Lectio Divina – Jueves IV de Tiempo Ordinario

“Jesús llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos”

1.- Oración introductoria.

Señor, la meditación de hoy no me deja tranquilo en mi casa sino que me invita a salir. Por eso te pido valor para entender el cristianismo como salida. Tú has salido del Padre y has venido a este mundo para enseñarnos a salir. Saliste del Padre, del corazón del Padre, de la ternura del Padre. Haz que yo salga al mundo con el corazón lleno de amor, de solo amor y nada más que amor.

2.- Lectura reposada del Evangelio. Marcos 6, 7-13

En aquel tiempo Jesús llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Les ordenó que tomasen para el camino, un bastón y nada más pero ni pan, ni alforja, ni dinero en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y les dijo: «Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta marchar de allí. Si algún lugar no os recibe y no os escuchan, marchaos de allí sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio contra ellos. Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

3.- Qué dice el texto.

Meditación-Reflexión.

Jesús llamó a los doce y los envió. En el evangelio de Marcos, los doce son los que “siempre están con Jesús”. Los eligió para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar. (Mc. 3,14). Si siempre están con Jesús, ¿qué deben predicar? Lo que han visto de Jesús, lo que han oído de Jesús, lo que han experimentado en un encuentro al vivo con Él. Jesús es, al mismo tiempo, el que evangeliza y el evangelio. De Él han aprendido a perder todo tipo de “seguridades” porque sólo en Jesús “se sienten seguros”. Han de vivir pobres, como Jesús. “Sin equipamiento”. “Enviados que quieren estar seguros por todas partes no son dignos de consideración”. (Schweizer). No deben tener miedo al fracaso:” “Al discípulo se le ha confiado un quehacer pero no se le ha asegurado un éxito”. (Maggioni). De Jesús han aprendido a rezar, poniendo en el Padre toda confianza. Ellos también deben llenarse cada mañana de la ternura del Padre y así confiar en la fuerza del amor. Un buen cristiano, profesor de ética,  solía decir a los alumnos:”Crean descaradamente en el bien. Tengan confianza en que a la larga terminará siempre por imponerse. No se angustien si otros avanzan aparentemente más rápido por caminos torcidos. Crean también en la lenta eficacia del amor. Sepan esperar». Esto sólo puede decirlo un alumno que ha aprendido en la escuela de Jesús.

Palabra  del Papa.

Hoy en día  todavía hay mucha gente que no conoce a Jesucristo. Por eso es tan urgente la misión ad gentes, en la que todos los miembros de la Iglesia están llamados a participar, ya que la Iglesia es misionera por naturaleza: la Iglesia ha nacido “en salida”. La Jornada Mundial de las Misiones es un momento privilegiado en el que los fieles de los diferentes continentes se comprometen con oraciones y gestos concretos de solidaridad para ayudar a las iglesias jóvenes en los territorios de misión. Se trata de una celebración de gracia y de alegría. De gracia, porque el Espíritu Santo, mandado por el Padre, ofrece sabiduría y fortaleza a aquellos que son dóciles a su acción. De alegría, porque Jesucristo, Hijo del Padre, enviado para evangelizar al mundo, sostiene y acompaña nuestra obra misionera. Precisamente sobre la alegría de Jesús y de los discípulos misioneros quisiera ofrecer una imagen bíblica, que encontramos en el Evangelio de Lucas (cf.10,21-23). (Papa Francisco)

4.- Qué me dice hoy a mí esta palabra ya meditada. (Silencio)

5.- Propósito. Hoy estaré un rato con Jesús y, después, hablaré de Él

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Gracias, Señor, porque en este rato de oración he aprendido muchas cosas. Como cristiano, estoy llamado a salir. Pero no puedo salir de cualquier manera sino que debo estar bien equipado de humildad, sencillez, pobreza y, sobre todo, de amor, de mucho amor. Para salir sin amor, es mejor quedarse en casa.

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Comentario – Jueves IV de Tiempo Ordinario

Mc 6, 6-13

Jesús llama a los «doce» y, por primera vez, los «envía»… 

Esta es la primera vez que van a encontrarse solos, sin Jesús… lejos de El. Es el «tiempo de la Iglesia» que empieza con un período de prácticas.

Durante los cinco primeros capítulos de su relato, Marcos nos ha presentado, con una insistencia evidente, a «Jesús con sus discípulos»… frente a la muchedumbre… frente a los adversarios. En el momento de su vocación (Mc 3, 13-14), Marcos había dicho: «Jesús estableció a doce para estar con El y para enviarlos…» Es el movimiento del corazón: diástole, sístole… la sangre viene al corazón y de allí es enviada al organismo… Es el mismo movimiento del apostolado: vivir con Cristo, ir al mundo a llevarle este Cristo… intimidad con Dios, presencia en el mundo…

Los envía de dos en dos… 

Esto es muy moderno y avanzado. En la Iglesia no se trabaja solo sino en equipo. Es voluntad explícita de Jesús. Me interrogo sobre mis actitudes a partir de aquí. El individualismo tiene formas sutiles, temibles: no suele gustarnos mucho que los hermanos controlen nuestros propios comportamientos apostólicos u otros… Y ¿sin embargo?

Dándoles poder sobre los espíritus impuros…

Partieron, y predicaron que se arrepintiesen.

Y echaron muchos demonios, y ungían a muchos enfermos con óleo y los curaban. 

Hacen exactamente lo que hemos visto hacer a Jesús en estos cinco capítulos. Hoy discutimos mucho sobre el «poder de los ministros» en la Iglesia. Marcos los resume en tres palabras:

— el carisma de la «palabra» que proclama la necesidad de un cambio de vida.

— el carisma de «echar los demonios», potencia de acción contra el mal.

—el carisma de «curar a los enfermos», mejorar la vida humana.

El evangelio tiene algo de virulento, de activo. Marcos utiliza las imágenes y los esquemas mentales de sus contemporáneos que veían a Satanás presente en todas partes. Ciertamente se debe hacer una purificación de las imágenes para que nuestros contemporáneos nos comprendan… pero queda claro que la misión tiene un carácter dramático: el misionero, el enviado de Jesús no es un agente publicitario de un producto que se venderá bien si es bueno… sino ¡una persona que va al combate contra los adversarios, contra las fuerzas del mal! El enviado de Jesús debe instaurar un mundo más justo y mas fraternal, debe mejorar la vida humana -convertir, sacar el mal, sanar-: ¡tales son los signos del Reino de Dios! Y yo, en mi vida, ¿dónde estoy?

Y les encargó que no tomasen para el camino nada más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero en el cinturón… y que se calzasen con sandalias y no llevasen túnica de recambio… 

Dondequiera que entréis en una casa quedaos en ella, hasta que salgáis de aquel lugar…» Lo que Jesús quiere son tropas ligeras, sin bagajes embarazosos, siempre dispuestos a partir donde sea… caminantes, gentes disponibles, desprendidos. «Lo hemos dejado todo para seguirte: casa, hermanos, hermanas, madre, padre, niños, campos…» (Mc 10, 29-30).

Y si una localidad no os recibe ni os escucha, partid. 

Como Jesús, se encontrarán ante el rechazo, ante la incredulidad. La misión de la Iglesia es cosa difícil: Jesús les ha advertido; está previsto.

Noel Quesson
Evangelios 1

Aquí estoy, mándame

1.- Hoy la Palabra de Dios nos muestra dos teofanías. Isaías percibe la presencia de Dios en el templo a través de las brasas del altar, el humo. En el relato de la pesca milagrosa Jesús se revela a sus apóstoles. La presencia divina produce un sentimiento de anonadamiento en Isaías y en Pedro: «¡Ay de mí estoy perdido!», «¡Apártate de mí que soy un pobre pecador!». Pero la misericordia divina purifica a ambos personajes.

Producida esta purificación, Dios les envía. Él es el que llama. Toma la iniciativa de nuestra vocación –del latín «vocare», es decir «llamar»–. En una invitación colectiva propone a toda la humanidad la participación en su Alianza. Abraham, Moisés, Isaías, Pedro y los apóstoles aceptaron esta invitación. Nos llama a todos a colaborar en su plan amoroso de salvación. Nuestra vocación es amar como Dios nos ama. A Isaías le dice: «¿A quién mandaré?, ¿Quién irá por mí?»; y a Pedro: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres».

Tras la llamada viene la respuesta de amor al plan que Dios nos propone. Quizá estamos llamados a desempeñar misiones concretas de servicio a nuestros hermanos. Hay vocaciones singulares de tipo político, económico, sanitario, social…». Algunos son llamados al servicio de la comunidad eclesial como sacerdotes, diáconos o religiosos. La llamada de Dios no es escuchada con los oídos, sino a través de mediaciones: personas, acontecimientos, lecturas etc.

Todos somos llamados. La Iglesia misma, según sus necesidades y las del mundo, transmite la llamada de Dios. En esta Jornada por la vida nos invita a anunciar, celebrar y servir al evangelio de la vida «para manifestar el gozo por una vida que nace, el respeto y la defensa de toda existencia humana, el cuidado del que sufre o está necesitado, la cercanía al anciano o al moribundo, la participación en el dolor de quien está de luto, la esperanza y el deseo de inmortalidad, que ya nos explicó el inolvidable Juan Pablo II, en su importante encíclica «Evangelium Vitae». Lo que cuenta, en definitiva, es que estemos atentos para escuchar su llamada y prontos para responder como Isaías: «aquí estoy, mándame». O como Pedro y los apóstoles:»dejándolo todo, lo siguieron».

José María Martín OSA

En esta barca

Muchos dicen que en esta barca
vamos, más que nunca, a la deriva;
que es muy antigua y nada atractiva,
que ha perdido seguridad y rumbo,
que hace aguas por todas las esquinas
a pesar de los arreglos y proclamas;
y que sus timoneles desconciertan
a quienes se acercan con fe y ganas.

Dicen que sólo ofrece palabras;
que coarta la libertad y la gracia;
que ata, en nombre de Dios, la esperanza
anunciándose servidora humana;
y que se cree tan verdadera y necesaria
que las personas honestas y sanas
acaban dejando que pase,
olvidándola o rechazándola.

Y aunque se pase las noches bregando
ya no pesca nada en las aguas que surca
ni puede compartir con otras barcas
las fatigas y gozos de las grandes redadas.
Antes de quedar varada en la orilla,
todavía puede, siguiendo tu Palabra,
remar mar adentro y echar las redes,
pero se halla falta de pericia y confianza.

Y, sin embargo, esta barca,
tan llena de miserias, tan humana,
tan poco atractiva y desfasada,
a la que ya pocos miran
y es objeto de risas y chanzas,
es la que nos llevó por el mar de Galilea
y nos enseñó a no temer tormentas,
y a descubrirte, sereno, en la popa.

Esta barca a la que Tú te subiste,
para hacernos compañía y prometernos
ser pescadores y entrar en tu cuadrilla,
todavía recibe ráfagas de brisa y vida y es,
aunque no lo comprendamos,
nuestra casa, hogar y familia
para andar por los mares de la vida
a ritmo y sin hundirnos,
con la esperanza florecida.

Florentino Ulibarri

Notas para fijarnos en el Evangelio

• Lucas describe el lugar y recuerda una predicación de Jesús (Mc 4, 1-2, Mt 13, 1): «la palabra de Dios». Esta expresión indica, normalmente el mensaje de la Iglesia (Hch 4, 31; 6, 2.7; 8, 24).

• Es frecuente en la Biblia que antes de confiar una tarea a alguna persona Dios se revele con algún signo que manifiesta su poder… La pesca milagrosa prepara a los discípulos para seguir a Jesús. No debemos olvidar las dimensiones simbólicas de la pesca como signo de la misión cristiana.

• Lucas narra la historia de una pesca milagrosa (4-10), esta pesca aparece también en Juan 21, 2-11 pero en un contexto postpascual. En Lucas se da relieve a la vocación de Simón (llamada). La pesca milagrosa es manifestación (epifanía) del poder de un enviado de Dios, al estilo de un nuevo Moisés acreditado con signos portentosos (Ex 4, 1-9). Nos damos cuenta que estamos ante una relectura cristiana de la vida de Jesús a la luz de la fe en Cristo Resucitado. De hecho, todos los Evangelios son re-lecturas desde la fe y desde la realidad que está viviendo la comunidad cristiana a la que pertenece el evangelista.

• Jesús convoca a «la gente» (1). Su fama se había desperdigado (Lc 4, 37). Y en Él podían «escuchar la Palabra de dios» (1). Que la palabra de Jesús es Palabra de Dios es la experiencia de todas las personas que hemos creído a lo largo de todas las generaciones. Lucas lo dice otras veces (Lc 8, 11. 21; 11, 28).

• Jesús hace su predicación en el lugar dónde la gente vive y trabaja (2-3), no sólo en la sinagoga. Esto queda especialmente acentuado con la expresión «se sentó» (3), que significa que es Maestro y que habla con autoridad. Jesús es la Palabra que ha habitado entre nosotros (Jn 1, 14).

La Palabra de Jesús incide poderosamente en la vida concreta de quienes le han escuchado con confianza; y transforma estas vidas, provoca cambios. «Simón», que ya conocía a Jesús (Lc 4, 38), siente ahora la llamada a actuar. Se trata de una acción que no tenía prevista (4). Esta llamada la siente cuando se juntan en su vida dos cosas: la realidad que está viviendo: «no hemos cogido nada» (5) y la Palabra de Jesús recibida como palabra de Dios (1): «puesto que tú lo dices» (5).

• Y por fin la llamada de Simón (10-11) (resonancia de Mc 1, 16-17). Presenta la llamada tras un periodo de enseñanza y de milagros (solo más tarde le dará el sobrenombre de Pedro Lc 6, 14).

• Sobresale la fascinación de Simón ante el enviado de Dios (8): el encontrarse con la potencia de su obrar (pesca) hace temblar y a la vez fascina y embelesa. La distancia, en un primer momento, se nos vuelve «temor y temblor»: «¡apártate de mí!», pero en un segundo momento, se nos hace proximidad humana significativa y eficaz «te haré pescador…» «lo dejaron todo y lo siguieron».

• «Desde ahora serás pescador de hombres» (10), literalmente «tomarás vivos a los hombres», «serás un vivificador de hombres». Resuena la palabra profética de Jeremías: «Enviaré muchos hombres a pescarlos, oráculo del Señor» (Jr 16, 16). La vocación ha sido lanzada como la red al mar.

• La acción acaba con el reconocimiento. Fijémonos en el cambio de Pedro: cuando este le pide que eche las redes le llama Maestro (respeto), pero al ver los resultados de la pesca reconoce en Él al Señor (título que la Iglesia primitiva dirigía a Jesús Resucitado). Su confesión de los pecados (8) indica que ha dudado de Jesús (de que en Él actuaba el poder de Dios). Con el título de «Señor» se quiere expresar la condición divina de Jesús, que se manifiesta en todo su ministerio (Hch 1, 21), en la Resurrección (Lc 24, 3. 34) y en el regreso glorioso a finales de los tiempos para el juicio (Lc 13, 23. 25).

• En la acción realizada, y reconociendo al Señor, Simón descubre una nueva llamada (10). Jesús no deja de hacer nuevas llamadas y ofrece su acompañamiento: «no tengas miedo» (10).

• «Dejaron todo» (11) en Marcos 1, 18 dice «dejaron las redes». Lucas nos presenta el desprendimiento, una actitud propia de todo discípulo en el seguimiento de Jesús (Lc 5, 28; 12, 33; 18, 22). El desprendimiento debe ser uno de los signos distintivos de las comunidades y de poscreyentes.

• La misión de los apóstoles, «pescadores de hombres» (10), es la de ser enviados a comunicar su experiencia personal con Jesús. Esta misión sólo es posible después de haber experimentado el poder de Jesús y la propia limitación: «soy un pecador» (8). Es la experiencia de las negaciones (Lc 22, 54ss). La misión, pues, se fundamenta no en las calidades -y menos en los méritos- sino en la Palabra de Jesús. Y parte de su iniciativa gratuita. Es la grandeza y la fragilidad de la Iglesia.

• Llegar hasta el final en aquello que Jesús ha iniciado es cosa de la comunidad, «la otra barca» (7), no es cosa de unos cuántos.

Comentario al evangelio – Jueves IV de Tiempo Ordinario

Homo Viator

Gabriel Marcel define al ser humano como «homo viator»: persona viajera.

La vida humana es un viaje con un principio y un destino. Caminamos con los demás, interactuando con ellos.

También es un viaje en el que se despliega nuestra interioridad -Teresa de Ávila habla de la vida espiritual como un camino.

En el Evangelio de hoy, Jesús envía a sus discípulos a un viaje. Será un viaje en el que aprenderán a viajar ligeros y con los demás, llevando sólo lo más esencial; a entrar en la vida de los demás y a salir; y a ofrecer a Dios.

En la primera lectura, encontramos a David muriendo y ofreciendo a su hijo la sabiduría aprendida en su viaje de vida. Recuerda que lo más esencial para tener éxito en esta vida es la fidelidad a Dios. Nada más cuenta en última instancia en el viaje, en realidad.

Paulson Veliyannoor, cmf

Meditación – Jueves IV de Tiempo Ordinario

Hoy es jueves IV de Tiempo Ordinario.

La lectura de hoy es del evangelio de Marcos (Mc 6, 7-13):

En aquel tiempo, Jesús llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. y decía: «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos». Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

El evangelio de hoy nos mete de lleno en la realidad de quiénes son aquellos que van a seguir a Jesús y aquellos que van a dar –en salida- testimonio del Reino. Se nos describe algo así como el modo que deben tener los seguidores de Jesús y el anuncio que deben hacer. Se trata entonces de discípulos misioneros que habiendo vivido en intimidad con Jesús sean capaces, por la fuerza de esa intimidad de transmitir la fe, predicando el reino, exhortando a la conversión, invitando a sacar del corazón todo aquello que divide y que son los demonios. Personalmente noto que muchas veces los que pertenecemos a la Iglesia, sea por la parroquia, la capilla, el colegio, el movimiento, las comunidades eclesiales… centramos la preocupación actual en torno a cómo mejorar la evangelización, cómo hacerla más atractiva, cómo poder llegar más a la gente. Hay una gran preocupación de la Iglesia en todo lo que se refiere al hacer de la evangelización. El tiempo presente es un tiempo que nos lleva también en la vorágine diaria a pensar más bien en qué cosas hacer a considerar más bien quiénes queremos ser. Creo que a esto apunta el evangelio de hoy. Las indicaciones de Jesús a los apóstoles habla de desprendimiento y austeridad: un bastón, unas sandalias, una sola túnica; ni pan, ni provisiones, ni dinero. Nos habla de una comunidad en salida, de a pie y caminando, itinerante, pobre y buscando formar comunidad con aquellas personas que quieran recibir el mensaje d Jesús y quieran hacerle espacio en su corazón. Van de a dos, sin seguridades ni certezas, a formar comunidad y hacer lo único importante: predicar el Reino. Entonces creo que este texto tiene una vigencia muy real. De la misma manera que Jesús envía apóstoles, todos los bautizados y por esa condición, somos discípulos misioneros, y nuestra preocupación tiene que ser la de dar a conocer el Evangelio de Jesús, con obras y si hace falta, con palabras. Por eso creo conveniente poder cambiar las preguntas que habitualmente nos hacemos como Iglesia y dejar de lado el hacer por ser. Lo que el evangelio y la realidad de hoy nos impulsan a responder no es tanto qué vamos a hacer como Iglesia cuánto qué tipo de Iglesia queremos ser. Hoy la pregunta es por el ser, por la identidad, por lo más distintivo. Hay que responder con urgencia a qué soñamos cuando decimos “Iglesia” que seguir pensando dinámicas y recursos para la evangelización. Ya ha pasado esa edad “en que todo el universo era cristiano”. Hoy parece que somos minoría. Lo importante al final no será el número. Será quiénes somos. Por eso te invito a que de la mano de este evangelio podamos pensar juntos, meditar y rezar sobre nuestra identidad de bautizados y sobre cómo queremos ser; casi como gran eco de lo que fue el grito del Concilio Vaticano II: “Iglesia… ¿qué dices tú misma de quién eres?” ¿Qué tipo de comunidad evangelizadora queremos ser? ¿Qué prioridades vamos a adoptar?¿Cuál va a ser nuestro estilo de ser Iglesia en Argentina, en América Latina y en el mundo? ¿Qué queremos que la gente vea, piense, sienta cuando escuche “Iglesia Católica”? Son las lindas preguntas de nuestro tiempo. Algunos ya nos pesan anos de pensar recursos y novedades. Hoy tenemos que apuntar al ser. Ser Iglesia. ¿Qué Iglesia vos querés ser? A partir del evangelio de hoy yo me animo a soñar con ser Iglesia que sea Misterio de Comunión Misionera, abierta a todos y para todos, Pueblo de Dios en marcha, sin poner el acento en las diferencias sino en la comunión de cosas en común, donde no haya cristianos de primera y cristianos de segunda, donde todos salgamos al encuentro de la vida, para cuidarla desde la concepción hasta su término natural, optanto porque vale toda vida y privilegiando en nuestras comunidades la oración, la fraternidad, los pobres y los jóvenes. ¿Qué Iglesia soñás vos? Que tengas un lindo domingo lleno de la luz de Jesús resucitado. Y será si Dios quiere hasta el próximo evangelio.

P. Sebastián García

Liturgia – San Blas

SAN BLAS, obispo y mártir, memoria libre

Misa de la memoria (rojo)

Misal: Oración propia y el resto del común de mártires (para un mártir) o de pastores (para un obispo). Prefacio común o de la memoria.

Leccionario: Vol. III-par

  • 1Re 2, 1-4. 10-12. Yo emprendo el camino de todos. Ten valor, Salomón, y sé hombre.
  • Salmo: 1Crón 29, 10-12. Tú eres Señor del universo.
  • Mc 6, 7-13. Los fue enviado.

O bien: cf. vol. IV.


Antífona de entrada
Este es un verdadero mártir que derramó su sangre por el nombre de Cristo, no temió las amenazas de los jueces y así alcanzó el reino de los cielos.

Monición de entrada y acto penitencial
Conmemoramos hoy a san Blas, obispo de Sebaste, en la antigua Armenia, hoy Turquía, que siguiendo las huellas de Cristo, Buen Pastor, entregó la vida por sus ovejas y fue martirizado durante la persecución del emperador romano Licinio a comienzos del siglo IV.

Demos comienzo, pues, a la celebración de la Eucaristía, pidiendo perdón a Dios por nuestros pecados y por todo aquello que nos aleja de la voluntad de Dios.

Yo confieso…

Oración colecta
ESCUCHA, Señor,
a tu pueblo suplicante y,
por la protección de tu mártir san Blas,
concédenos gozar de paz en la vida presente
y encontrar ayuda para la eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles
Oremos a Dios Padre.

1.- Por el Papa, los obispos y los presbíteros. Roguemos al Señor.

2.- Por los gobernantes, los jueces y los legisladores. Roguemos al Señor.

3.- Por todos los que se encuentran en cualquier necesidad. Roguemos al Señor.

4.- Por nuestra comunidad, por nosotros mismos. Roguemos al Señor.

Atiende a nuestras peticiones y concédenos los dones de tu bondad. Por Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
DIOS clementísimo,
derrama tu bendición sobre estos dones
y fortalécenos en la fe que confirmó san Blas
con el derramamiento de su sangre.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión          Cf. Jn 15, 1. 5
Yo soy la verdadera vid y vosotros los sarmientos, dice el Señor; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante.

Oración después de la comunión
RENOVADOS por estos santos misterios
te rogamos, Señor,
que, imitando la admirable fortaleza de san Blas,
merezcamos conseguir el premio eterno a la perseverancia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Martirologio 3 de febrero

ELOGIOS DEL 3 DE FEBRERO

San Blas, obispo y mártir, que, por ser cristiano, en tiempo del emperador Licinio padeció el martirio en la ciudad de Sebaste, en la antigua Armenia, hoy Turquía. (c. 320)

2. San Oscar o Ansgario, obispo de Hamburgo y después también de Brema, en Sajonia, actual Alemania, que, siendo monje del monasterio de Corbie, fue designado por el papa Gregorio IV como legado para todas las tierras del norte de Europa. Anunció el Evangelio a grandes multitudes de Dinamarca y Suecia, consolidó allí la Iglesia de Cristo y, después de superar con ánimo invicto muchas dificultades, desgastado por sus trabajos murió en Brema. (865)

3. En Jerusalén, conmemoración de lossantos Simeón, anciano honrado y piadoso, y Ana, viuda y profetisa, que merecieron saludar a Jesús niño como Mesías y Salvador, esperanza y redención de Israel, en el momento en que, según la ley, fue presentado en el Templo.

4. En Cartago, en la actual Túnez, san Celerino, lector y mártir, que confesó denodadamente a Cristo en la cárcel, entre azotes, cadenas y otros suplicios, siguiendo las huellas de su abuela Celerina, anteriormente coronada por el martirio, y de sus tíos paterno y materno, Lorenzo e Ignacio, que, tras haber servido en campamentos militares, llegaron a ser soldados de Dios y obtuvieron del Señor palmas y coronas con su gloriosa pasión. (s. III)

5*. En Poitiers, en Aquitania, hoy Francia, san Leonio, presbítero, discípulo de san Hilario. (s. IV)

6. En Gap, en la región de Provenza, en la Galia, también Francia en la actualidad, santos Teridio y Remedio, obispos.(s. IV/V)

7. En Lyon, de nuevo en la Galia, san Lupicino, obispo, que vivió en la época de la persecución bajo los vándalos. (s. V ex.)

8*. En el monasterio de Celle, en Hanonia, en la Bélgica actual, san Adelino, presbítero y abad. (c. 696)

9*. En Chester, en la región de Mercia, en Inglaterra, santa Wereburga, abadesa de Ely, fundadora de varios monasterios. (c. 700)

10*. En Meerbeke, en Brabante, hoy Bélgica, santa Berlinda, virgen, que se distinguió por su vida religiosa de pobreza y caridad. (s IX-X)

11*. En el monasterio cisterciense de Froidemont, en la región de Beauvais, en Francia, beato Helinando, monje, el cual, después de haber vivido como trovador itinerante, abrazó la vida humilde y escondida en el claustro (d. 1230)

12*. En Londres, en Inglaterra, beato Juan Nelson, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús y mártir, que, por haber negado la suprema potestad de la reina Isabel I en lo referente a la vida del espíritu, fue condenado a muerte y ahorcado en Tyburn. (1578)

13. En Lyon, en Francia,santa María de San Ignacio (Claudina) Thévenet, virgen, la cual, movida por la caridad, con ánimo esforzado, fundó la Congregación de Hermanas de Jesús y María, para la formación espiritual de las jóvenes, especialmente de condición humilde. (1837)

14*. En Bourg-Saint-Andéol, en la región de Viviers, en Francia, beata María Ana Rivier, virgen, que en tiempo de la Revolución Francesa, cuando se suprimieron todas las órdenes y congregaciones religiosas, instituyó la Congregación de Hermanas de la Presentación de María, para educar en la fe al pueblo cristiano. (1838)

15*. En la población de Steyl, en Holanda, beata María Elena Stollenwek, virgen, que colaboró con el beato Arnoldo Janssen en la fundación de la Congregación de las Misioneras Siervas del Espíritu Santo y, tras haber cesado en la función de superiora, se entregó a la adoración perpetua. (1900)

– Beato Alojs Andricki (1914- Dachau 1943). Sacerdote diocesano, mártir, ejecutado con una inyección letal en el campo de concentración de Dachau.