Monición
Dejamos atrás un año muy duro, muy difícil, y encaramos uno nuevo, insospechado, pero que queremos llenar de esperanza. María nos insta a que trabajemos todos juntos para avanzar hacia un nuevo horizonte de amor y paz, de fraternidad y solidaridad, de apoyo mutuo y acogida. Y no cedamos a la tentación de desinteresarnos de los demás, especialmente de los más débiles. Para ello debemos de ser sencillos y humildes, como ella, para acoger la gracia y la providencia de Dios padre. Nos ponemos bajo su protección, acudimos a su intercesión materna para que Dios conceda a la humanidad un año dichoso, un año de paz.
Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (Lc 2, 16-21):
En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
Reflexión
El mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz 2022 es: “Educación, trabajo, diálogo entre generaciones: herramientas para construir una paz duradera”. Para que la humanidad pueda progresar en este año por el camino de la fraternidad, la justicia y la paz entre las personas, las comunidades, los pueblos y los Estados, que mejor cosa que pedir que el Señor nos bendiga, nos acompañe y nos guíe a nosotros y a nuestros dirigentes, en este nuevo año, en el que tenemos tantas esperanzas, para que entre todos podamos superar tantos problemas que ahora nos envuelven. Pongamos también en nuestro punto de vida a María. Madre de Dios y Madre nuestra que mediante su testimonio nos enseña que la Felicidad se encuentra en hacer siempre la voluntad del Padre.
Cantamos
La Virgen se está peinando.
Entre cortina y cortina.
Sus cabellos son de oro.
Y el peine de plata fina.
Pero mira cómo beben los peces en el río.
Pero mira cómo beben por ver al Dios nacido.
Beben y beben y vuelven a beber.
Los peces en el río por ver a Dios nacer.
1.- La Virgen está lavando.
Y tendiendo en el romero.
Los angelitos cantando.
Y el romero florecido.
Pero mira cómo beben los peces en el río.
Pero mira cómo beben por ver al Dios nacido.
Beben y beben y vuelven a beber.
Los peces en el río por ver a Dios nacer.
2.-La Virgen se está lavando.
Con un poquito de jabón.
Se le picaron las manos.
Manos de mi corazón.
Pero mira cómo beben los peces en el río.
Pero mira cómo beben por ver al Dios nacido.
Beben y beben y vuelven a beber.
Los peces en el río por ver a Dios nacer.
Oración
Te pedimos, Señora y Madre, la palabra del payaso, para crear alegría; y la palabra del amigo, para crear amistad. Te pedimos, Madre de misericordia que donaste al Salvador al mundo, la palabra del maestro que enseña, la palabra de la madre que ama, la palabra del niño que empieza a hablar que empieza a nombrar las cosas, que dice papá y mamá. Te pedimos la palabra del poeta que es bella y profunda… Te pedimos la palabra del hombre que sabe guardar silencio porque su palabra comienza en el corazón. Te pedimos, esclava del Señor y Reina no los gritos, sino el silencio; no la palabrería, sino la palabra; no la palabra aprendida de memoria, sino la palabra que expresa y comunica la vida; no la palabra del mentiroso, sino la palabra del hombre que es hombre de palabra.
Virgen María: Que en lo escondido de la casa de Nazaret viviste con amor sencillo y fiel la dimensión cotidiana de la relación familiar, entra en cada una de nuestras familias y derrite el hielo de la indiferencia y del silencio que vuelven extraños y lejanos a los padres entre sí y con sus hijos. Te pedimos para nuestras familias, la palabra cálida, la palabra cercana y entrañable…, la palabra humanizada. Te pedimos la palabra de los hombres. Te pedimos la palabra de Jesús, tu Hijo. Tu que velas por cada uno de nosotros y sabes lo que más necesitamos recibe nuestros miedos y temores y transfórmalos en confianza. Amén.