Lectio Divina – Témporas de acción de gracias y petición

1.- Oración introductoria

Señor, como hicieron tus discípulos, yo también hoy te pido con sencillez y humildad: Enséñame a orar. No necesito la enseñanza de los sabios ni de los entendidos de este mundo. Tampoco necesito lecciones de oración de otras religiones. Ni siquiera de la religión judía. Quiero que me enseñes Tú y sólo Tú. Quiero que me transmitas tus sentimientos, tus emociones, tu latido interior, cuando orabas al Padre en la soledad y silencio de una noche en Galilea o en Jerusalén. Quiero orar como orabas Tú.

2.- Lectura reposada del Evangelio: Mateo 7, 7-12

En aquel tiempo dijo Jesús: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan! Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas.

3.- Qué dice la Palabra de Dios.

Meditación-reflexión

El Señor nos propone tres cosas: Pedid, buscad, llamad. “Pedid” ¿Qué debemos pedir? Por supuesto, las peticiones del Padre Nuestro. Pero hay una especial y que aparece la primera: PADRE. Ante todo y sobre todo pedimos a Dios que sea siempre nuestro Padre. No olvidemos que esta oración la entregó Jesús a sus discípulos después de estar una noche orando al Padre (Lc. 11,1). Jesús no nos entrega una palabra sino una “experiencia inefable y maravillosa con el Padre”. Un Padre del que me puedo fiar porque sólo puede querer lo mejor para sus hijos. BUSCAD. ¿Cómo debemos buscar? “Como busca la cierva corrientes de agua” (Sal. 42,1) Se trata de una cierva, con sus crías, atormentada por la sed, para la que “beber es vivir” y “dejar de beber es morir”. Sed ardiente, quemante, existencial.  LLAMAD. ¿En qué puerta debo llamar?Hay muchas puertas, pero sólo una nos interesa. “Yo soy la puerta” (Juan 10,7). La única puerta es Jesús. Una puerta que nos abre para poder asomarnos a dos misterios: el misterio de Dios y el misterio del hombre.  Sólo Jesús nos puede revelar quien es Dios (Juan 1, 18) y sólo Jesús nos revela el misterio del hombre. “Jesús revela el hombre al hombre”.  Así lo expresa el Concilio Vaticano II (G.S 22). El que quiera saber qué es ser hombre debe acudir a Jesús, el modelo y arquetipo del hombre en plenitud.

Palabra del Papa

“Esta oración recoge y expresa también las necesidades humanas materiales y espirituales: Danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestros pecados» (Lc 11, 3-4). Y precisamente a causa de las necesidades y de las dificultades de cada día, Jesús exhorta con fuerza: Yo os digo: pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá (Lc 11, 9-10). Lo experimentaron los antiguos «padres del desierto» y los contemplativos de todos los tiempos, que llegaron a ser, por razón de la oración, amigos de Dios, como Abraham, que imploró al Señor librar a los pocos justos del exterminio de la ciudad de Sodoma (cf. Gen 18, 23-32”). (Benedicto XVI, Ángelus, 25 de julio de 2010).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto que acabo de meditar. (Guardo silencio).

5.-Propósito. No pediré a Dios nada después de saber  que Él es mi Padre.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Hoy, Señor, te doy gracias porque me has enseñado a pedir, a llamar y a buscar. Pedir empaparme de la ternura del Padre. Llamar en la única puerta que me lleva a la vida, la puerta de Jesús. Y buscar a Dios no de una manera fría, aséptica, sino vitalista, con todo el corazón y toda el alma. Dios no es una idea, ni menos una palabra. Dios es LA VIDA.

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Comentario – Martes XXVII de Tiempo Ordinario

(Lc 10, 38-42)

«Marta, Marta». Reproche firme, pero cariñoso y paciente a la vez. Algunos han pensado que aquí se le da preferencia a la oración, representada por María, por encima de la acción, representada por Marta. Pero no es así, porque en todo el evangelio de Lucas encontramos una permanente invitación a las obras de misericordia, a la generosidad con el hermano, y son las buenas actitudes ante el hermano las que más agradan a Dios.

Jesús era un peregrino que se hacía presente en un hogar, y ponía a prueba la hospitalidad de las dos hermanas. María hizo lo más importante que hay que hacer ante un hermano que se hace presente: prestarle atención a su persona, escucharlo. Marta, en cambio, con buena intención, estaba preocupada por servir a Jesús, pero haciendo muchas cosas para atenderlo bien. Entonces Jesús intenta hacer ver a Marta que lo que él quería era un momento de buena compañía, como diciendo: «Marta, yo no necesito tantas cosas, lo que quiero es que vengas un momento a estar conmigo, como tu hermana».

Lo que en realidad nos quiere indicar este texto es que no es tan necesario hacer cosas en torno a las personas para prestar un servicio, sino que lo más importante es estar atentos a las personas mismas, dedicarles nuestro interés, nuestro tiempo para estar con ellas amándolas y escuchando sus cosas. Eso es lo primero que se espera de alguien que sabe amar.

Pero lo mismo podríamos decir de nuestra relación con Dios; podemos hacer muchas cosas por él, pero lo más importante sería que le prestemos nuestra atención. A veces hasta los momentos de oración se convierten en un tiempo en que revisamos nuestra vida, planificamos cosas para servir a Dios, nos hacemos propósitos buenos para su gloria, pero no nos encontramos con él ni lo escuchamos.

Oración:

«Mira Señor mi mente acelerada, mi corazón distraído, y ayúdame para que pueda estar más atento a ti y a los hermanos. No dejes que me arrastre la actividad desbordaba, o que me entretenga haciendo cosas, sin detenerme a mirar a las personas, a escucharlos, a estar con ellos, que son más importantes que las obras».

 

VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
El Evangelio de cada día

Música – Domingo XXVIII de Tiempo Ordinario

Entrada: Alabanza a Dios creador CLN-A15; El Señor nos llama CLN A 5; Vayamos jubilosos (Cantos varios); Caminaré en presencia del Señor CLN 534;
Introito en latin: Si niquitates observaveris
Responsorial y Aleluya: Sácianos Señor de tu misericordia.(Propio)
Ofertorio: Señor te  ofrecemos (Cantos varios)
Santo: de Manzano CLN- I3
Comunión: Cómo pagaré al Señor CLN. O 21 Beberémos  la copa de Cristo O10; Señor. Yo no soy digno CLN 040
Final: Que el Señor nos bendiga. CLN 719

Recursos – Ofertorio Domingo XXVIII de Tiempo Ordinario

PRESENTACIÓN DE ALGÚN ELEMENTO DEL APERITIVO

(Este signo supone que se va a realizar una pequeña fiesta de la comunidad después de la Eucaristía, como inicio del Curso Pastoral, o… Concretamente, podrían ser una bolsa de patatas fritas y un refresco, aunque esto sólo sea una sugerencia, que puede ser sustituido por cualquier otra cosa. La ofrenda la han de hacer dos personas, y una de ellas dice:)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Te traemos, Señor, estas muestras de la fiesta que seguirá a este encuentro de fe de nuestra comunidad, reunida en torno a la mesa de tu Palabra y del Cuerpo de tu Hijo. Queremos con este gesto hacer crecer todavía más nuestro amor y fraternidad. Tú lo haces, cada domingo, con tu Palabra y la Comunión; pero nosotros y nosotras, por nuestra parte, queremos sumar a tu gracia nuestro empeño por construirnos cada vez más como una comunidad unida, sin fisuras ni barreras que nos separen y enfrenten.

PRESENTACIÓN DEL CARTEL MISIONERO DEL “DOMUND”

(Conviene presentarlo el domingo anterior, como forma de sensibilización de la Comunidad-Parroquia. Puede hacer la ofrenda uno de los o una de las jóvenes de la comunidad. Lo debe situar en un lugar bien visible)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te traigo este cartel misionero del DOMUND que anuncia la Jornada que celebra la Iglesia el próximo domingo. Con él, en mi nombre y en el de toda la comunidad, te quiero hacer presente nuestro deseo y compromiso evangelizador. Pero también queremos crear una “Cadena de solidaridad” con otros pueblos, con muchas menos posibilidades que nosotros y nosotras. Por eso, desde hoy, toda esta semana y, especialmente, el domingo que viene, nos comprometemos a participar en la campaña del DOMIUND. Acepta, Señor y Padre nuestro, nuestros gestos que hablan de fraternidad, de comunión y de solidaridad.

PRESENTACIÓN DE UNAS MANOS VACÍAS

(La puede hacer una mujer. Con las manos en forma de cuenco, dice:)

ORACIÓN – MOTIVACIÓN: Aquí me tienes, Señor, con las manos vacías, expresando mi debilidad y mi absoluta confianza de que, si Tú no las llenas, no tienen nada. Te ofrezco, en nombre de toda la comunidad, nuestro corazón humilde, porque somos conscientes de que sólo así Tú lo llenarás con tu gracia. Señor, danos tu fuerza para creer y seguir en fidelidad a tu Hijo y danos su Cuerpo como alimento para nuestras vidas.

PRESENTACIÓN DE UN PARAGUAS

(Hace la ofrenda una persona adulta de la comunidad)

ORACIÓN – MOTIVACIÓN: Señor, yo te traigo hoy este paraguas. Es y ha sido muchas veces, en mi vida y en la de muchos de nosotros y de nosotras, el símbolo de nuestras actitudes evasivas ante los compromisos y las exigencias que Tú nos has transmitido a través de tu Palabra. Muchas veces, o hemos mirado hacia otro lado o hacia otras personas. Hoy, con esta ofrenda, te queremos pedir que nos cambies el corazón y nos lo hagas receptivo a tu palabra y a sus exigencias.

PRESENTACIÓN DE LOS GRUPOS DEL CATECUMENADO DE ADULTOS

(Bien pudiera haber una representación numerosa de los distintos grupos de Catecumenado que hubiere en la Comunidad-Parroquia. También sería bueno preparar una HOJA IMPRESA con el proyecto que trabajan para poderlo ofrecer a todos los participantes en la celebración. En nombre de todos, una de las personas dice:)

ORACIÓN – MOTIVACIÓN: Señor y Padre nuestro: queremos, antes que nada, agradecerte de corazón por el regalo que nos has hecho en Jesús, tu Hijo amado y nuestro Hermano. Pero, también, queremos expresarte nuestro deseo de seguir profundizando en nuestra fe, para así poder comunicarla, vitalmente, a nuestra cultura y entorno. Al presentar hoy a la comunidad el proyecto de nuestros grupos del CATECUMENADO de ADULTOS, a Ti te ofrecemos nuestro compromiso de trabajarlo con buen ánimo y de ayudarnos mutuamente en esta labor, tan interesante como necesaria hoy en día. Acoge nuestra ofrenda, Padre.

Oración de los fieles – Domingo XXVIII de Tiempo Ordinario

Te suplicamos Señor y te invocamos para que nos concedas la prudencia y sabiduría que vale más que el oro la salud y la belleza. Repetimos:

ENVÍANOS, SEÑOR, TU PRUDENCIA

1.-  Por el Papa, los obispos y sacerdotes para que llenos de la bondad del Señor, haga prósperas las obras de sus manos. OREMOS

2.- Por los gobernantes y dirigentes de las naciones, para que gobiernen a sus pueblos guiados por la sabiduría y prudencia que nos viene de lo alto. OREMOS

3.- Por todas las personas que no creen en Dios para que la palabra de Dios viva y eficaz, les penetre como espada de doble filo y les haga descubrir el mensaje de Cristo. OREMOS

4.- Por los enfermos, los necesitados, los que viven solos para que sus súplicas sean pronto atenidas por el Señor. OREMOS

5.- Por los jóvenes, para que fiados de la palabra de Jesús, estén dispuestos siempre a darse a Él por completo. OREMOS

6.- Por todos los que celebramos esta eucaristía, para que siendo los mandamientos nuestra luz y guía, no nos contentemos solo con ello y vivamos más atentos a las necesidades de los demás. OREMOS

Padre que tu sabiduría venga sobre nosotros, haz que adquiramos un corazón sensato y lleguemos un día ver la eternidad a tu lado. Por Jesucristo Nuestro Señor.

Amen.


Padre, nos proponemos hoy “tenerte como luz” para desechar miedos y tinieblas que acobardan el corazón por eso nuestra plegaria es:

SEÑOR ILUMINA NUESTRA VIDA.

1.- Ilumina a tu Iglesia: al Papa, a los obispos, sacerdotes y todos los que trabajan en la propagación de la Buena Noticia, para que a través de ellos llegue tu luz al mundo. OREMOS

2.- Ilumina a los que andan confusos, los que no te encuentran, los que se alejaron, los que sufren crisis de fe, para que al superar esos momentos difíciles salgan con una mayor fe en Jesucristo. OREMOS

3.- Pon especialmente tu Luz en todos los hogares del mundo para limpiar de los corazones cualquier resquicio de falsedad y oscuridad. OREMOS

4.- Ilumina también a los que deben dirigir los pueblos de la tierra para que fomenten la paz y la armonía entre todos. OREMOS

5.- Que tu luz no deje nunca de acompañar a los que están enfermos, para que tu compañía les devuelva pronto la salud y retomen de nuevo la tarea de sembrar tu palabra. OREMOS

6.- Danos, Padre, personas capaces de responder a tu llamada y reflejen la Luz que tu nos mandas para guiar a tu pueblo hacia el encuentro con Cristo. OREMOS

Padre, pon tu luz en nuestros corazones, para que se lleve las tinieblas y hagamos de nuestra vida un continuo vivir junto a aquel que nos ha creado. Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén

Comentario al evangelio – Martes XXVII de Tiempo Ordinario

Acción y contemplación, Marta y María, servicio y silencio. Qué claro lo tenemos, y cuánto nos cuesta vivirlo. Ojalá el santo de hoy, Francisco de Asís, nos recuerde con su “Cántico de las criaturas” que van, a la vez,”Tú eres digno de toda bendición, loado seas” y “Los que perdonan y aguantan por tu amor”. Una misma actitud con dos caras.

Lo reafirma el lenguaje popular y religioso: “A Dios rogando y con el mazo dando”, “Ora et labora” (Trabaja y reza). Es nuestra condición cristiana: Dios y el hombre, visible e invisible, verdadero Dios y verdadero hombre, signo y misterio.

Dicen los entendidos en la sabiduría del hombre que alcanzar la unidad personal, desde tantos campos dispersos, es una señal de madurez. Qué bien se entiende esto contemplando a una religiosa que se levanta de mañana y se recoge largamente en oración con su comunidad, y luego se entrega, con pasión y sin tiempo, al enfermo, al niño que educa o al indiferente a quien evangeliza.

Las dos hermanas, en el fondo, coinciden. María escucha al Maestro. Es la  mejor parte, pero no la única. María escucha no la ley sino al que es la misma Palabra de Dios. Una palabra que insiste: amaos, dad de beber al sediento. (Cuando la mujer no podía acudir a la sinagoga ni estudiar la ley, Jesús es su Maestro). No podemos distorsionar la palabra de Jesús, para sacar otras conclusiones, como ocurre con otra palabra de Jesús en Betania: “A los pobres los tendréis siempre con vosotros”. Distorsionar significa cercenar, desde estos dichos de Jesús, el compromiso social y el servicio a los demás.  Marta, como el discípulo amado con la madre de Jesús, lo recibe en su casa, presta hospitalidad  a Jesús: “Lo recibió, y se multiplicaba por servir”. Jesús mismo lo hacía muy bien: por la noche, oraba; por la mañana, bajaba a curar a la gente.

A nosotros nos toca saber escuchar y saber hospedar. La dimensión contemplativa es una llamada al silencio, al asombro, a la sorpresa, a la reflexión, a la interiorización, a la profundidad. En la escucha del Evangelio, oímos, a la vez: “Escuchadle” y “Dadles vosotros de comer”. Por otra parte, si Jesús vino a servir y no ser servido, ¿qué otra cosa podemos hacer sus seguidores sino hospedar a todos “desde el corazón”? Un escritor religioso afirma que Cristo es “la suma actividad sosegada”. De un obispo misionero es esta oración a María: “Quédate con nosotros, con el Espíritu que te fecundaba en la carne y en el corazón. El mundo se ahoga en el mar del ruido, y no es posible amar a los hermanos sin un corazón callado y atento. Haznos comprender que el servicio sin silencio es alienación, y que el silencio sin entrega es comodidad. Envuélvenos en el manto de tu silencio y comunícanos la fuerza de la fe, la altura de tu esperanza y la profundidad de tu amor”.

Ciudad Redonda

Meditación – Témporas de acción de gracias y de petición

Hoy celebramos la memoria de las Témporas de acción de gracias y de petición.

La lectura de hoy es del evangelio de Mateo (Mt 7, 7-11):

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!».

Hoy, como un eco de una antigua tradición ligada a la sociedad rural, celebramos litúrgicamente una jornada de acción de gracias a Dios por los favores que nos ha hecho y de petición de ayuda por los frutos de nuestro trabajo en este nuevo curso. El medio rural, efectivamente, por la fuerza de los hechos, tenía viva conciencia de que los frutos recogidos —sin desconsiderar el esfuerzo humano— eran un don de Dios. Ante los imponderables del clima y de las circunstancias del trabajo del campo, el hombre era más consciente de que dependía del buen Dios. 

—San Juan Pablo II advierte: «Es preciso que el hombre dé honor al Creador ofreciendo, en una acción de gracias y de alabanza, todo lo que de Él ha recibido. El hombre no puede perder el sentido de esta deuda, que solamente él, entre todas las realidades terrestres, puede reconocer y saldar como criatura hecha a imagen y semejanza de Dios».

Rev. D. Antoni CAROL i Hostench

Liturgia – Témporas de acción de gracias y de petición

TÉMPORAS DE ACCIÓN DE GRACIAS Y DE PETICIÓN, memoria obligatoria

Misa de la memoria (blanco)

Misal: Antífonas y oraciones propias, Prefacio común IV.

Leccionario: Vol. IV

  • Dt 8, 7-18. Dios te da la fuerza para adquirir esa riqueza.
  • Salmo: 1Crón 29, 10-12. Tú eres Señor del universo.
  • 2Cor 5, 17-21. Os pedimos que os reconciliéis con Dios.
  • Mt 7, 7-11. Todo el que pide recibe.

Antífona de entrada          Ef 5, 19-20
Cantad y tocad con toda el alma para el Señor, dad siempre gracias a Dios Padre por todo, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Monición de entrada y acto penitencial
Presentamos en este día de acción de gracias y de petición nuestra gratitud a Dios Padre, de quien procede todo don, por todos los beneficios recibidos. Es la acción de gracias de la Iglesia, que recoge en su plegaria los sentimientos de toda la humanidad.

Y con nuestra acción de gracias, nuestra súplica: pedimos perdón y presentamos humildemente nuestras peticiones por cuanto necesitamos, con la confianza de ser escuchados por quien nos ama más que nosotros mismos. Con nuestras súplicas, nos hacemos eco de los deseos y anhelos de todos los que sufren.

• Tú, que eres la gracia que nos renueva. Señor, ten piedad.
• Tú, que eres la verdad que nos ilumina. Cristo, ten piedad.
• Tú, que eres la vida nueva que nos libera. Señor, ten piedad.

Oración colecta
SEÑOR Dios, Padre lleno de amor,
que diste a nuestros padres de Israel
una tierra buena y fértil,
para que en ella encontraran descanso y bienestar,
y con el mismo amor
nos das a nosotros fuerza para dominar la creación
y sacar de ella nuestro progreso y nuestro sustento,
al darte gracias por todas tus maravillas,
te pedimos que tu luz nos haga descubrir siempre
que has sido tú, y no nuestro poder,
quien nos ha dado fuerza
para crear las riquezas de la tierra.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles
Imploremos al Dios de misericordia e invoquemos su nombre con sentimientos dignos de él:

1.- Acuérdate, Señor, del pueblo rescatado por la sangre de tu Hijo: concédele el espíritu de justicia, paz y concordia, haz que termine la división en tu Iglesia y danos el espíritu de caridad. Roguemos al Señor.

2.- Acuérdate, Señor, de tu Iglesia santa, católica y apostólica, extendida por todo el universo: concédele, según tu misericordia infinita, los dones del Espíritu Santo y poder cantar eternamente tus alabanzas. Roguemos al Señor.

3.- Acuérdate, Señor, de nuestro santo Padre el Papa y de todos los obispos que proclaman la Palabra de Dios, de los sacerdotes de nuestra comunidad y de toda la Iglesia, de los diáconos y de todos los ministros, de toda la familia humana y de todo el pueblo que ama a Jesucristo. Roguemos al Señor.

4.- Acuérdate, Señor, de los que gobiernan las naciones, frena a los pueblos que buscan la guerra, ayuda y fortalece a los cristianos: para que llevemos una vida honesta y pacífica, glorificando tu nombre. Roguemos al Señor.

5.- Acuérdate, Señor, de los que trabajan en la industria, en la agricultura y en los servicios: concédenos un tiempo favorable, lluvias bienhechoras y abundantes cosechas, pues en tiempo oportuno abres tu mano y sacias de favores a todo viviente. Roguemos al Señor.

6.- Acuérdate, Señor, de todos los necesitados, los ancianos, los inválidos, los enfermos, los prisioneros, los emigrantes, los desterrados, los que a causa de tu nombre son perseguidos, y de todos los que sufren. Roguemos al Señor.

7.- Acuérdate, Señor, en tu gran misericordia, de nosotros, pobres pecadores e indignos servidores tuyos, y ven a socorrernos, para que donde abundó nuestro pecado sobreabunde la gracia. Roguemos al Señor.

8.- Acuérdate, Señor, de aquellos a quienes hoy recordamos: por las riquezas perecederas dales las riquezas inmortales; por todo lo temporal concédeles lo eterno, según la promesa que nos hiciste en Jesucristo, dueño de la vida y de la muerte. Roguemos al Señor.

Dios de bondad, ven en ayuda de tus fieles, ven en ayuda de los que te imploran; que no se vean privados de auxilio en la tierra los llamados al reino eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
TE ofrecemos, Señor, este sacrificio de alabanza
en acción de gracias por los dones que nos has dado,
concédenos ofrecer, para gloria de tu nombre,
lo que hemos recibido sin merecerlo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio: puede utilizarse el prefacio común IV.

Antífona de comunión           Cf. Sal 64, 12. 6
Coronas el año con tus bienes, Señor, y serás la esperanza del confín de la tierra.

Oración después de la comunión
SEÑOR, tú que nos has hecho participar
en la mesa de la unidad y del amor,
danos tu fuerza para que, con nuestra actividad,
cooperemos en la construcción de la ciudad terrena
y trabajemos con fe para la llegada de tu reino.
Por Jesucristo. nuestro Señor.