Gabriel Marcel define al ser humano como «homo viator»: persona viajera.
La vida humana es un viaje con un principio y un destino. Caminamos con los demás, interactuando con ellos.
También es un viaje en el que se despliega nuestra interioridad -Teresa de Ávila habla de la vida espiritual como un camino.
En el Evangelio de hoy, Jesús envía a sus discípulos a un viaje. Será un viaje en el que aprenderán a viajar ligeros y con los demás, llevando sólo lo más esencial; a entrar en la vida de los demás y a salir; y a ofrecer a Dios.
En la primera lectura, encontramos a David muriendo y ofreciendo a su hijo la sabiduría aprendida en su viaje de vida. Recuerda que lo más esencial para tener éxito en esta vida es la fidelidad a Dios. Nada más cuenta en última instancia en el viaje, en realidad.
Paulson Veliyannoor, cmf