Lectio Divina – 23 de diciembre

Juan es su nombre

1.-Introducción.

Mi Dios y Señor, en vísperas de la Noche Buena quiero encontrarme contigo en la oración. Quiero meterme dentro de mí mismo y tratar de imitar a la Virgen en aquellos momentos. Su oración hecha de silencio, de devoción, de ternura, de fe, me animan a preparar mi alma para la venida de Jesús. Cierro mis oídos a los  ruidos externos y mis ojos a las luces deslumbrantes. En silencio adoro, contemplo y amo.

2.- Lectura reposada del evangelio. Lucas 1, 57-66

Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo. Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella. Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar Juan». Le decían: «No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre». Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase. El pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos quedaron admirados. Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios. Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas; todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: «Pues ¿qué será este niño?» Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él.

3.-Qué dice la Palabra de Dios.

Meditación-reflexión

Lo importante para un judío es el nombre. No sólo significa designación de una persona sino su ser, su misión, su destino. En este caso, lo curioso es que a Juan no se  le pone el nombre de su padre Zacarías para seguir su misión de sacerdote en el templo, sino que se va a llamar Juan, que significa: Yavé se ha compadecido.  Juan vivirá en el desierto y, desde allí, anunciará la Misericordia. Ya no es necesario ir al Templo para encontrarse con el Dios Misericordioso. De hecho Dios ha tenido misericordia con Zacarías, fuera del TEMPLO. En el Templo apareció como un “incrédulo”. Y en su casa, en la soledad, en el silencio Dios se compadeció de Él y recuperó el habla. Juan anuncia un Mesías que nos va a tomar la delantera, nos va a sorprender allá donde estemos, y va a practicar el amor y la misericordia con nosotros aunque no lo hayamos merecido. Y esta manera de obrar de DIOS, el cristiano lo lleva en su nombre, es decir, en lo más íntimo de su ser. El cristiano siempre será una persona humilde y agradecida.  

Palabra autorizada del Papa

“Isabel y su hijo se regocija en el vientre al escuchar las palabras de María. Es todo alegría, la alegría que es fiesta. Los cristianos no estamos tan acostumbrados a hablar de la alegría, del gozo, creo que muchas veces nos gustan más las quejas. Él que nos da la alegría es el Espíritu Santo. Es el Espíritu el que nos guía. Él es el autor de la alegría, el Creador de la alegría. Y esta alegría en el Espíritu Santo, nos da la verdadera libertad cristiana. Sin alegría, nosotros los cristianos no podemos ser libres, nos convertimos en esclavos de nuestras tristezas. El gran Pablo VI dijo que no se puede llevar adelante el evangelio con cristianos tristes, desesperanzados, desanimados. No se puede. Esta actitud un poco fúnebre, ¿no? Muchas veces los cristianos tienen un rostro que es más bien para ir a una procesión fúnebre, que para ir a alabar a Dios, ¿no? Y de esta alegría viene la alabanza, esta alabanza de María, esta alabanza que dice Sofonías, la alabanza de Simeón, de Ana: ¡la alabanza de Dios! El corazón alaba a Dios ¿Y cómo se alaba a Dios? Se alaba saliendo de sí mismos, gratuitamente, como es gratuita la gracia que Él nos da. Usted que está aquí en la misa, ¿alaba a Dios, o solo le pide a Dios y le agradece? ¿Acaso alaba a Dios? Aquello es una cosa nueva, nueva en nuestra vida espiritual. Alabar a Dios, salir de nosotros mismos para alabar; perder el tiempo alabando. (cf S.S. Francisco, 31 de mayo de 2013).

4.- Qué me dice a mí este texto ya meditado. (Guardo silencio)  

5.-Propósito: Haré mi trabajo de este día con alegría, teniendo como fondo musical la alabanza al Señor. 

6.- Dios me ha hablado hoy a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Zacarías pudo hablar sólo cuando dijo «sí» al plan de Dios y aceptó  que el niño se llamaría Juan.  Señor, te pido que me convenza de una cosa: Sólo en la aceptación plena de tu voluntad yo puedo ser feliz de verdad. El hacer mi gusto, mi capricho, mi voluntad me deja el corazón vacío. Es mi experiencia de toda la vida. ¿Por qué soy tan testarudo?  ¿Cuándo espero cambiar de actitud?

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Oración en familia para la Navidad

ORACIÓN EN FAMILIA PARA LA NAVIDAD

Monición: En Navidad, Dios se presenta como uno de nosotros, en nuestra tierra. En el pequeño pueblo de Belén se cumple la gran promesa de Dios: de la Virgen María, nace Jesucristo, rodeado por la naturaleza, los pastores y el campo. No nace en una mansión sino en la pobreza de un humilde pesebre. Nos reunimos hoy como familia, porque Jesucristo nace también para nosotros, para que lo reconozcamos y lo acojamos. Dios nos hace un gran regalo y, juntos, lo vamos a celebrar.

Lectura del Evangelio según san Lucas 2, 8-14

En aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. De repente un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo: «No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad». Y sucedió que, cuando los ángeles se marcharon al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha comunicado».

Palabra de Dios

Cantamos: En el portal de Belén. https://youtu.be/qpFAThWILuA

En el portal de belén
hay estrellas, sol y luna
la Virgen y San José
y el niño Dios en la cuna. 

Pastores venid
pastores llegad
adorad al niño
adorad al niño
que ha nacido ya. (bis) 

Ábreme tu pecho
ábreme tu corazón
que hace mucho frío afuera
y allí solo hallo calor. 

Pastores venid
pastores llegad
adorad al niño
adorad al niño
que ha nacido ya. (bis) 

Al niño miró la Virgen
a la Virgen San José
al niño miran los dos
y se sonríen los tres. 

Pastores venid
pastores llegad
adorad al niño
adorad al niño
que ha nacido ya. (bis) 

No sé si será el amor
No se si serán mis ojos
mas cada vez que te miro
me pareces más hermoso. 

Pastores venid
pastores llegad
adorad al niño
adorad al niño
que ha nacido ya.

Oración conjunta

Señor Jesús, Tú eres amor y vida. Has querido nacer como todos nacemos, de una mujer. De esta forma has bendecido a la familia. Haz que cada familia se convierta en verdadero santuario de vida y amor. Haz que tu Gracia guíe los pensamientos y las obras de los esposos, hacia el bien de sus familias. Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia un fuerte apoyo para su crecimiento en la verdad y en el amor. Haz que los niños sean esa semilla de esperanza en la familia y así, con nuestro amor renueve su inocencia. Haz que el amor santificado por la gracia del matrimonio, se demuestre más fuerte que cualquier debilidad y cualquier crisis. Amén.

Bendición de la mesa el día de Navidad

DIOS Padre, tú has amado tanto a los hombres que nos enviaste a tu único Hijo para salvarnos y llevarnos de nuevo a ti, derrama tu bendición sobre estos alimentos y también sobre los miembros de este hogar, para que, así como ahora acogemos gozosos a tu Hijo hecho niño en Belén, lo recibamos también confiados cuando venga al fin de los tiempos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Comentario – 23 de diciembre

Lucas 1, 57-66

Después de las anunciaciones de los nacimientos, contemplamos los nacimientos mismos. Hoy el de Juan Bautista. Pasado mañana el de Jesús.

¿Qué va a ser pues este niño? 

El misterio «planea» sobre toda cuna, sobre todo nacimiento de un hombre o de una mujer. «¿Qué llegará a ser este niño? ¿Qué será esta niña?» Tendrá todas las posibilidades y todos los riesgos de la libertad.

Este niño, ¿será santo o criminal? ¿Con qué señal marcará la historia del mundo o de la Iglesia? Juan Bautista, muy manifiestamente anuncia otro nacimiento.

Antes de seguir leyendo el evangelio, descubrimos ya en este prólogo, que Juan Bautista representará un papel en ese Reino de Dios que empieza ahora.

Los vecinos y la familia de Isabel supieron la gran misericordia que Dios le había hecho, y se congratulaban con ella. 

Una alegría que se comunica y se extiende como una mancha de aceite.

La buena nueva está en marcha. Por el momento se esparce ya en algunos círculos restringidos antes de llevar la alegría a los hombres hasta los confines de la tierra.

Este nacimiento se interpreta religiosamente: Dios está en el interesado… es un resultado de su misericordia. Dicen que Dios ha querido este nacimiento porque tiene un proyecto sobre este niño.

Ayúdanos, Señor, una vez más, a saber interpretar tu obra «lo que tú estás haciendo hoy» a través de los acontecimientos, las situaciones, las personas.

Juan es su nombre. 

Para un judío, el nombre es todo un símbolo: significa la función. Las raíces de la palabra «Juan» significan: «Dios da gratuitamente» Como la palabra «Jesús» significa: «Dios salva».

Decididamente, estas páginas, aparentemente infantiles están llenas de teología. Lucas, al escribirlas, se sirve de todo el desarrollo doctrinal que en aquel tiempo estaba ya precisado:

Dios salva por gracia, gratuitamente. Esta tesis de la Epístola de San Pablo a los Romanos estaba ya escrita cuando se redactaron los evangelios.

Todo el mundo se asombró. 

El inesperado acuerdo entre Zacarías mudo e Isabel asombra a los asistentes. Este nombre poco corriente sorprende.

«¡Nadie en tu familia lleva este nombre!» Es el comportamiento divino: Dios suele actuar a menudo por «ruptura», de un modo inesperado.

Y al punto recobró el habla, se le soltó la lengua y empezó a bendecir a Dios. 

La alabanza, la eucaristía, la acción de gracias.

De inmediato, Señor, abre también, mi boca, de inmediato desliga mi lengua, para que yo cante, para que te bendiga.

Haz de mí un alma de exultación y de alabanza.

«Que yo sea tan sólo esa flauta de caña que Tú puedas llenar de música.» (Tagore)

Todos decían: «La mano del Señor está con él»

Una bella imagen.

«La mano de Dios.» La mano de un hombre, ¡es algo hermoso! Es lo que le permite actuar, ayudar, acariciar, trabajar. Hay en Dios algo que corresponde a la mano.

Que tu mano, sí, tu mano, Señor, esté con nosotros.

Noel Quesson
Evangelios 1

Oración en familia para la Nochebuena

Monición: Dice el papa emérito Benedicto XVI: “El pesebre es una escuela de vida, donde podemos aprender el secreto de la verdadera alegría. Ésta no consiste en tener muchas cosas, sino en sentirse amado por el Señor, en hacerse don para los demás y en quererse unos a otros”. No es que vivamos en un momento de agnosticismo, de no creer en Dios, sino más bien vivimos en un momento de indiferencia. Ojalá que en Navidad hagamos en nuestros hogares un propósito valiente y decidido para dar sentido a lo que celebramos en estos días.

Escuchamos y cantamos: En cada hogar un Belén https://youtu.be/xzMGvRoyBzM

1.- Que vengan las madres, que vengan los hijos, que acudan el buey y el pastor,
que vayan llegando mayores y niños, el músico y el director.
Que venga ese ángel, que cuida un enfermo, que acudan obrero y patrón,
que venga el parado que busca trabajo, el juez, el cartero, el actor.
Tú también, yo también, todos juntos a hacer un Belén.

ESTRIBILLO: En cada hogar un Belén, y nosotros en él, compartiendo alegría.
Pon en tu hogar un Belén, que contagie de Paz al Belén de la Vida.
Recordaremos en él, a los que ahora no están, pero nunca se olvidan.
Y así podremos hacer, que parezca que es, Navidad cada día.

2.- Que vengan los pobres, que vengan los ricos, que avisen al pescador.
Que acudan cajeras, que vuelva de fuera aquél que hace tiempo marchó.
Que vengan los médicos, las enfermeras, alumnos y algún profesor,
que acuda el taxista y las costureras, el técnico y el conductor.
Tú también, yo también, todos juntos a hacer un Belén.

ESTRIBILLO (2 veces).

Monición: Durante el adviento nos hemos preparado para el nacimiento de Jesús, ya muy cerca de la Navidad, queremos habitar un espacio al Niño en nuestro hogar que dure para siempre, por ello lo primero que vamos a hacer esorar delante del nacimiento, para que la cena que vamos a compartir esté llena de sentido.

(Antes de la cena, la familia se reúne junto al Nacimiento para realizar la ceremonia de arrullar y acostar al Niño Dios).

Lectura del Evangelio según san Lucas 2, 1-7

Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el Imperio. Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a empadronarse, cada cual a su ciudad. También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba en cinta. Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.

Palabra de Dios

Lector 1: En esta noche santa, Señor, te queremos dar gracias por tanto amor. Gracias por nuestra familia y por nuestro hogar. Hoy, al contemplar el pesebre, recordamos especialmente a las familias que no tienen techo, alimento y comodidad. Te pedimos por ellas para que la Virgen y san José les ayuden a encontrar un cálido hogar.

Lector 2: Padre bueno, te pedimos que el Niño Jesús nazca también en nuestros corazones para que podamos regalarle a otros el amor que Tú nos muestras día a día. Ayúdanos a reflejar con nuestra vida tu abundante misericordia. Que junto con tus Ángeles y Arcángeles vivamos siempre alabándote y glorificándote.

(En este momento alguien de la familia pone al Niño Jesús en el pesebre, o si ya está allí, se coloca un pequeño cirio o una velita delante de Él).

Lector 3: Santísima Virgen María, gracias por aceptar ser la Madre de Jesús y Madre nuestra, gracias por tu amor y protección. Sabemos que día a día intercedes por nosotros y por nuestras intenciones, gracias Madre.

Querido San José, gracias por ser padre y protector del Niño Jesús, te pedimos que ruegues a Dios por nosotros para que seamos una familia unida en el amor y podamos ser ejemplo de paz y reconciliación para los demás. Amén.

Cantamos: Nace el Niño en un portal (Carmelo Erdozáin) https://youtu.be/9wy9-zddWfY

1.- Nace el Niño en un portal,
Él nos trae la paz,
Él nos trae la Navidad
nos trae la felicidad.

Venid, que es hoy Nochebuena;
venid, que es hoy Navidad.
Los pastores ya van caminando al portal.
Gloria a Dios y en la tierra paz.

2.- Los ángeles vienen cantando,
la estrella empieza a brillar
y en la torre las campanas
no cesan de tocar:
gloria a Dios y en la tierra paz.

3.- Nace el Niño en un portal,
Él nos trae la paz,
Él nos trae la Navidad,
nos trae la felicidad.

4.- María cuida a su niño;
José prepara el portal;
los pastores de rodillas
adoran al zagal:
gloria a Dios y en la tierra paz.

(Ahora nos dirigimos a la mesa para cenar, pero antes pedimos que el Señor bendiga los alimentos)

Bendición de la mesa en Nochebuena:

En esta noche, en la que recordamos tu venida al mundo, bendice, Señor, los alimentos que compartiremos y a quienes los han preparado. Consérvanos unidos. Danos pan y trabajo. Danos fuerza y ternura para ser personas de buena voluntad. Bendice cuanto somos y tenemos para que sepamos compartirlo con los demás. Bendice a nuestras familias y amigos, para que juntos sigamos creciendo en fraternidad. Bendícenos, niño Jesús, que tu venida llene nuestros corazones de fe, esperanza y amor. Bendice nuestra mesa y estos alimentos que dados por tu bondad vamos a tomar, para que nos llenes de tu amor y de tu paz. Amén.

Ya llega la Nochebuena

1.- ¡Feliz Noche!, ¡Feliz Navidad! Son las palabras más repetidas hoy. Para muchos no es la Navidad, sino las «Navidades». Su celebración va unida a las cenas de empresa, la lotería, la cesta, Papá Noel -la esencia de la Navidad según un spot publicitario-, el abeto, las bolas y el espumillón, el aguinaldo, las panderetas y zambombas, el pavo, el champán, el turrón, los mazapanes……..El gasto inútil y el desenfreno alcanza cotas inimaginables. ¿Es esto la Navidad?. Olvidamos con frecuencia el origen de lo que estamos celebrando. Sólo cuando nuestra mirada se desvía hacia el Belén y vemos al niño sonriendo en su cuna de paja nos damos cuenta de la razón de todo esto.

2.- La clave está en cómo recibimos nosotros la llegada en toda su humildad del Niño-Dios. Toma nuestra condición, «se hace hombre para divinizarnos a nosotros», según San Agustín. Ahora Jesús viene a nosotros y podemos descubrirle en los pobres y necesitados. Muchas veces no le queremos ver cuando llama a nuestra puerta, le rechazamos como fueron también rechazados José y María. Este es el gran drama del hombre: el rechazo de Dios y del hermano. Es significativo ver cómo tuvieron que ir fuera de los muros de la ciudad, cómo los primeros que se dieron cuenta del nacimiento de su hijo fueron los excluidos de aquella época, los pastores, quienes, según Joaquín Jeremías, eran mal vistos porque nunca participaban del culto como los demás y vivían al margen de los demás. O más bien eran ellos marginados por los poderosos. Su trono fue un pesebre, su palacio un establo, su compañía un buey y una mula… ¡Por algo quiso Dios que fuera así!

3.- Hoy María y José siguen llamando a nuestra puerta. He aquí un relato, un cuento que puede ser realidad:

«Estando tranquilamente descansando en mi confortable casa después de un duro día de trabajo, llamó a mi puerta un inmigrante pidiendo ayuda, pero le dije lo que muchas veces se dice:

— ¡Largo de aquí; no me molestes! Aquí no hay sitio para ti. Que te den de comer en tu país.

Más tarde llamó a mi puerta un mendigo pidiendo ayuda, pero le dije lo que muchas veces se dice:

— ¡Largo de aquí; no me molestes! Trabaja para ganarte el pan, como hacemos todos y no vivas del cuento.

Luego llamaron a mi puerta un drogadicto y un alcohólico, pero les dije lo que muchas veces se dice:

— ¡Largo de aquí; no me molestéis! Si estáis así es porque vosotros lo habéis querido. ¡Allá vosotros!

Poco tiempo después llamó a mi puerta un parado pidiendo ayuda, pero le dije lo que muchas veces se dice:

— ¡Largo de aquí; no me molestes! Si no trabajas es porque no quieres.

Finalmente llamó a mi puerta la injusticia, y entró arrolladoramente en mi casa sin yo quererlo, dejándome sin trabajo, sin dinero, sin casa y sin amigos. Desesperado, fui llamando de puerta en puerta pidiendo ayuda, pero siempre recibí la misma respuesta:

–¡Largo de aquí; no me molestes!

Me vi obligado a marchar de mi tierra, y fui vagando de un sitio a otro, recibiendo siempre la misma respuesta:

–¡Largo de aquí; no me molestes!

Descubrí lo hostil que puede llegar a ser el mundo cuando se es un pobre excluido…., alguien que ya no cuenta para nadie. Refugiado en el alcohol, lloré amargamente tirado en un rincón de la calle, y allí quedé dormido sobre unos cartones. Al despertar, para sorpresa mía, me encontré de nuevo bajo el techo de mi confortable casa, acostado sobre mi cama y con mi pijama de siempre, teniendo todo lo que creía haber perdido desde que entró la injusticia en mi casa. ¿Qué había ocurrido? Después de serenarme un poco y recapacitar, me di cuenta de que todo resultó ser una terrible pesadilla, tan real como la vida misma.

De pronto llamó a mi puerta un hambriento pidiendo ayuda, y sin dudarlo, abrí mi puerta para que aquel hombre se sentara en mi mesa y comiera conmigo. Desde ese día decidí no seguir siendo culpable con mi indiferencia, y mi puerta quedó siempre abierta para poder hacer justicia a mis hermanos”.

4.- Dios se acerca al hombre hasta el punto de hacerse uno de ellos. Pero sólo los humildes, los pastores, fueron capaces de descubrirlo. El misterio de la Encarnación, es el misterio del Amor de Dios al hombre. Demos gracias a Dios en este día de Navidad por el Niño-Dios hecho hombre por nosotros.

José María Martín, OSA

Para no perderse en la vida

Hijo, estás equipado por mí para tu vida,
pero sólo para tu vida.
Tienes todo lo necesario
para vivir tu propia aventura personal,
para ser tú mismo y realizar así
mi sueño sobre ti.
Pero recuerda y escucha
a tus seres queridos:
«Nosotros somos nosotros, y tú eres tú.
Nosotros no podemos imponerte
nuestra vida ni impedirte vivir la tuya.
Puedes hacer lo que elijas.
En cualquier caso, no te vamos a proteger
de las consecuencias
de tu elección y nos vamos a reservar
el derecho a protegernos nosotros mismos
de los efectos de tu elección».
Hijo mío, hija mía, no olvides el decir
a cualquiera -cercano, lejano, sabio,
necesitado, rico, pobre- esta dura
y tierna verdad:
Yo soy yo, y tú eres tú.
Yo no estoy en la vida para llenar
tus necesidades
ni tú estás en la vida para llenar
las mías.
Si por casualidad nos encontramos,
será hermoso;
si no, no podemos hacer nada.
Hijo mío, hija mía, elige y haz tu camino
con libertad, con alegría,
con responsabilidad, con sabiduría,
con paz.

Florentino Ulibarri

Notas para fijarnos en el Evangelio

• Estamos al final de los dos capítulos–prólogo de Lucas. En el capítulo 2 hemos visto el nacimiento y manifestación –a los pastores y al templo– de Jesús. Ahora Lucas nos ofrece una escena que no tiene ninguna relación con las anteriores. Y es la única de todos los Evangelios que nos habla de Jesús en esta edad (42).

• Como en todos los Evangelios denominados de la infancia, hace falta leer esta escena como preludio de lo que vendrá después en el grueso de la obra. En este caso, la relación de Jesús con la fe de su pueblo, simbolizada en “los maestros de la ley” (46) y el “templo” (46), y su relación con “el Padre” (49). Sobre esta relación con el Padre, por ejemplo, démonos cuenta que Lucas, en su Evangelio, hace que Jesús diga este nombre, Padre, la primera y la última vez que abre la boca: Lc 2, 49 y Lc 23, 46.

• La escena tiene lugar al templo, “casa de mi Padre” (49): se nos anticipa simbólicamente el objetivo de la misión de Jesús: conducir a los discípulos, a todo el mundo que lo quiera seguir, ver al Padre. Todo el Evangelio de Lucas expresa esta misión con el simbolismo de Jerusalén y del templo y del camino que trae (Lc 9, 51; 9, 57ss; 24, 53).

• “Se maravillan de… sus respuestas” (47): el evangelista nos anticipa que la enseñanza marcará el ministerio de Jesús (Lc 4,22.32.36; 19,47). En el Magníficat (Lc 1,46-54) ya se anticipaba que la acción de Dios que se realiza en Jesús provoca esta reacción, “se maravillan”. Así el evangelista invita a sus lectores – también a nosotros– a escuchar Jesús y a maravillarse de su enseñanza.

• Jesús es el Hijo de Dios (49). El Padre es su prioridad (Lc 14,26). Todo el resto, la misma relación de familia, es enriquecida por este misterio (Lc 8,19-21).

• José y María, “sus padres” (41), que no comprenden el misterio de Jesús (50), aparecen como discípulos. Los discípulos, a lo largo del camino, no se dan cuenta de cuál es realmente el designio de Dios; se les abrirán los ojos al final, cuando Jesús resucitado los instruirá (Lc 24,45-46). Durante el camino reaccionan a menudo con la incomprensión y, a veces, incluso con el miedo (Lc 9,45; 18,34; 24,25-26).

• Todos los discípulos estamos llamados a hacer procesos, a hacer camino: sólo la luz de la Pascua (Lc 24,31) nos ayudará a comprender este misterio. Mientras tanto nos hace falta hacer como Maria, “su madre”, que “conservaba todo esto en su corazón” (51), como la tierra buena que acoge la Palabra con corazón bueno y generoso y llega a dar fruto (Lc 8,15).

• “Bajó con ellos a Nazaret y les era obediente” (51): el Hijo de Dios vive la vida humana del todo, es un más entre los chicos de su pueblo.

Comentario al evangelio – 23 de diciembre

Las dudas de Zacarías se vuelven certezas. La mudez en la que cae por no confiar se convierte en una verborrea llena de gracia. Como su esposa Isabel, se siente lleno de gracia y se dedica a bendecir a ese Dios que les ha dado un hijo en su vejez, y que les recuerda que la esperanza de Israel no se ha perdido, la utopía es posible. El niño presagia que las expectativas no son inútiles: Dios se ha acordado de su pueblo y envía a un mensajero que prepara el camino para la irrupción del tiempo definitivo. La Salvación está más cerca. Mucho más.

Y menudo mensajero. “La mano del Señor estaba con él”. Se preguntaban todos qué sería de ese niño. Pues fue un profeta grande en obras y palabras, que preparó el camino al Señor. Debemos tenerlo en cuenta, porque es muy importante en la Historia de la Salvación. Fue marcando las pautas, diciéndole a la gente lo que debían hacer. Pero, sobre todo, señaló a la gente que el Mesías estaba allí, delante de ellos. Y supo retirarse a tiempo, para que no le confundieran con el mismo Jesús.

Nosotros sabemos ya que Jesús es el Mesías. Llevamos andando ya una gran parte del Adviento. Tendremos que ver si hemos preparado suficientemente los caminos, allanado los caminos y preparado el corazón. La llamada de Juan el Bautista a la conversión es muy actual. Tenemos que estar en permanente revisión, porque la vida no nos da descanso. Siempre hay que vivir atentos, no sabemos en qué momento podemos encontrar al Señor. Porque Él se aparece siempre, en nuestra vida, en las personas en los acontecimientos, en nuestros sentimientos, en nuestros sueños.

Que las fiestas que vamos a celebrar nos encuentren en vela. Que no nos despisten los “accesorios” que las rodean. Entre todas las luces que vemos por las calles, que sepamos ver la Luz por excelencia. La que cambió la vida de los pastores, de los Reyes, de tanta gente a lo largo de la historia. Que cambie también la tuya. Alza la cabeza, álzala ya, porque se acerca tu liberación.

Alejandro Carbajo, cmf

Meditación – 23 de diciembre

Hoy es 23 de diciembre, feria mayor de Adviento.

La lectura de hoy es del evangelio de Lucas (Lc 1, 57-66):

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella. A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre intervino diciendo: «¡No! Se va a llamar Juan». Y le dijeron: «Ninguno de tus parientes se llama así». Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos se quedaron maravillados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían reflexionaban diciendo: «Pues ¿qué será este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él.

“Concebiras y daras un hijo al que llamaras Jesús”. A ( ….)días de la Noche Buena y de la Navidad, el evangelio de este día nos propone el nacimiento de San Juan, el Bautista. El precursor de Jesús, el último de los profetas. Que hermoso es, que en el plan de Dios, estaba este hombre providencial, que se decía a sí mismo que no era digno de desatar las correas de las sandalias de aquel a quien él anunciaba y que debía venir, Jesucristo, el Señor. En este sentido, el sí de la conversión en el desierto, y el sí de dar la vida martirialmente de San Juan Bautista lo podemos comparar con el sí de Jose y María que estaban comprometidos pero que Gabriel les revela que van a ser padres y esto es obra del Espiritu Santo de Dios. El nacimiento de Juan el Bautista nos lleva a valorar la vida, la vida de este hombre providencial y la vida de quien el anuncia y la vida también de esta pequeña y humilde esclava del Señor, María, que se pone incondicionalmente en las manos de Dios.

Por eso nosotros, también como ella, hoy, mañana, pasado, en estos días fuertes de la Noche Buena y de la Navidad, meditemos en nuestro corazón todo lo que Dios nos inspire, rumiemos a la luz del Espiritu, las maravillas de Dios como María lo hizo con lo que Dios hacia en ella. A nosotros nos habla el Espíritu a través de todo lo que leemos en el evangelio y de todo lo que se ha escrito en toda la historia de la Iglesia en estos más de 20 siglos de hombres y mujeres que hicieron silencio para escuchar a Dios. Estos días son muy importantes para que abramos el corazón y nos pongamos a la escucha del Padre, porque Dios es la fuente de toda razón y justicia, y felices de nosotros cuando invoquemos con devoción Ven Señor Jesús.

Imaginémonos a la Virgen, a Juan el bautista, a otras mujeres, a los apóstoles, a los discípulos, luego, como estuvieron atentos a la misión evangelizadora de Jesús, eso no se improvisa. Pongámonos en estos días en aquello que el Papa Francisco nos dice con tantas fuerzas: “La humildad verdadera es la que Dios nos enseña, la de María, la de José y sobre todo la de Jesús que llega hasta la cruz y esta es la regla de oro para un cristiano, avanzar y rebajarse, no se puede ir por otro camino” y continua el Papa Francisco: “Si yo no me rebajo, si tú no te rebajas, no eres cristiano y -¿Porque debemos rebajarnos? -R: Para dejar que toda la caridad de Dios venga por este camino, que es el único que Él ha elegido.

Asumamos así, el misterio de Dios que llega al hombre en esta Noche Buena y en esta Navidad y como Juan el bautista cuyo nacimiento fue alegría para todos, nos de a todos la gracia, de poder con nuestra vida anunciar la conversión, el perdón de los pecados y la llegada de un Dios que es amor. Que el Señor los bendiga y los acompañe.

Monseñor Fernando Maletti