Lectio Divina – Martes XXII de Tiempo Ordinario

1.- Oración Introductoria.

Señor, hoy en este evangelio, me sorprende que seas tan admirado. Tienes algo íntimo, profundo, inefable, misterioso para aquellas personas de tu pueblo. Y me pregunto, ¿por qué hoy, en nuestra cristiana Europa, ya no eres admirado, ni tenido en cuenta, y, en algunos casos, eres rechazado? Tú, Señor, eres el mismo. Pero nosotros, tus seguidores, somos distintos. No te seguimos con interés, con entusiasmo, con alegría, con convencimiento. Ayúdanos a cambiar.


2.- Lectura reposada del evangelio. Lucas 4, 31-37

En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces: ¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios. Jesús entonces le conminó diciendo: Cállate, y sal de él. Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño. Quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros: ¡Qué palabra es ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen. Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión.

No cabe duda que la clave de lectura de este evangelio está en la palabra “asombro”. Aparece al principio cuando se trata “de la doctrina” y al final “después de una curación”. Se admiraban de la doctrina de Jesús porque hablaba con “autoridad”. Había en Jesús una coherencia entre lo que decía y lo que hacía. La autoridad  no le venía de lo que “sabía” sino de lo que “vivía”.  Su vida irreprochable confirmaba sus palabras. Por otra parte, no se limitaba a predicar, sino a “sanar”. Ciertamente Jesús era un “sanador”. El demonio de entonces bien lo podríamos traducir hoy día como el “deshumanizador de la persona”. Intenta favorecer todo aquello que hace que “el hombre sea menos hombre” y “la mujer menos mujer”. Podemos poner una lista: violencia, guerra, alienación, droga, sida etc. Jesús lucha contra el mal, le conmina, le hace callar, y lo quita del medio.

Y esa hermosa tarea de sanar, cuidar, proteger la vida humana con palabras de esperanza, es la que debemos realizar los cristianos de nuestro tiempo. Sólo así se puede “extender su fama por todos los lugares”, como le ocurrió a Jesús.

Palabra del Papa

“A su enseñanza, que despierta la admiración de la gente, sigue la liberación de «un hombre poseído por un espíritu inmundo» que reconoce en Jesús «al santo de Dios», es decir, al Mesías. En poco tiempo, su fama se extendió por toda la región que Él recorre anunciando el Reino de Dios y curando a los enfermos de todo tipo: palabra y acción. San Juan Crisóstomo nos hace ver cómo el Señor «alterna el discurso en beneficio de los oyentes, en un proceso que va de los prodigios a las palabras y pasando de nuevo de la enseñanza de su doctrina a los milagros». La palabra que Jesús dirige a los hombres abre inmediatamente el acceso a la voluntad del Padre y a la verdad propia. No les sucedía así, sin embargo, a los escribas, que debían esforzarse en interpretar las Sagradas Escrituras con innumerables reflexiones. Además, a la eficacia de la palabra, Jesús unía la de los signos de liberación del mal. Benedicto XVI, 29 de enero de 2012.

4. Qué me dice hoy a mí esta palabra que acabo de meditar. (Silencio).

5.-Propósito. Hoy me dedicaré todo el día a ser  lo que soy, lo que estoy llamado a ser.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración. Señor Dios mío, al acabar hoy mi oración, quiero darte gracias por Jesús, tu Hijo Amado. Sin Él, estaríamos solos y totalmente despistados, es decir, fuera de pista. Él es “el camino” que  conduce a todas las personas a la plena realización. Ojalá la gente caiga en la cuenta de que allá donde hay un cristiano de verdad, ahí hay un hombre cabal. Una mujer cabal.

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Comentario – Martes XXII de Tiempo Ordinario

(Lc 4, 31-37)

Este texto quiere mostrar a Jesús actuando, para hacer ver que su predicación no consiste sólo en transmitir nociones, sino que él está lleno del poder de Dios. Su palabra poderosa tiene la victoria sobre el mal que oprime a los hombres. Por eso se dice que hablaba «con autoridad» (vv 32. 36).

Los espíritus impuros se le someten y lo proclaman «consagrado». Llama la atención ver esta especie de alabanza en labios de los demonios. No hay que olvidar que los espíritus del mal no necesariamente niegan las verdades de fe (Sant 2, 19), pero evidentemente no se trata de la fe salvífica, que se hace activa por el amor (Gál 5, 6). Además, ya decía San Pablo que a veces «Satanás se disfraza de ángel luminoso» (2 Cor 11, 14). Por eso muchas veces las cosas religiosas nos engañan. Alguien puede ser aparentemente muy religioso pero estar luchando a favor del odio, la injusticia y los poderes del mal; su religiosidad puede ser vacía (Sant 1, 26).

Sin embargo, esto no significa un desprecio a la oración de alabanza, ya que todo el evangelio de Lucas destaca la reacción de la gente piadosa, que alababa a Dios viendo lo que Jesús hacía. La alabanza es una reacción espontánea del que se deja amar por Dios y tiene un corazón sencillo, capaz de admirarse por las maravillas de Dios. El que alaba con sinceridad es el que sale de sí mismo por un instante para contemplar embelesado al Dios que lo supera, al Señor que está colmado de hermosura y de bondad. Un modelo de esta maravillosa experiencia es María, que reaccionó ante la iniciativa de Dios diciendo: «¡Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su esclava!» (Lc 1, 46-48).

Pero este relato nos muestra también que los espíritus impuros no tienen poder alguno ante Jesús, no pueden resistirse a su presencia poderosa, a su «autoridad».

Oración:

«Señor, yo reconozco que tienes poder para liberarnos de los males que nos oprimen, y que sobre todo quieres liberamos de los males que atormentan el corazón, a veces trastornado. Por eso te ruego que manifiestes tu poder en mis seres queridos y reines en sus vidas con tu fuerza liberadora».

 

VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
El Evangelio de cada día

Música – Domingo XXIII de Tiempo Ordinario

Entrada: Jesucristo es el mismo. (Apéndice).  El Señor nos llama CLN A5; Que sea tu palabra ClN 733 Viene con alegría, Señor, CLN 728
Introito en latin: Iustus es  Domine
Gloria: CLN 3
Salmo Responsorial y Aleluya. Alaba alma mía. (Propio)
Ofertorio: Acepta Señor el vino y el pan (Cantos varios)
Comunión: Te conocimos, Señor  CLN-25;  Unidos en ti CLN 031; Un mandamiento nuevo(Cantos varios) Canta mi alma tu grandeza. CLN 034.
 Final: Anunciando tu venida  CLN-614.

Recursos – Ofertorio Domingo XXIII de Tiempo Ordinario

PRESENTACIÓN DE UN RELOJ

(Puede hacer la ofrenda cualquier miembro adulto de la comunidad; aunque, a ser posible, la debiera hacer un padre de familia)

ORACIÓN – MOTIVACIÓN: Por mi parte, Señor, te ofrezco este reloj, símbolo del tiempo e instrumento para su medición. Pero hoy te lo traigo como signo del momento en que nos encontramos en nuestra cultura ante el nuevo Curso que ya está llamando a nuestras puertas. Te lo queremos ofrecer, Señor, porque es una nueva oportunidad en nuestro caminar como personas y creyentes. Gracias por tu don y ayúdanos en la tarea.

PRESENTACIÓN DE UN NIÑO O NIÑA

(El niño o niña se adelanta al presbiterio y se sitúa junto al Presidente con las manos juntas, en actitud de oración)

ORACIÓN – MOTIVACIÓN: Señor, yo en vez de traerte una ofrenda o un regalo, me ofrezco yo mismo (yo misma). He venido con las manos juntas, en actitud de oración, porque no he encontrado mejor signo de humildad que éste. Con él yo me quiero ofrecer a Ti, Señor. Haz de mí lo que Tú quieras, pues no puedo estar en mejores manos ni aspirar a mayor dignidad. Soy todo tuyo (toda tuya), Señor.

PRESENTACIÓN DE UN LADRILLO

(Hace la ofrenda una persona adulta de la comunidad)

ORACIÓN – MOTIVACIÓN: Señor, yo te traigo este ladrillo. Es un elemento fundamental en el mundo de la construcción. Y te lo ofrezco, en mi nombre y en nombre de cuantos formamos esta comunidad, como símbolo de que sólo queremos edificarnos desde Ti. En Ti depositamos nuestra fe y nuestra confianza. Y desde Ti queremos comprendernos, comprender cuanto nos rodea, toda la realidad y la historia, y construir ahí tu Reino, como lo hizo tu Hijo amado y Maestro nuestro, Jesucristo.

PRESENTACIÓN DE UN TRANSISTOR

(Lo puede hacer cualquier miembro de la comunidad. Tras entregárselo al Presidente, dice:)

ORACIÓN – MOTIVACIÓN: Señor, yo te traigo este transistor, que me sirve para ponerme en contacto con uno de los medios de comunicación más populares y que utiliza el oído, como el sentido fundamental de la persona. Con él quiero expresar que todos nosotros y todas nosotras somos oyentes de tu Palabra, que queremos vivir a tu escucha en todo momento y con nuestra sensibilidad bien dispuesta, y así construir nuestra vida en la Roca firme y segura que es Jesús, tu Hijo amado.

PRESENTACIÓN DE UNA LLAVE DE LA PUERTA DE UNA CASA

(Uno de los padres de la comunidad es quien debiera hacer esta ofrenda)

ORACIÓN – MOTIVACIÓN: Yo te traigo hoy, Señor, y te ofrezco la llave de la puerta de mi casa. Es la llave de mi propia familia. A mí me corresponde guardarla de tantos peligros como la acechan hoy desde la llamada modernidad. La verdad es que comparto esta tarea, con sumo gusto, con mi esposa. Los dos luchamos por la educación de nuestros hijos e hijas. Sin embargo, al traerte hoy la llave de nuestra puerta, queremos expresar lo fácil que es abrirla. No queremos aislarnos del mundo y de la sociedad, de los muchos problemas que sufren los hombres y las mujeres de hoy. Queremos ser permeables a ellos y a ellas, y disponibles para ofrecer nuestras manos en la solución de esos problemas y en la transformación del mundo y de la sociedad.

Oración de los fieles – Domingo XXIII de Tiempo Ordinario

Padre, hoy hemos visto como tu hijo abrías los oídos a un sordo. Nosotros también nos sentimos sordos y ciegos ante tu presencia. Por eso, te pedimos:

ÁBRENOS EL ENTENDIMIENTO SEÑOR.

1. – Por el Papa, para que atento al mensaje del Padre, transmita con fidelidad el mensaje de Dios para este mundo. OREMOS

2. – Por todos los dirigentes de la tierra, para que estén atentos a las necesidades de sus pueblos y las atiendan con diligencia. OREMOS

3. – Por los niños y jóvenes que empiezan un nuevo curso para que en este tiempo crezcan en sabiduría y amor al Señor. OREMOS

4. – Por los que están enfermos, por los necesitados, los encarcelados, por los que sufren algún mal en el mundo para que encuentren a su lado Alguien que les abra los oídos a la palabra salvadora de Dios. OREMOS

5. – Por los que se han alejado en la fe o están en un tiempo de oscuridad, para que haya hermanos que los lleven a presencia de Jesús, el único que puede curarles. OREMOS

6. – Por los matrimonios cristianos para que renueven constantemente su amor en Aquel que todo lo puede. OREMOS

7. – Pedimos también por nosotros, nuestros familiares y amigos para que Dios nos acompañe siempre y estemos atentos a su voz. OREMOS.

Padre de bondad infinita, acoge estas necesidades que te presentamos por medio de tu Hijo, y haz que el Espíritu Santo nos espabile el oído para que percibamos nítido tu mensaje.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Amen.


Invocamos al Señor nuestro Dios con la confianza de ser escuchados por su gran misericordia. Y respondemos:

TE ROGAMOS, ÓYENOS

1. – Por la Iglesia de Cristo; para que cumpla siempre la voluntad de Dios y ayude a todos los hombres y mujeres a acoger los designios de Dios sobre cada uno de ellos. OREMOS

2. – Por el Papa Francisco, los obispos, los sacerdotes, los diáconos; para que no se cansen de anunciar el evangelio de salvación que unifique a todas las Iglesias. OREMOS

3. – Por los dirigentes mundiales, para que sus decisiones no incrementen, aún más, la pobreza de algunas naciones. OREMOS

4. – Por los que pasan hambre, enfermedad, dolor. Por los emigrantes, los desterrados, los privados de libertad; para que encuentren fortaleza en Dios y personas generosas que les ayuden en su necesidad. OREMOS

5. – Por los estudiantes y por todos aquellos que están cercanos a emprender un nuevo curso, un nuevo camino, en sus vidas, para que el Señor y sus santos ángeles les acompañen. OREMOS

6. – Por nosotros; para que nuestras vidas se vayan trasformando en testimonio de amor de Dios. OREMOS

Guárdanos Padre con tu brazo y tu ternura y concédenos lo que te pedimos con fe.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén

Comentario al evangelio – Martes XXII de Tiempo Ordinario

Asombro ante Jesús

Cambiamos de escenario. Dejamos Nazaret donde Jesús es despreciado por los suyos, y lo encontramos hoy en Cafarnaún, junto al lago. Aquí todo es distinto: solo el asombro llena esta escena. Escuchamos: “Quedaban asombrados”, “Hablaba con autoridad”, “¿Qué tiene su palabra?”, “Comentaban estupefactos”, “Da órdenes a los espíritus inmundos”, “Noticias de él iban llegando a todos los lugares”.  En el centro, la curación de un hombre aquejado por un espíritu inmundo, presente en la sinagoga.

Aquí aparece la respuesta a las preguntas,  ¿no es el hijo del carpintero? ¿De dónde le viene tal autoridad?  Le viene de su coherencia de vida. Une bien todos los puntos que dan unidad a su persona. Predica la doctrina y libera a la gente del mal, anuncia y hace lo que anuncia, siente lo que dice y dice lo que siente, sana el mal físico y aleja el mal del espíritu, cura los males que le presentan y da la salvación al que se siente pecador.  Es decir, en Jesús, todo suena a verdadero  y auténtico -¡como que él es la Verdad!-  su vida resulta convincente, su persona rezuma  credibilidad.

¿Y nosotros? Como a discípulos de Jesucristo, nos toca salir a los caminos a curar, a sanar, a liberar de inmundos espíritus. Eso sí, siempre, “en nombre de Jesús”, como Pedro y Juan con el paralítico del Templo. Con fervor, celebramos los sacramentos; con pasión anunciamos el Evangelio; con audacia, luchamos contra los males de tanta gente que sufre.

 Y, ¿cuáles son los males que encontramos en este mundo que habitamos? ¿De qué personas, como Jesús, sentimos lástima? Y nos topamos con enfermos de larga duración, incurables; personas hundidas en soledad; familias abrumadas, porque sienten que pende sobre ellos la espada del desahucio; parados sin trabajo y sin esperanza; cristianos llenos de temores morales, víctimas de un pésima formación religiosa;grandes extensiones geográficas sobre las que se cierne la epidemia del hambre. Y tantos, tantos excluidos, que no cuentan en la sociedad, maltratados.

Los hombres y mujeres de la Iglesia hemos de esforzarnos –sin voluntarismos, porque contamos con Jesús- esforzarnos para que nuestras palabras, gestos y obras susciten en los demás una “aceptación cordial” del Evangelio, y den gloria al Padre. Esta es la autoridad moral que debe presidir en nosotros, los seguidores de Jesús; no, la autoridad mundana envuelta en poder, dominio o pompa. Importa menos que las flaquezas y fragilidades nos atosiguen; pero es necesario que el mundo nos vea, a los que nos decimos cristianos, como personas auténticas, no hipócritas, que sentimos lo que decimos, que queremos obrar según decimos, que aspiramos a ser santos y, por lo menos,  nos ponemos en camino de Evangelio. En fin, que en nosotros, a pesar de todo, resuene Dios.

Ciudad Redonda

Meditación – Martes XXII de Tiempo Ordinario

Hoy es martes XXII de Tiempo Ordinario.

La lectura de hoy es del evangelio de Lucas (Lc 4, 31-37):

En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces: «¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios». Jesús entonces le conminó diciendo: «Cállate, y sal de él». Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño. Quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros: «¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen». Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.

Hoy nos estremece la idea de la existencia del mal y la constatación de seres (hombres, espíritus) capaces de actuar con desgarradora perversidad. Nuestros tiempos son testigos de ello. Entonces, si Dios es el Bien Infinito, ¿puede Él haber creado el mal? Si no lo ha creado, ¿de dónde procede?

El cristianismo responde que el mal es consecuencia del abuso de la libertad. El mal no es una criatura nueva, algo que exista en sí mismo, sino que es —por naturaleza— «ausencia de bien», una corrosión de la criatura. No es un ser (un «alguien»), sino una negación. El mal es algo parecido a una planta parásita: vive de lo que arrebata a otros y, al final, se mata a sí mismo igual que lo hace una planta parásita cuando se apodera del hospedante y lo mata.

—Jesús, desde la Santa Cruz transformas el mal en bien. Has desposeído al diablo de esa «arma» y con ella conquistamos la eternidad…

REDACCIÓN evangeli.net

Liturgia – Martes XXII de Tiempo Ordinario

MARTES DE LA XXII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria

Misa de la feria (verde)

Misal: Cualquier formulario permitido. Prefacio común.

Leccionario: Vol. III-impar

  • 1Tes 5, 1-6. 9-11. Murió por nosotros para que vivamos con él.
  • Sal 26. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
  • Lc 4, 31-37. Sé quién eres: el Santo de Dios.

Antífona de entrada (Cf. Sal 67, 6-7. 36)
Dios vive en su santa morada. Dios, el que hace habitar juntos en su casa, él mismo dará fuerza y poder a su pueblo.

Monición de entrada y acto penitencial
Nuevamente nos hemos reunido en torno al altar para recibir al verdadero alimento de toda nuestra persona, que es Jesucristo, que se nos da con su Palabra y con su Cuerpo y su Sangre.

Yo confieso…

Oración colecta
OH, Dios,
que por la gracia de la adopción
has querido hacernos hijos de la luz,
concédenos que no nos veamos envueltos
por las tinieblas del error,
sino que nos mantengamos siempre
en el esplendor de la verdad.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles
Dirijamos ahora nuestras súplicas confiadas a Dios nuestro Padre.

1.- Para que la Iglesia sepa anunciar a Cristo. Roguemos al Señor.

2.- Para que nos conceda vocaciones sacerdotales. Roguemos al Señor.

3.- Para que desaparezca el odio en el mundo. Roguemos al Señor.

4.- Para que dé a los desterrados el gozo del retorno. Roguemos al Señor.

5.- Para que Dios aleje de nosotros todo mal. Roguemos al Señor.

Señor, cuyo Hijo Jesucristo enseña con autoridad y sana con poder y amor, atiende nuestras plegarias y haz que, con la ayuda de tu gracia, no nos dejemos seducir jamás por el poder del maligno. Por Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
ACEPTA, Señor,
los dones que te ofrecemos en este tiempo de peligro;
y haz que, por tu poder,
se conviertan para nosotros en fuente de sanación y de paz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión          Sal 102, 2
Bendice, alma mía, al Señor y no olvides sus beneficios.

Oración después de la comunión
LA ofrenda divina que hemos presentado
y recibido nos vivifique, Señor,
para que, unidos a ti en amor continuo,
demos frutos que siempre permanezcan.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Lectio Divina – Lunes XXII de Tiempo Ordinario

1.- Oración Introductoria.

Señor, vengo a la oración con el corazón abierto de par en par, porque “tus caminos no son nuestros caminos”. Tus caminos son anchos, tus miras son grandiosas, tus proyectos de salvación son inabarcables. Los caminos de los hombres son estrechos y    mezquinos. Tú quieres la salvación para todos y no para unos pocos; Tú quieres que el amor y la gracia se apoderen de la ira y la venganza. Gracias, Señor.

2.- Lectura reposada del evangelio: Lucas 4, 16-30

En aquel tiempo fue Jesús a Nazaret, donde se había criado y, según su costumbre,    entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor. Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en Él. Comenzó, pues, a decirles: Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy. Y todos daban testimonio de Él y     estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: ¿No es éste el hijo de José? Él les dijo: Seguramente me vais a decir el refrán: Médico, cúrate a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo también aquí en tu patria. Y añadió: En verdad os digo que ningún profeta es    bien recibido en su patria. Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país; y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio. Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. Pero Él, pasando por medio de ellos, se marchó.

3.- Qué dice el texto.

Meditación-Reflexión.

Me impresionan mucho las últimas palabras de este relato evangélico:” Le llevaron a una altura escarpada del monte… para despeñarle”. ¿Por qué quieren despeñarle? ¿Qué crimen ha cometido? ¿Qué es lo que no le toleran los judíos?

1) Ha hecho una lectura a-patriótica. Ha hablado bien de un extranjero: Naamán el Sirio, que fue curado en territorio de Israel. Y de una viuda de Sarepta, fuera del territorio judío. Y es intolerable que Yavé, el Dios de los judíos, sea también Dios de otros pueblos paganos.

2) Y más insoportable todavía es que no haya citado el texto de Isaías completo. En efecto, Is. 61,1 dice: “Año de gracia, año de venganza, de nuestro Dios”. Y Jesús sólo ha hablado de la gracia y ha omitido la venganza; y naturalmente, esto es imperdonable. Hay que despeñar a Jesús porque ¿dónde vamos con un Dios que sólo habla de gracia, de perdón, de misericordia, de ternura, de comprensión?, ¿Dónde vamos con un Dios que no castiga?, ¿Dónde vamos con un Jesús que, al pretender defenderlo Pedro con la espada, le dice: “Mete la espada en la vaina porque el que a hierro mata a hierro muere”? (Mt. 26,52). Hoy día muchos dicen: ¿Dónde vamos con el Papa Francisco que ni siquiera se atreve a juzgar a los homosexuales? ¿Dónde va la Iglesia con un Papa que se abraza con judíos y musulmanes?

Palabra del Papa

“Después de una primera reacción positiva, alguno movido por la polilla de la envidia comenzó a decir: ¿Dónde estudió éste? ¿No es el hijo de José? Y nosotros conocemos a toda su familia, ¿y en qué universidad estudió? Entonces pretendían que le hiciera un milagro: solamente después habrían creído. Entonces comenzaron a empujarlo para tirarlo por un barranco por celos, por envidia.  Pero no se trató de un evento de hace dos mil años atrás, esto sucede cada día, cada vez que se acoge a alguien hablando bien el primer día y después siempre menos, hasta llegar a la habladuría, casi hasta desollarlo. Quien en una comunidad habla contra un hermano acaba por querer asesinarlo… Para que haya paz en una comunidad, en una familia o en un país, en el mundo, tenemos que empezar a estar con el Señor. Porque donde está el Señor no hay envidia, no hay criminalidad, no hay celos, hay hermandad. Pidamos esto al Señor: nunca asesinar al prójimo con nuestra lengua y estar con el Señor, como estaremos todos nosotros en el     cielo. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 2 de septiembre de 2013, en Santa Marta).

          4. Qué me dice hoy a mí esta palabra que acabo de meditar. (Silencio).

          5.- Propósito: En este día sólo hablaré palabras de bondad, de ternura, de  misericordia.

          6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo      con mi oración.

Señor, hoy te doy infinitas gracias porque acabo de entender un poco más el evangelio. El evangelio es maravilloso. Me habla de un Dios que es “Abbá” Papá y quiere que mis relaciones con Él sean las de un niño con su papá. Quiero quitar de mi corazón todos los miedos, las angustias, las preocupaciones. No para abusar de ese cariño de Dios sino, al contrario, para darle gracias por tanto derroche de amor y verme impulsado a obrar siempre el bien con alegría y generosidad.

Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos

El ministerio profético es una de las realidades más características, y hasta conmovedora, de la experiencia religiosa en el pueblo de Israel. En muchas ocasiones vemos al profeta denunciando con fuerza y valentía admirables el olvido de la Alianza por parte del pueblo, acarreando con ello múltiples desprecios e injusticias a los más desvalidos a quienes el profeta pretender devolver a los ámbitos de la dignidad.

En otras ocasiones, con sentimientos de ternura y compasión, el profeta anuncia consuelo y esperanza ante el abatimiento de sus contemporáneos.

En la liturgia de la Palabra de hoy, la segunda lectura, tomada de la Carta de Santiago (2, 1-5), contiene ciertos ecos de denuncia profética:

“No juntéis la fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso con el favoritismo!”

No siempre es fácil, ni ayer ni hoy, vernos libres de la acepción de personas, de cierta tendencia al favoritismo de los mejor “situados” en diversos contextos sociales. La carta de Santiago denuncia como impropias de la fe cristiana estas prácticas. Puede también acecharnos a nosotros esta misma tentación. Hace ya años, decadas, escuché decir a un buen cristiano, con cierto sentido del humor, la recomendación que desde siempre le había hecho su madre: “¡Tú, hijo, siempre con corbata; que, como te ven, te tratan!”.

Cuando nosotros nos veamos, cuando nosotros nos miremos, no veamos solo corbatas, ni captemos solo olor a dinero, veamos y captemos, más allá de cualquier apariencia, a hijas e hijos de Dios. No en vano, la propia carta de Satiago apunta, y nos alerta: “¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe?”. Que este sea siempre para nosotros el bien más preciado: el tesoro de la fe; muy por encima de cualquier otra consideración.

El texto de la primera lectura, del profeta Isaías (35, 4-7a), es un magnífico y elocuente ejemplo del profetismo de anuncio, consuelo y esperanza:

“Sed fuertes, no temáis… Vuestro Dios viene en persona y os salvará”

Vemos cumplido este anuncio y esta promesa en el Evangelio del Señor Jesucristo. Su paso por el mundo haciendo el bien, su vida entregada por amor hasta la dramática muerte en cruz, su resurgimiento Vivo, Glorioso y Resucitado del poder de la muerte, son señal y realidad del cumplimiento de la promesa.

El texto del Evangelio que hoy se nos ofrece (Mc 7, 31-37), transcurre por estos mismos derroteros de amor y salvación arrancando la admiración de los testigos:

“Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos”

Este bien hacer del Señor Jesucristo viene a nuestro encuentro e interroga nuestra vida de discípulos y seguidores suyos. ¿Estamos siendo una buena noticia para alguien? ¿Lo estamos siendo, particularmente, para los acallados por las circunstancias adversas de la vida, para los que se han quedado sin vista de horizontes de futuro?

Llevamos largos meses de vida sobresaltada, anómala, por la situación pandémica que asola al mundo, y está provocando tanto sufrimiento. Abatidos, nos vemos caminar y deambular cabizbajos, un tanto desorientados, con la amarga pregunta de: “¿Hasta cuándo?”. A veces, incluso podemos tener la impresión de que la esperanza se desvaneció de nuestro corazón. Diversos temores nos circundan.

Y sin embargo la Palabra de Dios ha sido proclamada por nosotros y para nosotros. ¡Hasta el salmista alaba, confía, espera! Sabe que el Señor reina eternamente.

¡Somos testigos y portadores de esta esperanza!

Muchas realidades se han tambaleado a nuestros pies. Pero Él, el que porta Vida y Amor, está siempre ahí. Lo está hoy, en su Día, en medio de su Asamblea, y nos grita a cada uno de nosotros: “Effetá. Ábrete”: a la alegría, a la esperanza, a la dicha de ser justo, al esfuerzo siempre renovado de construir un mundo mejor, al susurro de todas las aspiraciones para hacer el bien, al gozo de ver en cualquier rostro una hermana o un hermano.

“Effetá. Ábrete”: a la luz suave y acariciadora de quien en medio de cualquier realidad de destrucción y muerte, se sabe y se siente llamado a la Vida-por-siempre-duradera.

Fr. César Valero Bajo O.P.