Vísperas – Martes XVIII de Tiempo Ordinario

VÍSPERAS

MARTES XVIII de TIEMPO ORDINARIO

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

La noche no interrumpe
tu historia con el hombre;
la noche es tiempo
de salvación.

De noche descendía tu escala misteriosa
hasta la misma piedra donde Jacob dormía.

La noche es tiempo
de salvación.

De noche celebrabas la Pascua con tu pueblo,
mientras en las tinieblas volaba e exterminio.

La noche es tiempo
de salvación.

Abrahán contaba tribus de estrellas cada noche;
de noche prolongabas la voz de la promesa.

La noche es tiempo
de salvación.

De noche, por tres veces, oyó Samuel su nombre,
de noche eran los sueños tu lengua más profunda.

La noche es tiempo
de salvación.

De noche, en un pesebre, nacía tu Palabra;
de noche lo anunciaron el ángel y la estrella.

La noche es tiempo
de salvación.

La noche fue testigo de Cristo en el sepulcro;
la noche vio la gloria de su resurrección.

La noche es tiempo
de salvación.

De noche esperaremos tu vuelta repentina,
y encontrarás a punto la luz de nuestra lámpara.

La noche es tiempo
de salvación. Amén.

SALMO 48: VANIDAD DE LAS RIQUEZAS

Ant. No podéis servir a Dios y al dinero.

Oíd esto, todas las naciones;
escuchadlo, habitantes del orbe:
plebeyos y nobles, ricos y pobres;

mi boca hablará sabiamente,
y serán muy sensatas mis reflexiones;
prestaré oído al proverbio
y propondré mi problema al son de la cítara.

¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas,
si nadie puede salvarse
ni dar a Dios un rescate?

Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente
sin bajar a la fosa.

Mirad: los sabios mueren,
lo mismo que perecen los ignorantes y necios,
y legan sus riquezas a extraños.

El sepulcro es su morada perpetua
y su casa de edad en edad,
aunque hayan dado nombre a países.

El hombre no perdura en la opulencia,
sino que perece como los animales.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. No podéis servir a Dios y al dinero.

SALMO 48

Ant. «Atesorad tesoros en el cielo», dice el Señor.

Éste es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:
son un rebaño para el abismo,
la muerte es su pastor,
y bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura,
y el abismo es su casa.

Pero a mí, Dios me salva,
me saca de las garras del abismo
y me lleva consigo.

No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.

Aunque en vida se felicitaban:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz.

El hombre rico e inconsciente
es como un animal que perece.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. «Atesorad tesoros en el cielo», dice el Señor.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: HIMNO DE LOS REDIMIDOS

Ant. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.

Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria, y la alabanza.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.

LECTURA: Rm 3, 23-25a

Todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios, y son justificados, gratuitamente por su gracia, mediante la redención de Cristo Jesús, a quien Dios constituyó sacrificio de propiciación mediante la fe en su sangre. Así quería Dios demostrar que no fue injusto.

RESPONSORIO BREVE

R/ Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.
V/ Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.

R/ De alegría perpetua a tu derecha.
V/ En tu presencia, Señor.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Haz con nosotros, Señor, obras grandes, porque eres poderoso, y tu nombre es santo.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Haz con nosotros, Señor, obras grandes, porque eres poderoso, y tu nombre es santo.

PRECES

Alabemos a Cristo, pastor y guardián de nuestras vidas, que vela siempre con amor por su pueblo, y, poniendo en él nuestra esperanza, digámosle suplicantes:

Protege a tu pueblo, Señor.

Pastor eterno, protege a nuestro obispo (…)
— y a todos los pastores de la Iglesia.

Mira con bondad a los que sufren persecución
— y líbralos de todas sus angustias.

Compadécete de los pobres y necesitados
— y da pan a los hambrientos.

Ilumina a los cuerpos legislativos de las naciones,
— para que en todo legislen con sabiduría y equidad.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

No olvides, Señor, a los difuntos redimidos por tu sangre
— y admítelos en el banquete de las bodas eternas.

Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos al Padre común de todos:
Padre nuestro…

ORACION

Dios todopoderoso y eterno, Señor del día y de la noche, humildemente te pedimos que la luz de Cristo, verdadero sol de justicia, ilumine siempre nuestras vidas, para que así merezcamos gozar un día de aquella luz en la que tú habitas eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

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Lectio Divina – Martes XVIII de Tiempo Ordinario

1.-Oración introductoria.

Señor, en este momento de oración quiero que me enseñes a creer, a fiarme plenamente de Ti. Mientras Pedro te miraba a Ti, caminaba sobre las olas; cuando comenzó a dejar de mirarte y a confiar en sus propias fuerzas, se hundía. Yo quiero aprender bien la lección: quiero fiarme plenamente de Ti y desconfiar totalmente de mí mismo. 

2.- Lectura sosegada del evangelio Mateo 14, 22-36

En aquel tiempo, después de que se hubo saciado la muchedumbre, Jesús obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de Él a la otra orilla, mientras Él despedía a la gente. Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba solo allí. La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, zarandeada por las olas, pues el viento era contrario. Y a la cuarta vigilia de la noche vino Él hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: «Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar. Jesús les dijo enseguida: ¡Animo, soy yo, no tengáis miedo! Pedro le contestó: Señor, si eres tú mándame ir hacia ti andando sobre el agua. Él le dijo: Ven. Pedro bajó de la barca y se echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: Señor, sálvame. Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: ¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado? En cuento subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él diciendo: Realmente eres Hijo de Dios. Terminada la travesía, llegaron a tierra de Genesaret. Y los hombres de aquel lugar, apenas lo reconocieron, pregonaron la noticia por aquella comarca y trajeron donde él a todos los enfermos. Le pedían tocar siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron curados.

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión.

Notemos que este episodio sucede inmediatamente después de la multiplicación de los panes y los peces. La gente está entusiasmada con Jesús. Y Jesús se va a la montaña  Él solo orar. Según el evangelio de Juan, quieren hacerlo rey. “Pero Él se retira a la montaña” (Jn 6,15). La gente espera un mesías triunfalista, apoteósico. Y Jesús se esconde porque el Padre tiene otros planes sobre Él. La Iglesia de Jesús se equivoca si sigue un camino distinto del que eligió Jesús. Una Iglesia apoyada en el poder, en el triunfo, en la gloria, en los aplausos del mundo, en la vanidad…no va por buen camino. También me impresiona el verbo que usa el evangelista con los discípulos: Jesús les obligó a entrar en la barca. Jesús adivina el peligro de los discípulos si se quedan con aquellas gentes entusiastas. Les encanta el triunfo del Maestro porque así ellos también un día pueden ser importantes.  Jesús corta por lo sano y se los lleva en la barca. Uno queda impresionado del exquisito cuidado de Jesús para que sus discípulos no se contagien de la vanidad, el orgullo, el triunfalismo. Pero, lamentablemente la Iglesia, en algunos momentos, no ha ido por ese camino. Pero, gracias a Dios, desde el Papa San Juan XXIII está cambiando. Y es el Papa Francisco, el que más duramente ataca el boato, las dignidades, el “carrerismo”… Un Papa que ha elegido por nombre Francisco para llevar a la Iglesia por el camino de pobreza y sencillez de San Francisco de Asís.

Palabra del Papa

Pedro con el arrojo que le caracteriza le pide casi una prueba: “Señor si eres tú, hazme caminar hacia ti sobre las aguas”; y Jesús le dice “¡Ven!”. Pedro baja de la barca y se pone a caminar sobre el agua, pero el viento fuerte azota y comienza a hundirse. Entonces grita: “¡Señor, sálvame!”, y Jesús le tiende la mano y lo levanta.

Esta narración es una hermosa imagen de la fe del apóstol Pedro. En la voz de Jesús que le dice “Ven”, él reconoce el eco del primer encuentro a orillas de aquel mismo lago y en seguida, nuevamente, deja la barca y va hacia el Maestro. ¡Y camina sobre las aguas! La respuesta confiada y pronta al llamado del Señor hace cumplir siempre cosas extraordinarias… Pedro comienza a hundirse cuando quita la mirada de Jesús y se deja influenciar por las circunstancias que lo circundan. Pero el Señor está siempre allí, y cuando Pedro lo invoca, Jesús lo salva del peligro. En la persona de Pedro, con sus entusiasmos y debilidades, se describe nuestra fe: siempre frágil y pobre, inquieta y a pesar de todo victoriosa, la fe del cristiano camina hacia el Señor resucitado, en medio de las tormentas y peligros del mundo… (S.S. Francisco, Ángelus, 10 de agosto de 2014).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto ya meditado. (Silencio)

5-Propósito: Compensar algún  acto de vanidad de mi vida pasada  con otro de servicio humilde y desinteresado que voy a realizar hoy. .

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, de todo corazón te quiero agradecer el haber entendido mejor que la Iglesia a la que yo pertenezco, tiene que seguir tu camino de humildad, desterrando todo apego a las esclavitudes del mundo. Para eso necesito fe, no la fe titubeante de Pedro que, a medida que duda, se hunde; sino una fe firme, capaz de fiarme plenamente de Ti.

Comentario – Martes XVIII de Tiempo Ordinario

(Mt 14, 22-36)

Después de la multiplicación de los panes, donde Jesús hizo descubrir a sus discípulos que ellos tenían que cooperar con su confianza y con su aporte para resolver los dramas de la gente, ahora Jesús quiere fortalecerlos en la confianza, quiere hacerles experimentar que en medio de las tormentas él se hace presente. Los envía solos, aparentemente solos, en medio del mar. Él les aseguraba con su envío que era posible llegar a la otra orilla, pero no les prometía una travesía fácil, serena o sencilla. Lanzarse mar adentro es siempre un desafío, donde puede hacerse presente lo inesperado, hasta encontrarse con Jesús caminando sobre las aguas embravecidas.

Pero Pedro era un caso especial. A él le gustaban los desafíos si allí estaba presente la gloria, el poder, el triunfo. Ese Jesús dominante en medio de la furia de las olas era el líder que había soñado, y él quería compartir esa gloria: «Señor, si eres tú mándame ir a tu encuentro sobre el agua». Pero no bastaba el llamado de Jesús ni el poder que él podía darle; había que aceptar depender de él con una confianza que él todavía no tenía. Y por eso, ante la violencia de las olas, comenzó a hundirse. Allí, más que nunca, sólo le quedaba depender de la mano fuerte de Jesús que lo levantara.

Luego, en la otra orilla, los discípulos vuelven a ver a Jesús entre la gente, haciendo el bien, respondiendo a la angustia del pueblo sufriente. Seguramente, después de haber pasado por la impotencia y el temor, y después de haber sido liberados, habrán podido contemplar con una mirada más profunda la obra liberadora de Jesús, y habrán comprendido mejor la angustia de la gente que acudía a Jesús.

Oración:

«Yo también siento que me hundo muchas veces, que las tormentas de mi vida son más fuertes que yo, que no hay una salida clara en medio de la angustia. Por eso te pido que ahora y siempre extiendas tu mano y me salves».

VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
El Evangelio de cada día

Música – Domingo XIX de Tiempo Ordinario

Entrada: Sálvanos, Señor Jesús. Apéndice. CLN A-14; Gloria a Dios para siempre (Apéndice)  CLN A-15; Reunidos en el nomb re del Señor CLN A9
Introito en latin:  Respice Domine   
Misa: En los meses de Julio y Agosto, en zonas con turistas extranjeros se puede cantar la Misa de Angelis
Salmo y Aleluya: Gustad y ved (Propio)
Ofertorio: Bendito seas Señor CLN H6
Santo:  CLN- 19
Comunión: Yo soy el pan de vida CLN-O 38;  Señor, yo no soy digno Cantos varios; Si me falta el amor CLN 742;  Una espiga CLN 0 17
Final: Cantad para el Señor (Cantos varios)

Recursos – Ofertorio Domingo XIX de Tiempo Ordinario

PRESENTACIÓN DE LA CUSTODIA (O EXPOSITOR) DE LA COMUNIDAD

(La ofrenda la puede hacer una persona adulta de la comunidad. Tras entregársela al presidente, dice:)

ORACIÓN – MOTIVACIÓN: Señor, yo te ofrezco hoy esta Custodia de la comunidad, en la que exponemos, en diversas ocasiones, el Pan de Vida de tu Hijo para su adoración. Con este gesto queremos ofrecerte nuestro deseo, no sólo de adorar el sacramento admirable del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, sino también nuestro compromiso de abrir nuestros ojos de la fe para comprender la profundidad de su entrega por nosotros y nosotras, como el único camino de vivir tu voluntad.

PRESENTACIÓN DE UNA ROCA

(Lo realiza una persona adulta de la Comunidad)

ORACIÓN – MOTIVACIÓN: Yo te traigo, Señor y Dios nuestro, esta roca, como signo de que te reconocemos como nuestro refugio y fortaleza. Es más, no queremos tener otro. Queremos escuchar tu voz, que nos sosiega y nos da paz. Y eso aún en medio de las dificultades que hoy en día nos presenta la vida. Profundiza, Señor, nuestra fe en Jesucristo, tu Hijo amado, para que le podamos sentir como compañero de camino y como nuestra seguridad.

PRESENTACIÓN DE UNA REVISTA DE PROGRAMACIÓN DE TELEVISIÓN

(Esta ofrenda la hace un o una joven)

ORACIÓN – MOTIVACIÓN: Señor, yo te traigo esta revista de programación de televisión. Lo hago tan sólo como ejemplo de los valores que defiende y vive nuestro mundo y sociedad actuales, y frente a los cuales no parece consentirse ninguna oposición y resistencia. Los valores evangélicos son bien distintos, y Tú nos pides vivirlos. Con esta revista, quiere expresar mi compromiso de testimoniar esos valores en el ambiente donde vivo, me divierto y trabajo.

PRESENTACIÓN DE UNA TOALLA DE PLAYA

(Lo puede presentar cualquier persona joven o adulta de la Comunidad)

ORACIÓN – MOTIVACIÓN: Señor, en este ambiente nuestro, en nuestra sociedad, disfrutar del sol, “estar guapos y guapas” es un deseo y nos lleva a una búsqueda ansiosa. Hoy te ofrecemos esta toalla, como signo de este tiempo vacacional. Y te pedimos que nos ayudes a vivir el descanso como un valor que nos acerca más a Ti, Creador del universo, y a nosotros mismos y a nosotras mismas, tantas veces necesitados y necesitadas de sosiego y de paz interior. Haz que nos recuperemos bien para comenzar el nuevo curso como una nueva oportunidad en nuestra vida.

PRESENTACIÓN DE UN MONEDERO

(Lo puede hacer uno de los o una de las jóvenes de la comunidad. Luego, dice:)

ORACIÓN – MOTIVACIÓN: Señor y Padre nuestro, yo te ofrezco hoy este monedero, como símbolo de nuestra renuncia a cuanto se opone a Jesucristo en este mundo y que se concentra en el consumo. Y lo hago como joven, pues somos el grupo más tentado de toda la sociedad. Quiero decirte, con Israel: «Lejos de nosotros abandonar al Señor», y con Pedro: «¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna». Por último, te doy gracias, y de todo corazón, porque Tú, y sólo Tú, eres quien pones en mi corazón la gracia de la fe en tu Hijo Jesucristo.

Oración de los fieles – Domingo XIX de Tiempo Ordinario

Pedimos al Señor que por su inmensa misericordia nos conceda la gracia de escuchar las peticiones que traemos hoy a su presencia.

DANOS, SEÑOR, LA ESPERANZA Y LA PAZ.

1. – Para que la Iglesia, pueblo santo de Dios, viva en unidad, justicia, paz y amor, acogiendo a todos en sus necesidades. OREMOS

2. – Por el Papa y todos los que tienen responsabilidades en la Iglesia; para que vean en ello una tarea de servicio a todos los hombres y mujeres. OREMOS

3. – Para que el Señor infunda fortaleza a todos los que sufren en el cuerpo o en el alma, y les ayude en su recuperación. OREMOS

3. – Para que llegue a todos los pueblos la paz y la justicia de manera que se vayan destruyendo tantas desigualdades. Y termine, de una vez, la guerra y el terrorismo. OREMOS

4. – Te pedimos por todos los maltratados, los que andan perdidos, los que encuentran cerradas todas las puertas; para que el Señor los conforte con su cercanía y su amor. OREMOS

5. – Para que Cristo, el mayor testigo de la paz, conceda a todas las familias vivir en armonía, en concordia, en entendimiento y les conceda la gracia del perdón y la reconciliación. OREMOS

6. – Por todos los que estamos aquí para que el Señor nos ayude a aceptar con amor tantas situaciones adversas como nos llegan y nos dé su gracia para que las vivamos en aceptación y alegría. OREMOS

Te damos gracias, Padre, porque sabemos que Tú nunca desoyes las peticiones que tus hijos te presentan con fe.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén.


Danos fuerza Señor, y no dejes de alimentar a tu pueblo que confiadamente presenta estas súplicas. Repetimos:

ESCUCHA A TU PUEBLO, SEÑOR.

1. – Por el Papa, los obispos, sacerdotes todos aquellos que proclaman al mundo el Pan de Vida, para no se cansen nunca de proclamar la eficacia de la Eucaristía. OREMOS

2. – Por los presidentes de estado y de gobierno, por los presidentes regionales y locales, para que actúen de forma conjunta y esto revierta en beneficio del pueblo. OREMOS

3. – Por aquellos que sufren desesperación, por los que dudan ante el valor de la vida, para que se vean alimentados con la fuerza de Dios para enfrentar la dificultad del camino. OREMOS

4. – Por los creyentes que se encuentran alejados de Dios, para que encuentren en la oración la ayuda ante sus angustias. OREMOS

5. – Por todos los que se encuentran de vacaciones para que estos días sean estímulo para acercarse más asiduamente a la oración y la eucaristía. OREMOS

6. – Por todos nosotros, para que como nos pide Pablo seamos buenos comprensivos y misericordiosos. OREMOS

Padre, atiende estas plegarias y aquellas otras necesidades que sabes que tenemos. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

Amen.

Comentario al evangelio – Martes XVIII de Tiempo Ordinario

“Soy yo, no tengáis miedo”

El Evangelio de hoy empieza y termina con el encuentro de Jesús con las multitudes. Al principio, Jesús se queda con la gente a la que ha dado de comer “para despedirla”. Se ve que no se trataba de una despedida “al por mayor”, sino personal y que requería su tiempo, por lo que retrasa su partida y envía por delante a los apóstoles. Al final, Jesús vuelve a encontrarse con las masas que acuden a Él cargadas de enfermedades. En medio de estos dos encuentros se sitúa, por un lado, su oración en soledad, y, por el otro, el episodio de los discípulos en la barca con viento contrario.

Podemos entender este enmarque como una llamada a la Iglesia, la barca de los discípulos de Jesús: al trato personalizado, a la oración, y también a que no se cierre en sí misma ante los vientos contrarios que la zarandean. Es verdad que esta barca tiene muchos problemas, con frecuencia navega en medio de las olas encrespadas, amenazada con irse a pique. Pero si está en medio del mar y afrontando esos peligros es porque Jesús la ha enviado. La Palabra de Cristo es siempre una llamada a salir de sí, ponerse en camino, afrontar riesgos. Pero, en medio de la tempestad, existe la tentación de centrarse sólo en sí, en la propia salvación, viendo fantasmas que nos hacen gritar de miedo. A veces las tempestades son internas, como las envidias, los celos y las luchas por el poder, de que nos habla la primera lectura: son lepras que desfiguran el rostro de la Iglesia y requieren una oración de sanación. Entonces es fácil olvidar que, pese a los peligros, estamos en misión, enviados por el Señor, y asistidos y acompañados por Él. Jesús, retirado en la soledad de la oración, nos enseña con su ejemplo que el valor para afrontar los vientos contrarios se adquiere en el trato con Dios, que fortalece nuestra fe. “Tener fe” no es un estado inamovible. La fe es una dimensión viva que puede crecer o disminuir, fortalecerse y debilitarse. Pedro tuvo la fe para lanzarse al mar encrespado, pero no la suficiente para caminar por las aguas: le pudo más el temor que la confianza. Su fe necesitaba crecer y fortalecerse de la mano del Maestro, el que nos salva de las tormentas y los fantasmas, amaina los vientos y nos lleva a buen puerto. La peligrosa travesía, en todo caso, no ha sido en vano: nos ha recordado, en primer lugar, que debemos estar siempre en camino, asumiendo riesgos; en segundo lugar, que ese estar en camino tiene un sentido de misión y de servicio: el Señor nos manda por delante para dar de comer a los hambrientos, anunciar el Reino de Dios (la presencia de Cristo) y sanar a los enfermos; por fin, el mismo camino y los peligros afrontados han fortalecido la fe de los discípulos, que en la calma tras la tempestad pudieron confesar “realmente eres Hijo de Dios”. Esa confesión de fe es la respuesta a las palabras de Jesús, el centro de toda la narración, y que debemos aprender a escuchar continuamente: “¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!”

Ciudad Redonda

Meditación – Martes XVIII de Tiempo Ordinario

Hoy es martes XVIII de Tiempo Ordinario.

La lectura de hoy es del evangelio de Mateo (Mt 14, 22-36):

En aquellos días, cuando la gente hubo comido, Jesús obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de Él a la otra orilla, mientras Él despedía a la gente. Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba solo allí.

La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, zarandeada por las olas, pues el viento era contrario. Y a la cuarta vigilia de la noche vino Él hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: «Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar. Pero al instante les habló Jesús diciendo: «¡Ánimo!, que soy yo; no temáis». Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir donde tú sobre las aguas». «¡Ven!», le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús. Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó: «¡Señor, sálvame!». Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?». Subieron a la barca y amainó el viento. Y los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo: «Verdaderamente eres Hijo de Dios».

Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y le presentaron todos los enfermos. Le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron salvados.

Hoy Jesucristo muestra el genuino «poder de Dios». Pocas horas antes, había alimentado a una muchedumbre con la milagrosa multiplicación de los panes, y pretendieron hacerle rey. Jesús, escondiéndose, rechazó esta interpretación de su realeza. Pero ahora quiere manifestar a los Apóstoles quién es Él: caminando sobre las aguas, les tranquiliza con el majestuoso «Soy yo» (el nombre propio de Dios).

El poder de Dios es diferente al poder de los grandes del mundo. Su modo de actuar es distinto. Dios no hace la competencia a las formas terrenales del poder: no contrapone sus ejércitos a otros ejércitos. Al poder estridente y pomposo de este mundo, Él contrapone el poder inerme del amor que en la Cruz sucumbe y, sin embargo, constituye la nueva realidad divina, que se opone a la injusticia e instaura el Reino de Dios.

—Jesús, ayúdanos a entender que el poder de Dios es diferente, que el Mesías tiene que entrar en la gloria y llegar a la gloria a través del sufrimiento.

REDACCIÓN evangeli.net

Liturgia – Martes XVIII de Tiempo Ordinario

MARTES DE LA XVIII SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO, feria

Misa de la feria (verde)

Misal: Cualquier formulario permitido, Prefacio común

Leccionario: Vol. III-impar.

  • Núm 12, 1-13. No hay otro profeta como Moisés; ¿cómo os habéis atrevido a hablar contra él?
  • Sal 50. Misericordia, Señor, hemos pecado.
  • Mt 14, 22-36. Mándame ir a ti sobre el agua.

Antífona de entrada          Sal 105, 17
Sálvanos, Señor. Dios nuestro, reúnenos de entre los gentiles: daremos gracias a tu santo nombre y alabarte será nuestra gloria.

Monición de entrada y acto penitencial
Hermanos, al comenzar la celebración de los sagrados misterios dispongamos nuestro corazón para participar en este encuentro de salvación al que nos invita el Señor. Pidamos pues, desde el fondo de nuestro corazón, perdón a Dios por nuestros pecados.

• Tú que eres misericordioso y compasivo. Señor, ten piedad.
• Tú que cargaste con el pecado de todos. Cristo, ten piedad.
• Tú que nos devuelves la alegría perdida. Señor, ten piedad.

Oración colecta
OH, Dios,
que inspiras y realizas todo buen propósito,
dirige a tus hijos por el camino de la salvación eterna
y haz que cuantos se entregaron a ti,
abandonándolo todo, sigan a Cristo,
renuncien al mundo y te sirvan a ti
y a sus hermanos con espíritu de pobreza
y humildad de corazón.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Oremos, hermanos, confiadamente a Dios Padre, que se compadece de toda miseria humana, y pidámosle que inspire Él mismo nuestra oración.

1.- Por la santa Iglesia, extendida por todo el universo. Roguemos al señor.

2.- Por los jóvenes que el Señor llama a consagrar su vida. Roguemos al Señor.

3.- Por nuestra patria y por los gobernantes de todas las naciones. Roguemos al Señor.

4.- Por los que todavía no creen en Cristo y por los que se han alejado de Él. Roguemos al Señor.

5.- Por nosotros y por cuantos no han podido venir a esta celebración. Roguemos al Señor.

Atiende, Padre del cielo, los deseos de tu Iglesia en oración, para que tu misericordia nos conceda lo que no podemos esperar por nuestros méritos. Por Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
PRESENTAMOS, Señor,
estas ofrendas en tu altar
como signo de nuestro reconocimiento;
concédenos, al aceptarlas con bondad,
transformarlas en sacramento de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión          Cf. Sal 144, 15
Los ojos de todos te están aguardando, Señor; tú les das la comida a su tiempo.

Oración después de la comunión
CONCEDE, Señor, a tus siervos,
unidos en tu amor y partícipes de un mismo pan,
animarse mutuamente unos a otros
en la práctica de la caridad y de las buenas obras,
para que puedan presentarse en todas partes
como verdaderos testigos de Cristo por su conducta santa.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Laudes – Martes XVIII de Tiempo Ordinario

LAUDES

MARTES XVIII TIEMPO ORDINARIO

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Señor, ábreme los labios.
R/. Y mi boca proclamará tu alabanza

INVITATORIO

Se reza el invitatorio cuando laudes es la primera oración del día.

Ant. Venid, adoremos al Señor, Dios grande.

SALMO 66: QUE TODOS LOS PUEBLOS ALABEN AL SEÑOR

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Porque, Señor, yo te he visto
y quiero volverte a ver,
quiero creer.

Te vi, sí, cuando era niño
y en agua me bauticé,
y, limpio de culpa vieja,
sin velos te pude ver.

Devuélveme aquellas puras
transparencias de aire fiel,
devuélveme aquellas niñas
de aquellos ojos de ayer.

Están mis ojos cansados
de tanto ver luz sin ver;
por la oscuridad del mundo,
voy como un ciego que ve.

Tú que diste vista al ciego
y a Nicodemo también,
filtra en mis secas pupilas
dos gotas frescas de fe. Amén.

SALMO 42: DESEO DEL TEMPLO

Ant. Envíame, Señor, tu luz y tu verdad.

Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa
contra gente sin piedad,
sálvame del hombre traidor y malvado.

Tú eres mi Dios y protector,
¿por qué me rechazas?
¿por qué voy andando sombrío,
hostigado por mi enemigo?

Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada.

Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío.

¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Envíame, Señor, tu luz y tu verdad.

CÁNTICO de ISAÍAS: ANGUSTIAS DE UN MORIBUNDO Y ALEGRÍA DE LA CURACIÓN

Ant. Protégenos, Señor, todos los días de nuestra vida.

Yo pensé: «En medio de mis días
tengo que marchar hacia las puertas del abismo;
me privan del resto de mis años.»

Yo pensé: «Ya no veré más al Señor
en la tierra de los vivos,
ya no miraré a los hombres
entre los habitantes del mundo.

Levantan y enrollas mi vida
como una tienda de pastores.
Como un tejedor, devanaba yo mi vida,
y me cortan la trama.»

Día y noche me estás acabando,
sollozo hasta el amanecer.
Me quiebras los huesos como un león,
día y noche me estás acabando.

Estoy piando como una golondrina,
gimo como una paloma.
Mis ojos mirando al cielo se consumen:
¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí!

Me has curado, me has hecho revivir,
la amargura se me volvió paz
cuando detuviste mi alma ante la tumba vacía
y volviste la espalda a todos mis pecados.

El abismo no te da gracias,
ni la muerte te alaba,
ni esperan en tu fidelidad
los que bajan a la fosa.

Los vivos, los visos son quienes te alaban:
como yo ahora.
El padre enseña a sus hijos tu fidelidad.

Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas
todos nuestros días en la casa del Señor.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Protégenos, Señor, todos los días de nuestra vida.

SALMO 64: SOLEMNE ACCIÓN DE GRACIAS

Ant. Oh Dios, tú mereces un himno en Sión. +

Oh Dios, tú mereces un himno en Sión,
+ y a ti se te cumplen los votos,
porque tú escuchas las súplicas.

A ti acude todo mortal
a causa de sus culpas;
nuestros delitos nos abruman,
pero tú los perdonas.

Dichoso el que tú eliges y acercas
para que viva en tus atrios:
que nos saciemos de los bienes de tu casa,
de los dones sagrados de tu templo.

Con portentos de justicia nos respondes,
Dios, salvador nuestro;
tú, esperanza del confín de la tierra
y del océano remoto;

tú que afianzas los montes con tu fuerza,
ceñido de poder;
tú que reprimes el estruendo del mar,
el estruendo de las olas
y el tumulto de los pueblos.

Los habitantes del extremo del orbe
se sobrecogen ante tus signos,
y a las puertas de la aurora y del ocaso
las llenas de júbilo.

Tú cuidas de la tierra, la riegas
y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales;

riegas los surcos, igualas los terrones,
tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes;
coronas el año con tus bienes,
tus carriles rezuman abundancia;

rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría;
las praderas se cubren de rebaños,
y los valles se visten de mieses,
que aclaman y cantan.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Oh Dios, tú mereces un himno en Sión.

LECTURA: 1Ts 5, 4-5

Vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que ese día no os sorprenda como un ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas.

RESPONSORIO BREVE

R/ Señor, escucha mi voz, he esperado en tus palabras.
V/ Señor, escucha mi voz, he esperado en tus palabras.

R/ Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
V/ He esperado en tus palabras.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Señor, escucha mi voz, he esperado en tus palabras.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. De la mano de todos los que nos odian, sálvanos, Señor.

Benedictus. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR. Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por la boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. De la mano de todos los que nos odian, sálvanos, Señor.

PRECES

Bendigamos a nuestro Salvador, que, con su resurrección, ha iluminado al mundo, y digámosle suplicantes:

Guárdanos, Señor, en tu camino.

Señor Jesús, al consagrar nuestra oración matinal a la memoria de tu santa resurrección,
— te pedimos que la esperanza de participar en tu gloria ilumine todo nuestro día.

Te ofrecemos, Señor, los deseos y proyectos de nuestra jornada:
— dígnate aceptarlos y bendecirlos como primicias de nuestro día.

Concédenos crecer hoy en tu amor,
— a fin de que todo sirva para nuestro bien y el de nuestros hermanos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Haz, Señor, que el ejemplo de nuestra vida resplandezca como una luz ante los hombres,
— para que todos den gloria al Padre que está en los cielos.

Porque deseamos que la luz de Cristo alumbre a todos los hombres, pidamos al Padre que su reino llegue a nosotros:
Padre nuestro…

ORACION

Señor Jesucristo, luz verdadera que alumbras a todo hombre y le muestras el camino de la salvación, concédenos la abundancia de tu fuerza, para que preparemos delante de ti caminos de justicia y de paz. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.