1.- Impresiona contemplar la forma en que el pueblo de la Alianza celebra la presentación del Libro de la Ley en tiempos del profeta-sacerdote Esdrás y del gobernador Nehemías. Celebran una fiesta por todo lo alto y se llenan de gozo por el encuentro con el Señor. Yo me pregunto si esta misma emoción y alegría es la que sentimos nosotros cuando nos acercamos a la «Mesa de la Palabra» Parece que no le damos importancia, pues a menudo llegamos tarde, estamos distraídos o quizá nos entra por un oído y nos sale por otro, sin calar en nuestro interior. Deberíamos ir cada domingo a la iglesia con hambre de la Palabra de Dios. Es su Palabra la que va a darnos la paz que buscamos, el alimento que necesitamos y la fuerza para sostenernos. Cada domingo lo que escuchamos en las lecturas debería ser «palabra de vida», de tal manera que, al escuchar lo que Dios nos dice, intentáramos llevarlo a la práctica durante toda la semana.
2.- En época de elecciones todos los partidos presentan su programa electoral, lleno de promesas y proyectos. Sabemos que muchos de las cosas que ofrecen nunca se hacen realidad. Jesús presenta también en el evangelio de Lucas su «programa» en el inicio de la predicación. El lugar elegido es Nazaret, su propio pueblo. El mensaje va dirigido especialmente a los humildes, por eso proclama que ha sido enviado a dar la Buena Noticia a los pobres. Todo su Evangelio es una Buena Noticia liberadora. La diferencia entre los palabreros y Jesús es que éste lo que predica con la boca lo hace realidad en su vida. Jesús viene a anunciarnos la liberación de toda dependencia u opresión, que degradan la naturaleza humana y provocan el vacío y la desesperanza.
3. – Jesús viene a abrir nuestros ojos y a proclamar el «Año de Gracia». Este se proclamaba cada 47 años y significaba el perdón de todas las penas, la cancelación de todas las deudas y la vuelta de las tierras a sus antiguos propietarios. Jesús ofrece un perdón sin límites y sin condiciones. ¿Cuándo será esto?, se preguntan sus oyentes y nos preguntamos también nosotros. «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír». Hoy, también para nosotros, puede ser ese gran día para ti y para mí si la Palabra de Dios que has escuchado comienza a ser viva y eficaz, porque es espíritu y vida.
José María Martín OSA