Comentario – Jueves XXI de Tiempo Ordinario

(Mt 24, 42-51)

Este texto invita a la vigilancia, es una exhortación a vivir intensamente, a no perder inútilmente el tiempo y las posibilidades de amar que nos brinda cada día. Más que sobrevivir como se pueda, se trata de vivir cada día a pleno, porque esta vida en la tierra no es eterna. Pero no es vivir en la superficialidad de un placer pasajero o de una costumbre, sino en la entrega libre y gozosa de nuestra vida en el servicio a Dios y a los demás.

Así se nos invita a descubrir el valor del tiempo. Estamos llamados a vivir una eternidad feliz, pero se nos regalan unos años en esta historia, donde el tiempo va pasando y se acaba. La oportunidad de entregarnos a Dios y de hacer un camino de crecimiento es un regalo que Dios nos hace en esta vida, pero el tiempo de esta vida es limitado. Podemos dejar pasar los minutos adormecidos, distraídos, o inmersos en una actividad desenfrenada y sin sentido; pero también podemos darle toda su importancia a cada momento, encontrarle un sentido profundo, y vivirlo a pleno, con todo nuestro ser y nuestro corazón en cada cosa que hagamos.

Se nos invita entonces a ver si nuestras actividades cotidianas tienen un sentido de eternidad que nos permita vivirlas con hondura e intensidad, y no simplemente soportarlas. Porque todas las tareas, hasta las más insignificantes, pueden estar movidas por el egoísmo, y así están destinadas al fracaso, a perderse en el vacío. Si el Señor llegara en este momento, esas obras no servirían de nada. Pero aún cuando el Señor no viniera, esas obras carecen de significado, no brindan felicidad y sólo alimentan la enfermedad y el vacío interior.

Por eso el texto de hoy no se detiene a dar descripciones catastróficas, no le interesa anunciar cómo será el fin del mundo. Sólo nos recuerda que el fin llegará en la hora menos pensada, y eso le da a este día una tremenda seriedad. La voluntad de Dios es que no sepamos cuándo será el fin, para invitarnos a estar atentos a cada día, que es una oportunidad única.

Oración:

«Señor, ayúdame a descubrir el inmenso valor de este día, dame la gracia de descubrirlo como una inmensa oportunidad que me estás regalando para llegar a la profundidad de la vida, para entregarme a tu amor».

VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
El Evangelio de cada día

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