Lectio Divina – Miércoles VI de Tiempo Ordinario

“Le presentan un ciego y le suplican que le toque”

1.- Oración preparatoria

Ven Espíritu Santo hoy a mí y haz que vea, que vea las cosas como las ves Tú, que cambie mi mirada, que vea a las personas con la mirada del corazón, que sepa descubrir los dones, los valores, la riqueza interior que hay en cada una de las personas. Tú, Señor, no quieres que haya ciegos; no quieres que haya personas que se van de este mundo sin ver y menos quieres que se vayan sin haber sido vistas por nadie.  Haz, Señor, que vea. Haz que te vea a Ti y sea capaz de ver al mundo y las personas con tu mirada.

2.- Lectura reposada del Evangelio. Marcos 8, 22-26

Llegan a Betsaida. Le presentan un ciego y le suplican que le toque. Tomando al ciego de la mano, le sacó fuera del pueblo, y habiéndole puesto saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntaba: «¿Ves algo?» Él, alzando la vista, dijo: «Veo a los hombres, pues los veo como árboles, pero que andan» Después, le volvió a poner las manos en los ojos y comenzó a ver perfectamente y quedó curado, de suerte que veía de lejos claramente todas las cosas. Y le envió a su casa, diciéndole: «Ni siquiera entres en el pueblo».

3.- Qué dice el texto bíblico.


Meditación-reflexión.

Es una suerte para nosotros que este ciego no tenga nombre. Tiene valor simbólico y ese ciego puedes ser tú, puedo ser yo.  Y resulta curioso el cuidado de Jesús que, lleno de paciencia, pone las manos, pregunta, escucha, y vuelve a utilizar de nuevo sus poderes curativos hasta que el ciego ya puede ver las cosas con perfección. Es todo un proceso en el camino de la fe. Y esa paciencia que tuvo Jesús con sus discípulos la tiene también el Señor hoy conmigo. Me impresiona la visión de este ciego: “Veo a los hombres como árboles que andan”. Ni siquiera ve a los hombres como animales que “sienten” sino como “árboles que andan”. El hombre, rey y señor de toda la creación, se ha deteriorado tanto que se ha convertido en un “vegetal”. No puede caer más bajo. Hace falta que Jesús, “tomando barro como una nueva creación” nos restituya la dignidad primera de estar hechos a “imagen y semejanza de Dios”.

Palabra del Papa

“Inmediatamente pasa a la acción: con un poco de tierra y de saliva hace barro y lo unta en los ojos del ciego. Este gesto alude a la creación del hombre, que la Biblia narra con el símbolo de la tierra modelada y animada por el soplo de Dios. De hecho, «Adán» significa «suelo», y el cuerpo humano está efectivamente compuesto por elementos de la tierra. Al curar al hombre, Jesús realiza una nueva creación. […]En el hombre es fuerte la tentación de construirse un sistema de seguridad ideológico: incluso la religión puede convertirse en un elemento de este sistema, como el ateísmo o el laicismo, pero de este modo uno queda cegado por su propio egoísmo. Queridos hermanos, dejémonos curar por Jesús, que puede y quiere darnos la luz de Dios. Confesemos nuestra ceguera, nuestra miopía y, sobre todo, lo que la Biblia llama el «gran pecado»: el orgullo. Que nos ayude en esto María santísima, la cual, al engendrar a Cristo en la carne, dio al mundo la verdadera luz”. (Benedicto XVI, 2 de marzo de 2008).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto. (Guardo silencio)

5.-Propósito: Haré un esfuerzo en este día por mirar a las personas con una mirada de profundidad. Cada hombre, cada mujer es un hijo, una hija de Dios.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Ahora yo le respondo con mi   oración.

Quisiera acabar mi oración dando gracias al Padre, fuente de todo bien, por habernos hecho el más precioso regalo: el regalazo de su propio Hijo Jesucristo. Sus manos “creadoras” restituyen a este mundo toda su belleza y toda su grandeza. ¿Qué sería de este mundo sin Ti? Y ¿qué sería de cada uno de nosotros sin la fe? ¡Gracias, Señor!

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Comentario – Miércoles VI de Tiempo Ordinario

Mc 8, 22-26

Debemos ser cada vez más sensibles a los procedimientos de composición literaria de San Marcos. Lo que cuenta para él es lo que podríamos llamar «el evangelio interior»: la progresión de la fe, la progresión del descubrimiento de la persona de Jesús… Ese libro, aparentemente ingenuo es obra de un apóstol que quiere conducir a sus oyentes a plantearse cuestiones para llegar a la Fe. No olvidemos que en este relato tenemos algo de la predicación de Pedro en Roma: Este recuerda su propio itinerario interior, el que pasó de la ininteligencia a la fe… de la ceguera a la luz. Y Pedro predica a catecúmenos a quienes propone el mismo itinerario espiritual.

Esta teología, ¿fue completamente inventada? No, pues no tendría ya ningún valor convincente. Pedro recuerda «hechos históricos», que son incluso apremiantes para él, como ya se ha visto. Pero, hay que repetirlo, lo que cuenta para Pedro, por tanto también para Marcos, no es ante todo una historicidad concreta de los detalles materiales y de las palabras de Jesús -¡como si hubiesen sido grabados en un magnetofón!- es la significación interior para la fe. Y por lo tanto estos relatos nos conciernen hoy también a nosotros.

Jesús y sus discípulos llegaron a Betsaida. Le llevaron un ciego. Tomando al ciego de la mano, lo sacó fuera de la aldea…

He aquí precisamente un detalle concreto. ¿Por qué no sería verdadero? ¡Es tan verosímil! Sí, se conduce a los ciegos de la mano: contemplo esta escena… La mano del ciego en la mano de Jesús… Gesto humano, muy sencillo.

¡Que esperanza debió suscitar en el corazón del ciego! mientras iban los dos, de la mano.

Si Jesús le lleva «fuera de la aldea», es para esconder en lo posible su milagro. Es también un detalle histórico, pero del cual conocemos bien la significación teológica: el «secreto mesiánico»… Cristo no será realmente comprensible sino después de la cruz, y la resurrección.

Y poniéndole saliva sobre los ojos le impuso las manos.

Son los mismos gestos que, en tiempo de san Pedro se hacían sobre los catecúmenos, para conducirlos de la incredulidad a la iluminación de la fe. Teológicamente hay que relacionar este milagro con el de la curación del «sordomudo», explicado después de la primera multiplicación de los panes y el explicado después de la segunda multiplicación.

Marcos piensa evidentemente en el «bautismo»: los gestos de los dos milagros son gestos «litúrgicos»… y por esos gestos de Cristo, todo el ser del hombre queda sano. Los tres «sentidos» importantes para la comunicación del hombre con el mundo y con sus hermanos son rehabilitados y renovados: el sentido del oído, el sentido de la palabra, el sentido de la vista ¡He aquí lo que la fe hace en nosotros hoy! El bautismo nos abre a un universo nuevo, solamente transformado desde el interior: oír a Dios que nos habla a través de los acontecimientos y a través de la palabra de nuestros hermanos, ver a Dios que obra en el núcleo de nuestras vidas y de la vida del mundo, y llegar a ser capaz de poder hablar de todo ello… Hago oración partiendo de esta gracia de mi bautismo…

El hombre empezaba a ver… Seguidamente Jesús le impuso las manos sobre los ojos por segunda vez y el hombre empezó a ver mejor: recobró la vista, y vio claramente todos los objetos…

Marcos insiste, evidentemente, sobre esta curación en dos tiempos, que se va haciendo progresivamente. He aquí, de nuevo, uno de esos detalles que no se inventan -que tendería a probar que ¡Jesús carecía de poder!- Marcos, a través de este detalle histórico ve la lentitud del caminar hacia la fe plena: hoy también avanzamos muy lentamente por ese camino… y nos quedamos medio ciegos por mucho tiempo. ¡Abre nuestros ojos, Señor!

Noel Quesson
Evangelios 1

Comentario – Miércoles VI de Tiempo Ordinario

(Mc 8, 22-26)

Otra vez nos encontramos con una narración donde se muestra el estilo propio de Jesús para tratar a las personas y liberarlas de sus males.

A diferencia de los relatos griegos que narraban milagros llenos de detalles extraordinarios y llamativos, donde el sanador aparecía majestuoso y deslumbrante, vemos aquí a Jesús curando poco a poco, llevando al ciego fuera de la aldea, a la intimidad; lo vemos dialogando con él, tomándolo de la mano, tocando sus ojos, untándolos con su propia saliva.

Nada en este texto muestra la intención de se quiere mostrar a Jesús haciendo el bien con toda la ternura y el cálido respeto de su amor.

Jesús va creando lentamente un clima de confianza y cercanía para mostrar que el prodigio procede de su amor, que el amor sana.

Quizás el ciego en el fondo no quería recuperar la vista, porque tenía miedo de encontrarse con la hostilidad del mundo; por eso Jesús respeta sus tiempos, y con su amor le va haciendo descubrir poco a poco que vale la pena abrir los ojos, porque hay otros ojos que vale la pena mirar.

Oración:

«Señor, quiero darte gracias por tu modo de tratarnos. En un mundo de prisas, competencia y descontrol, donde no nos reconocemos fácilmente como hermanos, tú nos muestras otra manera de tratarnos. Dame la gracia de imitar tus gestos». 

VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
El Evangelio de cada día

¿Qué me quiere decir hoy Jesús?

Amor a los enemigos – Lucas 6, 27-38

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: – A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratadad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen. Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores con intrención de cobrarselo. ¡No! Amadad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada: tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzquéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados; dad y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis la usarán con vosotros

Explicación

Jesús invita a sus amigos a tener un corazón grande, es decir generoso y universal, parecido al de Dios Padre. Un corazón capaz de prestar algo a quien necesite ayuda, aunque no pueda devolverlo; o dispuesto a hacer el bien a quien te hace mal, o a hablar bien de los que hablan mal de ti. Porque amar a quien te ama, hablar bien de quien habla bien de ti y prestar a quien te lo puede devolver, ¿ qué mérito tiene ?. Eso lo hace cualquiera. Hay una frase de Jesús preciosa, con la que anima a sus seguidores a ser buenos, a fondo perdido : “Tratad a los demás como queréis que ellos os traten”

Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández

Comentario al evangelio – Miércoles VI de Tiempo Ordinario

La vida es un camino donde casi todos los cambios se dan siguiendo varios pasos.

Así nos aparece en el relato de la persona ciega de Betsaida. De no ver nada, por la acción de Jesús comienza a ver sombras, para acabar viendo con claridad.

La fe es un potente foco de luz que ilumina la vida. Por parte de Dios ya está todo dado de una vez, pero por nuestra parte, esa luz se va acogiendo a la medida de nuestras posiblidades: como niños, como jóvenes, como adultos…

Cuando somos niños, la luz de la fe nos abre por primera vez al horizonte de Dios como Maestro y Guía. Cuando somos jóvenes, la fe puede crecer hasta orientar la propia vida según el querer de Dios. Cuando llegamos a adultos, la luz de la fe está llamada a fermentar todos los rincones del propio ser, para así llegar a poder iluminar a otros.

Jesús es luz, y con su paso ilumina al ciego de Betsaida. Él, al ritmo de sus posibilidades, va asimilando esa luz hasta que llega a ver todo con claridad.

Señor Jesús,
luz del mundo y lámpara de mi corazón,
aclara mis tinieblas
y haz que yo pueda ser, de tu reflejo,
lámpara para otros.

Ciudad Redonda

Meditación – Miércoles VI de Tiempo Ordinario

Hoy es miércoles VI de Tiempo Ordinario.

La lectura de hoy es del evangelio de Marcos (Mc 8, 22-26):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegan a Betsaida. Le presentan un ciego y le suplican que le toque. Tomando al ciego de la mano, le sacó fuera del pueblo, y habiéndole puesto saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntaba: «¿Ves algo?». Él, alzando la vista, dijo: «Veo a los hombres, pues los veo como árboles, pero que andan». Después, le volvió a poner las manos en los ojos y comenzó a ver perfectamente y quedó curado, de suerte que veía claramente todas las cosas. Y le envió a su casa, diciéndole: «Ni siquiera entres en el pueblo».

Hoy, ya de camino hacia Jerusalén, Jesucristo realiza un signo de gran significado simbólico: esa recuperación progresiva de la vista representaría el proceso recorrido por Pedro y los demás —¡también nosotros!— de curación de nuestra ceguera hasta llegar a la confesión completa de Jesús como «Hijo de Dios».

Tras la gran época de la predicación en Galilea, éste es un momento decisivo de Jesús: tanto el encaminarse hacia la cruz como la invitación a seguirle tomando «su cruz», distinguen netamente a los discípulos de la gente que sólo le escucha y que no le sigue. Esto hace claramente de los discípulos el núcleo inicial de la nueva familia de Jesús: la futura Iglesia. 

—Una característica de esta comunidad es que estamos «en camino» con Jesús. Y otra característica es que nuestra decisión de acompañar al Señor se basa en un ver «claramente todas las cosas», en un «conocer» a Jesús, Hijo de Dios, que al mismo tiempo nos obsequia con un nuevo y más profundo conocimiento del Dios único.

REDACCIÓN evangeli.net

Liturgia – Los siete fundadores de la orden de los Siervos de la Bienaventurada Virgen María

LOS SIETE FUNDADORES DE LA ORDEN DE LOS SIERVOS DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA, memoria libre

Misa de la memoria (blanco).

Misal: 1ª oración propia y el resto de común de santos (para religiosos). Prefacio de la memoria.

Leccionario: Vol. III-par.

  • Sant 2, 1-9. ¿Acaso no eligió Dios a los pobres? Vosotros, en cambio, habéis ultrajado al pobre.
  • Sal 33. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
  • Mc 8, 27-33. Tú eres el Mesías. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho.

O bien: cf. vol. IV.


Antífona de entrada          Cf. Sal 15, 5-6
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa: tú eres el que restituyes mi heredad.

Monición de entrada y acto penitencial
En esta celebración recordamos a los siete santos fundadores de la Orden de los Siervos de María (los servitas). Todos ellos mercaderes de Florencia que, abandonando sus negocios, se dedicaron a la oración y a la predicación del Evangelio. Son conmemorados en este día, en el que falleció Alejo Falconieri, el último de ellos, siendo ya centenario, en el año 1310.

• Tú que nos llamas a seguirte. Señor, ten piedad.
• Tú que nunca abandonas a tu rebaño. Cristo, ten piedad.
• Tú que estás presente en tu Iglesia. Señor, ten piedad.

Oración colecta
SEÑOR,
infunde benigno en nosotros
la piedad con la que estos santos hermanos
veneraron devotamente a la Madre de Dios
y condujeron a tu pueblo hacia ti.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles
Hermanos, cada día de nuestra vida es una gracia del Señor, ocasión que se nos ofrece para hacer el bien y construir el reino de Dios. Invoquemos al Padre del cielo para que nos conceda caminar siempre según su voluntad.

1.- Por la santa Iglesia, para que, conducida por el Espíritu del Señor, sepa reconocer en la vida de cada día los signos que revelan la presencia de Dios. Roguemos al Señor.

2.- Por nuestros pastores, para que, mediante el ministerio y la santidad personal, sean educadores y padres en la fe. Roguemos al Señor.

3.- Por los trabajadores, para que el esfuerzo cotidiano, necesario para el sustento de la familia, contribuya a hacer más justas y cordiales las relaciones en la sociedad. Roguemos al Señor.

4.- Por todos nosotros, renacidos en el bautismo, para que el Señor nos preserve del pecado y nos haga crecer en la experiencia viva de su Espíritu. Roguemos al Señor.

Asiste, oh Padre, a tus hijos en el camino de cada día y ayúdalos a vivir con gozo los acontecimientos de la vida cotidiana. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
DIOS misericordioso,
que destruiste el hombre viejo
y quisiste crear el hombre nuevo a tu imagen en tus siervos
concédenos, renovados del mismo modo,
ofrecer este sacrificio de reconciliación,
agradable a ti.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión          Cf. Mt 19, 27-29
Es verdad os digo, los que lo habéis dejado todo y me habéis seguido recibiréis cien veces más y heredaréis la vida eterna.

Oración después de la comunión
TE rogamos, Señor,
por la eficacia de este sacramento y el ejemplo de tus siervos,
que nos mantengas siempre en tu amor
y lleves a su perfección hasta el día de Cristo Jesús
la obra buena que has comenzado en nosotros.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Liturgia – Miércoles VI de Tiempo Ordinario

MIÉRCOLES DE LA VI SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO, feria

Misa de la feria (verde).

Misal: Cualquier formulario permitido, Prefacio común.

Leccionario: Vol. III-par.

  • Sant 1, 19-27. Poned en práctica la palabra y no os contentéis con oírla.
  • Sal 14. ¿Quién puede habitar en tu monte santo, Señor?
  • Mc 8, 22-26. El ciego estaba curado y veía todo con claridad.

Antífona de entrada          Cf. Ef 1, 9.10
Dios nos ha dado a conocer el misterio de su voluntad: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.

Monición de entrada y acto penitencial
El designio de Dios llegará a su realización definitiva cuando la humanidad y todo el universo alcancen su meta y queden perfectamente recapitulados en Cristo, principio y fin de todas las cosas. La Iglesia peregrina, de la cual formamos partes, es germen y anticipo de ese reino de Dios que se realizará plenamente cuando todo lo que está en cielo y tierra tenga a Cristo por cabeza.

• Tú que eres nuestro auxilio. Señor, ten piedad.
• Tú que eres nuestra esperanza. Cristo, ten piedad.
• Tú que eres nuestra paz. Señor, ten piedad.

Oración colecta
OH Dios,
que has dispuesto con admirable providencia
que el reino de Cristo se extienda por toda la tierra
y que todos los hombres participen de la redención salvadora,
concédenos que tu Iglesia sea sacramento de salvación universal,
y se manifieste a todos los hombres el que es esperanza
y Salvador de los pueblos.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles
Hermanos, elevemos unidos nuestras oraciones a Dios, nuestro Padre, por el bien de la Iglesia y de todos los hombres.

1.- Por la Iglesia, para que esté unida y viva en libertad y en paz en todo el mundo.  Roguemos al Señor.

2.- Por las necesidades y dificultades que plantea la evangelización según la peculiaridad de cada territorio, para que, cada día, surjan más jóvenes y adultos cristianos decididos a entregar sus vidas en la misión de toda la Iglesia. Roguemos al Señor.

3.- Por la paz entre las naciones, para que sus gobernantes promuevan el bien común y el progreso de todos los ciudadanos. Roguemos al Señor.

4.- Por nuestros hermanos más pobres, para que el Señor los cubra con su misericordia y encuentren en la Iglesia la mano samaritana y el hogar acogedor que necesitan. Roguemos al Señor.

5.- Por nuestra comunidad cristiana, para que vivamos unidos en el amor y por la santidad de vida, seamos reflejo de la Iglesia universal. Roguemos al Señor.

Escucha benignamente las súplicas de tu Iglesia, Señor, para que se realice cuanto antes el deseo de Jesús: que haya un solo rebaño y un solo Pastor. Por el mismo Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas
DIOS misericordioso,
mira complacido las ofrendas del pueblo que te está consagrado,
y, por la eficacia de este sacramento,
haz que la muchedumbre de los creyentes en ti
sea estirpe elegida, sacerdocio real,
nación consagrada, pueblo de tu propiedad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión          Ap 22, 17. 20
El Espíritu y la esposa dicen: «Ven. Amén. Ven, Señor Jesús»

Oración después de la comunión
OH, Dios,
que alimentas y fortaleces abundantemente a la Iglesia con tus sacramentos,
concede a cuantos hemos sido saciados en la mesa celestial que,
siguiendo las enseñanzas de tu amor,
seamos fermento de vida e instrumento de salvación en la convivencia humana.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Martirologio 16 de febrero

ELOGIOS DEL 16 DE FEBRERO

En la región italiana de Campania, santa Juliana, virgen y mártir. (s. inc.)

2. En Cesarea de Palestina, santos mártires Elías, Jeremías, Isaías, Samuel y Daniel, cristianos egipcios que, por haber servido a los confesores condenados a las minas, fueron apresados por el prefecto Firmiliano, en tiempo de Galerio Maximiano, y, después de duros tormentos, perecieron decapitados. Tras ellos fueron martirizadosPámfilo, presbítero, Valente, diácono de Jerusalén, y Pablo, oriundo de la ciudad de Iamnia, que habían permanecido dos años en la cárcel, así como Porfirio, siervo de Pámfilo, además de Seleuco, capadocio que ostentaba un grado en la milicia, y Teodulo, anciano servidor del prefecto Firmiliano. Finalmente, el capadocio Julián, llegado como peregrino en aquel momento, fue denunciado como cristiano por haber besado los cuerpos de los mártires y por orden del prefecto lo quemaron a fuego lento. (309)

3. En el reino de Persia, en el Irak actual, san Maruta, obispo, que al establecerse la paz de la Iglesia presidió el concilio de Seleucia, reparó las iglesias destruidas durante la persecución bajo el rey Sapor y colocó las reliquias de los mártires persas en la ciudad episcopal, Talgrit, la cual recibió desde aquella ocasión el nombre de Martirópolis. (a. 420)

4*. En Borgo San Pietro, en los Abruzos italianos, beata Filipa Mareri, virgen, que, despreciando las riquezas y el fasto mundano, abrazó la forma de vida de santa Clara, recientemente establecida en aquella región. (1236)

5*. En Perugia, ciudad de Umbría, también en Italia, conmemoración del beato Nicolás Paglia, presbítero de la Orden de Predicadores, que recibió de santo Domingo el hábito y la misión de predicar. (1256)

6*. En Turín, de nuevo en Italia, beato José Allamano, presbítero, que, lleno de fervor, para propagar la fe cristiana fundó las congregaciones de hombres y de mujeres denominadas Misioneros y Misioneras de la Consolata. (1926)

– Beato Mariano Arciero (1707- Nápoles 1788). Sacerdote diocesano que dedicó heroicamente su vida a la misión pastoral encomendada.