Lectio Divina – Jueves XXI de Tiempo Ordinario

1.-Oración introductoria.

Señor, a primera vista este evangelio me asusta, me produce respeto, incluso miedo. Pero quiero leerlo con la intención con que Tú hablaste de él.  No te va a ti el meter miedo, asustar, intimidar. Todo lo contrario: Nos hablas de tesoros y perlas; de comidas y banquetes; de brisas y no de huracanes; de bodas y no de entierros. Gracias, Señor, porque tu mismo lenguaje me ayuda a vivir.

2.- Lectura reposada del evangelio.  Mateo 24, 42-51

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre. ¿Dónde hay un criado fiel y cuidadoso, a quien el amo encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas? Pues dichoso ese criado, si el amo, al llegar, lo encuentra portándose así. Os aseguro que le confiará la administración de todos sus bienes. Pero si el criado es un canalla y, pensando que su amo tardará, empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo hará pedazos, como se merecen los hipócritas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión

En este evangelio el Señor nos habla de “vigilancia”. ¿Por qué hemos de estar vigilantes? Porque alguien importante va a llegar y debemos estar atentos a recibirlo. Ese personaje importante que va a llegar no es un enemigo, no es un fantasma, es Jesús, mi amigo, mi tesoro, mi vida. Este nos ha enviado a “trabajar en su viña”. La mejor manera de esperarlo es trabajando a gusto, estando contentos y satisfechos con aquello que hacemos, disfrutando de tener un Dueño tan maravilloso que no se limita a pagarnos un jornal sino a darnos la viña por herencia.  Por otra parte, No es lo mismo la espera de un soldado, agazapado en su trinchera, esperando con verdadero miedo el ataque del enemigo, que la espera de la esposa de un marinero que lleva ya meses sin volver a casa. En el primer caso, la espera está amenazada por la zozobra y la angustia; en el caso de la esposa la espera se convierte en expectación, nostalgia, júbilo ante el encuentro inminente. “El reino de los cielos es semejante a un rey que celebra las bodas de su hijo” (Mt.22, 2). Tal vez nos dé miedo lo del ladrón en la noche. Oigamos esta bonita interpretación de Dolores Aleixandre: “Lo mismo que un ladrón viene en busca de algo valioso y se las arregla para encontrar el momento más oportuno, también Dios vendrá a buscarnos como quien se apodera de un tesoro, porque eso somos para Él. Y vendrá a buscarnos en el mejor momento”.

Palabra del Papa

La vigilancia permanente se consigue con la práctica constante de la oración y con el examen de conciencia. La fuerza nos la dan el Espirita Santo, la Eucaristía, la lectura y meditación de la Palabra. El premio consiste en tener paz en el alma, serenidad en nuestra mente y felicidad en el corazón. «Es esa virtud tan difícil de vivir: la esperanza, la más pequeña de las virtudes, pero la más fuerte. Y nuestra esperanza tiene un rostro: el rostro del Señor resucitado, que viene “con gran poder y gloria”, que manifiesta su amor crucificado, transfigurado en la resurrección. El triunfo de Jesús al final de los tiempos, será el triunfo de la Cruz; la demostración de que el sacrificio de uno mismo por amor al prójimo y a imitación de Cristo, es el único poder victorioso y el único punto fijo en medio de la confusión y tragedias del mundo.» (S.S. Francisco, Angelus15 de noviembre de 2015).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto ya meditado. (Silencio)

5.-Propósito. Trabajar hoy con mucha alegría porque trabajo en la viña del Señor.

6.- Dios me hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, hoy quiero acabar mi oración dándote gracias por las cosas tan bonitas que he meditado. Me siento feliz trabajando en tu viña. Con un “patrón así” da gusto trabajar. Espero tu venida última, pero con mucha paz, con alegría, con verdadero anhelo. Me gustaría acabar mi vida como Santa Teresa: Esposo mío, ¡hora era ya de que nos viéramos!

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Comentario – Jueves XXI de Tiempo Ordinario

(Mt 24, 42-51)

Este texto invita a la vigilancia, es una exhortación a vivir intensamente, a no perder inútilmente el tiempo y las posibilidades de amar que nos brinda cada día. Más que sobrevivir como se pueda, se trata de vivir cada día a pleno, porque esta vida en la tierra no es eterna. Pero no es vivir en la superficialidad de un placer pasajero o de una costumbre, sino en la entrega libre y gozosa de nuestra vida en el servicio a Dios y a los demás.

Así se nos invita a descubrir el valor del tiempo. Estamos llamados a vivir una eternidad feliz, pero se nos regalan unos años en esta historia, donde el tiempo va pasando y se acaba. La oportunidad de entregarnos a Dios y de hacer un camino de crecimiento es un regalo que Dios nos hace en esta vida, pero el tiempo de esta vida es limitado. Podemos dejar pasar los minutos adormecidos, distraídos, o inmersos en una actividad desenfrenada y sin sentido; pero también podemos darle toda su importancia a cada momento, encontrarle un sentido profundo, y vivirlo a pleno, con todo nuestro ser y nuestro corazón en cada cosa que hagamos.

Se nos invita entonces a ver si nuestras actividades cotidianas tienen un sentido de eternidad que nos permita vivirlas con hondura e intensidad, y no simplemente soportarlas. Porque todas las tareas, hasta las más insignificantes, pueden estar movidas por el egoísmo, y así están destinadas al fracaso, a perderse en el vacío. Si el Señor llegara en este momento, esas obras no servirían de nada. Pero aún cuando el Señor no viniera, esas obras carecen de significado, no brindan felicidad y sólo alimentan la enfermedad y el vacío interior.

Por eso el texto de hoy no se detiene a dar descripciones catastróficas, no le interesa anunciar cómo será el fin del mundo. Sólo nos recuerda que el fin llegará en la hora menos pensada, y eso le da a este día una tremenda seriedad. La voluntad de Dios es que no sepamos cuándo será el fin, para invitarnos a estar atentos a cada día, que es una oportunidad única.

Oración:

«Señor, ayúdame a descubrir el inmenso valor de este día, dame la gracia de descubrirlo como una inmensa oportunidad que me estás regalando para llegar a la profundidad de la vida, para entregarme a tu amor».

VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
El Evangelio de cada día

Las apariencias o el camino del corazón

1.- Retomamos la lectura del evangelio de Marcos, ahora que comienza el mes de septiembre, y tras haber meditado el discurso del pan de vida del evangelio de Juan. A pesar de que Marcos se dirige a los cristianos de Roma, el discurso del capítulo 7 es una catequesis que trata de costumbres judías. Después de multiplicar los panes y los peces y demostrar su dominio sobre las fuerzas naturales y la enfermedad, los fariseos y escribas, celosos cumplidores, se acercan a El para ponerlo en aprietos. Le acusan de que sus discípulos comen con manos impuras. Pero Jesús denuncia su actitud, pues le honran a Dios con los labios y no con el corazón, tal como denuncia el profeta Isaías, pues la doctrina que enseñan son preceptos humanos. Hacen las cosas para «cumplir y parecer buenos».

2.- El peligro de aparentar y lavarse las manos es actual: perder de vista lo fundamental, lo que Dios quiere, para centrarse en cosas de menor importancia, las tradiciones de los hombres. Jesús confirma la doctrina de los profetas contra el «formalismo» en la práctica de la religión. Pone en evidencia la deformación que lleva al hombre a «parecer bueno» más que «a serlo de verdad»; a preferir el cumplimiento «externo» de la ley al cambio real del corazón; a poner más atención en practicar con cuidado los «ritos» que en procurar la unión de corazón con Dios. Lo que sale del interior del hombre es lo que cuenta, no lo externo. Porque del interior del hombre salen las obras buenas y las malas. Jesús da un catálogo de las maldades que salen del corazón: fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. ¡Qué retrato de una sociedad corrompida! ¿No se parece esta descripción a lo que está ocurriendo en muchos ambientes de nuestro mundo? Quizá también nosotros estamos un poco contaminados de estas maldades…

3. – La carta de Santiago propone claramente la religión que Dios quiere: «visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo». Los cristianos de verdad son aquellos que demuestran con sus obras lo que creen. Ya el salmo 14 nos recuerda quienes son los que habitan en la tienda junto al Señor: los que proceden honradamente y practican la justicia, los que tienen intenciones leales y no calumnian, el que no hace mal a su prójimo, el que no abusa del inocente. La palabra hay que llevarla a la práctica, pues la fe sin obras está muerta.

4.- «Cuando tengas que elegir entre dos caminos,

pregúntate cuál de ellos tiene corazón.

Quien elige el camino del corazón,

no se equivoca nunca»

Popol-Vuh

¿Qué significa el camino del corazón? Es el camino del amor, de la atención a los demás, del saber gastar el tiempo por los otros sin esperar nada a cambio, de saber decir no a lo que a mí más me gusta, si es necesario, para que otro salga favorecido. Este es el camino que conduce a la felicidad, es el único camino del cristiano, no el de las apariencias.

José María Martín OSA

Descarga la mochila

Ahora sí, Señor.
Ahora ya sé escuchar tu voz,
y creo en ella
a pesar de mis prejuicios y torpes decisiones.

¡Tanto tiempo cargado a tope,
con la mochila a la espalda,
sufriendo el cansancio desde el primer paso,
sudando la gota gorda,
sin poder levantar la vista, doblegado y triste…
pensando que seguía tus huellas!

Pero Tú me has despertado
del falso sueño de la responsabilidad.
Has descargado mi mochila
de inútiles seguridades y falsas necesidades,
y me has dicho con voz amiga:
camina ligero de equipaje.

Y luego, como susurrando:
normas de obligado cumplimiento
y un culto externo y vacío
atan el cuerpo y el espíritu
y pesan demasiado para el camino.
Yo quiero corazones libres y limpios.

Ahora sí, Señor.
Ahora ya sé escuchar tu voz amiga
y su eco en el horizonte,
y estoy aprendiendo a aligerar mi espalda,
a caminar erguido
y a gozar de tu compañía.

Ahora sí, Señor,
camine o descanse,

te siento a mi lado,
y no me pesa la vida
ni el seguir tus huellas.

Florentino Ulibarri

Notas para fijarnos en el Evangelio

• La impureza ritual: en la concepción bíblica, impuro es todo aquello que no se puede utilizar para el culto. Las personas ritualmente impuras no pueden acercarse al santuario y tienen prohibidos el contacto y la relación con las demás personas. Las causas que motivaban la impureza ritual eran variadas: tocar un cadáver de hombre o de animal, ciertas enfermedades de la piel que estaban relacionadas con la lepra, la menstruación, las pérdidas seminales, etc. La persona o el objeto impuro se tenían que purificar ritualmente con agua antes de acceder al lugar sagrado y ser declarados puros (Lv 14, 1-32). También los sacerdotes tenían que purificarse antes de ofrecer los sacrificios (Ex 19, 10.14; 30, 18-21; Lv 15; Nm 19, 11-22).

• En tiempos del Nuevo Testamento, la coexistencia en territorio judío de población judía y grecorromana hacía más difícil el mantenimiento de la pureza ritual y algunos, por el oficio que tenían o por el contacto habitual con los no judíos o paganos, vivían permanentemente en estado de impureza ritual. Entre tales personas, llamadas genéricamente «pecadores” hay que destacar a los publicanos, fuertemente criticados por losfariseos y mal vistos por el pueblo.

• «La tradición de los mayores» (3.5) era el conjunto de interpretaciones de la Ley con carácter normativo que los maestros fariseos habían ido transmitiendo y ampliando para asegurar el cumplimiento minucioso de la Ley de Moisés. Los preceptos derivados de estas interpretaciones eran muy detallados y exigentes.

• Desde el principio del Evangelio, Marcos indica, respecto a Jesús, que la gente se quedaba asombrada de su enseñanza, porque no enseñaba como los letrados, sino con autoridad (Mc 1,22).

• En la escena de hoy, como en tantas otras, el asombro se convierte en confrontación. Todo sucede a partir de un hecho de la vida cotidiana de «sus discípulos» (2.5), con el que dejan de cumplir determinados ritos. «Los fariseos y algunos escribas» (1.5), atrapados por preceptos derivados de interpretaciones de la Ley, convierten el hecho en acusación contra Jesús.

• Jesús responde a la acusación (6-7) con palabras del libro de los profetas (Is 29,13), que era la otra referencia básica, junto con el libro de la Ley. Les dice que han abandonado «el mandamiento de Dios» y se han quedado con “la tradición de los hombres» (8). Jesús ayuda a distinguir. Sus opositores, en cambio, pretenden hacer pasar por voluntad de Dios lo que son tradiciones culturales, en sí mismas ni buenas ni malas.

• Para Jesús, lo aleja de Dios -«impureza»- no es haber tocado una cosa sucia ni -mucho menos- haber tocado a un enfermo o haber sido tocado por Él (15): estaríamos hablando de un Dios extraño a nosotros, de un Dios extraño a todo lo que pertenece a la Creación. Lo que puede alejar de Dios está dentro, en el interior de la persona.

• Jesús manifiesta a un Dios que está con nosotros siempre, estemos donde estemos, pensemos lo que pensemos. Según eso, la «pureza» o la «impureza» no depende de lo que se ve sino de lo que hay «dentro, en el corazón» (21-23), el lugar donde se toman las decisiones. Por tanto, si lo que hay dentro es bueno, de la persona saldrá el bien, el mismo que sale de Dios.

Comentario al evangelio – Jueves XXI de Tiempo Ordinario

Los textos de hoy, pertenecen al quinto y último gran discurso del evangelio de Mateo: es el discurso escatológico, completado con distintas recomendaciones que llaman a la vigilancia.

Decía Theodor Adorno «los hombres de nuestro tiempo son capaces de todo, incluso del amor, pero no de la fidelidad». Parece que acertaba. Uno de los personajes de la novela y la película “El Diario de Brigitte Jones”, de Helen Fielding, venía a decir lo mismo: vivimos “en la cultura de los tres minutos”, y lo refería a la crisis de las relaciones amorosas de larga duración. Años antes que Fielding, el dibujante Romeu presentaba una tira de viñetas alusivas al nomadismo religioso de los jóvenes: abandonaban su tradición católica, se dejaban atraer por el budismo, luego se asomaban a cultos sincretistas y así mariposeaban de religión en religión, sin “atarse” a ninguna.

El evangelista lanza un aviso a los dirigentes de las comunidades cristianas y a todos en general: nos llama a la fidelidad al Señor plasmada en la constancia en un servicio solícito. La erosión del tiempo, la aparición de problemas, la indiferencia de muchos, la oposición de otros, la sensación de que no se avanza ni se mejora y, en fin, las tensiones en el seno del grupo ponen a prueba la solidez de nuestras adhesiones y la tenacidad en el cumplimiento de nuestros compromisos. ¿Salimos airosos de estas pruebas?

La Madre Teresa de Calcuta decía lo siguiente: “Lo que a nosotros se nos pide no es éxito, sino fidelidad. Si en esa fidelidad nos tenemos que desvivir, habremos aprendido la verdadera sabiduría de la vida”. ¡Ojalá podamos decir: “soy fiel, luego existo”!

Ciudad Redonda

Meditación – Jueves XXI de Tiempo Ordinario

Hoy es jueves XXI de Tiempo Ordinario.

La lectura de hoy es del evangelio de Mateo (Mt 24, 42-51):

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre. ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien el señor puso al frente de su servidumbre para darles la comida a su tiempo? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. Yo os aseguro que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si el mal siervo aquel se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda’, y se pone a golpear a sus compañeros y come y bebe con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los hipócritas; allí será el llanto y el rechinar de dientes».

Hoy empieza el «Discurso Escatológico» de Jesucristo y nos plantea el «ser o no ser» de nuestra vida: el hombre no sólo debería preguntarse qué quiere, sino más bien para qué es bueno y qué puede aportar. Entonces comprendería que la realización no reside en la comodidad, en el dejarse llevar, sino en aceptar los retos. Desconocer esta realidad aboca al «llanto y rechinar de dientes». De ahí, el aviso: ¡Velad!

No se puede llegar a ser hombres sin el dominio de sí, sin la renuncia, sin el esfuerzo para sufrir con paciencia la tensión de lo que se debería ser. Precisamente, el «llanto y rechinar de dientes» representa el peligro del fracaso del ser humano. En un mundo alejado de Dios y, por tanto, del amor, se siente frío, hasta el punto de provocar el rechinar de dientes.

—Señor, tus caminos —de amor— no son cómodos. Pero no he sido creado para la comodidad, sino para cosas grandes, para el bien, para los demás, para Ti.

REDACCIÓN evangeli.net

Liturgia – Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars

SANTA TERESA DE JESÚS JORNET E IBARS, virgen, memoria obligatoria

Misa de la memoria (blanco)

Misal: Antífonas y oraciones propias. Prefacio común o de la memoria.

Leccionario: Vol. III-impar

  • 1Tes 3, 7-13. Que el Señor os colme de amor mutuo y de amor a todos.
  • Sal 89. Sácianos de tu misericordia, Señor, y estaremos alegres.
  • Mt 24, 42-51. Estad preparados

Antífona de entrada
Ven, esposa de Cristo, recibe la corona que el Señor te ha preparado desde la eternidad.

Monición de entrada y acto penitencial
Hermanos, al celebrar hoy la memoria de santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars, fundadora de la congregación de las Hermanitas de los Ancianos desamparados, que tanto bien han hecho y hacen a las personas mayores, iniciemos la celebración de los sagrados misterios de la Eucaristía pidiendo perdón a Dios por nuestros pecados.

Yo confieso…

Oración colecta
OH, Dios, que has guiado a la virgen santa Teresa de Jesús Jornet
a la perfecta caridad en el cuidado de los ancianos,
concédenos, a ejemplo suyo,
servir a Cristo en el prójimo para ser testigos de su amor.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles
Presentemos nuestras súplicas a Dios Padre, que siempre está atento a nuestras necesidades.

1.- Por la Iglesia, por el Papa y los obispos, por las comunidades de cristianos en todo el mundo. Roguemos al Señor.

2.- Por las vocaciones al ministerio sacerdotal y a la vida consagrada en nuestra diócesis. Roguemos al Señor.

3.- Por la buena convivencia en nuestro país, y por el bienestar de todos los que aquí vivimos. Roguemos al Señor.

4.- Por los que buscan y no encuentran, por los que dudan o vacilan en su fe. Roguemos al Señor.

5.- Por nosotros y por cuantos no han podido venir a esta celebración. Roguemos al Señor.

Atiende, Dios de bondad, las oraciones que te hemos presentado, y concédenos permanecer en vela, para que así estemos siempre preparados para recibir al Hijo del Hombre. Por Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
RECIBE, Señor, los dones de tu pueblo
y concédenos
que, al recordar las maravillas
que el amor de tu Hijo realizó en nosotros,
nos reafirmemos, a ejemplo de los santos,
en el amor a ti y al prójimo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión          Mt 25, 6
Que llega el esposo, salid a recibir a Cristo, el Señor.

Oración después de la comunión
ALIMENTADOS con el sacramento de salvación,
te rogamos, Dios de misericordia,
que, imitando la caridad de santa Teresa de Jesús Jornet,
seamos un día partícipes de su gloria.
Por Jesucristo, nuestro Señor.