Lectio Divina – Martes IV de Tiempo Ordinario

“Pero Él miraba a su alrededor”

1.-Introducción.

Señor, al comienzo de esta oración, quiero escuchar las palabras de confianza  de aquella mujer enferma que decía: “Si logro tocar aunque sea sólo la orla de sus vestidos, me salvaré”. Llevo muchos años tocando no digo  tus vestidos sino tu cuerpo en la Eucaristía y, sin embargo, no logro tener esa fe.  Al recibirte hoy en la Eucaristía, dame la fe de esta mujer. Yo también necesito ser curado de mis enfermedades del alma.

2.- Lectura sosegada del evangelio.  Marcos 5, 21-43

Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar. Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae a sus pies, y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva». Y se fue con él. Le seguía un gran gentío que le oprimía. Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor, habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto. Pues decía: «Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré». Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal. Al instante, Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?» Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te oprime y preguntas: «¿Quién me ha tocado?»». Pero él miraba a su alrededor para descubrir a la que lo había hecho. Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. Él le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad». Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya al Maestro?» Jesús que oyó lo que habían dicho, dice al jefe de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe». Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes alaridos. Entra y les dice: «¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha muerto; está dormida». Y se burlaban de él. Pero él después de echar fuera a todos, toma consigo al padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde estaba la niña. Y tomando la mano de la niña, le dice: «Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo, levántate». La muchacha se levantó al instante y se puso a andar, pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de estupor. Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le dieran a ella de comer.

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión

La hemorroisa es una mujer que no puede dar vida. Además  está contagiada de impureza legal y puede contagiar a los demás.   Por eso ella se acerca con precaución, ya que no quiere contagiar a Jesús. “Pero Él miraba a su alrededor” (v.32) Es una mirada “circular” de Jesús. La mirada que busca, elige, saca fuera de la multitud. En medio de tanta gente Jesús tiene necesidad de un rostro. Pretende un contacto personal. “No ha pasado nada importante en la vida hasta que no se llega a un contacto personal con Jesús” (Schweizer)  Es curioso que Jesús se deja tocar por ella y, en contra de su costumbre de exigir silencio,  como ocurre en el caso de la niña resucitada, aquí hace un despliegue publicitario: ¿Quién me ha tocado?  Que se entere todo el mundo que a mí no me ha contagiado y ella ha sido curada .Jesús lucha contra el tabú de la sangre. En el caso de la niña, tiene importancia la edad.  Los “doce años” es la edad de la primera menstruación y posibilidad de tener hijos. Diríamos que los padres habían engendrado a esta niña para la muerte. Jesús le dice: ¡levántate! . Se durmió niña y se levantó mujer.  A estas dos  mujeres Jesús les dice ¡QUE VIVAN! Por encima de leyes que las esclavizan.

Palabra del Papa

Una oración valiente, que lucha por conseguir tal milagro; no esas oraciones gentiles: ´Ah, voy a orar por ti´, y digo un Padre Nuestro, un Ave María y me olvido. No, sino una la oración valerosa, como la de Abraham, que luchaba con el Señor para salvar la ciudad, como la de Moisés, que tenía las manos en alto y se cansaba, orando al Señor; como la de tantas personas que tienen fe y con la fe oran y oran. La oración hace milagros, ¡pero tenemos que creer! Creo que podemos hacer una hermosa oración… y decirla hoy, todo el día: «Señor, creo, ayuda a mi incredulidad» … y cuando nos piden que oremos por tanta gente que sufre en las guerras, por todos los refugiados, por todos aquellos dramas que hay en este momento, rezar, pero con el corazón al Señor: «¡Hazlo!», y decirle: «Señor, yo creo. Ayúdame en mi incredulidad» Hagamos esto hoy. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 20 de mayo de 2013, en Santa Marta).

4.- Qué  me dice este texto hoy a mí. (Guardo silencio)

5.- Propósito
Al acercarme hoy a la comunión haré un acto de fe diciendo: creo, Señor, que estás ahí y me quieres tocar para sanarme.

6.- Dios me ha hablado hoy a través de su Palabra. Ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, tú te has manifestado hoy como el “Dios de la vida”. Quieres que tengamos vida, pero vida en plenitud. Quieres que vivamos y disfrutemos de la vida. Quieres que no vivíamos con miedos o esclavitudes. Quieres que vivamos felices. ¡Gracias, Señor!

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Comentario – Martes IV de Tiempo Ordinario

Mc 5, 21-43

Después del milagro de la «tempestad calmada» y el del «endemoniado liberado»… vamos hoy a oír el relato de otros dos milagros estrechamente imbricados y ligados uno a otro: asistimos a una especie de crescendo, a una progresión en la Fe de los discípulos para quienes son estos gestos…

El lector es llevado por san Marcos a creer en el poder de la resurrección de Jesús:

— poder sobre los elementos de la naturaleza (la tempestad en el mar).

— poder sobre los «espíritus inmundos» del hombre pagano (¡en Gerasa!)

— poder sobre la enfermedad (la hemorragia de la mujer)…

— poder sobre la muerte (resurrección de la hijita de Jairo)…

Una mujer que padecía flujo de sangre (HEMORROISA) desde hacía doce años… vino entre la muchedumbre por detrás, y tocó su vestido… Al punto, se secó la fuente de la sangre, y sintió en su cuerpo que estaba curada de su mal… 

Por de pronto, podría decir de esto que fue una curación robada: esta mujer busca esconderse, se avergüenza de su enfermedad, que por otra parte la pone en estado de «impureza legal» según la Ley judía (Lv 15, 25). En tocar el vestido de Jesús, ha hecho algo prohibido, tabú. Nos cuesta hoy imaginar de qué modo Cristo ha liberado a los hombres de cantidad de miedos ancestrales, transmitidos de generación en generación por los antepasados y por las costumbres y las leyes.

¡Señor, libéranos!, ¡libéranos de nuestros miedos!

La mujer, llena de temor y temblorosa se postró a sus pies… 

Sí, es esto, se siente culpable porque ha infringido una Ley del Levítico, una ley de su pueblo.

Constantemente veremos a Jesús tomar en consideración a los marginados, a los rechazados, a los «dejados de lado» por la Ley… o a los que se sienten rechazados por sus semejantes.

Gracias, Señor, por este amor que tú tienes a todos, sin excepción. ¿Cual es mi actitud?

«¿Quién ha tocado mis vestidos?»… «Hija mía, tu Fe te ha salvado. Vete en paz y seas curada de tu mal.» 

Jesús mismo provocó la confesión. Decididamente quiso que esta mujer que se escondía saliera del anonimato. La obliga a darse a conocer para que entre en relación personal con él. La hace pasar de la creencia mágica, algo elemental, -«si yo toco su vestido…»-, a una fe verdadera -«ella le contó toda la verdad…» La fe es una relación personal con Jesús.

Entonces, Jesús «vuelve a darle», por así decir, la curación que había «robado».

¿No tengo yo también, alguna vez, la tentación de situarme delante de Dios, como ante una magia pagana: como uno que quiere aprovecharse de Dios, forzar la mano a Dios, poner la mano sobre El?

En este momento llegaron de la casa de Jairo para anunciarle: «Tu hija ha muerto. ¿Por qué molestar ya al maestro?»

La fe de Jairo, y de los discípulos que viven estos acontecimientos en directo es puesta a prueba por la incredulidad de los que les rodean: «¿Por qué molestar…?» Sí, lo que Jairo pedía, está ya fuera de lugar. Su hijita no está solo enferma sino muerta: Será necesario que la Fe dé un salto suplementario a lo desconocido.

«¡No temas! ¡Ten solo Fe!»… La niña no ha muerto, duerme. 

Jesús mismo viene en ayuda de su Fe. Pero la incredulidad continúa alrededor de Jesús: «todos se burlaban de El» cuando dijo que dormía. Por otra parte, esta fórmula no puede comprenderse en toda su profundidad sino después de la resurrección de Jesús. Sí, con Cristo, la muerte ya no es totalmente muerte, es un sueño antes de un despertar.

Noel Quesson
Evangelios 1

Música – Domingo V de Tiempo Ordinario

Entrada: Toda la tierra te adore CLN A-16 (Apéndice) Salvanos, Señor Jesús CLN A-14Levanto mis ojos a los montes CLN 524;  El Señor nos llama A5
En Latin: Venite adoremus
Salmo y Aleluya: Delante de los ángeles tañeré… (Propio)
Ofertorio: Acepta Señor el vino y el pan (Cantos varios) (No se olvide que una buena interpretación al órgano puede ambientar con frecuencia este momento de las ofrendas)
Santo: CLN I-12 de Aragüés
Comunión: Tú has venido a la orilla 1CLN-407.  La cena del Señor CLN 018; Pescador CLN 405
Final: Id y enseñad: 1CLN-409.

Oración de los fieles – Domingo V de Tiempo Ordinario

Ante los desafíos de la vida y ante las amarguras y problemas nos pides que redoblemos esfuerzos, con esa confianza de éxito a tu lado, ponemos en tus manos nuestra plegaria:

ACRECIENTA NUESTRA FE.

1. – Por el Papa, los obispos y sacerdotes para que sean constantes en su misión de “pescadores de hombres”. OREMOS

2. – Por los líderes políticos, económicos y culturales para que sus esfuerzos vayan dirigidos al bienestar de los demás. OREMOS

3. – Por los que tienen que dejar su tierra e ir a otros países a ejercer su trabajo, para que se sientan acogidos en sus lugares de destino. OREMOS

4. – Por todos los que han dejado las comodidades de este primer mundo para ir a proclamar tu Palabra a aquellos hermanos más necesitados. OREMOS

5. – Por los estudiantes y opositores para que Dios les anime a volver a echar las redes y obtengan una pesca abundante. OREMOS

6. – Por los pescadores, agricultores, ganaderos y todos los que sacan los frutos de la tierra, para que les sea propicia la campaña y obtengan frutos en abundancia. OREMOS

7. – Por todos nosotros, para que no nos desanimemos en los malos momentos, sabiendo que tenemos un Padre que cuida de nosotros y nos guía. OREMOS

Señor, anima a tu pueblo para que no desfallezca y con tu ayuda pueda obtener todo aquello que necesita, por Jesucristo nuestro Señor.

Amen.


Pidamos al Señor de la vida que nos haga capaces de verlo en los acontecimientos difíciles de aceptar y nos ayude a tener puesta nuestra mirada en Él.

AYUDANOS A SEGUIR.

1.- Por la Iglesia; para que eche las redes sin desfallecer a fin de recoger a todos los hombres sin importarle quienes son, ni de donde vienen, ofreciéndoles convivencia y amor. OREMOS

2.- Por el Papa, los obispos, los sacerdotes; para que su perseverancia y confianza sean un ejemplo para todos los que queremos seguir la misión de evangelizar. OREMOS

3.- Por las familias cansadas de remar, cansadas de echar la red sin ningún resultado; para que se acerquen al Señor y en su nombre vuelvan a empezar de nuevo, desde la confianza, el diálogo y el perdón. OREMOS

5.- Por el don de la vida recibido de Dios; para que nadie se tome el poder de manejarla, ajarla o quitarla. OREMOS

6.- Por todos los que sufren desde cualquier faceta humana; para que encuentren, en los que intentamos seguir a Jesús, esa mano tendida y abierta que necesitan. OREMOS

7.- Por los que compartimos esta Eucaristía; para que no nos quedemos impasibles ante esta llamada de Jesús de volver a su proyecto de vida con todo lo que tiene de riesgo, esfuerzo y fe. OREMOS

Señor recibe nuestras súplicas y ayúdanos a que se hagan realidad.

Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

Comentario al evangelio – Martes IV de Tiempo Ordinario

El otro lado

«Jesús cruzó entonces al otro lado del lago». Es en esta «otra orilla» donde se encuentra con Jairo, resucita a su hija y cura a la mujer que sangra. George Valliant, un psiquiatra, escribe en su libro Spiritual Evolution: «Todas las formas de curación espiritual tienen en común la empatía, la curación dentro de un círculo de personas solidarias, el permiso para sentir y expresar la emoción, la responsabilidad compartida por el dolor y la reverencia por la vida más que por el yo».

Sólo la empatía puede cruzar al «otro lado» y conectar con los que viven allí. Mediante la empatía, ampliamos nuestro círculo del yo para incluir al otro como parte integrante de nuestro propio ser. Sin empatía, separamos, excluimos, deshumanizamos y demonizamos a los del otro lado. Por eso, cuando sus militares, instruidos en el arte de la alteridad, se alegraron de la eliminación de Absalón, David se afligió, pues veía a Absalón como una extensión de sí mismo.

Paulson Veliyannoor, cmf

Meditación – Martes IV de Tiempo Ordinario

Hoy es martes IV de Tiempo Ordinario.

La lectura de hoy es del evangelio de san Marcos (Mc 5, 21-43):

En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor y se quedó junto al mar. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva». Se fue con él y lo seguía mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de médicos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando: «Con solo tocarle el manto curaré». Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente y preguntaba: «¿Quién me ha tocado el manto?» Los discípulos le contestaban: «Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: «¿Quién me ha tocado?»» Él seguía mirando alrededor, para ver a la que había hecho esto. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había ocurrido, se le echó a los pies y le confesó toda la verdad. Él le dice: «Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad». Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?» Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe». No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a casa del jefe de la sinagoga y encuentran el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. y después de entrar les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son estos? La niña no está muerta; está dormida». Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: «Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»). La niña se levantó inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

La liturgia de hoy nos regala dos lindos relatos, la hija de Jairo y la mujer con hemorragias, uno dentro del otro, donde de una manera u otra Jesús deja en claro con una contundencia grande que “nuestro Dios no es un Dios de muertos sino de vivientes”. En los dos relatos las que sufren son mujeres, una es niña y la otra ya avanzada en años. Quizás desde lo simbólico esto sea fuerte: Dios se pone del lado de las mujeres, es decir, de los débiles y sin voz, porque así eran consideradas las mujeres en tiempos de Jesús. Lamentablemente hoy también asistimos a una sociedad, a una cultura e incluso muchas veces a una Iglesia en que la mujer no tiene los mismos derechos que el varón y su voz y su sentir se ve relegado. Hay un claro mensaje de Jesús en ponerse siempre como víctima del lado de las víctimas. Y las dos mujeres son víctimas no sólo por su condición sino porque su vida se ve amenazada. Una por heridas internas que no paran de sangrar, otra porque su corta vida se arrebata y cae en la oscuridad de la muerte. Impacta este Jesús que se pone del lado de los que tienen la vida amenazada para empezar desde ellos su proceso de liberación y salvación. Jesús acude a los lugares de no-vida, para anunciar decididamente que nuestro Dios es un Dios que se pone del lado de la Vida y que ni la debilidad, ni las heridas del camino, ni la misma muerte van a tener al final la fuerza de poder ganar. Se impone la Vida ante todo y por sobre todo. De esta manera el anuncio gozoso de la alegría del Evangelio será un anuncio gozoso por ponerse del lado de la Vida y luchar por ella. Esto nos compromete claramente a dos cosas claras: ver cuáles son nuestras debilidades y sombras y cuáles son los lugares de muerte que solemos transitar o hemos transitado en nuestra vida. Mística de ojos abiertos que nos invita a un tiempo personal para poder examinar nuestra vida, “palpar” de cerca y reencontrarnos con nuestros dolores, nuestras debilidades, nuestros sufrimientos, nuestras “hemorragias” por las que hemos sangrado o incluso no dejamos de sangrar, esas heridas profundas en el fondo del alma que todavía están con nosotros y nos acompañan a lo largo de nuestra vida y aún no han cicatrizado. Hay veces en la vida en que tenemos que hacer un alto para tocar las heridas y tantear los lugares de muerte que transitamos. Los lugares de muerte son todas aquellas acciones, actitudes, modales, conductas, pensamientos, maneras de ser, opciones y elecciones que hemos desarrollado en nuestra vida y por diversos motivos nos han llevado a asfixiar la Vida, tanto la propia como la ajena. Es todo aquello que podríamos llamar en psicología “lo tanático”, es decir, todo aquello que hemos elegido y lo hemos hecho bajo opción de bien pero en realidad nos hemos encontrado con caminos sin salida, de Vida cercada y amenaza, de muerte. Esos momentos en que hemos atentado contra lo mejor de nosotros, los demás e intentamos, por un montón de motivos distintos, frustrar el Plan de amor que Dios tiene para cada uno de nosotros, la Vida que Dios quiere que vivamos. Y así, en esta sinceridad plena, reconciliarnos. Porque todo eso también forma parte de nuestra vida. También en cierta medida somos eso. Pero es justamente a partir de este tipo de experiencias donde hemos descubierto que Jesús nos sana, salva y libera. Donde pesa más su Vida que las elecciones de muerte. Que es a partir de lo más oscuro y más podrido de nuestra vida, de nuestra historia y de nuestro corazón que Jesús lleva a adelante su obra de salvación. Y entonces sanados, salvados y liberados, poder vivir reconciliados, sin renegar de las elecciones que tomamos, pero sabiendo que hay un Dios, cuyo nombre propio es Ternura y Misericordia que nos hizo la misma invitación que le hace a la hija de Jairo: “talitá kum” “levántate”. Queda en nosotros la invitación a dar vuelta la página y dejarnos salvar y reconciliar por este Dios que vence a la muerte, la oscuridad, la tiniebla y el Pecado y anunciar con gestos, palabras pero por sobre todas las cosas, obras que Jesús nos regala nueva Vida para vivir como resucitados y compartir esta misma fe con nuestros hermanos; o seguir andando caminos sombríos de muerte, esos que nos llevan a desintegrarnos como personas, a amargarnos la vida y a sucumbir frente a las heridas, la muerte y el olvido. Será, me imagino yo, lo más parecido al infierno en la vida. (….)

P. Sebastián García

Liturgia – Martes IV de Tiempo Ordinario

MARTES DE LA IV SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO, feria

Misa de la feria (verde)

Misal: Cualquier formulario permitido, Prefacio común

Leccionario: Vol. III-par.

  • 2Sam 18, 9-10. 14b. 24-25a. 31 – 19, 3. ¡Hijo mío, Absalón! ¡Quién me diera haber muerto en tu lugar!
  • Sal 85. Inclina tu oído, Señor, escúchame.
  • Mc 5, 21-43. Contigo hablo, niña, levántate.

Antífona de entrada          Cf. Mt 19, 21
Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, da el dinero a los pobres, y luego ven y sígueme, dice el Señor.

Monición de entrada y acto penitencial
La Iglesia y el mundo necesitan el testimonio de cristianos que realizan en su vida los consejos evangélicos, con una actitud de renuncia y sacrificio. Conscientes de esta necesidad, pidamos al Seño que no falten nunca en la Iglesia las vocaciones a la vida consagrada.

Yo confieso…

Oración colecta
PADRE santo,
aunque invitas a todos los fieles a alcanzar la caridad perfecta,
no dejas de llamar a muchos para que sigan más de cerca las huellas de tu Hijo;
concede a los que tú quieras elegir con una vocación especial,
manifestar, con su conducta,
un signo claro de tu reino para la Iglesia y para el mundo.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles
Guiados por el Evangelio de Jesucristo, invoquemos al Señor, que nos enriquece con la fuerza del Espíritu:

1.- Para que los religiosos y religiosas signifiquen la presencia de la Iglesia evangelizadora en todo el mundo. Roguemos al Señor.

2.- Para que siempre haya corazones jóvenes dispuestos a dejarlo todo para seguir la llamada de Cristo en la vida religiosa o consagrada, siendo testigos de la esperanza. Roguemos al Señor.

3.- Para que los pueblos y naciones trabajen por los valores del Evangelio, que traen la paz, la justicia y la verdadera libertad. Roguemos al Señor.

4.- Para que los niños, los jóvenes, los enfermos y los pobres se encuentren con Cristo a través del testimonio de los religiosos y religiosas. Roguemos al Señor.

5.- Para que nuestra comunidad y nuestras familias fomentemos la vocación cristiana de nuestros hijos, sembremos con valentía llamada de Cristo y animemos a quienes deciden consagrarse al servicio del Evangelio. Roguemos al Señor.

Escucha, Dios misericordioso, nuestras súplicas por las vocaciones a la vida religiosa, para que los religiosos y los que quieren servirte sean siempre enriquecidos con tus dones. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
PADRE santo,
recibe compasivo los dones que te ofrecemos,
y concede la comunión fraterna y la libertad de espíritu,
a todos los que se han propuesto imitar con alegría a tu Hijo
por la senda estrecha.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión          Cf. Mt 19, 27-29
En verdad os digo, los que lo habéis dejado todo y me habéis seguido, recibiréis cien veces más y heredaréis la vida eterna, dice el Señor.

Oración después de la comunión
TE rogamos, Señor,
que des fuerza a tus siervos con el alimento y la bebida espirituales,
para que, manteniéndose siempre fieles a su vocación evangélica,
sean en todas partes la imagen viva de tu Hijo.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Martirologio 1 de febrero

ELOGIOS DEL 1 DE FEBRERO

 

En Frigia, en la actual Turquía, conmemoración desan Trifón, mártir. (s. inc.)

2. En Ravena, en la actual región italiana de Emilia-Romaña, san Severo, obispo. (d. 342)

3. En Augusta Tricastina, en la Galia Vienense, en Francia, san Pablo, obispo, que dio posteriormente su actual nombre a la ciudad, Saint-Paul-Trois-Châteaux. (s. IV)

4. En Kildare, lugar de Irlanda,santa Brígida, abadesa, que fundó uno de los primeros monasterios de la isla y, según se cuenta, continuó el trabajo de evangelización iniciado por san Patricio. (c. 525)

5*. En Augusta Pretoria, actualmente Aosta, en los Alpes Grayos italianos, san Urso, presbítero. (a. s. IX)

6*. En Puy-en-Vélay, lugar de Aquitania, en la Francia actual, san Agripano, obispo y mártir, el cual, de regreso a Roma, a su llegada a dicha región fue asesinado por unos idólatras. (s. VII)

7*. En Metz, ciudad de Austrasia, también en la actual Francia, el santo rey Sigeberto III, que fundó los monasterios de Stavelot y Malmedy, así como muchos otros, y se distinguió por su liberalidad en hacer limosnas a las iglesias y a los pobres. (656)

8*. En la villa de Ciruelos, en la región española de Castilla la Nueva, san Raimundo, abad de Fitero, fundador de la Orden de Calatrava, bajo la regla del Cister, e insigne sostenedor del cristianismo. (c. 1160)

9*. En Saint-Malo, en Bretaña Menor, hoy Francia, san Juan, obispo, varón de gran austeridad y justicia, que trasladó su sede episcopal desde Aleth a esa ciudad. San Bernardo lo alabó como obispo pobre, amigo de los pobres y amante de la pobreza. (1163)

10*. En París, también en Francia, beato Reginaldo de Orleans, presbítero, quien, de paso por Roma, conmovido por la predicación de santo Domingo, entró en la Orden de Predicadores, donde atrajo a muchos con el ejemplo de sus virtudes y el ardor de su palabra. (1220)

11*. Cerca de Castelfiorentino, en la región italiana de Toscana, santa Viridiana, virgen, que vivió recluida desde la juventud hasta la ancianidad. (1236/1242)

12*. En Piglio, lugar de la región del Lacio, en Italia, beato Andrés, de la familia de los condes de Segni, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que, renunciando a altas dignidades, prefirió servir a Cristo en la humildad y simplicidad. (1302)

13*. En Dublín, en Irlanda, beatos mártires Conor O’Devany, obispo de Down and Connor, de la Orden de los Hermanos Menores, y Patricio O’Lougham, presbítero, ahorcados ambos por ser católicos, bajo el reinado de Jacobo I. (1612)

14. En Londres, en Inglaterra, san Enrique Morse, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús y mártir, el cual, apresado en diversas ocasiones y exiliado por dos veces, fue encarcelado de nuevo, en tiempo del rey Carlos I, por ser sacerdote, y, después de haber celebrado la Misa en la cárcel, entregó su alma a Dios, ahorcado en Tyburn. (1645)

15*. En Avrillé, en las cercanías de Angers, en Francia, pasión de las beatas María Ana Vaillot y sus cuarenta y seis compañeras*, que recibieron la corona del martirio durante la Revolución Francesa. (1794).

*Estos son sus nombres: Otilia Baurngarten, religiosa; Juana Gruget, Luisa Rallier de la Tertinilre, Magdalena Perrotin, María Ana Pichery y Simona Chauvigné, viudas; Francisca Pagis, Juana Fouchard, Margarita Riviére, María Cassin, María Fausseuse, María Galard, María Gasnier, María Juana Chauvigné, María Lenée, María Leroy Brevet, María Rouault, Petrina Phélippeaux, Renata Cailleau, Renata Martin y Victoria Bauduceau, esposas; Juana, Magdalena y Petrina Sailland d’Espinatz, hermanas; Gabriela, Petrina y Susanna Androuin, hermanas; María y Renata Grillard, hermanas; Ana Francisca de Villencuye, Ana Hamard, Carla Davy, Catalina Cottanceau, Francisca Bellanger, Francisca Bonneau, Francisca Michau, Jacoba Monnier, Juana Bourigault, Luisa Amata Déan de Luigné, Magdalena Blond, María Leroy, Petrina Besson, Petrina Ledoyen, Petrina Grille, Renata Valin y Rosa Quenion.

16. En la ciudad de Seúl, en Corea, santos mártires Pablo Hong Yông-ju,catequista, Juan Yi mun-u, que se ocupaba de los pobres y enterraba los cuerpos de los mártires, y Bárbara Ch’oe Yong-i, la cual siguiendo los ejemplos de sus padres y esposo muertos por el nombre de Cristo, fue decapitada al igual que los otros. (1840)

17*. En Turín, en Italia, beata Juana Francisca de la Visitación (Ana) Michelotti, virgen, que fundó el Instituto de Hermanitas del Sagrado Corazón, para servir al Señor cuidando desinteresadamente a los enfermos pobres. (1888)

18*. En la ciudad de Cúcuta, en Colombia, beato Luis Variara, presbítero de la Sociedad de San Francisco de Sales, que dedicó toda su actividad en favor de los leprosos y fundó la Congregación de Hermanas Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y María. (1923)

– Beato Tshimangadzo Samuel Benedict Daswa (1946- Mbahe, Sudáfrica1990). Laico, padre de familia y mártir, asesinado porque su fe católica le impedía implicarse en nada que tenga que ver con brujería.

– Beatos Mateo Casals, Teófilo Casajús, Fernando Saperas y 106 compañeros claretianos (En distintas poblaciones de España 1936). Todos miembros de la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de la Bienaventurada Virgen María; asesinados por odio a la fe durante la Guerra Civil en España entre 1936 y 1937.