Jn 5, 31-47
Escuchar la voz de Dios..
El Padre que me ha enviado, Él da testimonio de Mí.
Yo no doy testimonio de Mí mismo…
Yo no recibo testimonio de hombre…
Jesús es consciente de estar en comunicación con lo invisible.
Dios está ahí con Él.
Vosotros no habéis oído jamás su voz.
No habéis visto jamás su faz.
Para Jesús, esta voz y esta faz ¡son algo real! Habla de ellos con amor, como quien los conoce bien. Jesús, que ha gustado de la intimidad de Dios, quisiera hacer partícipes de ese gozo a los demás. Sabe lo que significa ser amado de Dios. Sabe cuán terrible es para el hombre la ausencia de Dios. Es la mayor desesperación… que nada puede reemplazar. Es patente hoy, en nuestro mundo ateo, a qué vacío y soledad suele enfrentarse el hombre.
Señor Jesús, haznos descubrir la «faz» de nuestro Padre; que oigamos su «voz».
No tenéis su palabra en vosotros, porque no habéis creído…
Hacer habitar, tener en sí la Palabra de Dios.
Uno de los esfuerzos privilegiados de la Cuaresma es «hacer que la Palabra de Dios habite más en nosotros»: una especie de familiaridad… vivir con…
No existe un procedimiento automático para esto. Pero tampoco esto se hará solo.
Escudriñáis las Escrituras… Dan testimonio de mí.
La meditación asidua es, ciertamente, un medio de «hacer habitar la Palabra» en nosotros. Fijar la mente, la imaginación en una escena evangélica… Repetir, interiorizar una frase.
No tenéis en vosotros el amor de Dios.
Es la razón por la cual los judíos no ven, ni oyen.
Tampoco nosotros correspondemos a menudo a la «visita» de Dios, por falta de amor.
Dios es amor. Quien no ama, no conoce a Dios.
Entre el Padre y el Hijo, la cuestión es de amor.
Te lo ruego, Señor. Ayúdame a amarte. Haz que yo sea «amor» de pies a cabeza, para que pueda revelar algo de ti.
Me pregunto, a veces, cómo podría yo revelarte, Señor, a los que te ignoran: pero se trata de que el amor mismo sea atrayente y revelador.
Tantos hombres, a mi alrededor, parecen ignorar a Dios y vivir sin El.
¿Cómo vais a creer vosotros, que recibís la gloria unos de otros… y no os preocupáis lo más mínimo de la gloria «que procede del Único»?…
Sí, sería necesario orientar la búsqueda en esa dirección.
Pues si uno se queda dando vueltas, siempre en lo humano, no hay modo de salir del cielo desesperante «producción-consumo»… producir para destruir…
Haría falta que el hombre levantase un poco la cabeza y valorase en sí mismo sus aspiraciones al infinito, al absoluto…
Encontrar a Dios. Escuchar a Dios. Contemplar a Dios.
Noel Quesson
Evangelios 1