cada día

Música – Domingo XII de Tiempo Ordinario

Entrada: Gloria a Dios para siempre; Apéndice. Señor, tú eres mi refugio CLN 710; El Señor es mi fuerza. CLN 717
Introito en Latin: Dominus fortitudo (Canto gregoriano)
Salmo Responsorial: Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia
Ofrendas: Señor todo os pertenece (Cantos varios)
Santo: CLN I7
Comunión: La cena del Señor CLN 018. Tú has querido ser camino. (Cantos varios); A ti levanto mis ojos. CLN 526
Final: El Señor es mi fuerza. CLN 717

Recursos – Ofertorio Domingo XII de Tiempo Ordinario

PRESENTACIÓN DE UN FAROL ENCENDIDO

(Hace esta ofrenda uno de los militantes de la comunidad o cualquiera de los adultos que está comprometido en alguna actividad política, sindical o cívica. Entrega el farol al presidente, que lo deposita sobre la mesa del altar. Luego dice:)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te traigo hoy este farol encendido. Esta luz es el símbolo de Jesucristo resucitado y del compromiso que tantos profetas han vivido a lo largo de los tiempos. Te la ofrezco, hoy, como expresión de la lucha de tu Iglesia y de tantos hombres y mujeres empeñados por la transformación del mundo. Acéptala con tu bondad de Padre, empeñado por la causa de los y las más débiles.

PRESENTACIÓN DE UN RECIPIENTE LLENO DE SAL

(Esta ofrenda la puede hacer una persona adulta de la comunidad)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te traigo, y lo hago en nombre personal, de todos los militantes y de la propia comunidad, este recipiente lleno de sal, como símbolo de nuestra presencia evangelizadora y transformadora del mundo. Igual que otras generaciones de creyentes han evangelizado a tantos pueblos, nosotros queremos ser presencia misionera en este mundo, a pesar de las muchas dificultades con las que nos encontramos. Danos, sin embargo, tu gracia, porque sin ella nuestra sal se vuelve insípida.

PRESENTACIÓN DEL FRASQUITO DEL CRISMA

(Lo presenta un adulto, hombre o mujer, del grupo de Liturgia de la comunidad)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Yo te traigo, Señor, este frasquito de aceite con el que todos hemos sido ungidos, para recibir de Ti la fuerza que precisamos en orden a testimoniar nuestra fe en medio del mundo. Acepta esta oración nuestra y danos tu fortaleza, que tanto precisamos, porque nuestro mundo y cultura necesitan de nuevos testigos vivos, nuevos profetas que denuncien las injusticias y anuncien el don de tu salvación.

PRESENTACIÓN DE UN MEDICAMENTO

(Con el envoltorio sería suficiente, para tener el valor de símbolo. Y lo puede presentar alguien relacionado con la sanidad)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Mira, Señor, yo te traigo un medicamento, porque pensamos que es un buen signo de la misericordia, una de las cualidades fundamentales de una comunidad cristiana y de todo evangelizador. Queremos ser eso: medicina para los otros. Bálsamo y aceite que curen las heridas de los demás. Mera capacidad de escucha, que alivie y aligere los problemas de los otros. Y lo queremos hacer a imagen de tu Hijo Jesucristo, tal como Él lo hizo antes y lo hace ahora con nosotros y con nosotras.

PRESENTACIÓN DE UN RECIPIENTE CON LEVADURA

(Debe hacer la ofrenda un militante de la comunidad)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor y Padre nuestro, yo te traigo este pequeño recipiente lleno de levadura, una sustancia capaz de transformar una gran cantidad de masa. Y lo hago en nombre de los cristianos militantes en esa lucha por crear una sociedad más humana, más igualitaria y más solidaria; esto es, más justa y para todos y todas. Muchos de los “profetas” han sido un maravillo ejemplo de ese compromiso. Te volvemos a ofrecer sus vidas. Haznos a nosotros y a nosotras con capacidad de entrega y de servicio para seguir adelante en esa causa.

Oración de los fieles – Domingo XII de Tiempo Ordinario

Padre, gritamos en nuestra angustia y confiamos en ser escuchados, las olas se alzan a lo alto, llévanos a tiempo de bonanza. Repetimos:

CALMA NUESTRA TORMENTA, SEÑOR.

1. – Por el Papa, para que sea asistido en todo momento y conduzca la barca de la Iglesia a buen puerto. OREMOS

2. – Por los gobernantes para que pongan todo su esfuerzo en el bienestar de sus pueblos. OREMOS

3. – Por las familias y matrimonios cristianos, para que el Señor calme las tempestades que se generan en la vida diaria. OREMOS

4. – Por todos los niños y jóvenes para que acudan a Dios en sus días de fuertes tormentas. OREMOS

5. – Por los hombres de la mar, para que el Señor les de prudencia y sabiduría en su trabajo diario. OREMOS

6. – Por todos nosotros para que vivamos una fe llena de confianza en Cristo que nos haga salir de nuestra cobardía y afrontar cada día los retos que lleva aparejados la construcción del Reino de Dios. OREMOS

Padre, tú que calmas las aguas y apaciguas los mares, arráncanos de la tribulación y condúcenos al ansiado puerto. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen.


Acepta, Dios Padre nuestro, nuestra oración confiada en estos tiempos difíciles y tormentosos. Respondemos

SÁLVANOS SIEMPRE, SEÑOR

1.- Por el Papa Francisco, que la Fuerza del Espíritu le ayude en su viaje a España y que sirva para reforzar la fe de la Iglesia. OREMOS

2.- Por todos los obispos de la tierra para sepan servir a los rebaños a ellos encomendados. OREMOS

3.- Por los sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas y todas las personas consagradas para que no teman las tormentas de la vida diaria. OREMOS

4.- Por los laicos comprometidos, esos hombres y mujeres, que trabajan por la construcción del Reino, para que toda la Iglesia reconozca la importancia de su labor OREMOS

5.- Por los jóvenes que realizan sus exámenes, para que el Espíritu les ayude también en sus estudios OREMOS

6.- Por los enfermos, los ancianos, los parados, los inmigrantes para que el Señor Jesús, les salve de las tormentas de su sufrimiento y marginación. OREMOS

7.- Por nosotros aquí presentes en la Eucaristía, y por todos los cristianos del mundo, para que seamos valientes con nuestra fe y no tengamos que escuchar de los labios de Cristo: “¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?” OREMOS

Acepta, Padre Nuestro, estas plegarias que te dirigimos con fe y humildad

Por Jesucristo Nuestro Señor

Amen

Comentario al evangelio – Martes XI de Tiempo Ordinario

En la carta que San Pablo escribe a los cristianos de Corinto les habla de cómo se están comportando los cristianos de la región de Macedonia, en Europa. Y les dice:  ”Queremos que conozcáis, hermanos, la gracia que Dios ha dado a las Iglesias de Macedonia: En las pruebas y desgracias creció su alegría; y su pobreza extrema se desbordó en un derroche de generosidad”.

En el evangelio Jesús nos enseña que «Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos”.

Este cambio radical sólo podrá partir de la fuerza creadora del amor y será la única respuesta que pondrá fin a toda  clase de violencia. Y sigue insistiendo el Señor: «Pues yo os digo: amen a sus enemigos, oren por sus perseguidores». Esta es la máxima aspiración de Jesús: el amor a todos, sin condiciones, tal y como es el amor del «Padre del cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos»

Tal vez alguien me diga: “Padre, eso es imposible. No hay nadie que lo practique”. Ciertamente es una meta altísima. En los comienzos  de la comunidad cristiana en Jerusalén, S. Esteban, el primer mártir después de la muerte de Jesús en la cruz,  es apedreado, mientras con voz potente grita: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado».

Es cierto, sí. La historia de la humanidad es un reguero de sangre inocente fruto del odio de las personas y de las naciones, pero también es un reguero de perdón en los millones de mártires que siguieron el ejemplo de S.Esteban.

El Cardenal Narciso Jubany,  que fue arzobispo de Barcelona, España, aseguraba en el traslado de las reliquias del Obispo Mártir Manuel  Irurita: La Iglesia católica existe a lo largo de sus dos mil años de  historia gracias a sus Mártires. Ellos son los discípulos de un Maestro, que, siendo inocente, no sólo fue asesinado, sino además, colgado en una cruz.

La Diócesis donde yo vivo en España, Barbastro-Monzón, es toda ella una Diócesis martirial y gracias a sus mártires  mira con esperanza el futuro.

La casa donde vivo  está construida para conservar  las reliquias de los 51 Misioneros Claretianos, 42 de ellos jóvenes de 21 a 25 años. Durante la guerra civil en España en 1936 prefirieron la muerte antes que pisotear sus compromisos religiosos como Misioneros. Podéis  conocer su historia y hacer una visita virtual al Museo donde se conservan sus reliquias abriendo esta web: www.martiresdebarbastro.org

Carlos Latorre

Meditación – Martes XI de Tiempo Ordinario

Hoy es martes XI de Tiempo Ordinario.

La lectura de hoy es del evangelio de Mateo (Mt 5, 43-48):

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo’. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial».

Hoy, estos versículos del Evangelio se integran en el capítulo de las Bienaventuranzas y con la misma radicalidad. Es la novedad entrañable de la doctrina y del corazón de Cristo: amar a los enemigos y rezar por los que nos persiguen. Él sabía que esto era difícil de «digerir».

«Sed, pues, vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto». La lucha por la santidad no es una opción para superdotados. Si se nos permite una semejanza, dicha llamada está en el «A.D.N.» de nuestro ser esencial. Es una vocación divina que arranca del Bautismo y que nos lanza a vivir, con la fuerza del Espíritu, la unión con Dios a través de todas las circunstancias de nuestra vida. Nadie puede vivir fuera de esta llamada. El Concilio Vaticano II enseñó esta doctrina.

—Que yo sepa, Señor, mirar para adentro, para encontrarte a Ti, con tu llamada a luchar por amor, haciéndote “visible” a los que me rodean y, así, abrir horizontes divinos a todos los hombres.

Rev. D. Àngel CALDAS i Bosch

Liturgia – Martes XI de Tiempo Ordinario

MARTES DE LA XI SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO, feria

Misa de la feria (verde)

Misal: Cualquier formulario permitido. Prefacio común.

Leccionario: Vol. III-impar.

  • 2Cor 8, 1-9. Cristo, siendo rico, se hizo pobre por vosotros.
  • Sal 145. Alaba, alma mía, al Señor.
  • Mt 5, 43-48. Amad a vuestros enemigos.

Antífona de entrada          Sal 26, 7. 9
Escúchame, Señor, que te llamo. Tú eres mi auxilio; no me deseches, no me abandones, Dios de mi salvación.

Acto penitencial
Hermanos, frente a la situación de pandemia que estamos sufriendo, acudamos al Señor, que soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores, suplicándole que ponga fin a este estado de sufrimiento en que se halla inmerso el mundo. Ofrezcamos hoy la Eucaristía por esta intención. (Breve silencio)

Y para celebrar dignamente estos misterios, comencemos la celebración pidiendo humildemente perdón a Dios por nuestros pecados.

• Tú, que has sido enviado a sanar los corazones afligidos. Señor, ten piedad.
• Tú, que te acercabas a los enfermos y los curabas. Cristo, ten piedad.
• Tú, que estás sentado a la derecha del Padre para interceder por nosotros. Señor, ten piedad

Oración colecta
DIOS todopoderoso y eterno,
refugio en toda clase de peligro,
a quien nos dirigimos en nuestra angustia;
te pedimos con fe que mires compasivamente nuestra aflicción;
líbranos de la epidemia que estamos padeciendo,
concede descanso eterno a los que han muerto,
consuela a los que lloran, sana a los enfermos,
da paz a los moribundos,
fuerza a los trabajadores sanitarios,
sabiduría a nuestros gobernantes
y valentía para llegar a todos con amor
glorificando juntos tu santo nombre.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles
Dirijamos ahora, hermanos, nuestras oraciones a Dios Padre que está en el cielo, y que hace salir el sol sobre todos los hombres.

1.- Por la santa Iglesia; para que presente ante el mundo el rostro acogedor del Padre para con los pobres, los que sufren, los que dudan, los que se equivocan. Roguemos al Señor.

2.- Por los movimientos y grupos de jóvenes cristianos; para que sean cantera de nuevas vocaciones sacerdotales. Roguemos al Señor.

3.- Por los pueblos de toda la tierra; para que vivan en concordia y paz verdadera. Roguemos al Señor.

4.- Por los enfermos de nuestras familias y de nuestra comunidad; para que experimenten la fortaleza y el gozo del Espíritu. Roguemos al Señor.

5.- Por todos nosotros; para que seamos capaces de perdonar y de hacer siempre el bien. Roguemos al Señor.

Padre celestial, que quieres que amemos a nuestros enemigos, hagamos el bien a los que nos odian y a recemos por los que nos calumnian; atiende las peticiones que te hemos dirigido y ayúdanos a ser perfectos como Tú eres perfecto. Por Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
OH, Dios,
de quien hemos recibido la medicina de la vida eterna,
concédenos que, por medio de este sacramento,
podamos gloriarnos plenamente de los auxilios del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión          Sal 26, 4
Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida.

Oración después de la comunión
SEÑOR,
esta santa comunión contigo que hemos recibido,
anticipo de la unión de los fieles en ti,
realice también la unidad en tu Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.