Lectio Divina – Martes XIV de Tiempo Ordinario

1.- Oración introductoria

Señor, me fijo en esta frase del evangelio: “Ibas proclamando el Evangelio del Reino”. Te figuro así: Vas a sembrar el mundo con tu zurrón bien repleto de buena semilla y la esparces por todo en abundancia. Y lo haces con ilusión, con alegría, con esperanza. Haz que yo sepa ser misionero de buenas noticias y viva feliz en mi oficio de sembrador.

2.- Qué dice este texto evangélico: Mateo 9, 32-38

En cuanto se fueron los ciegos, le presentaron a un mudo que estaba endemoniado. El demonio fue expulsado y el mudo comenzó a hablar. La multitud, admirada, comentaba: «Jamás se vio nada igual en Israel». Pero los fariseos decían: «Él expulsa a los demonios por obra del príncipe de los demonios». Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rogad al dueño de la mies que envíe trabajadores a su mies».

3.- Qué dice el texto

Meditación

Señor, Tú has sufrido viéndonos  como “ovejas sin pastor”. ¡Es verdad! Pero también has disfrutado viéndonos como “ovejas con pastor”. Las ovejas en el campo, sabiendo que ahí cerca de ellas está el pastor ¡qué maravilla! Pacen a sus anchas, no les preocupa lo que comerán mañana, ni si habrá agua para ellas, ni siquiera el miedo a la noche. Lo suyo es disfrutar en la pradera a la sombra del pastor. Qué maravillosa sería nuestra vida si nos fiáramos de Ti y supiéramos disfrutar de la vida sabiendo que Tú eres el Buen Pastor que cuidas de nosotros, nos defiendes, nos alimentas, y nos quitas el miedo cuando cae la tarde y de una manera inexorable nos empuja a atravesar la  “cañada oscura de la muerte”.

Dices que “los obreros son pocos”. Lo que sobraba en Palestina en tu tiempo eran obreros. Entre fariseos, escribas, sacerdotes etc había más de siete mil. Pero escaseaban los obreros que a ti te gustaban: los dispuestos a  servir y dar la vida por las ovejas. Ahora lo mismo. Tienes todavía mucha gente en la Iglesia. Sobran obreros mercenarios, que hacen negocio con la religión. Faltan pastores al estilo del Papa Francisco. De esos sí que tiene necesidad la Iglesia.

Palabra del Papa

Esta gente lo ha seguido siempre para escuchar su palabra – ¡una palabra que daba esperanza! Las palabras de Jesús dan siempre esperanza. Y también para tocar incluso sólo un borde de su manto. Jesús mismo buscaba a estas multitudes cansadas y agobiadas como ovejas sin pastor y las buscaba para anunciarles el Reino de Dios y para curar a muchos en el cuerpo y en el espíritu. Ahora los llama a todos a su lado: “Venid a mí”, y les promete alivio y consuelo. Esta invitación de Jesús se extiende hasta nuestros días, para llegar a muchos hermanos y hermanas oprimidos por precarias condiciones de vida, por situaciones existenciales difíciles y a veces privados de válidos puntos de referencia. En los países más pobres, pero también en las periferias de los países más ricos, se encuentran muchas personas cansadas y agobiadas bajo el peso insoportable del abandono y la indiferencia. La indiferencia: ¡cuánto mal hace a los necesitados la indiferencia humana! Y peor, ¡la indiferencia de los cristianos!  (Homilía de S.S. Francisco, 13de julio de 2014).

4.- Qué me dice hoy a mí esta palara ya reflexionada. (Silencio)

5.-Propósito: Hoy pasaré el día como oveja en el campo, bajo la mirada del Pastor. Viviré feliz, totalmente despreocupado.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí con su Palabra. Ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, quiero tener esas sensaciones del salmo 23: sensación de plenitud: sin ti  no me falta nada; sensación de bienestar: disfruto tumbado en la hierba, como si fuera una madre que me cobija; sensación de seguridad: Tú siempre vas conmigo. Y viviré contigo para siempre. ¡Gracias, Señor!

Anuncio publicitario

Comentario – Martes XIV de Tiempo Ordinario

(Mt 9, 32-38)

Los que envidiaban a Jesús y querían manchar su imagen para evitar la admiración de la gente, ya no sabían qué decir frente a los prodigios que Jesús realizaba, sobre todo porque liberaba a la gente de sus males más profundos, que para los judíos eran «demonios», por el poder del mismo jefe de esos demonios: Satanás.

Pero Jesús indica que si él mismo fuera el jefe de los demonios, entonces ellos estarían en guerra unos con otros, y así se destruirían, ya que ningún reino puede subsistir en la división.

Es el poder de Dios el que actúa en Jesús para liberar a la gente de sus demonios, es la gloria de Dios la que se manifiesta en todos sus prodigios.

Y Jesús explica que hacen falta instrumentos de Dios, personas dispuestas a dejarse llevar por Dios para ayudar a la gente a liberarse de sus angustias.

Pero para eso, los instrumentos elegidos tienen que aprender a mirar a los demás con la mirada de Jesús, que es capaz de compadecerse de corazón al ver a los que sufren sin tener quien los auxilie.

Por eso, cuando alguien está padeciendo, sin poder resolver sus necesidades más urgentes, no es porque Dios no desee liberarlo, sino porque alguno de los instrumentos humanos que podrían ayudarlo no está escuchando el llamado de Dios o no está cumpliendo con su función, o porque la misma persona angustiada no quiere utilizar los medios necesarios que Dios le da para salir adelante.

Oración:

«Señor, tú conoces el egoísmo que reina muchas veces en este mundo, donde cada uno parece buscar sólo su propio interés. Ven Señor a reinar un poco más en esta tierra, para que cada uno haga lo que esté en sus manos para aliviar los males ajenos y así pueda nacer un mundo de justicia y de paz».

 

VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
El Evangelio de cada día

Música – Domingo XV de Tiempo Ordinario

Entrada: Alabanza a Dios creador CLN A15; (Apéndice); Vayamos jubilosos (Cantos varios)  Alrededor de tu mesa; CLN-A-4
Introito en latin: Dum clamarem ad   Dominum    (Canto gregoriano)
Misa: En los meses de Julio y Agosto, en zonas con turistas extranjeros se puede cantar la Misa de Angelis
Salmo y Aleluya: Muestranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. (Propio)
Ofertorio: Ofrenda de amor (Cantos varios)
Santo: CLN-I 5.
Comunión: Como brotes de olivo :CLN-528; Bendigamos al Señor CLN 707; También os amo yo (Cantos varios) En la fracción del pan CLN 05
Final: Reúne, Señor a ti Iglesia. CLN 750

Recursos – Ofertorio Domingo XV de Tiempo Ordinario

PRESENTACIÓN DE LA CONCHA BAUTISMAL

(Lo puede hacer el responsable mismo de la Comunidad o el/la encargado/a de los Bautismos)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te traigo hoy la concha que ha vertido sobre la cabeza de muchos y muchas de los miembros de esta comunidad el agua del bautismo, y lo hago tan sólo para darte gracias por la elección de cada uno/a de nosotros y de nosotras para ser consagración tuya e hijos tuyos e hijas tuyas. Sólo tu generosidad es nuestro único mérito. Por ello, nuestra acción de gracias.

PRESENTACIÓN DE UN PUÑADO DE GRANOS DE TRIGO

(Un agricultor -si lo hubiere en la comunidad- coge del recipiente situado en la parte de atrás del lugar de la celebración un puñado de granos de trigo, que lleva con cuidado hasta depositarlo en otro nuevo recipiente que le ofrece el que preside)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Con las mismas manos con las que trabajo la tierra, te ofrezco hoy, Señor, este puñado de granos de trigo, como símbolo de la vida y de la siembra que tu Hijo ha realizado y sigue realizando en nosotros y en nosotras, para que vivamos desde tu proyecto de vida. Haz, Señor, que esa siembra encuentre en nosotros y en nosotras una tierra buena, capaz de producir los frutos que Tú quieres y deseas. Ayúdanos en esta tarea que se nos antoja complicada en nuestra vida.

PRESENTACIÓN DE UNA CARTA O ESCRITO DE ALGÚN MISONERO O MISIONERA

(Puede realizar la ofrenda algún miembro de la pastoral vocacional de la Comunidad)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor: como lo hemos escuchado hoy mismo en el Evangelio, tú mismo enviaste a tus discípulos a anunciar la Buena Nueva del Reino. Así, también, has llamado a otros hombres y mujeres, sin mirar sus cualidades o procedencia, para llevar adelante esa tarea. Hoy te presentamos la CARTA de este misionero (de esta misionera): con ello, en primer lugar, queremos darte gracias por tantas vidas entregadas a favor de los demás. Pero, además, queremos que les bendigas plenamente en su entrega y en su generosidad. A nosotros y a nosotras, haznos muy cercanos y cercanas con esos misioneros y misioneras, y solidarios con sus necesidades.

PRESENTACIÓN DEL FRASQUITO DEL CRISMA

(Lo puede hacer uno/a de los/las catequistas)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Yo te traigo, Señor, este frasquito de aceite con el que todos y todas hemos sido ungidos/as, para recibir de Ti la fuerza que precisamos en orden a testimoniar nuestra fe en medio del mundo. Acepta esta oración nuestra y danos tu fortaleza, que tanto precisamos, porque nuestro mundo y cultura necesitan de nuevos testigos vivos.

PRESENTACIÓN DE UN PARAGUAS

(Hace la ofrenda un adulto de la comunidad)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te traigo hoy este paraguas. Es y ha sido muchas veces, en mi vida y en la de muchos de nosotros y de nosotras, el símbolo de nuestras actitudes evasivas ante los compromisos y las exigencias que Tú nos has transmitido a través de tu Palabra. Muchas veces, o hemos mirado hacia otro lado o hacia otras personas. Hoy, con esta ofrenda, te queremos pedir que nos cambies el corazón y nos lo hagas receptivo a tu Palabra y a sus exigencias.

PRESENTACIÓN DE UN VOLUNTARIO O UNA VOLUNTARIA DE LA COMUNIDAD

(Debiera hacer esta ofrenda uno de los más veteranos voluntarios o una de las más veteranas voluntarias de la comunidad, precisamente por su testimonio de continuidad en el compromiso)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Bien sabes, Señor, de mi compromiso continuado, durante años, como voluntario/a que sirve a los demás en tareas sencillas que les hacen más llevadera la existencia. Yo te traigo hoy, Señor, este compromiso mío, que no es fruto de mis fuerzas y mi capacidad, sino de tu gracia. En tus manos pongo tu misma gracia y mi acción de gracias. Espero que Tú sigas manteniendo mis escasas fuerzas. Y con este testimonio, que me ha costado hacerlo en voz alta, confío en que Tú nos hagas comprender a todos y a todas la necesidad que tenemos de responder con nuestro compromiso en medio del mundo y de la sociedad a tu Palabra, y que lo hagas de forma continuada, porque, sabemos, Señor, que Tú no esperas de nosotros y de nosotras nada espectacular, sino el trabajo sencillo, eficaz y permanente en favor de los demás.

Oración de los fieles – Domingo XV de Tiempo Ordinario

Padre, tu sabes que nos sentimos débiles ante las dificultades que el mundo nos presenta. Así pues te pedimos:

DANOS TU FORTALEZA, SEÑOR.

1. – Por el Papa y por los obispos y sacerdotes españoles para que sean fieles trasmisores de la fe a sus fieles. OREMOS

2. – Por los gobernantes y dirigentes de los países, para que colaboren con Dios en el bienestar de su pueblo. OREMOS

3. – Por los que están disfrutando de vacaciones, para que en este tiempo de relax, descubran en su interior la voz de Dios que los llama. OREMOS

4. – Por enfermos, los ancianos, los niños y todos aquellos que sufren con mayor intensidad los efectos de las temperaturas veraniegas. OREMOS

5. – Por todos los misioneros, que son enviados para predicar la palabra de Dios para que su trabajo de fruto y ese fruto dure. OREMOS

6. – Por todos nosotros para que al salir de esta Eucaristía, proclamemos con nuestra vida la salvación que Cristo nos trajo. OREMOS

Padre, atiende estas plegarias que te presentamos, implorando tu misericordia y pidiendo tu salvación. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

Amen.


Tenemos los ojos levantados hacia el Señor, sabemos que Él es nuestro auxilio, esperamos en su misericordia y con esta seguridad ponemos en sus manos nuestras peticiones.

SEÑOR VEN PRONTO A SOCORRERNOS

1.- Por la Iglesia; para que con su vida comunique a todos los pueblos la grandeza de la redención. OREMOS

2.- Por la igualdad entre los hombres; para que cese tanta injusticia y cada día consigamos vivir un poco más cerca de la paz y el amor. OREMOS

3.- Por los que se olvidan de Dios, sobre todo en este tiempo de vacaciones; para que caigan en la cuenta de que sólo desde Dios podrán obtener esa felicidad que tanto ansían. OREMOS

4.- Por todos los que tenemos algún servicio en la Iglesia; para que estemos abiertos a todos los que llegan buscando ayuda y comprensión. OREMOS

5.- Por todos los que nos hemos reunido para celebrar la eucaristía; para que perseveremos en la fe y en la fidelidad al evangelio. OREMOS

Padre, mira con bondad a los que confiamos en ti y atiende nuestras súplicas. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

Amén

Comentario al evangelio – Martes XIV de Tiempo Ordinario

El relato evangélico de hoy muestra a Jesús curando a dos mujeres. Sus historias tan distintas se cruzan ante el poder curativo del Maestro. La primera de ellas era una joven de buena familia cuyo futuro se quiebra por una muerte absurda en la plena flor de su vida. La otra, mayor y marginada por impura, pierde su salud a borbotones a causa de una hemorragia incurable. Aparentemente entre ellas nada hay en común, salvo la necesidad de ser rescatadas para la vida por alguien con poder de conseguirlo.

En ambos encuentros, Jesús evita el protagonismo. La iniciativa corresponde, en el caso de la joven a un gesto atrevido de su padre, que mendiga la intervención del Maestro. La mujer mayor, por su parte, toma ella sola la determinación de “hurtarle” a Jesús un milagro, llegando a violar algo muy sagrado para los judíos. Los flecos del manto eran recuerdo de Dios y de su ley y tocarlos, estando impura, era un auténtico sacrilegio.

Contemplemos a Jesús para entender. Busquemos tras su conducta y sus palabras una luz que también nosotros necesitamos. La historia de estas dos mujeres puede ser nuestra propia historia.

  • Jesús se deja alcanzar por ambas. Ni las excluye ni les pone dificultades. No les hace preguntas verificadoras. No se fija en sus motivaciones. No pone ningún tipo de precio –económico o moral- a su inmediata intervención. Es manso y gratuito. No mira las apariencias, sino que despide el olor inconfundible del amor. Tampoco entiende de clases sociales o religiosas. Se conmueve ante el dolor y reacciona ante la enfermedad y la muerte.
  • Dos gestos atrevidos aproximan hasta Jesús al padre de la joven y a la mujer sangrante. Son un poco osados para llamar la atención de Jesús. Un miedoso o un narcisista jamás se atreverían a romper con su imagen social, para ponerse al alcance de la bondad del Maestro. El padre de la chica se humilla. La mujer enferma roza, con su gesto, el cinismo. En ambos casos, los dos exponen mucho en la búsqueda de la salvación. Su fe es arrebato ilógico. No acción controlada y ponderada.
  • La reacción de Jesús da que pensar. No dice: “Yo soy el que te cura o te hace revivir”. Tan solo pronuncia la extraña frase “tu fe te ha salvado” y toma a la niña dormida de la mano. Evita destacar la autoría del milagro, para resaltar el valor de aquella fe capaz de lo imposible.

Qué podría llegar a mover nuestra fe si tuviese tan solo el tamaño de un granito de mostaza o menos? En lugar de burlarnos con cinismo por la impotencia de nuestra fe ante la dura realidad del mal y de la muerte; al menos deberíamos permitirle a Él tomarnos de la mano.

Ciudad Redonda

Meditación – Martes XIV de Tiempo Ordinario

Hoy es martes XIV de Tiempo Ordinario.

La lectura de hoy es del evangelio de Mateo (Mt 9, 32-38):

En aquel tiempo, le presentaron un mudo endemoniado. Y expulsado el demonio, rompió a hablar el mudo. Y la gente, admirada, decía: «Jamás se vio cosa igual en Israel». Pero los fariseos decían: «Por el Príncipe de los demonios expulsa a los demonios».

Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia. Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor. Entonces dice a sus discípulos: «La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies».

Hoy, el Evangelio nos habla de la curación de un endemoniado mudo que provoca diferentes reacciones en los fariseos y en la multitud. Mientras que los fariseos, ante la evidencia de un prodigio innegable, lo atribuyen a poderes diabólicos —«Por el Príncipe de los demonios expulsa a los demonios» (Mt 9,34)—, la multitud se maravilla: «Jamás se vio cosa igual en Israel» (Mt 9,33). San Juan Crisóstomo, comentando este pasaje, dice: «Lo que en verdad molestaba a los fariseos era que consideraran a Jesús como superior a todos, no sólo a los que entonces existían, sino a todos los que habían existido anteriormente».

A Jesús no le preocupaba la animadversión de los fariseos, Él continuaba fiel a su misión. Es más, Jesús, ante la evidencia de que los guías de Israel, en vez de cuidar y apacentar el rebaño, lo que hacían era descarriarlo, se apiadó de aquellas multitudes cansadas y abatidas, como ovejas sin pastor. Que las multitudes desean y agradecen una buena guía quedó comprobado en las visitas pastorales de San Juan Pablo II a tantos países del mundo. ¡Cuántas multitudes reunidas a su alrededor! ¡Cómo escuchaban su palabra, sobre todo los jóvenes! Y eso que el Papa no rebajaba el Evangelio, sino que lo predicaba con todas sus exigencias.

Todos nosotros, «si fuéramos consecuentes con nuestra fe, —dice san Josemaría Escrivá— al mirar a nuestro alrededor y contemplar el espectáculo de la historia y del mundo, no podríamos menos de sentir que se elevan en nuestro corazón los mismos sentimientos que animaron al de Jesucristo», lo cual nos conduciría a una generosa tarea apostólica. Pero es evidente la desproporción que existe entre las multitudes que esperan la predicación de la Buena Nueva del Reino y la escasez de obreros. La solución nos la da Jesús al final del Evangelio: rogad al Dueño de la mies que envíe obreros a sus campos (cf. Mt 9,38).

Rev. D. Joan SOLÀ i Triadú

Liturgia – Martes XIV de Tiempo Ordinario

MARTES DE LA XIV SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO, feria

Misa de la feria (verde)

Misal: Cualquier formulario permitido. Prefacio común.

Leccionario: Vol. III-impar.

  • Gén 32, 23-33. Te llamarás Israel, porque has luchado con Dios, y has vencido.
  • Sal 16. Yo con mi apelación vengo a tu presencia, Señor.
  • Mt 9, 32-38. La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos.

Antífona de entrada          Sal 46, 2
Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo.

Monición de entrada y acto penitencial
Hermanos, frente a la situación de pandemia que estamos sufriendo, acudamos al Señor, que soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores, suplicándole que ponga fin a este estado de sufrimiento en que se halla inmerso el mundo. Ofrezcamos hoy la Eucaristía por esta intención. (Breve silencio)

Y para celebrar dignamente estos misterios, comencemos la celebración pidiendo humildemente perdón a Dios por nuestros pecados.

• Tú, que has sido enviado a sanar los corazones afligidos. Señor, ten piedad.
• Tú, que te acercabas a los enfermos y los curabas. Cristo, ten piedad.
• Tú, que estás sentado a la derecha del Padre para interceder por nosotros. Señor, ten piedad

Oración colecta
DIOS todopoderoso y eterno,
refugio en toda clase de peligro,
a quien nos dirigimos en nuestra angustia;
te pedimos con fe que mires compasivamente nuestra aflicción;
líbranos de la epidemia que estamos padeciendo,
concede descanso eterno a los que han muerto,
consuela a los que lloran, sana a los enfermos,
da paz a los moribundos,
fuerza a los trabajadores sanitarios,
sabiduría a nuestros gobernantes
y valentía para llegar a todos con amor
glorificando juntos tu santo nombre.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles
Presentemos nuestras oraciones a Dios Padre de misericordia, que en Jesucristo nos ha mostrado su amor y preocupación por nosotros.

1.- Para que conceda a la Iglesia el don del Espíritu Santo. Roguemos al Señor.

2.- Para que los jóvenes se encuentren con Jesucristo y Él dé sentido a sus vidas. Roguemos al Señor.

3.- Para que dé a los gobernantes el sentido de la justicia, de la libertad y de la paz. Roguemos al Señor.

4.- Para que dé a los desterrados el gozo del retorno. Roguemos al Señor.

5.- Para que a nosotros nos haga crecer en la fe, nos purifique el corazón y nos abra las puertas del cielo. Roguemos al Señor.

Oh Dios, pastor bueno, que en tu Hijo Jesús te nos has revelado como un Dios afectuoso, tierno y compasivo, escucha las peticiones que te hemos elevado y no dejes de cuidar nunca de nosotros. Por Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
ACEPTA, Señor,
los dones que te ofrecemos en este tiempo de peligro;
y haz que, por tu poder,
se conviertan para nosotros
en fuente de sanación y de paz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión          Sal 102, 1
Bendice, alma mía, al Señor y todo mi ser a su santo nombre.

Oración después de la comunión
OH, Dios,
de quien hemos recibido la medicina de la vida eterna,
concédenos que, por medio de este sacramento,
podamos gloriarnos plenamente
de los auxilios del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.