Lectio Divina – Miércoles XX de Tiempo Ordinario

1.- Oración Introductoria.

Señor, no sé por qué esta parábola de los viñadores siempre me ha encantado. Nunca se me ha ocurrido pensar en la injusticia que se cometía al dar a los últimos lo mismo que a los primeros. Los últimos no han podido trabajar y tienen también derecho a comer. Señor, en vez de decir “esto es injusto”, me quedo con esto: ¡Qué Padre tan maravilloso! ¡Quiere que todos sus hijos coman! ¡Gracias, Señor!

2.- Lectura reposada del evangelio Mateo 20, 1-16

          En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo y les dijo: Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido. Ellos fueron. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: ¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar? Le respondieron: Nadie nos ha contratado. Él les dijo: Id también vosotros a mi viña. Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros. Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: Estos últimos han trabajado sólo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno. Él replicó a uno de ellos: Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno? Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión.

Ahora vemos con normalidad que unos obreros que son despedidos de una fábrica porque no hay trabajo, tengan derecho a un tiempo de paro. Pero esto se ha conseguido después de muchas reivindicaciones por parte de los obreros. Pero Jesús lo tenía muy claro ya en el siglo primero. Aquellos obreros a quienes nadie ha contratado durante el día y sólo encuentran trabajo al final de la jornada, tienen mujer e hijos, y necesitan el sueldo completo para la familia. Los obreros que han trabajado todo el día, protestan. ¡Es injusto que nos pagues igual jornal!   ¿Y es más justo pasar hambre por no encontrar trabajo? Notemos una cosa: Pensemos que aquel dueño de la parábola se hubiera evitado las críticas si hubiera comenzado a pagar por los primeros. Les habría dado lo convenido y no se hubieran enterado de lo que daba a los últimos. Pero Jesús, con esta parábola, nos quiere hacer pensar y, sobre todo, nos quiere cambiar de actitud.    El dueño de la viña es “un Padre” y no es “un Patrón”. Para un “patrón” lo importante es que el obrero “trabaje y rinda”. Para un padre lo más importante es que todos sus hijos trabajen honradamente y puedan comer.  En esta parábola de la viña, ¿hemos pensado en lo que ocurriría al día siguiente? ¿Acaso estos obreros de la última hora irían tarde? ¿Acaso serían  unos flojos? ¿O se adelantaron y sorprendieron al dueño enganchando antes de tiempo? Por supuesto que el dueño no les había exigido nada. Pero, un Dueño tan bueno, ¿no incentiva nuestra gratuidad? Pensemos en el hijo pródigo. ¿Nos pasa por la cabeza el pensar que, después del trato exquisito del Padre, iba a tener ya ganas de irse de casa?   Por ahí va la lógica del evangelio.

Palabra del Papa

Un aspecto profundizado por el Santo Padre ha sido a través de una advertencia: «No acudamos a la voz de las sirenas que llaman a hacer de la pastoral una serie convulsa de iniciativas, sin conseguir recoger lo esencial del compromiso de la evangelización”. Francisco ha señalado que a veces parece que estamos más preocupados por multiplicar las actividades que por ser atentos con las personas a su encuentro con Dios. «Una pastoral que no tiene esta atención -ha indicado- se hace estéril poco a poco». Asimismo ha querido recordar que una pastoral sin oración y contemplación no podrá nunca alcanzar el corazón de las personas. (Discurso de S.S. Francisco, 19 de septiembre de 2014).

4.- Qué me dice hoy a mí este evangelio ya meditado. (Guardo silencio)

5.- Propósito. Hoy no hago nada por cumplir un mandamiento o una ley. Lo haré todo por agradar a Dios.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Al terminar este encuentro contigo, quiero agradecerte el haberte comprendido un poco más. Tu amor de Padre te lleva al amor exagerado por tus hijos. No te interesa tener hijos esclavos que te sirvan, sino hijos libres que te amen y obren por amor. Haz que sea el amor el verdadero motor de mi vida y que todas las acciones de mi existencia las haga con el fin de agradarte.

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Comentario – Miércoles XX de Tiempo Ordinario

(Mt 20, 1-16)

Este texto debe leerse a partir de 19, 30, porque así queda enmarcado en una frase que se repite al comienzo y al final: «los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos». Es una advertencia para los que ya han hecho un camino en la vida cristiana y pretenden ser los primeros; es una amonestación para los que sienten que tienen más derechos que los demás, como si en el Reino de Dios las cosas funcionaran a la manera de una empresa, como si el amor divino tuviera que someterse a la matemática.

En esta parábola, los trabajadores convocados a la mañana recibieron la promesa de un pago determinado y estuvieron de acuerdo. Terminada la jornada, el dueño de la viña les pagó lo prometido. Pero el dueño de la viña quiso pagarles la misma suma a los que sólo habían estado una hora trabajando. Al hacerlo no fue injusto con los primeros, ya que les pagó lo que correspondía. Pero eran corazones egoístas, incapaces de alegrarse con el bien ajeno.

Los que se han acercado a Dios y han trabajado para él, y se han esforzado por ser fíeles, reciben de Dios muchos bienes espirituales, y muchos dones de todo tipo; reciben de Dios la fuerza que necesitan para ser felices y para enfrentar las dificultades, y recibirán un premio de vida y de felicidad eternas. Pero Dios podría conceder lo mismo a los que se han acercado a él después de muchos años de pecado y de maldad, y podría ser generoso con ellos también si se acercarán a él en el último instante de sus vidas. En este caso, los servidores de Dios que de verdad tienen el corazón abierto, capaces de amar al hermano y de desear su felicidad, se alegrarían profundamente contemplando la generosidad de Dios, que se derrama gratuitamente. Pero no siempre sucede así. El egoísmo suele oscurecer tanto la mirada, que les lleva a pretender un Dios a la medida pequeña de esa incapacidad de amar.

Oración:

«Ayúdame Señor, sana mi egoísmo, para que tenga siempre una mirada buena, capaz de desear el bien de los demás, capaz de alegrarme con su felicidad, deseoso de compartir gratuitamente con ellos lo que pude alcanzar en mi vida».

VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
El Evangelio de cada día

¿Qué me quiere decir hoy Jesús?

Discurso en la sinagoga de Cafarnaúm – Juan 6, 61-70

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: -Este modo de hablar es inaceptable, ¿quién puede hacerle caso? Adivinado Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: – ¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El espíritu es quien da vida: la carne no puede nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y, con todo, algunos de vosotros no creen. Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creerían y quién lo iba a entregar. Y les dijo: -Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede. Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce:- ¿También vosotros queréis marcharos? Simón Pedro le contestó: – Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos. Y sabemos que tú eres el Santo, consagrado por Dios.

Explicación

Jesús no retiene a su lado a sus amigos. Quien quiera irse que se vaya. Muchos le han tratado y luego se alejaron de El porque lo que ofrece no tiene nada que ver con el poder, la fama, el triunfo y el dinero. En este evangelio les dice a sus más íntimos :“Vosotros, ¿queréis marcharos también?”. Y Pedro le contestó: ¿A dónde iremos? En ti hemos encontrado ilusión y vida. Y se quedaron con él.

Evangelio dialogado

Te ofrecemos una versión del Evangelio del domingo en forma de diálogo, que puede utilizarse para una lectura dramatizada.

VIGÉSIMOPRIMER DOMINGO ORDINARIO – CICLO “B” – (JUAN 6, 61-70)

NARRADOR: En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron:

DISCÍPULO 1: «Este modo de hablar es inaceptable, ¿quién puede hacerle caso?»

NARRADOR: Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban les dijo:

JESÚS: «¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del Hombre subir a donde estaba antes?

DISCÍPULO 2: Maestro, quieres decirnos. ¿Se te ha ido la cabeza?

JESÚS: El espíritu es quien da vida, la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Y, con todo, algunos de vosotros no creen.

NARRADOR: Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo:

JESÚS: Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede.

DISCÍPULO 3: Este hombre no está en sus cabales.

NARRADOR: Y desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce:

JESÚS: También vosotros queréis marcharos?

PEDRO: Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos. Y sabemos que tú eres el Santo, consagrado por Dios.

Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández

Comentario al evangelio – Miércoles XX de Tiempo Ordinario

Las dos lecturas de hoy nos ofrecen muchas enseñanzas para nuestra vida. Nos hablan sobre todo del sentido de justicia, de la generosidad y del trabajo. En la primera lectura escuchamos la fábula de los plantas, contada por Joatán para criticar el poder destructivo de los reyes. Sin pretender agotar todo el significado de la fábula, me parece interesante subrayar algunos detalles. Las tres primeras plantas, el olivo, la higuera y la vid, prefieren seguir produciendo sus frutos que alegran la vida de las personas antes que controlar, manipular y gobernar a las demás plantas. Es el espino, que no produce ningún fruto, el que acepta gobernar a los demás. Y lo único que ofrece a cambio es la destrucción. Hay una clara contraposición entre el servicio a los demás y el poder autoritario. ¿No es eso lo que sucede a los que buscan el poder a cualquier precio?

En el Evangelio Jesús cuenta una parábola un tanto desconcertante. El patrón paga a todos un denario, lo que en Galilea en aquel tiempo era lo suficiente para un día de una familia. Así se pone de manifiesto una concepción revolucionaria de la justicia de Dios que se opone a nuestra justicia calculadora. Mientras que nosotros creemos que ser justos es dar a cada uno lo suyo, para Jesús ser justo significa ser bueno. El dueño de la viña pagó un salario proporcional a las necesidades de los trabajadores y de sus familias, no al trabajo realizado. No se preocupaba tanto de los resultados del trabajo sino de que todos los trabajadores pudieran llevar lo suficiente a sus casas.

Las últimas palabras del Evangelio son la clave de todo el texto: Dios no se relaciona con sus hijos a partir del criterio del mérito acorde con el rendimiento sino a partir de su propia generosidad. No creo que Dios ande calculando lo que cada uno se merece. La parábola nos ayuda a superar esa imagen “deformada” de Dios, que se parecería más a un patrón que busca hacer las cuentas con sus empleados que a un padre que siempre desea lo mejor para sus hijos. El que pasa su vida calculando cuánto va a ganar y cuánto merece por las obras que hace no ha entendido lo que significa ser hijo de Dios, no ha entendido el Evangelio, no ha entendido lo que es seguir a Jesús.

En una sociedad como la nuestra en que se valora más la competitividad, los privilegios y la productividad, la Palabra de dios nos presenta una forma alternativa de vivir nuestras relaciones: el servicio desinteresado, la justicia que se fundamenta en la bondad y en la generosidad, el trabajo que busca por encima de todo el bien de las personas.

Ciudad Redonda

Meditación – Miércoles XX de Tiempo Ordinario

Hoy es miércoles XX de Tiempo Ordinario.

La lectura de hoy es del evangelio de Mateo (Mt 20, 1-16):

En aquel tiempo, Jesús dijo a los discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña. Habiéndose ajustado con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. Salió luego hacia la hora tercia y al ver a otros que estaban en la plaza parados, les dijo: ‘Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo’. Y ellos fueron. Volvió a salir a la hora sexta y a la nona e hizo lo mismo. Todavía salió a eso de la hora undécima y, al encontrar a otros que estaban allí, les dice: ‘¿Por qué estáis aquí todo el día parados?’. Dícenle: ‘Es que nadie nos ha contratado’. Díceles: ‘Id también vosotros a la viña’.

»Al atardecer, dice el dueño de la viña a su administrador: ‘Llama a los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los primeros’. Vinieron, pues, los de la hora undécima y cobraron un denario cada uno. Al venir los primeros pensaron que cobrarían más, pero ellos también cobraron un denario cada uno. Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario, diciendo: ‘Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor’. Pero él contestó a uno de ellos: ‘Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario? Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a ti. ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?’. Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos».

Hoy, cuando nos preguntamos «para qué» el cristianismo, hacemos exactamente lo que hicieron aquellos obreros de la viña. Ellos, cuando vieron que el salario de un denario se podía obtener de una manera mucho más sencilla (trabajando menos horas), no comprendieron porqué habían trabajado durante todo el día. Pero, ¿en qué se basaron para llegar a la convicción de que era mucho más cómodo estar sin trabajar que trabajando?

La parábola no fue transmitida para los trabajadores de otro tiempo, sino para nosotros, que damos por supuesto que el «desempleo espiritual» —una vida sin fe y sin oración— es más agradable que el servicio espiritual. Pero, ¿en qué nos basamos? Nos fijamos en el esfuerzo que implica la vida diaria cristiana, olvidando que la fe no es sólo un peso que nos oprime, sino que es al mismo tiempo una luz que nos guía.

—Jesús, que me olvide de «mi peso» y que piense en el peso de los demás, para ayudarles.

REDACCIÓN evangeli.net

Liturgia – Miércoles XX de Tiempo Ordinario

MIÉRCOLES DE LA XX SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO, feria

Misa de la feria (verde)

Misal: para la feria cualquier formulario permitido; Prefacio común

Leccionario: Vol. III-impar.

  • Jue 9, 6-15. Pedisteis que os gobernara un rey, cuando vuestro rey era el Señor.
  • Sal 20. Señor, el rey se alegra por tu fuerza.
  • Mt 20, 1-16. ¿Vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?

Antífona de entrada          Cf. Sal 27, 8-9
El Señor es fuerza para su pueblo, apoyo y salvación para su Ungido. Salva a tu pueblo, Señor, y bendice tu heredad, sé su pastor por siempre.

Monición de entrada y acto penitencial
Hermanos, comencemos la celebración de los sagrados misterios con unos momentos de silencio para ponernos ante Dios, y pedirle que nos perdone y nos dé su gracia, para que, al igual que san José, el esposo de la Virgen María, cuya memoria vamos a venerar hoy, sepamos serle fieles en el camino de la vida.

Yo confieso…

Oración colecta
OH, Dios,
que con inefable providencia elegiste a san José
como esposo de la santísima Madre de tu Hijo,
concédenos que merezcamos tener como intercesor en el cielo
al que veneramos como protector en la tierra.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles
Con humildad y confianza presentemos ahora nuestras peticiones al Señor, Dios nuestro, que es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus acciones.

1.- Para que las Iglesias cristianas alcancemos la unidad bajo la guía del único Pastor que es Jesucristo. Roguemos al Señor.

2.- Para que nunca falten en nuestra diócesis los sacerdotes que necesita. Roguemos al Señor.

3.- Para que se acabe la carrera de armamentos y los pueblos puedan vivir en paz. Roguemos al Señor.

4.- Para que los que sufren puedan recibir la buena noticia de su liberación. Roguemos al Señor.

5.- Para que sepamos dar un buen testimonio cristiano. Roguemos al Señor.

Oh Padre, justo y grande en dar al último trabajador como al primero; escucha nuestras oraciones y abre nuestro corazón a la inteligencia de la palabra de tu Hijo, para que comprendamos el honor impagable de trabajar en tu viñedo desde la mañana. Por Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
ACEPTA, Señor,
este sacrificio de reconciliación y alabanza
y concédenos que, purificados por su eficacia,
te ofrezcamos el obsequio agradable de nuestro corazón.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión          Cf. Sal 144, 15
Los ojos de todos te están aguardando, Señor; tú les das la comida a su tiempo.

Oración después de la comunión
RENOVADOS con este sacramento de vida,
concédenos, Señor,
vivir siempre en justicia y santidad,
a ejemplo y por la intercesión de san José,
tu servidor fiel y obediente
en la realización de tus grandes misterios.
Por Jesucristo, nuestro Señor.