Lectio Divina – Santa Marta

1.- Introducción.

Hoy, al entrar en la oración, me salen al encuentro dos mujeres, las dos muy queridas por Jesús, y que simbolizan dos actitudes esenciales en la vida cristiana. Yo quiero seguirte. Señor, con la actitud de servicio de Marta y con la actitud contemplativa de María. Que las dos hermanas me ayuden a vivir con plenitud este día y mantenga estas dos actitudes durante toda la vida.

2.- Lectura reposada del evangelio: Lucas 10, 38-42

Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada».

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión.

Dentro del camino hacia Jerusalén, (Lc. 9,51-19,28) San Lucas quiere resaltar aquellos temas que le parecen más esenciales en el seguimiento a Jesús. Y, en este contexto, se encuentra el relato de Marta y María. Lo que quiere resaltar Lucas es la “importancia de la Palabra”. Por eso aparece Jesús dialogando con María que escucha su palabra. Lo novedoso es que, estando en casa Lázaro, Jesús aparezca enseñando a su hermana María. Sabemos que estaba totalmente prohibido enseñar la Biblia a una mujer. Lo que Jesús está diciendo es que “también la mujer tiene derecho a la enseñanza de la Biblia” y al mundo del espíritu, como cualquier hombre. Y así se explica la queja de Marta:” ¿No te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Lo lógico para ella hubiera sido que, mientras Jesús dialoga con Lázaro, las dos hermanas preparen la comida. El reproche cariñoso de Jesús a Marta es éste: Marta, lo haces muy bien en la cocina, pero me da pena que tu vida esté tan recortada que reduzcas el papel de la mujer a las labores de la casa. También tú, como tu hermana, como todas las mujeres del mundo, tenéis derecho al mundo del espíritu, de los estudios, de la vida social. Es decir, la mujer no puede quedar reducida a “la cocina y a la crianza de los hijos”. Me da la impresión de que, si Marta preparó la comida, fue María la que quitó la mesa y lavó los platos. Mientras tanto, Marta seguiría en la mesa conversando con Jesús.

         Palabra del Papa

“¿Qué quiere decir Jesús? ¿Cuál es esa cosa sola que necesitamos? Ante todo, es importante comprender que no se trata de la contraposición entre dos actitudes: la escucha de la Palabra del Señor, la contemplación, y el servicio concreto al prójimo. No son dos actitudes contrapuestas, sino, al contrario, son dos aspectos, ambos esenciales para nuestra vida cristiana; aspectos que nunca se han de separar, sino vivir en profunda unidad y armonía. Pero entonces, ¿por qué Marta recibe la reprensión, si bien hecha con dulzura? Porque consideró esencial sólo lo que estaba haciendo, es decir, estaba demasiado absorbida y preocupada por las cosas que había que “hacer”. En un cristiano, las obras de servicio y de caridad nunca están separadas de la fuente principal de cada acción nuestra: es decir, la escucha de la Palabra del Señor, el estar —como María— a los pies de Jesús, con la actitud del discípulo. Y por esto es que se reprende a Marta”. (S.S. Francisco, 21 de julio 2013)

4.- Qué me dice hoy a mí este texto ya meditado. (Guardo silencio)

5.- Propósito. Hoy tendré algún detalle con una mujer de mi familia o de mi comunidad.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Hoy te doy gracias, Señor, por tu opción clara por el auténtico feminismo. La Iglesia debe seguir tu ejemplo y elevarlas al nivel cultural, social, religioso e institucional que tú, Jesús quisiste darles. Es el modo más eficaz de honrar a María que dio a luz un Hijo “nacido de mujer”.

Anuncio publicitario

Comentario – Jueves XVII de Tiempo Ordinario

(Mt 13, 47-53)

El Reino de los cielos es como una red que se arroja al mar para la pesca. La red no selecciona, y el que pesca con red no tiene pretensiones; sabe que a la red puede caer cualquier cosa, pero asume esa realidad.

Sin embargo, luego hace la selección, y sólo se queda con lo que vale la pena.

Así sucede con el Reino de Dios. El no quiere excluir a nadie, a todos dirige su invitación, pero el hecho de haber caído en la red no significa que de hecho tengamos asegurada la vida eterna.

Se tendrá paciencia hasta el fin, pero a la presencia de Dios no llega nada impuro, nada que opaque la belleza y el amor que reinan en la gloria celestial.

Del mismo modo, el hecho de pertenecer a la Iglesia no asegura nada, el hecho de contarse entre los discípulos de Cristo no asegura nada. Sólo el que ama ha comenzado a vivir lo que es eterno (1 Cor 13).

Por eso, la mejor actitud es la de implorar la misericordia del Señor, pedir el don de la perseverancia, y decir con San Pablo: «Yo no pretendo haberlo alcanzado. Sólo digo que me olvido del camino recorrido y me lanzo hacia delante, y corro en dirección a la meta, para alcanzar el premio del llamado celestial…» (Flp 3, 13-14).

El versículo 52 es típico del evangelio de Mateo, que invita a valorar la riqueza de las tradiciones judías, que no son anuladas por Jesús en lo que tienen de válido. Del mismo modo, nos invita a no admirarnos solamente con lo que es novedoso, sino a valorar también las riquezas del pasado. La Iglesia tiene un caudal de dos mil años, además de la riqueza recibida del Antiguo Testamento. Ese tesoro no puede ser despreciado.

Oración:

«Señor, que has tirado la red y me has atrapado, que me has invitado a la aventura de tu Reino, dame la gracia de agradarte con mi forma de vivir y de perseverar hasta el fin en tu camino».

 

VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
El Evangelio de cada día

Olor a pan recién hecho

1.- Todo madrileño que se precie de serlo sabe lo bien que huele la casi esquina de la calle Mayor con Sol, donde está la Mallorquina, su horno de bollos y pasteles debería estar subvencionado por el Ayuntamiento, por lo que mejora la sucia imagen de la capital de España. Y sin embargo nada hay como el olor a pan recién hecho, cocido en horno de piedra y con leña.

El pan aparece en la Escritura ya en los comienzos, cuando Dios creador le dice al hombre: “comerás el pan con el sudor de tu frente” donde el castigo no es el trabajo, sino el sudor, el cansancio, porque recordareis que el Señor había puesto al hombree en el jardín para que lo cuidase y cultivase.

La dignidad del pan no le viene de ser pan, sino del hombre que dignamente trabaja para conseguir el pan a los suyos.

Con respeto y cariño guardo en mi corazón la imagen de mi padre, recorriendo Madrid andando de tienda de comestibles en tienda de comestibles ofreciendo artículos de sus representados los Mina, los Marraco, Marqués de Misa, trabajando con alegría e ilusión porque sabía que en su trabajo iba nuestra vida pobre y sencilla pero arropada por él y por los milagros económicos de nuestra madre. Bendito y sabroso pan el que comíamos.

2.- ¿Estaba Jesús refrendando el subsidio del paro cuando se pone a repartir pan gratis a miles de hombres en paro? No lo creo, porque el subsidio del paro es un mal menor de un mal mayor que es una sociedad no fundada en que cada hombre tenga un trabajo digno del que vivan dignamente él y su familia, sino fundada en la teoría del fuelle, que cuando las empresas no necesitan trabajadores los expelen y cuando los necesitan los absorben donde el hombre no es fin sino puro medio.

Jesús os habéis fijado que no empieza a repartir el pan hasta que todos están sentados, no se empieza a servir la comida a los invitados hasta que todos están sentados a la mesa. Jesús invitó a su mesa a esos miles de hermanos suyos que no tenían que comer.

Cuando el demonio tienta a Jesús en el desierto, el Señor se niega a conseguir pan con un milagrito, porque la dignidad del pan no le viene de la facilidad de conseguirlo, sino del esfuerzo digno del hombre para cocerlo.

El pan, como la dignidad del hombre es algo sagrado, por eso el repartir el pan en la familia tenía algo de culto y liturgia.

Tío Pedro, hombretón vasco y recio, sentado en lugar preferente en la cocina, nos repartía a cada uno una gran rebanada de pan, que muy cristianamente compartían con nosotros los exiliados de Madrid, que por cierto de estos exiliados nunca se habla. Aquello era toda una liturgia.

Pan abundante, y sobre todo pan digno, dignificado por el hombre sacerdote de la creación.

3.- Con un pan así compra el Señor su palabra y el fin en ese mismo pan se nos quedará El como alimento y vida.

¿Por qué no se quedó el Señor o no comparó su palabra con algún alimento más noble? El cordero tan común en sus tiempos podría haber servido. Sólo que el cordero no es comida de cada día y el pan sí.

Con esto no nos está diciendo el Señor algo a los que nos hemos empeñado en no comer más que de domingo en domingo, que no le extraña nada que llegado el jueves estamos tan flacos y débiles que caigamos en toda colase de pecados. ¿Cómo vamos a estar sanos y fuertes espiritualmente comiendo una vez a la semana?

Estoy a tu puerta y llamo, si alguno me oye y abre, entraré y cenaré con el, no olvidemos esta diaria invitación del Señor a participar en su cena.

José María Maruri, S. J.

¿Se puede creer desde el bienestar?

Señor,
¡cuántas veces,
consciente o inconscientemente,
idealizamos y anhelamos
el bienestar, el bien vivir!
Lo importante,
en nuestra escala de valores,
en nuestro proyecto de vida,
en nuestro programa,
en nuestro compromiso,
en nuestro horizonte…
es vivir cada vez mejor:
tener salud, dinero y amor,
trabajo y vivienda,
descanso y vacaciones,
protección y seguridad,
derechos adquiridos,
y una economía saneada
libre de preocupaciones…
pues solo así logramos
el reconocimiento de los demás,
la autoafirmación personal
y, en definitiva, la felicidad.

Pero el bienestar
nos lleva, temprano o tarde,
a un modo de vivir superficial,
insensible, y ciego
para las dimensiones más profundas
del ser humano;
y, entonces, nuestra fe se desvirtúa.
Desde él solo queda sitio
para un dios milagrero
y una religión centrada
en lo individual y privado,
donde la fe y la espiritualidad
se convierten, con frecuencia,
en mero alivio de frustraciones
y de problemas personales.
Y pronto, Señor,
te convertimos en un elemento más
de seguridad personal
al servicio
de nuestro ideal de bienestar.

Señor,
hoy necesitamos
escuchar nuevamente
tus palabras
junto al lago de Tiberíades,
creérnoslas
y hacerlas alimento saludable
para no desfallecer en el camino
y tener la vida que nos prometiste.

Vosotros me buscáis
porque comisteis hasta saciaros.
Trabajad, no por el alimento que perece,
ni por los manás de moda,
sino por el pan que perdura
y da vida verdadera.

Florentino Ulibarri

Notas para fijarnos en el evangelio

• La escena de hoy empieza con la “gente” (24) preguntando (25) a Jesús. Habían creído que lo dominaban, que sabían su identidad -éste sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo (Jn 6,14)-, pero Él se les escapa (desde el versículo 15 que no lo controlan).

• Y, además, Jesús es quien lleva la iniciativa: ha venido, y de modo sorprendente (Jn 6,19- 20); y a la pregunta de la gente responde con una interpelación, cuestionando los motivos por los que lo buscan (26).

• La interpelación va acompañada de una propuesta (27): hay que «trabajar» por el «alimento que perdura» -aquí a los judíos les resuenan unas palabras del profeta (Is 55,2ss)- y que da «la vida eterna».

– Hay que tener en cuenta que la «vida eterna» de la que habla Jesús no equivale a la inmortalidad que ofrecían los dioses paganos con sus néctares (esta vida no tendría término final). Jesús ofrece una vida nueva.

– Con estas palabras, Jesús conecta con los judíos: el alimento puede significar la Palabra de Dios, la cual da vida a quienes la practican -el maná del desierto (31), de hecho, tenía este significado: El Señor te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres, para enseñarte que no sólo de pan vive el hombre, sino de todo cuanto sale de la boca de Dios (Dt 8,3)-

• Detrás de todo el capítulo -como también en el trasfondo bíblico- está la cuestión de la gratuidad: hay que trabajar por el alimento recibido como don ya que la necesidad del alimento es experiencia de dependencia. La misma Creación tiene que ser recibida no sólo como tarea – dominadla (Gn 1,28)-, sino como don -todo os lo doy (Gn 9,3)-.

– El salmo 104 (103), con el que podemos orar (buscándolo entero en la Biblia), lo expresa muy bien: haces brotar hierba para los ganados y forraje para las bestias de labor, así saca el pan de los campos, y vino que le alegra el ánimo… Todos ellos aguardan a que les eches comida a su tiempo; se la echas, y la atrapan; abres tu mano, y se sacian de bienes (Sal 104[103], 14-15.27-28). También lo expresa el profeta (Is 25,6).

• Lejos de esa gratuidad, los que hablan con Jesús están preocupados por lo que tienen que «hacer» (28) ellos para ganarse a Dios, para ganarse la vida. De hecho no admiten otra cosa que cumplir escrupulosamente con la letra de la Ley. Jesús, en cambio, opone a las “obras» (28) que ellos están dispuestos a cumplir, la «obra» (29), la única «obra de Dios»: la fe, es decir, que «creáis en el que Él ha enviado». Creer es obra de Dios y el Enviado es enviado por Dios.

• Ellos siguen huyendo de la propuesta. Quieren «signos» (30). Y argumentan con la Escritura (31). Jesús no quiere demostrar nada, e insiste en hablar del don de Dios, el «Padre» (32-33). Es más, actualiza el don: «es mi Padre el que os da…» (32). Es para vosotros el don.

• Jesús añade una cierta definición de este don (33), aprovechando la misma cita bíblica (31) que ellos han mencionado: «el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo». En eso se sienten reconocidos. Pero «el pan que baja del cielo» ya no alimenta sólo a Israel sino «al mundo». Pero hay otra novedad que no han cap- tado cuando piden: «danos siempre de este pan» (34), pensando todavía en el pan como metáfora de la Ley. La novedad es que el don es el mismo Jesús (35). ¿Lo querrán, cuando lo descubran?

Comentario al evangelio – Santa Marta

Hoy celebramos la fiesta de Santa Marta. En el evangelio vemos que Marta sale al encuentro de Jesús cuando aún él está en camino. Es una bella escena para contemplar. A diferencia de su hermana María que se queda en casa, Marta salió a buscar. Justo cuando estaba atravesando un momento difícil como la muerte de su hermano Lázaro. Es una experiencia límite, pero no la paraliza. ¡Qué iluminadora es está actitud de Marta también para nosotros hoy! Nos muestra que aún en los acontecimientos más duros de la vida, no podemos quedarnos estancados.

Ese deseo de encuentro con Jesús lleva a Marta a experimentar consuelo en su dolor. ¿En las situaciones límites de mi vida experimento ese deseo de encuentro con Dios? ¿Soy capaz de salir de mí mismo? Marta nos enseña que podemos abrirnos a la presencia sanadora de Jesús que es capaz de llenar de mi vida de gratuidad. ¿En los problemas de mi vida soy capaz de permanecer en Jesús? La amistad con Jesús, como lo vemos en los hermanos de Betania, nos ayuda a salir adelante en las dificultades.

Jesús nos cuestiona con cariño, como a Marta, y nos dice: «Yo soy la resurrección y la vida… el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre». El discípulo del Señor está llamado hacer propia la pregunta de Jesús a Marta: «¿Crees esto?». ¿Qué implica para mí que él sea la resurrección y la vida? ¿Cómo incide en mi vida de cada día mi fe en él? El evangelio hace de nuestro encontró con Jesús y de la amistad con él una expresión de fe y de esperanza de una vida nueva. 

Jesús sin ahorrar las lágrimas a Marta le asegura que su hermano vivirá.  Jesús nos asegura que el que cree en él ya ha pasado de la muerte a la vida. El camino propio del discipulado es pasar de la oscuridad de lo que da muerte a la luz de lo que nos da vida. Como a Marta nos toca pasar del «por qué no estabas aquí» a la fe confiada en Jesús: «Yo creo Señor, que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo».

Danos Señor la gracia de crecer en la devoción profunda a tu persona. Llena nuestra vida con una ilusión renovada, que seamos capaz de agradecer siempre tu presencia.

Edgardo Guzmán, cmf

Meditación – Santa Marta

Hoy celebramos la memoria de Santa Marta.

La lectura de hoy es del evangelio de Lucas (Lc 10, 38-42):

En aquel tiempo, Jesús entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada».

Hoy, en la celebración de santa Marta, el Evangelio nos propone el episodio de la visita de Jesucristo a Betania, a la casa de Marta y María, hermanas de Lázaro. Marta andaba atareada en muchos quehaceres, mientras que María se hallaba sentada tranquilamente a los pies del Maestro para escucharlo. A Marta, que se quejaba porque su hermana no le ayudaba, Jesús le responde: «María ha elegido la mejor parte».

Este episodio nos recuerda la primacía de la vida espiritual, la necesidad de alimentarnos con la Palabra de Dios para dar sabor a las ocupaciones diarias. Es una invitación oportuna para el verano: el descanso puede ayudar a recuperar el equilibrio entre activismo y contemplación, entre la prisa y los ritmos más naturales, entre los numerosos ruidos y el silencio que fomenta la paz.

—Jesús, cuando Lázaro yacía en el sepulcro, santa Marta corrió a recibirte a las afueras de Betania para pedirte lo «imposible»: ¡y lo hiciste realidad!

REDACCIÓN evangeli.net

Liturgia – Santa Marta

SANTA MARTA, memoria obligatoria

Misa de la memoria (blanco)

Misal: Antífonas y oraciones propias. Prefacio común o de la memoria.

Leccionario: Vol. III-impar

  • Éx 40, 16-21. 34-38. La nube cubrió la Tienda del Encuentro y la gloria del Señor la llenó.
  • Sal 83. ¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo!
  • Lc 10, 38-42. Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas.

Antífona de entrada          Cf. Lc 10, 38
Entró Jesús en una aldea y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.

Monición de entrada y acto penitencial
En la Eucaristía de hoy hacemos memoria de santa Marta, la hermana de María y de Lázaro, en cuya casa de Betania se hospedó Jesús; y que puede considerarse un modelo para tantas mujeres que unen su fe en Cristo con una entrega sacrificada al servicio de los demás.

Ahora, al comenzar la celebración, en unos momentos de silencio, abrámonos, hermanos, al amor de Dios que se nos comunica a todos, y con el deseo de hospedar a Cristo en nuestro corazón, pidámosle perdón por nuestros pecados.

Yo confieso…

Oración colecta
DIOS todopoderoso y eterno,
tu Hijo se dignó hospedarse en la casa de santa Marta,
concédenos, por su intercesión,
que, sirviendo fielmente a Cristo en nuestros hermanos,
merezcamos ser recibidos por ti en la morada celestial.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles
Unidos a toda la Iglesia, dirijamos nuestras oraciones a Dios Padre, que llama a todos los hombres del mundo a la salvación.

1.- Por la Iglesia, por todos los que compartimos la alegría de ser cristianos. Roguemos al Señor.

2.- Por las vocaciones sacerdotales, a la vida religiosa y al laicado cristiano. Roguemos al Señor.

3.- Por la buena convivencia en nuestro país, y por el bienestar de todos los que aquí vivimos. Roguemos al Señor.

4.- Por los que viven en la marginación y no tienen esperanza ante el futuro. Roguemos al Señor.

5.- Por nosotros, y por los que esperan que recemos por ellos. Roguemos al Señor.

Atiende con amor, Padre, las oraciones que te hemos elevado, y haz que todos acepten el mensaje de salvación que tu Hijo nos anuncia con la llegada del Reino de los cielos. Por Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
SEÑOR, al proclamarte admirable en santa Marta,
te suplicamos humildemente a tu majestad
que, así como te agradó el obsequio de su amor,
aceptes de igual modo nuestro servicio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión          Cf. Jn 11, 27
Dijo Marta a Jesús: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo, el que tenía que venir al mundo».

Oración después de la comunión
SEÑOR, que la santa comunión
del Cuerpo y de la Sangre de tu Unigénito
nos aparte de todas las cosas perecederas,
para que, a ejemplo de Santa Marta,
podamos servirte en la tierra con amor sincero
y gozar eternamente de tu contemplación en el cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Vísperas – Santa Marta

VÍSPERAS

SANTA MARTA, memoria obligatoria

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Finísimo fue el lino con que ella
fue tejiendo, a lo largo de su vida,
esa historia de amor que la hace bella
a los ojos de Dios y bendecida.

Supo trenzar con tino los amores
del cielo y de la tierra, y santamente
hizo altar del telar de sus labores,
oración desgranada lentamente.

Flor virgen, florecida en amor santo,
llenó el hogar de paz y joven vida,
su dulce fortaleza fue su encanto,
la fuerza de su amor la fe vivida.

Una escuela de fe fue su regazo.
Todos fueron dichosos a su vera,
su muerte en el Señor fue un tierno abrazo,
su vida será eterna primavera. Amén.

SALMO 121: LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN

Ant. Tu sierva, Señor, se regocijó con tu salvación.

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundad
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Tu sierva, Señor, se regocijó con tu salvación.

SALMO 126: EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS

Ant. Como está sólido el fundamento sobre la roca, así estuvo la voluntad de Dios en el corazón de la mujer santa.

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Como está sólido el fundamento sobre la roca, así estuvo la voluntad de Dios en el corazón de la mujer santa.

CÁNTICO de EFESIOS: EL DIOS SALVADOR

Ant. El Señor le ha dado su fuerza; por ello será bendita eternamente.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante Él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. El Señor le ha dado su fuerza; por ello será bendita eternamente.

LECTURA: Rm 8, 28-30

Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien; a los que ha llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.

RESPONSORIO BREVE

R/ Dios la eligió y la predestinó.
V/ Dios la eligió y la predestinó.

R/ La hizo morar en su templo santo.
V/ Y la predestinó.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Dios la eligió y la predestinó.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Jesús amaba a María, a su hermana y a su hermano Lázaro.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Jesús amaba a María, a su hermana y a su hermano Lázaro.

PRECES

Supliquemos a Dios en bien de su Iglesia, por intercesión de las santas mujeres, y digámosle:

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.

Por intercesión de las mártires, que con la fuerza del espíritu superaron la muerte del cuerpo,
— concede, Señor, a tu Iglesia ser fuerte en la tentación.

Por intercesión de las esposas, que por medio del santo matrimonio crecieron en la gracia,
— concede, Señor, a tu Iglesia la fecundidad apostólica.

Por intercesión de las viudas, que por la hospitalidad y la oración superaron su soledad y se santificaron,
— concede, Señor, a tu Iglesia que muestre al mundo el misterio de tu caridad.

Por intercesión de las madres, que engendraron sus hijos no solo para la vida del mundo, sino también para el reino de los cielos,
— concede, Señor, a tu Iglesia que transmita la vida del espíritu y la salvación a todo el género humano.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Por intercesión de todas las santas mujeres, que han sido ya admitidas a contemplar la belleza de tu rostro,
— concede, Señor, a los difuntos de la Iglesia gozar también eternamente de tu presencia.

Movidos por el Espíritu Santo, dirijamos al Padre la oración que nos enseñó el Señor:
Padre nuestro…

ORACION

Dios todopoderoso, tu Hijo aceptó la hospitalidad de Santa Marta y se albergó en su casa; concédenos, por intercesión de esta santa mujer, servir fielmente a Cristo en nuestros hermanos y ser recibidos, como premio, en tu casa del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

Laudes – Santa Marta

LAUDES

SANTA MARTA, memoria obligatoria

En su casa de Betania, supo estar siempre al servicio de Jesús.

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Señor, ábreme los labios.
R/. Y mi boca proclamará tu alabanza

INVITATORIO

Se reza el invitatorio cuando laudes es la primera oración del día.

Ant. Aclamemos al Señor en esta celebración de santa Marta.

SALMO 94: INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendición al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
«Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso».»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

La mujer fuerte
puso en Dios su esperanza:
Dios la sostiene.

Hizo del templo su casa;
mantuvo ardiendo su lámpara.

En la mesa de los hijos
hizo a los pobres un sitio.

Guardó memoria a sus muertos;
gastó en los vivos su tiempo.

Sirvió, consoló, dio fuerzas;
guardó para sí sus penas.

Vistió el dolor de plegaria;
la soledad, de esperanza.

Y Dios la cubrió de gloria
como de un velo de bodas.

La mujer fuerte
puso en Dios su esperanza:
Dios la sostiene. Amén.

SALMO 62: EL ALMA SEDIENTA DE DIOS

Ant. Mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.

CÁNTICO de DANIEL: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR

Ant. El Señor te ha dado su fuerza; por ello serás bendita para siempre.

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
Ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
Astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
Vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor;
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

Ant. El Señor te ha dado su fuerza; por ello serás bendita para siempre.

SALMO 149: ALEGRÍA DE LOS SANTOS

Ant. Tu misericordia, Señor, es mi gozo y mi alegría.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles,
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Tu misericordia, Señor, es mi gozo y mi alegría.

LECTURA: Rm 12, 1-2

Os exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.

RESPONSORIO BREVE

R/ Dios la socorre al despuntar la aurora.
V/ Dios la socorre al despuntar la aurora.

R/ Teniendo a Dios en medio, no vacila.
V/ Al despuntar la aurora.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Dios la socorre al despuntar la aurora.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Dijo Marta a Jesús: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».

Benedictus. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR. Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por la boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dijo Marta a Jesús: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».

PRECES

Unidos, hermanos, a las mujeres santas, aclamemos a nuestro Salvador, y supliquémosle, diciendo:

Ven, Señor Jesús.

Señor Jesús, que perdonaste a la mujer pecadora sus muchos pecados, porque tenía mucho amor,
— perdónanos también a nosotros, pues hemos pecado mucho.

Señor Jesús, a quien servían en el camino las piadosas mujeres,
— concédenos que sigamos tus pasos.

Señor Jesús, Maestro bueno, a quien María escuchaba y Marta servía,
— concédenos servirte siempre con fe y amor.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Señor Jesús, que llamaste hermano, hermana y madre a todos los que cumplen tu voluntad,
— haz que todos nosotros la cumplamos siempre de palabra y obra.

Contentos por sabernos hijos de Dios, digamos a nuestro Padre:
Padre nuestro…

ORACION

Dios todopoderoso, tu Hijo aceptó la hospitalidad de Santa Marta y se albergó en su casa; concédenos, por intercesión de esta santa mujer, servir fielmente a Cristo en nuestros hermanos y ser recibidos, como premio, en tu casa del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.